Pensamiento y Persona

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JM Gasulla

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Aug 15, 2012, 1:55:03 PM8/15/12
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Pensamiento y Persona (1)
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En el hilo que titulé Homo ex machina, hoy por hoy mi preferido, expuse la idea de que el pensamiento es un emergente (mensaje 5), y esta idea me parece central, porque el pensamiento se genera por la acción del lenguaje sobre una masa amorfa que proviene de lo que he llamado "pensamiento primero", que coincide con el pensamiento primitivo, y que se genera entre unos 150 a 300 mili segundos antes de que alcance la consciencia. 

Ese pensamiento primero, amorfo, emergente de una estructura biológica, que podemos conocer y comprender bastante bien estudiando los sueños, sobre el que el pensamiento consciente o voluntario apenas tiene influencia efectiva (es un aspecto interesante estudiar la influencia del Yo, o del pensamiento consciente, actuando en una especie de feed-back sobre el pensamiento primero, de donde proviene el concepto de represión), es ya un efecto del pensamiento inconsciente, es decir, esa actividad cerebral que se detecta en forma de cliché, repartida y coordinada en distintas áreas cerebrales (ver mensaje 5 del hilo Homo ex machina, incluyendo la lectura del archivo adjunto "¿Quién está controlando el lenguaje?" publicado en Nature)

Que el pensamiento es un emergente quiere decir que está organizado. El conocimiento de la organización del "aparato del pensamiento" en el cerebro es una organización funcional, no anatómica, esto es, que aparentemente carece de una anatomía localizada, aunque en la actualidad diversos investigadores asocian la organización por capas del aparato del pensamiento, no solo con distintas áreas y núcleos cerebrales, sino con las diversas capas de la corteza cerebral y fibras de asociación. No me interesa demasiado (lo que en absoluto quiere eso decir que no me interese) cuál es la anatomía cerebral de ese aparato, aunque es posible intuir su distribución (ver figura 1 del mensaje 5 de Homo ex machina) a partir de los trabajos de Karen Kaplan-Sloms y Mark Sloms en Alemania (Estudios clínicos en neuropsicoanálisis: Introducción a la neuropsicología profunda. Fondo de Cultura Económica. 2000), entre otros, sobre lo que cada vez más autores reportan avances en esa dirección.

La organización del aparato del pensamiento por capas lo teorizó por primera vez el neurólogo Sigmund Freud mientras investigaba sobre su estructura nerviosa, y a la luz de los hallazgos que hacía, uno tras otro, sobre la Histeria, durante el período que se ha dado en llamar "pre-psicoanalítico", es decir, cuando su trabajo de investigación fue más fecundo y directo.

El primer esquema de esa estructura por capas se encuentra en el llamado Manuscrito M, fechado en Viena el 25 de mayo de 1897 a propósito de la elaboración del concepto de Represión en la histeria:

Figura 1: Construcción del pensamiento por capas. Freud. manuscrito M

Este esquema explica cómo se forman las fantasías, es decir, un tipo determinado de pensamientos que construye la percepción de la realidad: "La formación de fantasías --dice Freud a propósito de este esquema-- acontece por combinación y desfiguración, análogamente a la descomposición de un cuerpo químico que se combina con otro... Así, un fragmento de la escena vista [estímulo externo] es reunido en la fantasía con otro de la escena oída [de esa escena actual o de otra recordada que de ahí en adelante suplantará a la escena realmente oída], mientras que el fragmento liberado entra en otra conexión. Con ello, el nexo originario se vuelve inhallable" De modo que los elementos finales que componen un pensamiento, en el ejemplo una fantasía histérica, pero es lo mismo para un pensamiento común, se obtienen por la mezcla activa y desfigurante de diversos recuerdos, vivencias y elementos que, en definitiva, se encuentra grabados en la memoria de muy diversas maneras. Esa combinación de partes y elementos diversos da como resultado un pensamiento, o mejor, un pensar común acabado.

Si hacemos caso omiso de que el ejemplo hace alusión al concepto de Represión más temprano en Freud, y nos quedamos con la organización que se representa en la figura 1, el pensamiento (masa amorfa hasta que no pasa por el registro de lo simbólico y del lenguaje aunque se trate de imágenes, emociones, olores, sabores o sensaciones tactiles) parece funcionar mediante cierta analogía con el sistema de almacenamiento de la memoria en un disco duro, donde cada elemento, aunque esté guardado en lugares diversos, corresponde a un mismo texto porque lleva ciertas marcas que lo identifican y lo unen al texto actual (la función de desfragmentación del disco duro tiene como objeto la de reagrupar en lugares próximos los clusters con el mismo distintivo identificatorio de un mismo texto que se guardó --cuando se hace clic sobre "Guardar"-- en cualquier cluster vacío aunque lejano del texto completo) Podemos utilizar para esto el concepto de cliché. En los pensamientos, en especial los que consideramos "patológicos", como la llamada "histeria" en los primitivos estudios, se toman para su formación elementos incluso ajenos al texto que se pretende manifestar, como en los sueños, y eso hace que muchos pensamientos, como la mayoría de los sueños, delirios y otras formaciones de pensamiento, sean incomprensibles: aparentemente, faltan o sobran elementos, pero en verdad se podría decir que se tomaron otros en su lugar "correspondiente".

Si comparamos el esquema de Freud con el esquema del artículo de Nature, que se adjunta como archivo en el mensaje 5 de Homo ex machina, la cosa no es, en absoluto, dispar sino, al contrario, ambos van en la misma línea.

A este primer esquema le siguió otro, mucho más interesante, pues este no explica más que de dónde procede el material, tan diverso, desde recuerdos, sensaciones de todos los sentidos, emociones, afectos, que conforman un pensamiento ordinario. Nos interesa saber, no tanto el origen, en qué lugar del cerebro concreto se generan los elementos que compone un pensamiento (aquí nuestra coincidencia con Antonio Damasio y los neurocientíficos es casi plena), sino cómo se organiza el material desde que es percibido como estímulo (sea un estímulo interno, como en los sueños o durante el esfuerzo intelectual para demostrar un complejísimo teorema matemático, o un estímulo externo, como en una conversación banal o en una discusión erudita o dialéctica.

Lo veremos en el siguiente mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 15, 2012, 7:34:35 PM8/15/12
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Pensamiento y Persona (2)
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Sigo en este hilo de verano introduciendo cosas que pienso que nos irán bien para ir desarrollando el programa que sigo aquí. Estoy con el punto crítico de comprender qué es eso de persona y personalidad, porque es ahí donde se encuentra la enfermedad, como rasgo de la personalidad, antes de ser sustraída del enfermo por el discurso médico. Añadir que si digo que el hilo Homo ex machina es mi preferido por ahora, es porque se le puede sacar todavía mucho rendimiento.

Decía en el mensaje anterior que el pensamiento, cada vez con mayor claridad, se piensa desde distintas disciplinas, como formado a partir de diversas capas lógicas o estratos, probablemente también anatómicas y funcionales en el cerebro. La formación del pensamiento es anterior a su percepción, de modo que insisto en la idea de que se ha formado de un modo "automático", independientemente de cualquier espíritu o principio inmaterial, pero que una vez ese pensamiento es atrapado por el lenguaje simbólico articulado, que es el nuestro, queda sometido a un régimen de normas y leyes distintos al funcionamiento de los principios que rigen la materia orgánica en el cerebro, y que ese principio es la Letra, condición misma del lenguaje y de la escritura. La Letra está en el fundamento del lenguaje antes de saber leer y escribir.

Freud hizo una primera aproximación a la estructuración por distintos registros al estudiar el pensamiento en unas condiciones supuestamente patológicas que se llamaban "histeria"; después ese mismo funcionamiento lo comprobó en situaciones no patológicas, como los sueños, los fenómenos psíquicos cotidianos y, por fin, en el mecanismo completo del pensar y del pensamiento. 

Descubrió cierta estructuración en la formación del pensamiento a partir de elementos tomados de diversos estratos sensitivos y perceptivos, y en un manuscrito, que eran notas que escribía como pensamientos, hizo un esquema a mano que he reproducido como "figura 1" en el primer mensaje de este hilo. No obstante, en una de las cartas a su amigo Fliess (otorrino de Berlín con quien se escribía varias veces al día y a quien se supone que utilizó como soporte transferencial de su análisis), la carta 52, fechada en Viena el 6 de diciembre de 1896, Freud se plantea la espinosa cuestión de que el pensamiento se inicia como percepción, se construye como inconsciente, pasa otros estadios previos a su consciencia y, finalmente, regresa a la consciencia. Freud ubica en este esquema la formación del pensamiento-percepción consciente mediante la suma de una nebulosa de sucesivas transcripciones hasta su forma definitiva como lenguaje, en un estrato que llamó Preconsciente, muy próximo a la Consciencia (Cs en el esquema) 

Este primer esquema lo representó así (las x del esquema son los estímulos nerviosos transcritos, que pasan, tras sucesivas "traducciones", de un estrato de pensamiento a otro, hasta su forma definitiva al alcanzar la Consciencia, asociándose, además, a recuerdos sensaciones y palabras asociadas a recuerdos. En el proceso de las sucesivas traducciones, operan las inhibiciones y los juicios morales, hasta alcanzar el último estrato definitivamente "deformada" o transcrita la percepción-estímulo inicial):

Figura 1: Esquema del funcionamiento del aparato psíquico según Freud. Viena, 6 diciembre 1896

El texto de la carta de Freud a su amigo Fliess, en el que se incluye este esquema, dice lo siguiente: 

"Tú sabes que trabajo con el supuesto de que nuestro mecanismo psíquico se ha generado por estratificación sucesiva, pues de tiempo en tiempo el material preexistente de huellas mnémicas [recuerdos] experimenta un reordenamiento según nuevos nexos, una retranscripción. Lo esencialmente nuevo no preexiste de manera simple. En su momento (afasia) he afirmado un reordenamiento semejante para las vías aferentes al cerebro. Yo no sé cuántas de esas transcripciones existen. Por lo menos tres, probablemente más.

He ilustrado todo esto en el esquema siguiente [figura 1] en el que se supone que las diversas transcripciones están separadas también según sus portadores neuronales (de una manera no necesariamente tópica) este supuesto quizás no es indispensable, pero es el más simple y puede admitírselo provisionalmente.

P son neuronas donde se generan las percepciones a que se anuda conciencia, pero que en sí no conservan huella alguna de lo acontecido. Es que conciencia y memoria se excluyen entre sí;

Ps (signos de percepción) es la primera inscripción [en unas versiones figura Niederschrift y en otras se refiere para el mismo concepto como Fixierung, de modo que aunque aquí he utilizado la traducción como Inscripción, no puede descartarse Transcripción; la cosa es posible resolverla de ambas maneras, puesto que se trata de la inscripción de una primera transcripción de una señal neurológica, proveniente de la corteza sensitiva, al primer proceso de transcripción de las señales a la lengua y a la consciencia, pero que no retiene memoria] de las percepciones, por completo insusceptible de consciencia y articulada según una asociación por simultaneidad;

Ic (Inconsciencia) es la segunda transcripción-transcripción [ver nota mía del párrafo superior], ordenada según otros nexos, tal vez causales. Las huellas Ic quizá correspondan a recuerdos de conceptos, de igual modo inasequibles a la consciencia;

Prc (preconsciencia) es la tercera retranscripción, ligada a la representación-palabra, correspondiente a nuestro yo oficial. Desde esta Prc, las investiduras devienen conscientes de acuerdo con ciertas reglas, y por cierto que esta consciencia-pensar secundaria es de efecto posterior en el orden del tiempo, probablemente anudada a la reanimación alucinatoria de representaciones-palabra, de suerte que las neuronas-conciencia serían también neuronas-percepción y en sí carecerían de memoria"

Esta es la descripción que hizo Freud del aparato psíquico, y apenas la modificó, porque, en verdad, no ha hecho falta. Quizás, la corrección habría que hacerla cuando habla de neuronas con funciones específicas, y nosotros hablaríamos de estados de redes neuronales y circuitos de facilitación o clichés.

Destacar que Freud jamás usó la palabra "subconsciente". En cualquier caso, quienes han utilizado y utilizan la palabra "subconsciente" para referirse al "inconsciente" en Freud, no se están refiriendo al "inconsciente" freudiano, que está estructurado de un modo complejo aunque deducible, sino a ese estado que Freud llamó "preconsciente", que es un estado que podríamos llamar de "memoria de trabajo y formación de lo simbólico mediante el lenguaje".

Sigo en otro mensaje.

JM Gasulla

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Aug 16, 2012, 7:41:17 AM8/16/12
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Pensamiento y Persona (3)
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A partir de aquí, el hilo conductor, hasta nuevo cambio, será Jean-Michel Vappereau. Tomo como referente su obra Nudo, traducida al español por Ediciones Kliné 2006. 

Decir que Jean-Michel Vappereau es un matemático francés, del que he hablado en numerosísimas ocasiones, cuya concepción de la ciencia es, sin la menor duda, quien mayor impulso ha dado a mi idea de introducir al sujeto en la clínica médica a través del rigor científico. Esta obra, Nudo, traducida del francés Noeud, fue publicada en 1997 como Fascículo de resultados nº 3. Lo que comento a continuación es la introducción que hizo el autor a los fascículos 2 (Estofa) y 3 (Nudo) Es la misma introducción.

Cuando Freud, en la carta 52 a Fliess, que he comentado en el mensaje anterior, hizo el primer esquema de organización del pensamiento según los diversos estados que pasa hasta alcanzar la consciencia, se planteó cómo, al final de cuentas, esa percepción que él colocaba al inicio del esquema (P), devenía consciencia (Cs

Su esquema era lineal y lo repitió, aunque mejorado, en el capítulo VII párrafo B, titulado "La regresión" de su obra "La interpretación de los sueños". Este grafo es también conocido como "el grafo del peine" y en realidad Freud intentó construir un esquema de tipo óptico, una especie de microscopio con lentes en su interior, utilizando la analogía como si el estímulo psíquico fuera un rayo de luz que atraviesa un sistema de lentes, y en cada una de esas lentes el rayo sufriera una transformación, hasta alcanzar la consciencia.

Figura 1: Schema del aparato psíquico en la Interpretación de los sueños, según Freud. (año 1900-1901)

En la figura 1 se muestra el "schema" de Freud. ¿Por qué utilizar la palabra hebrea "schema" y no la voz latina "esquema"? esta distinción la tomo de Vappereau, quien lo justifica para designar que las figuras que él construye, no solo tratan de representar una idea, sino que muestran también lo que se puede "escuchar" u "oír", con lo que sitúa sus "schemas" en la dirección de la Letra, esto es, que un "schema" es un aparato para ser leído, es una escritura, no un esquema cualquiera, como los que se le hace a alguien para indicarle una dirección, un bosquejo o garabato, incluso en el aire indicado mediante gestos de las manos. Un schema es, pues, un dispositivo para ser leído. Así que es importante ir aprendiendo a distinguir entre "grafo", "schema" y "esquema", que se utilizan con frecuencia, prestando atención a cómo están escritas estas dos últimas palabras

En el schema de Freud (figura 1), que es el resultado final de diversas operaciones que él describió en aquél capítulo de su obra, P significa Percepción y es donde llegan los estímulos al pensamiento, tanto estímulos internos como externos pero en cualquier caso estímulos de índole nerviosa, y pasa por diversas transcripciones mnémicas (Mn, Mn', ...) Hasta alcanzar el Icc (Inconsciente), que es el pensamiento ya construido por distintos "filtros" y adiciones a punto de pasar al Pcc (Preconsciente) ligado al lenguaje, para alcanzar el extremo motor (M) del aparato, esto es, la acción motora o la percepción consciente (Cs: no figura como tal en este schema, pero sí en otros y en el texto) del pensamiento así construido.

"Este es el problema inicial que tomaremos como punto de partida de la topología del sujeto" dice Vappereau cuando comenta que "... Freud da una nueva versión óptica de su esquema [esquema lineal de la figura 1 del mensaje 2], en la cual cada etapa de traducción es representada por una lente que produce una inversión [yo diría, una modificación] del objeto como en un anteojo... A lo largo de ese primer período [de elaboración del aparato del pensamiento], Freud establece el trabajo del [pensamiento] inconsciente en las tres grandes obras que son: La interpretación de los sueños, Psicopatología de la vida cotidiana y El chiste y su relación con lo inconsciente"

Efectivamente: en esas tres grandes obras está descrito el proceso de formación del pensamiento y las leyes que lo rigen en ese estado previo a alcanzar la consciencia, entre unos 150 y 300 mili segundos antes. Es un proceso rápido, por lo que hay que suponer que se trata de clichés facilitados en la red neuronal. Ocurre con eso que no nos enteramos de lo que pensamos ni qué ha influido en nuestro pensamiento antes de ser consciente, porque se trata de un proceso inconsciente del que solo tenemos noticia de su resultado final. Creemos que el pensamiento que tenemos en la consciencia lo hemos pensado en tanto yo me puedo identificar con mis pensamientos como producción propia, como voluntad o identidad consciente (alma o espíritu, dicen los creyentes) pero ya vemos que eso dista de ser tan cierto.

A propósito de la elaboración y de la transformación que va a hacer a continuación Vappereau, yo copié literalmente un comentario suyo que hizo en Barcelona el día 6 de septiembre de 2009 a propósito de los a priori espacio y tiempo que conforman nuestra percepción del mundo, sea científica u ordinaria, y que utilizó Kant en su Crítica de la razón pura (1781) para fundar las bases racionales de la ciencia. Dice mi transcripción de las palabras de Vappereau: "Las intuiciones a priori (espacio y tiempo) son insuficientes para nuestra construcción racional del mundo, porque utilizamos otras intuiciones sin las cuales nada podríamos comprender, como la deixis [Diccionario de terminología lingüística actual W. Abraham: "Expresiones que hacen referencia a la situación extralingüística"/ Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje Ducrot-Shaeffer: "En un contexto dado, una expresión se considera deíctica si su referente sólo puede ser determinado con relación a la identidad o a la situación de los interlocutores en el momento del habla"  Deícticos son los pronombres personales tu y yo, puesto que cuando yo hablo tú eres tú, y cuando tú hablas tú soy yo], las letras, los fonemas y los números, que intervienen de una manera capital, puesto que nada sería transmisible de no ser por la función de la Letra, por las letras y por los sonidos de la lengua y por la escritura o la concepción del número. Así pues, según Vappereau los a priori no kantianos de la razón pura son la deixis, la letra,  el fonema y los números.

Vappereau construye el schema utilizando marcas de puntos, como x, y segmentos de recta, e introduce una inversión, puesto que mientras que Freud nombra con letras (intuiciones primeras no kantianas) los puntos de arribada (P, Ps, cs, Cs), él nombrará de este modo los segmentos: 

Figura 2: Grafo lineal del aparato psíquico de Vappereau

Vappereau reemplaza los puntos por segmentos y los segmentos por puntos, y pliega el grafo (no es un schema, aquí y ahora es un grafo) de líneas (es posible por los principios de topología) Aclarar que Ps es Percepción-signo, que es lo que Freud llamó Mn (elementos mnésicos o de la memoria y de la crítica moral)

Figura 3: Plegado del grafo del aparato del pensamiento, según Vappereau

Lo que, una vez completado el plegado según la concepción que tenemos de cómo se forma el pensamiento, obtenemos lo que Vappereau llamó "esquema F"

Figura 4: Esquema F del aparato de formación del pensamiento, según Vapperau.

lo que se traducirá en el esquema R de Lacan o en el llamado "esquema L"

Figura 5: Schema L según las transformaciones topológicas de Vappereau del schema "del peine" de Freud.

Iremos comprendiendo estos esquemas progresivamente; de momento, vamos aprendiendo de un modo bastante intuitivo la dinámica de la construcción topológica de schemas y la arquitectura del pensamiento humano a partir de las distintas fases por las que transcurre hasta su formación definitiva.

Lo llamativo de este schema 5 es que, de acuerdo con la transformación que se muestra en la figura 4, el sistema Percepción-Consciencia se cierra, de modo que Percepción y Consciencia se igualan, se hacen idénticas, aunque interponiéndose entre ambas un espacio (lo real), que se abre y se cierra. Cuando el espacio está abierto, Percepción y Consciencia se separan y obtendremos el "schema R", pero cuando se cierra, Percepción y Consciencia se identifican y obtenemos el "schema L".

A este propósito, quizás convenga no olvidar que la preocupación del ser humano, que se manifiesta esporádicamente, pero que no se concluye nunca definitivamente, es el problema entre si lo que percibo es lo que es, o si mis sentidos, decimos (cuando en realidad deberíamos decir mis pensamientos), me engañan. Es todo nuestro afán: saber cuál es la verdad o la realidad, si esto que tengo en la consciencia existe realmente o es fruto de mis delirios o pensamientos y deseos.

Sigo en otros mensajes.

JM Gasulla

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Aug 17, 2012, 3:47:05 AM8/17/12
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Pensamiento y Persona (4)
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Tenemos dos versiones de cómo se forma el pensamiento. Una, que es una interpretación de datos procedentes de la investigación en neurociencias, y que tenemos muy bien resumido en el artículo de Angela D. Friederici que incluí en el mensaje 5 del hilo Homo ex machina.

La otra versión se resume en el Schema F de Vappereau, que se encuentra en la figura 4 del mensaje (3) de este hilo. 

Ambas versiones describen desde dos puntos de vista diferentes un mismo proceso: el proceso del pensamiento. La lectura común es que el pensamiento es causado por un estímulo, según la tradición del arco reflejo en neurología, que es el principio rector de los procesos del sistema nervioso (Georges Canguilhem escribió una interesantísima tesis sobre el arco reflejo en un libro titulado "La formation du concept de reflexe aux XVII et XVIII siècles". Vrin. París. 1977, que algún día tendré que comentar)

Decimos que los procesos del pensamiento pueden ser leídos según dos versiones distintas. Para poder decir eso, forzosamente hemos tenido que haber caído en la cuenta de que independientemente del significado concreto que queremos describir, /proceso del pensamiento/ es un significante y que, en consecuencia, puede significar una diversidad de cosas según diversos códigos interpretativos, o modos de codificar. Así que podemos distinguir el proceso real que queremos describir, y el proceso de descripción de eso real, que es un producto del pensamiento. Se trata ahí de ese a priori no kantiano que llamamos función de la Letra. ¿Pero qué es la función de la letra en el /proceso del pensamiento/? Pues precisamente que en eso real, que llamamos pensamiento, está ahí como algo presto a ser leído. Es lo mismo que ocurría con la muesca en un hueso para señalar un evento: antes de que nadie hiciera ninguna muesca con ningún fin, algo en el aparato psíquico del paleolítico era capaz de leer que sobre esa muesca había algo que se prestaba a ser leído y, posteriormente, a ser fonetizado. Esa es la función de la Letra: lo que siendo anterior al lenguaje, permite que un sonido, un gruñido o una articulación de gruñidos, o una muesca sobre un objeto, sean otra cosa. 

¿Qué relación tiene la función del a Letra con la personalidad, con la enfermedad y con lo que nos interesa en tanto médicos?

Voy a dar una serie de pasos: primero, trataremos de comprender cuál es la relación entre la función de la Letra y la persona, y utilizaré un análisis etimológico de la palabra "persona". A continuación, pasaremos brevemente sobre la concepción cristiana occidental de "persona" que se encuentra en Tertuliano, analizaremos la función de la Letra para designar a una persona mediante su nombre, y regresaremos a la función de la Letra sobre la enfermedad. Ese será el recorrido, que empezó en este hilo tras habernos propuesto comprender qué es el pensamiento, y lo hemos hecho previamente, desde una perspectiva neurocientífica, y después, desde la teoría del significante, su estructura topológica mediante un schema a continuación de un grafo.

JM Gasulla

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Aug 17, 2012, 6:25:53 AM8/17/12
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Pensamiento y Persona (5)
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Si uno busca el significado de /persona/, por ejemplo en el DRAE, encuentra, además de diversas definiciones, una descripción somera de su etimología: "del latín persona, máscara de actor, personaje teatral, este del etrusco phersu, y este del griego prósopon.

En la necrópolis etrusca de Tarquinia (Necrópolis de Monterozzi) hay alrededor de 3.000 hipogeos excavados en forma de habitación rectangular donde se depositaban los cadáveres de sus propietarios, habitualmente colocados sobre unas mesas de mármol a ambos lados. Estas tumbas se encontraban decoradas con diversos motivos, que probablemente hacían alusión a las características más notables de las personas allí enterradas. Sin embargo, era bastante frecuente que en la pared del fondo hubiera pintada una puerta que figuraba ser la puerta al inframundo y al Hades; puerta que se abria en ambos sentidos, tanto para llevarse el alma del difunto como para que éste regresara al mundo de los vivos. Esta solía ser la significación de la puerta pintada.

En la llamada "tumba de los Auguri" hay pintadas diversas escenas que se relacionan con lo que se considera los precursores de las luchas de gladiadores, que eran una especie de juegos que se celebraban como rito fúnebre. Habían danzas, juegos, luchas y ejecuciones de condenados. 

Figura 1: La tumba de los Auguri. Necrópolis de Monterozzi. Tarquinia. año 530 a.d.C.

En la figura 1 tenemos una imagen general de la tumba o hipogeo de los Auguri. En la pared del fondo, se encuentra pintada la puerta que da paso al inframundo; sobre la pared de la izquierda se representan escenas de danza, con una imagen de un bailarín que porta una máscara junto al ángulo de ambas paredes: se trata de Phersu danzando.



 En la pared de la derecha, se representan otras tres escenas. 

Figura 2: Pared de la derecha. Tres escenas

La escena más próxima a la pared del fondo, muestra a unos hombres que probablemente son jueces-sacerdotes, acompañados de sus esclavos, representados de menor tamaño; le sigue una escena de lucha entre dos combatientes, que es arbitrada por uno de los jueces portador de un objeto en forma de vara curvada, y sigue una nueva representación de Phersu en una actitud diferente a la del danzarín de la pared de enfrente. 

Figura 3: Phersu como verdugo.

De nuevo un hombre portando la máscara de color rojo que representa a Phersu, pero en esta ocasión no baila sino que se le pinta en actitud de manejar las riendas que atan a un hombre, cuya cabeza se encuentra tapada por un saco y portador a su vez de un garrote dentado con el que intenta defenderse de los ataques y mordeduras de un perro furioso que le desgarra la carne, también atado a las riendas de Phersu.

Tenemos juntas dos versiones del mismo personaje. En una, el portador de la máscara Phersu, danza; en la otra, el portador de la máscara es un verdugo.

¿Phersu es el nombre de la máscara o del personaje que la porta? ¿Y por qué el mismo personaje en dos actitudes tan opuestas, la una celebrando la vida o el renacer, y la otra conduciendo a la muerte? El teatro latino incorporará la máscara para representar a los personajes de las obras de teatro, en principio para modular la voz del actor, pero también para encarnar a un personaje al que el actor le da o le presta su cuerpo y su voz, pero con el que no se confunde ni se identifica. ¿De dónde viene ese nombre de Phersu para una máscara, que derivará en "personaje" y en "persona"?; es decir, ¿qué tipo de transformación se produce para que un nombre propio se transforme en un nombre común y, además, represente cosas tan opuestas como el renacer y la muerte, ambas siendo a la vez dos y una misma?

Plasmo aquí el análisis etimológico que llevó a cabo Guy-Robert St.-Arnaud  en un artículo de 1994 que tituló "De persona à la Lettre" y que se encuentra en la obra colectiva "Lu" editada por Topologie En Extension. París. 1998.

Hay dos hipótesis que dan cuenta de la evolución semántica de "persona", conciliando simultáneamente elementos arqueológicos y filosóficos. La primera hipótesis es que en latín persona deriva de la palabra etrusca Phersu, que era la máscara con la que los participantes en las fiestas de los seguidores de la diosa griega Perséfone (Proserpina romana) conmemoraban el mito de su rapto y liberación. El nombre de la diosa designaría la máscara que la representaba en las fiestas conmemorativas.

La segunda hipótesis afirma que en la raíz del término se encuentra una forma adjetivada como /"larva" persona/, equivalente a /"máscara" phersoniana/ o "la máscara de Perséfona", es decir, la máscara de Perséfone representada por su personaje llamado Phersu. El sustantivo "larva" , que designaría propiamente al objeto "máscara", habría caído, mientras que el adjetivo persona, utilizado sustantivamente, habría reemplazado a "larva-máscara". 

Es preciso señalar que según el mito más extendido sobre Perséfone, diosa de la primavera, pero también, de acuerdo con la traducción más común, "la que lleva la muerte" o "diosa de los muertos", Perséfone encarna a la vez el reino de los muertos y la resurrección de la primavera, una vez es liberada de su cautiverio en el Hades. La noción de "larva" representa ese renacer y transformación. De ahí la hipótesis de que originariamente la máscara se denominaba "larva" y representaba a la diosa o, mejor, a su mensajero o personaje. Un mismo personaje representa dos aspectos opuestos pero presentes simultáneamente, en la idea de la que es portadora la diosa.

Encontramos ahí que la evolución semántica se lleva a cabo mediante el pasaje de un nombre propio (Perséfone --> Phersu) a un nombre común (persona, personaje). Ese pasaje se encuentra necesariamente ligado al funcionamiento de la Letra, tal como lo hemos descrito en este foro (ver hilo "Los errores de Damasio"), de modo que el mismo significante, o nombre, Phersu en este ejemplo, escribe al menos dos significados u objetos distintos, de acuerdo con esa operación que Allouche describió como transliteración. En la misma tumba están representadas las dos acepciones de Phersu: la del renacer a la vida, en la pared del lado izquierdo más próxima a la puerta pintada que representa la entrada al Hades, en la que Phersu danza en un estallido de primavera (vegetación, flores y aves, que poseen un significado muy definido en la mitología funeraria etrusca), y la de la muerte, representada en el extremo más alejado de la puerta del Hades en la pared derecha, como un Phersu que conduce al personaje que lucha a muerte contra un perro. En cualquier caso, siempre es el mismo mensajero de la diosa que encarna sus dos cualidades o atributos principales.

St-Arnaud describió a continuación los tres tiempos de la formación de la escritura, tal como hemos descrito en el mensaje (6) y en el mensaje (8) del hilo "Los errores de Damasio"

Resumo: 

Primer tiempo: lectura del signo o de la marca, Phersu lee las dos inscripciones en la tumba de los Auguri: la máscara utilizada por el danzarín en las fiestas de Perséfone, representando el renacimiento, es utilizada también por quien conduce a la muerte en las ejecuciones funerarias.

Segundo tiempo: escritura mediante marcas. Los trazos del personaje que lleva la máscara cuando actúa como Phersu no solamente vienen a escribir el calificativo (phersuniano o phersunianas) atribuido a las máscaras que se utilizaban en las fiestas de Perséfone, sino también la relación con esa diosa. Efectivamente: la máscara ponía en relación el nombre propio de Perséfona con el del mensajero Phersu, puesto que éste último portaba su máscara. En este tiempo Phersu no designa la palabra "máscara", sino que el nombre de la máscara es "larva". La asociación de Phersu con la representación teatral es un momento bisagra de la eficacia de ese pasaje del nombre propio al nombre común, puesto que los actores son asimilados al sustantivo "máscara" y al del nombre de su máscara.

Tercer tiempo: la expresión de la transliteración. Allouche presenta ese cambio de objeto como siendo un rebús de transferencia fundado en la homofonía e implica necesariamente una transliteración. Este tercer tiempo es constitutivo de la puesta en continuidad del trazo del signo con las marcas que recortan una escritura alfabética: Phersu (literal) es el personaje que está representado por la máscara que porta el actor (rebús)

Estas tres operaciones, que en el ejemplo asocian Phersu con un nombre propio y después con un nombre común, permiten articular el desarrollo etimológico con la función de la Letra, poniendo en correspondencia el concepto de "persona" con la transliteración.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 20, 2012, 7:27:55 AM8/20/12
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Pensamiento y Persona (6)
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En el mensaje anterior no me quedó claro, con esa claridad del entendimiento en la que no cabe duda, la serie de pasos que dio Guy-Robert St.-Arnaud en torno a la etimología de "persona". Indago sobre ello.

Ahora veremos los antecedentes que nos introducirán en Phersu-Persona. Empezamos por los mitos. En la mitología griega, antes de los dioses están los Titanes. Los Titanes Cronos y Rea tuvieron seis hijos, tres hijos: Hades, el mayor, Poseidón y Zeus, el menor de todos, y tres hijas: Deméter, Hestia y Hera. Me centro en Deméter y tomo como referencia a Robert Graves. Los mitos griegos. Tomo 1. Alianza Editorial. 1985.

Deméter, diosa de la Tierra y de la fertilidad, diosa griega de la agricultura confundida posteriormente con la romana Ceres, Gea o Rea, seducida por diversos dioses, además de su relación con Poseidón, tuvo una hija con su hermano menor Zeus. La hija de ambos fue Kore-Perséfone-Hécate, los tres nombres que recibe Perséfone según su estado o estación del año (los griegos sólo distinguían tres estaciones) Kore es llamada también "la doncella" y es a la vez madre (Deméter) e hija (Kore) en una sola persona, solo que Kore representa la juventud de Deméter. 

Según la mitología griega, Hades, dios del inframundo y del mundo de los muertos, pidió permiso a su hermano Zeus para casarse con Kore, pero Zeus, incapaz de darle una negativa a su hermano y temiendo por el enfado de Deméter, dio una respuesta ambigua que Hades aprovechó para raptar a Kore y llevarla con él al mundo de los muertos. Deméter, al enterarse de la desaparición de su hija, se lanzó a buscarla por el mundo y maldijo la tierra de modo que no diera frutos hasta que su hija fuera hallada de nuevo. Deméter visitó una diversidad de lugares del mundo helénico, desde Libia hasta Pisa, desde Sicilia hasta la Ática Oriental, pero fue en el reino de Eleusis donde fue informada del rapto de Kore por Triptólemo, hijo del rey Céleo. Deméter, en agradecimiento, más tarde le dió a Triptólemo las semillas de trigo y le enseñó a cultivar la tierra.

Figura 1: Bajorrelieve en mármol utilizado en el culto representando (a la izquierda) a Deméter entregándole las semillas del trigo a Triptólemo (en el centro), protegido por la mano de Perséfone (derecha) sobre la cabeza del niño

Al llegar a Eleusis, Deméter se disfrazó de anciana, y para aliviar su pesar, Yambe la criada coja del rey Céleo, la hizo reír contando obscenidades (en las fiestas de Perséfone y en los ritos eleúsicos, se cuentan y practican obscenidades en conmemoración), mientras que Baubo (algunos la confunden con la propia Deméter) le ofreció una bebida a la diosa para consolarla (agua de cebada y centeno con miel, que al contener el hongo "cornezuelo", contenía  ácido lisérgico e inducía ciertos estados alucinatorios), que esta rehusó; entonces, Baubo gimió como si estuviera de parto y sacó de sus faldas a Yaco, hijo de Deméter. Esta acción animó a la diosa y los eleusinos, desde entonces, celebraron los llamados "Misterios Eleusinos" en honor a la diosa. Baubo es también confundida con Yambe, en ocasiones con la propia Deméter y es tomada como la Górgona, y se la representa como la Vulva Mítica, anterior y de mayor importancia que Falo Mítico del dios Príapo. Mientras Príapo exhibe un descomunal falo, Baubo se representa como una mujer montada sobre un cerdo o un jabalí, con las piernas abiertas mostrando la vulva y burlándose de quien la mira. Algún día tendremos que hablar de esta Vulva Mítica de Baubo y sus vicisitudes, que fue desplazada por el Falo Mítico de Príapo.

Figura 2: Representación de Baubo subida a un cerdo o jabalí

Figura 3: Representación egipcia de Baubo


Volviendo al rapto de Kore, los hombres se quejaron a Zeus porque pasaban hambre como consecuencia del castigo impuesto a la tierra por Deméter, y Zeus imploró a su hermana para que levantara la maldición. Deméter se enteró del rapto de la doncella por parte de Hades, y pidió a Zeus que ordenara a Hades su liberación. Zeus envió Hermes como mediador ante Hades, quien aceptó a liberarla. Zeus puso como condición de la liberación que Kore no tomara ninguna comida de los muertos, pero Hades le hizo comer 4 o 6 semillas de granada, con lo que la liberada Perséfone se vio obligada a regresar al mundo de los muertos cada 4 o 6 meses (un mes por semilla), dejando de nuevo la tierra estéril durante los meses de invierno. Otra versión del mito dice que Kore-Perséfone se encontraba a gusto con Hades y comió voluntariamente las semillas para regresar junto a él.

Los tres nombres de Perséfone significan, respectivamente, a una diosa de una tríada: joven o doncella (Kore: la semilla antes de germinar), fértil o Ninfa (Perséfone: la semilla germinada) y Vieja y estéril (Hécate: la siembra recogida y guardada) Pero Perséfone, etimológicamente es un nombre compuesto: phero (fora, portadora) y ephapto (destrucción): "la que trae la destrucción". Es, pues, tanto la diosa que trae la vida como, a la vez, la reina de los muertos, la que conduce a la muerte. Incluso se temía pronunciar su nombre y se la nombraba por Hécate, que simbolizaba la cosecha ya recogida y guardada. Perséfone, antes de ser una diosa griega, fue una diosa etíope o libia, pero también Perséfone comiendo la granada representa a Sheol, la Diosa del Infierno.

En las fiestas en honor a Perséfone, la presencia de la diosa se realizaba por medio de su mensajero Phersu. Este mensajero encarnaba propiedades de la diosa merced a colocarse una "larva" (fantasma, espectro o máscara) en la cara. El origen latino de persona es una sustantivación de un nombre propio Phersu, que sustituye a "larva", de modo que al final, el nombre del personaje desplaza el nombre del objeto que lo representa: Larva es sustituida por Phersu, y este es sustituido por Persona.

Persona es, pues, según ese proceso etimológico, la sustitución de la representación de un espectro. Podría entenderse que de ahí en adelante "persona" es el "espectro", o personaje, del humano que lo sostiene, de modo que la personalidad sería también un avatar individual y personal. 

El paso de Persona a ser confundido con el Ser, es un paso dado por la filosofía cristiana, en especial dado por Tertuliano y cimentado por San Agustín, al estudiar la naturaleza de Dios: Uno, Trino y Personal.

A partir de la consideración de las Tres Personas en la naturaleza de Dios, el concepto de "persona" deja de ser "personaje" o "máscara" y se identifica con "cosa". Una persona es una cosa, de modo que pierde su condición espectral o de personaje representado por un actor, para poseer una identidad propia. Precisamente Tertuliano, probablemente abogado, estableció el estatuto jurídico de "persona" como una identidad única. "Persona", desde entonces, ya no representa de modo espectral a otro ser, sino que representa a uno mismo, a un Yo identificado.

Pero la naturaleza de persona y de identidad la vamos a encontrar quizás mejor desarrollada en el siguiente mensaje al hablar del Nombre propio.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 23, 2012, 6:42:08 AM8/23/12
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Pensamiento y Persona (7)
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Hasta ahora, he hablado en este hilo de un schema (Schema del "peine" en Freud, schema F en Vappereau) del aparato de pensar que pone en relación la Percepción y la Consciencia con el hecho de hablar, puesto que en lo que Freud considera el preconsciente, algunos neurofisiólogos consideran el punto de abrochamiento entre el lenguaje como sistema acabado y el pensamiento proveniente, en su formación, de diversas áreas del cerebro conectadas entre si en forma de red que, además, permite describir esa red como un sistema de relaciones de feed-back, retroalimentación o retrorregulación.

Después, hice una excursión hacia el origen del concepto de persona, y puse como dos momentos singulares, por un lado, la etimología del concepto en el Phersu etrusco, procedente de las celebraciones en las fiestas dedicadas a la diosa Perséfone, mediante una transformación en diversos pasos de la asimilación del término "larva" (espectro, con el que se designaba la máscara o "careta") a "persona" ("máscara") y, por otro lado, el desarrollado por la tradición cristiana del término "persona", que pasa de significar una máscara a significar una cosa, tal como hizo Tertuliano, otorgando la categoría de persona-cosa a los componentes de la Trinidad Divina. Esta Persona Divina, concebida por Tertuliano, alcanzaría la propiedad de "cosa" ("res") y, a la vez, el mismo autor, que era jurista, denominaba "persona" al sujeto jurídico por identidad con la persona divina.

Una vez establecido el tránsito del concepto de persona, mediante sucesivos pasos en momentos históricos concretos, llegamos al momento actual en el que subsumimos una diversidad de usos lingüísticos (significados) al significante /persona/, aunque es común referirse a persona como un ente individual, histórico, jurídico, ético y moral. 

El punto culminante en la concepción de "persona" es el nombre propio, aquello que nombra a la "persona" que, en consecuencia, va a adquirir el estatuto de un significante /persona/. ¿Qué es el nombre propio? Desde luego, el nombre propio es un significante, o materia significante, que en tanto tal se presta a portar un significado y en este caso, es un significante que se utiliza como lo que nombra a una /persona/, subsumiendo bajo ese concepto una entidad bajo su dimensión individual, histórica, jurídica, ética y moral, a la que también se atribuye derechos, deberes y dignidad. El nombre propio nombra, pues, a un ente complejo, pero alrededor de los años 40 del siglo XX, se desató una polémica en torno a qué es, o qué clase de nombre, es el nombre propio, porque su finción pricipal dista de ser tan clara.

La cosa no es banal, puesto que, por una parte, cuando se propone la lógica como un sistema de cálculo sobre la verdad de las proposiciones que se dicen de las cosas y de las relaciones que existen entre estas, la cuestión del nombre propio se muestra con toda su fuerza. Desde mi punto de vista, y no he visto en esto a ningún autor que haya hecho hincapié, es que mientras que en lógica se calcula sobre las relaciones que existen entre el sujeto del cálculo y las relaciones que las cosas mantienen entre si, desde la perspectiva del sujeto del cálculo, insisto en ello, cuando lo que interviene en el cálculo o en el establecimiento de relaciones lógicas entre entidades no son cosas inertes, sino que son personas representadas por sus nombres propios, la cosa cambia porque es preciso tener un concepto muy claro sobre qué es el nombre propio y en qué se diferencia de un nombre común. Bajo mi punto de vista, no se mantienen las mismas relaciones entre los nombres de las cosas y los nombres de personas, aunque puedan ser tomados en el cálculo como nombres de cosas.

Decía que a principios del siglo XX se desató la cuestión, justo como consecuencia de la revisión en profundidad de todos aquellos conceptos que fueron sometidos a la crítica de los lógicos y matemáticos, en la fundamentación de la nueva racionalidad que se desarrolló a partir de la revisión de conceptos que no se habían fundamentado bien en la ciencia llamémosla clásica, como sujeto, objeto, número, aritmética, principios de la lógica, y otros, cuyos precursores fueron, entre otros, Frege, Russell, Wittgenstein, Popper, etc.

Pues bien: fue en la mentalidad del lógico y matemático Bertrand Russell en "The Monist: The Philosophy of Logical Atomism". London. 1918, quien definió literalmente (pp.: 523-525) "Proper Names = words for particular" (Nombre propio = palabras para designar lo particular) Bertrand Russell es un autor de prestigio, que revisó las bases y fundamentos de la matemática moderna, y se encontró con la necesidad de definir qué es un Nombre Propio. La cosa pasó a "mayores" cuando hizo equivaler un nombre propio, como por ejemplo Sócrates, a un nombre común, puesto que, aducía, ya no se habla de Sócrates como el nombre que nombra a un ente individual, sino que se nombra en cuanto es referido por alguna de sus cualidades o consideraciones filosóficas comunes. 

Evidentemente, esta definición no pasó desapercibida para los lingüistas, quienes pusieron el grito en el cielo y el pie en guerra. El autor que más luz arrojó sobre la cuestión fue un lingüista inglés estudioso de los jeroglíficos egipcios y lenguas primitivas, Alan H. Gardiner, quien publicó en 1940 un librito que tituló "The Theory of Proper Names: A controversial Essay" Oxford Univ. Press. 1940. Lamentablemente, el ejemplar que tengo está conservado en esa especie de veneno que utilizan los libreros de viejo para conservar libros, y en cada ocasión que lo abro y lo manejo sufro irritación de garganta, dificultad al respirar e irritación ocular, de modo que más que transcribir directamente el libro, opero sobre mis notas  de trabajo tomadas de una sola vez para evitar volver a abrirlo ni aún después de haberlo ventilado. 

Un nombre propio no es en absoluto equivalente al nombre de un punto determinado sobre un sistema de coordenadas cartesianas, viene a decir Gardiner; el nombre de Sócrates no es equivalente al punto (3x, 2y, 5z) Es diferente y no puede reducirse a eso porque lo que designa, aunque pueda fraccionarse en propiedades concretas, cada una designada con un nombre común, no son más que aspectos de lo designado, no lo designado en su totalidad, como hace el nombre propio Sócrates. Pero ¿en qué estriba la diferencia? Pues básicamente en que al transcribirlo a otro lenguaje se ha de transliterar: no puede traducirse. El nombre propio de un punto descrito por sus coordenadas puede ser transcrito a otro sistema de coordenadas diferente, esto es, admite traducción, por eso es un nombre común, mientras que el nombre propio no se traduce, sino que se translitera y lo que se conserva no es su concepto o propiedad, sino su fonética. En definitiva, el nombre propio posee esta única cualidad que lo diferencia del nombre común: que no se puede transcribir (traducir), sino que sólo se puede transliterar.

Yo puse como ejemplo el de la dificultad de escribir mi apellido en francés, pero otro ejemplo quizás lo aclare mejor. El médico de cabecera de mi familia se llamaba Roberto Lechuga. Aunque se trate también del nombre de una hortaliza, con el que se podría fácilmente confundir, y por ahí se diría que es un nombre común, cuando  ese nombre deba ser escrito en otro idioma no se traduce, de modo que ese nombre no se transcribe, sino que se ha de transliterar. Lechuga se ha de escribir en cualquier idioma de un modo fonemático en el idioma que sea: no se puede transcribir, o traducir, como el concepto de la hortaliza que representa "lettuce" en inglés, o "laitue" en francés: el nombre propio no se transcribe, no se traduce, no es el nombre de un concepto, como habíamos aprendido de Saussure en el mensaje 7 del hilo "Los errores de Damasio", sino que se translitera, letra a letra, porque no es un concepto traducible, lo que, según hemos visto en Allouche, nos llevaría a la función del rebús como función principal de la Letra. Este es el punto crucial. Entonces ¿qué es el nombre propio si no es un concepto? Pues es no es más que un conjunto fónico que designa una cosa única; esto es, el nombre propio queda reducido a un conjunto fónico, no es más que un conjunto de sonidos sin ningún significado, que designa, no a una cosa, sino a una persona. El nombre propio es una clase de nombre distinta al nombre común, por cuanto no designa un objeto, ni una acción verbal, ni un complemento gramatical que pueda ser transcrito a otra lengua.

De modo que encontramos de nuevo esa función de la Letra de la que vengo hablando en este hilo, formando parte de las condiciones más básicas de la función del nombre propio: nombrar mediante un sonido sin significar nada, ser significante fónico o sonoro puro. Esta función es anterior al aprendizaje de la escritura de cualquier lengua y es inherente al hecho de hablar, porque en tanto función consiste en hacer equivalentes una cosa a otra borrando la primera, como veíamos en los primeros mensajes de este hilo con la historia de la escritura cuneiforme: el sonido, la fonetización de la escritura, borra el objeto primero que sirvió de soporte y referencia al sonido para significar algo. Nos encontramos, pues, con el símbolo y el significante en estado puros.

Puesto que la naturaleza intrínseca del nombre propio es no significar nada, sino que en sí queda reducido a un conjunto fónico o gráfico, se presta a identificar cualquier objeto innominado. Por ejemplo: el nombre de Adán se diferencia de los nombres de los animales que él va nombrando en el Génesis, en que mientras que esos nombres designan categorías de cosas (animales), el nombre de Adán no designa ninguna categoría: cualquiera, independientemente de que esté asignado a una clase de objetos, puede portar el conjunto fónico Adán para designarse o ser designado. No designa a la clase de los hombres, como podría ser el significante /perro/ que designa una clase de objetos y los diferencia de otra clase de objetos /gato/. Adán no designa a una clase de objetos, sino a una persona, a una clase única.

En el siguiente mensaje intentaré explicar de qué modo el nombre propio da pie a la identidad del sujeto, en sustitución de persona, y de qué modo yo entiendo que la enfermedad humana está ligada a estas funciones del lenguaje, que ha sido mi propósito final en este hilo de exposición. 

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 24, 2012, 6:40:13 AM8/24/12
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Pensamiento y Persona (8)
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Decía en el mensaje anterior, que mientras que el nombre común designa a cada miembro o grupo de miembros, de una clase determinada (el significante /perro/ designa a cada uno de los miembros que pertenece a la clase conceptual de "perro", que se distingue de /gato/ no porque uno haga guau y el otro miau, sino porque sus nombres se oponen fonéticamente: la serie de sonidos /perro/ se opone a la serie de sonidos /gato/ independientemente del animal designado) el nombre propio no designa a ninguna clase, sino a un individuo. Pedro, Juan, Antonio, no designa a la clase de los Antonio, Pedro o Juan, sino que designa a individuos particulares. Pero ya veíamos en el mensaje anterior que eso podía valer tanto para designar a un ser humano concreto (Sócrates) como a un punto determinado en unas coordenadas cartesianas. Podríamos decir, al estilo que sugirió Russell, que el punto cuyas coordenadas cartesianas son  (ax, by, cz) se llama Juan. 

No obstante, el punto de vista del lógico entraba en conflicto con el punto de vista del lingüista, para quien en absoluto llamar Juan a un punto o llamar Juan a una persona, eran para nada equivalentes. ¿Qué ocurre, pues, con el nombre propio? Cada cual pensará lo suyo, pero yo estoy en que el nombre propio designa, o nombra, a una persona. Pero no me contento con eso.

Cuando he hablado de persona lo he hecho bajo su vertiente etimológica, jurídica, lingüística, etc. Pero creo que hay que avanzar un poco más. El nombre propio nombra a una cosa compleja, pero que es una totalidad aunque se pueda concebir constituida por partes. En cualquier caso, lo que nombra el nombre propio es una totalidad imposible de decir. No se puede decir en qué consiste la totalidad que nombra un nombre propio: es imposible. Así pues, el nombre propio, que otorgaría identidad única a su portador, en realidad no identifica apenas nada: lo que nombra el nombre propio es una cosa, no a una persona, aunque tras el nombre propio se puede decir que hay una persona.

Ese es un drama humano: no se puede nombrar a sí mismo. Ningún nombre, ni común ni propio, dirá quién, o qué es, uno. Nombra una cosa, pero tras el nombre no hay una clase, como ocurre con el nombre común. Mi nombre no dice nada de mí. Absolutamente nada, mientras que /perro/ o /gato/, /caballo/, /árbol/, dice un ser de las cosas, por oposición simple: un /gato/ no es un /árbol/. En cambio, Antonio no dice absolutamente nada de quien es nombrado: para que signifique algo, uno, Antonio, se ha de significar: Yo soy Antonio. El Yo se identifica al nombre pero es necesario más, porque el nombre /Antonio/ no dice absolutamente nada del Yo de Antonio. 

Sin embargo, en el momento en que la persona dice "Yo soy Antonio", hay una función que se descubre en el acto de nombrar: y es que hay un sujeto, es decir, algo más que una persona o personaje (que cumplía las funciones de máscara, personaje o cosa jurídica), porque el sujeto no es únicamente el nombre de una entidad individual, física o corporal, jurídica, moral, etc., sino que el sujeto es aquél que se pronuncia como Yo, y se nombra. Es una función "psíquica" del lenguaje. Yo es un sujeto que cumple unas funciones determinadas en la oración y en el discurso, es quien se responsabiliza o quien se declara el autor de lo que se diga a continuación, a partir de una posición "subjetiva", mientras que Antonio es el nombre con el que se va a representar ese sujeto en un discurso particular. Y el discurso empieza nombrando al sujeto, y no a la persona: Yo me llamo Antonio.

El sujeto, pues, se identifica al nombre en el discurso. ¿Y qué tiene eso que ver con la enfermedad?

La enfermedad, antes de ser otra cosa, es lo que un sujeto dice, lo que está en el discurso de un sujeto, ocasionalmente referido a un malestar sentido en su cuerpo. Lo que consideramos enfermedad, antes de ser cualquier cosa, es un dicho en el discurso de un sujeto. Ese dicho se refiere, por lo general, a la persona de uno; es sentido y dicho sobre la persona, es decir, sobre un ente físico o corporal, jurídico, moral, etc. Es merced a la función de la Letra que el sujeto se nombra y dice sobre sí. Pero también por medio de la función de la Letra, eso que dice sobre sí deja de ser un dicho y pasa a ser otra cosa nombrada, deja de ser lo que se ha dicho y es la cosa nombrada. Se trata de la función de la Letra operando en sentido inverso.

Lo seguiré desarrollando un poco más.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 26, 2012, 8:25:29 AM8/26/12
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Pensamiento y Persona (9)
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En el mensaje (8) de esta serie, dábamos cuenta de un conflicto entre lógica y lengua, precisamente a raíz del nombre propio. Mientras que el lógico reducía el nombre propio a un nombre común para las cosas particulares (Russell, quien se vio forzado a dar este paso cuando formuló la distinción entre clases -lógica- y conjuntos -matemáticas-), el lingüista lo reducía a un conjunto fónico que sólo admitía la transliteración, pero no la transcripción; asimismo, para el lingüista se trata, de últimas, del nombre que ocupa el lugar del sujeto en la oración, pero referido a una persona. 

Esta cuestión de poder distinguir un nombre común de un nombre propio en la oración cumpliendo funciones de sujeto es relevante, porque el nombre que hace las funciones de sujeto en una oración puede ser un nombre común (ejemplo: en la oración "el perro muerde", /perro/ cumple función de sujeto y es un nombre común, y puede ser sustituido sin variación gramatical por "Antonio muerde", y /Antonio/ puede ser también el nombre de un perro), de modo que tampoco la función de sujeto en la oración permite distinguir un nombre propio de un nombre común. Pero ya habíamos visto que mientras que el nombre común designa una clase, o es el nombre de una clase, el nombre propio no designa nada. El nombre de Antonio es arbitrario y lo puede llevar cualquiera porque carece de extensión y de intensión. No hay notas que puedan darse como atributos de Antonio, porque hay muchas personas, incluso animales, diferentes que portan el mismo nombre y no tienen en común más que el nombre.

Pero si bien el nombre propio es un nombre que no designa ninguna cosa u objeto, que es un nombre que está "libre" o a disposición para ser aplicado y nombrar a cualquier innominado, por lo común le atribuimos la facultad de designar a un yo personal o, en cualquier caso, la asociación entre un nombre propio (que lo distinguimos escribiéndolo en mayúscula) y un ser personal es una asociación de tipo psíquico, pues nos causa asombro y extrañeza cuando oímos llamar a un perro Antonio. Hay nombres de personas y nombres de animales, pero no es una distinción que podamos estudiar desde una lógica de clases o desde una teoría conjuntista o analizar y calcular desde un álgebra de Boole. Es una distinción de uso. Usamos ciertos nombres para designar personas y ciertos nombres para designar animales, y no podemos ir más allá de esta designación mediante tipos distintos de nombres propios. 

Esta discusión no es baladí. Las mentes más brillantes de la ciencia se ha devanado para poder distinguir entre, por ejemplo, el nombre de Bobi, si es de un perro o es de una persona, y qué tipo de criterio impone una distinción semejante. Mi postura personal ante el problema es que no hay nada en el nombre propio, más allá de su transliteración, es decir, su fonetización, y su imposibilidad de transcripción, que permita distinguir entre el nombre de una persona o de un objeto con nombre propio, sea animado (un perro) o inanimado (la Galaxia Andrómeda), salvo una cuestión de uso, esto es, social. Sin tener en cuenta el uso social de los nombres propios, es, bajo mi punto de vista, imposible distinguir si se trata de una persona o de un objeto. Pero, entonces, puede insistir alguien ¿cómo se distingue socialmente entre una clase de nombres propios --utilizados para designar personas-- y otra --utilizados para designar objetos--? Para mí, no hay más que la costumbre.

De acuerdo con este análisis, el rasgo más importante, el que conviene retener después de tanta disquisición, es que nos encontramos ante una función que está en la lengua en uso, y que tomado el nombre en sí, no es más que un elemento significante más, totalmente arbitrario (esta es la característica principal: la arbitrariedad del nombre, sea común o propio) cuyo valor es un valor de uso que le proporciona un significado y un sentido. Pero el significante, antes de convertirse en signo cuando se le adjudica un significado (nombre común utilizado en lógica) o un sentido (nombre común o propio utilizado en lingüística), es un elemento arbitrario que posee unas leyes propias de composición interna.

Las leyes que componen y otorgan existencia a un significante están en el uso de una lengua, en el habla, no en la materia ni en el cerebro: no son leyes de la física o de la química ni leyes de las neurociencias. Son leyes que se rigen por principios combinatorios, generadas por la introducción de un elemento simbólico, tal como mostré en los dos primeros mensajes del hilo de este foro "¿Qué es una ley?". Antes de la introducción de un elemento simbólico en una serie al azar, no hay ninguna ley: hay lo Real, es decir, la cosa en sí "a su aire". Es en el momento en el que se introduce un elemento simbólico en una serie (sean tiradas de monedas al aire, combinaciones de sonidos que acabarán formando palabras, sean nombres que distinguen entre clases, formas y propiedades, etc.), también arbitrario, que la cosa muestra un orden, estar ordenada, y el orden lo introduce un criterio organizador arbitrario o intencionado. En el ejemplo que utilicé en aquél hilo fue el agrupamiento por tripletas de las tiradas al azar (cara o cruz, + o -) A cada tipo de tripleta se le asignaba un nombre, y la sucesión de tripletas y agrupamientos arbitrarios, demostraba que el azar seguía una ley inviolable, que es el principio que utilizan los jugadores profesionales de loterías y ruletas para obtener ganancias. Un paso más, y comprendemos mejor los juegos de adivinación, como en Tarot. 

En el caso de la lengua, los significantes se organizan y se articulan siguiendo determinadas leyes combinatorias que aparecen, emergen, por el hecho del habla, independientemente de las leyes de la materia en que el habla (de últimas, la que vengo llamando "función de la Letra") toma cuerpo. Creo que voy insistiendo de manera contundente en esa propiedad emergente del lenguaje, independiente de cualquier sistema nervioso o empeño monista de los lógicos y de los neurocientíficos de moda. El sentido en una lengua viene determinado por la gramática y la sintaxis, y estas se originan por el uso social de la lengua, más que por su determinismo genético, según postulaba Noam Chomsky: "No es por los genes, tonto: es por el uso" le diríamos a Chomsky. Me refiero con esto a la discusión apasionada que se organizó en torno a la cuestión de una composición gramaticalmente correcta pero semánticamente sin sentido de la frase que inventó Chomsky y que le permitió distinguir entre sintaxis y semántica: "Colorless green ideas sleep furiously"

Pues bien. La enfermedad, antes de ser una enfermedad, es una serie de significantes en el discurso de una persona, articulados de acuerdo con una semántica determinada. Este es el punto de partida para cualquier análisis que se quiera desarrollar sobre la enfermedad: la enfermedad es un conjunto significante ordenado de modo sintáctico y semántico referido a un sujeto y, en consecuencia, también ha de poder ser examinado desde ese punto de vista.

Pero en el desarrollo que he llevado a cabo en este hilo he puesto empeño en sustituir o, mejor dicho, en subsumir, el concepto de persona al concepto de sujeto. ¿Por qué esta sustitución? No es por capricho. Es que tal como hemos ido viendo, persona es un concepto desarrollado por una determinada corriente filosófica, y podría ser otra, mientras que sujeto se aproxima a persona, incluye el concepto de persona, aunque también lo puede excluir, y hace referencia al representante personal en un discurso.

Entonces, la enfermedad, antes de ser enfermedad, es un conjunto de significantes o predicados sobre un sujeto que, de un modo agrupado, denominamos "sinthome". Cuando ese conjunto de significantes que llamamos "sinthome" (lo cual ya es un primer elemento simbólico que ordena y organiza el discurso) es escuchado por un médico, se llama "síntomas", y cuando ese conjunto de síntomas posee un referente en el discurso médico, se llaman "signos". Finalmente, cuando el conjunto de signos puede agruparse en una clase, se llama "enfermedad".

Pero antes que ser nada, se trata de significantes que predican a un sujeto en un discurso que denomino "sinthomes".

Este es el punto y final.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 26, 2012, 7:46:33 PM8/26/12
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Pensamiento y Persona (10)
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He de hacer algunas correcciones al mensaje (9):

Corrijo y destaco en este párrafo lo que está mal

Esta cuestión de poder distinguir un nombre común de un nombre propio en la oración cumpliendo funciones de sujeto es relevante, porque el nombre que hace las funciones de sujeto en una oración puede ser un nombre común (ejemplo: en la oración "el perro muerde", /perro/ cumple función de sujeto y es un nombre común, y puede ser sustituido sin variación gramatical por "Antonio muerde", y /Antonio/ puede ser también el nombre de un perro), de modo que tampoco la función de sujeto en la oración permite distinguir un nombre propio referido a una persona, de un nombre común. Pero ya habíamos visto que mientras que el nombre común designa una clase, o es el nombre de una clase, el nombre propio no designa nada. El nombre de Antonio es arbitrario y lo puede llevar cualquiera porque carece de extensión y de intensión. No hay notas que puedan darse como atributos de Antonio, porque hay muchas personas, incluso animales, diferentes que portan el mismo nombre y no tienen en común más que el nombre. Lo importante es que el nombre propio no designa a una persona de modo inmediato o "natural"

JM Gasulla
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