Ética (10)====
En este hilo hemos recorrido la estructura de los distintos niveles de lenguaje en la ciencia. Por supuesto, esto no es más que dar una noción poco más que divulgativa de la riqueza y profundidad del asunto, que le ha costado al pensamiento occidental unos 3.000 años en desarrollarlo, resultando de ello una riqueza inagotable para quienes disfrutan del pensamiento riguroso.
Los Niveles de Lenguaje (NLx) son casi equivalentes a distintos metalenguajes, pero no del todo, porque el NL0 no es un metalenguaje, sino el lenguaje objeto L0, más las teorías que hace el paciente en ese nivel, con ese lenguaje. El nivel NL3, que es un metalenguaje de nivel 3, o metafísico, es el único en cuya estructura puede figurar, de nuevo, el sujeto, presente en el L0, pero que se eliminó en el NL1.
Traigo un ejemplo de actualidad. Se trata de un artículo publicado en Medicina Clínica, entre otros, por Luis Miguel Ceresuela: Trullàs, JC; Ceresuela, LM, et al. Paradoja de la obesidad en la insuficiencia cardíaca. Resultados del Registro RICA. Med. Clin. (Barc) 2011: 137(15): 671-677. doi:10.1016/j.medicli.201103.036
En este artículo se trata de una verdadera paradoja: mientras que si se sostiene que la causa de la insuficiencia cardíaca en la obesidad es la propia obesidad, el estudio concluye que tienen peor pronóstico los pacientes obesos afectos de insuficiencia cardíaca que inician y consiguen una pérdida de peso mientras están insuficientes, que los que padeciendo el mismo grado de insuficiencia cardíaca, mantienen el peso.
Tanto para explicar el problema de la insuficiencia cardíaca en la obesidad, como los efectos que la pérdida de peso tienen sobre la gravedad de la insuficiencia, no interviene para nada el sujeto del enfermo. Se habla de la obesidad y de la insuficiencia cardíaca, pero no del caso particular, de qué problemas tiene esa persona en particular, con el sobrepeso, con las dietas, cómo explica lo que le ocurre... No se tiene en cuenta ninguna particularidad subjetiva de esta persona. El sujeto ha sido eliminado y de ello se obtiene dos elementos: una elaboración teórica de la enfermedad, y un resto, que es el enfermo. Pero ese resto, el enfermo, aunque la medicina lo haya eliminado, existe, y no me refiero al número que lo representa anónimamente en un dato estadístico, que la estadística no representa a ningún enfermo, sino a la enfermedad en los enfermos. La estadística introduce cierta concepción ontológica, metafísica, de la enfermedad, pero esa metafísica que proviene de la estadística no se explica en el nivel de metalenguaje NL2, sino que se explica, regresando al sujeto, en un nivel teórico NL3, metafísico.
En el NL2 aparecen muchas paradojas, y la mayoría, como en el trabajo de nuestro amigo, que comento, se resuelven dentro del mismo nivel de lenguaje NL2, sin necesidad de recurrir a un nivel superior. Pero no es siempre así. Ocasionalmente, algunas paradojas no se resuelven en el mismo nivel en el que aparecen, sino que requieren un nivel superior de abstracción teórica y de lenguaje. En el caso que comento, no es necesario recurrir a ningún proceso de sujeto para comprender y resolver la paradoja, pero no es lo mismo, por ejemplo, para resolver el problema, que no paradoja, que plantea la Fibromialgia en los niveles NL1 y NL2, de metalenguaje, en los que no encuentra solución, mientras que sí se la encuentra en el nivel de metalenguaje NL3, recurriendo al sujeto y a un nivel de comprensión de la enfermedad más complejo (modelo de enfermedad biopsicosocial).
Es así como encontramos una aplicación práctica de nuestro nivel de conocimiento recientemente adquirido gracias a la estratificación de los lenguajes científicos mediante metalenguajes, para resolver un aparente problema ético real y actual.
Se trata de un reportaje-noticia aparecida en el periódico El País del 22 de diciembre de 2011: Vivo en una cárcel que se estrecha. Existe, por un lado, una norma del cuerpo, que es, en este caso, la ELA. Esta enfermedad le impone al sujeto unas condiciones de vida. Tomando apoyo en esta norma "natural", pero sin ser una norma "natural" tal como hemos visto, los médicos que mantienen con vida al enfermo le imponen una norma que no sabemos de dónde viene, pero que acaso parecería seguir las leyes del propio cuerpo para imponerse, y le dicen que todavía no está terminal para sedarlo. Frente a estas dos normas, una de carácter "natural" y otra de carácter "médico" (proviene del discurso médico como normativo, pero no entendemos de forma inmediata el origen de esa norma que le impone al enfermo seguir viviendo pese a su voluntad en contra), se interpone otra norma, esta de carácter jurídico: se condena la sedación terminal o la eutanasia.
La razón por la que se condena jurídicamente la eutanasia no es una razón ética, sino jurídica, aparentemente amparada en una norma moral conmiserable de tipo cristiano. Las condiciones del sujeto, su deseo, su deseo de vivir o de morir, no cuenta ni para el orden médico ni para el orden jurídico. Por un lado, a su deseo (el del enfermo) se le impone la norma del propio cuerpo. La enfermedad es otra forma de vida, por más breve que sea esa vida en la enfermedad. Le impone al sujeto unas condiciones de goce de la vida. En este caso, es la vida, o si se quiere decir así, la muerte, quien goza de él, y lo anula: no es él quien goza de su cuerpo y de la vida, sino que, al contrario, es su cuerpo y "la vida", quienes gozan de él impidiéndole un goce en tanto sujeto. El paciente aparece, así, como sujeto pasivo, como sujeto a un goce que le resulta extraño e imposible. Con la enfermedad, más bien se trata de un goce sin sujeto , a no ser que consideremos que el sujeto, la causa material de la enfermedad, son las culpas del sujeto (¡Claro! Es que fumaba mucho. ¡Claro! Es que bebía mucho. ¡Claro! Es que no hacía dieta. ¡Claro! Es que tenía colesterol y no se cuidaba), la acción vengativa de los espíritus o de algún dios o Principio Supremo, también vengativo o perverso.
Si el sujeto se ve enfrentado a un goce de la vida, o de la muerte, que goza de él y lo anula, sobre este goce "natural", se adviene el goce "extra" del discurso médico que apropiándose de las nuevas normas impuestas por la enfermedad, impone las suyas. Estas normas que impone el médico son personales y anulando el goce del cuerpo que tiene el sujeto enfermo, abre el camino directo al goce del médico y de los sanitarios en general (enfermeras, psicólogos, gestores sanitarios, políticos, etc.): es un médico quien impone unas normas amparado en un Bien Superior, o en un Orden Superior que, en este caso, es jurídico.
Así que al enfermo se le impone una diversidad de normas que contrarían, impiden o anulan su goce del cuerpo y de la vida. Estas normas son las normas de la enfermedad, el goce médico, el orden jurídico y, ocasionalmente, las normas morales de una religión concreta.
Comprendemos que hay unas normas que provienen de la enfermedad y de las limitaciones del cuerpo, que se imponen al sujeto y lo anulan. Comprendemos también que hay un goce del médico que se obtiene al anular al enfermo, dejándolo como resto de una operación discursiva. Que en el lugar del sujeto del enfermo, que ha sido anulado por el discurso médico, aparece el goce del médico, o del orden médico, que incluye al jurídico, sobre el enfermo, al que, lo quiera el médico o no, lo infantiliza ¿Pero qué relación hay entre el orden jurídico y el orden médico? Mi guía en esta cuestión no ha sido Kant, sino Hans Kelsen. Teoría pura del derecho. EUDEBA S.E.M. 1.989. Actualmente hay diversas ediciones del libro, en Porruá, Trotta, incluso una edición en catalán por Edicions 62. Es uno de esos libros que uno ha de haber leído.
Dice Kelsen, y esto fue algo que me impresionó cuando lo leí por primera vez, quizás porque, de tan obvio, no se lo piensa, que en la naturaleza no se sigue, como causa natural, un castigo, sino que el castigo, o la obligación de obrar de tal modo, es una norma impuesta por los hombres. Así, un acto punible, como un infanticidio o una violación entre animales, no se sigue ningún castigo, mientras que existe una norma entre humanos que castiga dichas conductas. El castigo y la culpa no son naturales en el sentido en que el efecto del castigo se sigue de la causa del hecho y, en consecuencia, no están en la naturaleza. Las razones por las que una sociedad se impone a sí misma un orden jurídico y moral no las vamos a discutir aquí, pero en cualquier caso, para Kelsen no se trata de una moral de tipo cristiana o de una ley que derivaría del texto bíblico del Éxodo o de cualquier otro texto sagrado. La ley derivaría de un acuerdo o Ley Primera, o Constitución, que sería la garantía de legalidad de todas las demás leyes. En cualquier caso, la ley mosáica cumpliría también esa estructura general que jerarquiza a las leyes, aunque sin ningún fundamento divino como en el caso de la ley de Moisés.
Sea como fuere, la aplicación de una norma jurídica al proceso clínico, no sería estrictamente una norma moral o ética, sino una ley jurídica, y se trataría, entonces, de una deontología. Sin embargo, si tomamos el nivel de Metalenguaje que hemos llamado NL3, en este nivel incluimos al sujeto porque es un nivel metafísico y ontológico, esto es, en el caso del ejemplo del muchacho de la noticia que he comentado, se trata de la restitución del sujeto que ha sido anulado, tanto por las normas propias que la enfermedad le impone a su cuerpo, como por la exclusión del sujeto que el discurso médico le impone también, y por el discurso jurídico que estipula si la eutanasia es lícita o ilícita, si debe ser castigada o no.
Al restituir al sujeto frente a las normas de la enfermedad, frente al diagnóstico médico, frente al orden jurídico y moral, el sujeto en este caso decidió que las normas que le imponía la enfermedad, y no las que provenían del discurso médico, moral o jurídico, no eran suficientes para seguir con vida. Al decidir morir, se restituye al sujeto en su goce sobre el cuerpo. Son entonces, otras normas, las del sujeto, las que se imponen a cualquier otro orden, incluso al natural, y decide morir.
No existen normas sin sujeto. Incluso en el caso del ejemplo de la ELA, hay un sujeto que decide si acepta o rechaza las normas que le impone su cuerpo. Cuando se toma en consideración al sujeto en la clínica, hay un "orden natural" de relación del sujeto con el goce que puede obtener de la vida, o el goce que la vida puede obtener de él sometiéndolo a una tortura sin fin. Esta relación al goce del cuerpo y del sujeto no es ajena a la clínica. Está en el proceso de enfermar mismo. No proviene de ningún orden médico, moral o jurídico, sino de la relación del sujeto con el goce de la vida y con el goce del cuerpo. Es, por decirlo así, algo que forma parte de la clínica, del nivel de Metalenguaje NL3, donde se dan las condiciones ontológicas y metafísicas del sujeto en relación al goce, a la enfermedad y a la existencia, para poder teorizarlo.
De acuerdo con esta visión del proceso clínico en los distintos niveles de metalenguaje que lo incluyen ¿qué función tendrían los comités de ética? Al parecer, y por volver al artículo de Carlos Pose que abría este hilo, titulado El sentido común en bioética clínica, yo, personalmente, no les veo más función que un intento normativo, esto es, deontológico, exterior a la propia medicina, de controlar la situación desde algún principio moral, porque si se tratara de extraer alguna enseñanza clínica, no sería en un "comité de ética" donde debiera discutirse, sino que forma parte del proceso clínico completo, y sería en las sesiones clínicas donde los médicos debieran discutir estos asuntos (recuerdo aquí la existencia de los "grupos Balint", pero no necesariamente, porque sirve también cualquier sesión clínica común) Se trata, para mí, de un intento de regulación, de control, del goce médico, imponiéndole un orden pseudojurídico o deontológico, para controlarlo. No me parece mal, porque el goce del médico puede ser mortífero y catastrófico para el enfermo, pero ese mismo control puede llevarse a cabo en las sesiones clínicas si se tiene en cuenta el nivel NL3 de metalenguaje.
En la propia sesión clínica, en la práctica diaria del ejercicio de la medicina por parte del médico y en relación a su paciente, ese establecen entre ambos las reglas de goce, y pueden ser dialécticas, siempre que el médico no pretenda imponer su goce sobre el del enfermo.
Como se acerca Navidad, creo que si ya esto cansa y no se lee, menos se leerá en esas fechas, de modo que como mañana ya es viernes y vísperas de Navidad, no comentaré ni haré una revisión de todo el hilo hasta más adelante. No obstante, imagino que habrá quien tenga objeciones, ideas o comentarios que hacer, en el supuesto que esto lo lea alguien.
Por si alguien quiere hacer comentarios, queda abierto el hilo a vuestra disposición.
JM Gasulla