Candy pudo comprobar por sí misma, el riguroso y exhaustivo ritmo de aprendizaje en el Colegio a eso hay que sumarle las fechorías de Eliza y el no poder departir con sus primos. Pero Candy se mantiene positiva, echando pa' lante.
No cabe duda que, lo de Grandchester, es el teatro, ¿tenía que hacer una aparición tan aparatosa, en ese sitio? Aprovechando que todo el alumnado esta allí, supongo. ¡Que todo el mundo se dé cuenta, de su desafío a la autoridad y las reglas! Tan teatral es que “Con actitud estudiada, Terence se coloco sobre el hombro la chaqueta…” Bueno, el caso es que queda de manifiesto el talante del jovencito.
Candy también se muestra desafiante (pero sin aspavientos) o tal vez temeraria, en cuanto se presentó la oportunidad se escabulle de su habitación. Con el recuerdo de Anthony a flor de piel, tiene un encuentro inesperado, reviviendo el triste momento, ocasionándole un sobrecogimiento tal, que pierde el sentido.
Que bien le caería tener un hombro amigo, para desahogarse sin recelo y medida. Y mejor, si es un tierno abrazo, contra el tibio y fuerte pecho masculino de un hombre todo empatía y comprensión, ¡perdón!... habló mi subconsciente, je,je,je.
Saludos
HolaAy me encantó eso de "despreciando la idea del galán en caballo blanco"Cierto todo en ese colegio es gris, es rígido, es estricto, la diferencia es muy marcada con lo que ella a vivido, siendo un espíritu tan libre, hasta los chicos hacen énfasis en llamarlo "prisión"Saludos Luz
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