Una vez hemos resuelto la cuestión de la representación lógica y matemática (topológica, para ser más exactos) de nuestro concepto de lo psicosomático, como úna realidad compleja de la enfermedad, dual a la vez que monista, veremos cómo construimos el modelo BPS+S en base a los fundamentos que hemos asentado aquí.
En el "mensaje (4)" de este hilo, envié un artículo de Jean-Michel Vappereau dividido en dos partes mediante dos archivos adjuntos, titulado "La recta infinita" o, "La D.I."
Dice Vappereau al inicio del artículo (Primera parte, página 1; la traducción es mía): "La R.I. (Recta Infinita) escribe el agujero real, ["...celui auquel on ne pense pas car nous sommes dedans..."] aquél donde no se piensa porque estamos dentro, nos constituye, es la represión original (Uverdrägnung), el troumatismo (fusión de dos palabras francesas: trou: agujero, y traumatisme: traumatismo) producido por el malentendido de los padres: 'Ellos no se escuchan gritar', constitutivo del inconsciente de Freud. El efecto de la "obscena primitiva" ("obscena": fusión entre obscena y escena, en relación a la escena primitiva reprimida, según Freud, donde lo que se reprime es la visión de la escena, obscena, del coito de los padres) que todos intuimos, introduce a la legibilidad como tal, del rasgo unario (Einziger Zug) legible por anticipado ("lisible avant la letre", la expresión francesa "avant la letre" tiene el significado de: por anticipado, antes de tiempo, por adelantado) Antes de que pueda constituirse ninguna escritura, [el rasgo unario] es su condición, la legibilidad misma".
En este párrafo se expone de una manera extraordinariamente resumida toda la doctrina que intento desarrollar aquí sobre lo psicosomático.
El paso del Falso agujero (izquierda) al Agujero Real (derecha) mediante el recurso a la R.I. (el diagnóstico, en nuestro caso)
Ese agujero generado por la recta infinita atravesando el falso agujero engendrado por un movimiento M2 en la proyección sobre un plano del enlace (ver figura de arriba), es la condición necesaria para la legibilidad, antes incluso de que pueda escribirse nada. Es la condición de la escritura. ¿Qué quiere decir esto? Pues que para que pueda existir el concepto de enfermedad, es necesario que en nuestro "intelecto" se haya generado un proceso como el descrito, es decir, exista, en el campo del conocimiento del mundo, la posibilidad del diagnóstico y que en el campo de un falso agujero pueda venir a escribirse algo, generando un agujero.
De acuerdo con esta propiedad descrita y aplicada al ejemplo que utiliza Vappereau de Freud, el diagnóstico cumple, en nuestro modelo de enfermedad psicosomática, el papel la Recta Infinita en la geometría proyectiva. El diagnóstico participa de las mismas propiedades que la recta Infinita (en sucesivos mensajes esto se irá aclarando). Asimismo, cumple las funciones de generar el "troumatismo", el agujero en el que uno está y no sabe que está ahí ("Los padres no se escuchan gritar [... cuando se están gritando]")
Quizás un poco enrevesado todo esto. Lo intento explicar un poco más llanamente. Vappereau, refiriéndose a Lacan y este a su vez, a Freud, dice que la posibilidad de cualquier escritura "avant la letre", la posibilidad del inconsciente y de su existencia real, se debe a que el hijo percibe que sus padres no se escuchan gritar cuando se gritan, pero se dicen cosas. Esto es complicado, porque no tenemos la referencia de Freud donde dice eso, ni qué usos le dan tanto Freud como Lacan a este episodio "constituyente". Pero si bien no disponemos de todas esas referencias ahora (las podemos tener, ¡qué duda cabe! Pero yo me siento perezoso en eso y os ahorro el trabajo de buscarlas, aunque no lo dispenso), tenemos una mucho más a mano, y es que cuando pensamos no nos escuchamos pensar, esto es: pensamos con palabras y mientras pensamos, no reparamos en que lo que constituye el pensamiento es el lenguaje. Nos fijamos solamente en el significado de la palabras que componen nuestro pensamiento, pero no en su articulación y en que ese pensamiento no deja de ser palabras o imágenes significadas. Pensamos lo que el lenguaje nos permite pensar, según sus leyes, el léxico, la semántica y la sintaxis. Cuando pensamos no pensamos en eso que nos constituye, que es el lenguaje. Sólo hacemos operaciones dentro del lenguaje. Pensamos con el lenguaje, pero no pensamos el lenguaje cuando pensamos, solo hacemos construcciones con el lenguaje. Y es que, hagamos lo que hagamos, de ahí es imposible salir.
Queda así resuelto, para mí, el falso dilema (falso agujero) Descartes v.s. Bunge-Damasio. Lo resolvemos generando una recta infinita (generando un agujero real), esto es, el registro del lenguaje como lo real constitutivo y constituyente. No hay una substancia pensante, una "res cogitans", distinta de la substancia corporal, de la "res extensa"; y, a su vez, el "cogito" ("yo pienso") es impensable fuera del lenguaje, no existe ("ex-siste"), sino que "in-siste", pero no como substancia pensante, sino en el lenguaje. Entonces, no hay lo psicosomático como la mezcla de lo psíquico y lo somático, ambas substancias diferentes, sino que lo psicosomático ex-siste alrededor del agujero real engendrado por la recta infinita, aquí el diagnóstico en tanto posibilidad del lenguaje. El diagnóstico engendra, lleva en su seno, la condición de lo psicosomático porque genera un agujero formado por dos componentes constitutivos del enlace psicosomático. Y estos registros, de lo psíquico y de lo somático, están engendrados a su vez por la posibilidad de escritura de las leyes que rigen la naturaleza y el pensamiento, siendo las unas contingentes y las otras necesarias.
No hay, pues, dilema Descartres v.s. Bunge-Damasio, porque ese dilema se genera por una ceguera "constituyente" y "constitutiva" de que es un problema generado dentro, en y por el lenguaje. No hay substancias aristotélicas, ni monismos o dualismos a los que referirse. Sólo lenguaje.
Este dilema se ha resuelto, como problema, merced a los principios de la topología y de conceptos extraídos de la geometría proyectiva. Las matemáticas son aquí el único recurso que resuelve un falso dilema, falso en tanto está generado por lo que llamaremos el efecto de la represión primaria, y es que no pensamos, cuando pensamos, que nuestro pensamiento es lenguaje y está formado por un léxico, una semántica y una sintaxis que autoriza, o impide, ciertas operaciones. En medicina, pues, la enfermedad es un fenómeno psicosomático generado por la posibilidad misma del diagnóstico, esto es, un elemento del lenguaje que genera un agujero con un borde, este a su vez formado por un conjunto de leyes del pensamiento y un conjunto de leyes de la naturaleza, solo que, en la medicina occidental, el agujero generado se lleva consigo, a modo de represión, la naturaleza "falsamente dual" de los constituyentes del borde generado por el propio diagnóstico.
En este espacio, y a lo largo de las publicaciones que he realizado en diversos medios (aquellos que me lo han permitido, porque los incultos analfabetos que controlan las publicaciones médicas no saben, ni se plantean nada de esto, ni quieren saberlo, y me han rechazado cualquier propuesta de publicación, o los analfabetos responsables de la docencia médica no han ni querido oír hablar de todo esto), he ido poniendo los "hitos", los "mojones" o piedras demarcatorias, que enmarcan estas cuestiones, para resolverlas de un modo satisfactorio.
Entonces, el modelo BPS+S de enfermedad en el año 2015, debe contemplar estas cuestiones y tenerlas como su sustento fundamental. A partir de esto, seguiremos construyendo nuestro modelo y las posibilidades, las soluciones, las nuevas vías de investigación y de maneras de pensar la enfermedad y su tratamiento, tanto desde el punto de vista técnico como social, que se irán abriendo ante nuestros ojos, ahora ya muy abiertos.
JM Gasulla
En el mensaje anterior acaso haya cometido un exceso de narcisismo al alinearme en los renglones de la historia del modelo médico de enfermedad, pero en cualquier caso no es un exceso que perjudique a nadie y a mi me ha hecho gracia esta pequeña broma. Sin gracia, claro. En realidad, no sé de nadie que haya emprendido una tarea semejante a la que yo voy desarrollando aquí, lo que, por otra parte, no garantiza que vaya, de por sí, por el buen camino.
De hecho ¿por qué un modelo clínico matemático de enfermedad? Hay, sin duda, argumentos de diversa índole, como he expuesto en esta entrada, pero, y a pesar de que en este grupo de Google he dado una diversidad de razones y he abordado la cuestión del porqué de las matemáticas en el fundamento de un modelo clínico de enfermedad en diversas ocasiones (basta dar un vistazo a los títulos de las entradas "¿Por qué las matemáticas...?" (año 2008); "Otra vez con las matemáticas y la medicina" (año 2010); "Otra vez con las matemáticas y la medicina (II)"(año 2011); "El modelo BPS de enfermedad es un modelo lógico" (año 2011); "Y, finalmente, las matemáticas" (año 2011); "Psicosomática III" (año 2012); "Algunas nociones sobre nudos y cadenudos I" (año 2012); "Brevemente" (año 2012); ""Son las matemáticas, estúpido"" (año 2012); "¿Qué es una ley?" (año 2012); "El nudo BPSΣ" (año 2013); "Sobre la estructura de la enfermedad" (año 2013); "La estructura de la enfermedad y sus modalidades" (año 2013), como las entradas que abordan de un modo directo las matemáticas en relación a los modelos médicos de enfermedad) no estará de más aportar otros argumentos a los que ya tenemos.
No digo nada nuevo si distingo dos formas básicas de esquemas de pensamiento para comprender el mundo hostil en el que estamos inmersos y del que, o bien nos queremos defender, transformándolo en un entorno más amable, o bien nos queremos aprovechar de él. Estas dos formas, podemos convenir en que una de ellas es imaginaria, con la magia (con las palabras mágicas sin sentido) y la religión (con la oración, que implora la intercesión milagrosa de la divinidad en la marcha ordinaria del mundo) como métodos de comprensión y actuación del y sobre el mundo, y la otra forma de pensamiento convengamos que es simbólica. Sobre estas dos formas de comprender el mundo, aplicadas a la episteme médica, Lain Entralgo ha escrito abundantemente y de una forma muy sencilla y esclarecedora, como era habitual en él. No me extiendo, pues.
Pero ni Lain Entralgo ni ningún otro autor, ha manifestado ningún interés en dotar a la clínica de un fundamento en las matemáticas, y todo ha parecido concluir en el modelo clínico surgido de la medicina experimental fisiopatologica o biológica. Entonces, los síntomas lo son de la fisiopatología y la enfermedad no es más que fisiopatología. Es así cómo se genera lo que en anteriores mensajes he llamado el "agujero real", engendrado por el diagnóstico en el lugar de la Recta Infinita (R.I.), desde el cual no nos escuchamos hablar frente al síntoma. Es esta estructura de agujero engendrado por la R.I. la que determina que sea el diagnóstico lo que no permite captar que tanto en el síntoma como en el diagnóstico, se trata de la estructura del lenguaje y de lo simbólico actuando sobre lo real. Es lo que decía Vappereau a propósito de esta cuestión, refiriéndose a Freud: "el niño se da cuenta de que cuando los padres se gritan, no se perciben gritar", esto es: no se perciben hablar y que cuando hablan, es la estructura del lenguaje, la estructura de lo social vehiculizada por el lenguaje, lo que hace que los padres discutan y se griten. Si se gritan y discuten, es porque hay un condicionante social estructurado por el lenguaje, que pone de manifiesto sus diferencias (el dinero, el amor, la fidelidad, los egoísmos particulares, etc., determinados por lo social) Analizar esto les llevaría a calmarse; analizar a qué condicionantes sociales y de lenguaje están sometidos y los determinan, para enfadarse. También determinantes biológicos, pero sobre eso hablaremos más extendidamente en alguna que otra ocasión. En medicina, la fisiopatología no permite apreciar que se trata de lo social del diagnóstico lo que está en juego, lo simbólico que determina que las cosas sean vistas así. Me refiero, naturalmente, a la performatividad del lenguaje de la que habla J.L. Austin ("Cómo hacer cosas con palabras" Paidós Studio 1990), John Searle, ("Actos de habla". Cátedra. Tercera edición. 1990) o Stephen C. Levinson ("Significados presumibles. La teoría de la implicatura conversacional generalizada". Gredos. 2004)
Agujero real generado por el diagnóstico, que no nos deja captar bien por el "ruido" emocional que ello implica (he incluido la prisa como elemento subjetivo fundamental y estructurante del acto médico: "Organización de la subjetividad en el acto médico" <-- Clic para acceder) que de lo que se trata es de estructura, y de estructura del lenguaje; pero que, sobre todo, de una estructura topológica que rige, o que describe, las leyes internas del proceso médico.
Y es que, dentro de la segunda modalidad de sistema de comprensión del mundo, de las que hablaba más arriba (magia y religión como sistema de referencia imaginario para comprender el mundo), el sistema simbólico de comprensión y manipulación del mundo están la filosofía y las matemáticas.
La filosofía, llevada de la mano de la metafísica, y en esta entrada ya he puesto de manifiesto la importancia que tiene la metafísica en el orden de comprensión de los fenómenos mundanos, como por ejemplo, la propia enfermedad.
Pero ¿por qué las matemáticas? ¿Qué ocurre con las matemáticas para que, por una parte, comprobamos permanentemente su eficacia y, por otra, sean tan efectivas sobre el mundo real? En realidad, las matemáticas son un lenguaje de letras pero que no significan nada. Son letritas, signos, símbolos, uno al lado del otro, que no significan nada. No se pueden leer como se puede leer este texto, es decir, que no significan a ningún significado determinado y que las letritas pueden ser substituidos por valores y números sin ningún detrimento de que la verdad que se pueda enunciar al principio de un teorema, se haya trasladado al enunciado final de la demostración, a pesar de que reflejan, con una fidelidad pasmosa, el pensamiento racional humano.
El problema con el lenguaje común, ya lo venimos diciendo desde hace tiempo, es su polisemia. No hay precisión en él y cualquiera puede entender cualquier cosa de la que uno ha dicho. Incluso nosotros mismos a veces somos incapaces de descifrar nuestro propio lenguaje con el que hemos construido nuestros sueños. Las letritas de las matemáticas, o de la lógica matematizada, no significan nada y pueden significar cualquier cosa. No deforman el pensamiento.
Pero ¿por qué las matemáticas, siendo un lenguaje sin significado, son tan eficaces sobre el mundo real? O la lógica, con la que se construyen las matemáticas: ¿por qué la lógica es tan efectiva, aplicada sobre el mundo real? Pues yo tengo para mí que ni la lógica ni las matemáticas vienen del mundo de las ideas, ideal, sublime, supralunar, si no que toman su firmeza por abstracción del mundo natural. De otro modo no se entiende que sean tan eficaces. Esto lo podemos discutir en otra ocasión, porque me parece que es una discusión muy importante.
Acabaré en el próximo mensaje intentando responder a la pregunta que he abierto al principio de este mensaje "¿por qué un modelo clínico matemático de enfermedad?".
JM Gasulla
Yo
planteaba, en el anterior mensaje, el por qué las matemáticas iban tan bien
para explicar el mundo. En definitiva, el porqué cualquier conocimiento del
mundo debe plegarse al conocimiento matemático, nos guste o no. A lo largo de
esta entrada he ido despejando el camino para aceptar que la clínica no puede
escapar al conocimiento matemático o, en nuestro caso, topológico. Y llevaba al
asombro, histórico por otra parte, hasta el punto que los sabios, Einstein
incluido, se han preguntado la razón de la idoneidad de las matemáticas para
conocer el mundo, en contra del pensamiento pagano y, sin duda y de últimas,
cristiano, pues aunque haya sido el cristianismo la doctrina que abrió la vía
de la matematización del mundo físico, a partir del siglo XVI con Galileo, nada
se le debe, en consecuencia, al mundo de las ideas abstractas puras, pues la
geometría, y de últimas las matemáticas, incluso el mismo concepto de número,
son esencialmente naturalistas.
Quiero decir por naturalistas que le deben su rigor, lo mismo que la lógica, a
la conformidad del pensamiento con el mundo circundante, según definición
aristotélica de la verdad. Al fin y al cabo, la demostración de un teorema es
la traslación de una verdad axiomática a una verdad de discurso, y esta, de
últimas, con un pie en la realidad física, si no los dos. Ese mundo de las ideas, pues, no es ni lo
absolutamente puro e independiente del mundo corrupto, que pretendía el
clasicismo griego, ni lo absolutamente dependiente de una realidad que, en
numerosas ocasiones, se muestra ausente e independiente de su corroboración. La
verdad matemática es, pues, deducida, lógica, a partir de una constatación
mundana.
Uno de mis libros preferidos es, sin duda, el de Michel Serres, "Les origines de la géometrie" Flammarion. 1993. Traducido al español como "Los orígenes de la geometría" Siglo XXI editores. 1996. Un libro un tanto denso y acaso "difícil", pero que enseña y hace pensar, y que, muy a mi pesar, no voy a comentar aquí, porque no es el lugar. Únicamente sus conclusiones van a ser objeto de consideración, porque van a darnos cuenta de lo que el pensamiento abstracto de las matemáticas y la geometría le deben al mundo.
Dice Serres que la geometría nació en Egipto y a los geómetras se les llamó harpedonapta, esto es, agrimensor. Nació como una necesidad, puesto que las crecidas anuales del río Nilo borraban los tamaños de los campos de cultivo y no podían pagarse los mismos impuestos al faraón cuando el tamaño de los campos cambiaba de un año para otro y, en consecuencia, el rendimiento de los cultivos variaba. Por lo mismo, fue necesario aprender el arte de calcular superficies, porcentajes, y suma y resta de cantidades agrimensoras (recordemos que el cálculo fue un invento babilonio, nacido de la necesidad tanto de pagar impuestos como del puro comercio, aunque la palabra procede del latín "cáculus", piedrecilla, que se utilizaba para contar en el ábaco)
Por lo demás, la geometría egipcia nació ligada a la justicia y al derecho, puesto que las mediciones del harpedonapta eran consideradas pruebas irrefutables que decidía la justicia hacia el bando del campesino o bien hacia el lado del rey, que sometía así su poder a esta justicia. Los griegos, con una inquietud intelectual superior a la de los egipcios, comprendieron el arte de medir la tierra y la elevaron al fantasioso mundo de las ideas, negando así su origen terrenal. De todos modos, también adoptaron el nombre de la voz egipcia Maat, que significaba "verdad", aunque los griegos la utilizaron más bien en el sentido de μαθηματικά (matematiká), cosas que se aprenden, por oposición a μουσική (musiké), cosas que se puede entender sin haber sido instruido, derivado de μάθημα (matema), ‘conocimiento’.
Entonces, esta represión griega aplicada al origen mundano de la geometría, hizo que fuera necesaria la encarnación de Cristo y la aplicación de las matemáticas, más concretamente la geometría, al estudio de la física que, recordemos, es el estudio del mundo.
Llegados a este punto, comprendemos el porqué las matemáticas no se utilizaron en la medicina para comprender la clínica, si no que se trataba más bien de un método filosófico o lógico de estudio de la naturaleza.
Hemos revisado esto y hemos comprendido que es necesario un fundamento formal para la clínica, por la única y exclusiva necesidad de incluir al sujeto en la clínica y en relación con la enfermedad. Pero la geometría, o las matemáticas, que podemos aplicar no son las matemáticas convencionales de la física o las que aprendimos, a veces torpemente, en nuestros años de escolares. Primero, nos ha sido necesario dar cuenta de qué elementos forman parte del concepto de enfermedad extendido; después, de los distintos métodos de exploración: la bioestadística para la biomedicina, la psicología para lo imaginario y los métodos de la sociología, pero sobre todo, el análisis de la estructura y de la estructuración del lenguaje y sus efectos determinantes sobre nuestro pensamiento, para lo social. Asimismo, hemos tenido que incluir un registro nuevo, inédito hasta entonces, que hemos llamado Sinthome, como el recorrido particular, la forma de percibir y comprender su proceso patológico de cada persona.
La
topología, o las matemáticas de la goma elástica, porque estudian las
transformaciones continuas, y mucho más concretamente, la teoría de nudos y
cadenudos, se adapta a las mil maravillas a nuestro objeto de estudio, esto es,
el sujeto en medicina. Es por esta razón que hemos adaptado la teoría de nudos
a nuestras necesidades más inmediatas, con el único fin de que en el discurso
de la medicina no se entrometan ideologías de ningún tipo.
Este último aspecto va en contra de lo que escribo aquí, en este espacio, y
probablemente sea en parte uno de los motivos por los que no se acepta la
publicación de todo esto en las revistas "serias" de medicina,
alegando que lo que yo escribo no son temas de medicina. Porque, efectivamente,
lo que escribo aquí va en contra, por una parte, de la intromisión en el campo
de la ciencia médica, vía discurso de la ética o incluso del jurídico, de las
ideologías religiosas y, por otro, en contra de las ideologías de tipo
economicista, sean marxistas, capitalistas o de cualquier otra índole.
Si escribimos la clínica en los términos de la teoría de cadenudos, esto es, en
forma de los dibujos que autoriza la topología, estamos en el campo de la
escritura pura, esto es, de la ausencia de significación y, en consecuencia, de
transmisión directa del pensamiento y de las formas clínicas, donde el sentido
no depende de un discurso, si no de la lógica que sostiene la figura
topológica, una vez se aceptan ciertos convencionalismos matemáticos (color,
tipos de movimientos dentro de los nudos, relaciones de los distintos registros
entre sí, algebrización de los recorridos del Sinthome (ver Essaim de Jean-Michel
Vappereau), operaciones dentro y con los nudos, etc.)
JM Gasulla