Médico: lo de la lobotomia quimica reconozco
que me ha llegado. De los amigos de Lang ese que dejaba a los esquizofrénicos
que hicieran solos su viaje. Pobres personas en manos de los antipsiquiatras.
Cuanto llegaron a sufrir los esquizofrenicos.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 10:58 ·
Interlocutor: A mi también me ha llegado y me ha
dado muchas ideas, lo malo es que igual me meten en la cárcel y casí que lo
dejo para más adelante, de momento aún puedo pagar la hipoteca.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:06 ·
Interlocutor: Pobres personas? pues sí, cualquiera
que vive con esta enfermedad, sea en sus carnes o en la de algún pariente o
compañero, sabe que es una putada, de lo que se trata es de estudiar la forma
de tener en cuenta que somos mucho más que un cerebro que se puede dominar con
pastillitas o a martillazos. Detesto tanto a los que no quieren saber nada de
los psiquiatras como a los psiquiatras que toman como bufones a quienes van más
allá de la pastillita...es tan ridículo y nefasto lo uno como lo otro.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:10
Médico: hombre,
lo que fueron nefastos fueron los movimientos antipsiquiatricos. Los que
abolieron los hospitales psiquiatricos en New York, por ejemplo, por aquello de
que era la comunidad la que podía hacerse cargo del esquizofrenico y que ningún
entorno mejor para el pobre enfermo. En unos meses, y hasta hoy, la ciudad se
llenó de personas que iban con un carrito mirando los cubos de basura. Eran los
esquizofrenicos que nadie queria en la comunidad, ni siquiera sus familiares.
Es muy duro convivir con un esquizofrenico y no está al alcance de cualquiera.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:15 ·
Médico: Eso
de que hay que estudiar la forma de tener en cuenta que somos mucho más que un
cerebro que se puede dominar.... eso... ¿como se traduce cuando hay un
esquizofrenico? quiero decir, que aporta de más a la pastilla esa reflexión,
porque no lo veo.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:17 ·
Interlocutor: ...eso
es lo que ha hecho la sanidad pública en este pais: pasar de los enfermos
mentales y pasar de la familia. Por cuatro ingresados y tratados en condiciones
el resto de psiquiátricos se limitan a dar al enfermo cama y habitación vacia
que se anima un poco cuando llega el cargamento de pastillas.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:20 ·
Interlocutor: Un
esquizofrénico....¿ cual de ellos? cada persona un mundo.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:21 ·
Médico: si,
claro, y no hay enfermedades sino que hay enfermos, y con todo, cuando decimos
de alguien que tiene una neumonia, auqnue cada enfermo respiratorio es, como
dices, un mundo, todos nos entendemos. Cuando hablamos de esquizofrenia nos
referimos, todos, al margen del modo peculiar de cada uno de enfermar, a una
persona con un trastorno severo de la percepción y con un pensamiento
incoherente. De hecho, en la mayoría de casos los psiquiatras no tienen el
mayor problema para diagnosticar como esquizofrenica a una persona. Cualquiera
de nosotros si se acerca a una persona con esquizofrenia en fase de brote se da
cuenta que pasa algo y que ese algo no es agradable para quien lo padece.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:27 ·
Interlocutor: Pues sigo pensándo que cada uno que he
conocido ha sido un mundo muy distinto al que no se podría tratar de la misma
forma. ¿ Fármacos? supongo que indispensables, si no siempre por lo menos en
largos periódos de tiempo, pero ser esquizofrénico no supone ser un idiota anulado
que no puede pensar sobre las cosas que le pasan. He conocido personas que
hablan de todo eso de una forma que me deja asombrada...imposible para mi ver
este tema con la simplificación que tú le das...
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:37 ·
Interlocutor: una diarrea [crónica] por ejemplo
puede ser tratada con unos fármacos que unifican un síntoma, pero el que lleva
a cada uno a tener esa diarrea es otro cantar, desde una simple empachera, una
intoxicación, una fobia, un estado de ansiedad determinado, etc. etc. si eso no
lo tenemos en cuenta - que no se suele tener- no esperémos otro caso que no sea
poner una tirita al problema. Que por cierto, es lo que hacenlos conductistas:
poner tiritas.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:38 ·
Médico: ¿simplificación en cuanto qué? porque
yo tambien he visto esquizofrenicos, y claro, cada uno, como dices, un mundo,
pero esquizofrenicos, y los he visto con crisis. Y gracias al tratamiento
llevan una vida aceptable... para ellos, no jodamos. Al menos no deliran. Y eso
no tiene que ver con anular a ese ser humano y transformarlo en una especie de
vegetal que controla sus necesidades. Las "pastillas" han sido las
que han permitido que ese esquizofrenico, cada uno distinto, todos con algo en
común, pudiese llevar una vida mucho mejor.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:53 ·
Interlocutor: Un
día te cuento eso de que no deliran y son felices y comen perdices...
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:54 ·
Médico: ten por seguro que conozco a varios.
28 de diciembre de 2011 a la(s) 11:59 ·
Interlocutor: Pues que lástima que esa fórmula
funcione solamente en esos varios...
28 de diciembre de 2011 a la(s) 12:03 ·
JM Gasulla
Reflexión (7)
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La teoría del conocimiento del diagnóstico médico contiene, según Laín Entralgo, tres notas que permiten distinguir un conocimiento médico de la enfermedad, de cualquier otro conocimiento. Laín Entralgo no dice que se trate de un conocimiento científico de la enfermedad, sino de un conocimiento médico de la enfermedad.
¿Qué es, entonces, un conocimiento médico de la enfermedad, como algo distinto a un conocimiento científico o de cualquier otra clase?
La primera nota que destaca el autor es que el conocimiento médico, distinto del conocimiento científico, estriba en que el conocimiento médico de la enfermedad se propone una finalidad, que es curar. El conocimiento médico de la enfermedad se distingue esencialmente del conocimiento científico, de que es un "conocer para curar". Efectivamente: puede haber un conocimiento no médico, científico, de la enfermedad, que se caracterizaría porque su fin último no sería para curar, sino para saber sobre la enfermedad, por ejemplo; pero eso no implica necesariamente el saber para curar del que habla Laín. Es, pues, un conocimiento finalista, cuya finalidad es curar.
Esta distinción me parece capital. Ningún otro conocimiento de los existentes se construye con la finalidad explícita de curar. Incluso dentro de lo que podríamos llamar genéricamente "el conocimiento médico genérico", permitiría distinguir hipotéticamente en su interior dos clases de conocimientos: un conocimiento que sirve para curar, y otro que no sirve para curar, con la salvedad de que, si ese conocimiento adquiere finalmente la cualidad de médico, es porque será adquirido y desarrollado apuntando a su finalidad curativa, y dejando de lado acaso otras consideraciones que no tuvieran esa finalidad. En consecuencia, el saber médico obtenido estará dirigido siempre por esa finalidad curativa, y lo impregnará todo como su justificación última. Si el médico estudia y comprende la naturaleza biológica de la enfermedad, es porque conociendo lo biológico de la enfermedad es una de las maneras por las que podrá curar. Hay también un saber fisiopatológico, científico, microbiológico, anatomopatológico, y otros, pero esos saberes serán médicos o, más bien clínicos, en la medida en que los conocimientos que se obtienen de ellos, sirven para curar.
Pero se puede pensar que un curandero o una teoría ad hoc, como la de médico alemán Ryke Geerd Hamer, de quien en alguna ocasión vamos a tener que hablar, son también saberes que tienen como finalidad el curar. ¿Son médicos esos saberes? Suponemos que para Laín Entralgo no basta con que la finalidad de un saber sea curar para ser un saber médico; esa finalidad la tiene también un arte de curandería. Laín Entralgo propone al menos dos notas más.
No basta, pues, poseer un saber para curar, lo que convierte en médico, o en clínico, un saber. Es, a nuestro modo de ver, una cualidad necesaria pero no suficiente. Se necesita que ese saber, además de ser para curar, sea técnico. Para que un saber sea técnico, es preciso que sea un "... saber hacer una cosa sabiendo qué se hace (por tanto: la esencia de la acción, lo que la acción de que se trate en sí misma es) y por qué se hace lo que se hace (por tanto: la intención y la estructura que como causa de lo hecho tiene la acción ejecutada)..." Esta condición técnica descarta la acción del brujo, del mago, del sanador, del curandero, como conocimiento médico, porque el brujo, el curandero, el sanador, no saben por qué hacen lo que hacen, que es el fundamento de la magia, y desconocen el porqué su acción es sanadora, si lo es, más allá de oscuros poderes. Hay intención de sanar y curar, pero no hay un saber por qué se hace lo que se hace. Esta definición de un saber técnico, si bien excluye ya como saber médico al saber de los curanderos, sanadores, magos, y otras miles de técnicas sanadoras, y sitúa muy claramente dos condiciones necesarias (el saber el cómo y el porqué se hace) pero todavía insuficientes, pues no es capaz de distinguir todavía el saber médico de Hamer antes mencionado, de un genuino saber médico en el sentido en el que lo estamos examinando aquí porque, efectivamente, Hamer posee una teoría, es decir, saberpara qué y por qué se aplican sus teorías y métodos terapéuticos. Cumple esas condiciones.
La tercera nota característica es, según Laín, que se trata de un conocimiento pesquisivo, esto es, asintóticamente inacabado, que tiende a completarse sin lograrlo del todo. Cuanto más pesquisivo, mejor. ¿Y qué procedimientos caben en esas pesquisas? Pues aquellos lícitos y encaminados a un fin curativo: no sería un procedimiento pesquisivo médico el que, bajo la excusa de obtener el máximo conocimiento posible sobre una enfermedad, se subordinara el conocimiento del ADN de una persona a unos fines políticos o militares. Esta nota característica no permite distinguir tampoco, por ejemplo, si las teorías de Hamer son médicas en el sentido en el que lo estamos hablando aquí; o incluso la homeopatía o la cromoterapia. El concepto de pesquisivo ha de ser amplio y no quedar limitado a un ámbito de conocimiento concreto, como podría ser al modelo biomédico y se descuidaran otros aspectos presentes en la enfermedad, pero que se excluyeran, sin razón alguna, del conocimiento médico a pesar de ser un conocimiento clínico (obtenido directamente del enfermo, "a la cabecera de su cama")
Estas tres notas no permiten distinguir muy bien aún cuándo un conocimiento es médico en el sentido occidental, y cuándo no. Según las tres notas de Laín, el conocimiento de Hamer sería un conocimiento médico, cuando no lo es, tanto visto desde un punto de vista intuitivo como formal. Así que nos vemos precisados a estudiar otras notas.
De acuerdo con las notas que sirven para caracterizar un saber, podemos decir que el saber médico es un saber adyuvante, técnico, pesquisivo y yo le añado a las que describe Laín las notas de verdadero y refutable. El saber o el conocimiento médico es verdadero porque mantiene con la enfermedad una relación formalmente verdadera. Ese saber hace corresponder un saber teórico con una realidad en el proceso que llamamos diagnóstico, y la relación que se establece entre el saber y la realidad diagnosticada no puede ser más que verdadera. Es un saber sometido al rigor de un canon lógico y, en consecuencia, sus conclusiones, si bien pueden ser duales, verdaderas o falsas, de hecho no pueden ser más que verdaderas porque están incluidas en la finalidad de curar.
Pero además de verdadero, el conocimiento médico es refutable. Por una relación refutable hemos de entender la disposición en la que hay que poner una teoría cualquiera de carácter científico, para que pueda ser falsada, según el criterio de Karl Popper, que es el más comúnmente admitido en epistemología del conocimiento científico.
¿De donde procede la refutabilidad en medicina? Pues, de acuerdo con la propia elaboración de Laín Entralgo desarrolla en su libro citado y en contra de la crítica que le hizo Ruy Pérez Tamayo (El concepto de enfermedad. Tomo 1. Fondo de Cultura Económica. México. 1988) para quien no hay ni ha habido ni habrá más que un único paradigma, hay al menos tres paradigmas del diagnóstico médico, cada uno en plena vigencia en la actualidad, en sí mismo (antiguo, moderno y tercer paradigma) Cada paradigma médico responde a una disposición del conocimiento que ha sido históricamente rectificada. Si el paradigma antiguo consistía básicamente en imaginar lo que ocurría en el interior del cuerpo, de identificar la enfermedad como un ente ajeno a la buena marcha del cuerpo; el paradigma moderno en ver directamente el proceso patológico mediante la práctica instrumental, el tercer paradigma consistirá, y consiste ya, en la introducción del sujeto en medicina.
La refutabilidad solo es posible si la totalidad del discurso, o algunos de sus aspectos parciales, se someten y se disponen a las sucesivas pruebas de su falsedad. La construcción de un saber médico puede ser falsa, o al menos debe prestarse a su falsación. Y la falsabilidad y la falsación son hechos en medicina: existen realmente en cada teoría médica sobre la enfermedad, y en la construcción de cada enfermedad concreta, ya que aparecen enfermedades o reordenaciones clínicas o sindrómicas nuevas.
Quizás convenga insistir en que no es lo mismo que el conocimiento médico sea formalmente verdadero en el diagnóstico, como exigencia funcional, que el saber médico se someta a su refutablilidad teórica.
Habrá que hacer más hincapié sobre esto, porque al final, hemos de dar respuesta a lo que se planteaba a propósito de la conversación que abría el hilo: Hay una enfermedad del médico y una enfermedad del enfermo, pero eso ¿qué aporta a las pastillas, es decir, qué le aporta al modelo biomédico de conocimiento sobre la enfermedad?; y también hemos de poder disponer nuestra epistemología de modo que las teorías "no médicas", como la del médico alemán Hamer que vengo citando, por más que se le parezcan, puedan identificarse con claridad como "no médicas".
JM Gasulla