El modelo BPS-S de enfermedad, año 2015

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JM Gasulla

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Oct 10, 2014, 2:05:58 PM10/10/14
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El modelo BPS+S de enfermedad año 2015 (1)
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El modelo biopsicosocial de enfermedad que George Engel describió en el año 1980 (George L. Engel. The Clinical Application of the Biopsychosocial Model. Am. J Psychiatry. May 1980; 137: 5, presentado por primera vez en el 132 congreso anual de la American Psychiatric Association, Chicago, mayo 1979), en aquél y otros artículos en que justificaba la necesidad de un nuevo modelo de enfermedad, a mi modo de ver el modelo sigue siendo vigente, pero precisa ajustes teóricos para su manejo clínico con seguridad puesto que el primitivo modelo propuesto por Engel no supera un juicio crítico riguroso, basado en la teoría de sistemas de Bertalanffy y su aplicación a las ciencias biológicas propuesta por Weis.

Este modelo de enfermedad se perfiló, para mí, como el más adecuado para introducir al sujeto en la clínica, según la primitiva idea de Pedro Laín Entralgo (1.982), impulsada en un principio por Viktor von Weizsäcker (1.956, Pathosophie). La introducción del sujeto en la clínica nacía también, pero no de un modo explícito, de una labor de investigación clínica como nunca antes se había realizado, llevada a cabo por Michel Balint en la Tavistock Clinic de Londres, resultando su conocida y para aquél entonces, misteriosa frase, "la patología de la persona total", acuñada como resultado de los estudios que siguieron a la formación de grupos de médicos que hablaban libremente de las relaciones con sus pacientes, sin más interés que investigar los trazos mayores y los pormenores que rigen la relación médico enfermo.

En la publicación que hizo Balint de los resultados obtenidos en la investigación sobre la relación entre médico y enfermo, se perfilaba claramente un fenómeno constante: la enfermedad no es separable del sujeto que la padece, mientras que ella, en sí misma, no es aparentemente más que un fenómeno biológico más. Es decir: la enfermedad humana es un fenómeno puramente humano inseparable del sujeto, y no un puro proceso biológico pasivo y "mecánico", en el sentido del mecanicismo médico clásico (nos decantamos, no obstante, por una mezcla entre vitalismo y mecanicismo, que nos caracterizaría) A este fenómeno se le ha dado el nombre genérico de fenómeno psicosomático y aunque se ha tratado de aislar como un grupo específico de enfermedades, de hecho es difícil categorizar su especificidad, mientras que sí es posible, en cambio, considerar todas las enfermedades como fenómenos psicosomáticos o somatopsíquicos.

Para poder formalizar el modelo de enfermedad BPS+S, encontrábamos también otro escollo, además de la necesidad de tener que resolver la categorización de los procesos patológicos en somáticos, psíquicos y psicosomáticos, en los argumentos de Jean Clavreul ("El Orden médico" Suil. 1.978) Según ese autor, no existe relación médico paciente y conceptualizó el proceso patológico sin sujeto, esto es, en línea con el mecanicismo o el biologicismo mecanicista. Esta contrariedad echaba por tierra aparentemente los esfuerzos e investigaciones de Balint y el intento de teorización del proceso morboso humano incluyendo al sujeto de V.von Weizsäcker y Laín Entralgo. Y sin embargo, es imposible sostener que por ejemplo, algunos ataques de asma no están inducidos o sostenidos por una posición determinada de sujeto (lo que no quiere decir que se pueda hablar de un sujeto asmático, o de un sujeto psicosomático, cosa que lo aclararé a lo largo de esta entrada) Resolver esta aparente contradicción ha sido una tarea a la que nos hemos aplicado.

Finalmente, y para acabar esta breve introducción, antes de promover un modelo teórico de enfermedad es preciso sostener los elementos básicos del proceso clínico sobre pilares y fundamentos rigurosos, de modo que ha sido necesario redefinir los conceptos de síntoma y signo y definir la formación de espacios clínicos diferentes, dentro del mismo proceso patológico, con lógicas propias ("la puerta del consultorio médico"), dado que ha existido hasta ese momento una falta de rigor en las definiciones clásicas de esos elementos clínicos básicos. Finalmente, al poder inscribir el modelo de enfermedad como un modelo lógico-matemático, optamos por la topología de nudos y cadenudos, resultando de ello una lógica modificada del sujeto en una topología de nudos, que parece ser el modelo definitivo.

Recientísimamente, se ha planteado qué lógica, o qué lenguaje formal, es el más adecuado para aplicar sobre el modelo BPS+S, y hemos apuntado la posibilidad de que la lógica fuzzy o borrosa sea la más adecuada. No obstante, la exploración en profundidad de esta posibilidad se destaca como una tarea a desarrollar en el futuro inmediato, cuando, dependiendo de los resultados, el modelo clínico de enfermedad humana quedará fuertemente fundamentado.

Una rama, que ha de ser desarrollada paralelamente al desarrollo formal, o lógico matemático, son las consecuencias en la práctica clínica diaria que proporciona el modelo formal, puesto que si la lógica que se desprende de los modelos topológicos no pudiera ser aplicada a la práctica clínica, modificándola y mejorándola, todo esto quedaría en un simple ejercicio de diversión o de distracción. Contrariamente, pensamos que el modelo formal proporciona las bases para la ética y, en consecuencia, la práctica clínica fundada en el sujeto, lo que modifica considerablemente los principios de la práctica que hasta el momento presente han venido sosteniéndose en un modelo médico de tipo paternalista o jerárquico, en el supuesto de que el enfermo está abolido como sujeto como efecto de la enfermedad que padece, restándole responsabilidad y poder de decisión, como ocurre, muy claramente, por ejemplo, en los llamados trastornos psiquiátricos.

A lo largo de esta entrada, espero poder desarrollar lo más claramente posible estos planteamientos iniciales.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Oct 13, 2014, 8:51:18 AM10/13/14
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El modelo BPS+S, año 2015 (2)
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Una cuestión parecía fundamental poder resolverla satisfactoriamente, porque ha sido objeto de numerosas críticas y comentarios. Esta cuestión es la división categorial que imponemos en nuestra cultura, desde la aparición de la filosofía griega (Aristóteles) y la supremacía del pensamiento religioso cristiano, entre cuerpo y espíritu, alma y cuerpo, biológico y psíquico, etc, Se trata de un par de opuestos que se caracterizarían porque una de las partes sigue leyes inviolables de tipo físico y químico, mientras que el otro opuesto del par no sólo sería quien describe o "descubre" esas leyes, sino que está sometida a otro tipo muy diferente de leyes, que son las del pensamiento.

Pero incluso mediante esta división categorial fundada en el tipo de leyes que rige cada uno de los opuestos del par clásico cuerpo-espíritu (leyes físico-químicas y leyes del pensamiento), uno cae en la cuenta de que no ve las razones para que las leyes del pensamiento sean de un tipo distinto a las leyes del mundo físico. Lo único que tendrían de diferente es que se las nombra de un modo diferente que las leyes del mundo físico, esto es, el nombre de la categoría bajo la que se las intenta abarcar, puesto que las leyes del pensamiento no dejan de ser constricciones, a la vez que posibilidades, de que algo funcione de determinada manera, y no de otra. 

Si aceptamos que las leyes del pensamiento son tan deterministas como las leyes del mundo físico, aún hemos de distinguirlas más finamente, porque las leyes del pensamiento escriben las leyes del mundo físico y las suyas propias rectoras, puesto que con solo las leyes del mundo físico no se podrían deducir, pero sobre todo no se podrían tan siquiera escribir, las leyes del pensamiento. Y esta, creo yo, es la razón principal y suficiente para continuar manteniendo esta distinción categorial entre leyes del mundo físico y leyes del pensamiento, a pesar de que, de últimas, todo son leyes del mundo.

Quiero hacer hincapié en que se trata de escribir las leyes que rigen, por una parte, el mundo físico y, por otra, el pensamiento, y que lo único que diferencia a ambos grupos categoriales es que las leyes del pensamiento son necesarias para escribir las leyes del mundo físico, mientras que las leyes del mundo físico son contingentes en relación al pensamiento, es decir, seguirían funcionando igual aunque no existiera un registro escrito de sus mecanismos y regularidades. Es más: de no ser porque hay pensamiento, ni tan siquiera habría leyes del mundo físico, sino una manera de funcionar el mundo autónoma e independiente de cualquier consciencia y pensamiento, susceptible, pero sólo susceptible, de poder ser escritas. Las leyes del mundo físico son autónomas e independientes de las leyes de la escritura del pensamiento, lo que esto, dicho así, incluye también a las leyes del pensamiento como indistinguibles de las leyes del mundo físico. De hecho, las leyes del mundo físico "se descubren", en el sentido del descubrimiento, esto es, algo que siempre ha estado ahí, pero que toma conciencia para el mundo cultural en un momento histórico determinado. E insisto en esto: se trata de la posibilidad de escribir las leyes, no de la descripción del mundo que estas leyes permiten. Por decirlo también así, las leyes del pensamiento son un subconjunto de las leyes del mundo, cuya característica diferencial del resto de leyes es que permiten escribir todo tipo de leyes, incluyéndose a sí mismas. 

Hecha esta disquisición, creo yo que necesaria, para poner fin de una vez a las especulaciones de todo tipo (DescartesBunge, Damasio y otros) en torno al pseudo-problema mente-cuerpo y equivalentes, nos vemos forzados a admitir una distinción, aplicada al humano, entre pensamiento y cuerpo (que, una vez depurado del goce, se convertirá en organismo) Pero conviene insistir en que si bien las leyes del pensamiento (la lógica, la retórica) no dejan de ser leyes "naturales" en el sentido biológico (físico-químico) del término, deben mantenerse como diferentes por cuanto que las leyes del pensamiento (lógica y retórica) permiten escribir (mediante la escritura formal, por ejemplo, de las matemáticas, y este es el punto clave del asunto) las leyes del mundo (física, química, biología) o, dicho de otro modo, las leyes de la "naturaleza".

De modo que en nuestra descripción del mundo, o de nuestro particular "universo de discurso" de la medicina, nos vemos obligados a mantener la distinción entre pensamiento y cuerpo por las razones que acabo de exponer, a sabiendas de que se trata de la misma naturaleza de la cosa. Mantenemos la distinción en función de la escritura de las leyes: las leyes que permiten la escritura, y la leyes que escriben la naturaleza. 

¿Qué es escribir? Nuestro concepto de escritura supera ampliamente el concepto estrecho que manejan los lingüistas (James G. Février. Historie de lécriture. Payot. París. 1984; p. 37 -traduzco-: "Se entiende por escritura un sistema regular de notación del lenguaje") puesto que nosotros utilizamos lenguajes artificiales (lenguaje algebráico, o el lenguaje de las matemáticas, por ejemplo) que no tienen como finalidad el de anotar el lenguaje, sino las relaciones entre objetos conceptuales (matemáticos en este caso) Entonces, para nosotros la escritura, además de su uso en la lingüística (notación del lenguaje), es también un sistema regular de notación de conceptos y de relación entre conceptos. La escritura, en ciencias (incluimos a la lógica y a la retórica), es lo que permite anotar, de un modo arbitrario pero regular y consensuado, las relaciones entre conceptos.

Ahora bien. Dentro de nuestro "universo de discurso" de la medicina, si bien podemos escribir el organismo mediante números y letras (son los conceptos de la biología), nos planteamos si la clínica no requerirá un sistema de escritura diferente o, cuanto menos, singular. La razón para esta distinción es porque la clínica puede escribirse en números y letras, ciertamente, pero de un modo que deja excluida de esa escritura al "observador" mismo, y tenemos aprendido que la mera presencia de un observador altera lo observado. Estoy hablando del sujeto en la clínica. En la clínica, no solo anotamos lo observado, sino que nos vemos obligados a anotar, o escribir, el efecto del observador (sea el médico o el paciente, pero en ambos casos es la subjetividad que percibe el fenómeno) sobre lo observado, esto es, al sujeto.

¿Qué sistema de escritura es el que permite escribir al sujeto en la clínica? He estado trabajando desde hace años en este sistema, y no es otro que la escritura mediante cadenudos, es decir, una escritura topológica (la lógica y la retórica, que incluye los tropos) Las leyes de la clínica se escriben con el lenguaje de la topología de nudos, lo que permite escribir lo correspondiente, no solo a la realidad biológica, psíquica y social, sino también a la singularidad de cada ser humano en particular. 

JM Gasulla

JM Gasulla

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Oct 13, 2014, 4:59:47 PM10/13/14
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El modelo BPS+S de enfermedad, año 2015 (3)
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En el anterior mensaje de esta entrada ("mensaje 2"), quedaba por justificar el origen del argumento sobre la identidad entre cosas consideradas tradicionalmente diferentes, esto es, la identidad que hago entre cuerpo y alma, en una sola sustancia o "cosa", diferentes únicamente en la capacidad de escritura, esto es, en dos accidentes distintos, siempre en términos aristotélicos. La referencia está, entre otros, en Charles S. Peirce. Escritos lógicos. Alianza Universidad. 1988: Sobre el álgebra de la lógica. Parte I. Silogística. 1. Derivación de la lógica. Página 83 y siguientes. 

Dice allí Peirce: "... debemos empezar por considerar el modo en que surge la propia lógica. El pensamiento, en tanto actividad mental, está indudablemente sujeto a las leyes generales de la acción nerviosa" Y lo que sigue no solo no tiene desperdicio, si no que esclarece de una manera brillante la relación entre actividad nerviosa, como actividad puramente biológica, y la lógica, que es una actividad del pensamiento. Este capítulo es, pues, el fundamento del argumento que he expuesto en el anterior mensaje. Ocurre que Peirce, fallecido en 1914, desconocía lo que ahora sabemos sobre la actividad cerebral, lo que le aumenta valor. Con respecto a mí, creo haber aportado en este espacio elementos de justificación suficientes, por lo que no creo necesario insistir.

Decía que en la búsqueda de la introducción del sujeto en la clínica, creí ver en el modelo BPS de Engel la vía directa para lograrlo, pese los augurios en contra de Jean Clavreul. Rechazado el modelo que propuso Engel, basado en la teoría de sistemas, por las razones que expuse aquí --> "Crítica y alternativa al modelo biopsicosocial de enfermedad según Engel". En ese mismo trabajo (vale la pena leer aquél trabajo pionero, año 2005) desarrollé el modelo BPS como un grupo de Klein, idea que obtuve de los desarrollos del concepto de "enfermo frágil", tal como expliqué en el artículo. Tras completar el desarrollo de la estructura de grupo, pasé a deducir el grafo de dicha estructura, y de ahí dí el salto al grafo del nudo borromeo, como modelo BPS de enfermedad.

Si uno vuelve a examinar aquellos desarrollos y resultados, la estructura de grupo para la enfermedad, tal como la desarrollé entonces, daba pie a estudios mucho más minuciosos y pormenorizados. Por ejemplo, comparar la estructura del grupo de la enfermedad, tal como se muestra en la figura de la derecha y se desarrolla en el texto del artículo, con el llamado "cuadrante lógico de Peirce", que es, entre otras, una vía por la que entroncamos y situamos la lógica en el fundamento del modelo BPS+S.

Este cuadrante de Peirce, que se encuentra desarrollado en el libro y capítulo que he mencionado más arriba (párrafo "3. Formas proposicionales" del capítulo Silogística). y que traigo aquí tomado de la página 96 del libro que he citado, y coloco a la izquierda, tenemos una distribución gráfica de la silogística aristotélica. 

En el cuadrante 1, la Universal Afirmativa: "Todo a es b"; en el ejemplo de Peirce, todos los trazos son verticales;
En el cuadrante 2, Particular Afirmativa: "algún a es b"; en el ejemplo de Peirce, algunos trazos son verticales y otros no;
En el cuadrante 3, Particular Negativa: "algún a no es b"; en el ejemplo de Peirce, ninguna de las líneas que hay es vertical;
En el cuadrante 4, Universal Negativa: "ningún a es b"; en el ejemplo de Peirce, no hay ningún trazo.

Si ahora uperponemos la estructura de grupo al cuadrante de Peirce, tenemos:

1 (000), equivalente al Universal Afirmativo: todos los registros BPS están sanos, es decir, no se detecta patología, equivalente al estado de salud;
2 T1, equivalente al Particular Afirmativa: algunos registros están sanos, es decir, se registra patología en uno sólo de los registros;
3 T2 equivalente a la Particular Negativa: dos registros son patológicos;
4 (111) equivalente a Universal negativa: los tres registros son patológicos.

Para seguir con Peirce, damos un paso hacia atrás en este foro y abordamos la entrada "Algunas cuestiones al margen", en especial el "mensaje 4" en el que expongo muy brevemente las figuras de la silogística aristotélica que desarrolló Peirce mediante este cuadrante. Ahora, decimos que A es Universal Afirmativa (todo a es b), E Universal negativa (ningún a es b), I Particular Afirmativa (algún a es b) y O Particular negativa (algún a no es b), con lo que obteníamos las figuras que describí en aquél "mensaje 4" (recordemos brevemente las figuras de la primera figura: BARBARA, CESARENT, DARII, FERIO, de la segunda figura CESARE, CALESTRES, FESTINO, BAROCO, de la tercera figura DARAPTI, DISAMIS, DATISI, FELAPTON, BOCARDO, FERISON y de la cuarta figura BAMALIP, CAMENES, DIMATIS, FESAPO, FRESISON)

Si aplicamos esta nueva notación al cuadrante de Peirce (ver figura), A es verdadera en los cuadrantes 1 y 4, y es falsa en los cuadrantes 2 y 3;
E es verdadera en los cuadrantes 3 y 4 y es falsa en los cuadrantes 1 y 2;
I es verdadera en los cuadrantes 1 y 2, y es falsa en los cuadrantes 3 y 4;
O es verdadera en los cuadrantes 2 y 3, y es falsa en los cuadrantes 1 y 4.

Pero Peirce todavía dice más. Según él, De Morgan amplió el sistema de las formas proposicionales por el procedimiento de aplicar el signo de negación que aparece por primera vez en A<-B al sujeto y al predicado, y logra las siguientes formas:

1: Todo a es b, luego a es una especie de b
2: Algún a no es b, luego a excede a b
3: Ningún a es b, luego a es parte de b
4: Todo es o a o b, luego a es complemento de b
4: Hay algo además de a y de b, luego a no coincide del todo con b
5: a incluye a todo b, luego a es género de b
6: a no incluye a todo b, luego a es deficitario de b.

Antes de proseguir con la lógica aristotélica aplicada a nuestro modelo BPS de enfermedad, que es el paso que estoy dando aquí, un apunte que tendremos que recordar y "empalmar" con el "mensaje 9" de aquella entrada, donde hablaba de lógica difusa.

Los esquemas lógicos que aquí vamos exponiendo, son binarios, esto es, utilizan únicamente dos valores o predicados de cálculo: "Verdadero" o "Falso", y en el álgebra de Boole, 1 y 0, que simplifica mucho los cálculos. Ahora bien. En el estructura de grupo kleniano que hemos utilizado para construir las leyes de relación entre los diversos estados patológicos, no hemos tenido en cuenta la importancia de cada registro en lo que llamaríamos, genéricamente, "cómputo general patológico", esto es, que de cara a la patología y al riesgo vital, no es equivalente un estado de shock, que registraríamos como 1 en el registro de lo biológico, o un infarto de miocardio, con el haber perdido el trabajo o que la suegra vaya a vivir a la casa del paciente (por utilizar un ejemplo de Laín Entralgo) que anotaríamos también con un 1 en el registro de lo social, pero ya está claro que mientras que el shock puede matar, no representa el mismo valor patógeno que aquél acontecimiento familiar-social. Si bien en ambos registros colocaríamos un 1, no son, por decirlo así, el mismo 1 de cara al riesgo vital, el shock que las desavenencias familiares.

Vemos que es preciso cuantificar o, al menos, otorgar distintos valores a los distintos registros, porque no son equivalentes. ¿Cómo solucionar este problema? Iré desarrollando la solución paso a paso en sucesivos mensajes.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Oct 22, 2014, 12:37:26 PM10/22/14
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El modelo BPS+S de enfermedad, año 2015 (4)
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Quiero acabar esta entrada antes de que empiece el año 2015, de modo que me apresuraré un poquito. 

Hemos encontrado apoyo lógico y topológico, pero también filosófico, y lo hemos manifestado más arriba en esta entrada de foro, para nuestro modelo de enfermedad BPS+S, y con ello nos sentimos seguros de poder pensar rectamente según el modelo de enfermedad propuesto. Tenemos unas reglas de transformación para pasar de una figura lógica del pensamiento a otra (de la idea subjetiva a su matematización), y esos nos tranquiliza. Pero no hemos acabado de fundamentarlo todo bien asegurado, porque queda muy pendiente de qué manera construimos un aparato lógico para lo psicosomático, que es "la madre del cordero" o el núcleo duro de nuestro modelo. Recuérdese que yo mantengo lo psicosomático como el fundamento "real" de la enfermedad humana. Y si a alguien todavía le quedaran dudas, que se vaya a leer un rato el libro de Roger Callois, "Medusa y cia." (Editorial Seix Barral SA. 1962) para quedar plenamente persuadido de los efectos que tiene la imagen sobre el cuerpo, o en un plano más "humano", el extraordinario libro del Grupo μ "Traité du signe visuel. Pour une rhetórique de l'image" Seuil. 1992. O en el plano fenomenológico, leer la extraordinaria fenomenología de Edmund Husserl o la fenomenología de Maurice Merleau-Ponty. Uno quedará amplísimamente recompensado en su interés por el asunto y plenamente persuadido de la verdad de su pensamiento.

El proceso de razonamiento que seguí en el "mensaje 2" de esta entrada (conviene no perderla de vista y tenerla a mano para alguna que otra ocasión, en lo sucesivo), marcaba la diferencia entre lo somático y lo psíquico a la vez que mostraba la dificultad en distinguir dos cosas (lo psíquico y lo somático) cuando puede decirse que hay una sola (el organismo) Porque de acuerdo con esta idea, uno no se sorprende demasiado cuando, por ejemplo, le escucha decir a Jean-Michel Vappereau que cree que el pensamiento no existe. Claro que probablemente Vappereau se refería a la sustancia pensante que Descartes distinguía de la cosa extensa ("res cogitans" y "res extensa"), o quizás a alguna cosa más, que la insinúa por ahí. El pensamiento ("res cogitans"), de últimas, sería una manifestación de esa cosa extensa ("rex extensa"), discusión que ha llevado a muchos a sostener, como Bunge, Damasio y otros muchos, que no hay más que una sola sustancia, o un solo principio, y cuestión creo que insoslayable si uno quiere pensar su profesión más allá de su labor cotidiana y se interesa por lo que en verdad hace como médico en el devenir de la humanidad, cuestión esta de la que yo me he hecho eco a mi vez. Vale. De acuerdo. Nos declaramos monistas. pero a veces nos vemos obligados a actuar y manejar las cosas para entenderlas, como si fueran dos cosas distintas, es decir, de una forma dualista, y ahí es donde nos encontramos los médicos, enfrentados al dilema irresoluble de lo psicosomático: monismo y dualismo; y, para empeorar las cosas, más allá del vitalismo y del mecanicismo, tema este en el que habremos de entrar en otra ocasión. 

¿Qué es lo psicosomático, para que se le haya perdido de vista, y nos regrese por los caminos más insospechados, como una sorpresa inesperada? Lo psicosomático es aquella parte de la enfermedad que se nos olvida, que perdemos de vista. Es la parte reprimida, oculta, de la enfermedad. Tanto se nos olvida, que hemos llegado a considerar la enfermedad como sometida a un solo principio, el material. Pero si ahora repasamos someramente la historia de la lógica y del pensamiento occidental, damos con los estoicos y su forma de pensar los incorporales. ¿Qué son los incorporales? Pues ciertos elementos que no están en la lengua, en el dicho, pero que dan sentido a lo que se dice. Los incorporales corresponden y pertenecen a un grupo social concreto, a una comunidad. Hay elementos que un extranjero no comprende cuando oye hablar a un español, aunque sea capaz de hablar la misma lengua. No comprende de qué se está hablando, ni qué nuevo sentido tienen las metáforas que comunes que utilizamos sin darnos cuenta, integradas ya en nuestro acervo común. Para entender eso, hay que estar "en el ajo", y un extranjero no está en el ajo. Nos ocurre cuando vamos a otro país cuya lengua somos capaces de hablar. Es algo más que el argot, y no es el argot. Los estoicos le llamaba a esa clase de incorporales, los lektones. Hay más incorporales. No los voy a enumerar. Pero los incorporales, que no tienen cuerpo, son elementos que si no se tienen en cuenta, aunque no se nombran y de los que no se habla directamente, no se entiende nada de lo que se está hablando.

Lo psicosomático, tal como lo concibo yo con ese carácter absolutamente general y dominante que le otorgo a lo psicosomático en la ciencia médica, es un incorporal para la medicina: no se habla de eso, pero no se entiende nada si no se incorpora, si no se tiene en cuenta. Lo psicosomático es nuestro lekton. Y lo simbolizo como un enlace (ver figura) que hay que "incorporar"

 Un enlace lo hemos distinguido de un cruce (ver figuras) En el cruce, los aros no se penetran y las circunferencias generadas por ambos círculos no presentan soluciones de continuidad, mientras que en el enlace, cada círculo corta y penetra en el área de su oponente. Creo que intuitivamente esta diferencia entre cruce y enlace es clara.


Nuestro "lekton", que lo llamamos "lo psicosomático", tiene propiedades idénticas a las del enlace: ambos registros (llamo así a los "aros", o a los "hilos"), se dan en tres dimensiones y son inseparable. Entiéndase que quiero decir que nuestra representación matemática de lo psicosomático es tridimensional, cuestión que se justifica al comparar e identificar las propiedades de ambos objetos, el matemático y el psicosomático. Lo iremos desarrollando.

Veamos qué propiedades tiene el enlace. Primera propiedad: puede presentarse como un cruce muy cerrado de modo que no sea distinguible el espacio que hay entre ambos registros. Diremos que hemos apretado tanto los registros en el enlace que no podemos distinguir sus áreas (ver figura) Bueno. Para ser estrictos, hemos de decir que nos hemos comido una de las tres áreas que se delimitan en el enlace proyectado sobre una superficie de dos dimensiones, que son los dibujos que estoy presentando aquí. Porque la segunda propiedad del enlace es que, si bien es un objeto de tres dimensiones, cuando se proyecta sobre una superficie de dos dimensiones, permite delimitar claramente cuatro áreas, que podemos numerar, tal como muestra la figura adjunta, que es tal como se representa la lógica mediante círculos de Venn; son las llamadas "áreas de Venn". 

Como se verá, en el cruce numeramos lo que se llama el "área externa", que no es más que lo que los matemáticos llaman un "agujero". Un agujero en matemáticas se representa mediante una "RECTA INFINITA" (R.I. en el dibujo) (El concepto de Recta Infinita se lo debemos a Desargues, considerado el "padre" de la geometría proyectiva, e interlocutor epistolar de Descartes). Ahora hablaremos de la Recta Infinita, porque tiene importancia para delimitar el campo de lo psicosomático en medicina, tal como lo concibo yo. 

Al hablar de la Recta Infinita (R.I. para abreviar), decimos que necesitamos este concepto en psicosomática. ¿De qué manera? Pues entramos en la tercera propiedad que vamos a estudiar del enlace. Y es que hemos representado el enlace con 3 (enlace apretado, que nos servirá también para introducir el concepto de 0 cero, y Uno 1 según lo pienso yo) y con 4 áreas de Venn, pero ahora podemos representar el enlace con 6 áreas de Venn, tal como se muestra en la figura.

¿Qué hemos hecho con los registros? ¿Cómo hemos llegado a construir esa figura tan retorcida y extraña, de los círculos de Venn? Pues le hemos aplicado ciertos movimientos u operaciones topológicas (no solo hay sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, que hay muchos tipos de operaciones y formas de calcular) que se pueden hacer con los nudos, de modo que deformamos los círculos hasta representarlos de esa manera, tal como se muestra en la siguiente figura. Las flechas roja y azul representan respectivamente la parte desplazada y el sentido de la deformación: convencionalmente -1 para la flecha roja, y +1 para la flecha azul

Podemos decir que tenemos dos círculos: uno exterior, formado por los semicírculos de las áreas 2 y 3 colindante con el área 1, y otro interior, formado por el círculo del área 4. Pero para que esto sea verdad, debemos atravesar ambos espacios por respectivas Rectas Infinitas, tal como se muestra en la siguiente figura 



Hemos escrito en esta representación dos Rectas Infinitas. Una vertical, que determina el agujero exterior de lo que antes era el área 1, y otra que atraviesa el círculo del área 4, transformando esta área en un agujero. De hecho, al haber pintado en estos schemas las dos Rectas infinitas, hemos transformado dos áreas (la 1 y la 4) en agujeros. Esto es importante de cara a los procesos de pensamiento asociados a esta disposición.

Recuerdo que estoy construyendo el aparato lógico para comprender lo psicosomático desde el punto de vista del rigor de las matemáticas y la lógica. Estas estructuras que presento aquí, son objetos matemáticos, es decir, completamente abstractos, pero que por tener esa propiedad, la de ser abstractos y no existir como tales más que en el mundo platónico de las ideas (esto habría que matizarlo mucho, pero no será aquí objeto de estudio detallado), permiten operaciones mentales que van más allá de la pura percepción intuitiva y de la subjetividad: se pueden hacer operaciones abstractas con lo psicosomático, en la seguridad de que, si se siguen las reglas y las propiedades que se describen, se obrará rectamente en la realidad.

Ahora, prescindimos de la Recta Infinita (RI) del área 1, y vemos que para mantener el agujero interior de nuestra representación del enlace con 6 áreas o, mejor, 4 áreas y 2 agujeros (recordemos que dos áreas las hemos transformado en agujeros al atravesarlas por una Recta Infinita), la Recta Infinita la podemos cerrar en un círculo (gracias a Peano), quedando definitivamente una posible representación lógico-matemática de lo psicosomático del siguiente modo: 


Una vez hemos resuelto la cuestión de la representación lógica y matemática (topológica, para ser más exactos) de nuestro concepto de lo psicosomático, como úna realidad compleja de la enfermedad, dual a la vez que monista, veremos cómo construimos el modelo BPS+S en base a los fundamentos que hemos asentado aquí. 

Decir que hasta ahora no sabemos aplicar este modelo lógico a la clínica cotidiana de la enfermedad humana. No hemos hecho ejercicios prácticos de lectura de los fenómenos clínicos según su representación simbólica. Voy dando pasitos, que espero que cumplan cierta función didáctica. Si ahora hemos aprendido cómo construir topológicamente nuestro modelo psicosomático de enfermedad, vamos a realizar algunos ejercicios prácticos de todo esto para "visualizarlo" mejor.

Eso será en sucesivos mensajes, porque aún falta ver cómo metemos ahí lo social (o lo simbólico, que son equivalentes), ya que no podemos, o si, hacer equivaler la Recta Infinita con lo social. En cualquier caso, no nos convence la solución que he presentado aquí. Hay muchas más que poseerán la virtud de permitir anudar la estructura BPS con el Sinthome. Lo iremos viendo, y lo discutiremos hasta que la estructura de la enfermedad humana quede plenamente presentada y a nuestra entera satisfacción.

Sobre el desarrollo matemático de la RECTA INFINITA, aporto dos archivos adjuntos que son un artículo en el que Jean-Michel Vappereau desarrolló extensamente el concepto y su utilidad. El texto es bilingüe (español y francés), lo que permite comprobar hasta qué punto es pésima la traducción. Pero para quienes no entienden el francés, menos es nada. Decir que en francés la Recta Infinita se dice Droite Infinie, con lo que sus siglas son D.I.

JM Gasulla
La_DI_partie_1[1].pdf
La_D.I._2[1].pdf

JM Gasulla

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Nov 1, 2014, 8:24:23 AM11/1/14
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El modelo BPS+S de enfermedad, año 2015 (5)
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He rehecho este párrafo en diversas ocasiones. Ciertamente, no era capaz de encontrar el curso recto de mi discurso, enlazando unos mensajes con otros a esta entrada, con coherencia. De repente me iba a profundizar en las explicaciones matemáticas, o sea, mi tendencia me llevaba a hacer matemáticas directamente, cuando no se trata sólo de hacer matemáticas, sino de fundamentar; las matemáticas, por decirlo así, vienen solas o por añadidura. Y es que la cuestión de la Recta Infinita es muy sugerente, da paso a una buena colección de soluciones y replanteamientos del problema psicosomático. Ya digo: me iba a hacer matemáticas. Al fin y al cabo, los físicos han caído en la cuenta de que para entender el mundo que persiguen comprender, tienen que hacer matemáticas, o sea, las inventan, hacen nuevas matemáticas y no se limitan a aplicar las que ya hay o las que hacen los matemáticos. Hasta el punto que algunos dicen que de últimas, las matemáticas en si no son más que una aplicación abstracta del mundo físico, que las matemáticas se lo deben todo al mundo físico, al que abstraen hasta el punto en el que ya puede resultar incluso irreconocible. La cosa me ha resultado tan tentadora, que mi tendencia ha sido a ir hacia esa actividad productiva, a hacer directamente matemáticas. Eso está bien, pero todavía no.

Todavía no, porque meter aquí matemáticas, sin más, le asusta a cualquiera. Hay que justificar los pasos que uno da antes de mostrarlos. Entender lo que uno está haciendo y por qué lo hace. Pero ya se ve acaso en el horizonte "verdear" nuestro mundo matemático en la clínica. Finalmente, la realidad de la clínica será una realidad absolutamente matemática.

El tema con el que abría esta entrada giraba en torno al problema de la "sistencia". Sistir es un verbo que no existe en español, y sin embargo, según el "Diccionario inverso de la lengua española", da lugar, como terminación, a 11 formas verbales: a-sistir, desa-sistir, sub-sistir, de-sistir, re-sistir, in-sistir, con-sistir, per-sistir, ex-(s)istir, preex-(s)istir, coex-(s)istir. Estos verbos dan cuenta de una variedad de estados diferentes del ser o de la existencia, esto es, los tránsitos del ser, la diversidad de estados del ser. Y digo que acaso "ex-(s)istir", "existir", sea el más importante, porque nuestra principal preocupación vital o existencial es averiguar si eso que existe en mi pensamiento, ex-siste realmente independientemente de mi, fuera de mi. Nos preguntamos por la ex-sistencia de lo que pensamos. De últimas ¿yo ex-sisto como una realidad, o soy sólo una idea producida por el pensamiento, en tanto epifenómeno de mi cerebro? Por lo mismo, eso que se nos enseñó de muy pequeñitos: ¿dios ex-siste, o es sólo una idea, algo que "in-siste" ("in- como partícula para expresar lo in-terior)? Nos preguntamos por la existencia real de los contenidos de nuestro pensamiento. El intenso drama vivido por las personas esquizofrénicas consiste en no poder diferenciar lo percibido como una in-sistencia, sino que lo viven como una ex-sistencia.

Este problema filosófico y metafísico, que según dicen algunos, los chinos no se lo plantean al carecer del verbo ser en su lengua, encuentra su origen en occidente porque los griegos sí dispusieron de ese verbo: el verbo ser. Esta pregunta que es metafísica, nos resulta crucial en nuestra cultura. Sin plantearla, no alcanzamos a comprender cabalmente qué hacemos cuando pensamos ni cuando creemos estar haciendo cosas. Muy en contra de la opinión de los lógicos y los científicos positivistas del círculo de Viena, no podemos prescindir del planteamiento metafísico en nuestra actividad diaria ni científica ni racional; ni tan siquiera cuando nos creemos a salvo de metafísicas y peguntas "profundas" haciendo de médicos. La metafísica nos envuelve, es una especie de estroma de nuestro pensamiento: le da con-sistencia. Todo cuanto hacemos con nuestro intelecto, está soportado por la metafísica, esto es, el indagar sobre el ser y la existencia. ¿Pero es que, acaso, no buscamos el ser y la esencia, esto es, la forma de ser particular de ese ser del mal que aqueja a alguien cuando diagnosticamos?

Entonces, cuando digo que las leyes del pensamiento son contingentes en relación a las leyes de la naturaleza, ya se ve que estoy metido de lleno en un problema metafísico y existencial. Bueno. Acaso no se vea de inmediato, de modo que eso exige una breve explicación. La Naturaleza ex-siste en sí y por si. No se rige por leyes. El mundo, el Universo funciona, por decirlo así, a su aire: "eso" va. Nuestro cuerpo también. El mundo y nuestros cuerpos no nos necesitan en absoluto para seguir ex-sistiendo. Los griegos, Hipócrates y los médicos hipocráticos, se dieron cuenta de eso: nuestro cuerpo ex-siste como parte del mundo, con lo que el problema de la ex-sistencia del pensamiento les quedó colgado a los médicos y cedieron equivocadamente esa reflexión a los filósofos. Es nuestro pensamiento, como parte de esa ex-sistencia del mundo, el que se pregunta sobre todo eso. Es, pues, el mundo el que nos hace pensar, in-sistir, existir, en el sentido de ser, dentro de nuestro pensamiento. De paso, se advertirá que escribo ex-sistir para indicar una existencia autónoma fuera de nuestro pensamiento, mientras que escribo existir para indicar la existencia misma, en sí y por sí.

Entonces, se trata de que en nuestra existencia "interior" (el pensamiento), comprendemos el mundo por sus regularidades y singularidades, diciendo que ahí hay leyes. En la Naturaleza no hay leyes. Las leyes de la naturaleza son un constructo, la respuesta del pensamiento ante el problema de la ex-sistencia. Pero también las leyes del pensamiento son la respuesta del pensamiento a la cuestión de nuestra in-sistencia, esto es, en cuanto a la naturaleza misma del pensamiento (¿yo ex-sisto como algo real fuera de mi pensamiento, soy un espíritu o un alma inmortal? Esta cuestión es la que los médicos griegos entregaron a los filósofos, cuando era a los médicos, a nosotros, a quienes nos toca resolverla) Y esas regularidades que reconocemos en nuestro pensamiento las denominamos leyes del pensamiento: la lógica. Con una salvedad. La lógica no es más que un procedimiento de cálculo. La lógica es un canon, una "plantilla" que sirve para calcular la verdad o falsedad del contenido de nuestro pensamiento en relación a los criterios que hayamos elegido para dirimir sobre esa verdad o falsedad. Con la lógica no hacemos descubrimientos científicos ni mentales. Es un simple cálculo. con la lógica afirmamos o negamos la verdad de algo, pero no hacemos algo nuevo, no sirve para inventar ni descubrir nada. Los descubrimientos los hacemos mediante instrumentos que nos sirven para trasladar la verdad calculada de un lugar a otro, y eso son las matemáticas. Finalmente, dispondremos del experimento para demostrar que lo que las matemáticas han trasladado de un lugar a otro, sigue siendo verdad en el mundo real, es decir, hemos obtenido una prueba de la ex-sistencia del contenido de nuestro pensamiento. Eso es la ciencia.

Volviendo a nuestro tema. Nos resulta relativamente fácil comprobar hasta qué punto el pensamiento es un producto de la actividad cerebral, del funcionamiento autónomo, en sí y por sí, del encéfalo. Lo comprobamos con nuestros pacientes cuando sus cerebros se estropean. Cuando eso ocurre, entonces, sus pensamientos también se estropean. ¿Pero pueden haber alteraciones del pensamiento en sí mismo, con independencia del estado del cerebro? Parece que una buena parte de los trastornos que trata la psiquiatría son esa clase de alteraciones: perturbaciones puras de las leyes del pensamiento (eso lo descubren los psicoanalistas, no los psiquiatras), con independencia del funcionamiento de la materia del cerebro, que puede funcionar de un modo completamente normal. A esta clase de perturbaciones se las llamó "perturbaciones mentales", "neurosis", "psicosis", "perversiones", etc. Lo cual nos lleva a deducir que en cuanto producto de la actividad cerebral, el pensamiento no es independiente de ciertas condiciones "naturales" en el sentido de físicas o fisicoquímicas. Y es donde yo decía que las leyes del pensamiento son, de hecho, las mismas que las leyes de la naturaleza, y aquí por leyes me estoy refiriendo a modo de funcionamiento, principios rectores y regulación de las relaciones de las cosas entre si.

Una vez he aclarado esto, y lo he aclarado como una necesidad que me ha surgido, sentida como un fracaso en cada ocasión en que me sentaba a redactar una nueva entrada a esta entrada, para poder continuar con el desarrollo de lo psicosomático. Yo creo que voy aclarando cuál es mi idea de psicosomático. Y vengo a decir que aún siendo monista, esto es, poniéndome en las filas de Bunge o Damasio, no me queda otro remedio que abordar las cosas en medicina de un modo dualista, a partir de la necesidad de introducir dos principios diferentes: psique y soma. Eso es lo que llamo un "falso agujero" psicosomático, y lo he representado como muestro en la figura. El área 4 es lo que llamo "falso agujero", porque en realidad ahí no hay ningún agujero. Ese "falso agujero" lo he construido mediante una operación topológica o "isotopía regular" M2 de Reidemeister (ver cuadro)

La operación es la siguiente:

¿Que por qué es necesario aplicar el movimiento M2 al enlace? ¿No bastaría dejar el enlace como está para poder decir que en el área 4, la del centro del cruce, es un agujero? Evidentemente que no, porque el enlace lo podemos estirar tanto como queramos hasta hacer desaparecer el área 4. Incluso presentar el enlace sin ningún agujero (ver figura) En esta presentación del enlace no hay más que dos áreas: la que rodea el dibujo y la circunferencia del círculo de la izquierda. 

Pero ¿para qué queremos el agujero? ¿Qué función le vamos a dar a la existencia de un agujero? ¿Para qué todo esto?

Intentaré aclarar estas cuestiones enel siguiente mensaje, que este ya va muy "cargadito".

JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 2, 2014, 7:30:10 AM11/2/14
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El modelo BPS+S, año 2015 (6)
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En el mensaje anterior he situado las cosas frente a la pregunta metafísica y trascendental que rige, por otra parte, cualquier planteamiento de lo psicosomático en medicina, si es que queremos hacer las cosas pensadas de un modo riguroso, y es sobre la pregunta existencial por excelencia y la única que abre cualquier reflexión vital: "¿ex-sisto, o in-sisto?" Dicho de otro modo: ¿soy, en cuanto idea de mi mismo, idea del yo, un producto de mi cerebro o, contrariamente, soy una sustancia pensante, un alma o espíritu, que existe por fuera del pensamiento, pero que precisa del cerebro para manifestarse? 

Nos veíamos enfrentados en este dilema a dos posiciones contrapuestas, cada una con una larga o extensa tradición filosófica, que personificaremos para denominarlas: Descartes ("res cogitans", "alma, o espíritu", dualismo como principio) frente Bunge-Damasio ("solo cerebro", monismo como principio) Y yo he tratado de resolver la cuestión, o el falso problema, del mismo modo que estoy procediendo aquí con ese ejercicio lógico-matemático a partir de la consideración de lo psicosomático como un enlace que se dispone, mediante la creación de un falso agujero con un movimiento M2 de Reidemeister, a ser generado un agujero real merced al recurso de ser atravesado ese falso agujero por una Recta Infinita. Muestro, de paso, de qué manera las matemáticas resuelven un problema filosófico o metafísico, existencial. 

En el "mensaje (4)" de este hilo, envié un artículo de Jean-Michel Vappereau dividido en dos partes mediante dos archivos adjuntos, titulado "La recta infinita" o, "La D.I."


Dice Vappereau al inicio del artículo (Primera parte, página 1; la traducción es mía): "La R.I. (Recta Infinita) escribe el agujero real, ["...celui auquel on ne pense pas car nous sommes dedans..."] aquél donde no se piensa porque estamos dentro, nos constituye, es la represión original (Uverdrägnung), el troumatismo (fusión de dos palabras francesas: trou: agujero, y traumatisme: traumatismo) producido por el malentendido de los padres: 'Ellos no se escuchan gritar', constitutivo del inconsciente de Freud. El efecto de la "obscena primitiva" ("obscena": fusión entre obscena y escena, en relación a la escena primitiva reprimida, según Freud, donde lo que se reprime es la visión de la escena, obscena, del coito de los padres) que todos intuimos, introduce a la legibilidad como tal, del rasgo unario (Einziger Zug) legible por anticipado ("lisible avant la letre", la expresión francesa "avant la letre" tiene el significado de: por anticipado, antes de tiempo, por adelantado) Antes de que pueda constituirse ninguna escritura, [el rasgo unario] es su condición, la legibilidad misma".


En este párrafo se expone de una manera extraordinariamente resumida toda la doctrina que intento desarrollar aquí sobre lo psicosomático.


El paso del Falso agujero (izquierda) al Agujero Real (derecha) mediante el recurso a la R.I. (el diagnóstico, en nuestro caso)


Ese agujero generado por la recta infinita atravesando el falso agujero engendrado por un movimiento M2 en la proyección sobre un plano del enlace (ver figura de arriba), es la condición necesaria para la legibilidad, antes incluso de que pueda escribirse nada. Es la condición de la escritura. ¿Qué quiere decir esto? Pues que para que pueda existir el concepto de enfermedad, es necesario que en nuestro "intelecto" se haya generado un proceso como el descrito, es decir, exista, en el campo del conocimiento del mundo, la posibilidad del diagnóstico y que en el campo de un falso agujero pueda venir a escribirse algo, generando un agujero. 


De acuerdo con esta propiedad descrita y aplicada al ejemplo que utiliza Vappereau de Freud, el diagnóstico cumple, en nuestro modelo de enfermedad psicosomática, el papel la Recta Infinita en la geometría proyectiva. El diagnóstico participa de las mismas propiedades que la recta Infinita (en sucesivos mensajes esto se irá aclarando). Asimismo, cumple las funciones de generar el "troumatismo", el agujero en el que uno está y no sabe que está ahí ("Los padres no se escuchan gritar [... cuando se están gritando]")


Quizás un poco enrevesado todo esto. Lo intento explicar un poco más llanamente. Vappereau, refiriéndose a Lacan y este a su vez, a Freud, dice que la posibilidad de cualquier escritura "avant la letre", la posibilidad del inconsciente y de su existencia real, se debe a que el hijo percibe que sus padres no se escuchan gritar cuando se gritan, pero se dicen cosas. Esto es complicado, porque no tenemos la referencia de Freud donde dice eso, ni qué usos le dan tanto Freud como Lacan a este episodio "constituyente". Pero si bien no disponemos de todas esas referencias ahora (las podemos tener, ¡qué duda cabe! Pero yo me siento perezoso en eso y os ahorro el trabajo de buscarlas, aunque no lo dispenso), tenemos una mucho más a mano, y es que cuando pensamos no nos escuchamos pensar, esto es: pensamos con palabras y mientras pensamos, no reparamos en que lo que constituye el pensamiento es el lenguaje. Nos fijamos solamente en el significado de la palabras que componen nuestro pensamiento, pero no en su articulación y en que ese pensamiento no deja de ser palabras o imágenes significadas. Pensamos lo que el lenguaje nos permite pensar, según sus leyes, el léxico, la semántica y la sintaxis. Cuando pensamos no pensamos en eso que nos constituye, que es el lenguaje. Sólo hacemos operaciones dentro del lenguaje. Pensamos con el lenguaje, pero no pensamos el lenguaje cuando pensamos, solo hacemos construcciones con el lenguaje. Y es que, hagamos lo que hagamos, de ahí es imposible salir. 


Queda así resuelto, para mí, el falso dilema (falso agujero) Descartes v.s. Bunge-Damasio. Lo resolvemos generando una recta infinita (generando un agujero real), esto es, el registro del lenguaje como lo real constitutivo y constituyente. No hay una substancia pensante, una "res cogitans", distinta de la substancia corporal, de la "res extensa"; y, a su vez, el "cogito" ("yo pienso") es impensable fuera del lenguaje, no existe ("ex-siste"), sino que "in-siste", pero no como substancia pensante, sino en el lenguaje. Entonces, no hay lo psicosomático como la mezcla de lo psíquico y lo somático, ambas substancias diferentes, sino que lo psicosomático ex-siste alrededor del agujero real engendrado por la recta infinita, aquí el diagnóstico en tanto posibilidad del lenguaje. El diagnóstico engendra, lleva en su seno, la condición de lo psicosomático porque genera un agujero formado por dos componentes constitutivos del enlace psicosomático. Y estos registros, de lo psíquico y de lo somático, están engendrados a su vez por la posibilidad de escritura de las leyes que rigen la naturaleza y el pensamiento, siendo las unas contingentes y las otras necesarias.


No hay, pues, dilema Descartres v.s. Bunge-Damasio, porque ese dilema se genera por una ceguera "constituyente" y "constitutiva" de que es un problema generado dentro, en y por el lenguaje. No hay substancias aristotélicas, ni monismos o dualismos a los que referirse. Sólo lenguaje.


Este dilema se ha resuelto, como problema, merced a los principios de la topología y de conceptos extraídos de la geometría proyectiva. Las matemáticas son aquí el único recurso que resuelve un falso dilema, falso en tanto está generado por lo que llamaremos el efecto de la represión primaria, y es que no pensamos, cuando pensamos, que nuestro pensamiento es lenguaje y está formado por un léxico, una semántica y una sintaxis que autoriza, o impide, ciertas operaciones. En medicina, pues, la enfermedad es un fenómeno psicosomático generado por la posibilidad misma del diagnóstico, esto es, un elemento del lenguaje que genera un agujero con un borde, este a su vez formado por un conjunto de leyes del pensamiento y un conjunto de leyes de la naturaleza, solo que, en la medicina occidental, el agujero generado se lleva consigo, a modo de represión, la naturaleza "falsamente dual" de los constituyentes del borde generado por el propio diagnóstico.


En este espacio, y a lo largo de las publicaciones que he realizado en diversos medios (aquellos que me lo han permitido, porque los incultos analfabetos que controlan las publicaciones médicas no saben, ni se plantean nada de esto, ni quieren saberlo, y me han rechazado cualquier propuesta de publicación, o los analfabetos responsables de la docencia médica no han ni querido oír hablar de todo esto), he ido poniendo los "hitos", los "mojones" o piedras demarcatorias, que enmarcan estas cuestiones, para resolverlas de un modo satisfactorio.


Entonces, el modelo BPS+S de enfermedad en el año 2015, debe contemplar estas cuestiones y tenerlas como su sustento fundamental. A partir de esto, seguiremos construyendo nuestro modelo y las posibilidades, las soluciones, las nuevas vías de investigación y de maneras de pensar la enfermedad y su tratamiento, tanto desde el punto de vista técnico como social, que se irán abriendo ante nuestros ojos, ahora ya muy abiertos.


JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 6, 2014, 8:23:26 AM11/6/14
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El modelo BPS+S, año 2015 (7)
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Las condiciones del enlace psicosomático, tal como lo he explicado aquí, imponen la necesidad de generar un agujero en su interior, originado por la Recta Infinita, que es el diagnóstico médico.

El diagnóstico es un elemento de la lengua de tipo simbólico, que al actuar como la Recta Infinita (R.I.), genera un agujero con su borde. En realidad, la R.I. no sólo genera un borde "interno", sino que, según Desargues, al extenderse sobre sí misma y proyectarse sobre una superficie esférica (vale la pena leer la primera parte del artículo de Vappereau sobre la R.I. que envié en el "mensaje 4") se cierra en un círculo mediante la adición de un punto, genera dos agujeros en el enlace: uno interior y otro exterior, tal como se muestra en la figura. Es indiferente que la R.I. rodee a uno u otro registro, para estas presentaciones preliminares. Luego, a medida que avancemos en el modelo, tendremos que analizar qué consecuencias tiene que la R.I., transformada en Diagnóstico, rodee, o enlace, uno u otro registro, tanto por dentro como por fuera (agujeros interior y exterior respectivamente)

En esta figura los colores están bien puestos. De acuerdo con nuestra convención, el color rojo es para el registro de lo biológico, el azul para lo psíquico y el verde para lo social. De hecho, en esta figura, la R.I. no se ha transformado todavía en el diagnóstico, que es algo que hay que examinar con un poco más de detalle; de ahí que no esté coloreado de verde y se presente con el color negro, que es el elegido como neutro para las convenciones de color en ciertas elaboraciones matemáticas. Y no lo he coloreado de verde porque en esa figura todavía es R.I., y no diagnóstico o registro de lo social. Para poder colorearlo de verde hemos de estudiar las analizar las propiedades que queremos atribuirle, y dejar establecida la convención de que, en lo sucesivo, lo social proviene, por identificación, de la R.I.

Vamos a examinar el agujero interior del enlace, aquél generado por el atravesamiento de la recta infinita. Se muestra en la siguiente figura:

Recordaremos que el borde interno del agujero real del enlace PS generado por la R.I., o diagnóstico, tiene dos componentes (somático, de color rojo y psíquico, de color azul), cuyas propiedades se diluyen al haber sido generado por la R.I. de color negro. Entonces, es la R.I. quien da propiedades y, en consecuencia, color al borde interno, tal como se muestra en la siguiente figura, una vez ella misma adquiere un color determinado:

La R.I. determina el color del borde; el diagnóstico determina el aspecto de la realidad generada. Esa es la regla. Dependiendo del diagnóstico, dependiendo de lo que se diagnostique, así será el "color" del borde del enlace psicosomático. Se verá como somático, o como psíquico, o como psicosomático. Pero eso lo hace el diagnóstico, no la realidad en sí, que siempre es, por decirlo así, "psicosomática" (No entro a aclarar este punto tan delicado, porque la realidad no es de ningún color ni clase: es una construcción)

Obviamente que el diagnóstico es una complejidad extrema. No vamos a discutir eso. Es un proceso simbólico muy complejo, sometido a reglas y criterios muy estrictos, y a una lógica interna  también muy compleja. No es sólo el nombre de una enfermedad o de algún trastorno, sino que es un registro conceptual; no es únicamente un significante, aunque en sí mismo no sea más que eso. Es más que un significante: es un significado, un concepto. Es explicativo, no sólo clasificatorio, y esto le confiere un rango diferente a la mera nosotaxia. 

Si nuestros diagnósticos son psicosomáticos, engendraremos una realidad para la enfermedad de tipo psicosomático, lo que querrá decir que tendremos que tener en cuenta una serie de elementos que el diagnóstico puramente somático o el puramente psíquico, no tienen en cuenta.

Poco a poco vamos viendo también qué papel juega lo social en esta construcción modélica. Asimilamos lo social al diagnóstico. ¿Por qué? Pues porque el diagnóstico es, por una parte, un producto del lenguaje, y el lenguaje es el medio social por excelencia y, después, porque es un producto de la civilización. Estos dos argumentos justifican que el diagnóstico y el registro de lo social puedan identificarse, aunque, por supuesto, el registro de lo social es mucho más extenso, caben muchísimas más cosas en él; pero el diagnóstico también le pertenece con pleno derecho y no íbamos a dejarlo fuera.

Ocurre que al construir el modelo de enfermedad de esta manera, nuestro campo de conocimiento se amplía enormemente, porque podemos entrelazar perfectamente los tres registros (biológico, psíquico y social) en cada enfermedad, y si le añadimos la forma particular en que cada enfermo vive y registra su enfermedad, registro que le hemos llamado Sinthome, nuestro modelo es mucho más completo y probablemente más eficaz que los modelos existentes hasta el presente.

Continuaremos desarrollando esto.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 11, 2014, 6:50:34 AM11/11/14
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El modelo BPS+S de enfermedad, año 2015 (8)
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El problema de lo psicosomático, que he abordado de un modo bastante decidido en esta entrada, no sólo requiere un análisis metafísico y epistemológico, sino que posee una raíz histórica y religiosa de más de veinticinco siglos de antigüedad que conviene conocer a grandes rasgos, desde su fundamento. Y, si embargo, no es hasta el siglo XX que no se plantea su validez como construcción teórico-práctica, y lo psicosomático entra en crisis en el seno de la medicina o, al menos, entre los médicos más inquietos.

¿Por qué esta división, este postulado dualista, para la enfermedad? ¿de dónde viene y que ideologías lo sostienen? En cualquier caso, hay que conceder que hasta después de cuatro siglos de historia de la ciencia (la ciencia moderna, cuyo prototipo es la física, "nació" en el siglo XVI), el problema del modelo de enfermedad no llega a la medicina de un modo decidido. Buscamos las raíces de este estado de cosas no sólo en el origen de la ciencia moderna, sino en el origen de toda ciencia, desde sus albores en la Grecia clásica. 

Un artículo de Alexandre Kojéve, aparecido en el libro "L’Aventure de l’esprit", Paris, Hermann, 1964, p. 295-306, y publicado posteriormente en la revista Sciences, no 31, mai-juin 1964, p. 37-41, es mi fuente de inspiración y de reflexión. Añado este artículo como archivo adjunto en formato PDF, porque es interesantísimo y probablemente aclare muchas cosas en relación al origen de la ciencia occidental. El artículo se tituló "El origen cristiano de la ciencia moderna". De veras que vale la pena leerlo, porque se lee fácil y es breve (8 folios)

Kojéve se pregunta por qué, entre civilizaciones tan refinadas o desarrolladas, como la china, la árabe, o incluso entre la cultura judía, tan proclive a demostrar el origen de la cultura europea en sus principios, no se ha dado una evolución tan exitosa de lo que denominamos ciencia. Ciertamente, en ninguna otra cultura se ha dado un desarrollo semejante del conocimiento científico del mundo. La ciencia es una invención europea y cristiana. ¿Por qué cristiana, se pregunta Kojéve? ¿Por qué el paganismo griego no alcanzó a desarrollar una ciencia, en el sentido moderno del término, esto es, según el modelo de la física matemática? 

La respuesta de Kojéve nos deja asombrados y perfectamente esclarecidos. Para la ciencia pagana de Aristóteles, Platón y los sabios griegos, hay una división clara, jerarquizada, del conocimiento mundano. La Tierra está en el lugar más pesado, más corrompido, excepción hecha del fuego infraterrenal que, posteriormente, servirá como lugar de castigo eterno a los pecadores. El dios de los griegos es inalcanzable. La muerte no lleva a un encuentro con dios, sino que el alma permanece confinada en el submundo del reino de Hades y Urano, más allá de la laguna Stigia donde reinan las nieblas y las brumas. Los difuntos no van al encuentro de dios, habitando un lugar inalcanzable para los humanos, allá en lo alto, una vez traspasadas las esferas celestes. Las ideas, el pensamiento, son sombras de la realidad de dios, y el mundo de las ideas es supralunar, está más allá de lo material, y cuyas sombras se proyectan en el pensamiento de los humanos (el mito de la caverna platónico)

El cuerpo, entonces, pertenece al mundo sublunar, es in-mundo y, en consecuencia,. no puede ser comprendido ni estudiado con los mismos instrumentos intelectuales que utiliza el matemático. Y es que esta decisión le correspondió a Aristóteles, quien separó del conocimiento del mundo y de la física, y por ende del cuerpo, del mundo ideal y, por tanto, superior en tanto próximo a la divinidad, de las matemáticas.

En este sentido, vale la pena leer la Física de Aristóteles. Por mi parte, traigo algunos párrafos del Libro II, capítulo 2, de la Fisica aristotélica, titulado "La física respecto de las matemáticas y la filosofía primera". Aristóteles ha definido qué es natural y naturaleza, y qué son las ideas, sentando, o prosiguiendo, con los principios del dualismo que luego caracterizarán al pensamiento europeo. Por su parte, también se ocupa, pero en capítulos posteriores, sobre cuál es el objeto de estudio de la física, y sostendrá que la física estudia los movimientos naturales. Separa, aunque incluye, en el estudio de los movimientos naturales a la medicina y al conocimiento necesario del médico sobre el cuerpo, en tanto naturaleza (esto ya lo habíamos visto en Hipócrates) De hecho, al médico se le llamará "físico" en virtud de esta consideración.

Pero ¿y qué dice con respecto a la física y a las matemáticas, supuesto que éstas ya habían sido aplicadas por Arquímedes e incluso por Tales, entre otros muchos? Vamos al texto de Aristóteles en el capítulo que he mencionado más arriba.

"Después de haber determinado los diversos sentidos en que se dice la naturaleza, tenemos que examinar ahora en qué se diferencia el matemático del físico, pues los cuerpos físicos tienen también superficies, volúmenes, longitudes y puntos, de los cuales se ocupa el matemático.

"Además, ¿es la astronomía distinta de la física o es una parte suya? Porque parece absurdo que se suponga que es tarea propia del físico conocer la esencia del sol y de la luna, pero no sus atributos esenciales, en especial porque quienes se ocupan de la naturaleza manifiestan también interés por la figura de la luna y el sol, e investigan si la tierra y el mundo son esféricos o no.

"Ahora bien, aunque el matemático se ocupa también de estas cosas, no las considera en tanto que límites de un cuerpo físico, ni tampoco estudia los atributos mencionados en tanto que atributos de tales cuerpos. Por eso también los separan, pues por el pensamiento se los puede separar del movimiento, lo cual no introduce ninguna diferencia ni conduce a error.

"Los que hablan de las Ideas proceden de la misma manera sin darse cuenta, pues separan las entidades naturales, las cuales son sin embargo mucho menos separables que las matemáticas. Se podría aclarar esto si se intentase establecer en cada uno de estos casos las definiciones de las cosas y de sus atributos..."

Hasta aquí la cita de Aristóteles. podría ser ma´s extensa, incluso comprender el capítulo entero, porque su lectura no tiene desperdicio en cuanto al arte del razonamiento. 

Continúo en el siguiente mensaje.

JM Gasulla
Kojévé El origen cristiano de la ciencia.pdf

JM Gasulla

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Nov 12, 2014, 2:08:56 PM11/12/14
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El modelo BPS+S e enfermedad, año 2015 (9)
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Tras haber visto muy por encima el texto de Aristóteles, "Física", del que he destacado el capítulo 2 del libro segundo, titulado "La física respecto de las matemáticas y de la filosofía primera", donde el autor separa con claridad dos mundos distintos: el mundo físico, donde rige el movimiento, y el mundo de la física, platónico a la postre, de una naturaleza casi divina, veremos ahora unos fragmentos, quizás a mi juicio los más esclarecedores, del texto de Kojéve que adjunté en el mensaje anterior.

Dice Alexander Kojéve ("El origen cristiano de la ciencia moderna".  Sciences, nº 31, mai-juin 1964, p. 37-41) "Partiendo de la Tierra, el pagano ("pagano", según el DRAE: se dice de los idólatras y politeístas, especialmente de los antiguos griegos y romanos. Se dice también de todo infiel no bautizado) no está nunca sobre el camino que podría llevarlo ante su dios. Poco importa, por otra parte, que la pantalla que se considera que separa a dios del mundo, donde viven y mueren los paganos, esté constituida, como para Platón, por un Cosmos ideal utópico o, como para Aristóteles, por el Cielo planetario y sideral etéreo, sin posición precisa en el espacio vacío del infinito... Lo que cuenta en ambos casos es la imposibilidad absoluta de franquear esta barrera ideal o real, tanto para el pagano como para su dios" Recordemos a este respecto que el mundo de los muertos se sitúa, para los griegos, más allá del umbral de la laguna Estigia, del reino de Hades, donde la niebla casi siempre permanente que envuelve el lugar, le confería ese aspecto misterioso y de puerta al inframundo, que no debe ser confundido con el infierno.

Prosigue Kojéve: "Así, desde el punto de vista de la teología pagana clásica no se pueden encontrar "leyes matemáticas", es decir, relaciones eternas y precisas más que allí donde no hay materia en absoluto, o al menos ahí donde está es puro éter inaccesible a los sentidos. Desde el punto de vista de la teología, sería impío buscar tales leyes en la materia vulgar y grosera del género de lo que constituye los cuerpos vivientes que nos sirven temporalmente de prisión. Y es por lo cual, para paganos como Platón y Aristóteles [e Hipócrates, añado yo, por lo que nos atañe en cuanto médicos], la búsqueda de una ciencia como la física matemática moderna sería no solamente una pura locura como para todos los griegos civilizados y por ello susceptibles de ocuparse de las ciencias, si no también un gran escándalo, igual que para los hebreos."

Más adelante añade el autor: "Admitiendo que la ciencia moderna nació de una oposición consciente y voluntaria a la ciencia pagana [cuyas ideas fundamentales perduraron a lo largo de toda la Edad media hasta el siglo XVI] y constatando de ello que tal oposición apareció solo en el mundo cristiano (bastante tardíamente, por otra parte, y solo en cierto medio social), puede preguntarse qué dogma particular de la teología cristiana es responsable en último análisis, del (relativo) dominio que los pueblos cristianos (y solo ellos) ejercen hoy [recordemos que este artículo es de 1964] sobre la energía atómica... [Se trata] del dogma de la encarnación que es, por otra aprte, el único de los grandes dogmas de la teología cristiana en ser, desde el punto de vista de la realidad histórica, a la vez auténtica y específicamente cristiano, es decir, propio del pensamiento cristiano, y solamente de él." Aquí viene en el texto la nota 6, que la reproduzco porque tiene valor: "Lo que la encarnación es para el cristiano no tiene nada que ver con las supuestas 'encarnaciones' como se han visto en los mitos paganos o en las historias bíblicas: transformarse y ser hombre es muy otra cosa que revestir una forma (o una apariencia) humana (u otra) San Agustín lo vio perfectamente bien y mostró claramente a los cristianos (cf. por ejemplo: De Trinitate, II, VII, 12 y IV, XXI, 31), mientras que los adeptos al judaísmo de eso jamás dudaron."

"En efecto [prosigue Kojéve], ¿qué es la encarnación, si no la posibilidad para el dios eterno de estar presente en el mundo temporal donde nosotros mismos vivimos, sin perder sin embargo su absoluta perfección? Pero si la presencia en el mundo sensible no deteriora esta perfección [de Dios], es que el mundo es (o ha sido, o será) él mismo perfecto, al menos en cierta medida. Si, como los cristianos creyentes lo afirman, un cuerpo terrestre ([eventualmente] humano) puede ser "al mismo tiempo" el cuerpo de Dios y entonces, un cuerpo divino, y si como lo pensaban los sabios griegos, los cuerpos divinos (celestes) reflejan correctamente relaciones eternas entre entidades matemáticas [astronomía], nada más impide buscar esas relaciones en el aquí abajo tanto como en el cielo"

Se pregunta entonces Kojéve por qué esta operación de integración del cuerpo de Cristo en una doble naturaleza, de modo que ese "gesto" autoriza la aplicación de las matemáticas sobre los cuerpos mundanos, no se da más que en el siglo XVI con lo que se ha dado en llamar "la revolución copernicana" del conocimiento del  mundo, y que tras él, Galileo aplica, siguiendo cierta tradición de Arquímedes, las leyes matemáticas para resolver problemas físicos, en contra de la opinión de los aristotélicos y de la escolástica dominante en aquella época, hasta el punto de ver su vida amenazada, tal como sabemos.

Esta revolución, no obstante, no se aplica en la medicina hasta el siglo XIX con Claude Bernard, mientra que la revisión en profundidad del modelo vigente de enfermedad no se realiza más que en la década de los años 40 del siglo XX, por Franz Alexander con su modelo psicosomático en la escuela de Chicago, como un intento formal y sistemático de abordar la enfermedad como un todo psicosomático integral. En esta concepción psicosomática de la enfermedad es evidente la influencia de los estudios clínicos de Sigmund Freud sobre la histeria. En base a ellos, lo psíquico y lo somático reclaman una teoría unitaria en el seno de la medicina, que hasta entonces seguían el viejo modelo hipocrático, y por ello pagano, que separaba el cuerpo como perteneciente al mundo, mientras que el alma y las ideas, el pensamiento, mantenido a distancia (celestial) de este y, por ello, libre de la "contaminación" "in-munda" de lo material.

Pero hemos de esperar, dentro de esta modelización histórica de las vicisitudes del modelo psicosomático de enfermedad, hasta finales de los años 70, principios de los años 80, con George Engel y su modelo biopsicosocial de enfermedad, donde se intenta un primer abordaje formal del modelo de enfermedad. Finalmente, no es hasta los inicios del siglo XXI, que Gasulla aborda un modelo matemático o, más concretamente, topológico, de la clínica, fusionando así un recorrido histórico que se soporta en la pregunta sobre qué es la enfermedad humana. Sin la ciencia, las matemáticas y sin el psicoanálisis, este modelo no sería posible. Ha sido necesario comprender su naturaleza histórica y epistemológica, para poder diseñar un modelo realmente científico de enfermedad humana, lo que quiere decir que los registros de toda actividad humana, el registro de lo Real-Biológico, de lo Psíquico-Imaginario y de lo Simbólico-Social, más la forma particular, el Sinthome, como cada uno enfrenta, comprende, padece y maneja ese fenómeno patológico, comprenden, por fin, una unidad "múltiple" que da cuenta de la fenomenolgía humana de un modo riguroso, al abrigo de ideologías, movimientos religiosos e incluso mágico-religiosos o pseudocientíficos.

Continúo en el próximo mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 13, 2014, 3:35:21 PM11/13/14
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El modelo BPS+S de enfermedad, año 2015 (10)
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En el mensaje anterior acaso haya cometido un exceso de narcisismo al alinearme en los renglones de la historia del modelo médico de enfermedad, pero en cualquier caso no es un exceso que perjudique a nadie y a mi me ha hecho gracia esta pequeña broma. Sin gracia, claro. En realidad, no sé de nadie que haya emprendido una tarea semejante a la que yo voy desarrollando aquí, lo que, por otra parte, no garantiza que vaya, de por sí, por el buen camino.

 

De hecho ¿por qué un modelo clínico matemático de enfermedad? Hay, sin duda, argumentos de diversa índole, como he expuesto en esta entrada, pero, y a pesar de que en este grupo de Google he dado una diversidad de razones y he abordado la cuestión del porqué de las matemáticas en el fundamento de un modelo clínico de enfermedad en diversas ocasiones (basta dar un vistazo a los títulos de las entradas "¿Por qué las matemáticas...?" (año 2008); "Otra vez con las matemáticas y la medicina" (año 2010); "Otra vez con las matemáticas y la medicina (II)"(año 2011); "El modelo BPS de enfermedad es un modelo lógico" (año 2011); "Y, finalmente, las matemáticas" (año 2011); "Psicosomática III" (año 2012); "Algunas nociones sobre nudos y cadenudos I" (año 2012); "Brevemente" (año 2012); ""Son las matemáticas, estúpido"" (año 2012); "¿Qué es una ley?" (año 2012); "El nudo BPSΣ" (año 2013); "Sobre la estructura de la enfermedad" (año 2013); "La estructura de la enfermedad y sus modalidades" (año 2013), como las entradas que abordan de un modo directo las matemáticas en relación a los modelos médicos de enfermedad) no estará de más aportar otros argumentos a los que ya tenemos.

 

No digo nada nuevo si distingo dos formas básicas de esquemas de pensamiento para comprender el mundo hostil en el que estamos inmersos y del que, o bien nos queremos defender, transformándolo en un entorno más amable, o bien nos queremos aprovechar de él. Estas dos formas, podemos convenir en que una de ellas es imaginaria, con la magia (con las palabras mágicas sin sentido) y la religión (con la oración, que implora la intercesión milagrosa de la divinidad en la marcha ordinaria del mundo) como métodos de comprensión y actuación del y sobre el mundo, y la otra forma de pensamiento convengamos que es simbólica. Sobre estas dos formas de comprender el mundo, aplicadas a la episteme médica, Lain Entralgo ha escrito abundantemente y de una forma muy sencilla y esclarecedora, como era habitual en él. No me extiendo, pues.

 

Pero ni Lain Entralgo ni ningún otro autor, ha manifestado ningún interés en dotar a la clínica de un fundamento en las matemáticas, y todo ha parecido concluir en el modelo clínico surgido de la medicina experimental fisiopatologica o biológica. Entonces, los síntomas lo son de la fisiopatología y la enfermedad no es más que fisiopatología. Es así cómo se genera lo que en anteriores mensajes he llamado el "agujero real", engendrado por el diagnóstico en el lugar de la Recta Infinita (R.I.), desde el cual no nos escuchamos hablar frente al síntoma. Es esta estructura de agujero engendrado por la R.I. la que determina que sea el diagnóstico lo que no permite captar que tanto en el síntoma como en el diagnóstico, se trata de la estructura del lenguaje y de lo simbólico actuando sobre lo real. Es lo que decía Vappereau a propósito de esta cuestión, refiriéndose a Freud: "el niño se da cuenta de que cuando los padres se gritan, no se perciben gritar", esto es: no se perciben hablar y que cuando hablan, es la estructura del lenguaje, la estructura de lo social vehiculizada por el lenguaje, lo que hace que los padres discutan y se griten. Si se gritan y discuten, es porque hay un condicionante social estructurado por el lenguaje, que pone de manifiesto sus diferencias (el dinero, el amor, la fidelidad, los egoísmos particulares, etc., determinados por lo social) Analizar esto les llevaría a calmarse; analizar a qué condicionantes sociales y de lenguaje están sometidos y los determinan, para enfadarse. También determinantes biológicos, pero sobre eso hablaremos más extendidamente en alguna que otra ocasión. En medicina, la fisiopatología no permite apreciar que se trata de lo social del diagnóstico lo que está en juego, lo simbólico que determina que las cosas sean vistas así. Me refiero, naturalmente, a la performatividad del lenguaje de la que habla J.L. Austin ("Cómo hacer cosas con palabras" Paidós Studio 1990), John Searle, ("Actos de habla". Cátedra. Tercera edición. 1990) o Stephen C. Levinson ("Significados presumibles. La teoría de la implicatura conversacional generalizada". Gredos. 2004)


Agujero real generado por el diagnóstico, que no nos deja captar bien por el "ruido" emocional que ello implica (he incluido la prisa como elemento subjetivo fundamental y estructurante del acto médico: "Organización de la subjetividad en el acto médico" <-- Clic para acceder) que de lo que se trata es de estructura, y de estructura del lenguaje; pero que, sobre todo, de una estructura topológica que rige, o que describe, las leyes internas del proceso médico.


Y es que, dentro de la segunda modalidad de sistema de comprensión del mundo, de las que hablaba más arriba (magia y religión como sistema de referencia imaginario para comprender el mundo), el sistema simbólico de comprensión y manipulación del mundo están la filosofía y las matemáticas.


La filosofía, llevada de la mano de la metafísica, y en esta entrada ya he puesto de manifiesto la importancia que tiene la metafísica en el orden de comprensión de los fenómenos mundanos, como por ejemplo, la propia enfermedad.


Pero ¿por qué las matemáticas? ¿Qué ocurre con las matemáticas para que, por una parte, comprobamos permanentemente su eficacia y, por otra, sean tan efectivas sobre el mundo real? En realidad, las matemáticas son un lenguaje de letras pero que no significan nada. Son letritas, signos, símbolos, uno al lado del otro, que no significan nada. No se pueden leer como se puede leer este texto, es decir, que no significan a ningún significado determinado y que las letritas pueden ser substituidos por valores y números sin ningún detrimento de que la verdad que se pueda enunciar al principio de un teorema, se haya trasladado al enunciado final de la demostración, a pesar de que reflejan, con una fidelidad pasmosa, el pensamiento racional humano.


El problema con el lenguaje común, ya lo venimos diciendo desde hace tiempo, es su polisemia. No hay precisión en él y cualquiera puede entender cualquier cosa de la que uno ha dicho. Incluso nosotros mismos a veces somos incapaces de descifrar nuestro propio lenguaje con el que hemos construido nuestros sueños. Las letritas de las matemáticas, o de la lógica matematizada, no significan nada y pueden significar cualquier cosa. No deforman el pensamiento.


Pero ¿por qué las matemáticas, siendo un lenguaje sin significado, son tan eficaces sobre el mundo real? O la lógica, con la que se construyen las matemáticas: ¿por qué la lógica es tan efectiva, aplicada sobre el mundo real? Pues yo tengo para mí que ni la lógica ni las matemáticas vienen del mundo de las ideas, ideal, sublime, supralunar, si no que toman su firmeza por abstracción del mundo natural. De otro modo no se entiende que sean tan eficaces. Esto lo podemos discutir en otra ocasión, porque me parece que es una discusión muy importante.


Acabaré en el próximo mensaje intentando responder a la pregunta que he abierto al principio de este mensaje "¿por qué un modelo clínico matemático de enfermedad?".


JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 14, 2014, 11:06:52 AM11/14/14
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El modelo BPS+S de enfermedad, año 2015 (11)
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Yo planteaba, en el anterior mensaje, el por qué las matemáticas iban tan bien para explicar el mundo. En definitiva, el porqué cualquier conocimiento del mundo debe plegarse al conocimiento matemático, nos guste o no. A lo largo de esta entrada he ido despejando el camino para aceptar que la clínica no puede escapar al conocimiento matemático o, en nuestro caso, topológico. Y llevaba al asombro, histórico por otra parte, hasta el punto que los sabios, Einstein incluido, se han preguntado la razón de la idoneidad de las matemáticas para conocer el mundo, en contra del pensamiento pagano y, sin duda y de últimas, cristiano, pues aunque haya sido el cristianismo la doctrina que abrió la vía de la matematización del mundo físico, a partir del siglo XVI con Galileo, nada se le debe, en consecuencia, al mundo de las ideas abstractas puras, pues la geometría, y de últimas las matemáticas, incluso el mismo concepto de número, son esencialmente naturalistas.

Quiero decir por naturalistas que le deben su rigor, lo mismo que la lógica, a la conformidad del pensamiento con el mundo circundante, según definición aristotélica de la verdad. Al fin y al cabo, la demostración de un teorema es la traslación de una verdad axiomática a una verdad de discurso, y esta, de últimas, con un pie en la realidad física, si no los dos.  Ese mundo de las ideas, pues, no es ni lo absolutamente puro e independiente del mundo corrupto, que pretendía el clasicismo griego, ni lo absolutamente dependiente de una realidad que, en numerosas ocasiones, se muestra ausente e independiente de su corroboración. La verdad matemática es, pues, deducida, lógica, a partir de una constatación mundana.

 

Uno de mis libros preferidos es, sin duda, el de Michel Serres, "Les origines de la géometrie" Flammarion. 1993. Traducido al español como "Los orígenes de la geometría" Siglo XXI editores. 1996. Un libro un tanto denso y acaso "difícil", pero que enseña y hace pensar, y que, muy a mi pesar, no voy a comentar aquí, porque no es el lugar. Únicamente sus conclusiones van a ser objeto de consideración, porque van a darnos cuenta de lo que el pensamiento abstracto de las matemáticas y la geometría le deben al mundo.

 

Dice Serres que la geometría nació en Egipto y a los geómetras se les llamó harpedonapta, esto es, agrimensor. Nació como una necesidad, puesto que las crecidas anuales del río Nilo borraban los tamaños de los campos de cultivo y no podían pagarse los mismos impuestos al faraón cuando el tamaño de los campos cambiaba de un año para otro y, en consecuencia, el rendimiento de los cultivos variaba. Por lo mismo, fue necesario aprender el arte de calcular superficies, porcentajes, y suma y resta de cantidades agrimensoras (recordemos que el cálculo fue un invento babilonio, nacido de la necesidad tanto de pagar impuestos como del puro comercio, aunque la palabra procede del latín "cáculus", piedrecilla, que se utilizaba para contar en el ábaco)

 

Por lo demás, la geometría egipcia nació ligada a la justicia y al derecho, puesto que las mediciones del harpedonapta eran consideradas pruebas irrefutables que decidía la justicia hacia el bando del campesino o bien hacia el lado del rey, que sometía así su poder a esta justicia. Los griegos, con una inquietud intelectual superior a la de los egipcios, comprendieron el arte de medir la tierra y la elevaron al fantasioso mundo de las ideas, negando así su origen terrenal. De todos modos, también adoptaron el nombre de la voz egipcia Maat, que significaba "verdad", aunque los griegos la utilizaron más bien en el sentido de  μαθηματικά (matematiká), cosas que se aprenden, por oposición a  μουσική (musiké), cosas que se puede entender sin haber sido instruido, derivado de μάθημα (matema), conocimiento’.

 

Entonces, esta represión griega aplicada al origen mundano de la geometría, hizo que fuera necesaria la encarnación de Cristo y la aplicación de las matemáticas, más concretamente la geometría, al estudio de la física que, recordemos, es el estudio del mundo.

 

Llegados a este punto, comprendemos el porqué las matemáticas no se utilizaron en la medicina para comprender la clínica, si no que se trataba más bien de un método filosófico o lógico de estudio de la naturaleza.

 

Hemos revisado esto y hemos comprendido que es necesario un fundamento formal para la clínica, por la única y exclusiva necesidad de incluir al sujeto en la clínica y en relación con la enfermedad. Pero la geometría, o las matemáticas, que podemos aplicar no son las matemáticas convencionales de la física o las que aprendimos, a veces torpemente, en nuestros años de escolares. Primero, nos ha sido necesario dar cuenta de qué elementos forman parte del concepto de enfermedad extendido; después, de los distintos métodos de exploración: la bioestadística para la biomedicina, la psicología para lo imaginario y los métodos de la sociología, pero sobre todo, el análisis de la estructura y de la estructuración del lenguaje y sus efectos determinantes sobre nuestro pensamiento, para lo social. Asimismo, hemos tenido que incluir un registro nuevo, inédito hasta entonces, que hemos llamado Sinthome, como el recorrido particular, la forma de percibir y comprender su proceso patológico de cada persona.

 

La topología, o las matemáticas de la goma elástica, porque estudian las transformaciones continuas, y mucho más concretamente, la teoría de nudos y cadenudos, se adapta a las mil maravillas a nuestro objeto de estudio, esto es, el sujeto en medicina. Es por esta razón que hemos adaptado la teoría de nudos a nuestras necesidades más inmediatas, con el único fin de que en el discurso de la medicina no se entrometan ideologías de ningún tipo.

Este último aspecto va en contra de lo que escribo aquí, en este espacio, y probablemente sea en parte uno de los motivos por los que no se acepta la publicación de todo esto en las revistas "serias" de medicina, alegando que lo que yo escribo no son temas de medicina. Porque, efectivamente, lo que escribo aquí va en contra, por una parte, de la intromisión en el campo de la ciencia médica, vía discurso de la ética o incluso del jurídico, de las ideologías religiosas y, por otro, en contra de las ideologías de tipo economicista, sean marxistas, capitalistas o de cualquier otra índole.

Si escribimos la clínica en los términos de la teoría de cadenudos, esto es, en forma de los dibujos que autoriza la topología, estamos en el campo de la escritura pura, esto es, de la ausencia de significación y, en consecuencia, de transmisión directa del pensamiento y de las formas clínicas, donde el sentido no depende de un discurso, si no de la lógica que sostiene la figura topológica, una vez se aceptan ciertos convencionalismos matemáticos (color, tipos de movimientos dentro de los nudos, relaciones de los distintos registros entre sí, algebrización de los recorridos del Sinthome (ver Essaim de Jean-Michel Vappereau), operaciones dentro y con los nudos, etc.)

JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 19, 2014, 7:12:59 AM11/19/14
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El modelo BPS+S de enfermedad, año 2015 (12)
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Con este mensaje daré por finalizado este hilo. En él, mi ambición ha sido tratar de dar un fundamento sólido al modelo BPS empezando por consolidar de un modo firme el concepto psicosomático de enfermedad.

Yo he hecho muchas matemáticas a partir de ahí, a título personal. Me he metido un poco a fondo en la teoría de nudos y he tratado de aprender de los matemáticos el rigor de su pensamiento y la filosofía que impulsa su profesión. Ni que decir tiene que soy un oportunista de las matemáticas, es decir, alguien que toma lo que puede de otros y sale corriendo hacia lo suyo. Quizás todo esto quede en la distracción de un jubilado aficionado, porque con lo que he escrito en este grupo de Google, no veo cómo poder hacer una App para un móvil, ni siquiera un programa que los gestores de la sanidad puedan aplicar a la gestión. Ni tan siquiera los propios médicos podrían tomar uno de los problemas matemáticos resueltos en teoría de nudos y aplicarlo directamente, como un recetario, a una dificultad clínica inoportuna.

Es por eso que el esfuerzo que he llevado a cabo, y que seguiré llevando a cabo mientras me dure el "fuelle" en esto, no tiene una utilidad aplicable de forma inmediata. Cuando pienso en esto, me consuelo con otro pensamiento. Y es que vivimos en un mundo mentalmente enfermo, que se empeña en normalizarlo todo mediante un discurso único sin equívocos, y esto es el anhelo de todo psicótico, de todo esquizofrénico. La realidad psíquica del ser humano es, no obstante, múltiple y su característica principal es la diversidad. Toda la realidad admite múltiples lecturas e interpretaciones, como los problemas en matemáticas, que admiten diversas soluciones, en contra de la opinión de algunos profesores de matemáticas que sólo aceptan como válidas las suyas, incapaces de asumir la realidad del lenguaje humano.

La realidad de la enfermedad y del enfermar humano es que admite también una diversidad de soluciones, cada una dentro de un marco simbólico o conceptual diferente. No hay una única manera de enfrentar el tratamiento, ni siquiera el diagnóstico, de una enfermedad, a pesar de los esfuerzos en establecer una hegemonía de discurso en la sociedad y en las ciencias. Interesa resolver el problema de salud que alguien padece. Eso es el interés que nos ha movido a los médicos: resolver los problemas de salud que padece la gente y nosotros mismos. Y el procedimiento ha sido plantear el problema de un modo que pueda resolverse, empleando diversos procedimientos, teorías, caminos y soluciones. Creo que en ocasiones se ha perdido esto de vista, pues ha primado el sometimiento a un discurso determinado (económico, político, científico), ajeno de modo directo al de la medicina, confundiendo medicina con ciencia o con magia. La razón de ser de la medicina es la resolución de problemas de salud. Y para resolver un problema, hay que plantearlo bien y aplicarle los conocimientos que uno considere oportunos, sin restricciones.

Esa es una posición ética, puesto que prioriza el bien y lo formaliza mediante un enunciado a modo de lema (a veces, con oficio de máxima moral) En cada ocasión, el lema habrá que desarrollarlo del modo más adecuado al caso, puesto que si uno tiene en la cabeza ese lema ("la razón de ser de la medicina es la resolución de problemas de salud"), se afanará por estar a su servicio y no al servicio de doctrinas o ideologías espurias. Es para prevenirse y salvar ese riesgo de ponerse al servicio de intereses bastardos distintos a lo que podemos considerar la razón de ser de la medicina (es posible que no todo el mundo esté de acuerdo con lo que digo aquí, de modo que sería necesaria una discusión en caso de controversia), por lo que he recurrido en primer lugar, a un discurso de letras sin sentido, como el de las matemáticas, y a reducir a la mínima expresión, al último argumento metafísico que es capaz de sostener un fundamento al modelo de enfermedad, para garantizar que los axiomas de partida de la clínica están bien fundados racionalmente.

Me parece claro que este discurso con letras pero sin palabras que es la matemática, como por ejemplo la expresión ax + by = cz, es mucho más expresivo que la descripción de un fenómeno clínico genérico. La descripción clínica lingüística trata de concretar, de cernir el significado. Mediante el procedimiento médico se trata de concretar un signo, dar significado a una serie de síntomas y de cambios en el cuerpo detectados mediante la exploración física, de modo opuesto a la exigencia de razón matemática, donde lo imperativo es una escritura abstracta mediante letras o trazos (dibujos), que incluso haga desaparecer el número, aunque lo incluya. Lo mismo para la geometría, e incluso lo mismo para la topología (matemática de la deformación continua)

Pero poder escribir matemáticamente el fundamento del modelo médico biopsicosocial más el Sinthome, significa que se hace la prescripción de los principios y de las leyes generales que rigen los procesos del enfermar humano, esto es, los fenómenos en los que el sujeto cuenta. Dar cuenta de ese sujeto, como querían von Weizsäcker y Laín Entralgo, ha sido el motivo que me ha movido a tanto afán.

Supongo que a medida que vayamos haciendo más matemáticas, el modelo se consolidará. Pero aquí he plasmado lo que me ha parecido ser sus fundamentos más primarios o fundamentales.

JM Gasulla

NuevaPiedraRoseta

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Nov 27, 2014, 10:14:17 PM11/27/14
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Hola Dr Juan Manuel.
Gracias por la faena!
Juan Manuel replico a la brevedad.
Saludes!
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