Los errores de Damasio

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JM Gasulla

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Aug 7, 2012, 8:19:19 AM8/7/12
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Los errores de Damasio (1)
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La mayoría está de vacaciones o, en cualquier caso, con calor, no apetece demasiado ponerse a "digerir" cosas pesadas intelectualmente, de modo que lo que viene a continuación es una especie de "distracción veraniega" para incrementar nuestros conocimientos culturales: una especie de "ensalada o zumo de frutas" intelectual veraniego. A partir de septiembre continuaré el programa que vengo siguiendo desde hace unos años, introduciendo poco a poco y con suavidad esos conceptos matemáticos que tanto temen algunos y que, después de todo, son bastante fáciles de comprender.

En el año 2009 me publicaron un artículo, un poco extenso, que titulé "¿Es todavía vigente el dualismo cartesiano?" (hacer clic sobre el título para acceder) y, para mi sorpresa, ha sido leído más de 2.300 veces. La cuestión que planteé allí venía a cuento de un hilo de discusión que abrí en este foro en 2005 (Dualistas y monistas <--clic sobre el título para acceder) a propósito de una carta de reflexión que había recibido de la editorial Doyma en una sección de la revista JANO, y que se llamaba Escepticemia. Reproduzco la carta original:

"Dualistas y monistas
Autor: Gonzalo Casino
gca...@cardiel.net Lunes , 7 de Noviembre de 2005

Sobre el problema cuerpo-mente y la nueva psicobiología

Descartes no pasa ahora por un buen momento. La separación cartesiana entre cuerpo y mente, entre materia y espíritu, es negada una y otra vez por los científicos. Uno de los más notables en el área de la neurobiología, el portugués Antonio Damasio, publicó en 1994 un libro de título inequívoco: "El error de Descartes", en el que atribuía al filósofo francés el desatino de separar las operaciones mentales de la estructura del organismo y, como consecuencia, que el razonamiento y el juicio moral pueden existir separados del cuerpo, una idea que ha impregnado el pensamiento y la cultura occidentales durante siglos. En la medicina, por ejemplo, la distinción entre enfermedades orgánicas y mentales, representó un cambio del rumbo organicista marcado por Hipócrates hacia un dualismo radical. Pero hoy Descartes es refutado hasta por los estudiosos de la toma de decisiones, como Paul Slovic, director del Decision Research Center, que en sintonía con Pascal asegura que "separar la razón de los sentimientos no es aconsejable y, además, es imposible", o el propio Damasio, para quien "la toma de decisiones correcta exige tres elementos: emoción, conocimiento y razón, que deben manejarse en equilibrio".

Corren, pues, malos tiempos para Descartes y los dualistas. El nuestro es un tiempo marcadamente materialista, de un monismo materialista liderado por las ciencias que proclama que todos los fenómenos mentales, desde los sueños a la libertad, sólo son funciones de la materia corporal. Sin embargo, ahora es posible repensar el viejo problema cuerpo-mente a la luz de nuevas ideas y nuevos datos aportados por las ciencias y reflexionar sobre las flaquezas del reduccionismo materialista, como apunta Vicente Simón, del Departamento de Psicobiología de la Universidad de Valencia en un sugerente capítulo del libro "Psicobiología. De los genes a la cognición y el comportamiento" (Ariel, 2005). En esta obra colectiva, coordinada por Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona, participan una treintena de autores españoles para perfilar algunos de los grandes temas de la psicobiología, un área en el que convergen genética, etología, biología molecular, psicología y neurofisiología, entre otras diciplinas, pero también de la antropología y la filosofía. ¿Qué es la mente y cómo nos hace inteligentes y sociales? ¿Por qué algunos niños tienen problemas para aprender a leer? ¿Qué nos hace violentos? ¿Qué sabemos del dimorfismo sexual del cerebro? Estas son algunas de las preguntas a las que responde este libro que viene a demostrar que la psicobiología española también existe."

Resumidamente, yo he defendido el dualismo. No es posible explicar las operaciones mentales únicamente en el interior de un sistema monista (un solo principio) que derivaría exclusivamente de la acción del cerebro. La parte que quizás más nos interesa de la actividad cerebral cuando estudiamos el pensamiento, la personalidad y la enfermedad humana entendida como concepto, no se puede explicar por la neurociencia. Es preciso introducir, o separar, otro principio autónomo operando en la acción del pensamiento. Como es fácil suponer, se trata del lenguaje simbólico.

Intentaré explicar todo esto, pero en esta ocasión aportando algunos elementos de firmeza en los que sostener ese dualismo. La primera parte de este hilo va a considerar la crítica de Damasio a Descartes, y en la segunda parte veremos cómo comprender la autonomía del lenguaje en relación a la actividad cerebral.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 7, 2012, 9:50:41 AM8/7/12
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Los errores de Damasio (2)
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Hay varias ediciones del libro de Antonio Damasio "El error de Descartes", con lo que al comentarlo no voy a utilizar números de página. Yo tengo también varias ediciones del libro, pero la que voy a comentar es la de Editorial Drakontos (CRÍTICA) quinta edición de Bolsillo 2.008. Y más concretamente todavía, voy a seguir y a criticar el capítulo 11, que el autor tituló "Pasión por el razonamiento".

Dudo con respecto al método de crítica que seguir. Puedo hacer una crítica según la progresión literal del texto y hacer comentarios a medida que van apareciendo conceptos críticos en el texto, o bien puedo hacer una crítica según la estructura conceptual del texto, independientemente del orden en el que los conceptos van a apareciendo en el mismo. Esta segunda opción sería quizás la más "inteligente", pero exige un conocimiento previo de todo el texto que se va a criticar y, por otra parte, también implica necesariamente una predilección prejuiciosa por mi parte, destacando aquellos pasajes o comentarios que estarían más en contradicción con mi forma de pensar, obviando otros que acaso le interesaran más a quien desconoce la literalidad del texto criticado. Elijo la primera opción.

Como que la crítica la centro en un capítulo ya muy avanzado de la obra, dejo en el tintero aspectos tan interesantes que introduce el autor como el concepto de "marcador somático" que tanto éxito ha tenido, y que nosotros podemos añadir a la idea de "clichés" o "ficha-patrón", que no serían más que una extensión o una ampliación del concepto de Damasio.

El autor comienza el capítulo refiriéndose a lo que él considera la tesis fundamental de su libro, esto es, que en el proceso común de razonar, pero también en el más puro y objetivo razonamiento científico, intervienen de modo activo y muy notable los sentimientos y emociones, preferencias y, en definitiva, la subjetividad, y no la pretendida racionalidad pura que propusiera Descartes y, tras él, todo el racionalismo científico. Cosa con la que hemos estado siempre de acuerdo, incluso mucho antes de que Damasio publicara este "best-seller" que comento ahora.

No obstante, según mi parecer, Damasio parece caer en un primer error simple: una cosa es la elaboración de una teoría, la inspiración, la subjetividad que, como ya mostré al hablar de Poincaré (Ver hilo en este foro --acceder haciendo clic sobre el título--> "De la invención en general y de alguna que otra en particular"), el pensamiento es autónomo con respecto a la voluntad, aunque ésta influye sobre el primero, y sobre él influye, por una parte, el proceso emocional, sentimental y subjetivo y, por otro, el lenguaje, hasta el punto de que sin lenguaje no hay pensamiento. Pero hay un segundo aspecto que, acaso porque Damasio no es ni lógico ni matemático, mucho menos lingüista  desconoce o ignora, y es que cualquier hipótesis (ahí está el primer rango de una teoría, formado por la subjetividad del investigador) debe ser demostrada como formalmente verdadera para ser considerada una teoría. Y en el proceso de validar o de verificar una teoría, intervienen el cálculo lógico o matemático, que ya no es subjetivo, y el razonamiento formal, que tampoco es subjetivo.

Hay, pues, un razonamiento formal, o riguroso, que excluye la subjetividad, aunque en su origen se encuentre reunida toda la subjetividad de un autor. Las matemáticas de las que hablaban Poincaré y Descartes no son subjetivas, sino que se trata de la utilización de un lenguaje formal lo más depurado posible de cualquier elemento no racional. Yo tengo para mí que es esa la aridez de la lógica y de las matemáticas por lo que el grueso de la población se apartan de ellas: no son subjetivas ni despiertan emociones; se trata de racionalidad pura.

¿Pero qué clase de proceso mental es ese de la "racionalidad pura", la "razón pura", incluso esa "crítica de la razón pura" de la que habló Kant? ¿Qué clase de pensamiento es ese? ¿De dónde sale, si como parece afirmar Damasio, todo pensamiento es a la vez racional y subjetivo? ¿En qué consiste la racionalidad pura? Dicho también de otra forma: si la lógica, o mejor, el cálculo lógico se nos presenta como un procedimiento depurado de cualquier subjetividad, y según Damasio, cualquier proceso "mental" está preñado de subjetividad ¿de dónde sale la lógica? ¿Cómo es que hay un razonamiento puro que verifica o falsa lo que pensamos o decimos, y que se inscribe como juez en el proceso de establecer la verdad de las cosas? ¿De dónde salen la lógica y el razonamiento formal? Aquí nos vendría bastante bien recordar ciertos aspecto de Jean Piaget.

Pues son esas preguntas básicamente, u otras muy parecidas, las que motivaron a Descartes, y pretendió darles un fundamento en el famoso "Cogito" (Cogito, ergo sum, traducido como "Pienso, luego existo") De esta manera, Descartes fundamentó sólidamente, a cubierto de la metafísica (quizás mucho menos de lo que él pensaba), la racionalidad. Pero aún hizo más, pues trasladó esa pura racionalidad matemática, que no puede engañar (independientemente de que Dios lo quiera así, como él dijo, o no), al conocimiento del mundo y desde entonces, el objeto de la ciencia es matemático. 

Todo esto ya lo sabemos si hemos seguido fielmente la lectura de las cosas que he ido comentando aquí. Es una crítica  que creo bien fundamentada en lo que he ido exponiendo en este foro en torno al uso de las matemáticas, porque me he extendido profusamente sobre el tema, y seguiré haciéndolo.

Así pues, primer error de Damasio: confundir razonamiento con razón pura, y tanto en Descartes, como posteriormente en Kant, ambos conceptos están claros.

Repetir, para finalizar este mensaje, que lo que Descartes plantea con su "Cogito" no es la separación entre alma y cuerpo, como pretende y repite machaconamente Damasio, sino que lo que planteó fue la inmixible separación de dos campos del conocimiento muy distintos: la separación radical entre la res extensa y la res cogitans, esto es, entre las cosas que se pueden medir y que tienen extensión o, en definitiva, poseen propiedades físicas, y las que carecen de extensión y, en consecuencia, carecen de propiedades físicas, como peso, lugar, espacio o medida, como los conceptos matemáticos y lo abstracto. Esto no es tanto un error de Damasio, sino que es una falta de Damasio, algo que el autor no capta y es por donde se confunde gravemente, y confunde todo el razonamiento científico actual, fundamentado en un error de Damasio: la falta de distinción entre lo que es mensurable y tangible, y lo que es abstracto y no posee lugar ni espacio, ni forma, esto es, el pensamiento. Algo que es muy diferente de la separación entre alma y cuerpo que, en medicina, ya lo he advertido en diversas ocasiones, no procede de Damasio, sino de Hipócrates, y esa dicotomía se encuentra muy bien documentada en en Tractatus Hipocrático.

Sigo en otro mensaje.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 7, 2012, 4:15:15 PM8/7/12
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Los errores de Damasio (3)
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Dentro de este capítulo 11 del libro "El error de Descartes" de Antonio Damasio que comento, "Pasión por el razonamiento", hay un párrafo titulado "El error de Descartes", que es en el que el autor justifica el título de su obra y da cuenta de su pensamiento más íntimo, y se extiende comentando lo que para él es dicho error. Dice:

"No habría sido posible presentar mi punto de vista sin invocar a Descartes como emblema de una serie de ideas sobre el cuerpo, el cerebro y la mente que, de un modo u otro, siguen siendo influyentes en las ciencias y en las humanidades en Occidente. Mi preocupación es tanto por la noción dualista con la que Descartes separó la mente del cerebro y el cuerpo (en su versión extrema, es menos influyente) como por las variantes modernas de esta noción: la idea, por ejemplo, de que mente y cerebro están relacionados, pero sólo en el sentido de que la mente es el programa informático que se hace funcionar en un fragmento de equipo informático de ordenador llamado cerebro, o que el cerebro y cuerpo están relacionados, pero sólo en el sentido de que el primero no puede vivir sin el soporte vital del segundo.

¿Cuál, pues, fue el error de Descartes? O, mejor todavía ¿qué error de Descartes quiero destacar, de manera poco amable y desagradecida? Se podría empezar con una queja, y reprocharle haber convencido a los biólogos que adoptaran, hasta el día de hoy, mecanismos de relojería como modelo para los procesos biológicos. Pero esto quizás no sería muy honesto, de modo que podríamos continuar con el "Pienso, luego existo". La afirmación, quizá la más famosa de la historia de la filosofía, aparece por primera vez en la cuarta sección del Discurso del método (1637), en francés ("Je pense donc je suis"); y después de la primera parte de los Principios de filosofía (1644), en latín ("Cogito ergo sum") Tomada en sentido literal, la afirmación ilustra precisamente lo contrario de lo que creo que es cierto acerca de los orígenes de la mente y acerca de la relación entre mente y cuerpo. Sugiere que pensar, y la consciencia de pensar, son los sustratos reales del ser. Y puesto que sabemos que Descartes imaginó que el pensar es una actividad muy separada del cuerpo, celebra la separación de la mente, la "cosa pensante" (res cogitans), del cuerpo no pensante , el que tiene extensión y partes mecánicas (res extensa)

Pero mucho antes del alba de la humanidad, los seres eran seres. En algún punto de la evolución comenzó una consciencia elemental. Con esa consciencia elemental vino una mente simple; con una mayor complejidad de la mente apareció la posibilidad de pensar y, aún más tarde, de utilizar un lenguaje para comunicar y organizar mejor el pensamiento. Así pues, para nosotros en el principio fue el ser, y solo más tarde fue el pensar [subrayado por mí]. Y para nosotros ahora, a medida que llegamos al mundo y nos desarrollamos, seguimos empezando con el ser, y solo más tarde pensamos. Somos, y después pensamos, y sólo pensamos en la medida en que somos, puesto que el pensamiento está en realidad causado por las estructuras y las operaciones del ser."

Pues bien: esa es la opinión de Damasio, que el ser es anterior al pensar, pero ¿en qué se funda? ¿Cómo puede haber un ser, o un algo, lo que sea, antes de poder ser nombrado? Para poder decir que algo es, incluso que algo es el ser, es preciso poder decirlo, es decir, poseer un lenguaje en cuyo seno pueda formularse el ser (hay lenguas que carecen de metafísica porque no poseen en su lengua algo parecido al verbo ser) La noción de ser es enteramente metafísica, y es imposible pensar nada relativo el ser sin un lenguaje y un pensamiento; luego el lenguaje y el pensamiento son anteriores al ser: no hay un ser que no sea ser de lenguaje. 

Antes de haber un ser, había un "existente", o estaban los "existentes", pero no los seres. La noción de ser, la noción de existencia, la noción de ente, son productos del lenguaje y del pensamiento. No hay nada, salvo lo Real, los existentes, antes del lenguaje. Es probable que este segundo o tercer error de Damasio radique en que olvida las palabras bíblicas (Juan 1: 1-3): "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas". Se sea creyente o no, estas palabras merecen alguna reflexión, porque en ellas está escrito el fundamento de la moderna lingüística.

Otra pequeña reflexión sobre esa fórmula de Descartes que comenta Damasio, "Je pense, donc je suis", escrita originalmente en francés y posteriormente expresada en latín. Hay una división clara del Yo: el primer yo (Je pense: Yo pienso) es un predicado del pensamiento, una función del hecho de pensar: el yo se predica del acto de pensar, puesto que el que piensa es yo. El segundo Je (Je suis: Yo soy), y aquí la coma antes de "donc" nos viene muy bien porque separa tanto como une, se predica del acto de ser: el ser de la existencia es un Yo. Ambos yo son distintos  según sea el yo que piensa o el yo que es. El yo es, pues, un yo dividido.

Otros análisis hacen derivar el ser, del hecho de pensar, de modo que sólo soy cuando pienso. ¿Y cuando no pienso, por ejemplo, cuando duermo o estoy anestesiado? Pues ya que no pienso, no soy, porque el hecho de ser está subordinado al hecho de pensar. Sólo se es en el acto puro, en el instante mismo de pensar. ¿Y cuando no se piensa? Pues se es un existente, pero no un ser. El ser solo es cuando se piensa.

Así que la fórmula de Descartes no es tan fácil de despachar y pone las cosas en cierto complejo lugar. Sin el lenguaje no se es: sólo se existe, esto es, pura máquina sea mecánica o biológica.

Después de lo cual estaremos en condiciones de poder afirmar que en principio fue el pensamiento hecho de lenguaje y después fue el ser. Exactamente al contrario de como lo pensó Damasio. Hasta que no hubo pensamiento hecho de lenguaje, no había ningún ser: sólo habían existentes, pero no seres.

Seguiré con Damasio y Descartes un poco más, porque nos ayudará a tener ciertas ideas claras desde los principios que sostienen nuestro pensar.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 8, 2012, 7:31:58 AM8/8/12
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Los errores de Damasio (4)
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En el mensaje anterior (mensaje 4), había concluido que acaso uno de los errores más notables de Damasio hasta el momento es el de anteponer el ser al lenguaje y afirmar que antes de la llegada al mundo del ser humano, habían seres. Nuestro punto de partida es el diametralmente opuesto: nada es antes del lenguaje, aunque exista, con lo que hacemos depender la esencia, el ser, no de la existencia, sino del pensamiento hecho de lenguaje (Nótese, de pasada, que yo distingo e insisto en la diferencia entre  "existir", como existen las cosas del mundo en si y por sí, y "ser", que es un efecto del lenguaje conceptual y simbólico, que distingue lo que los existentes son y que clasifica según una noción del ser)

El lenguaje, el verbo bíblico, es anterior a la existencia, pero es un lenguaje especial: es el lenguaje especial de Dios el que crea la existencia y hasta cierto punto la esencia. Yo había puesto el ejemplo de Juan 1-13, pero podemos poner igualmente como ejemplo el libro del Génesis y la Creación, pues cada acto de creación divina es un acto de enunciación en el lenguaje de Dios: Gén 1-3: Dijo Dios: "Haya luz" y hubo luz; Gén 1-6: Dijo Dios: "Haya un firmamento..." E hizo Dios el firmamento; y así cada acto de creación es un acto de enunciación precedido por el "Dijo Dios...", un lenguaje que al ser pronunciado o dicho crea la existencia. 

No sabemos si crea la existencia material, aunque en la pluma del autor del libro parece creerlo, pero sí al menos crea la existencia como realidad psíquica humana. El lenguaje nombra y crea, porque eso nombrado existe al instante, cobra existencia, y también sentido y esencia en la mente humana. El Génesis no habla de la Creación, como habla en el lenguaje de las fórmulas matemáticas el Big Bang, sino que explica cómo se generan los conceptos en la mente humana por medio de  la parábola de un dios.

Las demás acciones de la creación que hay en el Génesis son "manualidades divinas", pues el dios bíblico hace cosas: modela al hombre de barro, a la mujer de una costilla y esas cosas ya sabidas, pero destaco que el segundo acto de creeación verbal (no manual), es de Adán: Gén 2-19: "Y Yahveh Dios formó del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llevó ante el hombre para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera" Según la concepción de los escritores bíblico., Dios crea las cosas pero el hombre las nombra: es el segundo acto de creación. Las cosas existen en cuanto que son nombradas por el hombre y cobran existencia humana: son para el hombre. 

Supongo que con esos ejemplos clarificadores, extraídos de un texto poco sospechoso de cientificismo, habrá suficiente para ilustrar en qué punto sitúo el lenguaje: en un lugar muy distinto y alejado del que lo situó Damasio. Sigo con el texto de Damasio:

Damasio hace un breve comentario sobre el epitafio que figura en la tumba de Descartes ("Bene qui latuit, bene vixit":  Quien bien se escondió, bien vivió) y lo interpreta como una renuncia implícita del sabio al dualismo que postuló, protegiéndose así de las iras de una desalmada Iglesia Romana y Católica. Ciertamente, pudiera ser, pero es posible que también la cita haga referencia a la propia vida convulsa de Descartes, más que a esa renuncia al dualismo que le atribuye Damasio.

Dice Damasio: "Descartes iba detrás de un fundamento lógico para su filosofía, y la afirmación [Pienso, luego existo] no era diferente de la de san Agustín "Fallor ergo sum" (Soy engañado, luego existo) Pero sólo unas líneas después, Descartes clarifica de manera inequívoca su afirmación:

Por ello supe que yo era una sustancia, cuya misma esencia o naturaleza es pensar, y que para su existencia no hay necesidad de ningún lugar, ni depende de ninguna cosa material; de manera que este 'yo', es decir, el alma por la que yo soy, es completamente distinta del cuerpo, e incluso es más fácil de conocer que éste; e incluso si no existiera el cuerpo, el alma no cesaría de ser lo que es.

Este es el error de Descartes [dice Damasio]: la separación abismal entre el cuerpo y la mente, entre el material del que está hecho el cuerpo, medible, dimensionado, operado mecánicamente, infinitamente divisible, por un lado, y la esencia de la mente, que no se puede medir, no tiene dimensiones, es asimétrica, no divisible; la sugerencia de que el razonamiento, y el juicio moral, y el sufrimiento que proviene del dolor físico o de la conmoción emocional pueden existir separados del cuerpo. Más específicamente: que las operaciones más refinadas de la mente están separadas de la estructura y funcionamiento del organismo biológico"

Critiqué en las páginas 4, 5 y 6 de mi trabajo "¿Es todavía vigente el dualismo cartesiano?" este punto de vista de Damasio, y señalé lo que consideré una falta de lectura atenta precisamente del texto que criticaba. Pero si Descartes estaba tan equivocado en todo (Damasio cita a continuación los errores de Descartes en materia de fisiología humana) ¿por qué criticar a alguien que estaba tan profundamente equivocado? ¿Por qué escribir un libro señalando lo que él consideraba el error mayúsculo del filósofo y matemático francés? Porque, dice Damasio, la idea cartesiana de una mente separada del cuerpo... "quizás [permita] intentar comprender la mente sin apelar a la neurobiología, sin necesidad alguna de ser influidos por el conocimiento de la neuroanatomía, la neurofisiología y la neuroquímica" Y por ahí no pasa. Esto último no lo dice Damasio, que lo digo yo.

Más adelante añade Damasio las palabras con las que concluye el libro: "Los hechos que he presentado sobre los sentimientos y la razón, junto a otros que he comentado sobre la interconexión entre el cerebro y el cuerpo propiamente dicho, apoyan la idea más general que planteé en la introducción del libro: que la comprensión global de la mente humana requiere una perspectiva organísmica; que la mente no sólo debe moverse desde un cogitum no físico al ámbito del tejido biológico, sino que también debe relacionarse con un organismo completo, formado por la integración del cuerpo propiamente dicho y el cerebro, y completamente interactivo con un ambiente físico y social. [Dicho sea de paso, yo también postulo que no puede entenderse "la mente" sin lo biológico, pues ¿cómo explicaríamos sin comprender las lesiones cerebrales, los procesos de demencia, esto es, de grave perturbación del pensamiento que se describen por ejemplo en la enfermedad de Alzheimer?]

Sin embargo, la mente completamente integrada en el cuerpo que yo concibo no renuncia a sus niveles de operación más refinados [sigue Damasio], los que constituyen su alma y su espíritu. Desde mi perspectiva, es sólo que el alma y el espíritu, con toda su dignidad y escala humanas, son ahora estados complejos y únicos de un organismo. Quizás la cosa más indispensable que podemos hacer como seres humanos, cada día de nuestra vida, es recordarnos a nosotros mismos y a los demás que somos complejos, frágiles, finitos y únicos. Y ésta es, desde luego, la tarea difícil: desplazar el espíritu de su pedestal en ninguna parte hasta un lugar concreto, al tiempo que se conserva su dignidad y su importancia; reconocer su humildad de origen y su vulnerabilidad, pero seguir dirigiendo una llamada a su gobierno. Una tarea difícil e indispensable, ciertamente, pero sin la cual estaríamos mucho mejor dejando sin corregir el error de Descartes"

Es probable que, siguiendo el ejemplo del propio Damasio al comentar el epitafio en la tumba de Descartes, con estas últimas palabras trate de ocultar su secreta creencia en el dualismo cartesiano más radicalmente extremo, que distingue, como inmixibles, un alma espiritual e inmortal, de un cuerpo mecánico y mortal. Pero eso son interpretaciones mías que me las hacen pensar ciertas "insuficiencias" que pone de manifiesto el autor en su obra.

En el siguiente mensaje entraré en describir esa segunda parte del hilo, en la que anunciaba en el primer mensaje, que dedicaría a esclarecer la autonomía del lenguaje con respecto a la actividad cerebral. Comparto con Damasio muchas cosas, pero ya se ve o se intuye, que si le preguntara si en su idea, que yo considero como la emergencia de la mente a partir del organismo, es posible deducir una /deducción lógica/ concreta de su modelo de funcionamiento cerebral; dicho de otra manera, que si él es capaz de "ver" un silogismo concreto cualquiera en el cerebro. O si puede medir la extensión del concepto de /cero/ en el cerebro, o cuántos milígramos pesa la palabra /peso/ en el cerebro, o qué temperatura tiene en el cerebro la palabra /temperatura/, o cuál es el logaritmo cerebral del /logaritmo/, y así cuantas ocurrencias similares nos vengan. Para incidir un poco más, cómo explicar los efectos del nombre propio en las diversas lenguas, y si no es que las diversas lenguas que hay en el mundo no están advirtiéndonos de que en el mundo humano existe lo social además de lo biológico. Y probablemente mucho más.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 10, 2012, 5:55:07 AM8/10/12
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Los errores de Damasio (5)
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Hasta aquí, algunos de los errores de Damasio. Ahora, vamos a ver qué alternativas tenemos. En especial, a esas afirmaciones suyas a las que se opone, de la hipótesis que atribuye a Descartes, de una mente separada del cuerpo o, lo que es equivalente, la existencia de dos principios autónomos operando conjuntamente en la construcción y mantenimiento de eso que consideramos un "ser humano". Damasio, al parecer, sólo estaría dispuesto a reconocer un único principio y se alinearía junto a Mario Bunge en el monismo como punto de partida filosófico.

Así que vamos ahora a las

ENMIENDAS A DAMASIO.

No porque haya que enmendar nada a Damasio, porque su pensamiento es único y válido, sino porque nos podemos plantear las cosas de otro modo a como lo hace él. Y es que Damasio desconsidera, a mi modo de ver, el aspecto único y más fundamental del ser humano y que lo convierte en humano, que es que habla. El ser humano es el único viviente conocido que habla. Es más, habla tanto que ha llenado todos los espacios, hasta los siderales, con sus parloteo. En este descuido radica uno de sus errores más fundamentales que he señalado a Damasio cuando afirma (mensaje 3) que "para nosotros en el principio fue el ser, y solo más tarde fue el pensar", cuando la situación parece ser exactamente la inversa, esto es: "para mí, primero fue el pensar y solo más tarde advino el ser; hasta entonces, sólo habían existentes, pero no seres". El ser adviene en el lenguaje, es un efecto del pensamiento-lenguaje. Es a partir del pensamiento-lenguaje que se pueden plantear una metafísica y una ontología, y alcanzar su más acabada expresión en el pensamiento de Martin Heidegger (El Ser y el Tiempo) dando fin a una tradición filosófica que arrancó hace más de 2.500 años con Sócrates, pero en especial, con Aristóteles. Nunca es nada antes del lenguaje: sólo hay existencia, pero no esencia.

Pues ahora, vamos a tratar de ver de qué modo el lenguaje actúa como un principio autónomo con respecto a la función del cerebro; y aunque el lenguaje se de en el cerebro, el lenguaje es fundamentalmente extracerebral, social. Está entre los seres hablantes, y no solo en el cerebro. El lenguaje te lo tienen que dar, que transmitir; uno no tiene el lenguaje como parte de su bagaje genético, aunque sí tenga la posibilidad de adquirirlo genéticamente porque, además, ha de ser inscrito en un "período ventana" muy breve, pasado el cual ya no es posible convertir en humano a un animal humano (experiencias de los niños salvajes), aunque se le pueda amaestrar como a un animal cualquiera Sigue unas leyes autónomas independientemente del funcionamiento del cerebro.  

¿De qué naturaleza o sustancia es el lenguaje? Pues carece de extensión y de lugar. Sus propiedades se parecen bastante a las propiedades que Descartes atribuía a la "res cogitans", pero nosotros le vamos a prestar alguna atención para comprender mejor que el lenguaje no es ningún ser espiritual, ni alma inmortal, sino que es una materia sin extensión: no puede existir sin la materia, sin un soporte material en el que encarnarse, pero en sí es algo de naturaleza absolutamente inmaterial. 

Sobre este concepto vengo insistiendo de diversas maneras: el pensamiento, aunque es material, carece de extensión, pero precisa de un soporte material extenso (res extensa) para existir, esto es, precisa  del lenguaje, y el lenguaje posee diversas materialidades. Una de las materialidades en que el lenguaje se materializa y encuentra un soporte material, es la materia fónica, el sonido, la articulación de fonemas y la construcción de palabras que existen como sonidos articulados. Pero el fundamento del lenguaje no es el sonido más que la Letra, lo que se escribe. Es más: el lenguaje existe porque existe la Letra, lo escrito. Sin la existencia previa de la Letra (en tanto posibilidad de escritura), no existiría el lenguaje. La Letra es la condición de la existencia del lenguaje.

Alguien objetará que todo apunta a que los seres humanos hablan antes que escriben y que el invento de la escritura es un invento reciente (unos 13.000 años) en relación al tiempo que nuestra especie habita el planeta (100.000 años) si tomamos como escritura las representaciones narrativas del arte rupestre o, más antiguos aún, los guijarros pintados hallados en la gruta de Mas d'Azil, en los pirineos franceses y que interpretamos ya como una escritura la más simple hallada hasta el momento. 

Ahora bien: es preciso considerar que eso que llamaremos Letra (con mayúscula), es la condición del lenguaje. Pero esto lo iremos viendo. Aunque la Letra es la condición de la aparición del lenguaje, no es hasta hace aproximadamente unos 8.000 años que aparece el lenguaje escrito, esto es, tal como define James G. Février la escritura: un "sistema regular de notación del lenguaje" (James G. Février. Histoire de l'écriture. Payot. 1984) Hay varias obras de historia de la escritura, pero he elegido a este autor porque me parece el mejor.

Hemos de ver qué papel fundamental, único, le damos a la Letra en la aparición del lenguaje humano, independientemente de que se materialice en un lenguaje sonoro o escrito, y cómo es por mediación de la Letra que el lenguaje se independiza de su supeditación biológica (neurobiológica) y cobra vida propia, ya que no son las neuronas las que piensan (estas se limitan a transmitir impulsos eléctricos), sino el pensamiento por medio del lenguaje, una función que es, a la vez, material e inmaterial, posee extensión (los circuitos o "clichés" funcionales del pensamiento y del lenguaje, rastreables mediante diversas técnicas en neurociencias) y carece de ella (el pensamiento, la idea, no se pueden medir, ni pesar, es algo abstracto)

JM Gasulla

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Aug 10, 2012, 10:02:13 AM8/10/12
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Los errores de Damasio (6)
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Pues continúo con eso que he llamado, de manera poco amable y desagradecida

ENMIENDAS A DAMASIO

Estaba en la primacía de la función de la Letra en la construcción del lenguaje. Dicho de otra manera: la función primordial del lenguaje se cumple merced a la función de la Letra. Esto no lo perdamos de vista porque es hacia dónde vamos: a comprender la función de la Letra.

Vamos a intentar comprender esto. Aquí mi guía es el autor que ya he citado en el anterior mensaje: James G. Février, director de estudios de la École Practique des Hautes-Études de París, y su obra, Histoire de l'écriture (Historia de la escritura), originalmente publicada en 1948, reeditada en 1956 y una reimpresión sobre esta edición, en 1984, uno de cuyos ejemplares es el que poseo y comento aquí.

Me centro en el Capítulo IV (Les grandes écritures analytiques ou idéographiques: Las grandes escrituras analíticas o ideográficas), Párrafo 2 Les écritures cunéiformes (Las escrituras cuneiformes), Apartado A: L'écriture suméro-akkadienne (La escritura sumero-acadia), página 100 y siguientes.

Sostiene Février que la escritura cuneiforme había sido precedida de un estado pictográfico o, dicho de otra manera, que sus inventores habían empezado por dibujar objetos, que eran abstracciones de los objetos reales. Se trata de representaciones deformadas, abstractas, lo que se encuentra en la base de los signos cuneiformes, y existe una base sólida para afirmar esto a partir de una tablilla  de arcilla del siglo XII a.d.C. en la que el escriba indicó , junto a los signos cuneiformes, los pictogramas de los que se partió.

Février añade una figura en la que se recoge la evolución de los pictogramas hacia la escritura fonetizada. Copio el cuadro y lo comento:

Tabla 1: Evolución desde el pictograma hasta la escritura cuneiforme

Haciendo clic sobre la imagen se puede redimensionar. De izquierda a derecha, el pictograma original, su evolución durante los 4 períodos de la escritura sumerio-acadia, hasta las marcas cuneiformes, reconocidas como la primera escritura como tal. En la última columna de la derecha, se consigna el valor fónico en acadio y su traducción al francés. Así, por ejemplo, el primer pictograma, que representa de un modo abstracto una cabeza humana, se decía "resu" en acadio, o cabeza en español; el segundo es "gatu" (la mano), el tercero "sinuntu" (golondrina-ave), la cuarta "seu" (cebada), la quinta "ilu" (dios), la sexta "isatu" (fuego), la séptima"amelu" (hombre), la octava "inu" (ojo), el noveno "alaku" (ir, indicado por un pie), el noveno "izzu" (furia-cabeza de una fiera) y la décima "sabu" (cerdo)

Se puede distinguir un PRIMER TIEMPO en el proceso de escritura sumeria: se trata del paso del objeto a su representación pictográfica mediante un proceso de abastracción. Son los tres períodos evolutivos que Février describe en su tabla: en el período Warka, el dibujo sustituye al objeto, cabeza en el primer ejemplo, pero se lee el nombre del objeto /resu/ (cabeza); este dibujo se estiliza un poco más en los períodos Djemdet Nasr y Dinastía Arcáica, hasta llegar a su escritura cuneiforme en el período de la escuela de Nínive. Esta escritura no escribe el lenguaje, no es fonética, sino que escribe o representa al objeto al que se refiere el lenguaje, aunque estilizándolo progresivamente. Al final, esa estilización del objeto se reduce a cierto número de marcas hechas con un cálamo (frozo de caña hueca y acabada en punta para escribir sobre arcilla)

En el SEGUNDO TIEMPO, que es el propiamente fonético o fonetizante, interviene en el proceso de construcción el "rebus" o "jeroglífico", pero no en el sentido de jeroglífico egipcio, que era fonético, sino en el sentido de los juegos y pasatiempos que ponían antaño los periódicos. Aquí pongo un ejemplo simple y útil para comprender este segundo tiempo de la escritura cuneiforme, en el proceso de entender cuál es el papel de la Letra en el pensamiento.

Figura 1: Diversos ejemplos de rebús.

En la figura 1 aparecen distintos ejemplos de rebús: "Can-guro, Coco-drilo, Col-ibrí, etc. Dice Février: "El rebús conduce inevitablemente a la escritura fonética. En lugar de crear para cada palabra una representación figurada, dibujar por ejemplo un hombre con un gorro amplio y una corbata ahuecada [típica de pintor en aquella época parisina, aunque fuera más representativa la paleta], es más simple yuxtaponer el dibujo de una "rata" y el de un "pino", lo que nos da "rapin" (aprendiz de pintor, pintorzuelo). Los sumerios hicieron lo mismo, ya que el procedimiento permitía anotar aisladamente los prefijos, sufijos, afijos, etc. que juegan un papel tan importante en la escritura.

Este segundo tiempo consiste, pues, en fonetizar la marca que sustituye al objeto representado. Por decirlo así, la letra (aquí en minúscula), cobra identidad y representación: se representan las letras, no los objetos.

Así pues, estos dos tiempos tan cruciales en la historia de la escritura se caracterizan por:

PRIMER TIEMPO: el dibujo o marca sustituye al objeto, por lo que podríamos llamar a este tiempo "abstracción pictórica del objeto" o de "LECTURA DEL SIGNO"

SEGUNDO TIEMPO: la marca cobra identidad propia al fonetizarse de modo independiente al objeto que quiere ser representado. El signo ya no representa al objeto, sino al lenguaje. El signo, la marca, representa a un sonido o a un conjunto de sonidos, no ya a un objeto. Ya no se nombra al objeto, sino que se nombra a la marca: el lenguaje se "LITERALIZA"

Si prestamos atención a lo que ha ocurrido en la Tabla 1, el dibujo de una cabeza se ha transformado en la escritura del sonido que la representa. Ya no es preciso representar el objeto, sino otorgar marcas a cada sonido para "escribir" el nombre del objeto: "resu" en el ejemplo de "cabeza". En la cuarta columna, el conjunto de marcas se lee "resu", con lo que las marcas se "fonetizan". Esto ha sido posible por el efecto de "rebús".

Así pues: primer tiempo: literalización del objeto; segundo tiempo, literalización del lenguaje

En el siguiente mensaje veremos el tercer tiempo, y más cosas.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 11, 2012, 8:52:21 AM8/11/12
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Los errores de Damasio (7)
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En el mensaje anterior (mensaje 6), además de pedirle excusas a Damasio (no creo que nos lea) por tratarle de un modo tan poco amable y desagradecido, hemos aprendido, de la mano de James G. Février que la escritura, en sus inicios, pasa por dos tiempos fundamentales (del fundamento, que la fundamentan): un primer tiempo en el que la escritura representa el sentido del objeto que se quiere escribir (el dibujo de una cabeza tiene el sentido de "cabeza"), y un segundo tiempo, evolucionado del primero, en el que la escritura escribe los sonidos y se pierde el sentido, con lo que el signo lingüístico se desdobla en un elemento significante (trazo, marca, letra, incluso dibujo) y un significado que se otorga a una cadena de signos significantes, como significado (concepto, sentido, denotación). Es el tiempo de la fonetización y, por ende, del alfabeto.

Ferdinand de Saussure (Cours de linguistique général: Curso de lingüística general. Varias ediciones) concibe el signo lingüístico construido con dos componentes: un concepto o significado, y un elemento material que lo representa o significante, y lo ilustra del siguiente modo:

Figura 1: Los dos componentes del signo lingüístico según Saussure: izquierda, el concepto o significado, derecha, el elemento lingüístico que representa el concepto, o significante

En la figura 1, a la izquierda se representa el concepto que se quiere expresar; en el ejemplo, el dibujo de un árbol y de un caballo. Estos dibujos representan el concepto de árbol y de caballo, y son lo que Saussure llamó SIGNIFICADO. El significado busca elementos fónicos, sonidos, o cualquier otro medio de expresión (letras) para ser dicho, y es lo que se representa a la derecha de los dibujos: el elemento lingüístico que representa el concepto o significado, que Saussure llamó SIGNIFICANTE.

Sauusure encerró el concepto de signo del siguiente modo:

Figura 2: Representación de la relación entre Concepto e Imagen acústica del signo lingüístico, según Saussure.

El siguiente paso dado por Saussure es 

Figura 3: Representación de la relación del concepto o significado, con el significante lingüístico (Saussure)

para acabar la secuencia de representación con la forma final que dió al signo lingüístico:

Figura 4: Representación final de la relación entre significante y significado que componen el signo lingüístico (Saussure)

Signifié = Significado; Signifiant = Significante 

Finalmente, la cadena de signos forman las unidades mayores de la lengua, y la relación de cada signo con los signos que tiene al lado determinan su valor dentro de una lengua determinada.

Figura 5: Valor del signo lingüístico en la cadena de signos (Saussure)

Posteriormente, Jacques Lacan invierte la representación del signo, colocando en el "numerador" al SIGNIFICANTE, bajo la barra que los separa, al SIGNIFICADO , abre la estructura y elimina las flechas, indicando que en la lengua, la primacía es del significante y el significado es arbitrario en relación al significante, ya que la relación entre significado o concepto y significante o elemento representante, es absolutamente arbitraria, y escribe, ya desde entonces, el signo lingüístico como:

Significante  :   S
significado       s

El Significante (representado como S mayúscula para abreviar) sobre el significado (representado por s minúscula) y la barra que los separa es una barra de resistencia a la significación, es decir, que no hay en modo alguno una relación directa, ni natural ni constante, sino más bien arbitraria, entre el Significante y el significado.

Muchos lingüistas se detienen al alcanzar el punto al que arribó Saussure y a considerar la escritura únicamente como escritura de letras del alfabeto fónico, como el propio Février, y construyen una teoría alfabética de la escritura como la culminación de la escritura, y definen la escritura (Février. p. 37: "La escritura comienza verdaderamente con el signo material, heredero del símbolo"; p. 37: "[La escritura es] un sistema regular de notación del lenguaje") como escritura de letras del alfabeto, escritura alfabética. Vamos a decir que eso da muchos problemas, incluso aunque el mundo quedase dividido  únicamente en los dos grandes sistemas de escritura actuales: el alfabeto latino y la escritura china. 

En el siguiente mensaje espero aclarar estas cuestiones un poco más.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 11, 2012, 5:02:28 PM8/11/12
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Los errores de Damasio (8)
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Si alguien lee esto, le pido disculpas por el mensaje anterior. Con la excursión a los conceptos de Significante y significado en Saussure y en Lacan, me he desviado demasiado del tema que me propongo desarrollar, que es que la Letra  genera por sí misma un nuevo principio autónomo independiente del funcionamiento cerebral, y que impone sus propias leyes al pensamiento y a la biología, como se comprueba en el estudio "serio" de la enfermedad.

Volviendo al núcleo del tema que abordo, a partir de este punto me dejo guiar por una ponencia que presentó Jean Allouch con ocasión del IXº Congrés de l'École Freudianne de Paris (año 1978), y que se publicó en las actas del congreso mediante un boletín interno de dicha École. No obstante, el texto es accesible haciendo clic sobre el título: "De la translitteration en psychanalyse"

Se trata de lo que yo llamaré el TERCER TIEMPO DE LA ESCRITURA, que es la TRANSLITERACIÓN. Espero explicarlo de modo comprensible, con la ayuda inestimable del texto de Allouche, para poder captar en qué punto nos separamos radicalmente de los neurocientíficos y entramos en la presencia efectiva de un segundo principio regidor del pensamiento y de la existencia humanas.

El segundo tiempo de la escritura (en sumerio-acadio y la escritura cuneiforme, que es el ejemplo que he utilizado aquí, pero en realidad es el resultado del proceso del desarrollo del lenguaje humano y sus efectos sobre su esencia) da paso al alfabeto, porque una marca cualquiera puede representar un fonema o un sonido lingüístico determinado en una lengua determinada, pero arbitrario para el conjunto de lenguas que utilizan el mismo alfabeto. Es así cómo el alfabeto latino se ha empleado para escribir todas las lenguas occidentales, independientemente de su origen, e incluso con fonéticas muy diferentes, como por ejemplo el español, en el que se pronuncian casi todas las letras, o el francés o el alemán, tan diferentes en su concepción lingüística. 

El hecho es que en todas las lenguas occidentales no derivadas directamente del griego (como el ruso y lenguas eslavas) se emplea el alfabeto latino para representar todos los sonidos de cualquier lengua. Esto da problemas serios, por lo que la apuesta de la mayoría de lingüistas, como Février, en la primacía del alfabeto y de la escritura como notación exclusivamente de lenguaje (mediante alfabeto latino en nuestro caso), no da los resultados esperados. 

Pongo como ejemplo las dificultades que encontró la secretaria de un congreso al que asistí hace muchos años, en Toulouse para escribir en francés mi apellido. Sencillamente, no pudo escribirlo. En español, Gasulla se pronuncia tal cual y se escribe tal cual, pero en francés, no es posible.

La secretaria escribió Gazou... y ahí se quedó trabada. No supo cómo escribir ...lla. La "ll" de mi apellido le hizo obstáculo. Si escribía la primera parte del apellido como en español, "Gasu..." eso en francés se pronuncia como "Gasi...", de modo que para que "Gasu..." se pudiera escribir en francés, lo hizo como "Gazou...", que entonces es homófono al español. La segunda parte fue conflictiva pues en francés no se pronuncia la "ll" como en español, sino que se transforma en "l". La grafía francesa más parecida a la pronunciación de la "ll" española es la "j", de modo que mi apellido quedaba escrito en francés como "Gazouja". Me resultó tan desagradable, que lo escribí en español y que lo pronunciaran como quisieran; pagué la inscripción y asunto resuelto.

Pero estábamos en el tercer tiempo de la escritura de la letra, que es la TRANSLITERACIÓN.

Si uno busca algún libro u obra que explique la transliteración, comprobará que invariablemente los autores se toman la molestia de separar la TRANSCRIPCIÓN de la TRANSLITERACIÓN. Hay, pues, diversas formas de abordar la diferencia, que varían muy poco entre sí, únicamente en la forma de describirla. Por ese motivo, utilizo la distinción que hace Allouche: La TRANSCRIPCIÓN es un modo de notación de la escritura que intenta fundar su ortografía a partir de un objeto exterior al campo propiamente gráfico. La TRANSCRIPCIÓN  trata de escribir la palabra adaptada de una lengua a otra. Es la dificultad con que se encontró la secretaria del congreso con mi apellido: tuvo dificultades al intentar transcribir mi apellido del español al francés, aún utilizando el mismo alfabeto latino.

Por contra, la TRANSLITERACIÓN pretende transferir carácter a carácter, "letra a letra", de un tipo de escritura a otra, con alfabetos diferentes. Así por ejemplo, utilizando un ejemplo de Février (p. 550), que también utiliza Allouche (en francés se lee "Aluch", mientras que en español lo pronunciamos tal cual está escrito, modificando la "ll" en "l": "Alouche": se trataría aquí de TRANSCRIPCIÓN) sobre la TRANSLITERACIÓN de la palabra griega συντριβω a caracteres  latinos, que se escribiría como SINDRIVO; no obstante, si lo que se pretende es una transliteración correcta, la expresión sería SYNTRIBO, donde la "t" griega se transmuta en "d" latina, y la "v" se cambia a "b". El ejemplo es pertinente, por cuanto la pretensión de muchos es que la TRANSLITERACIÓN se hace sin interpretación; esto, a todas luces, es imposible porque, por ejemplo, al pasar del caracter hebreo al caracter latino, puesto que el hebreo es silábico y no utiliza vocales escritas, se presta a múltiples cábalas.

La oposición entre TRANSCRIPCIÓN y TRANSLITERACIÓN conduce a la siguiente observación --dice Allouche en su artículo--: si la TRANSCRIPCIÓN lleva el escrito del lado de una escritura fonética [se esfuerza en transcribir la fonética en las dos lenguas, como veíamos en el ejemplo de mi apellido en francés], la TRANSLITERACIÓN se aleja de la fonetización cada vez más. ¿Pero hacia dónde tiende ese alejamiento de la fonetización de una lengua en la TRANSLITERACIÓN, letra a letra? pues, la TRANSLITERACIÓN tiende hacia la IDEOGRAFÍA, hacia el IDEOGRAMA.

Este párrafo me parece central, porque es por donde nosotros encontramos nuestro punto de apoyo para matematizar la clínica e introducir la teoría de nudos para explicar y manejar la complejidad de los fenómenos patológicos que observamos en la clínica. La escritura ideográfica es incluso radicalmente distinta de la escritura fonética y se distinguen en que es una escritura del SENTIDO Y NO DEL SONIDO. 

El interés que tiene para nosotros la escritura ideográfica es notabilísimo, porque se apoya, como habíamos visto en el PRIMER TIEMPO DE LA ESCRITURA, en el sentido de las palabras, realizando así un modo de escritura independiente de la pronunciación y mucho más próxima al habla. Asimismo, esta escritura ofrece un apoyo extraordinario a la generalización de la escritura independientemente de la fonética de una lengua dada. Se parece a la escritura silábica china, de la que se sienten orgullosos de que cualquiera que la lea la puede entender aunque no sepa hablar chino. He de decir que, independientemente de mi natural torpeza, hice la prueba de averiguar si esa vanagloria era cierta, en  un restaurante chino pidiendo la carta exclusivamente en chino (cuando estudiaba chino y japonés) y acabé pidiéndola en caracteres latinos, porque quería comer.

La importancia de esto la desarrollaré en los siguientes mensajes.

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 12, 2012, 8:36:17 AM8/12/12
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Los errores de Damasio (9)
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La función de la Letra es la posibilidad de que una cosa sea algo muy distinto a lo que es en sí: un palo, una marca, un apelotonamiento de guijarros, marcas sobre piedras o sobre paredes de una cueva, sobre tablillas de arcilla, papiro, tablas de cera o sobre papel, son algo distinto a lo que son en sí; los guijarros dejan de serlo para ser letras, lo mismo que las manchas de tinta sobre un papel dejan de ser manchas para ser letras. Esta posibilidad viene de "afuera", de lo social. Viene en forma de lenguaje social, y si no es transmitido en un plazo determinado, no es posible "construir" un ser humano, como lo demuestran las experiencias de niños salvajes: a lo sumo se obtiene un animal muy amaestrado, pero no es persona. Introduzco ya el concepto de persona al que nos vamos a dedicar en breve, porque uno de los pasos a dar es llegar a comprender que la enfermedad es un elemento de la personalidad antes de ser otra cosa, como una enfermedad.

La Letra es un elemento que es "insuflado", viene de afuera, es inmortal, carece de materia y de extensión y es la base del pensamiento. La Letra coincide bastante bien con la mayoría de cualidades que se han otorgado al espíritu o alma inmortal. Es por la Letra y el habla que existe una moral, e incluso es gracias al habla y a la Letra que existe un dios, o muchos dioses.

Pero la adscripción de una lengua a un sistema abecedario de escritura no es una simple cuestión de evolución de la lengua escrita sometida a una presión económica y de ahorro de esfuerzo al escribir, lo cual sería una presión "interna", propia de cualquier sistema en evolución. En materia de escritura alfabética es también prioritaria una cuestión política y religiosa. Si en los países del este europeo se escribe mediante alfabeto cirílico, derivado del griego, es por una cuestión diferencial entre el alfabeto latino seguido por la Iglesia Romana, y el alfabeto griego seguido por la Iglesia Ortodoxa de Bizancio. Contrariamente, los caracteres silábicos chinos no han impuesto ninguna norma de escritura, acaso la estética de su caligrafía como más destacada, y han sido adoptados por una diversidad de culturas asiáticas, que la han modificado adaptándola a sus usos e identidades lingüísticas, que en absoluto derivaban de la cultura china.

Jean Allouche, que es aquí la guía, utiliza un concepto que es muy útil, y es el de "rebús de transferencia" o "rebús para transferir" ("rébus à transfert"). ¿De dónde sale este recurso instrumental y qué importancia tiene? Dice Allouche: "Si la relación más pura de una escritura de palabras [ideográfica, mediante rebús] ha encontrado un límite a su propagación  es porque la fonética no está ausente de un modo radical, ya que participa en la elaboración misma de los ideogramas [Dicho de otra manera, el intento de escribir la fonética es un impedimento para que la escritura pictográfica se haya extendido]. La lengua china, compuesta de palabras monosilábicas e invariantes, se presta de un modo muy favorable a una escritura de palabras [pictográfica o en rebús]; pero estos monosílabos, al multiplicar las homofonías, tiene como consecuencia opuesta la de ofrecer a la escritura multitud de equívocos sonoros de los que se ha sabido servir para el establecimiento de sus caracteres. El procedimiento utilizado es el llamado "rebús de transferencia" ("rébus à transfert"), mediante el cual un grafismo ya codificado como escritura de una palabra, se retoma para notar una palabra de sentido diferente, pero homófona. En cambio, una escritura así constituida atrae la atención sobre la homofonía, dando a leer entonces el sonido y no el sentido. El "rebús de transferencia" constituye un límite interno a la ideografía. Su intervención, que está lejos de ser igualmente despreciable en el seno de otros modos de escritura --escritura silábica, escritura consonántica-- y se encuentra definida por muchos autores: Février no deja de repetirlo y de subrayarlo, como una invitación a la escritura fonética."

"La escritura por las cosas --rebús-- conduce a aprehender las lenguas como cosas --res-- incluso si de esta manera no alcanzan a dar a la escritura un fundamento, que sería una TRANSCRIPCIÓN. Si el "rebús de transferencia" se limita a invitar o introducir a la escritura fonética, su operación, no obstante, es efectiva por cuanto subraya el carácter literal del significante, que distingue los elementos [constitutivos del lenguaje escrito] de la inundación de palabras, término del que no es por azar que se haya forjado a partir de la sucesión convencional de las letras l, m, n, es decir, como un efecto de lo escrito a nivel de la lengua."

"La TRANSLITERACIÓN es el nombre del "rebús de transferencia", en tanto éste se revela como pudiendo operar, no simplemente en el interior de un modo dado de escritura, sino a través --durch-- de sus diversos modos... Freud, es bien conocido, no solamente compara, sino que identifica sueño con rebús. El sueño es una Bilderschrift, una escritura mediante imágenes, lo cual no quiere decir que no pueda aportar otros elementos que no sean pictográficos: palabras pronunciadas o escuchadas, ideogramas, signos de puntuación, distribución significante del espacio, fragmentos de texto escrito, fórmulas, letras aisladas que cohabitan como en el rebús. Se trata más bien de la toma en consideración  del sueño como un rebús lo que hará que cada uno de sus elementos, pictográficos o no, y cualquiera que sea el modo de escritura que parezca hacer presente, en principio, algo que se da a descifrar, es decir, tal como lo precisa Freud, a ser leído, no según su valor de imagen --Bilderwert--, sino según su relación, a fin de cuentas, a un signo --lo que llamó Zeichenbeziehung--. Los elementos del sueño no libran su sentido más que al ser retomados, Freud precisó este punto, uno a uno; dicho de otra manera, no hay otro método de descifrar los elementos del sueño que el de la TRANSLITERACIÓN."

"El trabajo del inconsciente [de ese pensamiento primero y autónomo antes de alcanzar la consciencia, tal como lo pensamos nosotros] consiste en el cifrado. Es destacable el hecho de que los tratados de criptografía distingan dos y solamente dos procedimientos de cifrado, procedimientos que pueden ser de redoblar cada elemento o de combinar uno con otro. La transposición conserva las letras del texto, llamado "claro", pero las modifica de forma reglada... La sustitución consiste en reemplazar el alfabeto del texto que debe criptografiarse, mediante uno o diversos alfabetos convencionales... Sustitución y transposición, asombroso reencuentro, no son más que los nombres de la metáfora y de la metonimia, que los criptólogos han inventado para designar lo que Freud introdujo como leyes del [pensamiento] inconsciente en su extensión más general".

De acuerdo con esto, lo que se revela mediante la escritura y sus modos, no es más que el conjunto de principios que rigen la construcción del pensamiento ordinario primero o inconsciente, cuya forma más depurada o primitiva se reconoce en los sueños. Se trata de la función de la letra operando en el interior del sistema de comunicación y de aprehensión del mundo en los humanos. Operando, no obstante, como un principio que viene "de afuera"; algo que posee vida propia y da vida inteligente. La letra no solo proporciona la vida inteligente y humana a los humanos, sino que nos hace personas. Pero esto lo desarrollaré en otro trabajo veraniego de estos.

Probablemente finalizaré este hilo en el próximo mensaje.

JM Gasulla

Zegarraberndt

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Aug 12, 2012, 10:27:08 AM8/12/12
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Pero la letra solo es un instrumento, a veces imperfecto, que frustra a los escritores que intentan describir, por ejemplo a la luna, sin lograrlo...
Jorge.

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JM Gasulla

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Aug 13, 2012, 7:16:45 AM8/13/12
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Los errores de Damasio (11)
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Querido Jorge

En primer lugar, agradecerte profundamente tu intervención, que rompe con esa sensación de autismo y de aislamiento que a veces me produce lo que hago aquí. Así que, sinceramente, agradezco de un modo muy hondo tu intervención.

En segundo lugar, decir que no puedo estar más de acuerdo contigo: efectivamente, la letra es un instrumento que falla, porque los pensamientos se pueden expresar de muy diversas maneras. Entre otras cosas, ahí está el arte para testimoniarlo. Pero tal como lo entienden algunos, entre quienes me incluyo, la función de la Letra (con mayúscula) es, precisamente, la posibilidad de que utilizando un mismo elemento para representar algo, pueda significar al menos dos cosas distintas. Esa es la crucial y fundamental función de la Letra en la especie humana. Por otro lado, la "letra" (con minúsculas), "castra", limita, mutila o cercena la "Letra" (con mayúsculas). La "letra" es un caso particular de la función de la "Letra", una de sus posibilidades. 

Esta función de la Letra, por otra parte, no es una función que se pueda describir como una propiedad del cerebro o que esté sometida a los principios de las neurociencias (un único principio material), sino que viene de "afuera", está en lo social. La Letra no está tanto en el cerebro, sino que está en lo Social, viene de lo Social y es imposible sin lo Social. Ese es, entre otros, uno de los usos conceptuales con los que manejo lo Social en ese modelo biopsicosocial de enfermedad que nos proporcionó Engel y que nos toca a nosotros desarrollar en la "buena dirección".

Esto lo voy desarrollando poco a poco, pero veremos que es gracias a esa función de la Letra, a esa función que tiene el rebús, al efecto directo de lo que Allouche llamó la TRANSLITERACIÓN, letra a letra, de un alfabeto a otro, cómo podemos utilizar un aparato lógico-matemático para manejar los fenómenos clínicos con la seguridad de la que carecemos ahora.

Si la inmensa mayoría de médicos se "refugia" en el biologicismo del concepto de enfermedad, es porque la biología proporciona un sistema seguro para comprender los fenómenos, pero en esto puede ocurrir como con la arquitectura y las matemáticas: si la arquitectura era un oficio, y el equilibrio de una construcción se obtenía como fruto de la experiencia (adquisición de maestría de oficio mediante la transmisión de experiencias de ensayo y error), la cosa cambió cuando la geometría se introdujo organizando el espacio, según formas estables que respondían a las razones  concretas de una geometría matemática. Del mismo modo, desde aquí insisto en que las estructuras clínicas responden a estructuras lógico-matemáticas estables, y que pequeñas variaciones de posición de ciertos elementos dentro de la estructura, como por ejemplo que un médico le diga a su paciente angustiado que hoy le ve mejor aspecto, estén justificadas porque es el aparato conceptual, operando desde la función de la Letra (rebús), lo que da razón del cambio. Dicho de otro modo: no es de la psicología de donde obtendremos nuestras seguridades, sino del cálculo lógico y del pensamiento matemático, esto es, de la concepción de nuestro espacio-tiempo clínico como un espacio-tiempo lógico-matemático o, mejor, topológico.

Pero volviendo a la cuestión que planteabas, querido Jorge, Jean Allouche inició su excelente e ilustradora ponencia con estas palabras (lamento no ser mejor traductor): "'Ose ordenar la reforma de nuestra ortografía y la mentira abecedaria que prepara todas las mentiras no deformará más a los jóvenes espíritus': esta invitación que el gramático Urbain Domergue dirigió en 1805 al emperador [Napoleón], ¿cómo no darse cuenta de que era llevada al lugar exacto en el que podía encontrar un inicio de realización?" Hasta aquí la introducción de AlloucheFrançoise-Urbain Domergue fue uno de los gramáticos que más influyó en dar al Imperio napoleónico su uniformidad, al menos en el territorio francés, al unificar la gramática francesa y prohibir las lenguas locales o regionales. Sabemos a qué extremos de crueldad y de crímenes de autoridad se llegó condenando y ejecutando la pena de muerte a quienes hablaran o escribieran en otra lengua que no fuera el francés normativizado. Su concepción normativa con base en el abecedario, no obstante, no dejaba lugar a dudas en esa misiva de Domergue a Napoleón: se trataba de construir una mentira. La construcción de una gramática normativa y de una escritura fonética apoyada en el abecedario latino fue claramente una maniobra política y de dominación en la Francia napoleónica. El gramático no engañó a Napoleón: el abecedario latino es una mentira, pero con esa mentira los espíritus no se verán desviados, de donde queremos que estén, faltaría añadir. 

Y es que si el rebús es la función de la Letra operando sobre el pensamiento ¿en qué momento, cómo y por qué, ese lenguaje primero, por ejemplo el de los sueños, construido mediante series sucesivas y encadenadas de rebuses, deja de ser una función de la Letra y de la palabra para ser función de la fonética? ¿Y qué importancia tiene ese cambio sustancial en las mentes humanas, que son construidas de un modo rigurosamente lineal desde entonces (lógica clásica)?

Basta ver los esquemas lógicos deductivos bidimensionales de Frege...

Figura 1: Ejemplo de esquema lógico-deductivo bidimensional en Frege, página 109, esquema (130)

 ... para darse cuenta (Gotlob Frege. Idéographie. Vrin. 1999) de que nuestro pensamiento sólo es lineal cuando se somete al abecedario, es decir, a la "letra", como viene a decir Jorge Zegarra, y no a la Letra. Pensamos y deducimos utilizando diversas "capas". Eso si que lo señala Damasio, y coincidimos con él.

En cualquier caso, aquí no hago más que intentar ilustrar en qué punto Damasio se equivoca: justamente en el punto en que, deslumbrado por los avances de su ciencia (la neurociencia), atribuye el pensamiento a un único principio (material, res extensa), descuidando gravemente, como muchos, que el lenguaje es per y preformativo del mundo que nos rodea, que es autónomo al seguir leyes que no existen en la naturaleza, sino que son fruto de una naturaleza propia y distinta a la que rige la física y la dinámica de los planetas y de los fluidos, y que el pensamiento es res cogitans, sin extensión, medida ni lugar: viene de afuera, aunque desprovisto de cualquier connotación mística o espiritual. No es el alma inmortal: ¡es el lenguaje! ¡imbécil!

JM Gasulla

JM Gasulla

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Aug 14, 2012, 6:40:50 AM8/14/12
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Los errores de Damasio (12)
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Quería acabar este hilo de discusión, que no obstante seguirá abierto para comentarios, dudas y preguntas, con el intento de un resumen, porque me parece importante retener como concepto clave el de la "función de la Letra".

Partía de la consideración de Damasio por lo que él denotó como el error de Descartes, y lo comenté en el mensaje 3 de este hilo: "La afirmación, quizá la más famosa de la historia de la filosofía [decía Damasio], aparece por primera vez en la cuarta sección del Discurso del método (1637) [de Descartes], en francés ("Je pense donc je suis"); y después de la primera parte de los Principios de filosofía (1644), en latín ("Cogito ergo sum") Tomada en sentido literal, la afirmación ilustra precisamente lo contrario de lo que creo que es cierto acerca de los orígenes de la mente y acerca de la relación entre mente y cuerpo. Sugiere que pensar, y la consciencia de pensar, son los sustratos reales del ser. Y puesto que sabemos que Descartes imaginó que el pensar es una actividad muy separada del cuerpo, celebra la separación de la mente, la "cosa pensante" (res cogitans), del cuerpo no pensante , el que tiene extensión y partes mecánicas (res extensa)"

A lo que Damasio añadió: "Pero mucho antes del alba de la humanidad, los seres eran seres... para nosotros en el principio fue el ser, y solo más tarde fue el pensar [subrayado por mí]", a lo que yo repuse: "Antes de haber un ser, había un "existente", o estaban los "existentes", pero no los seres. La noción de ser, la noción de existencia, la noción de ente, son productos del lenguaje y del pensamiento. No hay nada, salvo lo Real, los existentes, antes del lenguaje... Después de lo cual estaremos en condiciones de poder afirmar que en principio fue el pensamiento hecho de lenguaje y después fue el ser. Exactamente al contrario de como lo pensó Damasio".

Ese fue el punto de partida para desarrollar de qué manera el lenguaje, algo que viene de afuera como un principio material pero sin extensión, por donde yo sostengo un dualismo de principios, vivifica y regula el pensamiento  y del que no se puede prescindir en absoluto, y cómo el pensamiento, pese a ser ubicuo en ciertos lugares específicos del cerebro, carece en sí mismo de extensión y lugar pese a su naturaleza material, insisto, tal como pensó Descartes. No obstante, esa clasificación según principios, que se la debemos a Mario Bunge (El problema mente-cerebro. Un enfoque psicobiológico. Tecnos. 1985) ha de ser revisada en profundidad, porque me parece obsoleta.

Para probar lo que afirmo, me he valido de la "función de la letra", que finalmente, gracias a Jean Allouche, la he definido como la función TRANSLITERANTE del lenguaje, o función rebús. La Letra (a no caer en el error de tomarla por la "letra" del alfabeto) introduce en el pensamiento la posibilidad de que una cosa material sea capaz de ser otra cosa, en el sentido fuerte de la palabra "ser" como existencia. La Letra hace que las cosas sean otra cosa que lo que son en sí. Incluso se puede afirmar sin temor que la función del pensamiento es la transliteración, es decir, que una cosa deje de ser lo que es para ser otra cosa distinta: una marca en un hueso deja de ser "eso", una muesca, para significar otra cosa, un acontecimiento, un evento. Ya no es una muesca: es un evento. Esa es la función del lenguaje, de la letra y del pensamiento que, si uno se muestra de pensamiento ligero, se aventurará a decir que, prácticamente, pensamiento, palabra, habla y lenguaje, se trata de la misma cosa, y que todo está regulado, o regido, por esa función de la letra (función transliterante) 

Recuerdo que la transliteración, o rebús, consiste en pasar letra a letra cada palabra de un sistema de escritura a otro, lo que produce como efecto que en la transliteración se esté cada vez más lejos de una traducción del sentido de un sistema lingüístico a otro, y nos acerquemos de un modo asintótico a la transcripción conceptual de la palabra, esto es, a una traducción ideográfica. A este respecto, para ilustrar esta cuestión puse el ejemplo de los apuros de una secretaria para transcribir mi apellido del español al francés, y que se presentó como una tarea imposible. Sin embargo, es probable que de haber escrito mi apellido mediante un ideograma, podría haber dibujado un signo para el GAS ("gaz" en francés), y otro para la HULLA ("houille" en francés), o algo parecido, en vez de insistir ambos en querer transcribirlo del español al francés.

Acabo.

Dice Damasio: "[Descartes] Sugiere que pensar, y la consciencia de pensar, son los sustratos reales del ser" y añade: "Somos, y después pensamos, y sólo pensamos en la medida en que somos, puesto que el pensamiento está en realidad causado por las estructuras y las operaciones del ser [entendidas como funciones biológicas exclusivamente]". A lo que yo respondo: "El sustrato real del ser es la Letra: Primero hablamos, luego pensamos y después somos; aunque hablar y pensar son, como decía Saussure, lo que el viento es a la formación de la ola en la superficie del mar".

JM Gasulla
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