¿Qué es una ley?

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JM Gasulla

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Apr 12, 2012, 2:38:55 PM4/12/12
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Qué es una ley (1)
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Recientemente está circulando por la Red o, más concretamente, por Facebook, una lección que impartió Jean-Michel Vappereau en Buenos Aires (Argentina) en 2003. Esta lección, con sus variantes locales, también la impartió en Barcelona y yo asistí a ella como alumno. Esta lección se ha titulado ¿Qué es una ley?

Jean-Michel Vappereau es un matemático y psicoanalista francés de quien ya he hablado aquí y de quien he aprendido cosas muy interesantes. 

En esa lección, Vappereau se refirió concretamente a dos conceptos fundamentales en relación a la ley. Vamos a decir que, por una parte, está la ley inexorable y, por otra, está la ley que nos hace humanos. Él lo explica extensamente, de modo que no repetiré aquí lo que dijo y si alguien estuviera interesado, le mandaría una copia de la clase. 

Se refirió en primer lugar a la ley inexorable, y para ello, escribió en la pizarra una serie secuenciada al azar de signos - y +. Yo me extiendo un poco más de lo que lo hizo él (no mucho más), porque el desarrollo del problema y su solución se encuentra en un artículo que Lacan incluyó en sus Escritos, titulado "El seminario de la carta robada".

Por otra parte, me pregunto qué demonios le puede interesar a un médico saber algo de esto. Ciertamente, en el hipotético caso de que algún médico se interesara en leer algo de esto, probablemente preferiría, para su práctica, que se le dijera lo que tiene que hacer (un nuevo método diagnóstico, un nuevo protocolo, cómo y cuándo aplicar un nuevo y "novedoso" fármaco, etc, es decir, cosas eminentemente prácticas) y que, dicho en llano, no le calentaran la cabeza con filosofías. Efectivamente, lo que cuento aquí no tiene nada que ver con esa supuesta demanda médica, sino que tiene más que ver con el hecho de saber cosas. Hay personas que tienen un ansia de saber. Otras no, la mayoría, y optan por no querer saber nada; sólo quieren obedecer y hacer lo que les mandan y sólo quieren saber lo que tienen que hacer. Sin duda son más afortunadas que las que quieren saber, porque el saber te hace infeliz, entre otras cosas, porque es infinito y nunca jamás se obtiene la plenitud de saber. El saber es muy frustrante. Cuento aquí estas cosas porque me imagino que las cosas que cuento hacen saber y ayudan a comprender. No sé si leyendo esto se sabrá más medicina, pero es probable que se entiendan algunas cosas "inútiles", como comprender eso que vengo predicando por aquí de que el pensamiento viene hecho y que no somos dueños de nuestros pensamientos.

Supongamos, pues, esa serie al azar, que puede ser el resultado de lanzar al aire una moneda y contar las veces que sale cara (-) o cruz (+) Supongamos que anotamos el resultado de cada tirada por su signo, del siguiente modo:

-++---+-+--+

Esto nos da una serie de signos, que la hemos anotado. Hay algo, muchas cosas que decir en torno al hecho de anotar, o sea, de poder escribir, y muchas cosas que decir en torno a la escritura de series, esto es, escribir una cosa a continuación de otra. Un poco, aquí se trata de comprender que el lenguaje es autónomo, que por el hecho de poderse escribir impone unas leyes que, por un lado, coinciden bastante con las leyes del sujeto y, por otra, son determinantes. Si uno comprende esas "leyes" (de eso se trata la lección de Vappereau que aquí comento) va perdiendo un poco del apego que le tenía a la idea de un pensamiento autónomo y dependiente de fenómenos o efectos sobrenaturales.

Un aparte antes de seguir: por paradójico que parezca, si hay lenguaje, es porque se puede escribir. La escritura es formalmente anterior al lenguaje hablado. Es necesario saber escribir antes de saber hablar. Esto, que puede parecer tan chocante, que en la impresión del sentido común plantea un imposible, es el orden que impone la estructura del lenguaje, tal como demostró Jacques Derrida en su más aclamada obra "De la gramatología" (Siglo XXI editores. 1971. Séptima edición de 2003; primera edición francesa 1967, por les éditions de minuit) Y no sólo que la escritura es anterior al lenguaje hablado, sino que la escritura es más que lo que los lingüistas, como Février (James G. Février. Histoire de l'ecriture. Payot. 1959) y otros, cuyas referencias no incluyo para no extenderme, sostenían: la escritura es más que signos fonológicos.

Vuelvo a la moneda lanzada al aire. Se trata de un lanzamiento y de un resultado aparentemente al azar. Pero no es tan al azar como se supondría, porque al cabo de 100 tiradas, el número de veces que ha salido cara y cruz es idéntica, esto es, habrá salido en 50 ocasiones cara y en 50 ocasiones cruz. Una vez sabido esto, quiero saber si la próxima tirada saldrá cara o cruz. Por el conteo hasta 100 que he llevado antes, sé que la probabilidad de que la próxima tirada sea cara (-) es del 50%, lo mismo que la probabilidad de que salga cruz (+), así que el riesgo de acertar o errar sigue siendo muy elevado (el 50%) y yo diría que sigue siendo casi al azar. 

Esto ya plantearía una cuestión pues ¿quién lleva la cuenta para que al cabo de cierto número de tiradas, la probabilidad sea  del 50%? Pero no me detengo aquí aquí (se comprenderá el porqué a medida qeu nos acerquemos a la solución del problema), porque lo que nos interesa no es saber qué probabilidad hay de que salga cara o cruz sino saber si en la próxima tirada saldrá cara o saldrá cruz.

El problema de averiguar qué saldrá en la próxima tirada se resuelve mediante lo que se ha dado en llamar una "cadena  markoviana". ¿Qué es una cadena markoviana? La definición intuitiva es que se trata de un tipo especial de proceso estocástico discreto en el que la probabilidad de que ocurra un evento depende del evento inmediatamente anterior o, dicho de un modo más intuitivo, la probabilidad de que salga cara o cruz no depende del azar (50%), sino que depende de la historia de la serie, de cómo han ido saliendo las caras y las cruces a lo largo del tiempo. No doy aquí la definición formal de una serie markoviana, pero la fórmula genérica que la describe es algo así a:

P(Xn-1=xn+1|Xn=xn, Xn-1=xn-1,...,X2=x2, X1=x1)=P(Xn+1=xn+1|Xn=xn)

No sigo por ahí, para continuar con la exposición que quería hacer.

Mejor lo hago en otro mensaje, para no extenderme demasiado.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 12, 2012, 5:01:07 PM4/12/12
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¿Qué es una ley? (2)
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Estaba en que yo quería averiguar si tras una serie de tiradas al aire de una moneda, sería capaz de predecir si en la próxima tirada saldría cara (-) o cruz(+)

Yo suponía la serie que Vappereau había dibujado en la pizarra representaba una serie de anotaciones de los resultados de cada tirada, y que eso se podía escribir así:

-++---+-+--+... 

El cálculo de probabilidades simple me ofrecía una probabilidad del 50% de que en la siguiente tirada saliera (-) y una probabilidad del 50% de que en la siguiente tirada saliera (+) El riesgo y la probabilidad son demasiado altas. 

Pero si ahora construyo "tríos" de signos, a medida que van saliendo, y a cada trío le asigno una letra...

si durante tres tiradas seguidas sale (+++) o (---), a este trío de iguales la llamo 1; si sale (++-) o (--+) o (-++) o (++-) o (+--), es decir, siempre que salgan dos juntas iguales y una distinta en un extremo, le llamo 2; y si sale (+-+) o (-+-), es decir, dos iguales intercaladas por una distinta, le llamo 3. Ahora me fijo en la serie que he obtenido, que es la que escribió Vappereau al azar:

-++---+-+--+ 
De acuerdo con el nuevo agrupamiento de a tres, obtengo una nueva serie:

(-++), (++-) (+--), (---), (--+), (-+-), (-+-), (+--), (--+)...

Ahora sustituimos cada tripleta por el nuevo nombre que le hemos asignado y obtendremos una nueva serie:

2, 2, 2, 1, 2, 3, 3, 2, 2...

y suprimiendo las comas, obtenemos la serie

222123322...

Ahora podemos representar en un grafo (que no hay que confundir con "gráfica", ya que el grafo es un cuerpo de la llamada matemática discreta) esta serie, conviniendo que hay una serie de "caminos" o posibilidades de relación, de modo que, una vez construido el grafo, que no lo hago aquí con el detalle necesario, obtenemos la figura o cuerpo de recorridos, siguiente:

y que recibe el nombre de "RED 1-3"

¿Qué significa o qué está representando esta red o grafo? Pues que en la serie numérica 1, 2, 3, existen diversas posibilidades: que cada número puede remitir a sí mismo, 1 remite a 1 y se representa mediante una flecha circular (1 -- 1); que 2 remite a 2 y se representa de la manera que puede verse en el grafo,  (2 -- 2); y que 3 remita a sí mismo o, dicho de otro modo, que tras tener una serie 3, en la siguiente tirada obtengamos una nueva serie 3 (3 -- 3), y esto lo representamos por flechas en cada vértice (se llama así a cada punto donde hay un número: "vértice del grafo")

Los pasos siguientes son un poco complicados para explicar aquí. En el texto de Lacan, que tenéis aquí en este hiperenlace --> "Seminario sobre la carta robada" se explica en extenso, solo que si uno está interesado, debe entretenerse en seguir los pasos poco a poco. El desarrollo de este procedimiento se explica al final del artículo en el apartado "Paréntesis de los paréntesis" y esta escritura a base de paréntesis y paréntesis de los paréntesis, es crucial en esta especie de lógica-matemática que empleamos para comprender estos fenómenos clínicos que incluyen al sujeto.

Siguiendo un procedimiento similar de notación, donde ahora los caminos (1 -- 1), (2 -- "), (1 .. 3), (2 -- 3), etc, van a recibir nombres diferentes siguiendo el alfabeto griego, que nosotros nombramos por letras latinas: a (por alfa), b (por beta), g (por gamma), se obtendrá el siguiente y definitivo grafo según el cual, se podrá acertar qué saldrá en una próxima tirada, en el caso de la lógica del azar, como era el caso de las tiradas al aire de la monedas, o, acaso lo que más nos interesa, que se da cuenta de una gramática o, mejor, de una ortografía.

Este es el grafo llamado por Lacan "RED alfa, beta, gamma, delta"

Una vez expuesta la ley de sucesión de símbolos, me quedará por explicar qué consecuencias se pueden extraer de estos desarrollos y qué importancia tiene esto para el desarrollo del lenguaje y el determinismo del sujeto humano a partir del lenguaje.

Conviene no perder de vista que desde el hilo que titulé "Homo ex machina", estoy intentado dar una respuesta a una pregunta que lanzó al aire un amigo, un poco al paso, sobre si al final, era necesario introducir un alma, espíritu o un segundo principio (espiritual) para explicar los fenómenos típicamente humanos. No es necesario que este otro principio del dualismo que defiendo, sea necesariamente espiritual. La introducción del símbolo es capaz de engendrar todo lo que conocemos como "un ser humano", salvo que hay que ir paso a paso, despacio, para comprenderlo. Hay que ir mostrando y demostrando.

Sigo en otro mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 13, 2012, 7:14:55 AM4/13/12
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¿Qué es una ley? (3)
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Una ley, decíamos más o menos en el mensaje (1) de este hilo dedicado a pensar y saber sobre qué es la ley, puede ser de dos clases: una ley inexorable, necesaria, que no puede ser que no se cumpla y que de un modo incompleto pero genéricamente comprensible, relacionaríamos con una ley natural; y una ley que nos hace humanos y que las dictan los parlamentos. Esta ley que nos hace humanos y que la dictan los parlamentos es, de hecho y según algunos teóricos del derecho, una extensión de los usos y costumbres que rigen el orden social en un grupo humano determinado y, en consecuencia, estaría muy alejada de poder ser considerada una ley natural o inexorable; las leyes del derecho serían, bajo esa perspectiva, leyes contingentes; y la prueba de esa contingencia, dicen, está en que en cada país rigen leyes distintas a tenor de las distintas costumbres. Más tarde veremos que es mucho más complicado de lo que se pretende, y que las leyes humanas y del derecho son tan "naturales" como las de la física, pero todavía no he acabado de examinar lo que se puede entender por la ley inexorable o natural de la que habla Vappereau en su lección ¿QUÉ ES UNA LEY?.

Si he introducido extensamente, aunque de un modo incompleto y un poco emborrullado, la construcción del grafo o ley que se puede obtener del estudio del acto simple de lanzar una moneda al aire y anotar su resultado, construcción asequible, por lo demás, en cualquier libro de matemáticas sobre le tema, es porque además de Vappereau, lo introdujo Lacan para intentar explicar el determinismo de las leyes que rigen el pensamiento humano a partir de la introducción simple de un elemento ajeno al azar, como es un elemento simbólico; en el ejemplo, letras y números. Como es de imaginar, mi intención no era la de dar una clase de matemáticas, sino más bien dar a conocer que hay un método (al menos uno) que permite convertir algo aparentemente desordenado y caótico, en ordenado y decir que el desorden no es tal, sino que obedece a una ley concreta.

Lacan, en la continuación del "Seminario sobre la carta robada", que es accesible por medio del enlace haciendo clic sobre el título, aporta un ejemplo que el mismo Edgar Alan Poe introduce en el relato de la carta robada, de un niño que siempre ganaba al juego infantil, o no tanto, de pares o nones. A pesar de lo que aparentemente, o según el sentido común, tendría una explicación en la intersubjetividad, en la captación de la psicología del otro, en la identificación imaginaria con el otro, en la intuición anticipada de cómo pensará y de cómo reaccionará el otro en cada tirada, un examen más crítico pone al descubierto la insuficiencia de esos argumentos comunes o intuitivos. El texto en el que Lacan desarrolla esa tesis se encontrará tras el paréntesis de los paréntesis, hacia el final, tras la cursiva, escrito en "normal", en el artículo de referencia. No me extiendo: si el niño gana más de lo habitual, no es porque sea muy listo o el contrincante muy tonto. La ley de anticipación de lo que hará el otro, que es la que comúnmente se ofrece como explicación "psicológica" (es que es muy listo, es que es un genio, es que tiene mucha psicología, es que capta al otro con un sexto sentido, etc.), se agota en tres pasos. A partir del tercer paso, lo que domina en el juego es una ley aleatoria que se puede describir siguiendo los grafos que tituló RED 1-3, o RED a, b, g, d cuya forma he reproducido en el anterior mensaje. Las victorias siguen inexorablemente el curso predecible del grafo y no a la habilidad de pequeño genio para identificar la inteligencia del contrincante. 

Esta misma cuestión ha sido el tema de estudio durante su vida, del matemático estadounidense John Allen Paulos (Pienso, luego río; El hombre anuméricoErase una vez un número; Elogio de la irreligión, y otras obras) Este matemático pretende mostrar, mediante la divulgación, hasta qué punto el orden del número o matemático, está presente en cada acto, aparentemente voluntario o involuntario, de nuestras vidas. Muy interesante de leer.

Pero ¿por qué esa ley del azar binaria (+-) y no, por ejemplo, la ley de la gravitación universal o la ley de Einstein o, más aún, una ley biológica, que nos sería más accesible para comprender la inexorabilidad de una ley natural, opuesta (¿opuesta?) a una ley humana? ¿Por qué no quedarse con las asombrosas mostraciones de J.P. Paulos, y tener que complicarnos la vida entrando en terrenos en los que los médicos nos embarramos con facilidad?

El juego de par o impar, o el lanzamiento de una moneda al aire, siguen una ley, acaso la ley más simple y fácilmente asequible para examinar la regulación del azar por una ley. En sucesivos mensajes veremos más razones y más sustanciosas. No obstante, conviene no perder de vista que no se sabe que lo que rige el resultado del juego es una ley hasta que alguien no introduce un elemento simbólico como, por ejemplo, tomar los elementos que van apareciendo de tres en tres, y asignarles un nombre. Tal como se ve en el mensaje (2), cada elemento nuevo, el resultado de cada nueva tirada de la moneda o de cada tirada del juego binario pares o impares, puede relacionarse con una ley que rige y determina su aparición, según una historia desde el inicio del juego. En eso se basan las series o cadenas markovianas que utilizan los matemáticos en algunas aplicaciones, por ejemplo, para hacer funcionar los ordenadores o para predecir la siguiente mutación de un virus.

Esa es la misma ley que rige la inscripción de una gramática o una ortografía. Por ejemplo, en español no pueden haber más de dos consonantes seguidas ni más de tres vocales. ¿Es por un capricho de "los legisladores", o es por una ley de tipo necesario o inexorable, que lo determina? Se trata de una ley que se origina en la misma estructura del idioma español, derivado del latín, y no de un capricho de los miembros de la RAE. La RAE sanciona, da por válidos los usos con los que la comunidad de hablantes  conforman el idioma, y no impone nada. Es normativa en cuanto da fe, sanciona, esos usos lingüísticos, que se van modulando según unas leyes propias, pero no impone ninguna norma que no esté previamente impuesta por el uso en la comunidad de hablantes.

Pero en sí no existe ninguna ley inexorable o necesaria. Ni siquiera la que rige el movimiento de los astros y planetas o la que distribuye una siembra microbiana en una placa de Petri. De la existencia de una ley, que después llamaremos necesaria o inexorable, da cuenta la introducción en el mundo Real de un elemento simbólico como, por ejemplo, un número o una letra, tal como veíamos en el caso de la ley que regía el resultado en el lanzamiento aleatorio de una moneda o en el juego de pares o nones. Es precisamente de eso de lo que se dio cuenta Georges Boole en su formidable acabamiento ("achèvement") de la lógica matemática, en el capítulo 2 ("De los signos en general y de los signos apropiados a la ciencia de la lógica en particular: de las leyes a las que obedecen los signos de esta naturaleza") y en el capítulo 3 ("Derivación de las leyes de los símbolos lógicos a partir de las leyes de las operaciones del espíritu humano") en su obra maestra "An investigation of the Laws of Trougth, on which are founded the mathematical theories of logic and probabilities", a cuya lenta traducción crítica le dedico el tiempo que me permite la alergia que me produce el manejar libros viejos tratados con el método de conservación de las librerías norteamericanas.

Para resumir: lo que convierte un evento azaroso en un evento regulado por una ley, no es la existencia de una ley, sino la introducción, en el mundo de lo Real, de un elemento simbólico que convierte una regularidad en una ley. Es decir, las leyes naturales las hacen los humanos y, en consecuencia, no son tan naturales como se pretende.

Es el deseo humano el que hace las matemáticas. Es la deuda impagada que tienen los matemáticos con el deseo que, al negarlo, piensan que su ciencia es puro pensamiento abstracto y que las leyes matemáticas y los números serían idénticos en la Tierra que entre los matemáticos de un planeta extragaláctico. Eso sería cierto si el pensamiento de esos matemáticos extragalácticos funcionara bajo el imperio del deseo, como ocurre con los humanos. Cosa que, por otra parte, si eso es así en la Tierra, no se ve por qué tendría que ser una excepción universal. Al introducir un elemento simbólico, lo Real se ordena a su través. ¿Es que lo Real ya está ordenado precisamente por el número o por la letra, antes del advenimiento del matemático o del físico, según pensaban, por ejemplo, los pitagóricos? ¡En absoluto! Aquí, la paradoja de la anterioridad del huevo a la gallina no se da porque está resuelta: la letra o el número son anteriores a las leyes de la naturaleza.

En el siguiente "capítulo" (mensaje 4), pensaremos un poco alrededor de las leyes que he llamado, después de Vappereau, humanas.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 18, 2012, 6:33:43 AM4/18/12
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¿Qué es una ley? (4)
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Alguna persona me ha pedido la lección de Jean-Michel Vappereau que está en el origen de este hilo, de modo que la aporto como archivo adjunto en este mensaje para quienes quieran abrirlo y leerlo, y le debo a una amiga la posibilidad de disponer del libro de Georges Bool cuyo título resumido es "Las leyes del pensamiento" haciendo clic sobre el hiperenlace del título. Tendréis en vuestros ordenadores una joya (y si lo queréis imprimir, la joya la tendréis, además, en vuestra biblioteca): la articulación entre lógica y matemáticas y el fundamento de la llamada "álgebra de Boole" y la justificación de la notación lógica de 0 y 1 por la que funcionan nuestros ordenadores. Y muchas más cosas si uno es un poco avispado y se motiva por estas cosas.

Vappereau habla de tres tipos de leyes: las que llama "leyes de Newton", que son las leyes inexorables por la que se rigen las relaciones de los cuerpos y de las que da cuenta la ciencia, en especial la física; las "leyes de Montesquieu", que son las leyes contingentes de los parlamentos por las que se rigen las relaciones en las sociedades humanas, y un tercer tipo de leyes que siendo "leyes de Newton", esto es, inexorables, se comportan como "leyes de Montesquieu", esto es, hasta cierto punto, contingentes, y que las llama "leyes de Freud".

Así que tenemos, según Vappereau, tres tipos de leyes:

1. "Leyes de Newton", cuyo carácter es el de ser leyes necesarias, esto es, que todos los cuerpos están sometidos a ellas y son inexorables, no se pueden dejar de cumplir. Ejemplo, la ley que describe la caída de graves, o llamada "ley de la gravedad". Estas "leyes de Newton" se cumplen también en biología y son por las que se rigen inexorablemente nuestros organismos. Las estudiamos como variaciones de esas leyes cuando estudiamos las enfermedades, que no son más que variaciones tipo de la misma ley natural (Kurt Goldstein. La structure de l'organisme. Introduction à la biologie à partir de la pathologie humanine. Gallimard. 1951) 

2. "Leyes de Montesquieu" (Montesquieu. Del Espíritu de las leyes. Alianza Editorial. Ed. 2003) por las que se rigen las sociedades humanas. Estas leyes poseen el carácter de la contingencia, esto es, que se pueden no cumplir y que para que se cumplan es necesario cierto nivel de coacción y un sistema policial y judicial que vele e imponga su cumplimiento. Son leyes que no son "naturales", como las de Newton, de modo que son violables y de su violación no se sigue, de modo "natural", ninguna reacción. El castigo al crimen no es natural puesto que en la naturaleza no se sigue ningún acto punitivo a la violación de ninguna ley. En la naturaleza solo hay "leyes de Newton", de modo que son inexorables, inviolables. Las "leyes de Montesquieu" imitarían a las "leyes de Newton" para regular las sociedades humanas, pero carecerían de ese poder ejecutivo, precisando para su cumplimiento de una coacción punitiva.

3. "Las leyes de Freud" son "leyes de Newton" (leyes de la física y de la química, leyes de la fisicoquímica) pero que se comportan como contingentes o, mejor, como modificables y variables, del tipo de "leyes de Montesquieu". Su incumplimiento genera un castigo en forma de sentimiento de culpa. Las leyes de este tipo las descubrió Freud y las llamó "Superyo". No me extiendo sobre eso.

Sabemos quién es el legislador, quién hace las leyes en el caso de las "leyes de Newton" y en el caso de las "leyes de Montesquieu". En el primer caso, la respuesta hasta el siglo XVI era Dios. Con el advenimiento de la Ciencia, las leyes son inherentes a la naturaleza intrínseca de la materia y no precisan de ningún legislador para que las dicte. El emergentismo y el constructivismo científicos son tendencias dentro de la epistemología científica que dan cuenta del legislador "natural". En el segundo caso, el legislador es el Parlamento y, de últimas, la voluntad política. 

Con respecto a esto, una anécdota. Yo tendría 15 años, porque estudiaba en esa época la conocida ley de Einstein E=mc2. De inmediato asocié esta ley con lo que estudiaba en Filosofía y en Religión, esto es, lo que entonces se llamaba el "misterio de la Santísima Trinidad" que formuló San Agustín en el siglo IV (Obras Completas de San Agustín. V. Escritos apologéticos (2ª). La Trinidad. Biblioteca de Autores Cristianos) y deduje que esa fórmula traducía fielmente el famoso misterio por cuanto se podía expresar en los mismos términos: es la Ley (el Padre en la Trinidad) que regula las relaciones entre la Materia (el Hijo en la Trinidad) y la Energía (el Espíritu Santo en la Trinidad) El Padre trinitario es la existencia de la Ley misma y se encuentra representado por un valor límite, constante, sin el cual no es posible esa regulación, que es la velocidad de la luz al cuadrado. Lo comuniqué a mis profesores y me tomaron por "cosas de críos", pero yo no me conformé con esa valoración y no paré hasta que dí con un profesor de Teología de un Seminario próximo a Barcelona, que me escuchó y me tomó muy en serio. Al menos no me despachó con una sonrisa de suficiencia y pensó conmigo sobre el asunto que le llevé. 

Yo había deducido que las dos cosas: la ley de Einstein y la Santísima Trinidad, eran expresión de la misma cosa, solo que Agustín de Hipona lo había expresado con los medios de que disponía en el siglo cuarto, y Einstein lo formulaba con los medios del siglo veinte. Pero era lo mismo, la misma ley, con distintas expresiones. No había tal misterio en la interpretación religiosa: era la expresión de una ley de la física, una "ley de Newton" diría ahora, expresada con un lenguaje no matemático, aristotélico diría yo. Lo que me hizo ver el profesor de teología es que Agustín de Hipona hablaba de Personas, y que ese asunto lo tenía que examinar y ampliarlo mejor. No obstante, aquél hombre, al escucharme, me proporcionó un punto por dónde empezar a examinar el asunto en sus pormenores, abierto a las relaciones del ser humano consigo mismo, con el mundo y con Dios.

La anécdota solo tendría un valor meramente lúdico, de no ser porque resume o condensa el encuentro entre dos mundos: la explicación de una ley natural bajo la apariencia de un misterio religioso o bajo la apariencia de una formulación matemática. Más adelante espero adentrarme un poco y desgranar esta cuestión en relación a la formulación de leyes, porque además de los medios de expresión disponibles, esto es, el tipo de lenguaje que se emplea para expresarlas (formal de la lógica.matemática o formal de la filosofía), requieren un ingrediente fundamental que, para mí, no puede pasar por alto en el examen de estas cuestiones, y es la misma que dejó planteada Vappereau en la exposición de esa lección: ¿Quién hace la ley?

Estoy, pues, examinando esta cuestión preliminar, que es previa al planteamiento de la existencia de leyes, sean del tipo que sean (ya hemos visto que son de tres tipos). Esta cuestión es la respuesta a la pregunta ¿quién hace las leyes? porque dependerá de ello que podamos comprender bien esta otra, subsecuente, que es la que llevó Vappereau a esa lección: ¿Qué es una ley? Porque una ley la hace alguien: tiene un autor. ¿Quién es el autor de las leyes, y por qué pone leyes? 
QU� ES UNA LEY.docx

JM Gasulla

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Apr 22, 2012, 5:40:36 AM4/22/12
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¿Qué es una ley? (5)
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Sigo un poco más con esto de qué es una ley. 

Si alguien ha leído el archivo que adjunté con la lección de Vappereau, espero que la haya disfrutado. Yo sí la he leído. Incluso la presencié y me produjo efectos en su momento. No me parece nada mal compartir lo bueno con quienes quieran.

Voy a ir introduciendo algunos apuntes de reflexión. Hay a quienes nos gusta pensar y "calentarnos el coco"; esto nos lo dijo un cirujano que intervino en un "calentamiento de coco" entre varios médicos, que pretendíamos deducir qué podían ser unas imágenes radiológicas a partir de los síntomas que relataba el paciente. El cirujano se burló de nosotros diciendo que ¡Anda que no os gusta a los médicos calentaros el coco! Yo no os entiendo: cuando abra al paciente eso se verá claro, no sé a qué viene tanta discusión". Pues yo, sinceramente, tampoco entiendo el porqué de ese "calentamiento de coco", pero hay un proceso intelectual que produce goce, te gusta pensar y "calentarte el coco". A otros, como al cirujano, les gusta más cortar, abrir, ver y mirar en el interior y ser más manuales, "mecánicos". No es que eso me disguste, pero también me gusta lo otro, eso de deducir, hacer de Sherlock Holmes.

Decía que lo "necesario" de las leyes de Newton radica en que, por un lado, al tratarse de captar las relaciones regulares que se dan en la naturaleza, pueden escribirse en un lenguaje un poco más sofisticado que el lenguaje común, como es el lenguaje de las matemáticas. Es lo que dice Isaac Newton en el Prefacio de su obra magna "Principios matemáticos de la filosofía natural" o conocidos vulgarmente como "los principiae" o "los principia" (publicados en dos tomos por Alianza Editorial): "... En cambio nosotros, cultivando no las artes [manuales, como la mecánica], sino la filosofía, y escribiendo no de las fuerzas manuales [cuyas descripciones se utilizan en mecánica], sino de las naturales, tratamos sobre todo de lo relativo a la gravedad, levedad, elasticidad, resistencia de los fluidos y fuerzas por el estilo, ya sean de atracción o de repulsión; y por ello proponemos estos nuevos principios matemáticos de filosofía. Pues toda la dificultad de la filosofía parece consistir en que, a partir de los fenómenos del movimiento, investiguemos las fuerzas de la naturaleza y después desde estas fuerzas, demostremos [al modo geométrico] el resto de los fenómenos...

Se trataba, para Newton, de utilizar el lenguaje matemático para describir los conceptos de los que trataba la filosofía, en especial la aristotélica. Newton introducía un nuevo lenguaje para "filosofar" sobre los fenómenos regulares del mundo y, de esta manera, "andar sobre seguro"; pero no solo, sino también porque las exigencias del espíritu racionalista (Galileo y Descartes, por un lado, y Copérnico y Kepler por otro, estaban muy recientes) imponían un gusto por el orden y la exactitud. Se trata, pues, de filosofar, en filosofía natural, utilizando el lenguaje de las matemáticas en vez del lenguaje común. Y es que Kepler había querido encontrar el lenguaje perfecto de Dios en la armonía cósmica y se encontró con la catástrofe de la imperfección. Gracias a que había estudiado las cónicas, pudo describir las órbitas planetarias mediante elipses en vez de los círculos perfectos que hubiera deseado y esto, como es sabido, lo sumió en una profunda depresión y desesperación, pero también gracias a estas elipses, Newton pudo deducir la fórmula de la gravitación universal. 

Tanto en la selección de un lenguaje formal (el matemático) para describir las leyes de la naturaleza, como las figuras matemáticas apropiadas (elipse en el caso de Kepler, pero la topología y la matemática discreta en el caso de la física cuántica moderna) de lo que están hablando estos usos y el propio Newton cuando emprende su magna obra, es de su deseo: es Newton, o Kepler, quien lo busca, quien se "como el coco", quien busca la exactitud y la precisión en el lenguaje que expresa las leyes naturales. Y se encuentran con que todos los cuerpos se relacionan del mismo modo, y que lo que rige las relaciones entre los cuerpos inertes es una relación que existe entre sus respectivas masas y las distancias a las que se encuentren. Por decirlo así, estas relaciones expresan el deseo de Newton o de Kepler. Sin ese deseo, no existen las leyes de la naturaleza, aunque los cuerpos se sigan atrayendo o repeliendo desde que nacieron como tales. 

En esas "leyes de Newton" de las que habla Vappereau, no sólo se encuentran expresadas las regularidades del mundo y su inexorabilidad, siguiendo el principio cristiano de la igualdad ante la ley y el deseo de Dios (ni en China, ni el la India ni en Japón existía nada parecido a ese principio de igualdad de todos sometidos a las mismas leyes, y que acabó modelando el mundo occidental, y el oriental, influyendo en la política tanto como en la física) sino que, fundamentalmente, en ello está puesto el deseo de quienes las describen en ese lenguaje extraño lógico-matemático. 

Las "leyes de Newton" son las leyes de la inexorabilidad, pero también están sometidas a las leyes del deseo humano de quien las formuló. Solo que de eso no se habla y se destaca, por un lado, por ejemplo en las leyes de la gravitación universal, esa igualdad de los cuerpos frente a una única ley: todos los cuerpos están sometidos a la misma ley y en cualquier lugar que se hallen; es una ley (teológica judeo-cristiana) democráticamente unificadora ya que no hay diferencias entre los cuerpos en cuanto a ella y, además, se dice que posee un carácter formal y aparentemente a salvo del deseo del "legislador" porque está formulada con el lenguaje matemático que utilizó Dios para crear su obra; es un conjunto de leyes en el que se delega o, mejor, se "proyecta" o atribuye a ese ente Dios la cuestión del deseo: "Dios lo quiere así" dice Descartes, "Y no yo; no soy yo quien quiere eso, es Dios quien lo quiere así", con lo que se oculta su deseo como sujeto y, finalmente, se destaca su carácter inexorable: una vez dictada la ley, no se puede cambiar. Es para siempre y Dios no la puede modificar. 

Continúo en otro mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 22, 2012, 7:07:14 AM4/22/12
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¿Qué es una ley? (6)
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Si las "leyes de Newton" poseen como rasgo distintivo la necesidad, son necesarias, las "leyes de Montesquieu" poseen el rasgo distintivo de la contingencia, son contingentes.

¿Qué quiere decir "necesidad" y "contingencia"? 

Se trata de dos modos lógicos de darse las cosas, según la llamada "lógica modal alética, de dicto o de re". Es necesario lo que no puede no ocurrir. Hay todavía numerosos desacuerdos entre los lógicos, y sobre los físicos, en torno a si lo necesario lo es, no solo con respecto a la exigencia axiomática de que, en teoría de grupos, es necesario que un grupo cualquiera tenga todas las propiedades exigidas, sino además en torno a si esa necesidad lo es en todos los mundos posibles. La necesidad metafísica, según la idea de Leibniz, resucitada por Kripke,consistiría en la verdad en todos los mundos posibles, mientras que otros lógicos, como Hume o Quine,  han rechazado ese tipo de necesidad. 

Para comprender un poco más, aunque no sea más que de forma intuitiva, me permito traer a vuestra consideración la figura que ideó Charles S. Peirce en "Sobre el álgebra de la lógica. Parte I. Silogística. Capítulo 3: Formas proposicionales" para representar toda la silogística aristotélica, y cuya aplicación práctica es mundialmente reconocida. 

Brevemente: Cada cuadrante está numerado. 1: Universal Afirmativa (Todos los trazos son verticales); 4 Universal Negativa (no hay ningún trazo); 2: Particular Afirmativa (algunos trazos son verticales); 3 Particular Negativa (algunos trazos no son verticales)

Esto lo podemos expresar también mediante diagramas de Euler-Venn, del siguiente modo:

Con lo necesario nos encontraríamos con una universal afirmativa: todo X está sometido a la ley; lo contingente sería una Particular Afirmativa: algún x está sometido a la ley, pero hay otros elementos que no. Esta forma de representar gráficamente la silogística nos irá de perlas para comprender las diversas formas clínicas que, en el fondo, no son más que relaciones figuras de la lógica. Ver así las cosas nos ayudará muchísimo en la clínica. A mí me ha servido de mucho.

Pero para nosotros, que no vamos más allá, erróneamente por cierto, de exigirnos un lenguaje y unos conceptos que nos sirvan para salir del paso, nos quedamos con la idea de que lo necesario es lo que no puede no ser y, además, ha de ser de esa única manera. No obstante, si hubiera alguien interesado en "calentarse el coco" y quisiera saber más sobre esto, a mí ha habido un libro que me ha ayudado mucho y me ha situado en un campo que no es el mío. Raúl Orayen, Alberto Moretti editores. Filosofía de la lógica. Enciclopedia Iberoamericana de filosofía. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. T. 27; Editorial Trotta. 2004.

En el siguiente mensaje entraré en las "leyes de Montesquieu" que, según Vappereau, son las leyes de la contingencia para, finalmente, abordar las que más nos interesan como clínicos, las "leyes de Freud", que son "leyes de Newton" (leyes naturales, necesarias, inexorables) que se comportan como "leyes de Montesquieu" (contingentes, innecesarias y arbitrarias, pero que una vez elegidas, son efectivas)

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 22, 2012, 12:24:29 PM4/22/12
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¿Qué es una ley? (7)
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Una "ley de Newton" es, pues, la escritura de la regulación de las relaciones universales y necesarias entre objetos. Por escritura no entiendo únicamente la escritura común, sino que, también, la ley que se representa en la "Red alfa, beta, gamma, delta" del mensaje 2, es también la escritura de una ley. Escribir, ya lo voy diciendo, es algo más que escritura fonética. 

Pero para entender qué es una "ley de Montesquieu", que yo considero como "contingente", nada mejor que ir directamente a ver qué dice Montesquieu en su obra Del espíritu de las leyes

Montesquieu distingue, un poco al estilo de Vappereau, entre "leyes naturales" y "leyes positivas" o "humanas" que diríamos sin miedo a forzar demasiado las cosas; y para explicar esto, me detengo en unos párrafos que me parecen no solamente bellísimos, sino particularmente esclarecedores de su modo de pensar:

Libro 1. De las leyes en general. Capítulo 1: De las leyes en sus relaciones con los distintos seres.

"... Comprobamos que el mundo, formado por el movimiento de la materia, y privado de la inteligencia, sigue subsistiendo. Es preciso, por tanto, que sus movimientos tengan leyes invariables, de modo que si se pudiera imaginar otro mundo distinto de éste, tendría igualmente reglas constantes, pues de lo contrario se destruiría."

"De este modo la creación, que se nos presenta como un acto arbitrario, supone reglas tan inmutables como la fatalidad de los ateos. Sería absurdo decir que el Creador podría gobernar el mundo sin reglas, pues sin ellas no subsistiría. Dichas reglas constituyen una relación constantemente establecida. Entre dos cuerpos que se mueven, todos los movimientos son recíprocos , y según las relaciones de su masa y su velocidad, aumentan, disminuyen o se pierden. Toda diversidad es uniformidad y todo cambio es constancia."

"Los seres particulares inteligentes pueden tener leyes hechas por ellos mismos, pero tienen también otras que no hicieron. Antes de que hubiese seres inteligentes, éstos eran ya posibles; así pues, tenían relaciones posibles y, por consiguiente, leyes posibles. Antes de que se hubieran dado leyes había relaciones de justicia posibles. Decir que sólo lo que ordenan o prohíben las leyes positivas es justo o injusto, es tanto como decir que antes de que se trazara círculo alguno no eran iguales todos sus radios."

"Hay que reconocer, por tanto, la existencia de relaciones de equidad anteriores a la ley positiva que las establece; así, por ejemplo: imaginando posibles sociedades de hombres , sería justo adaptarse a sus leyes; si hubiera seres inteligentes que hubiesen recibido algún beneficio de otro ser, deberían estarle agradecidos; si un ser inteligente hubiera creado a otro, éste debería permanecer en la dependencia que tuvo desde su origen: un ser inteligente que hubiera hecho algún mal a otro ser inteligente merecería recibir el mismo mal, y así sucesivamente."

"Pero no se puede decir que el mundo inteligente esté tan bien gobernado como el mundo físico, pues aunque aquél tiene igualmente leyes que por naturaleza son invariables, no lsa observa siempre, como el mundo físico observa las suyas. La razón de ello estriba en que los seres particulares inteligentes son, naturalmente, limitados y, por consiguiente, están sujetos a error. Y por otra parte corresponde a su naturaleza el poder obrar por sí mismos, de suerte que, no sólo no siguen constantemente sus leyes originarias, sino que tampoco cumplen siempre con las que se dan ellos mismos"

Son estas palabras, entre otras, por las que me autorizo a decir que la característica más notable de las "leyes de Montesquieu" es la de ser contingentes.

Contingentes aquí tiene un sentido muy específico. En lógica modal, contingente se opone a necesario, del mismo modo que posible se opone a imposible. Lo contingente es, pues algo que puede o no puede ocurrir, pero que si ocurre, produce unos efectos permanentes como si fueran necesarios o inexorables.

Cuando leí a Émile Boutroux, De la contingence des Lois de la Nature. París. Librairie Félix Alcan. 1929, quedé impresionado. Boutroux sostiene que las diversas capas de lo Real son contingentes las unas con respecto a las otras. Si no existiera esa contingencia, dice Boutroux, no podría haber en el mundo novedad y, por consiguiente, no podría haber realidad. Si afirmamos la necesidad absoluta nos vemos obligados, según Boutroux, a eliminar toda relación que subordina la existencia de una cosa a la de otra, como condición suya, es decir, nos veremos obligados a suponer que la necesidad absoluta excluye toda multiplicidad, toda posibilidad de las cosas o de leyes (Capítulo primero, p. 7) Así que, para este autor, no hay lo necesario, sino que todo es contingencia y las leyes que son tomadas como leyes de lo necesario son, en consecuencia, leyes contingentes. Muy radical y, consecuentemente, tiene la virtud de hacer pensar.

Aplicado el concepto de lo contingente, o de contingencia, a las "leyes de Montesquieu", esto es, leyes que pueden ser cualesquiera dependiendo de la época y de las costumbres, pero que en el fondo se escriben sobre una base o fundamento de necesidad, como, según él, el eterno sentimiento de justicia independientemente del tipo de ley que la regule, pues aplicando este concepto como distinción de un tipo de leyes, decía, hemos de ver en qué consisten las "leyes de Freud" que, como vengo apuntando, son leyes de lo necesario que se comportan como leyes contingentes y, sobre todo, rápidamente variables, como sugería Vappereau.

Pero en la física actual se plantea muy en serio la cuestión. ¿Las leyes de la física o de la biología podrían ser diferentes a como son en la actualidad? ¿Podrían ser otras leyes físicas, consideradas necesarias? Hoy en día, aunque hay controversia pero cada vez mayor consenso, se tiende a pensar que hay diversos mundos que responden a otras leyes, de modo que, en el fondo, Boutroux tendría razón: se trata siempre de leyes de lo contingente e incluso llegaríamos a sostener, con Boutroux, que no hay leyes de lo necesario, pero que una vez establecida o fijada por la causa que sea, una ley, ésta genera un orden estable y determinado.

 Así que aunque yo he tomado esa distinción presente en Montesquieu y "rebautizada" por Vappereau, entre "leyes de Newton" y "leyes de Montesquieu" para distinguir unas leyes que afectan a todos los cuerpos y cuyo incumplimiento no implica un castigo sino necesariamente una fatalidad, de otras que solo afectan al orden humano y cuyo incumplimiento no implica una fatalidad, sino un castigo contingente, se trataría siempre, en ambos casos, de leyes que, una vez establecidas, imponen un orden. El establecimiento de un orden sería consecuente a la ley, su consecuencia, lo mismo que la violación de ese orden: solo habría violación del orden si en la determinación de un acto debe haber una ley establecida; de no haber ley, no hay violación del orden. Habría pues un "orden natural" si las consecuencias de la violación del orden son fatales, y un "orden humano" si las consecuencias se han de imponer en forma de castigo. El orden establecido se puede transgredir en cualquier caso, pero se distinguen por la naturaleza de la consecuencia de las transgresiones. En unos casos, la transgresión implica una fatalidad y en otros un castigo.

Lo que digo aquí puede resultar sorprendente y probablemente requerirá pensar esto más detenidamente, pero creo que podemos ir atisbando hacia dónde apunto. ¿No estaría planteando aquí, de alguna manera, como Boutreaux, la distinción entre leyes necesarias y contingentes es, en el fondo, artificiosa y que todas las leyes son contingentes? Lo veremos seguidamente.

En el siguiente mensaje abordaré las "leyes de Freud".

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 24, 2012, 4:32:37 AM4/24/12
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¿Qué es una ley? (8)
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Con todo lo que antecede, llego a lo que Vappereau llama "leyes de Freud" y que, sostiene, son "leyes de Newton" que se comportan como "leyes de Montesquieu". Ya sabemos un poco más sobre a qué se podría estar refiriendo Vappereau al hablar de esos dos tipos de leyes, que si de un modo intuitivo podríamos decir que son "leyes de la naturaleza" y "leyes del derecho" respectivamente, al desarrollar un poco más esta idea y no habernos conformado con las apariencias inmediatas, hemos visto algo respecto a las notables dificultades que presenta un asunto aparentemente tan sencillo, como saber qué es una ley y cuántos tipos generales de leyes hay.

Finalmente, parecíamos decir, con lo que nos vamos encontrando es con nuestras propias leyes de nuestro pensamiento aplicadas sobre los objetos del mundo, como si esos objetos del mundo tuvieran un comportamiento que se correspondiera punto por punto con las leyes de nuestro pensamiento. De hecho, podemos formular la hipótesis de que las leyes que rigen nuestro pensamiento pertenecen o son de la misma clase y naturaleza que las leyes que rigen el mundo del que formamos íntegramente parte, de no ser que pensemos que nuestro pensamiento responde a otro orden no natural y, entonces, tengamos que resolver, antes de cualquier afirmación sobre el mundo, de qué modo ese orden no natural (espiritual) sería capaz de captar el orden natural (material)

Esta cuestión de la correspondencia entre las leyes que rigen el mundo y las leyes de nuestro pensamiento ha calentado cerebros muy ilustres, hasta el punto en que Einstein llegó a preguntar si Dios jugaba a los dados, cuestionando de ese modo irónico lo que provenía de la, por entonces incipiente, física cuántica, en la que no tenía depositada la menor fe al comprobar que las leyes hasta entonces convencionales de la física no tenían cabida, generándose una física del azar, o del caos, que repugnaba a la intuitiva, a pesar de todo clásica y ordenada mente del sabio. Sorprendentemente y en contra de cualquier apariencia, Einstein era un "físico clásico" o "moderno" en contraposición a lo que podríamos llamar "físicos actuales" (Físicos modernos son los herederos de Galileo hasta Einstein)

Si de lo que nuestro actual conocimiento del mundo parece informarnos es de que nuestras intuiciones más firmes no se ajustan demasiado a lo que parece ser otra realidad Real del mundo, la cuestión de intentar averiguar cuál es la naturaleza de nuestro pensamiento, instrumento mediante el cual conocemos el mundo circundante, parece imponerse; y si esa naturaleza otra que la "clásica" que se descubre al pensar en profundidad sobre las leyes otras del mundo (me refiero a las leyes de la física cuántica o física no clásica), no estará reflejando también unas leyes del pensamiento distintas a las descritas por los lógicos clásicos. En suma, que el conocimiento de las leyes del mundo que desvela la física no clásica, plantean la cuestión de otras leyes no clásicas del pensamiento.

Las leyes del pensamiento han sido estudiadas, clásicamente, por los lógicos. Si uno quiere estudiar esas leyes y saber entonces qué es lo que rige su pensamiento, va a tener que acudir necesariamente a los lógicos, porque han sido ellos quienes las han formulado, y no los psicólogos, en contra de lo que podría ser una primera impresión, porque el objeto de estudio de los psicólogos no ha sido el pensamiento, sino la conducta. 

En el clasicismo griego tenemos los fundamentos de la lógica tal como la conocemos, pasada por el filtro de la escolástica. Esa misma lógica se aplicó desde el siglo XVI, con el advenimiento de la racionalidad científica, y tras seis siglos de hegemonía científico-racional todavía muestra su vigor. Pero ¿es esa lógica racional la que en verdad rige nuestros pensamientos en exclusiva o, por decirlo de otra manera, es nuestro pensamiento tan racional como lo pretende la lógica, o esa racionalidad lógica no es más que un conjunto de leyes que pueden aplicarse a los cuerpos inertes, pero no a los dotados de entendimiento y sentimientos? Y si nuestro pensamiento tiene un origen en la afectividad y en la emoción ¿qué valor efectivo proporcionan estas notas características a nuestro conocimiento del mundo? ¿Es fiable lo irracional? De modo que el escepticismo que mostraba Einstein sobre la naturaleza "ilógica" de la nueva física, en la que él no creía, forzaba la cuestión sobre la identidad y correspondencia de las leyes que rigen nuestro pensamiento y las leyes que operan en la naturaleza. Sin intuición, sin imaginación, sin atreverse a imaginar, no hay física cuántica. Me atrevo a decir que no habría física. Pero ninguna de esas acciones son racionales. ¿Entonces? ¿Qué papel juega, de qué modo está ubicado lo "irracional" en la comprensión actual del mundo?

Disponemos de diversos sistemas lógicos. La Lógica tradicional, que es la que estudiaron Aristóteles y los estoicos por oposición a los sofistas. 

La Lógica Canónica Clásica (o LCC), que se sostiene en cinco principios fundamentales y en 6 leyes fundamentales (principios: de bivalencia (Verdadero o Falso), de identidad (A = A), de no contradicción (No (A y noA): no puede ser a la vez A y noA), del tercero excluido (A o noA), de involución ((nonoA = A): dos negaciones hacen una afirmación)) (leyes: de Morgan, de contraposición, modus ponens, modus tollens, modus barbara, leyes distributivas

Las Lógicas Clásicas No Canónicas, que complementan la LCC modalizándola: la Lógica modal alética, la Lógica deóntica, la Lógica epistémica, la Lógica temporal

Las Lógicas No Clásicas o Divergentes, que se fundamentan en la cuantificación de los valores de verdad y falsedad y, en consecuencia, no utilizan el principio de bivalencia (V o F): Lógica multivalente, Lógica trivalente, Lógica borrosa, difusa o lógica fuzzy.

Las Lógicas inconsistentes o incompletas no trivialesque se fundamentan en el incumplimiento racional de alguno o algunos de los cuatro principios fundamentales que caracterizan a la LCC, que no sea el de bivalencia, como la Lógica no-reflexiva, la Lógica paraconsistente, la Lógica paracompleta o Lógica intuicionista.

Finalmente, está la Metalógica.

Con el advenimiento de las nuevas lógicas, cuya primavera y florecimiento ocurrió a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX y que todavía continúan dando frutos, lo que constatamos es lo que yo llamaría la necesidad rigurosa de descompletar la rigidez de la LCC para introducir en ella esos elementos de irracionalidad que caracterizan al pensamiento actual, desde Freud, o del que los descubrimientos de Freud forman parte.

¿Pero qué descubrió Freud? Lo dejo para el próximo mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 24, 2012, 7:44:57 AM4/24/12
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¿Qué es una ley? (9)
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He acabado el mensaje (8) con una pregunta: ¿qué descubrió Freud?

Hay quien dice que las pulsiones, quien dice que descubrió el Complejo de Edipo, que si lo que nos domina son las pasiones, que si tal y que si cual. Cada quien dice lo que le parece, de modo que no encuentro una razón para privarme de decir lo mío. En suma, yo estoy en que Freud descubrió que a nuestro pensamiento consciente, a nuestra lógica, le falta algo. No es que no valga esa lógica, sino que, aún siendo válida, para ser efectivamente humana le falta algo. 

La lógica es un canon. La lógica no hace ningún descubrimiento. Es un procedimiento de cálculo que se aplica sobre la verdad o la falsedad de las cosas. La lógica es con lo que calculamos con las palabras en vez de con los números. Y punto. no se hacen descubrimientos con la lógica. Se hacen descubrimientos con los experimentos y con las matemáticas, que son las leyes del cálculo lógico aplicadas a la traslación de la verdad de los enunciados a las conclusiones, mediante demostración. Pero ¿qué dice Freud? Que a nuestro pensamiento lógico le falta algo.

¿Pero qué le falta a nuestro pensamiento lógico para estar completo? ¿No quedamos que Gödel demostró muy satisfactoriamente que la lógica es un sistema consistente y completo? Es imposible, pues, que a la lógica le falte nada. De acuerdo. Estamos de acuerdo: a la lógica no le falta nada, le falta a nuestro pensamiento, que ese sí que es incompleto, aunque esté completo. Pero es que tal como lo percibimos, nos llega de un modo incompleto. Ese es el descubrimiento de Freud, según yo. Otros descubrimientos que se le atribuyen, yo juzgo que no son propiamente suyos.

No hay mejor ejemplo de esto que el artículo de Freud titulado "La negación", de 1925. Este breve artículo, publicado por primera vez en la revista Imago, 11, nº 3; 217-21, empieza así:

"El modo en que nuestros pacientes producen sus ocurrencias durante el trabajo analítico nos da ocasión de hacer algunas interesantes observaciones. 'Ahora usted pensará que quiero decir algo ofensivo, pero realmente no tengo ese propósito'. Lo comprendemos: es el rechazo, por proyección, de una ocurrencia que acaba de aflorar. O bien 'Usted pregunta quién puede ser la persona del sueño. Mi madre no es'. Nosotros rectificamos: Entonces, es su madre. Nos tomamos la libertad, para interpretar, de prescindir de la negación y extraer el contenido puro de la ocurrencia. Es como si el paciente hubiera dicho en realidad: 'Con respecto a esa persona se me ocurrió, es cierto, que era mi madre; pero no tengo ninguna gana de considerar esa ocurrencia'"

"A veces es dable procurarse de manera muy cómoda el esclarecimiento buscado acerca de lo reprimido inconsciente. Uno pregunta: '¿Qué considera usted lo más inverosímil de todo en aquella situación?' Si el paciente cae en la trampa y nombra aquello en que menos puede creer, casi siempre ha confesado lo correcto... Por tanto, un contenido de representación o de pensamiento reprimido puede irrumpir en la conciencia a condición de que se deje negar. La negación es un modo de tomar noticia de lo reprimido; en verdad es ya una cancelación de la represión, aunque no, claro está, una aceptación de lo reprimido. Se ve cómo la función intelectual se separa aquí del proceso afectivo. Con ayuda de la negación es enderezada sólo una de las consecuencias del proceso represivo, a saber, la de que su contenido de representación no llegue a la conciencia..."

En este valiosísimo ejemplo de Freud, podemos ver las dos partes, al menos, de que se compone un pensamiento ordinario, a condición de que una de ellas esté negada y, de este modo, captarlas ambas: la afirmada y la negada. Esta negación es una negación especial, porque es falso que sea su madre, pero también es falso que no lo sea. Se trata, según Vappereau, de un tercer tipo de negación. El primer tipo  es la negación simple, por todos conocidos: no. La segunda es el que he mencionado como quinto principio lógico, o principio de involución: nonoA=A, dos negaciones seguidas hacen una afirmación. El tercer tipo de negación es el de Freud o, mejor, el de Vappereau: "Es falso que si... y es falso que no..." que antecede a cada proposición: "Es falso que sea mi madre y es falso que no sea mi madre".

Al pensamiento consciente no llega toda la producción del pensamiento. Llegan algunas cosas, y otras no. Lo que le falta al pensamiento es una parte que ha sufrido deformaciones, transformaciones, mutilaciones, negaciones o borramientos. 

La producción del pensamiento está sometida a leyes. Unas leyes son de producción, y son las del lenguaje, más precisamente, la gramática, la semántica y la lógica. Hay también unas leyes que regulan su acceso a la consciencia, que son las de la retórica. 

Cómo se forma el pensamiento, lo explicaré en el siguiente mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 24, 2012, 9:09:04 AM4/24/12
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¿Qué es la ley? (10)
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En el mensaje (9) he expuesto un mecanismo por el que se demuestra que el pensamiento ordinario es incompleto en relación a su producción "de origen". Captamos esa incompletud y, a la vez, el pensamiento completo, cuando aparecen dos proposiciones, una junto a otra, una de las cuales negada, mediante una conectiva nueva, "la negación modificada": "es falso que..."

Pero el azar puso ante mi un mecanismo de producción de pensamiento tan sorprendente que confirma que el pensamiento es, en sí, una máquina ("cogitum ex machina" diría ahora, parangonado lo expuesto en el hilo "Homo ex machina") de regulación del goce. Lo publiqué en un artículo que lo titulé "He soñado con el demonio", al que podéis acceder haciendo clic en el título, y que ya he citado en diversas ocasiones. El artículo original se encuentra publicado aquí: "He soñado con el demonio".

Se trataba del suelo de una mujer joven que sufría de crisis de angustia. Su "mente" parecía intentar deshacerse por todos los medios de un afecto tan dramático como las crisis de angustia, sin abordar directamente su causa que, mediante argucias, como la del sueño, conseguía esquivar.  Copio el sueño y lo que pudimos analizar:

-“Hoy he tenido una pesadilla horrible -me dijo al entrar- Me he angustiado mucho y me he despertado, pero me he tranquilizado y he podido seguir durmiendo

-¿En qué ha soñado?

-“He soñado con el Demonio. Era un ser horrible. Me daba pánico. Su imagen era espantosa, tanto como su presencia. No tenía escapatoria: Él estaba por todas partes. Era terrorífico y he sentido una angustia espantosa. Pero inmediatamente he pensado: ¡Qué tonta soy! ¡Pero si no es el Demonio! ¡Es San Nicomedes!. Al instante, la imagen del Demonio se ha trasformado en la imagen de San Nicomedes. Todo lo que era angustia y miedo por la presencia del Demonio, se ha trasformado en paz y serenidad y la angustia ha desaparecido.”

 Con el Demonio asocia lo malo, la maldad, el miedo; un ser que no tiene piedad y que es malo. Asocia también que a ella le decían, de pequeña, que si era mala el Demonio vendría por la noche y se la llevaría. Al soñar con el Demonio, la idea que le viene a la cabeza es que el Demonio se la venía a llevar. Por eso se angustia tanto en el sueño. Por el miedo y por la angustia de que se la lleve.

Con San Nicomedes no asocia nada. Ni tan siquiera sabe si ese santo existe. Lo único que se le ocurre es que con la trasformación de la imagen del Demonio en la del santo, la angustia le ha desaparecido. Con el santo puede asociar la bondad, el Cielo, el ser bueno, la ausencia de maldad; es decir, lo absolutamente opuesto a las propiedades que le atribuye al demonio.

La falta de asociaciones sobre los elementos del sueño, conociendo de antemano la historia previa de la paciente, no permitía, aparentemente, ninguna otra interpretación que no fuera la trasformación de un elemento angustiante en otro apaciguante, pues había sido la trasformación operada, tanto sobre la imagen como sobre las palabras, lo que le había calmado la angustia que sintió durante el sueño.

De hecho, lo que ofrecía el sueño era una imagen y un nombre que se trasformaba en otra imagen y otro nombre, pero contrarias a las primeras

                                    Imagen del Demonio                       Imagen del Santo

                                          DEMONIO                               SAN NICOMEDES

 

Parecía claro que, trabajando ahora sobre las palabras, en realidad la palabra SAN cumplía la función de invertir una cosa en su contraria y que en la lectura

 

DEMONIO                                 (SAN)                              NICOMEDES

 

El “SAN” autorizaba la lectura invertida de la palabra NICOMEDES. Esta lectura arrojaba:

                        NICOMEDES                                             SEDEMOCIN

 

Preguntada la paciente si podía asociar algo con la palabra Sedemocin, la palabra no le sugería nada ni podía asociar nada con ella.

Sin embargo, si se separaba por sílabas, podía deletrearse y adquiría pleno sentido:  SE  DE  MO  CIN

Siguiendo un recorrido de lectura, introduciendo un retroceso y cierto arreglo posterior, permitía leer libremente y sin obstáculos una frase:

                                                     SE   DE  MO   CIN

              SE   DE  M-  O - (inversión de lectura y empalme con la O) <--  - IN  +  C

La frase leída de forma lineal, dice:

                                          SE  +  DEMONIO  +  C

de modo que tenemos la misma representación angustiante a ambos lados del functor (San), con la inversión de imagen, de letras y de afectos, todo ello vehiculizado por una ley del lenguaje, como la antonimia, tanto de palabras y conceptos como de imágenes. 

En la operación final puede decirse que:

1:  SAN cumple las funciones de invertir la palabra y la imagen en sus contrarias y, en consecuencia, autoriza la lectura invertida de la palabra Demonio.

2:  La trasformación del Demonio en San Nicomedes, que es lo que aparentemente calma la angustia, encierra la afirmación de lo contrario: diríamos que es un santo que encierra en su seno el imperativo de ser el, o como el, demonio.

3:  Lo que en verdad calma la angustia es la aparente trasformación de la maldad en santidad, pero llevando oculta en su seno la maldad.

4:  La negación de la percepción (formada por la imagen del demonio y por un significante DEMONIO), arroja como resultado una partícula SE (o ES), la misma palabra DEMONIO para cuya lectura ha sido preciso un retroceso lineal, la eliminación de una letra y un empalme con una letra anterior (movimiento sugestivo de ser leído sobre una banda de Möbius) y un resto no significante, que es una letra (C); esto es, el imperativo "SE DEMONIO" que encierra NICOMEDES (basta leer al revés Nicomedes)

En este pensamiento se trata de la antonimia y de la conjunción de dos antónimos, uno que liga la angustia y actúa como representación angustiante (Demonio), y su antónimo (san) que hace desaparecer la angustia (Nicomedes).

El análisis puede extenderse más, pero mi pretensión no era más que mostrar cómo el pensamiento "liga" y tramita los afectos y comprobar que el pensamiento es un dispositivo "automático" que regula el goce humano.

El pensamiento que se muestra en este sueño muestra, también, sus leyes fundamentales en proceso. Podemos describir estas leyes de un modo muy complejo:

En el siguiente mensaje daré mi versión sobre qué son las "leyes de Freud" que aquí voy desarrollando.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 25, 2012, 5:06:01 AM4/25/12
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¿Qué es una ley (11)
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¡Menudo churro ha quedado al final el mensaje (10)! Son cosas del directo ;-) jojo.

¿Qué son las "leyes de Freud" o del tipo Freud? Pues que hay leyes que son las que describen la regulación de las relaciones de los cuerpos entre si, y son las "leyes de Newton"; que hay leyes que describen la regulación de las relaciones entre los humanos, y esas son las "leyes de Montesquieu"; y que, por último, hay leyes que regulan el pensamiento, ligando (mediante una forma de escritura lógica) afectos con representaciones de imágenes y palabras, y esas son las "leyes de de Freud".

Los efectos de las "leyes de Freud" son las leyes del pensamiento, esto es, las leyes de la lógica, en cuyos enunciados faltan cosas. 

No deben confundirse las "leyes de Freud", lo que proviene del psicoanálisis, con una psicología. El psicoanálisis no es en absoluto una psicología, ya que estudia una parte de las leyes necesarias del pensamiento, que ya podemos identificar plenamente con las leyes de la lógica, aunque sean las leyes de la escritura (de la escritura de la lógica diríamos), mientras que la psicología estudia las leyes contingentes de la conducta. Más concretamente: entre las leyes necesarias de la lógica y las leyes contingentes de la psicología, se encuentran las leyes necesarias de la escritura, que son las "leyes de Freud". En otra ocasión explicaré porqué las "leyes de Freud" son las leyes necesarias de la escritura. La distinción entre leyes necesarias del pensamiento (que es la lógica) y leyes contingentes del pensamiento (que es la psicología) es de Gottlob Frege (El pensamiento: una investigación lógica), mientras que las leyes del psicoanálisis como lo interpuesto entre lógica y psicología en forma de las leyes necesarias de la escritura, es un concepto que ha desarrollado y formalizado Vappereau, aunque está en Freud y en Lacan.

Ese faltarles cosas a los enunciados lógicos del pensamiento, es a lo que Freud llamó "represión" o, mejor dicho, "efecto de la represión". La represión es una "mutilación" o una deformación del proceso completo de la formación del pensamiento hasta dar como resultado un enunciado común, que aparece mutilado o falto de sentido y, en consecuencia, su efecto más inmediato es el de ser un enunciado que no tiene sentido, porque al enunciado, que sería completo, le falta algo, precisamente, lo que le daría sentido. La causa, el origen, de la represión está, no podía ser de otro modo, en el deseo. 

La angustia, la fobia, no tiene sentido. No tiene sentido que alguien sienta angustia por el vuelo de una paloma. No tiene sentido que alguien sufra una crisis de pánico porque tiene que salir a la calle, porque alguien encuentre una serpiente, un perro, etc. No tiene sentido. ¿Por qué eso no tiene sentido? Porque es un pensamiento incompleto, al que le falta algo, del que solo tenemos, en lo manifiesto, un resto de una operación mental previa y sobre el que, sin la menor duda, podrá decirse que se le ha mutilado una parte, que es precisamente la que le daría sentido al enunciado completo.

En el ejemplo de la joven que sueña con el demonio, además, hemos visto cómo opera el pensamiento por sí solo. Ella, la joven que tiene el sueño, es sujeto absolutamente pasivo de lo que está sucediendo en su pensamiento: lo padece. En este sueño, ella queda convertida en un algo, en una entidad, absolutamente pasiva que solo registra las cosas que le suceden, como si ocurrieran en una película y ella fuera una espectadora de su propio pensamiento (eso es un sueño). Las operaciones que ha hecho su pensamiento la sorprenden. Ella no puede declararse su autora a pesar de que nadie más que ella, o su pensamiento, han hecho ese pensamiento. Esa es la característica más común del pensamiento: viene hecho, se hace solo: uno solo capta cierto resultado del proceso del pensar, del que no es dueño, sino sujeto pasivo.

Ocurre que en la formación final de un pensamiento, es decir, aquello del pensamiento que accede finalmente a la consciencia, es el resultado de un proceso muy complejo, en el que intervienen, desde leyes biológicas (formación de palabras en las áreas corticales correspondientes, conceptos y articulación semántica de oraciones, desde el nivel molecular neurobiológico hasta el nivel de interconexiones en forma de redes neuronales en distintas áreas del cerebro) hasta las leyes de la lógica.

Un ejemplo de leyes del pensamiento:

En el comentario sobre la negación de Freud, la persona tiene ante si una idea en la que se afirma una cosa y su contraria: "Usted pensará que es mi madre, pero no lo es". Para poder coexistir ambos enunciados, es y no es..., lo afirmado y lo negado, en un mismo acto de pensamiento o de locución, uno de ellos ha de ser "colocado" en otro lugar. En el caso que examinó Freud de la negación, la parte afirmada el sujeto la "coloca" afuera, y la parte negada se la atribuye a sí mismo: "Usted pensará que si", "yo pienso que no". Pero el enunciado completo es "es y no es A", luego el principio lógico de identidad A=A salta por los aires, porque lo que se dice en este enunciado es que A es distinto de A (es mi madre y no es mi madre). Para que A sea igual a A, y deshacer así la contradicción, el enunciado que se representa en uno de los dados de la igualdad debe atribuirse a otro, expulsar su autoría del entendimiento del sujeto, y atribuirle el pensamiento negado a otro: es usted el que piensa que es mi madre (sin que el otro, Freud en el ejemplo, haya abierto la boca, y esto es lo importante), pero yo no reconozco ahí a mi madre: es y no es a la vez: no hay principio de no contradicción, puesto que se afirma una cosa y su contraria. Nos encontramos aquí con la asombrosa y contradictoria fórmula A=noA, una cosa es igual a su negación.

Este movimiento también se ve muy claro en el caso de mi soñante, pero sin atribuirle una parte del pensamiento a otra persona "afuera" (sin "proyección a otro" diríamos provisionalmente), sino que es una operación en el interior del pensamiento mismo: la angustia toma una representación contingente (el demonio, pero pueden ser las palomas, las serpientes, el metro, salir a la calle...) a la que ligarse (no es aleatoria, aunque si indeterminada, es contingente) y en el proceso de la formación del pensamiento, por donde se ve con una claridad asombrosa cuál es el proceso del pensamiento, se invierte el afecto (de angustia a tranquilidad) al invertirse los elementos de lenguaje que vehiculizan los afectos (sean imágenes, pero sobre todo palabras, porque al invertir las palabras Demonio--> Nicomedes, se invierte también la imagen: un demonio--> un santo)

Así que hay un pensamiento primero que se forma según unas leyes que no cumplen con las leyes del pensamiento lógico, o de la lógica clásica. Después, ocurre un proceso de transformación y de regulación de esos pensamientos así formados, que pasan por la criba del pensamiento lógico clásico, esto es, sometido a los 5 principios de la lógica canónica clásica: bivalencia (V o F), identidad (A=A), de no contradicción (no(A y noA), del tercero excluido (A o noA) y de involución (nonoA=A) y de las 6 leyes de la lógica clásica (de Morgan, de contraposición, de modus ponens, de modus tollens, de modus barbara y las leyes distributivas). El pensamiento segundo alcanza la consciencia después de haber sido "filtrado" por las leyes de la lógica clásica, mutilado, deformado y, en consecuencia, cuando el mecanismo de represión es excesivo, sin sentido, el pensamiento primero.

En el ejemplo de la negación del artículo de Freud, el pensamiento primero se forma sin el principio de identidad: "es mi madre, pero no es mi madre" A es distinto de A, y, a la vez, se viola el principio de no contradicción, porque es a la vez A y noA. Pero sobre todo se viola el principio del tercero excluido, porque es a la vez una cosa y su contraria (es su madre y no es su madre)

En el ejemplo de la joven soñante, se forma el sueño en contra del principio de no contradicción y del tercero excluso, pues coexisten A y noA aunque el resultado final sea la negación de uno de los términos. En lo que he expuesto sobre este sueño no he pormenorizado el estudio previo que hay que realizar para comprender qué son los antónimos, pero en el análisis de las palabras primitivas, y lo que se considera el lenguaje primitivo del que hay restos "fósiles vivientes" todavía en algunas lenguas, se utiliza una sola palabra para expresar una cosa y su contraria. Posteriormente, en la mayoría de lenguas se separan sus componentes antitéticos en dos términos que expresan una contradicción. 

Anticipo que la fusión entre palabras, la holofrase, está en el origen de lo que llamamos "fenómenos psicosomáticos", que ya desarrollaré. Lo psicosomático es lo más primitivo en relación a la enfermedad "depurada" del sujeto; es la enfermedad más primitiva, más primaria y, dicho de un modo muy precipitado, es donde coexisten el cuerpo y el lenguaje primitivo, es la enfermedad primitiva, la enfermedad primera, la psicosomática es "la madre de todas las enfermedades". La holofrase es el mecanismo lógico-lingüístico que está en la base de los fenómenos psicosomáticos. Pero esto es sólo un anticiparme a lo que espero desarrollar aquí algún día.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Apr 27, 2012, 7:02:02 AM4/27/12
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¿Qué es una ley? (12)
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Una "ley de Freud" es, pues, una ley que se encuentra en el lenguaje.

En el sueño se puede apreciar qué es el pensamiento, qué leyes sigue en su formación, y cómo ese proceso del pensamiento que se aprecia en el relato y en la composición de un sueño, es "filtrado" de todo componente que no sea estrictamente racional, esto es, sometido a los cinco principios y a las seis leyes de la lógica canónica clásica, para obtener ese pensamiento tan característico de los psicópatas: alexitímico, sin ninguna empatía, sin ningún afecto ni sombra de eso que llamamos "humanidad". 

Hay un artículo de Jacques Lacan en el que habla concretamente de esas leyes del pensamiento "antes de impuestos", esto es, antes de pasar por la criba del pensamiento racional extremo. "La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud", en Escritos. En el párrafo II, "La letra en el inconsciente", dice Lacan: "La obra completa de Freud nos presenta una página de cada tres de referencias filológicas, una página de cada dos de referencias lógicas, y en todas partes una aprehensión dialéctica de la experiencia, ya que la analítica del lenguaje refuerza en ella más aún sus proporciones a medida que el inconsciente queda más directamente interesado".

A mí me interesa de qué manera se encuentra el cuerpo en el lenguaje, de qué manera el lenguaje, que es un conmutador del goce, opera y es efectivo en la enfermedad. Indagando en esos fenómenos del lenguaje primero, ese que se manifiesta en las leyes que se aprecian en el pensamiento de los sueños, es por donde captamos las relaciones entre el lenguaje y el cuerpo.

Hace unos días, comiendo con un amigo al que hace tiempo que no veía y cuya mentalidad yo diría que es preponderantemente práctica (es un hombre de empresa), me preguntó que todo eso que yo hacía, a lo que hace años que me dedico, para qué servía, para qué servía el modelo BPS de enfermedad y "mis" matemáticas, en qué medida todo eso afectaba al médico en su trabajo diario.

Habían varias preguntas en esa observación suya. Una, que si no le sirve a nadie, al menos me sirve a mí. ¿De qué le sirve a nadie lo que hace un matemático? Pues en primer lugar, le sirve a él, porque no puede dejar de hacerlo. Yo no puedo dejar de pensar, de leer, de intentar comprender mejor lo que me rodea. No puedo dejar de hacerlo, porque es donde yo tengo puesto mi deseo. Hay personas a quienes todo esto no les interesa y prefieren desempeñar un trabajo rutinario, hacer lo que les dicen que hay que hacer para evitarse complicaciones, y vivir. Mi vida pasa a través de lo que hago, inexorablemente; y no me puedo librar de eso. Estoy atrapado.

Ocurre que si uno se pone a pensar en lo que hace y en lo que ha hecho a lo largo de una vida profesional, se va dando cuenta de cosas. Y una vez planteadas, y resueltas o no, las dice a otros a los que supone interesados en cosas parecidas o que eso que ha pensado les puede ir bien de alguna manera. Yo he de decir que mi forma de entender la medicina y mi forma de practicarla ha dependido, en mucho, de lo que me han dicho mis compañeros y de lo que se ha discutido sobre temas comunes. He aprendido métodos que me han enseñado mis compañeros, y probablemente yo también habré enseñado algunas cosas a otros. 

Pero respondiendo a la cuestión más aguda que me planteó mi amigo, lo que el modelo BPS puede plantear es un cambio de posición en la percepción de la enfermedad y un cambio de posición en la relación médica. Seguramente por ahí él le podría ver la cuestión práctica a eso mío, que era lo que más le acuciaba.

En primer lugar, saber que la enfermedad no es solo un proceso biomédico, sino que en la enfermedad se encuentra en crisis una persona; en los síntomas alguien expresa un momento de crisis en su personalidad. Que antes que ser una enfermedad, "eso" es un rasgo de la personalidad de alguien y que el médico lo "depura" para aislar del momento crítico un fenómeno biológico, pero que no por ello la enfermedad deja de ser un rasgo de la personalidad de alguien.

Después, que el médico no es el protagonista. Si está ahí, es porque soporta la transferencia que le hace alguien (en los dos sentidos: alguien le transfiere algo, un saber, y esa transferencia le hace a la persona del médico ser alguien que, de ordinario, lo sitúa jerárquicamente por encima del consultante), y esta transferencia es de saber. Un saber supuesto sobre lo que le acontece a alguien. Pero el médico no es el amo. La enfermedad no es del médico. Aunque sea su objeto de estudio, la enfermedad que padece una persona no es de su propiedad: lo que el médico identifica como enfermedad es algo que le ocurre a una persona y, en consecuencia, todo el proceso médico ha de ser negociado. El médico está al servicio del paciente, y no al revés.

Por último, y como gran rasgo de para qué sirve eso que hago desde hace tantos años, y que preguntaba mi amigo, si el médico conoce más de cerca la enfermedad, está en condiciones de hacer mejor su trabajo. Pero si de entrada ya elimina un tercio del conocimiento posible sobre la enfermedad, se podrá decir que opera bajo una gran ignorancia. No ocurre nada mientras no le demanden un saber mayor, y no tenga con qué responder.

Dejo apuntado que el planteamiento de la relación médica como una tarea de dos, donde la fuerza de la decisión no está del lado del médico, sino del enfermo, deja abierta la cuestión de qué hacer con la queja, puesto que uno sólo puede ser operativo si tras la queja, o sin la queja, hay un deseo de trabajar juntos. Es algo que plantea Vapperau en su lección. En la página 11 de la lección que envié como archivo adjunto, dice : "Yo hago mi análisis y continúo mi práctica analizante para salvar mi piel, no es por los otros, es por mí. Lo mejor que yo puedo decir a los otros es 'ocúpense de sus asuntos'. si ustedes sufren, si ustedes están enfermos, yo no puedo hablar de eso en el lugar de los otros. Por el contrario, ocupo esta función de psicoanalista cuando se me lo pide, pero no de inmediato. Me tomo tiempo. Además, agrego que antes de mandar al diván a un paciente tengo la suficiente dignidad como para esperar bastante tiempo más. No decido de inmediato que si; quiero conversar al comienzo para saber, además, si el sujeto está decidido a comprometerse un poquito en algo, que no sea un alma bella integral. Se muy bien que no devendrá un sujeto que hable en primera persona más que al final del proceso. Es más: siempre hay que volver a empezar. Quiere decir: comprometerse en la situación presente. No tenemos garantías [de que el proceso, una vez establecido, sea permanente]" 

Tras esto puede plantearse una exigencia dirigida tanto al médico como al psicoanalista: uno (el paciente, o uno mismo en posición de paciente) le puede exigir al otro (al médico) que se aplique. Uno no puede conformarse con el primer médico que le asignen. Uno ha de exigirle al médico que haga lo mejor, que para eso está ahí diciendo que responde a la demanda (que no a la queja) que se le dirige. Uno ha de ser exigente con el médico que lo atiende. Si se conforma con lo primero que le ofrezcan... Poco compromiso consigo mismo se le ve ahí. Si un paciente no me exige en tanto médico, en verdad no me merece, no vale la pena que me tenga como médico. Que se busque a otro más benévolo, más condescendiente y más dispuesto a ceder ante la queja, a hacerla suya. ¡Peor para él!

Ese planteamiento no es exclusivo de una determinada práctica clínica, el psicoanálisis en el caso de Vappereau, sino que es una cuestión general, que afecta a los médicos por igual, y a los psicólogos, y a las enfermeras, y a todo aquél que se coloca en situación de responder a una demanda en el campo de la salud. Se trata de la consabida trampa de la queja, situación en la que el sujeto no se compromete a nada y pretende comprometer al otro, pasarle la necesidad de no dejarle sufrir, como si fuera un bebé desvalido. En estas condiciones ¿qué salida le queda al médico frente a alguien que no acepta el compromiso de trabajar por su propio bien, y que rechaza cualquier responsabilidad que le afecte?

JM Gasulla

JM Gasulla

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May 2, 2012, 7:11:14 AM5/2/12
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¿Qué es una ley? (13)
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Espero acabar, que no concluir, este asunto con este mensaje.

Si ya he comentado que durante el encuentro con un amigo al que hacía un tiempo que no veía, me preguntó para qué servía todo eso a lo que me dedico y cómo eso a lo que me dedico podía influir en el desarrollo de las funciones ordinarias de un médico, el reflexionar sobre sus cuestiones me llevó más lejos de lo esperado. Si uno no comprende al ser humano, y dice por añadidura que se dedica a curarlo... ¡ya me dirás!

Y es que somos la resultante de un conjunto de leyes operando al mismo tiempo: esas leyes que hacen referencia a las relaciones de los objetos entre sí, tal como ocurre con los planetas y las estrellas, pero también con los seres vivos entre ellos y consigo mismo, más otro conjunto de leyes que en nuestro caso, aún siéndolo, no son tan arbitrarias como parecía en un primer momento y, finalmente, a una extraña clase de leyes que resultan del modo cómo se ha escrito, se han grabado las demás leyes en cada uno de nosotros. 

No somos una voluntad; no somos un ego autónomo; no somos libre albedrío ni libre voluntad; las leyes de nuestros cuerpos son tan estrictas como las leyes de nuestros pensamientos y son las leyes de nuestros pensamientos las que hemos de tener en cuenta junto a las leyes de nuestros cuerpos. Y nuestros pensamientos leen y escriben y utilizan el lenguaje hasta el punto de que algunos incluso han llegado a afirmar que no hay pensamientos sin lenguaje y, a pesar de todas las apariencias, creo que razón no les falta, aunque parte de nuestros pensamientos utilicen imágenes para expresarse, del mismo modo que una bandera es algo más que un trapo de colores, pues aún siendo imagen y colores, posee una función que un trapo de colores no posee, acaso si es rojo y según cierta mentira tradicional, para los toros.

Que si queremos saber algo de los demás y de nosotros mismos, hemos de conocer las leyes que nos rigen y que marcan definitivamente nuestro destino inexorablemente determinista: nuestro ser hecho y haciéndose de lenguaje.

Somos la resultante de un conjunto de leyes operando simultáneamente y, acaso, nuestro espíritu sea la respuesta a lo que yo preguntaba con mi ingenuidad de bachiller, a aquél hombre sabio que me respondió sobre el misterio de la Santísima Trinidad: "Son Personas; no olvide que son Personas". Resolver qué es una persona, eso ya es otro asunto, pero que cada vez (concepto temporal absolutamente "fuzzy") me convenzo más que la racionalidad sin lo irracional engendra monstruos. Lo decía Goya, y nuestros padres lo comprobaron al sobrevivir a las matanzas y exterminios de la historia y de la razón. Hay un lado siniestro, absolutamente pavoroso, en esa razón racional que oculta la verdadera razón de sus actos.

Quisiera hacer hincapié en algo: nosotros somos nuestro punto de referencia para nosotros mismos. Cuando estamos con alguien, le interpretamos y tenemos una clara y perniciosa tendencia a "comprenderle" con los referentes con los que contamos, pero difícilmente logramos alcanzar nunca la verdad de nadie, porque desconocemos sus referentes. Pero es que nosotros desconocemos la mayor parte de nuestros referentes, aunque obramos y pensamos con ellos: ¿cómo vamos a comprender a nadie? Nuestras conductas y nuestros pensamientos son mucho más irracionales de lo que estaríamos dispuestos a admitir en el más generoso de los casos posibles, y por más racionales, o incluso "hiperracionales", que nos creamos (¿más que Kant? ¡Imposible!) Para comprender por qué actuamos de determinada manera o por qué pensamos las cosas así, hemos de hacer un notable esfuerzo de pensamiento, sabiendo además que pocas veces seremos tan sinceros con nosotros mismos como para hallar solos nuestras verdades más íntimas y determinantes. ¿Por qué? Porque además de desconocer en la mayoría de casos cuáles son las leyes que rigen nuestras acciones y pensamientos, actuamos como si lo que creemos saber fuera todo y racionalizamos en parte lo que logramos deducir con trabajo.

Uno es, utilizando las exactas palabras de los filósofos, un ente abierto al ser. Vamos siendo un ser que todavía no lo es. El otro, nuestros semejantes, dolientes en nuestro caso de médicos, son igualmente entes abiertos al ser. Son, como me decía aquél hombre sabio, personas como yo, lo que no me da ningún estatus de preponderancia sobre ellos. El ejercicio de la medicina se convierte, así, en algo parecido a un intercambio, casi a un trueque, donde lo que importa es el resultado final y la satisfacción de ambas partes. Sin satisfacción, sin goce, el ejercicio de la medicina se convierte en un funcionariado; goce regulado, por supuesto, pero regulado por las leyes que rigen la relación entre personas.

¡A disfrutar, haciéndolo bien conforme al ser de cada cual!

JM Gasulla

Luis TC

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May 2, 2012, 10:12:44 AM5/2/12
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puesyo, ya que dices acabar, voy a google, me bajo todo el doc este sobre ''qué es una ley'', que hace días que me tienes mosca con eso de la ley (será la del oeste ¿¿) y además con lo de ese amigo que dice curar sin comprender (mande ¿¿) ..., luego te comento, si me sale algo,

saluta. Luís


JM Gasulla

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JM Gasulla

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May 4, 2012, 6:05:36 AM5/4/12
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¿Qué es una ley? (14)
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Buscando un libro en mi librería, dí con uno que escribió Jean Clavreul, de quien ya he hablado extensamente en este foro, en especial al comentar ese libro suyo que me causó una honda impresión ("El Orden médico") Este libro, que se publicó por Denoël en 1987, "Le Désir et la Loi" (El Deseo y la Ley) pasó para mí sin pena ni gloria. Sin duda, el que me motivó fue el capítulo 2 dedicado a la locura del rey Luis II de Baviera, lo que en su momento me llevó a interesarme por el personaje sobre el que hay una extensa bibliografía. De este capítulo destaco un párrafo que, a mi juicio, plantea las cosas en el nivel justo para iniciar la reflexión, e incluso la lectura del libro, de ese y de otros. Lo reproduzco traducido:

"Lo que me guía aquí es la relación entre la locura y el poder, puesto que eso no cesa de plantearme esta cuestión que me parece un abismo sin fondo: ¿qué clase de locura es la que nos lleva a obedecer al poder?. A buen seguro que me la planteo en términos psicoanalíticos examinando la formación del Superyo, pero sobre todo, estimo que el psicoanalista no puede quedar indiferente a lo que La Boétie [escritor y político francés del siglo XVI, autor de "Discurso de la servidumbre voluntaria o el Contra uno" (está editado en español por Tecnos y en francés por Gallimard) en contra del absolutismo, donde se plantea la cuestión de cualquier autoridad sobre el pueblo y analiza las razones de la sumisión (relación dominación/servidumbre)] llama la servidumbre voluntaria, de la que lo más a menudo nosotros vemos la otra cara, la de la pasión por el poder"

De modo que mediante el estudio de la biografía de Luís II de Baviera, Clavreul esperaba atisbar algún fondo a ese abismo que es la locura de la sumisión o del ansia del poder; en suma, las relaciones de todo humano con el poder.

Así que cuando uno se plantea qué es una ley, acaso no importan tanto las "leyes de Newton" como las "leyes de Montesquieu" y, aún, las "leyes de Freud" más que ningunas otras porque, además, las engloban. ¿Qué leyes son esas, a las que obedecemos todos, que nos obligan a someternos o a querer someter? Y más sorprendente aún, cuando podemos constatar, entre otras muchas cosas, que nuestros pacientes, y nosotros mismos ante nuestras enfermedades o en nuestras actitudes vitales, mantenemos con nuestro cuerpo una relación dominador/dominado que no cesa. Y eso lo comprobamos en la clínica a diario. No sólo porque el paciente se someta o no al orden médico, sino si se somete o no a las "leyes de Newton" que imperan en su cuerpo, tanto como en el nuestro. Y en su mente, dando como resultado lo que llamamos una personalidad, o una persona.

Para captar hasta qué punto la enfermedad es un rasgo de la personalidad y comprender cómo operan esas leyes en nosotros, basta escuchar durante mucho tiempo, años, lo que dicen los pacientes sobre sus enfermedades, en especial aquellas personas que padecen trastornos que habitan en una especie de "tierra de nadie" conceptual, como la fibromialgia, la fatiga crónica, el síndrome de hipersensibilidad química múltiple, etc. Justamente, al carecer de una doctrina médica sólida sobre esos fenómenos, y al ponerse a escuchar o a indagar junto a los pacientes, sobre esas dolencias incomprensibles, uno capta la realidad de la enfermedad humana.

Esa realidad no es la de la biomedicina, aunque la incluya. La enfermedad médica actúa como pantalla, como cortina espesa que oculta lo que hay detrás. Por ejemplo: cuando a un, o una, paciente afecta de fibromialgia, o de síndrome de hipersensibilidad química múltiple, le dejas hablar, o la tienes contigo en la consulta, el diagnóstico médico parece estar actuando como una pantalla: sólo se habla de cómo le va el dolor, la sensibilidad, la fatiga, etc. Uno tiene la impresión de que con el diagnóstico se le ha proporcionado al paciente un elemento de represión de sí mismo: ya no se cuestiona su relación con al enfermedad, consigo mismo, la responsabilidad que tiene con lo que le sucede, etc., sino que se deja arrastrar por los mecanismos de tipo psicosocial que lo atrapan y se pega al procedimiento médico una queja infinita imposible de satisfacer. Entonces, se muestra la enfermedad como las llagas de los estigmatizados; se muestra el estigma y se invoca al cielo y a los hombres para reclamar un lugar de privilegio por su sacrificio. 

Pero esos estigmas son estigmas sociales, una acusación social que pone de manifiesto la impotencia de los médicos, su vergüenza y los médicos, efectivamente, sentimos vergüenza ante la impotencia de esos estigmas, y nos escondemos tras explicaciones tan rocambolescas como increíbles a pesar de los esfuerzos de muchos por darles dignidad de ciencia a sus teorías sobre esos padecimientos y por tratar de imponer, contra toda evidencia, que lo que vale, la solución a todos esos los males proviene de la biomedicina. ¡Están locos! Esos médicos están tan locos como sus pacientes, y entre ambos se establece una locura a dos sin precedentes. Pero lo Real en juego insiste, y la cosa se complica al infinito. Muchos de estos pacientes "cientificados" andan como zombies, aturdidos a psicofármacos que les privan de un goce vital, un goce de la vida-a-pesar-de-todo, que nunca van a alcanzar de ese modo.

JM Gasulla

Luis TC

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May 4, 2012, 7:44:56 AM5/4/12
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Jo..., JM, me ha impresionado tu texto; supongo que porque acabo de leer el texto de la sesión de JMV ''¿ qué es una ley ?''

dudas y/o apuntes:

1.- 
>>>>

Así que cuando uno se plantea qué es una ley, acaso no importan tanto las "leyes de Newton" como las "leyes de Montesquieu" y, aún, las "leyes de Freud" más que ningunas otras porque, además, las engloban.

<<<<

qué engloba a qué;

las leyes de Fr a las otras ¿¿, creo que no, a menos que quieras decir en un dibujo que las N y M son nucleares y las F rodean a N y M


2.-

>>>>>

sino si se somete o no a las "leyes de Newton" que imperan en su cuerpo, tanto como en el nuestro. Y en su mente, dando como resultado lo que llamamos una personalidad, o una persona.

<<<<

an a N y M  buen descubrimiento ese de que en el cuerpo y en la mente de uno imperan las leyes N, y uno debería someterse a ellas.

Pero, la personalidad es más que eso.


3.-

>>>>>>

cuando a un, o una, paciente afecta de fibromialgia, o de síndrome de hipersensibilidad química múltiple, le dejas hablar, o la tienes contigo en la consulta,

<<<<<<<<<

le dejas hablar y lo escuchas, o ''estas'' con ella en la consulta, 


4.-

Uno tiene la impresión de que con el diagnóstico se le ha proporcionado al paciente un elemento de represión de sí mismo: ya no se cuestiona su relación con la enfermedad, consigo mismo, la responsabilidad que tiene con lo que le sucede, etc.,[a tener en cuenta en la dirección de la cura !!!, uno huye de eso, porque enfrentarse a eso requiere un esfuerzo, asumir el papel de uno en eso] sino que se deja arrastrar por los mecanismos de tipo psicosocial que lo atrapan [ es que lo ''psicosocial'' es de un peso enorme ! ] y se pega al procedimiento médico una queja infinita imposible de satisfacer. Entonces, se muestra la enfermedad como las llagas de los estigmatizados; se muestra el estigma y se invoca al cielo y a los hombres para reclamar un lugar de privilegio por su sacrificio. [ quizá en estas patologías (y no solo en ellas) el pacinte se ''sabe'' ''NO_SER mas que escoria'', y con ese reclamo pretende negar eso que se sabe ]

Pero esos estigmas son estigmas sociales, una acusación social que pone de manifiesto la impotencia de los médicos, su vergüenza y los médicos, efectivamente, sentimos vergüenza ante [ nuestra ] impotencia [ ante ] esos estigmas, y nos escondemos tras explicaciones tan rocambolescas como increíbles a pesar de los esfuerzos de muchos por darles dignidad de ciencia a sus teorías sobre esos padecimientos y por tratar de imponer, contra toda evidencia, que lo que vale, la solución a todos esos los males proviene de la biomedicina. ¡Están locos! Esos médicos están tan locos como sus pacientes, y entre ambos se establece una locura a dos sin precedentes. Pero lo Real en juego insiste [ y cuanto !!! ] , y la cosa se complica al infinito. Muchos de estos pacientes "cientificados" andan como zombies, aturdidos a psicofármacos que les privan de un goce vital, un goce de la vida-a-pesar-de-todo, que nunca van a alcanzar de ese modo [ , ni probablemente nunca saldrán de la ausencia de ese goce, de su superación alcanzando un goce superior, de la reclamación del lugar de privilegio por su sacrificio ].


---------- Mensaje reenviado ----------
De: JM Gasulla <jmgas...@gmail.com>
Fecha: 4 de mayo de 2012 12:05
Asunto: {La enfermedad:690} Re: ¿Qué es una ley?
Para: la-enf...@googlegroups.com

JM Gasulla

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JM Gasulla

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May 4, 2012, 9:00:29 AM5/4/12
to la-enf...@googlegroups.com
¿Qué es una ley? (14)
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Me alegro un montón de que hayas escrito aquí dando tu parecer. Estoy tan contento que me pongo a escribir sin darme más tiempo a nada (a escribir, o sea, a hacer dibujitos como dios manda, para leer esto)

La propuesta de escritura que tú haces es algo parecido a esto...

... si no te he interpretado mal. Si yo leo esto que está escrito de ese modo (es una escritura y lo digo así en vez de decir gráfico, figura u otras cosas mariposas, porque se trata de poder leer algo que está escrito de determinada manera siguiendo ciertas reglas, como los mapas, que también se leen), veo la identidad de las "leyes de Newton" diferenciadas de las "leyes de Montesquieu" y de las "leyes de Freud". Por fuera, tendríamos que situar el "Universo de discurso" donde estarían las leyes que no se habrían descubierto todavía, las que no responderían a ningún criterio de las seleccionadas como F, N y M, etc. 

Es, pues, una primera propuesta de escritura. pero tal como lo pienso yo, las "leyes de Newton" o las "leyes de Montesquieu", o sea, las leyes que se construyen mediante la lógica y la observación, son "recortes", cortes aplicados a las "leyes de Freud", de modo que no se identificarían en el seno de las leyes de F más que a costa de imponer a esas leyes algunos recortes, del mismo modo que he dicho más arriba en este hilo (mensaje 8) que unas lógicas salen de la Lógica Canónica Clásica (LCC) por sucesivos recortes (eso de los recortes que estamos sufriendo ahora no es nuevo, jeje) en sus leyes fundamentales, el conjunto de las leyes de la física y de las leyes parlamentarias surgen por sucesivos recortes impuestos a la Lógica Canónica Clásica Modificada por Vappereau. Esta modificación que demostró Vappereau no es más que la primera negación que hay en la lógica ("es falso que..."), recortada por Aristóteles por exigencia binaria (V o F), de modo que la negación clásica aristotélica siempre excluye uno de los términos, mientras que la negación de Vappereau los incluye a ambos. 

Entonces, y de acuerdo conmigo mismo, lo que tengo que escribir no es esa forma que he puesto como figura (sin serlo), sino que me tengo que plantear una superficie donde estarían escritas todas las leyes (no habría Universo de Discurso) y tanto las leyes naturales como las leyes del parlamento saldrían a partir de cortes (negaciones) infligidos a esa superficie en la que estarían escritas las "leyes de Freud". Creo que tú puedes intuir perfectamente que la escritura de todo esto es un "Cross-Cap", o "plano proyectivo".

Lo dejo ahí por ahora.

JM Gasulla



JM Gasulla

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May 5, 2012, 2:50:25 PM5/5/12
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¿Qué es una ley? (15)
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En el anterior mensaje (mensaje 14) creo que me precipité un poco dejado llevar por el entusiasmo apresurado de dar salida a una respuesta "en la punta de la lengua". Pero las prisas y los entusiasmos no son buenas guías. Es preciso dejarlos reposar, y eso ha ocurrido.

Al leer el mensaje de Luís, rápidamente mis neuronas se pusieron a hacer una lectura simbólica de sus palabras y de inmediato pasarlas a símbolos de un lenguaje formal (lógico-matremático o topológico) Para traer a la memoria y servirnos de nuevo, traigo lo que transcribí de lo que dijo Luís. Y lo hago porque creo que esto nos va a enseñar a leer y a escribir o, al menos, serán unos pasos iniciales para aprender a escribir.

Lo que traduje de sus palabras en relación a las tres clases de leyes ("de Newton (N), de Montresquieu (M), de Freud (F)) de las que hablaba Vappereau en su lección, fue esto:

La cuestión que traía Luís era, a un comentario mío ("Así que cuando uno se plantea qué es una ley, acaso no importan tanto las "leyes de Newton" como las "leyes de Montesquieu" y, aún, las "leyes de Freud" más que ningunas otras porque, además, las engloban.) ""¿Qué engloba a qué?... Las leyes de Fr a las otras ¿¿, creo que no, a menos que quieras decir en un dibujo que las N y M son nucleares y las F rodean a N y M".

Creo que, efectivamente, ese "dibujo" que hice interpretaba correctamente las palabras de Luís, porque en él tanto las "leyes de Newton" (N) como las "leyes de Montesquieu" (M) están contenidas en las "leyes de Freud" (F) y aquellas no tienen elementos en común más que los que eventualmente pudieran compartir como pertenecientes a (F) Pofr fuera de (F) está el "Universo de discurso" (U) que contiene a (F) y a todo lo que no son (F) que, en este caso, no pueden ser más que leyes todavía por describir.

La regla básica de construcción de esta escritura es la siguiente:

Lo que está dentro del círculo es "p", y lo que está fuera, en el "Universo de discurso", es "nop", es decir, todo lo que "no es p". El círculo es, en consecuencia, una negación que separa lo que es una cosa y lo que no es. Por ejemplo si decimos que "p=blanco", "nop" es todo lo que no es blanco, es decir, cualquier otro color que no sea el blanco.

Esta conectiva ("No") plantea un problema para ser escrita, tanto en fórmulas, en tablas como en forma de "dibujo". Y es que como que solo admite dos posibilidades en Lógica Canónica Clásica, que la negación sea verdadera o que la negación sea falsa, se tiende a confundir la afirmación con lo verdadero y la negación con lo falso, porque al escribirlo el resultado es este:



... pero hay negaciones que son verdaderas y afirmaciones que son falsas, luego con esto se plantea ya una primera dificultad representativa: las proposiciones que son negaciones (nop) pero son verdaderas (V), no pueden ser representadas, mientras que las proposiciones que las proposiciones afirmativas (p) no podrían ser nunca falsas (F). Eso no va bien; esta forma de representar no nos da una lectura cierta, sino que induce a errores graves. La representación sobre un plano no es fiel.

Entonces, en la "figura" que escribe de un modo lógico los distintos tipos de leyes, sólo está representada una negación clásica: "No". Al estar únicamente representada esta negativa "No", nos encontramos con que el problema de lo verdadero y lo falso no podría estar representado fielmente en ninguna ley. 

Está más que claro y es de una evidencia meridiana, que no podemos seguir representando nuestros asuntos de interés racional sobre un plano. Necesitamos más dimensiones, porque no podemos escribir fielmente la lógica con la que construimos nuestro mundo de representaciones y de relaciones. De otro modo, de persistir en el plano bidimensional como elemento de representación lógica, hay todo un conjunto de proposiciones que queda fuera de cualquier posibilidad: las negaciones verdaderas y las afirmaciones falsas.

Esto parece complicarse un poco, pero no hay que dejarse engañar por las apariencias, porque la solución es muy fácil: basta cambiar la superficie sobre la que escribimos de una forma al estilo de los geómetras, para que podamos representar las cosas mejor. Pero para ello es preciso que antes reformemos esta cuestión de la negación, porque de otro modo, nuestro mundo simbólico está en grave riesgo de error. 

El paso a una nueva forma de escribir sobre una superficie distinta a la superficie plana de una hoja, lo daremos en el próximo mensaje. 

Espero que hasta aquí se haya podido seguir bien y se haya podido captar bien el problema al que nos enfrentamos, antes de poder responder con firmeza a la cuestión que traía Luís: ¿de qué manera las "leyes de Newton" y las "leyes de Montesquieu" están contenidas en las "leyes de Freud"? No sé si responder a eso vaya a servirle a nadie para auscultar mejor un cuarto ruido cardíaco, pero se irá encontrando en mejor disposición para ir comprendiendo por qué digo que la enfermedad es un rasgo de la personalidad antes que ser otra cosa, y que conociendo cómo está construida la personalidad y cómo la podemos representar de un modo riguroso y formal, comprenderemos y tendremos acceso a otras dimensiones de la enfermedad que de otro modo son absolutamente imposibles de acceder y dan origen a confusiones graves.

JM Gasulla

JM Gasulla

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May 8, 2012, 8:13:48 AM5/8/12
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¿Qué es una ley? (16)
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En esta figura del mensaje (15)

... había señalado la dificultad de escribir la negación clásica (no) de un modo lógico sobre un plano, porque pueden haber proposiciones (p) que siendo negaciones sean verdaderas, y otras que siendo afirmaciones sean falsas. Cualquiera puede encontrar sus propios ejemplos; no es difícil.

La tabla de la negación clásica, que es la que se representa en la figura de arriba, creo que debe ser conocida por la mayoría y la traigo para recordarla:



Esta tabla dice que cuando una proposición es verdadera (p-1), su negación es falsa (nop-0) y, viceversa, cuando una proposición es falsa (p-0), su negación es verdadera (nop-1). 

Con esta concepción del mundo hemos escrito nuestras leyes sobre una superficie plana de dos dimensiones (un pergamino, un papel, una piedra, la pantalla de un ordenador, la superficie de una esfera, etc), sea en letras, en dibujos, en geometría, o sea  el medio de escritura que sea. La negación, el decir No, dicen que es el primer acto propiamente humano que realizamos. La negación divide el mundo en dos partes: lo que afirmamos y lo que negamos. Nos quedamos con lo que afirmamos y rechazamos lo negado. Eso es lo que representa el primer "dibujo".

Pero entonces ¿qué hacemos con el señor que le dice a Freud que ha soñado con su madre pero que no era su madre? ¿Y qué hacemos con la joven que había soñado con el demonio pero que rápidamente se le convierte en un santo? Ya vemos que de inmediato aplicamos la negación clásica y decimos que una de las dos cosas es falsa: o es un santo o es un demonio, pero no ambas cosas; lo mismo que el sueño del paciente de Freud: o es su madre o no es su madre, pero no las dos cosas. Y, sin embargo, la realidad es que si son ambas cosas a la vez y que la una es inseparable de la otra, tal como es ofrecida la cosa a nuestra realidad psíquica; pero que, como en el ejemplo de la joven soñante con el demonio, cuando esas dos cosas que coexisten se separan mediante una negación, los efectos de esa separación son dramáticos; en el caso de mi joven soñante, se le calma la angustia al instante. La negación tiene el efecto, entonces, de dividir el proceso del pensamiento en dos: lo afirmado y lo negado; y lo negado tiende a expulsarse, a ser colocado en el mundo de lo inexistente. La negación clásica nos ofrece una realidad cercenada, partida en dos, de la que solo nos permite captar la mitad de las cosas, pero que a una de las cuales se le pega un afecto negativo, que es expulsado, y a la otra un afecto positivo, que es integrado como bueno y entra en circulación discursiva.

Pero antes de adentrarnos en esa realidad de nuestro pensamiento sobre la que acabamos de ver cómo se rechaza una parte (¿la incongruente, dicen algunos? ¿O qué parte de lo negado es incongruente con qué? ¿Qué características tiene el mundo del pensamiento antes de la negación clásica?) vamos a ver, finalmente y para acabar este largo hilo, un apunte sobre los cuatro modos por los que nuestros pensamientos perciben el mundo racionalmente.

Se trata de un artículo que publicó Vappereau en 1998 en Lituraterre, al que se puede acceder en su versión francesa en PDF haciendo clic sobre el título: Psychanalyse et sciences du foundament du discours de l'analyse. (Lo tenéis traducido aquí: Psicoanálisis y ciencia) En este artículo Vappereau dice: "Esta teoría de la ciencia [se refiere a la que desarrollaron J-C Milner y a M. Arrivé], que parte de lo que nosotros compartimos como base, es inequívocamente koeyreiana y kojeviana, los dos grandes Alexandre [Alexandre Koyré y Alexandre Kojéve] que no deben engañar en su relación con Aritóteles. Esta teoría es la de la ciencia nueva [Scientia Nuova], galileana por su matemática, cartesiana por su sujeto, newtoniana por su resultado (la fórmula litoral, según el término de Lacan, de la gravitación) Ella es también cristiana por su condición de posibilidad, es efectivamente sobre este punto que debería llevar el debate, pero todavía no estamos ahí."

Antes de seguir conviene leer el artículo de Alexandre Kojève El origen cristiano de la ciencia, al que podéis acceder haciendo clic en el título, aunque me parece que ya lo he citado, incluso he dado el hiperenlace para acceder, pero nunca está de más volverlo a poner a disposición. ¡Es soberbio!

Sigo: "Por el contrario, nuestro lingüista (se refiere a J-C Milner] la quiere experimental [se refiere a la ciencia, que la otorga la nota distintiva del experimiento como característica única del pensamiento científico] Esta actitud es muy corriente y exitosa cuando se trata de lingüística. Así va a recurrir a K. Popper para establecer su lógica, en su estructura, así pues, en su razón. Se sabe que la demarcación entre ciencia y metafísica está formulada en este autor [Popper] en los términos de la refutabilidad de la ciencia, siendo la metafísica irrefutable y la ciencia como tal necesariamente refutable... "

Más adelante, en el párrafo titulado Psicoanálisis y medicina: "... Para precisar entonces las relaciones del psicoanálisis con la ciencia cristiana, galileana, cartesiana, newtoniana, utilizando el criterio de demarcación de K. Popper [la refutabilidad], pero ampliándolo de una manera pare él impensable a pesar de [estar refiriéndose a] Freud, nosotros diremos que, al tratar del sujeto de esta ciencia, el psicoanálisis es una doctrina no válida e irrefutable, lo que lo distingue de la metafísica, contra el parecer un poco apresurado de Popper, que es verdadera e irrefutable. Las ideologías por el contrario, son falsas y refutables"

¿A qué viene todo esto? Pues a que cuando buscamos los criterios de certeza con los que construimos nuestra razón del mundo, en especial en ciencia, lo hacemos según un criterio que utilizó Popper (Karl R. Popper. La lógica de la investigación científica. Ed. Tecnos. 1982), y este criterio fue el de la refutabilidad. Un pensamiento es científico cuando se dispone para su refutabilidad, esto es, ha de poder ser refutado. Pero aquí Vappereau le añade otro criterio al de la refutabilidad, es el de la verificabilidad, esto es, el de ser verdadero o falso.

Así, Vappereau dispone que:

La ciencia es una doctrina verdadera y refutable. Verdadera porque está verificada, y refutable porque esa verdad ha de prestarse para ser falsada por otra teoría más potente.

El psicoanálisis e una doctrina falsa e irrefutable. Falsa porque sus enunciados son lógicamente falsos (según la lógica canónica clásica), y es irrefutable porque es indiscutible;

La metafísica es verdadera e irrefutable (como las matemáticas) porque es lógicamente verdadera y además sus enunciados son incomprobables, irrefutables;

Las ideologías son falsas y refutables. Falsas porque lógicamente son falsas, y refutables porque cualquier otra ideología refuta a una primera.

Nunca antes, hasta 1998 con este artículo de Vappereau, el panorama del conocimiento humano había estado más claro en relación a la lógica y a la verdad. Incluso un amigo ha hecho un comentario reciente, refiriéndose de puntillas a este artículo, aunque sin mencionarlo, que si de algo sabe Vappereau es de epistemología. Seguro. De epistemología y de un montón de cosas más, no vengamos con recortes fantasmáticos.

Aquí acabo este hilo, y creo que dejo unas cuantas cosas planteadas.

JM Gasulla 

NuevaPiedraRoseta

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Dec 9, 2012, 11:34:53 PM12/9/12
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...Él (Boole) no consideraba la lógica como una rama de las matemáticas, como podría interpretarse con el título de su panfleto anterior, pero señaló una profunda analogía entre los símbolos del álgebra y las que se puede hacer, en su opinión, para representar formas lógicas y silogismos, que no podemos dejar de decir que (sobre todo la suya) la lógica formal es la matemática limitada a los, 0 y 1.
Por la unidad Boole denotó el universo de objetos imaginables; literal símbolos, tales como x , y , z , v , u , etc, se utiliza con el significado electivos correspondientes a adjetivos y sustantivos comunes.
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De aqui:
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Es curioso... Aún sin leer el trabajo a su primo que daba clases de griego...

Saludos...

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