La subjetividad en el acto médico

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JM Gasulla

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Nov 24, 2011, 8:19:03 AM11/24/11
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La subjetividad (1)
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He dudado mucho antes de abrir un hilo nuevo de discusión. Es cierto que la mayoría quedan sin cerrar, pero es deliberado y no tenía intención de "cerrar" ninguno de los hilos abiertos, que vienen a ser, en definitiva, como capítulos de un libro en el que cada mensaje vendría a cumplir el papel de párrafos capitulares. En esta ocasión, la duda que tenía de seguir no era para proseguir, sino para iniciar algo nuevo al hilo de lo que vamos hablando aquí. La situación política y social de muchas de las personas que leen esto es de angustia porque su futuro laboral no está definido, y es conocido el dicho latino "primum vivere, deinde filosofari": primero vivir, después filosofar. Esto es: primero resolver las cosas del comer y una vez resueltas, ya nos podremos parar a pensar y a filosofar.

Pero si bien las condiciones de atención e interés me parece que no son las idóneas para continuar en este espacio, pensando sobre las cosas del hacer médico, la inspiración o la fuerza del pensamiento sobre un tema tienen y cumplen sus plazos, de modo que pareciéndome importante y sintiéndome inspirado por tener las ideas claras, y a pesar de que no se den, según mi parecer, las condiciones externas para que quienes lean se entreguen al pensar, al menos aquí quedarán dichas y almacenadas, a la espera, acaso, de mejores tiempos, pero que si dejara yo escapar la ocasión inspirada que se me ofrece, la cosa se perdiera. 

Esto que acabo de decir en el párrafo de arriba parece vanidad: ¿pero tan importante es eso que tienes que decir, como para que, "con la que está cayendo", tengas que dejarlo escrito a toda costa? Evidentemente que no, que si nada dijera, nada ocurriría que no esté ocurriendo ya. Es más: se trata de un ejercicio de asentamiento, de fundamentar, de dar consistencia a una parte de la medicina totalmente dejada "de la mano de Dios", y hacer con eso algo consistente, al abrigo de "entusiastas" creyentes o magos, incluso de devotos científicos. Se ha tratado, desde el primer momento, de comprender el acto médico en sus pormenores, pero de un modo "científico", y no mágico o fundado en creencias.

Pero acaso en la angustia por el "vivere" del refrán latino (atribuido a Hobbes, a cuyo minucioso estudio le dediqué un año de mi vida) uno necesite abstraerse y le venga bien concentrarse en una lectura que anticipo difícil. 

Abordo aquí algunos aspectos de la subjetividad en el acto médico. De nuevo, remitir a quienes quieran introducirse en el tema, al escrito que nunca he enviado para publicación, y que está a modo de bosquejo aquí (hacer clic sobre el título) --> Organización de la subjetividad en el acto médico  En ese esbozo, que más bien son apuntes como se verá al leerlo, que he ido añadiendo en diversas fechas, pero que empecé a escribirlo en 1.995, se abordan dos cuestiones centrales: por una parte, lo que se podría considerar la génesis del sujeto y de la subjetividad, en el acto médico y, por otra parte, las condiciones de subjetivación que implica el diagnóstico médico.

Como eso ya está escrito en ese escrito, aunque no se trate de algo listo para publicación, si que muestra los trazos esenciales de la subjetividad en el acto médico, pues como ya está escrito, no insistiré en eso. Aquí haré unos apuntes que resolverán la cuestión que quedó abierta en el hilo sobre "El Yo en nuestra teoría" y que dan cuenta de que no nos referimos en nuestra teoría, a un "Yo", sino a un "sujeto". Para no desanimar, espero ser ameno a pesar de las dificultades de exposición del tema.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 25, 2011, 5:52:25 AM11/25/11
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La subjetividad (2)
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Digo que creo haberme provisto de valor e intuición suficientes para abordar un tema en verdad complejo, el de la subjetividad en medicina, y tratar de ponerlo al alcance de nuestras necesidades en tanto clínicos. Al menos lo intentaré.

La medicina ha hecho progresar el conocimiento de las enfermedades desde la observación anatomoclínica y fisiopatológica mediante un método que le es propio. No entro en más detalles ni pormenores, y remito a una lectura de las obras de Laín Entralgo, en especial su Historia de la medicina, La relación médico-enfermo y El diagnóstico médico, que son las que considero fundamentales para todo médico. El método clínico, sin renegar de su origen hipocrático, quedó asumido en parte por asimilación del método experimental desarrollado por Claude Bernard (observación, intuición, recogida de datos -anamnesis y exploración física-, elaboración de una hipótesis, diseño experimental o búsqueda de pruebas que corroboren la hipótesis, conclusión y terapéutica diseñada en función de la comprensión obtenida del fenómeno patológico) De acuerdo con los procedimientos de investigación y de elaboración de hipótesis diagnósticas en medicina, se trata de la obtención de datos objetivos, quedando fuera del proceso aquello que denote subjetividad. Científico es en medicina, desde Claude Bernard, sinónimo de objetividad. Eso da muchos problemas.

Recordamos las palabras de Bernard (Claude Bernard. Introducción al estudio de la medicina experimental. El Ateneo. 1959): "El fisiólogo no es una persona normal, es un científico, un hombre absorbido por la idea científica que persigue; él ya no oye los lloros de los animales, ya no ve la sangre que derraman, solamente ve su idea y los organismos que le esconden los problemas que él desea descubrir. No siente que está perpetrando una horrible carnicería; bajo la influencia de una idea científica él examina con placer el repugnante filamento nervioso y la carne lívida que a cualquier otra persona provocarían disgusto y horror…" Probablemente escribiera estas líneas en respuesta a la fundación de un asilo para perros y gatos que abrieron su mujer y sus dos hijas, horrorizadas por las barbaridades que perpetraba el sabio que, según algunos, padecía esquizofrenia paranoide. Hay que añadir que su mujer se separó de él y tanto ella como sus hijas, abominaron del hombre.

En ese fragmento se da cuenta perfectamente de un método que excluye la subjetividad del acto médico, pretendidamente científico después de Claude Bernard. La característica fundamental es el borramiento, la anulación o la negación, del sentimiento de empatía, eliminando cualquier rastro de subjetividad, a pesar de que las condiciones subjetivas del experimento no pueden ser eliminadas. El experimentador, o el médico, ha de permanecer insensible a sus propias condiciones subjetivas (de visión y emocionales: la repugnancia de la sangre y de las vísceras expuestas y a los efectos que el sufrimiento del animal, o del enfermo, manifiestan) y a las del sujeto que se estudia (ignorar las condiciones subjetivas de "la víctima": el animal o el enfermo que sufren) Se elimina la subjetividad. 

En este sentido, otro sabio cuyos experimentos con perros han sido cruciales para comprender los fenómenos psicofisiológicos, Ivan Pavlov, siguiendo los fundamentos de Bernard, encerró herméticamente a los perros en una sala en la 4ª o 5ª planta de su laboratorio, para aislarlos de cualquier influencia exterior del tipo que fuera, vibración del suelo con los pasos de los cuidadores y visitantes, luz y ruidos externos, etc., cuando las condiciones así obtenidas imponían ya una perturbación del estado natural del reflejo que él deseaba estudiar. Por aislar tanto, aisló la realidad del animal y del experimentador, generando así unas nuevas condiciones subjetivas. Para comprender bien y criticar con justeza este método de estudio, es muy bueno leer Ivan Pavlov. Reflejos condicionados e inhibiciones. Ediciones Península. Barcelona, 1979.

Pero la ciencia del siglo XXI ya no tiene como ideal la supresión del sujeto en pos de una hipotética subjetividad, en especial desde la percepción de que, en condiciones normales, la presencia del observador perturba el experimento. Por ejemplo, la física cuántica es impensable sin incluir al observador en el experimento. Por decirlo de un modo que aplique a Claude Bernard y a la práctica médica, el hecho de provocar dolor, y el hecho de que él, Claude Bernard, esté presente provocando el dolor, perturba el experimento. Si lo pasamos a la medicina, las condiciones subjetivas del acto médico objetivante, condicionan la percepción que se tenga de la enfermedad y, en consecuencia, la orientación terapéutica basada en esa percepción, que está desprovista y cercenada del conjunto de las condiciones "reales" (tanto objetivas como subjetivas) a las que está sometido el acto médico.

La enfermedad que estudia el médico se supondría alojada en un organismo, aislado de cualquier determinante subjetivo e influencia ajena al organismo que se estudia. La enfermedad es, pues, un ente teórico, ideal, aislado de sus condiciones "reales", de modo parecido a la ecuación de los gases perfectos que no es más que teórica porque ningún gas "real" responde a esas condiciones teóricas, ideales, de perfección que describe la fórmula. De esa enfermedad estudiada según el método científico experimental de Claude Bernard, o según el método anatomoclínico de Bichat traducido a la clínica por Laennec, retendríamos el órgano aislado. En palabras de Laín Entralgo (El diagnóstico médico. p. 62), Laennec "quirurgiza" la patología interna, circunscribiéndola al órgano: "He intentado -escribe Laennec en diversos lugares de sus obras- poner a las lesiones orgánicas internas, desde el punto de vista del diagnóstico, en la misma línea que las enfermedades quirúrgicas y me atrevo a creer... que he conseguido ni propósito en un número bastante grande de casos"

Sin embargo, por más científica que se pretenda, la clínica o el proceder médico todavía no son científicos. Falta su matematización, tema que es recurrente en mí. 

Así que al proceder clínico de la medicina del siglo XXI debería contemplar algunas cuestiones que se han planteado en profundidad en la ciencia general y en la epistemología científica actual. Estas cuestiones son fundamentalmente dos: la inclusión del sujeto y de la subjetividad en el concepto de enfermedad, y la matematización de los procesos clínicos cuyo conocimiento se pretende científico.

En el siguiente mensaje-párrafo, abordaré las condiciones de subjetividad y matematización científicas, en especial en su aplicación al campo clínico. Pasaré necesariamente por Martin Heidegger y comentaré algunos pasajes de una de sus obras capitales: "La pregunta por la cosa". Intentaré hacerlo lo más comprensible posible para los que no somos expertos en esta materia.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 27, 2011, 2:15:59 PM11/27/11
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La subjetividad (3)
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Estamos aquí, en este hilo, tratando sobre la subjetividad en el acto médico y en medicina en general; cuál es el papel del sujeto, de la subjetividad y cómo interviene en el acto médico. Pero lo estoy intentando  abordar por una vertiente que, a primera vista, me parece insólita, esto es, por la vertiente del sujeto y de la matematización de la clínica. Hasta ahora, los intentos de los que tengo noticia han sido a través de las psicologías o de los humanismos y creencias; siempre desde la contingencia. Nosotros lo hacemos diferente; lo hacemos o lo intentamos hacer racionalmente, desde los principios mismos de la racionalidad, de los fundamentos de lo necesario. Como esto requiere explicación y justificación "de las buenas" y aunque a primera vista esto pueda parecer un rollo, espero convertirlo en un ejercicio de pensamiento que interese, instruya y divierta. 

Por una de aquellas cosas del azar (la famosa "Tiché" griega,) comentábamos en uno de esos seminarios a los que todavía asisto en calidad de alumno (no creo haber sido nunca discípulo de nadie, pero si alumno de muchos extraordinarios maestros y, a mis años, sigo siéndolo) de forma muy tangencial, brevemente por un pasaje de un libro de Martin Heidegger: La pregunta por la cosa (Die Frage nach dem Ding) A raíz de este comentario, volví al libro. La edición que tengo es de Editorial Alfa Argentina,  de 1.975. Hay una edición que no conozco, de la editorial Genérico, y que lleva por título: La pregunta por la cosa: sobre la doctrina de los principios trascendentales de Kant, edición de 2.009 (precio de catálogo 15€)

Martin Heidegger ha sido el filósofo de mayor influencia en el siglo XX, hasta cierto punto considerado maldito por su adscripción y posterior renuncia al partido nazi de Hitler, fuente de inspiración de numerosos movimientos intelectuales del siglo XX, y del pensamiento de Jacques Lacan, está también considerado como el filósofo que acaba la filosofía 25 siglos después de haberse iniciado en Grecia esa gigantesca obra colectiva del pensamiento occidental en torno a la pregunta fundamental sobre el ser: ¿qué soy, qué es ser, qué es el ser?

Yo recomiendo leer ese libro de Heidegger del que hablo. No es difícil. Hay algún pasaje oscuro, realmente difícil, pero con paciencia, uno lo desentraña. Heidegger hace en ese libro una crítica, en el sentido filosófico, de la Crítica de la razón pura de Kant o, en general, de la obra de Kant. Nosotros tomaremos para nuestros intereses, sin perder de vista el interés que motivó la obra, únicamente aquellos pasajes que pueden hacernos comprender cómo introducir el sujeto y las matemáticas en nuestra práctica médica. He de confesar que las más de las veces me echo atrás en el proyecto, porque si tantas mentes excelsas han pasado por encima de esto, lo han pensado, y no han dicho ni una palabra, igual es que lo mío es una majadería de cuidado, y me arrugo. También pienso que aunque esos cerebros privilegiados hubieran leído las mismas letras que yo, su interés no coincidía con el mío, por lo que en el fondo hemos leído cosas distintas pese a ser las mismas. Cuando me sobrepongo a este pensamiento, creo que yo sigo a pesar de todo, que la idea es buena y está justificada, y que lo haga mal o bien, otros con más inteligencia que yo rectificarán allá donde yo haya dicho las sandeces más sonadas.

Voy a comentar algunos párrafos de La pregunta por la cosa, de Martin Heidegger. En el capítulo B, El modo de preguntar por la cosa en Kant, doy un salto en el que se quedan en el libro un montón de cosas interesantísimas, apasionantes, motivo de quedarse pensando sin prisa, que leer, y alcanzo el párrafo (5), LA MODERNA CIENCIA NATURAL MATEMÁTICA Y LA GÉNESIS DE UNA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA. Este párrafo (5) está a su vez subdividido en diversos párrafos y subpárrafos. Los enumero para que nos podamos hacer una idea de qué va el párrafo en su totalidad y de qué cosas trata.
(5-a)- Caracterización de la moderna ciencia natural frente a la antigua y medieval;
(5-b)- Lo matemático (mathesis);
(5-c)- El carácter matemático de la ciencia natural moderna; la primera ley del movimiento de Newton;
(5-d)- Distinción de la experiencia griega de la naturaleza frente a la moderna
          Subdividido a su vez en:
           (5-d1)- La experiencia de la naturaleza en Aristóteles y en Newton
           (5-d2)- La doctrina del movimiento en Aristóteles
           (5-d3)- La doctrina del movimiento en Newton
(5-e). La esencia del proyecto matemático (El experimento de la caída en Galileo);
(5-f) El sentido metafísico de lo matemático;
           Subdividido a su vez en:
           (5-f1)- Los principios: nueva libertad, autodependencia y autofundamentación.
           (5-f2)- Descartes: COGITO ERGO SUM; el YO como SUBJECTUM EMINENTE
           (5-f3)- RAZÓN COMO PRINCIPIO SUPREMO; PRINCIPIO DEL YO; PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN

En este extenso párrafo o epígrafe (5) encontramos lo más importante de lo que necesitamos para nuestra fundamentación; es el lugar donde hallamos los argumentos más importantes de nuestro proyecto, aquello sobre lo que andaremos con paso seguro. Los encontramos precisamente en la matematización, qué es y cómo debe entenderse la matematización, y qué es y cómo debe entenderse el sujeto que encontramos en medicina "pro-eyectado", lanzado abajo, oculto, y cómo en el lugar del sujeto, se coloca un yo que da problemas, todos los problemas.

Si esto parece demasiado "duro" o excesivamente "filosófico", os pido confianza (yo me la pido a mí mismo) en que lo haré ameno y comprensible. Entender la medicina no es únicamente estudiar anatomía, fisiología, química, clínica , enfermedades, hacer una historia clínica, pedir unas pruebas, hacer un diagnóstico y diseñar un tratamiento. Hacer medicina es saber qué se hace, por qué se hace y cómo se hace y esto, nos guste o nos disguste, es pensar filosóficamente, hacerse preguntas que sólo con la filosofía podemos comprender. Otra cosa va a ser si uno, aunque se lo proponga, está realmente a la altura del proyecto. Lo sabremos al final.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 28, 2011, 4:13:38 AM11/28/11
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La subjetividad (4)
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Así que, sin más, me adentro en el libro La pregunta por la cosa, de Martin Heidegger, y comento a partir de la lectura del párrafo (5) del Capítulo B: LA MODERNA CIENCIA NATURAL MATEMÁTICA Y LA GÉNESIS DE UNA CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA. (No os asustéis por el título)

 

En el mensaje anterior había dado cuenta ya de que el párrafo (5) está dividido en una serie de subpárrafos en los que Heidegger aborda, precisamente, los temas que más nos interesan: la cuestión del sujeto en medicina y la matematización de la clínica. Al repasar el ejemplar del libro del que dispongo, está tan lleno de subrayados, notas al margen, remisión a fichas que se deben haber perdido en una de esas limpiezas generales que uno hace para deshacerse de tanto papel y polvo acumulados, que incluso me hace reír el que, con lo trabajado que tenía yo todo esto, tan a fondo estudiado y examinado, sea ahora incapaz de recordar una sola cosa sin tener que volver al libro. Retuve muy probablemente, eso si, la idea fundamental, la que seguramente desde entonces, desde que leí este libro, empezó a germinar en mi cabeza en torno a la matematización de la clínica y cómo resolver la cuestión del sujeto en medicina.

 

En el Apartado (5-a) se plantea Heidegger cuál es la diferencia entre la ciencia antigua (griega) y medieval, y la ciencia moderna, inaugurada por Descartes, cuyo modelo y fundamento es el que seguimos en la actualidad. El párrafo (5-a) se titula precisamente así: CARACTERIZACIÓN DE LA MODERNA CIENCIA NATURAL FRENTE A LA ANTIGUA Y MEDIEVAL. ¿En qué son diferentes la ciencia antigua y medieval de la ciencia moderna? No es el experimento, la duda metódica, el proceso lógico deductivo o el afán normativo por un saber que, antes que nada, cuestiona constantemente sus propios supuestos y trata de encontrarles fundamento. Estas notas caracterizan por igual el conocimiento científico desde los griegos.

 

Dice Heidegger: "Se suele caracterizar la ciencia moderna en su diferencia con la medieval diciendo que la primera parte de los hechos y la segunda de proposiciones y conceptos generales y especulativos"…"La oposición de la actitud científica antigua y moderna no puede fijarse de manera tal que se diga que de un lado están los conceptos y las proposiciones y del otro los hechos;… se trata siempre de ambas cosas, de hechos y conceptos. Lo decisivo es la manera en que los hechos son comprendidos y los conceptos aplicados."

 

"La grandeza y la superioridad de la ciencia natural del siglo XVI y XVII reside en que los investigadores eran todos filósofos. Ellos sabían que no hay meros hechos, sino que un hecho sólo es lo que es a la luz de un concepto fundamentador y según el alcance de tal fundamentación… También aquella época tuvo su estulticia así como, a la inversa, las cabezas dirigentes de la física actual, Niels, Bohr y Heisenberg, piensan de un modo completamente filosófico. Solamente por eso pueden crear nuevos planteamientos y sobre todo, perseverar en la problematicidad."

 

"Junto a las dos características nombradas de la ciencia moderna -ciencia de hechos e investigación experimental- encontramos generalmente una tercera. Esta subraya que la ciencia nueva es una investigación que calcula y mide. Eso es correcto; pero vale también para la ciencia antigua. Ella trabaja también con la medida y con el número. El problema reside otra vez en la manera y en el sentido en que los cálculos y las mediciones se aplican y se realizan, y en el alcance que ellos poseen para la determinación de los objetos mismos… El rasgo fundamental debe consistir en aquello que domina de manera normativa e igualmente originaria del proceso fundamental de la ciencia como tal: es el trabajo cotidiano con las cosas y el proyecto metafísico de la cosidad de las cosas. ¿Cómo podemos captar ese rasgo fundamental? Daremos un título a este carácter fundamental de la actitud intelectual moderna diciendo: la nueva exigencia de saber es exigencia matemática. Kant ha dicho aquella frase a menudo citada pero poco comprendida: 'Afirmo que en cada doctrina particular de la naturaleza [aquí podríamos incluir la medicina] sólo se encontrará tanta ciencia auténtica  [destacado por Heidegger]cuanta matemática haya en ella' (Prólogo a Primeros principios metafísicos de la ciencia natural)"

 

"La pregunta decisiva -prosigue Heidegger- reza: ¿qué significa aquí 'matemática' y 'matemático'? Pareciera que solo pudiéramos obtener una respuesta a esta pregunta desde la matemática misma. Es un error, porque la misma matemática es sólo una configuración determinada de lo matemático?" ¿Y qué es, entonces, lo matemático? Heidegger da paso al párrafo (5-b) LO MATEMÁTICO, la "mathesis" griega.

 

Así pues, lo que caracteriza y diferencia a la ciencia griega antigua y medieval, de la ciencia moderna que se inició en los siglos XVI y XVII y que llega hasta nuestros días, es la formulación matemática, el paso al lenguaje matemático, de las proposiciones.

 

Hemos de ver si el lenguaje matemático, si las matemáticas, son útiles para formular nuestro proceder clínico. ¿Se puede matematizar la clínica? Es a lo que tenemos que responder examinando cómo resolvieron los sabios esta cuestión en la ciencia física, y si hay alguna equivalencia entre la ciencia física y la clínica, y qué partes de la clínica son expresables matemáticamente, y qué matemáticas convienen o son útiles.

 

Pero no me adelanto, porque todavía tenemos que comprender muy bien qué es la mathesis de la que habla Heidegger. Tenemos que comprender muy bien qué es "lo matemático" y qué es "matematizar" algo, porque sólo así distinguiremos nuestra ciencia de la ciencia antigua, y la medicina no ha entrado todavía en ese proceso de modernización científica porque no se ha matematizado su proceder propio, que es la clínica. Heidegger explica muy bien y muy sencillamente en qué consiste eso de "matematizar" y nos entrega una pauta que seguir. Nuestro ingenio va a consistir en si la podemos seguir correctamente. En el fondo, o no tan el en fondo, uno siente envidia por esa claridad de pensamiento y de razonamiento de Heidegger o de los grandes pensadores.


Otra cuestión a dilucidar es por qué hemos de matematizar nuestra ciencia y nuestra práctica. ¿Por qué hay que ser científico, suponiendo que sepamos en qué consiste eso de ser científico? ¿Es que, acaso, lo que hacemos en la clínica no está bien hecho como está, que se nos plantearía la necesidad de transformarlo en algo científico? Vamos a ver qué decimos a eso.


JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 29, 2011, 7:50:14 AM11/29/11
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La subjetividad (5)
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Decía que en el apartado (5-a) del párrafo (5) del capítulo B del libro La pregunta por la cosa, de Martin Heidegger, que no es otra cosa este libro que la recopilación de las clases que impartió el autor en la Universidad de Friburgo de Brisgovia (Freiburg im Breisgau; Baden-Württenberg, Alemania) durante el semestre invernal de 1935/36 y que tituló "Problemas fundamentales de la metafísica", decía, pues, que en  este apartado (5-a) Heidegger distinguía la ciencia antigua de la moderna porque la ciencia moderna es matemática [ciencia moderna es la que aparece y se desarrolla a partir de los siglos XVI y XVII] ¿Qué clase de ciencia es, pues, la medicina, nos preguntamos: es ciencia antigua o es ciencia moderna? Será ciencia moderna si es matemática. Se trata de comprender, pues, qué es lo matemático y qué clase de medicina podría ser una medicina científica en el sentido moderno del concepto.

 

No sabemos muy bien qué quiere decir que algo sea matemático ni en qué consiste eso de ser algo matemático y, para explicarlo, Heidegger lo introduce en el siguiente apartado del capítulo (5): (5-b) LO MATEMÁTICO, máthesis. (Mathesis y todas las palabras griegas que aparecen en este mensaje, están escritas en griego, pero este editor no permite escribir en griego)

 

Heidegger introduce una distinción esencial: lo matemático no son las matemáticas. Las matemáticas son una forma de expresar lo matemático. ¿Qué es, entonces, lo matemático, para poder aplicarle las matemáticas? Lo explica:

 

"… Lo 'matemático', según la fórmula de la palabra, viene de 'tà mathémata' -dice Heidegger- lo que se puede aprender, y por eso también, lo que se puede enseñar; 'manthánein' significa aprender [del verbo 'mantháno': aprender, llegar a saber], y 'mánthesis'  la enseñanza, en un doble sentido: enseñanza como buscar el aprendizaje y aprender, y enseñanza como aquello que se enseña.  Enseñar y aprender están tomados aquí en un sentido amplio y al mismo tiempo esencial, y no en el sentido posterior, más estrecho y gastado de escuela y doctrina. Esta distinción no basta, sin embargo, para captar el auténtico sentido de lo 'matemático'. Para ello se necesita ver cuál es la conexión más amplia en la que los griegos introducen lo matemático y frente a qué lo diferencian."

 

Sigue Heidegger enumerando en qué ocasiones introducían los griegos 'tà mathémata', 'lo matemático'. "Utilizaban, pues, lo matemático para determinar 1: tà fusijá, las cosas en cuanto surgen y se presentan por sí mismas; 2: tà poioúmena, para las cosas producidas por el hombre y que están presentes como tales; 3: tà jrémata, las cosas en cuanto están en uso y en permanente disposición, y pueden ser , o bien fusijá, piedras y cosas semejantes, o bien poioéena, cosas expresamente fabricadas; 4: tà prágmata, las cosas con las que tenemos trato, sea que las elaboremos, usemos o transformemos, o sea únicamente que sólo las contemplemos o las investiguemos, prágmata, referidas a prâxis en el sentido amplio  y no en el más estrecho de uso práctico; prâxis es todo hacer, emprender, mantener, lo que incluye en sí también la poíesis. Finalmente, 5: tà mathémata, esto es, las cosas en cuanto ellas". Pero en cuanto ellas ¿qué?

 

"Lo matemático se refiere a las cosas, a un determinado respecto", prosigue Heidegger. "¿En qué respecto son tomadas las cosas cuando se las ve y se las considera como matemáticas?" "Desde hace mucho estamos habituados a pensar los números bajo lo matemático. Lo matemático y los números están evidentemente en alguna relación. Lo cuestionable es esto: ¿existe esta conexión porque lo matemático es algo numérico, o a la inversa, porque lo numérico es algo matemático? Esta segunda alternativa es la verdadera." Tras esta respuesta, que lo matemático no es numérico, sino que es un concepto más extenso, y que lo numérico sí que es matemático, nos cabe preguntarnos por qué lo numérico es matemático, cuáles son las propiedades de eso matemático (lo que se puede aprender y enseñar) para que quepa en su seno lo numérico, y algo más. A responder nuestras dudas se afana Heidegger, de modo que lo seguimos.

 

"Pero si los números están conectados en forma tal con lo matemático, queda en pie la pregunta ¿por qué se considera precisamente los números como algo matemático? ¿Qué es lo matemático mismo para que algo así como los números deba concebirse como matemático y sea presentado preferentemente como lo matemático? Máthesis quiere decir el aprender, mathémata lo aprendible." 


Así que "lo matemático" es el aprender, y las matemáticas, una parte de lo aprendido. 


Al hablar de matemáticas y matemático, nuestro pensamiento se va rápidamente a imaginar las fórmulas y aquello que se nos enseñó en la escuela como una disciplina. Una disciplina que a muchos se nos atragantaba, por cierto. Pero lo matemático no es lo que nos enseñaron en la escuela; eso eran matemáticas, es decir, un aspecto de lo que se puede enseñar y aprender. Eran modelos que se pueden aplicar a las cosas para entenderlas y en tanto tales modelos, eso era ya matemático, y no el modelo mismo, esto es, el cuerpo geométrico y las formulas que lo expresan, o el cuerpo algebraico y las fórmulas que lo representan. Las matemáticas expresan lo matemático, pero no son lo matemático.

 

"Según lo dicho -prosigue Heidegger-, con esta denominación se mientan pues las cosas en cuanto son aprendibles.  Aprender es un modo del tomar y del apropiarse, pero no todo tomar y apropiarse es un aprender. Podemos por ejemplo, tomar una piedra, llevarla con nosotros y colocarla en una colección; podemos hacer lo mismo con las plantas; en el libro de cocina leemos "tómese", es decir, empléese..." Efectivamente, eso lo comprendemos: podemos tomar una serie de síntomas y signos y hacer una colección que llamaremos con el nombre de una enfermedad, pero eso no será aprender medicina ni, por supuesto, un aprender o enseñar de tipo matemático. Será medicina en cuanto dispongamos de un modelo teórico que podamos aplicar a esa colección para comprender la enfermedad. Ese proceder, entonces, será matemático y las matemáticas pueden ir bien a este proyecto.

 

"Tomar -prosigue Heidegger refiriéndose al aprender y enseñar, para captar el sentido de lo matemático- significa: apropiarse de algún modo de una cosa y disponer de ella. ¿Qué clase de tomar indica el aprender? Mathémata: cosas en cuanto las aprendemos. Pero considerado rigurosamente, no podemos aprender una cosa, por ejemplo, un arma; sólo podemos aprender el uso de la cosa. De acuerdo a esto, el aprendizaje es un tomar y un apropiarse donde lo apropiado es el uso. Tal apropiación se produce por el mismo uso. Ese uso lo llamamos ejercicio [Práctica, diríamos nosotros ahora: practicar]. Pero el ejercicio es solo una manera de aprender. No todo aprender es ejercitar. Pero ¿cuál será entonces la esencia del aprender en el sentido auténtico de máthesis? ¿Por qué es el aprendizaje un tomar? ¿Qué es lo que se toma de las cosas y cómo se lo toma?"

 

Me detengo en este punto para seguir en el mensaje (6) Y voy transcribiendo este apartado (5-b) de modo extenso porque me parece que está en él lo esencial de lo que buscamos: saber qué es lo matemático y si la clínica, o la medicina, es o no es matemática y, en consecuencia, responde al criterio científico de la ciencia moderna, por cuanto lo matematizable es una exigencia de lo científico.

 

Esto nos va a llevar muy lejos; requiere tiempo e ir dando pasos. Pero nada impide, salvo la pereza, que vayamos dando esos pasos y al final comprendamos qué clase de ciencia es la que introduce la matematización de la clínica, porque al matematizar la clínica, nos iremos dando cuenta, quizás, que es posible que estemos haciendo una segunda ciencia nueva.


JM Gasulla

JM Gasulla

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Nov 30, 2011, 8:13:33 AM11/30/11
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La subjetividad (6)
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Seguiremos todavía un par de mensajes más, este y el que seguirá, con Heidegger, en torno a la matematización de las ciencias, qué es lo matemático, para dar paso a la cuestión del sujeto y de la subjetividad en medicina.

Hasta ahora, según lo que llevamos dicho a partir de Heidegger, podemos pensar que la clínica no es una ciencia en el sentido moderno, porque aunque es la aplicación de un elemento teórico sobre la realidad escrutada (lo matemático en sentido griego), con la que se compara (la enfermedad no existe en la naturaleza: es un constructo teórico ideal), no resulta de un modelo matemático teórico, sino de una comprensión empírica, de una intuición primera que incluso se confirma en la anatomía y mediante la exploración con los sentidos. En la clínica se observa, se compara, se mide, se hacen estadísticas y teorías, se deduce, como en la ciencia antigua, pero no se aplica un modelo teórico matemático sobre la realidad que interesa, que es la exigencia, la novedad, que introduce la ciencia moderna. Es en este punto en el que nos encontramos con Heidegger, tratando de comprender lo matemático y lo científico para ver que la clínica no es una ciencia y que por medio de lo matemático y las matemáticas podremos intentar "cientificar la clínica", operación que, sorprendentemente y en contra de toda intuición, nos va a resultar absolutamente imprescindible para introducir el sujeto y lo subjetivo en la clínica. 

Habíamos comprendido que lo matemático es lo que se puede aprender o enseñar, y que las matemáticas respondían muy bien a ese criterio, hasta el punto de que se llegan a confundir lo matemático con las matemáticas. Seguimos a partir de ahí.

Para distinguir bien entre lo matemático y las matemáticas, y así comprender la diferencia entre la ciencia antigua y la ciencia moderna, lo que nos irá muy bien para comprender en qué estado con respecto a la ciencia se encuentra la clínica, Heidegger compara, en los párrafos siguientes (5-d y subpárrafos) las diferencias entre la teoría del movimiento en Aristóteles y en Newton. No nos detenemos aquí y rápidamente avanzamos hasta llegar al párrafo que me parece más bello, el (5-e): LA ESENCIA DEL PROYECTO MATEMÁTICO (EL EXPERIMENTO DE LA CAÍDA EN GALILEO) Me parece tan interesante que los transcribo casi por completo.

Introduce Heidegger el párrafo refiriéndose a los tres precedentes (5-d1; 5-d2; 5d3) sobre el principio del movimiento rectilíneo y la caída de "graves", de objetos.

"¿Qué pasa con ese principio [de Newton]? -dice Heidegger- Habla de un cuerpo, corpus quod a viribus impressis non cogitur, un cuerpo abandonado a sí mismo. ¿Dónde encontramos tal cuerpo? Tal cuerpo no existe. Tampoco hay ningún experimento que pueda proporcionar jamás la intuición de tal cuerpo. Sin embargo, la ciencia moderna pretende fundarse sobre la experiencia, a diferencia de las invenciones conceptuales meramente dialécticas de la escolástica y la ciencia medievales. En lugar de esa fundamentación encontramos aquél principio supremo. Éste habla de una cosa que no existe. Exige una representación fundamental de las cosas que contradice la habitual."

"En tal pretensión reposa lo matemático -sigue Heidegger, y este párrafo me parece fundamental-, es decir, la posición de una determinación de la cosa que no se ha obtenido de ella por la experiencia y que, sin embargo, fundamenta todas las determinaciones de las cosas, las posibilita y les abre camino. Tal concepción fundamental de las cosas no es ni arbitraria ni evidente por sí. Por eso fue necesaria una larga lucha para que llegara a dominar"

Tener esto claro me parece de gran importancia: la ciencia moderna, a diferencia de la ciencia antigua o medieval, abandona la dialéctica y, a pesar de apoyarse en la experiencia, en el experimento, que es segundo en relación al modelo matemático, que es primero, utiliza un modelo teórico inexistente como tal en la naturaleza. Esto fue motivo de un fuerte rechazo y Heidegger lo cuenta muy bien a propósito de los experimentos de Galileo dejando caer diversos pesos de lo alto de la torre de Pisa.

"... Galileo logró un conocimiento decisivo al descubrir que todos los cuerpos caen con igual rapidez [si bien lo comprobó en el "fracasado" experimento de la torre de Pisa, de 1.591, lo demostró más tarde mediante planos inclinados en los Discorsi de 1.638], y que la diferencia de los tiempos de caída proviene sólo de la resistencia del aire, no de las diferencias naturales internas de los cuerpos, ni tampoco de sus correspondientes relaciones particulares con sus lugares particulares [como sostenía Aristóteles y tras él toda la ciencia medieval, para quienes los cuerpos más pesados, como un martillo, van a su lugar natural más rápido que los objetos livianos, como una pluma]..."

La demostración de que Galileo tenía razón, en contra de la intuición primera y del sentido común y de toda la ciencia medieval, la tenéis aquí --> Experimento de caída de graves en el vacío y en la Luna

"... Galileo, para comprobar su afirmación, hizo un experimento en la torre inclinada de Pisa, ciudad donde era profesor de matemáticas. En su experimento, los cuerpos de distintos pesos dejados caer desde lo alto de la torre, no empleaban los mismos tiempos en su caída, sino que llegaban al suelo con pequeños intervalos de diferencia. Galileo afirmó su principio contra la apariencia de la experiencia. Pero los testigos del experimento sintieron aún mayor desconfianza ante la afirmación de Galileo, e insistieron con más obstinación en la opinión antigua. A causa de este experimento se agudizó tanto la oposición a Galileo, que tuvo que renunciar a su cátedra y abandonar Pisa."

"Galileo y sus adversarios vieron el mismo 'hecho'; pero ambos comprendieron e interpretaron en distinta forma el mismo hecho y el mismo acontecimiento. Lo que para cada uno apareció como el hecho y la verdad auténtica, era algo diferente. Ambos pensaron algo con respecto al mismo fenómeno, pero pensaron algo distinto, no en lo particular, sino fundamentalmente con respecto a la esencia del cuerpo y la naturaleza de su movimiento. Lo preconcebido por Galileo con respecto al movimiento fue la determinación de que el movimiento de todo cuerpo es uniforme y rectilíneo, si se excluye todo obstáculo, pero que también se altera uniformemente al sufrir la influencia de una fuerza constante."

El experimento de Galileo, supuestamente realizado en 1591, consistió en dejar caer desde lo alto de la torre varios objetos de distintos pesos conjunta y separadamente, desde un kilo a diez kilos (balas de cañón, balas de mosquetón, oro, plata, madera). Todos los objetos llegaban al suelo prácticamente al mismo tiempo, lo que contradecía el supuesto aristotélico de que los objetos más pesados han de llegar antes a su lugar natural. No obstante, el experimento así concebido no contradecía la hipótesis de que los objetos más pesados llegan antes al suelo que los menos pesados o livianos, como la pluma, esto es, según su naturaleza propia y su lugar natural (las plumas sirven para volar y eran la causa de que las aves volaran). Entonces, el experimento de Galileo no contradecía la evidencia primera en la que se fundaba la creencia, que relacionaba el movimiento de caída con la naturaleza intrínseca de los objetos.  

"... En su Discorsi, aparecido en 1638, dice Galileo [traducido del latín]: 'Concibo un cuerpo arrojado sobre un plano horizontal, excluido todo obstáculo, resultará entonces, de lo que en otra parte se dice en forma más detallada, que el movimiento del cuerpo sobre este plano sería uniforme si el plano se extendiera al infinito' [...] 'Concibo en mi mente algo movible totalmente abandonado a sí mismo'. Ese concebir en la mente es aquél darse a sí mismo un conocimiento a partir de una determinación sobre las cosas."

"... En ese 'mente concipere' [concebir mentalmente] se concibe de antemano aquello que debe ser uniformemente determinante para todo cuerpo como tal, es decir, para toda corporeidad. Todos los cuerpos son iguales. Ningún movimiento tiene preferencia. Todo lugar es igual a otro; todo punto temporal es iguala otro. Toda fuerza se determina según lo que ella causa... Todas las determinaciones se proyectan en un plano horizontal, según el cual el proceso natural no es otra cosa que la determinación espacio-temporal del movimiento de unidades de masa."

Dejamos en este punto a Galileo, pero no a Heidegger, tras haber adquirido la idea de que el concebir mentalmente y el representar matemático es el paso previo, anterior al experimento, para dar paso, en el mensaje siguiente, a determinar qué es, en qué consiste, la esencia de lo matemático, y que nos será imprescindible para poder introducir el sujeto y la subjetividad en medicina, como es nuestra intención.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Dec 1, 2011, 7:00:59 AM12/1/11
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La subjetividad (7)
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Me quedan algo largos estos mensajes, pero es que no quiero cicatear cuando se trata de argumentar y fundamentar.

Repasamos, con Heidegger, el nacimiento y la fundamentación del pensamiento científico moderno, más concretamente según lo hicieron sus dos grandes fundadores: Galileo y Descartes, a cuyos escritos remito encarecidamente, porque son los fundamentales, los que están el el fundamento de la ciencia moderna y actual, dándole sostén.

La obra princeps de Galileo, en la que se funda el método científico-matemático, mantenida en el índice de los libros prohibidos desde que la publicó Galileo, no sin apuros y difundiéndola ampliamente por Europa con la esperanza de que algo se salvara temiendo lo que efectivamente ocurrió, en 1.632 e introducida en el índice en 1.633, hasta 1.835, la podéis leer hoy día publicada por diversas editoriales. Titulada de diversa manera, la más común es "Diálogos acerca de dos nuevas ciencias", pero también se han publicado bajo los títulos "Diálogos de la nueva ciencia", "Las dos nuevas ciencias", "Discusiones y demostraciones matemáticas acerca de dos nuevas ciencias". El título original del libro, con el que no estaba de acuerdo Galileo, y del que se dispone de un facsímil editorial (Maxtor. 2.010) fue "Discorsi e dimostrazioni matematiche intorno à due nuoue scienze attenenti alla mecanica i movimenti locali; del Signor Galileo Galilei Linceo, filofofo e matematico primato del Sereniffimo Gran Duca de Tofcana con un appendice del centro di grauità d'alcuni Solidi." ¡Titulazo!

Galileo combina en esa crucial obra, dos estilos: el diálogo clásico (la ciencia era dialéctica en la Edad Media) entre sus tres conocidos personajes Salviati, Sagredo y Simplicio, y el muy vigente en la época "more geométrico" ordenado según el esquema escolástico: Título, Definición, Advertencia, Axiomas, Teoremas, Proposiciones, Corolario, Escolio. Este esquema, "more geométrico", lo encontraremos en obras como la Ética, de Spinoza, con el mismo esquema, pero aplicado esta vez al razonamiento y no a objetos geométricos o matemáticos. Es el nuevo modo de pensar "matemático", "científico", en todos los ámbitos del pensamiento.

Pero seguimos con Heidegger en el párrafo (5-e) LA ESENCIA DEL PROYECTO MATEMÁTICO (EL EXPERIMENTO DE LA CAÍDA EN GALILEO) donde lo habíamos dejado en el mensaje (6)

"Si revisamos todo lo dicho (ver mensajes anteriores), estaremos en condiciones de captar agudamente la esencia de lo matemático... Ahora resumiremos en algunos puntos la determinación completa de la esencia de lo matemático"

"1 Lo matemático, como mente concipere (como lo concebido mentalmente), es un proyecto (destacado en el texto. Proyecto: pro-eyecto, lanzado delante) de la cosidad que, en cierto modo, pasa por encima de las cosas. Sólo el proyecto abre un ámbito en el que se muestran las cosas, es decir, los hechos"

Este punto 1 me parece crucial. Se tienen las matemáticas, y lo que convenga de las matemáticas, y se aplica como "proyecto" a las cosas. El experimento, lo experimental, confirma si eso va bien, o no. Aquí viene la insistente recomendación mía de leer a Galileo. En su obra se capta perfectamente en qué consiste ese "pro-eyecto", como lo lanzado, lo previsto de antemano, lo que se anticipa a cualquier conocimiento de cualquier cosa. Se ve en estado puro, incipiente, en su instauración más inicial y pura. El conocer las cosas ya no depende de la experiencia, como en la ciencia antigua o en la medicina. Primero está la idea matemática de lo que se quiere conocer, el "pro-eyecto" y, después, la verificación de que eso se corresponde con la realidad, mediante un experimento. La primacía ahora es el pensamiento matemático, el pensamiento racional, no la percepción empírica del conocimiento de la cosa, como la ciencia antigua y la medicina. Espero que esto se capte bien.

"2 En este proyecto está puesta la manera auténtica de considerar las cosas, como el qué y el cómo en virtud de los cuales deben ser consideradas de antemano... El proyecto [en consecuencia], es axiomático. En tanto todo saber y conocer se expresa en proposiciones, el conocimiento proyectado y puesto en el proyecto matemático es tal que pone a las cosas de antemano en su principio-fundamento. Los axiomas son principios."

"3 El proyecto matemático como axiomático es la preaprehensión de la esencia de las cosas, de los cuerpos; con ello se prefigura en esquema fundamental (destacado en el texto) la estructura de cada cosa y de sus relaciones con cada otra cosa"

"4 Este esquema fundamental da al mismo tiempo la medida para la delimitación del ámbito (destacado en el texto), que en lo futuro abarcará todas las cosas de la naturaleza. Naturaleza ahora no es aquello que determina como capacidad interna del cuerpo la forma de movimiento y lugar de éste [como ocurría con la ciencia griega y medieval] Naturaleza es ahora el ámbito configurado en el proyecto axiomático de la conexión de movimientos uniformes espacio-temporales. Los cuerpos solo pueden ser cuerpos en tanto están incluidos y entretejidos en ese ámbito."

"5 El ámbito de la naturaleza determinado axiomáticamente en su esquema fundamental, por el proyecto, exige ahora un modo de acceso (d.en el t.) para los cuerpos y corpúsculos que hay en ese ámbito adecuado sólo para los objetos axiomáticamente predeterminados... Los cuerpos no tiene propiedades, ni fuerzas, ni facultades ocultas. los cuerpos naturales son tal como se muestran (d. en el t.) en el ámbito del proyecto... Cómo se muestran está prefigurado por el proyecto (esto es crucial para que pensemos científicamente, matemáticamente, proyectivamente, la clínica, en mi proyecto)... Pero como la investigación está predeterminada por el plan del proyecto, el cuestionar sólo puede ser formulado de tal manera que ponga de antemano las condiciones a las cuales la naturaleza debe responder de tal o cual manera... La ciencia es experimental sobre la base del proyecto matemático..."

"6 Puesto que el proyecto pone por sí mismo una uniformidad de todos los cuerpos según relaciones de espacio, tiempo y movimiento (nosotros introduciremos el significante, la letra, el fonema, como elementos en los que subsumimos nuestro objeto clínico pro-eyectado), posibilita y exige al mismo tiempo, como modo de determinación esencial de las cosas, la medida continuamente uniforme, es decir, la medición numérica..."

Esta exigencia de medición numérica no es absoluta, en absoluto. La medida relaciona la cosa que se estudia con la idea del proyecto matemático por medio de números; la relación, entonces, se traduce en números, pero si sólo fuera científico lo medible, quedaría fuera de nuestra comprensión un amplio campo de cosas que no responden a la categoría de la medida ni del número. El número tiene ciertas propiedades y sus condiciones de existencia son unas, muy concretas (Ver, por ejemplo, el libro de Elena Petrovna Ózhigova. ¿Qué es la teoría de números? Ed. Científico.matemática URSS. 2008). Para poder alcanzar también ese campo de lo cognoscible inmedible (por ejemplo, el pensamiento), la medida obviamente no sirve para nada, pero tenemos que llegar todavía a Descartes para comprender esto. Es a partir de una lectura "fina" de Descartes, pasándolo por el cedazo de Kant, cómo captaremos que son necesarios otros a priori para hacer una ciencia de lo que no es medible.

"... El hecho de que la matemática llegara a ser un medio de determinación esencial -prosigue Heidegger-, no fue el fundamento y la razón de la nueva forma de la ciencia moderna. Antes bien, fue consecuencia (d. en el t.) del proyecto matemático el hecho de que pudiera y debiera entrar en juego una matemática, y en verdad, una matemática de especial carácter. La fundamentación de la geometría analítica por Descartes, la fundamentación del cálculo de fluxiones de Newton, y la simultánea fundamentación del cálculo diferencial por Leibniz, todo eso tan nuevo, matemático en sentido restringido, fue posible y ante todo necesario sobre la base del rasgo matemático fundamental del pensar general"

Ahora, en el siglo XXI, nos vemos precisados a relacionar nuestros objetos clínicos con una nueva fundamentación matemática en el sentido restringido del que habla Heidegger. Nuestras coordenadas ya no pueden ser catesianas (hemos de ver con detalle este aspecto fundamental de nuestra "geometría analítica" o, más bien, nuestra "topología analítica triskelizada"), y nuestra geometría analítica "triskelizada" ha de ser una lógica modificada en una topología del sujeto. Para poder incluir lo que, como veremos en los siguientes mensajes, quedó excluido del fundamento científico por Descartes, necesitamos nuevas herramientas conceptuales. Y las tenemos.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Dec 1, 2011, 10:32:59 AM12/1/11
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La subjetividad (8)
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Con este párrafo (5-e) del libro de Heidegger La pregunta por la cosa, hemos acabado la exposición de qué es la ciencia en sentido moderno, por oposición a la ciencia antigua (griega) y a la medieval. la ciencia moderna es matemática.

La diferencia de la ciencia moderna con los demás sistemas científicos, es que el sistema moderno, iniciado en los siglos XVI, con Galileo y Descartes, y XVII con Newton y Leibniz (me dejo a otros muchos) es matemático en el sentido en el que expuso Heidegger (ver mensaje 5 de esta serie) Las matemáticas se avienen muy bien al modelo matemático, y todavía es motivo de debates comprender por qué las matemáticas se avienen tan bien con lo matemático.

Lo notable de la ciencia moderna es, pues, en primer lugar, que la idea, lo matemático, el modelo matemático, se aplica sobre, "por encima" del objeto de estudio, en el sentido de un velo que lo recubre por encima, o sea, que a la vez que destaca su forma, la tapa, oculta el objeto. Esta es la característica de lo científico moderno. Lo que no esté incluido en el modelo matemático que se aplica sobre el objeto a modo de grilla, estará expulsado fuera o en el interior del conocimiento científico.

Nuestra perplejidad en tanto médicos es que nuestra ciencia no lo es en el sentido moderno, sino que sigue siendo arte, a pesar de las protestas de muchos. ¿Por qué la medicina o, más concretamente, aquello que es propio y exclusivo, caracterizándola, de la medicina, como es la clínica, no es científica en el sentido moderno, aunque sí puede serlo en el sentido antiguo o medieval, de conocimiento empírico? Porque el conocimiento de la clínica no es un pro-eyecto matemático en el sentido que hemos visto en esta serie de mensajes. Para que la clínica sea científica en el sentido moderno, ha de ser matemática y proyectarse sobre o por encima, del objeto.

¿Por qué la ciencia ha de ser matemática? ¿Qué razones hay para que la ciencia se sometas a las matemáticas y a lo matemático? ¿En qué la ciencia moderna es superior a la ciencia antigua y medieval, que aprendía de los objetos directamente por observación, mientras que la ciencia moderna no aprende nada de los objetos que no esté ya previamente en su conocimiento en forma de conocimiento matemático?

¿Cómo es que, en contra de toda evidencia científica anterior a Galileo (Copérnico, Bruno, y otros tantos, algunos asesinados en la hoguera), nos hemos de fiar de las matemáticas en vez de fiarnos de lo evidente, contra toda evidencia? Los cuerpos caen o se elevan, para la ciencia griega y medieval, porque acuden a su lugar natural, según su naturaleza intrínseca. Eso es tan evidente, que basta con hacer la prueba de encender una hoguera y ver cómo se eleva el humo, o dejar caer una piedra o una pluma, y ver qué ocurre. ¿Cómo es eso de que todos los cuerpos están sometidos a lo mismo, independientemente de su naturaleza (que la ha hecho Dios), y eso es porque hay unas matemáticas, una geometría, que lo describe? ¿Quién se cree que es el hombre de ciencia para contradecir la obra de Dios, según la Naturaleza creada por Dios? ¡Eso es un engaño! ¡A la hoguera!

Para no tener que ir a la hoguera, es preciso fundamentar que no solo hay que fiarse de las matemáticas, sino que o matemáticas, o nada. ¿Pero por qué fiarse de las matemáticas, una cosa inventada por el hombre, en vez de dejarse guiar por la observación de la naturaleza como el mismísimo Dios la hizo? Dejarse guiar por las matemáticas, decir que ese invento del hombre es superior a lo creado por Dios, es una herejía que merecía la hoguera. ¡Ojo, que la cosa se las traía! O demuestras que las matemáticas son el lenguaje mismo de Dios, o la has pringado, chaval, que estos te llevan a tó meter a la hoguera.

Kepler, Johanes Kepler, ese medio cura protestante chiflado por las matemáticas, sostenía esa idea: el lenguaje de Dios eran las matemáticas, que era el lenguaje con el que estaba construido el Universo. Pretendiendo descifrar el código del lenguaje divino (matemático) pensó que era el lenguaje musical de las matemáticas, y supuso que cada órbita celeste correspondía a una nota determinada. La obra de Dios, hecha con el lenguaje perfecto de las matemáticas, era perfecta. Cuando acabó sus días, comprendió que el lenguaje para comprender la naturaleza eran las matemáticas, pero nada más, y, lo peor, que ese lenguaje era muy humano. Probablemente se salvó de la hoguera por ser protestante. La obra de Dios carecía de la perfección esperada, las órbitas no eran círculos puros, sino elipses. ¡Su amargura fue su perdición! La ciencia desmontaba la creencia en una perfección según la idea de un Dios perfecto. ¡Mal asunto!

Para salvar todo el proyecto científico moderno fue preciso que Descartes diera razón de por qué un lenguaje humano, más humano imposible, como las matemáticas, era el adecuado para comprender el mundo hecho por Dios, y evitar la herejía y la hoguera. O las matemáticas eran el lenguaje de dios, o estaba perdido.

En los siguientes mensajes nos introduciremos, tras las pistas dejadas por Heidegger, en ese razonamiento cartesiano que salvó, no  sólo a sí mismo, sino a todo el proyecto científico moderno. Le encontraremos el punto en el que el sujeto es expulsado de la ciencia cuando ya sabemos actualmente que ese fue un error, y no la burrada que va pregonando por ahí el tal Antonio Damasio, como el error de Descartes. Comprenderemos cuál fue, en verdad, el error de Descartes.

Cuando hayamos comprendido qué ocurrió con el sujeto en la ciencia, veremos cómo eso aplica a la medicina y cómo, por qué y por dónde, lo volveremos a recuperar de donde nunca debió ser desalojado. Estaremos entonces en condiciones de comprender la subjetividad en medicina, más allá de los conceptos simplones o simplistas que podamos imaginar.

JM Gasulla

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Dec 7, 2011, 8:22:48 AM12/7/11
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La subjetividad (9)
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Reanudo este hilo en torno a la subjetividad en medicina en el punto en el que hicimos la pausa (mensaje (8)) Estamos intentando encontrar de qué modo la subjetividad puede estar presente y ser tenida en cuenta en medicina, de un modo riguroso. Nuestra referencia es el pensamiento científico, que se quiere matemático, y tratamos de ver cómo está inscrita la subjetividad en lo matemático. El fin propuesto es hacernos con un modelo matemático que podamos aplicar a la clínica y que incluya la subjetividad. Eso es lo que pretendemos, y lo repito para no perder de vista la idea final, la finalidad que me propongo en este hilo, por más largo y poco digerible que nos vaya quedando.

Habíamos aprendido hasta aquí de Heidegger, a quien regresaremos más tarde, que lo matemático es una forma de pensamiento al que las matemáticas, y el número, le van de perlas. Pero ¿qué es lo matemático en sí? ¿Cómo ir imbuyéndonos, dejándonos penetrar, de ese pensamiento matemático, de lo matemático, para aplicarlo con rigor en la clínica e incluir lo subjetivo, al sujeto, en nuestro pensamiento clínico-matemático? ¿Hemos de decir que, finalmente, lo matemático es el número, y es el número lo que hemos de meternos en nuestras cabezas, como los pitagóricos?

"Materializo", hago presente y material, lo matemático, de un modo intuitivo, de dos maneras: una, que dice que lo matemático es axiomático; la otra, que lo matemático mantiene con la verdad una relación formal. Axioma y verdad formal son los dos criterios intuitivos en los que, según yo, se materializa lo matemático y que han de "configurar" nuestro pensamiento, nuestro modo de pensar, de un modo clínico-matemático. Esto lo iremos desarrollando poco a poco en lo que sigue, en los mensajes sucesivos.

No solo me propongo dar el fundamento para ese modelo matemático de enfermedad que podamos aplicar rigurosamente en la clínica, sino que, además, me propongo "configurar", como se configura la ejecución automática de un programa de software, nuestras mentes para pensar la clínica de un modo matemático. Esto es más fácil que prenda entre los lectores jóvenes. Ellos están ahora configurando sus mentes para el ejercicio de la medicina en unas condiciones de ejecución distintas a las que nos encontramos los médicos más veteranos (valga el eufemismo), a quienes poco se nos va a configurar nada que no se nos hubiera ya configurado; nos resistimos a una nueva forma de pensamiento. Más bien se nos desconfiguran cosas, de la edad.

¿Cómo "configurar" nuestro pensamiento al modo matemático, para poder trabajar con rigor introduciendo al sujeto, y la subjetividad, en medicina? Ya digo: de modo axiomático y lógico-formal o racional. Yo a veces reculo y me arrugo ¿estaré yo a la altura de eso? ¿no será una majadería todo esto? Es ese pensamiento, que me serviría de excusa para abandonar la tarea de un modo irresponsable e infantil, el que me vuelve más riguroso y más exigente. No tengo más seguridad que la confianza en la razón y la racionalidad. Lo mismo que cualquier otro. No hay más. No tenemos en esto un dios que nos indique la verdad mediante revelación; estamos solos con nuestros pensamientos y sin certezas. Solo tenemos la razón y la lógica. Poca cosa es, pero es lo único seguro. Más adelante (siguientes mensajes) justificaremos por qué lo racional es lo único seguro.

Pitágoras, quien según me han contado hoy, demostró de un modo muy peculiar su famoso teorema (un amigo me ha enviado precisamente hoy un chiste sobre Pitágoras y las condiciones históricas y subjetivas, no dichas, de demostración del teorema), pensaba que la esencia del mundo, el todo del Universo y, por tanto, la esencia de Dios, era el número. Uno piensa que no estaba tan loco este Pitágoras. Cualquier fórmula de la física que se sea capaz de escribirse es, de últimas, la representación de un número, porque cada letra de cada fórmula representa la existencia de un número, sometida esa existencia a una serie estricta de condiciones. Somos pitagóricos sin saberlo, como decía el físico Bernard d'Espagnat en uno de esos artículos que guardo "en la caja fuerte" (Los números y la esencia de las cosas. Mundo científico. 165. Febr. 1996; 166-169) Si uno piensa la fórmula de Dios E=mc2, cada una de esas letras representa un número y el resultado final de la ecuación, una vez sustituidas las letras por números, es un número. La esencia del Universo y la esencia de Dios es el número. Pitágoras tenían razón, según lo vemos ahora.

¿Por qué la fórmula de Einstein es la fórmula de Dios? Esto que voy a decir, a modo de ejemplo para quienes sepan leer, es un pensamiento mío de adolescencia, de cuando a los 15 años, y una vez perdida la fe, trataba de conjugar o de encontrar el enlace, la razón, entre el pensamiento cristiano, del que todavía se resistía algún baluarte dentro de mí, y la ciencia. Esa idea, que me llevó a buscar a afamados teólogos para discutirla (¡Ya ves la osadía a la que le arroja a uno la ignorancia!), era que la Santísima Trinidad se escribía en la fórmula de Einstein. Buscaba qué referente "real", además del bíblico, podía haber tras la concepción trinitaria. La Biblia, sin ser la palabra de ningún dios, no debe decir tantas tonterías, me decía: ha de haber alguna verdad no divina en ella. Posteriormente, y con esta intuición primera que me había "invadido" en la adolescencia, leí muy cuidadosamente De Trinitate de Agustín de Hipona (San Agustín, y la obra la tenéis, por si alguien tiene interés, en Biblioteca de Autores Cristianos, Obras completas de San Agustín. Escritos Apologéticos, 2ª; La Trinidad) y sin tanta comprensión, la fórmula de Einstein que es la fórmula del mundo y de la Santísima Trinidad y, en consecuencia, la fórmula de Dios. 

En ella, en la fórmula de Einstein, se relaciona la materia ("m": Jesucristo), con la energía ("E": el Espíritu Santo) y el Dios Padre, que es la ley que regula las transformaciones de la una en otra ("=": la igualdad bidireccional que separa los dos lados de la fórmula), y viceversa. El conjunto de la fórmula escrita, E=mc2, es la Naturaleza de Dios que buscaba Agustín; Einstein la escribió, y a mí, de chaval, se me ocurrió relacionar ambas cosas. La verdad es que, a esas edades, la razón última de tales desvaríos era que las chicas se rebelaban como más difíciles e inaccesibles que el misterio de la Santísima Trinidad y la fórmula de Einstein juntos. Mejor esos misterios que los otros, aunque desvelar unos no diera pistas válidas sobre los otros.

Este elemento de distracción que acabo de introducir es un "divertimento" para ejemplificar qué es el pensamiento matemático, lo matemático de lo que hablaba Heidegger, y cómo eso se hace presente en una escena de adolescencia, "configurando" ya el pensamiento de determinada manera. La esencia del mundo finalmente se ha de poder escribir en fórmulas que, de últimas, no son más que la escritura, la expresión, de un número. De ahí que, de acuerdo con la tradición pitagórica, medieval y posterior, uno, al estudiar qué es ese extraño objeto que es el número, se tope con sorpresas, esto es, con números sorprendentes a los que se les han atribuido propiedades mágicas y divinas. Es esta sorpresa ante las propiedades de determinados números, por donde entra el sujeto en lo matemático. Y no solo por ahí. Todo el conjunto del pensamiento matemático pertenece a una determinada posición de sujeto, y esto va a ser lo importante que vamos a tener que ir desvelando: nuestra mentalidad matemática empapada de la comprensión de la posición de sujeto, o subjetiva.

No obstante, se puede pensar que no todo  es susceptible de ser transformado en un número o, de últimas, que la transformación en un número final de determinados elementos de una fórmula física o matemática cualquiera, dice muy poco, más bien nada, del proceso intelectual que se ha desarrollado para llegar a ella. En estas condiciones, nos importa menos el número que resulte de sustituir las letras por números en la fórmula de Einstein (la fórmula de Dios, según yo), que el proceso intelectual que nos lleva a poder escribir esa fórmula. Eso, el número final que pueda estar representado en la fórmula, le interesa a los ingenieros porque con ese número han de construir una bomba atómica, han de ser prácticos. 

Acaso algunos de nosotros no estemos todavía tan interesados en el resultado (los números finales) de las fórmulas que vayamos encontrando en el proceso de matematización necesario para desarrollar un concepto de enfermedad científico. Es posible que no nos interese tanto el número final, incluso que nos resulte indiferente, como el trabajo intelectual y conceptual desarrollado paso a paso con rigor para escribir la hipotética fórmula. Vamos a decirlo así: somos menos pitagóricos (no nos interesa tanto el número que represente la esencia del mundo) como arquimedeanos (de Arquímedes), a quien le interesaba más el proceso y la fórmula en sí que relacionaba cosas diferentes, que el resultado numérico, que servía para la ingeniería.

El número "pi" (de "Pi"-tágoras), además de ser la letra que señala directamente a Pitágoras, es simultáneamente un concepto (lo que le falta al círculo para cerrarse), un símbolo (la letra "pi" griega) y un determinado valor numérico (3,1416...); las tres cosas lo representan y, además, también es un número sagrado, tan sagrado que incluso genera un culto religioso entre los pitagóricos. Lo mismo que otros números sagrados. No nos importa el valor simbólico, representativo del número como número, sagrado o no; no le rendiremos ningún culto como hicieron los matemáticos pitagóricos. Nos interesa el valor numérico de "pi", su traducción en número por cuanto lo podemos añadir a nuestras fórmulas y resolver así problemas de cálculo que se nos resisten. De la serie de cosas que se relacionan con el número "pi", una la excluimos, y es, precisamente, su valor sagrado, su valor subjetivo. Además, "pi" representa a Pitágoras, que también es excluido de su uso matemático. ¿Qué hacer con ese valor sagrado de "pi", que a la vez divinizaba a Pitágoras? ¿Para qué los queremos en nuestros cálculo, tanto lo divino del número como a su inventor? Para nada, ciertamente. Y, sin embargo, el valor sagrado de "pi" y el nombre de Pitágoras, son inseparables de los otros tres conceptos "útiles". Por ahí vamos viendo cómo nos sacudimos lo subjetivo como "lo inútil". No obstante, en cada ocasión que introducimos el número "pi" en los cálculos, introducimos al divino Pitágoras en ellos, aunque no lo sepamos; en cierto modo, hacemos la misma clase de magia que su inventor.

Lo mismo que otros números, como los imaginarios, cuyo descubrimiento, cuenta la leyenda, le costó la cabeza en la escuela pitagórica a quien los descubrió y, posteriormente, a quienes lo mencionaban o lo introducían en sus cálculos, puesto que eran una clase de números que rompían la armonía de Dios (raíz cuadrada de menos 1) El imaginario es un número maldito y, no obstante y tener esa naturaleza diabólica, sirve muy bien para los cálculos en ingeniería. Cuando yo no comprendía la utilidad del número imaginario aplicado a la ingeniería, le pregunté a un amigo ingeniero de telecomunicaciones qué representación material, palpable, había de ese número con el que se cierran multitud de fórmulas. Mi amigo me dijo que la mejor representación de ese número en la realidad, es la patada o el golpe que se le da a algún aparato que se resiste a funcionar. La patada que le das al televisor o a la radio cuando no funciona, eso es un número imaginario. Esa debe ser lo que tiene de diabólico el número imaginario, que hace que los aparatos funcionen a patadas.

JM Gasulla

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Dec 7, 2011, 2:26:36 PM12/7/11
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La subjetividad (10)

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Proseguimos nuestro pausado paso y regresamos a Heidegger al punto donde lo dejamos. Habíamos visto de él parte de los subpárrafos del párrafo (5) del Capítulo (B) del libro recopilatorio de sus conferencias de invierno (1935-1936) en Friburgo, Alemania, titulado La pregunta por la cosa. Habíamos detenido los comentarios de nuestra lectura en el párrafo (5-e), y ahora lo reanudamos en el subpárrafo (5-f) y sus apartados...

 

(5-f) EL SENTIDO METAFÍSICO DE LO MATEMÁTICO

 

Dice Heidegger "… Dijimos que lo matemático es un rasgo fundamental del pensamiento moderno. Pero toda forma de pensar es siempre la realización y la consecuencia de un modo momentáneo y concreto de la existencia histórica (Dasein), de la posición fundamental momentánea y concreta frente al ser en general y frente a la manera en que el ente como tal se hace patente, es decir, frente a la verdad."

 

Damos un pequeño salto y nos situamos en el subpárrafo...

 

(5-f1) LOS PRINCIPIOS: NUEVA LIBERTAD, AUTODEPENDENCIA Y AUTOFUNDAMENTACIÓN

 

"Preguntamos, por tanto, por el sentido metafísico de lo matemático -prosigue Heidegger- para apreciar así su importancia para la metafísica moderna. Dividiremos esta pregunta en dos preguntas parciales:

 

"1. ¿Qué nueva posición fundamental de la existencia (Dasein) se muestra en el surgimiento del dominio de lo matemático?"

 

"2. ¿De qué modo impulsa lo matemático, de acuerdo con su propio proceso interno, a una intensificación de una determinación metafísica de la existencia (Dasein)?"

 

"La segunda pregunta es para nosotros la más importante; la primera la contestaremos con un breve bosquejo"-dice Heidegger-"


Y se dispone a dar respuesta a la primera pregunta:

 

"Hasta el surgimiento explícito de lo matemático como rasgo fundamental del pensar, la verdad normativa era la de la iglesia y la de la fe. La averiguación del auténtico saber acerca del ente se realizó en la interpretación de las fuentes de la revelación de la escritura y de las tradiciones de la iglesia. Lo que además se reunió en experiencias y se adquirió en conocimientos, se estructuró como por sí mismo en ese marco. En el fondo no había un saber mundano. El así llamado saber natural no revelado no tenía, por lo tanto, para sí y menos por sí mismo, una forma propia de inteligibilidad y fundamentación. Por lo tanto, lo decisivo para la historia de la ciencia no es que toda la verdad del saber natural se haya medido con lo sobrenatural, sino que el saber natural [así obtenido de la revelación sobrenatural], prescindiendo de esa medición, no llegó por sí a ninguna fundamentación y explicitación propia. La adaptación de la silogística aristotélica (la lógica deductiva) no puede ser considerada como tal "

 

Aún a costa de sacrificar la longitud de estos mensajes, y con el temor de que el asunto pierda interés, me arriesgo a transcribir lo que sigue, porque, aunque parezca un juego imbricando de palabras, describe tan bien la situación, que mejor lo expongo y me dejo de preámbulos.

 

"En la esencia de lo matemático -dice Heidegger-,... hay una particular voluntad para la transformación y autofundamentación de la forma del saber como tal (Es el goce del saber bien fundamentado en la razón, diríamos nosotros, y no en una revelación cuyos entresijos desconocemos en absoluto) El alejamiento de la revelación [bíblica] como fuente primera de la verdad y el rechazo de la tradición [escolástica de los padres de la iglesia] como mediación normativa del saber, todos esos rechazos son solamente consecuencias negativas del proyecto matemático. Donde se intenta la proyección (Wurf) del proyecto matemático (Entwurf), el proyector (Werfen) de esa proyección se coloca sobre un fondo del que únicamente se apropia proyectando (erworfen) el proyecto. En el proyecto matemático no solo hay una liberación [con respecto a la revelación bíblica y el dogma de los padres], sino también, simultáneamente, una nueva experiencia y configuración de la libertad misma, es decir, la dependencia autoasumida…"

 

A estas líneas pueden referirse  mis comentarios sobre la angustia de seguir con el proyecto de cientificar la clínica, tal como lo voy diciendo en diversos mensajes y no solo en este hilo, buscando cierta libertad que rompa, o modifique, el conocimiento de la tradición médica, establecida como verdad únicamente por ser la tradición que transita hasta nuestros días, casi sin modificación, desde Hipócrates y Galeno. La angustia de seguir se pone de manifiesto cuando no hay un guión escrito, ni una revelación divina, ni una autoridad que te guíe y oriente sobre si vas bien o mal, si lo que dices y afirmas te va a llevar a desarrollar y demostrar, efectivamente, la intuición primera que te ha impulsado a dar esta serie de pasos un poco de ciego, pero con la determinación de quien confía en lo que hace y, por qué no decirlo, en su obstinación. Si no cumpliera mis objetivos, es que mi intuición primera, por la que me he guiado en todo esto, era errónea.

 

"… En el proyecto (como pro-eyecto, lanzado delante y encima del objeto, velándolo en parte, a la vez que destaca sus formas, según vamos considerando) matemático -prosigue Heidegger-, se realiza la dependencia de los principios exigidos en él mismo [puesto que en el pro-eyecto matemático, la dependencia de principios, o axiomas, no es más que del establecimiento y elección de los axiomas más adecuados a cada fin, añadimos*]. De acuerdo con este proceso íntimo, de la liberación hacia una nueva libertad, lo matemático tiende por sí mismo a poner su propia esencia como fundamento de sí mismo, y con ello, de todo saber."

 

Acaso sorprenda que Heidegger habla de "nueva libertad" en relación al nuevo proyecto (pro-eyecto) matemático para el conocimiento, precisamente atribuyéndole a las matemáticas ese carácter liberador ¿de qué? Del dogma de la revelación y de la tradición apostólica. La importancia de este momento, alrededor de los siglos XVI y XVII, es de tal magnitud, que no se entiende bien que se hable de ciencia y se ignore su devenir histórico, no en tanto fechas, hechos y "hagiografías", sino de su importancia estructural y organizativa de nuestro pensamiento.


JM Gasulla


(*) Para comprender mejor este párrafo, quizás nos falte comprender, todavía y habrá que dedicarle un tiempo y espacio a dilucidarlo, en qué la ciencia y lo matemático es axiomático, la dependencia de lo axiomático y, finalmente o, acaso, principalmente, qué es un axioma y cómo se establecen los axiomas, que no deben confundirse con los dogmas y lo dogmático, confusión que es, por otra parte, excesivamente frecuente.

JM Gasulla

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Dec 9, 2011, 4:36:09 AM12/9/11
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La subjetividad (11)
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Seguimos dando pequeños pasos en la dirección de comprender qué es la ciencia y, de paso y a lo largo del paseo, de qué manera hemos de cientificar la clínica para que sea genuinamente científica y no una práctica empírica; y mucho más, puesto que a medida que ampliemos nuestro conocimiento, también nuestra visión del mundo y de lo que nos interesa irá progresando. En este paseo con Heidegger, atravesaremos en este momento por uno de los puntos más interesantes de su desarrollo, y aunque por la extensión del texto (tampoco es tanto) pueda resultar excesivamente largo para este espacio, creo que vale la pena no regatearle aquí ese espacio a nuestro maestro.

Entramos en uno de los párrafos más bellos e interesantes de nuestro recorrido.

(5-f2) DESCARTES: COGITO SUM, EL YO COMO SUBJECTUM EMINENTE

Pienso ser lo más extenso posible y entretenerme lo necesario para que captemos la esencia de lo científico y de lo subjetivo, que es la vía por la que comprenderemos por dónde y de qué manera, entra la subjetividad en la clínica y qué hacer con ella. Vamos con el texto.

"... La imagen corriente de Descartes y su filosofía es la siguiente: en el medioevo la filosofía ... estaba bajo el dominio exclusivo de la teología y decayó poco a poco en el mero análisis de conceptos y en la discusión de opiniones y afirmaciones tradicionales. Se anquilosó en un saber escolar que nada tenía que ver con el hombre y que era incapaz de iluminar la realidad total. Descartes comenzó a dudar de todo, pero esa duda encontró por fin algo que no puede ser ya puesto en duda. Porque en cuanto el que duda, no puede  dudar de que él, el que duda, existe, y debe existir para que pueda dudar. En cuanto yo dudo debo conceder precisamente que "yo soy"; por tanto, el Yo es lo indudable."

Me detengo aquí un momento. De acuerdo con esta idea "corriente" que se tiene del "cogito" cartesiano, el Yo es lo más cierto que podemos tener de nuestra existencia. Y es lo más cierto en cuanto es necesario que seamos un algo, un Yo, que piensa y que afirma su existencia al pensar. De acuerdo, pues, con esa visión popular, lo que queda afirmado es el Yo. Proseguimos con Heidegger, porque va a someter esa impresión a la presión más dura de la razón, para ver que no se trata del Yo, sino del sujeto. Seguimos:

"En la medida en que Descartes al dudar impulsó a los hombres a la duda (Comentario que inserto: Recuérdese que Descartes es alumno de Montaigne y que este le inculcó el escepticismo según el cual ningún saber ni ninguna verdad es segura, frente a lo que Descartes buscó, precisamente, esa verdad absoluta y segura de la que no se pueda dudar en modo alguno y que encontró aparentemente afirmando el Yo; y aquí cabe recordar cómo este escepticismo nos "cala", en el comentario que hizo nuestro amigo en su carta (ver enlace aquí): Cuantas cosas en el campo A-científico son verdad,  en tanto que la verdad para uno mismo es lo que se percibe como tal (“esta es tu verdad, no la mía y mucho menos la universal”) y no la que te dicen que es. Como sería por ejemplo las creencias religiosas, el destino, la belleza de tu pareja, la bondad de tu partido político, la inteligencia de tu vástago o la perfección de tu hacer diario.) -sigue Heidegger-, los llevó a que pensaran en sí mismos, en su "Yo". Así el "Yo", la subjetividad humana se declaró como centro del pensar (Exactamente como denuncia nuestro amigo en el fragmento que he traído de su carta: la verdad es una cosa subjetiva y cada uno tiene la suya ¿Por qué la verdad científica ha de tener más valor, un estatuto diferente, que la verdad subjetiva de cualquiera?) De aquí nace el punto de vista yoico de la época moderna y su subjetivismo -dice Heidegger-. La filosofía a su vez, llegó al convencimiento de que la duda debe estar en el comienzo de la filosofía, es decir, la reflexión sobre el conocimiento mismo y su posibilidad. Previamente a la teoría sobre el mundo (sobre los objetos del mundo que nos interesan, la enfermedad en nuestro caso) debe elaborarse una teoría del conocimiento. La teoría del conocimiento será en adelante el fundamento de la filosofía (El destacado del texto es mío)

La teoría del conocimiento, esto es, la epistemología, será en adelante el fundamento de la filosofía, esto es, de todo saber científico, incluido nuestro conocimiento de la clínica. Sin un conocimiento y una teoría sobre nuestro conocimiento y nuestra teoría, no tenemos un saber firme. Este es un punto importante en nuestro paseo con Heidegger. Nuestro saber ha de estar fundamentado en una teoría sobre nuestro saber, que le de fundamento, esto es, consistencia (en el sentido lógico, pero también en el sentido de sostén y cimiento) Nuestro saber se ha de cimentar en una teoría firme sobre nuestro saber. Y esta teoría, como veremos más adelante, ha de ser científica, esto es, se ha de soportar en lo matemático y a poder ser, en las matemáticas. Discutiremos esto, no obstante. Veremos dónde se nos instalan las dudas y qué caminos y métodos tenemos ante nosotros para disiparlas.

Sigo en otro mensaje para facilitar su lectura. Si se van encadenando sus lecturas, al final se habrá adquirido fácilmente la idea que pretendo transmitir. Es preferible hacerlo a pequeños pasos (mensajes) que no soltar un rollo de una tacada. Las píldoras, de a poco, se tragan mejor.

En este mensaje quedémonos con la idea a la que nos introduce Heidegger, de que la opinión común sobre Descartes es que el interés del conocimiento del mundo se desplaza desde el dogma escolástico, en el que la filosofía se había estancado en los dogmas de fe de la religión, hacia el interés por el Yo, en cuanto es la subjetividad, el Yo, lo que ahora es el centro solar del pensamiento que, en breve, se volverá científico justamente por esta subjetividad y esa duda escéptica absoluta a la que había arribado Montaigne, maestro de Descartes. Este desplazamiento del centro del interés del mundo al hombre o al Yo, es la característica fundamental que se arrastra desde el Renacimiento. El centro del interés ya no es Dios, sino el hombre.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Dec 9, 2011, 5:44:48 AM12/9/11
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La subjetividad (12)
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Seguimos comentando el texto de Heidegger La pregunta por la cosa, y nos detenemos particularmente a comentar el subpárrafo

(5-f2) DESCARTES: COGITO SUM; EL YO COMO SUBJECTUM EMINENTE

"... Todo esto (la reflexión de Descartes a partir del escepticismo de Montaigne, y la formación que recibió de los jesuitas españoles en La Flèche) ocurre en una época en la que desde hace un siglo se destaca cada vez más, tendiendo hacia la claridad, lo matemático como rasgo fundamental del pensar(el destacado es mío); una época que de acuerdo con este libre proyecto del mundo, iniciaba una nueva acometida a la realidad. No hay aquí [en la imagen corriente y más popular sobre Descartes y el fundamento de la ciencia] nada de escepticismo, ni relatividad yoica y subjetividad, sino más bien todo lo contrario. Por eso, la pasión del nuevo pensar y del investigar se esfuerzan por clarificar y en desarrollar en su esencia más íntima esa posición fundamental que primero se manifestó en forma oscura, confusa e intermitente, y con frecuencia se interpretó mal a sí misma. Esto significa que lo matemático quiere fundamentarse a sí mismo en el sentido de su propia exigencia interna; quiere destacarse él mismo, expresamente, como norma de todo pensar (destacado en el texto) y formular las reglas que derivan de ello." 

"Descartes participa esencialmente de este trabajo de la reflexión de lo matemático en su significación fundamental. Esta reflexión debió convertirse necesariamente en una reflexión sobre la metafísica, porque se refería a la totalidad del ente y del saber. Este avance igualmente originario en la dirección de una fundamentación de lo matemático y en la dirección de una reflexión sobre la metafísica caracteriza en primer término su actitud fundamental filosófica"

Heidegger nos introduce a continuación en lo que considera el escrito más fundamental de Descartes. Un escrito inacabado y que se publicó tras su muerte pero que, según Heidegger, "... en él (en ese escrito de Descartes) se acuña el concepto moderno de 'ciencia'. Sólo quien haya pensado real y detenidamente este escrito, radicalmente parco, hasta en sus rincones más recónditos y fríos, está en condiciones de tener una idea de lo que pasa en la ciencia moderna"

¿Qué escrito es ese tan fundamental, tan imprescindible y tan prometedor, hasta el punto en que si lo leemos muy detenidamente, hasta en sus aspectos más fríos, sólo así estaremos en condiciones de entender qué es la ciencia moderna? Si es tan prometedor ¿por qué no hacerle caso? 

Nosotros vamos a seguir, no obstante, con Heidegger, porque a continuación comenta lo que le parece más esencial de ese trabajo de publicación póstuma de Descartes. Este trabajo, publicado en 1.701 llevaba el título de Regulae ad directionem ingenii. Lo tenéis publicado por Alianza Editorial (2.003) con el título Reglas para la dirección del espíritu.

"... Descartes -dice Heidegger- formula [en ese escrito, las Regulae, las Reglas], a través de una reflexión sobre la esencia de la matemática, la idea de una scientia universalis, la ciencia única y normativa, que relaciona y configura todo. Descartes acentúa expresamente que no se trata de una "mathematica vulgaris", sino de la "mathesis universalis"... [En este escrito] se acuña el concepto moderno de 'ciencia'" y de las 29 reglas que componen el escrito cartesiano, Heidegger comenta solo tres: la III, la IV y la V.

"Regla III. 'En el ámbito de los objetos propuestos -dice Descartes-, y con relación a ellos, hay que investigar los problemas, y en verdad, no como piensan otros o como conjeturamos nosotros mismos, sino lo que nosotros podemos intuir clara y evidentemente, o deducir con pasos ciertos; no se llega a la ciencia, por cierto, de otro modo'"

"Regla IV. 'Es necesario el método para seguir tras la verdad de las cosas'
"Esta regla -añade Heidegger- no expresa el lugar común de que una ciencia debe tener también su método, sino que quiere decir que el procedimiento, esto es, el modo como estamos en general tras las cosas ('métodos'), decide de antemano sobre lo que encontramos de verdadero en las cosas"

"El método no es una pieza, entre otras, de la indumentaria de la ciencia, sino la instancia fundamental a partir de la cual se determina lo que puede llegar a ser objeto y cómo puede llegar a serlo"

"Regla V. 'Todo el método consiste en el orden y la disposición de aquello a lo cual debe ser dirigida la mirada aguda de la inteligencia, para encontrar alguna verdad. Pero sólo cumpliremos con tal proceder si reducimos las proposiciones más complejas y oscuras, paso a paso, a las más simples, para intentar luego ascender a partir de la intuición de las proposiciones más simples al conocimiento de todas las otras a través de los mismos pasos'"

"Lo decisivo -prosigue Heidegger- es la manera y el modo en que esta reflexión sobre lo matemático influenció la controversia con la metafísica tradicional (prima philosophia), y cómo a partir de esto se determinó el destino futuro y la figura de la filosofía moderna [y del conocimiento científico del mundo, incluido nuestro propósito actual de cientificar la clínica]"

Continuo este crucial pasaje en otro mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Dec 9, 2011, 8:00:12 AM12/9/11
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La subjetividad (13)
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Continuamos en el párrafo (5-f2) del texto de Heidegger. Leed este mensaje con mucho cuidado, lentamente, sin prisas, sin ese leer tan característico de los que tenemos tanta prisa que no nos enteramos de nada. Leedlo con mucho cariño y tiento, porque si se comprende lo que sigue, habréis obtenido una ganancia considerable con respecto al saber científico, del mundo y de vosotros mismos en cuanto pertenecéis a este mundo físico y científico, y estáis en el, en el in-mundo. En consecuencia, si alguien no entiende algo, duda, o se le hace incomprensible, que no dude, sin vergüenza, decirlo. Es mejor pasar por tonto que serlo.

"Lo axiomático pertenece a la esencia de lo matemático como proyecto -dice a continuación Heidegger-, la posición de principios sobre los cuales se fundamenta todo lo restante como consecuencia evidente. Si lo matemático, en el sentido de una mathesis universalis (que habíamos visto en el mensaje 5 de este hilo), debe fundamentar y configurar la totalidad del saber, será necesaria la formulación de unos axiomas eminentes."

(Ver la definición común de axioma, según la RAE: 1. m. Proposición tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demostración. 2. m. Mat. Cada uno de los principios fundamentales e indemostrables sobre los que se construye una teoría.)

"Estos [los axiomas eminentes] deben ser: 1, Absolutamente primeros, evidentes en sí, por sí, es decir, absolutamente ciertos. Esta certeza co-determina su verdad; 2, Los axiomas supremos deben, en cuanto absolutamente matemáticos, fijar de antemano, con respecto al ente en su totalidad, qué es existente y qué significa ser, desde dónde y cómo se determina la cosidad de las cosas. Conforme a la tradición, esto se cumple siguiendo el hilo conductor de la proposición (el proceso lógico deductivo, diríamos) Pero hasta ahora la proposición fue tomada como algo que en cierto modo se presentó por sí misma. La simple proposición sobre las cosas simplemente presentes contiene y retiene lo que las cosas son. La proposición existe también como las cosas, es el continente existente del ser (Es decir, lo que las cosas son, el ser de las cosas, está contenido en las proposiciones)"

"Sin embargo, para la proposición fundamental matemática no puede haber cosas dadas previamente. La proposición no puede ser arbitraria. La misma proposición, precisamente ella, debe estar colocada sobre su fundamento. Debe ser un principio, el principio absoluto. Hay que encontrar por lo tanto, ese principio de toda posición, es decir, una proposición en la cual aquello sobre lo que ella dice algo, el subjectum pojeímenon) (lo subyacente, lo lanzado abajo) no se toma de otra parte. Lo subyacente como tal debe resultar de esa proposición originaria y ser puesto en ella. Sólo así, el subjectum es el fundamentumm absolutum, una pura posición de la proposición de lo matemático como tal, fundamento, base, y como tal fundamentum absolutum, al mismo tiempo inconcussum (inconmovible, inalterable) y, por lo tanto, indudable, absolutamente cierto. Puesto que ahora lo matemático se pone a sí mismo como principio de todo saber, todo saber anterior debe ser necesariamente cuestionado, independientemente de que sea sostenible o no. (Este fuerte destacado es mío. Heidegger se refiere aquí, según yo, a todo saber empírico, dogmático e imaginario, como opuestos al saber que se obtenga de lo matemático)"

Viene ahora lo que considero el momento crucial de nuestro desarrollo hasta aquí. Sigue, pues, lo que me parece crucial, fundamental, y lo que acabará este hilo después de haber hecho algún comentario final.

Sigo (un poco largo, pero sustancioso)

"Descartes no duda por ser escéptico (alumno y discípulo como fue de Montaigne), sino que debe convertirse en escéptico porque pone lo matemático como fundamento absoluto y busca para todo saber un sostén correspondiente. Lo que está en cuestión no es solamente el hallazgo de una ley fundamental para el ámbito de la naturaleza, sino el principio primero y supremo para el ser del ente en general (esto es, para que algo sea, para tener conocimiento verdadero de algo, ha de ser forzosa y absolutamente matemático)"

"Este principio absolutamente matemático no puede tener ni tolerar nada que le fuera dado de antemano (es decir, en nuestro caso, lo empírico de la clínica como el único dato cierto o, como decimos, que de últimas, "la clínica manda") Si algo está dado, será entonces la proposición en general como tal, es decir, el poner, la posición, en el sentido del pensar enunciativo. La posición, la proposición, solo se tiene a sí misma como lo que puede ser puesto. Cuando el pensar se piensa a sí mismo será absolutamente matemático, esto es, un tomar conocimiento de aquello que ya tenemos. En cuanto el pensar y la posición se dirigen de este modo a sí mismos, encuentran lo siguiente: sobre cualquier cosa y en cualquier sentido que se haga la enunciación, este enunciar y pensar son siempre un 'yo pienso' (aquí, Heidegger toma también claro apoyo en el 'yo pienso' de Kant, que encontramos en la Crítica de la razón pura, B-132, y del que ya hemos hablado en el mensaje 5 del hilo El "Yo" en nuestra teoría)"

"Pensar es siempre un 'yo pienso' -dice Heidegger siguiendo a Kant-, ego cogito. Esto comprende: yo soy, sum. Cogito sum (Pienso, soy) es la certeza inmediata y suprema que se encuentra en la proposición como tal. En el 'yo pongo' [de la proposición lógica], el 'yo' como ponente está con y pro-puesto como lo ya dado, como el ente. El ser del ente se determina desde el 'yo soy' como la certeza de poner [en la proposición]"

"La fórmula que tiene a veces la proposición [tan famosa, por otra parte, como mal entendida y que dedujo Descartes en su Discurso sobre el método, anticipados su desarrollo y deducción en las Meditaciones metafísicas] 'cogito ergo sum' (Pienso, luego existo) favorece el malentendido de que en ella se trata de una deducción. Ni es así, ni puede ser así, porque este silogismo debiera tener como [premisa] mayor "id quod cogitat, est" (En cuanto es pensado, ello existe); como [premisa] menor: "cogito" (Pienso); como conclusión "ergo sum" (Luego entonces, existo-soy) (Vamos a intentar ponerlo en más simple. "Premisa mayor: una cosa solo existe en cuanto es pensada; premisa menor: yo pienso; conclusión: luego yo existo)

"Pero lo que está en la [premisa] mayor -prosigue Heidegger- sería solamente una generalización formal de lo que está en la proposición: cogito-sum (pienso-existo) El mismo Descartes hace notar que no se trata de un razonamiento. El sum (existo, soy) no es una consecuencia del pensar, sino que, por el contrario, es su fundamento, su fundamentum."

"En la esencia de la posición (el acto de poner, la pro-posición) está la proposición yo pongo. Ésta es una proposición que no se dirige a algo dado de antemano, sino que sólo se da a sí misma lo que ya hay en ella. Lo que hay en ella: yo pongo (de mí y lo mío, si cabe decirse); yo soy el que pone y piensa. Esta proposición tiene la particularidad de que en ella primero se pone acerca de lo cual se enuncia, el subiectum. Lo que ella pone es, en este caso, el "yo"; el "yo" es el subiectum del principio primero. Por eso el "yo" es lo subyacente eminente, el subiectum de la posición (del poner, del pro-poner) en general. Por eso es que desde entonces se toma preferentemente como el subiectum, como "sujeto".

"El carácter del ego, antepuesto siempre eminentemente, queda desatendido. El lugar de ello, la subjetividad del sujeto se determina como yoidad del "yo pienso". Que el yo llegue a caracterizar aquello que es para la representación lo ya dado propia y previamente -lo "objetivo" en el sentido actual, añade Heidegger-, no depende de algún punto de vista yoico o de una duda subjetivista, sino de un predominio esencial y una radicalización -de dirección determinada- de lo matemático y de lo axiomático."

"Este yo elevado a subiectum eminente en razón de lo matemático, no es según su sentido nada "subjetivo" al modo de una propiedad casual de un hombre particular. Este "sujeto" llevado a preeminencia del "yo pienso", el yo, sólo tiene un sentido subjetivo cuando no se comprende su esencia, es decir, cuando no se lo desarrolla desde su proveniencia ontológica."

"Hasta Descartes, cada cosa presente por sí misma se tomaba como "sujeto"; pero ahora el "yo" se convierte en sujeto preeminente, en aquél en relación al cual las cosas restantes se determinan como tales. Puesto que ellas -matemáticamente. sólo obtienen su cosidad por la relación fundante con el principio supremo y su "sujeto" (yo), son esencialmente tales que están relacionadas al "sujeto" como lo otro, contrapuestas a él como obiectum. Las cosas mismas se convierten en objetos."

"La palabra "obiectum" sufre ahora un cambio de significado paralelo; hasta entonces, obiectum significó lo contra-yecto en el mero representarse: me represento una montaña de oro. Lo así representado -un obiectum en el lenguaje del medioevo- es, según el uso lingüístico contemporáneo, algo meramente "subjetivo", puesto que una montaña de oro no existe "objetivamente" en el sentido del uso lingüístico transformado. Esta transformación de las palabras subiectum y obiectum no es una mera cuestión de uso lingüístico; es un cambio transmutador de la existencia (Dasein), es decir, del claro (Lichtung) del ser del ente en razón del dominio de lo matemático. Es un tramo del camino de la historia auténtica, necesariamente oculto para el ojo habitual (destacado en el texto), historia que es siempre de la patencia del ser: o el ser -algo- o no es nada.

Acabo en el siguiente, que lo dejamos para mañana.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Dec 11, 2011, 1:32:09 PM12/11/11
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La subjetividad (14)
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Tenía un final para este hilo, pero una carta de un amigo, con un mensaje adjunto que contenía un artículo de un profesor de filosofía y bioética del Instituto Teológico Compostelano, llamado Carlos Pose, escrito el 19 de mayo de 2011, me hizo detener, porque ese artículo lo podía utilizar como ejemplo de lo que pretendo decir aquí comentando unos capítulos de un libro de Heidegger.

El artículo se titula (hacer clic en el título para acceder) El sentido común en bioética clínica. En mi carta de respuesta, además de agradecerle el envío del artículo, ex profeso no le comenté nada sobre lo relativo al sentido común y, en cambio, le decía a mi amigo: 

"Yo me quedo con este comentario: “al lado de la medicina basada en pruebas es preciso iniciar una medicina basada en valores”. Esto da algún quebradero de cabeza. ¿Qué valores? Esos valores son los que alguien, un grupo o una sociedad, admite como valor. Hoy día el honor no es un valor, mientras que el dinero, sí; diría que [el dinero, o el "patrón" oro] es “el valor”. Así que esa medicina basada en valores [ver también, al respecto, el artículo de M.A. Broggi  (hacer cilic en el hiperenlace para acceder) "Gestión de los valores "ocultos" en la relación médica"]  plantea la cuestión de quién establece esos valores (si se dice que es la “sociedad”, es como decir “los mercados”) y qué jerarquiza esos valores, y por qué ese orden jerárquico y no otro."

"Y aquí entramos en lo que ha sido un “poney” de batalla con algunos “éticos”, o sea, presidentes de comités o profesores de ética... Esos comités o esas cátedras, por lo común son tomadas sus presidencias o sitiales, por hombres de procedencia religiosa, las más de las veces, cristiana, y también las más de las veces pretenden “colar” por la brecha abierta de la ética en la clínica, lo que son valores morales cristianos. De hecho, ese artículo está firmado por un tal Carlos Pose, profesor de filosofía y bioética, del instituto TEOLÓGICO COMPOSTELANO, o sea, cátedra católica apostólica y romana donde las haya."

"[Tal] Como yo entiendo la ética, la ética es el análisis “con posterioridad al hecho”, de la búsqueda de qué bien rigió una conducta determinada en un hecho determinado y concreto. El juicio ético no recae sobre la moralidad del acto (si es bueno, malo, si está bien hecho, mal hecho, si alcanza el bien o no lo alcanza) si no qué clase de bien se persiguió, cuál era el bien que rigió la conducta. No se trata, pues, de un juicio moral, que apuntaría a si lo que se hizo era correcto o no, si era acorde a fines, si se obró bien o mal, etc. "

"La cuestión es que no hay ningún estado de cosas que pueda describirse como un “bien absoluto”, que todo el mundo perseguiría por igual. Esto lo extraigo de un librito de Wittgenstein “Conferencia sobre ética” y es mi guía (no sin crítica y análisis permanente) en estas cuestiones. Dice Wittgenstein: “El bien absoluto, si es un estado de cosas descriptible, sería aquél que todo el mundo, independientemente de sus gustos e inclinaciones, realizaría necesariamente o se sentiría culpable de no hacerlo. En mi opinión, tal estado de cosas es una quimera. Ningún estado de cosas tiene, en sí, lo que me gustaría denominar el poder coactivo de un juez absoluto”. Digo yo que bastará entonces que solamente hubiera uno a quien no acomode ese Bien, para que deje de ser Absoluto."

"Yo, eso que dice Wittgenstein lo asumo, porque lo entiendo bien. Ahora bien: si no hay un Valor Absoluto y, en consecuencia, un Juez Absoluto, ni tampoco, en consecuencia, una escala jerárquica de valores que se pudiera establecer partiendo siempre de ese Bien Absoluto, entonces, lo único que se puede hacer en los comités de ética no es establecer una moral o una deontología (que entonces serían comités de moralidad clínica o de deontología médica, ocasionalmente incluso con capacidad sancionadora) sino examinar y analizar qué bien buscado guió la conducta en determinada circunstancia, sin establecer sobre este análisis ningún juicio de valor moral o deontológico."

"Como este problema está presente en la clínica, o sea, que se “cuele” una moral cristiana o musulmana, o judía, o hindú, o budista, o lo que sea [incluso capitalista o socialista], porque, más aún en nuestra muy católica y devota España, o en los muy devotos y cristianos EEUU, la tentación de moralizar la conducta médica es enorme y el coladero efectivo de la imposición ideológica cristiana, de hacerse con el cotarro, es igualmente desproporcionada, me afano en asentar las bases de la clínica sobre fundamentos racionales. Me lleva tiempo, voy despacio, pero lo intento decir cuantas veces puedo: deben sacarse de la clínica los juicios morales. Esos los harán los jueces y los teólogos. El clínico debe (ahí, en ese “debe”, va un imperativo) conocer su subjetividad y aplicarla según un criterio “matemático”, lógico-matemático, y no moral. El clínico debe aplicar un conocimiento científico."

"Otra cosa va a ser que se quieran establecer, como dice Carlos Pose, procedimientos de “deliberación común”. Estos procedimientos los ideó Balint para los clínicos, donde lo que se hacía en las reuniones clínicas era comentar un caso y discutirlo. Lo difícil siempre ha sido eliminar del análisis clínico de un caso los juicios morales individuales y la subjetividad puesta en juego (inquinas personales, rencillas, envidias, celos, etc.) Para eso yo me inventé hace años un procedimiento que llamé “Hacer caso de…” y lo apliqué con enfermeras de CCEE del hospital. Todo el proceso, cualquier proceso que se quiera poner en juego para el análisis de las tomas de decisión clínicas, ha de poder, al menos intentarlo, disminuir, ya que no abolir, las opiniones de carácter personal y subjetivas, y dar paso, únicamente, a lo que se diga de un modo científico, esto es, racional, fundado en razón (lógica a poder ser deductiva) y en pruebas."

¿Qué relación tienen mis comentarios a mi amigo, con lo que se ha dado a conocer en este hilo de discusión sobre lo matemático y la subjetividad en medicina? En el siguiente mensaje lo aclararé con detalle, pero aquí permítaseme decir que en ese esfuerzo por matematizar la clínica, por rigorizarla, se trata de evitar, precisamente, que se "cuele" algo procedente de otros discursos, el religioso en este caso, o el capitalista neoliberal, por citar la actualidad. Se trata de ponernos lo más a salvo que se pueda, de tentaciones ideológicas del signo que sean y ceñirnos a esa "mathesis universalis" que decía Descartes, y que ha de ser nuestra única guía.

Dentro del fenómeno mismo de la enfermedad, en la disposición clínica del conocimiento sobre el fenómeno patológico, en su interior, insisto, o subyacente a él, como veremos, se encuentra ya la ética. La propia disposición clínica, la propia visión del fenómeno patológico es, lleva en sí y por sí, el principio ético que rige las relaciones médicas. El hecho de suprimir cualquier atisbo de subjetividad, eso ya determina un principio ético, donde el bien buscado es, precisamente, la supresión de la subjetividad y del sujeto, esto, es, proponerse objetiva. La objetividad es el bien buscado, la guía que guía la conducta del médico y la relación con su paciente, no la subjetividad. Eso determina la conducta y las relaciones, esto es, el principio ético, entre médico y paciente. No es necesario que se busque ningún principio externo, ni que ninguna moral religiosa introduzca nada. La clínica, o es el ejercicio de una ética, o no es nada. Esto es lo que intento decir tantas veces me sea posible y con los argumentos que voy encontrando a mi alcance.

El principio ético que rige la ética clínica es la supresión del sujeto, encubierto por la pretendida objetividad del signo clínico. La objetividad clínica destituye la subjetividad y al sujeto, las lanza debajo, son el "sub-iectum" del yo del que habla Heidegger referido al "cogito sum" de Descartes, tal como hemos visto en el mensaje (13). Pero esa subjetividad, el sujeto, por más que está "forcluido" (suprimido, lanzado debajo), está en el interior del signo, no está desaparecido, sino dentro, intra-signo, oculto en el interior del signo, como síntoma. Lo veremos con un poco de detalle un poco más adelante con respecto al "cogito sum" de Descartes, según Heidegger. 

Así que nos hemos de afanar en comprender bien qué es la clínica, cuales son sus supuestos y sus presupuestos teóricos racionales y lógico-matemáticos, para que, reconociendo su estructura propia, quede a cubierto de los "ataques" y de los intentos de apropiación discursiva, no solo desde la ciencia misma, sino desde la moral de cualquier índole, o de lo que no es científico. 

Doy paso a más aclaraciones.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Dec 14, 2011, 7:51:54 AM12/14/11
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La subjetividad (15)
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Voy a ver si concluyo (que no es acabar) este hilo. Y es que la idea que llevaba de inicio, con el tiempo, se va implementando y, en consecuencia, desviando de la intención inicial. Ahora me precipitaría en la lógica matemática y en la filosofía de la lógica matemática del siglo XX, y aunque seguiría sin perder de vista el tema principal del hilo (la subjetividad en medicina), abordaría los problemas clínicos fundamentales con Peirce, Frege, Quine, Vappereau, Bermejo y otros (después de Lacan), desde el punto de vista que me interesa aquí, esto es, el de la rigorización de la clínica médica a partir de la toma en consideración del sujeto en la clínica y en la práctica médica.

Vuelvo al hilo:

En el mensaje 11 decía que iba dando pequeños pasos, y hablaba, en consecuencia, de ese pasear. El primer paso de ciencia en la historia de la ciencia, probablemente lo diera Arquímedes. Es el primero, que yo tenga constancia, en utilizar el pensamiento matemático para el conocimiento del mundo. Ese pensamiento quedó suficientemente bien plasmado en la formulación de su famosísimo Principio que relaciona la flotabilidad con la masa y la relación entre dos cuerpos que no se penetran. La genialidad del griego no es para menos que un ¡Eureka! El pensamiento griego va dando pasos hacia delante en relación a lo matemático y al conocimiento científico del mundo.

Este progresar en el conocimiento del mundo experimentó una detención y un retroceso espectaculares durante la Edad Media. Las causas son, desde luego, sociológicas, pero, antes que otra cosa, religiosas. El conocimiento que se tiene sobre esa "época oscura" de la humanidad, oscura por cuanto el conocimiento científico del mundo experimenta el mayor deterioro concebible, salvo esporádicas excepciones en los que el pensamiento científico muestra algún brillo, puede comprenderse bien en las obras del reconocido medievalista Jacques Le Goff (una de las obras más destacadas bajo su dirección, y múltiples veces citada: L'homme médiéval. Seuil, 1989) o la obra de Marc Bloch, La société féodale (Albin Michel. 1994). Más profundamente penetrado el pensamiento medieval en el libro de Étienne Gilson, El espíritu de la Filosofía Medieval. Rialp. 2009, o, del mismo autor, la más conocida La filosofía en la Edad Media, desde los orígenes patrísticos hasta el fin del siglo XIV. Gredos. 1989.

El definitivo paso de ciencia, si bien puede atribuirse a Galileo, no se da definitivamente hasta Descartes, quien poniendo como fundamento de cualquier acción del pensar científico, la duda, el escepticismo radical que proponía su mentor Montaigne, relaciona y liga, no obstante, la existencia al pensamiento, y la verdad de éste, que es matemática, a la imposibilidad de que Dios mienta. 

Ese es un paso definitivo en la ciencia. La desconfianza absoluta de cuanto proveniente de los sentidos, y la única certeza posible fundada en el pensamiento racional y en la racionalidad de las matemáticas, exactamente como eso: de que la única certeza de la que uno puede estar cierto es de las matemáticas, de que cuando digo dos más dos son cuatro, ni Dios me puede engañar, porque es el mismo Dios quien garantiza eso. Obviamente, ese paso dado fundando el conocimiento del mundo en el pensamiento (aunque garantizado por Dios) y no en la Revelación, no deja de tener unos efectos dramáticos en el pensamiento medieval y religioso y en la transformación de la sociedad. 

Pero ahora ¿qué hacemos, nosotros, los médicos, ante esta única certeza del pensamiento fundado en la razón (matemática) y garantizado por Dios? Nuestras evidencias provienen de la clínica, esto es, de los sentidos y, es cierto, eso plantea tantas dificultades que se requiere un entrenamiento considerable para interpretar con cierta garantía, pero siempre de un modo incierto, lo que proviene inmediatamente de nuestros sentidos (inspección, palpación, auscultación, percusión) Es de poco fiar, porque es la percepción del médico, esto es, su subjetividad, lo que da la medida de los fenómenos clínicos. Carecemos de una garantía semejante a la descubierta por Descartes, a pesar de que nuestras condiciones "subjetivas" sean similares.

El paso de ciencia dado por Descartes afianzó el conocimiento del mundo en las matemáticas en vez de en la voluntad divina o en la Revelación, pero dejó a los médicos y su método clínico fuera de consideración. Vosotros, médicos, vendría a decir Descartes, al fundar vuestro conocimiento en la clínica, esto es, en los sentidos y en lo empírico, estáis fuera de la ciencia, porque no podéis ser rigurosos ni exactos; no os fundamentáis en las matemáticas, en eso sobre lo que ni Dios puede engañar, sino en vuestros torpes sentidos, que los puede engañar cualquiera. Y así ha sido: todo el afán de la medicina desde el siglo XIX ha sido desenmascarar la histeria, a los falsos enfermos, y fundamentar la medicina en la fisiología. La enfermedad encontró un suelo firme con el que hacer del conocimiento de la enfermedad una ciencia, a partir de la fisiología y de la fisiopatología, más que en la anatomía y en la comparación de las anatomías patológicas con los síntomas y signos clínicos. No obstante tomar apoyo en la fisiopatología, la clínica sigue sin ser científico, porque, cuanto menos, no sigue modelos matemáticos, sino empíricos: la enfermedad continua siendo anatomopatológica y fisiopatológica, pero no matemática. Más próxima a la ciencia es la fisiopatología que la anatomía patológica, pero todavía el conocimiento de la enfermedad no es un conocimiento científico en el sentido moderno, esto es, matemático.

El paso de ciencia dado por Descartes se fundamenta en la expresión de un estado de cosas, y no en un silogismo deductivo, tal como él mismo se apresuró a responder en una carta a una crítica de Mersenne, y que "rescató" Heidegger del fondo del olvido, según hemos visto más arriba: "[...] cuando alguien dice pienso, luego soy o existo, -dice Descartes en su carta- no infiere su existencia del pensamiento como si fuese la conclusión de un silogismo, sino como algo notorio por sí mismo, contemplado por simple inspección del espíritu. Ello es evidente, pues si la dedujese mediante un silogismo, tendría que haber establecido antes esta premisa mayor: todo cuanto piensa, es o existe. Y muy al contrario, a esto último llega por sentir él mismo en su interior que es imposible que piense si no existe. Pues es propio de nuestro espíritu formar proposiciones generales a partir de las particulares".

Ya vemos. Descartes no instaura un silogismo en el fundamento, sino una impresión, una percepción subjetiva, un sentimiento de sí, y su certeza. Eso es tanto como decir que una cosa cualquiera, que mi niño es el más guapo del mundo es verdad porque yo lo siento así; lo mismo que decir que mi dios es más dios que el tuyo, o más verdadero, etc.

Pero no es ese silogismo no formulado más que con posterioridad a la aserción de una certeza de sí, en consecuencia, subjetiva, lo que alborota el pensamiento (religioso en la época, y científico en la actualidad) Al seguir el análisis de Heidegger que expusimos en el mensaje 13 de este hilo, me detengo en este párrafo de Heidegger:

"El carácter del ego, antepuesto siempre eminentemente, queda desatendido. El lugar de ello, la subjetividad del sujeto se determina como yoidad del "yo pienso". Que el yo llegue a caracterizar aquello que es para la representación lo ya dado propia y previamente -lo "objetivo" en el sentido actual, añade Heidegger-, no depende de algún punto de vista yoico o de una duda subjetivista, sino de un predominio esencial y una radicalización -de dirección determinada- de lo matemático y de lo axiomático."

Es decir que, por esto que he señalado y por lo que sigue de Heidegger en el mensaje 13, al proponer el "yo pienso" como fundamento de la nueva ciencia, y aunque ese pensar sea matemático y, en consecuencia, respetado, lo que queda desplazado por el "yo pienso" son las condiciones subjetivas, el subiectum, lo lanzado debajo, de la existencia de ese "yo pienso" mismo. ¿Dónde han quedado, pues, las condiciones de existencia de ese "yo que piensa (matemáticamente)", y ese es un punto no señalado por Heidegger? Descartes las ha de explicar mediante un silogismo: "Todo cuanto piensa, es o existe" Vale. Pero ¿de qué depende la existencia misma de ese pensamiento? ¿Cuáles son las condiciones de existencia de ese pensamiento, por qué se piensa así y no de otro modo; qué se yo de mi propio pensamiento si a veces es más desconocido para mí que lo es para otro -véanse los sueños que el propio Descartes se afana en analizar-? ¿Dónde han ido a parar, entonces, las condiciones de ese pensamiento? Han ido al "subeiectum", a lo lanzado debajo, a lo subjetivo, que queda así fuera de cualquier consideración y, por oposición a lo subjetivo o "sub-eiectum",  las consideraciones de la razón (matemática) son consideradas así "ob-eiectum", lanzadas delante, al lugar del objeto, como objetivas,. Luego el verdadero fundamento de la ciencia no es el "yo pienso" racional, que es lo "ob-eiectum", lo lanzado al objeto, sino lo lanzado debajo, lo subjetivo. O, más bien, y así vamos a considerarlo en lo sucesivo, ambas cosas a la vez, y esto es acaso lo novedoso que propongo y que he plasmado en ese dispositivo propedéutico de la "puerta del consultorio médico".

El paso de ciencia dado por Descartes no es solo objetivo, sino también subjetivo, con la salvedad de que, al lanzar fuera del conocimiento las condiciones precisas que dan consistencia y existencia al "yo pienso (matemáticamente)", las precisas condiciones del pensamiento, que no son entonces analizadas, permanecen en el "oscurantismo" de la subjetividad personal, mientras que en lo racional podemos compartir conocimientos matemáticos del mundo.

Sigo (y probablemente acabe ya) en otro mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Dec 14, 2011, 3:02:14 PM12/14/11
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La subjetividad (16)
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El paso de ciencia dado por Descartes se condensa en varios puntos que, muy resumidos y apretados, podrían ser: la preeminencia del yo y de la razón por encima de lo subjetivo, el fundamento matemático y el desplazamiento de la subjetividad al proceso axiomático: ya no será Dios quien garantice la verdad de las matemáticas, sino la subjetividad en torno a la verdad que subyace en los axiomas. 

Un axioma (ver definición en el mensaje 13) es una verdad evidente o demostrada que se utiliza como primer principio para un desarrollo lógico-deductivo o matemático. Es ahí donde yo decía que la subjetividad la trasladó Descartes al Yo, sin preguntar por las condiciones de esa subjetividad, y que entonces, de acuerdo con esas definiciones de axioma, nuestro amigo tenía razón cuando decía (ver enlace aquí): Cuantas cosas en el campo A-científico son verdad,  en tanto que la verdad para uno mismo es lo que se percibe como tal (“esta es tu verdad, no la mía y mucho menos la universal”) y no la que te dicen que es. Como sería por ejemplo las creencias religiosas, el destino, la belleza de tu pareja, la bondad de tu partido político, la inteligencia de tu vástago o la perfección de tu hacer diario.

Ignorando ex profeso las condiciones en las que surge un enunciado científico, o las condiciones en las que se hace posible el conocimiento científico (no era la misma ciencia, a pesar de que era ciencia, la ciencia capitalista que la ciencia comunista; hay unas condiciones sociales de aparición de la ciencia, y unas condiciones personales, individuales, que deben ser tenidas en cuenta), ignorando esas condiciones, digo, se pretende entonces haber obtenido la objetividad científica, al haber reprimido, callado, omitido, silenciado e ignorado las condiciones subjetivas que rodean al descubrimiento científico y sus enunciados, pese a que son esas condiciones, y no otrs, las que han determinado la aparición de un descubrimiento científico, se haya matematizado o no.

El siguiente paso crucial de ciencia lo dio Freud, al reintroducir al sujeto de la ciencia en las condiciones de cientificidad de la ciencia; sujeto de la ciencia que quedó expulsado en el movimiento cartesiano, lanzándolo a los fundamentos, esto es, reprimiéndolo, y cuya marca indeleble, la huella del sujeto en la ciencia, queda patente e irreductible en los axiomas.

Freud era discípulo y trabajaba a las órdenes en el laboratorio de fisiología de Brüke, "embajador" en Viena de los llamados conjurados positivistas Helmhotz, Flechner y Du Bois-Reymond. Por otra parte, Freud era amigo íntimo de Fliess con quien compartía el anhelo de rigor matemático, e imbuidos del espíritu de la época y del ambiente científico reinante en Viena y en Berlín, ambos, Freud y Fliess, perseguían firmemente el ideal de una biología fundada en bases fisico-matemáticas. 

Las circunstancias llevaron a Freud a la cátedra de Charcot en París, y allí tomó plena conciencia de un fenómeno que no podía explicarse según los principios de la anatomía patológica ni de los de la fisiopatología, que son aquellos en los que se funda la medicina. Las anestesias y las parálisis que Charcot provocaba a sus pacientes aparecían y desaparecían a la orden del maestro, es decir, respondían a un orden del lenguaje, distinto a los de la fisiopatología y de la lesión anatómica: ¿cómo era posible esa parálisis o esa anestesia, sin lesión ni alteración neurofisiológica reconocible? ¿A qué clase de fenómenos se enfrentaban aquellos clínicos, que les introducían en un orden diferente e inesperado? ¿En qué nuevos principios debía fundamentarse la clínica, además de los clásicos? Freud comprendió que se abría ante sí un campo inexplorado y que en el fenómeno de la enfermedad no todo era explicable según la fisiología y la anatomía. 

El espíritu de Freud era el espíritu del científico y del matemático, y su "obsesión" era encontrar un fundamento científico para sus descubrimientos. Abandonó (acaso demasiado prematuramente) el ideal de matematización, y encontró en la sexualidad humana y en la economía libidinal el nuevo principio en el que fundamentar sus hallazgos. 

En una película de estreno reciente "Un método peligroso" en la que se relatan de pasada las relaciones entre Freud y Jung, hay una secuencia en la que Freud le explica a Jung su intención: él busca un fundamento científico para su método y para sus descubrimientos y aunque no se opone a los intereses que Jung indaga, hasta establecer esa conocida psicología arquetípica jungniana, Freud insiste en su doctrina sexual como fundamento científico, aunque alejado todavía de ese ideal fisico-matemático que le diera definitivamente el estatuto científico a sus hallazgos.

Pasado más de un siglo desde el descubrimiento del psicoanálisis y de sus hallazgos principales, poco queda de la doctrina sexual como fundamento. El paso decisivo de ciencia, en el sentido de lo matemático, lo dio Jacques Lacan. Con Lacan, se trata de, efectivamente, darle un fundamento científico a los hallazgos de Freud y, a la vez, ese mismo fundamento lógico-matemático, que sigue y es continuación del proceso iniciado por Descartes, proporciona a la teoría del conocimiento ese paso decisivo de incorporar lo subjetivo en el fundamento de la ciencia, no como lo eyectado debajo del yo, según veíamos en Descartes, sino como la causa y la verdad de lo científico.

Si somos fieles a ese "espíritu científico" que obtiene un goce en la búsqueda de la verdad, nos sentiremos impulsados a darle a nuestra ciencia el mismo fundamento que se otorga a las demás ciencias desde el psicoanálisis. 

Diríamos que con la verdad material, la verdad como causa, caben dos posiciones: o bien no se quiere saber nada de ella y entonces, amparándose en la verdad formal, uno se aferra locamente a la ciencia, o bien uno goza de la verdad como causa, y se hace, por ejemplo, detective o psicoanalista, ya que ambas profesiones gozan de tener la verdad como causa. Se trataría para nosotros, clínicos, proceder u poco como el detective y el psicoanalista y gozar de la búsqueda de la verdad.

El fundamento científico actual, que supera al fundamento moderno cartesiano, no solo consiste en matematizar o, mejor, en lógico-matematizar, las condiciones subjetivas de la ciencia, sino en desarrollar una epistemología adecuada, esto es, en primer lugar, en la formalización de los lenguajes científicos y, en segundo lugar, en utilizar una lógica matemática que incluya una topología del sujeto. Ese es el fundamento para ese nuevo paso de ciencia, al que espero poder ir introduciéndonos poco a poco.

El "secreto" está en la formalización de los lenguajes naturales, esto es, en obtener las condiciones necesarias de rigorización del lenguaje de modo que su empleo sea matemático. 

Concluyo este hilo en este punto, para dar nuevos pasos en la dirección de nuestro propósito. 

No olvidemos que nuestro referente es el dispositivo propedéutico que concebí como "la puerta del consultorio médico".

JM Gasulla

JM Gasulla

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Dec 15, 2011, 4:18:52 AM12/15/11
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La subjetividad (17)
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Seguramente que tenía tantas ganas de "entrar en materia", por la magnitud de la empresa, que me había dejado en este hilo lo más fundamental. Pero es que, tal cual: me dejaba el fundamento del nuevo paso de ciencia dado por Freud. Y es que no podemos seguir sin haber expuesto antes el fundamento, o lo que se ha dado en llamar, el nuevo "cogito" científico que introduce el psicoanálisis.

Espero poder explicarlo de un modo lo más comprensible posible.

Descartes había puesto en el fundamento de la ciencia el "paso de ciencia" soportado en la fórmula "cogito, ergo sum", que ya hemos discutido y comprendido ampliamente, en la que el yo se identifica con el pensamiento y con la existencia, y se lanza al fundamento, se "sumerge" bajo el yo, la subjetividad y las condiciones subjetivas que encausan la ciencia. Es por eso que al utilizar únicamente la verdad como la verdad formal de la lógica (una verdad de cálculo), se puede decir que la ciencia no quiere saber nada de la verdad como causa material, como lo que efectivamente está en los cimientos, soportándola: esto es, la causa material, lo que efectivamente causa la ciencia: la subjetividad.

Una vez fundado el yo como soporte e identidad del pensamiento, Descartes se ocupó de dar una garantía de verdad a los procesos ciertos (aquellos sobre los que se tenía una certeza inconmovible por ser "subjetivamente verdaderos") del pensamiento, que eran matemáticos. ¿Por qué las matemáticas son verdaderas? Porque lo quiere Dios, dice Descartes. En consecuencia, el paso siguiente que hubo de dar tras la formulación del cogito como fundamento, tuvo que ser el de demostrar que ese Dios existe, sin lograrlo. De modo que la Verdad, en la ciencia moderna, se abandona a la voluntad de un dios que, al no poder demostrarse su existencia, se libra de nuevo a la incertidumbre y a un no querer saber nada de eso: las matemáticas son verdaderas porque Dios lo quiere así, dice Descartes, y con eso le basta. La ciencia sólo se ocupa, desde entonces, de la verdad formal, de la verdad que se puede trasladar de un lugar a otro mediante las fórmulas lógicas o matemáticas, pero no se sabe nada acerca de las condiciones intrínsecas, subjetivas, de esa verdad en sí misma, sobre qué o cuál es esa verdad que se traslada mediante fórmulas y cálculos. Y esa verdad trasladada no es otra que la verdad subjetiva del sujeto que "subyace" soportando y dando sentido al proceso.

Lo digo como comentario marginal: la respuesta a por qué 2+2=4, cuya razón puso Descartes en la voluntad caprichosa de un dios cuya existencia no logró demostrar, la dio Frege con un fundamento racional a finales del siglo XIX en su obra más conocida Los fundamentos de la aritmética, que la tenéis en Gottlob Frege. Escritos Filosóficos. Editorial Crítica (Grijalbo) 1996. La razón por la que 2+2=4 no es porque Dios lo quiere así y no me puede engañar, sino porque tiene un fundamento racional, de racionalidad.

Este "cogito" cartesiano, este fundamento para la ciencia, es a la vez que un fundamento epistémico, un fundamento ético: el fundamento ético de la ciencia moderna. De acuerdo con el postulado de identidad entre el sujeto (sub-eiectum) y el yo, el Bien Supremo perseguido no es la verdad material, de la que no se quiere saber nada, sino la verdad de los cálculos lógico-matemáticos. El sujeto, y las relaciones del mundo, mundanas, se reducen a la escritura de una fórmula que si bien es un enunciado sobre el mundo, lo es también sobre el sujeto, pero reducido a un plano de objetividad que lo constriñe. 

El proceso desarrollado a lo largo de años por Freud le llevó a formular en el verano de 1.932 un nuevo "cogito" para la ciencia, que incluye al sujeto. Este nuevo cogito se encuentra formulado (escrito a modo de fórmula) en la 31ª Conferencia de introducción al psicoanálisis, y en la edición de Amorrortu de las Obras Completas de Freud aparece en el Tomo XXII, página 74, como final del escrito.

Este nuevo fundamento para el tercer paso de ciencia histórico, el nuevo "cogito" para la ciencia, desarrollado por Freud, está formulado con las siguientes palabras:

Wo Es war, soll Ich werden
Donde Ello estaba, debe Yo advenir.

Esta fórmula, como el desarrollo del cogito cartesiano, no entrega todas sus posibilidades en un único análisis. Si mediante la fórmula de Descartes, el Yo se coloca como "el rey", en una posición absoluta y preeminente, mientras que la subjetividad se enterraba en el fundamento del pensamiento, sin querer saber nada de eso, en la fórmula de Freud es al revés: el Yo ha de ir al encuentro de su fundamento subjetivo, al lugar del Ello.

No solo es un fundamento epistémico para la ciencia, que resuelve la cuestión sobre quién o qué garantiza la certeza del pensamiento matemático, al poner esa garantía, no en la voluntad o el capricho de algún dios, sino en la subjetividad y el deseo del científico, sino que, además, es la formulación de un nuevo principio ético para la ciencia: el Bien Supremo se transforma en un Bien Decir. El decir rectamente de acuerdo con su propio deseo, es el nuevo fundamento ético para este paso de ciencia dado por Freud. Es un nuevo fundamento para la racionalidad del conocimiento humano, que inaugurara Descartes hace casi cinco siglos.

No ahondo más en esta fórmula. La iremos desarrollando en este foro cuantas veces sea preciso, refiriéndonos a ella. Es nuestra referencia primera que nos sirve de soporte y fundamento, nuestro "axioma fundamental", si se quiere decir así, de la lógica-matemática que, al adscribirnos plenamente al discurso de la ciencia en tanto clínicos, nos guiará con paso firme en nuestra empresa.

Vemos pues la secuencia de los pasos y el caminar de la ciencia: el primer paso lo dio Arquímedes y Aristóteles le proporcionó el soporte metafísico. Por cierto, que la fórmula de Freud se encuentra ya de algún modo en la Física de Aristóteles, y fue retomado por Brentano, profesor de filosofía de quien Freud fue alumno. En el Libro II, Capítulo III (Las causas) del libro de Aristóteles Física (20), se encuentra el fundamento del sujeto subyacente como causa material. En la edición de Gredos, la encontraréis en la página 143 del libro.

El segundo paso de ciencia lo dio Galileo y Descartes le proporcionó el fundamento metafísico mediante la afirmación del pensamiento y la racionalidad (matemática) fundamentada en la fórmula "cogito, ergo sum", que ya hemos analizado.

El tercer paso de ciencia lo dio Freud con la formulación de un nuevo fundamento para la ciencia en la expresión "Donde Ello estaba, debe Yo llegar a estar" (Wo Es war, soll Ich werden), y el desarrollo matemático, la nueva escritura matemática para la ciencia del sujeto y para la ciencia con el sujeto, la dio Jacques Lacan.

Así que si queremos hacer de nuestra ciencia, una ciencia en sentido actual, tras el tercer paso de ciencia metafísico, debemos sumarnos a sus postulados y principios. Pretendemos para la medicina una ciencia en sentido pleno, crítico, ético, metafísico, lógico y matemático. 

Ahora, a ponernos manos a la obra.

JM Gasulla
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