Un Gravísimo Problema Actual

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Aon

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Jul 25, 2010, 6:59:28 PM7/25/10
to SALVEMOS a la TIERRA


Escribir acerca de un gravísimo problema mundial seguramente que no
alarmará a nadie a esta altura de los numerosos acontecimientos
sociales, políticos, económicos y ecológicos que están en pleno
proceso de crecimiento, puesto que toda persona tiene más o menos
conciencia de la tensión que dichos problemas mundiales están
ocasionando a la vida del planeta en su conjunto.

El punto es poder ir cada vez más al fondo de la cuestión a fin de
esclarecer la naturaleza real del problema causal de todos los demás
inconvenientes y dilemas globales para orientar mejor la búsqueda de
soluciones definitivas y no seguir en el tanteo de alternativas
temporales que postergan el derrumbe inexorable de todos los sistemas
que sostiene a la civilización. En sí, existen muchos conflictos de
índoles diversas, pero, lógicamente, habrá alguno que ha de ser la
causa de todos los problemas... el primer gran problema que lleva a
todos los demás.

La aritmética para llegar a este primer gran problema de la humanidad
no es nada compleja.
Repasemos un poco cuestiones bien conocidas para entrar entonces en un
terreno que prácticamente se discute muy poco según mi parecer.

En lo que va de 2010 la población mundial es de 6.867 millones de
seres humanos. Sólo en Asia se concentra el 60% (en oriente y medio
oriente), le sigue África con el 14,5%, luego viene América con el
14%, después está Europa con el 11%, y por último se encuentra Oceanía
con el 0,5% de la población mundial.
Por lo tanto, es más importante evaluar el nivel de los numerosos
crecimientos (demográfico, tecnológico, consumo, etc.) que sucederán
en China e India en las próximas décadas, por ejemplo, con 1.700
millones y 1.300 millones de habitantes respectivamente, que lo que ha
sucedido hasta ahora por ejemplo en EEUU con 310 millones de personas,
España con 47 millones o Argentina con 40 millones. Sobre todo
teniendo en cuenta que el 29% de la humanidad total es la que ha
entrado al mundo del confort tecnológico mientras que en China sólo un
5% de sus habitantes lo han hecho hasta el momento (lo que da
alrededor de 85 millones de personas y es mucho, o sea que el
porcentaje es aun menor a un 5% del total), pero lo más significativo
es que con este 5% ya se está llegando a los niveles record de materia
prima consumida por el resto del mundo en varias décadas.
¿Se puede imaginar cuando toda esta gente de China, India y África
alcancen las mismas proporciones de población de consumo que por
ejemplo se registra en los EEUU? ¿Cuántas materias primas se
precisarán y cuántos recursos naturales quedarán disponibles para que
toda esta gente se atiborre de objetos de consumo tal como sucede en
algunas zonas de occidente? Y esto sucederá en los próximos 15 o 20
años, a lo sumo, 25, no más.

Para el 2050 se estima en 9.539 millones poblarán el planeta, de los
cuáles, no el 20% de la población como ocurrió en 1990, sino, más de
un 62% de la población mundial habrá entrado en el confort tecnológico
que promete el consumo desmedido, o al menos será el porcentaje que
contemplará al disolución de los sueños materialistas ente el
inexorable ocaso del emporio mercantilista.

Digámoslo de otra manera.
Hasta la década de los ´90 sólo un 20% de la población mundial estaba
haciendo uso pleno del consumismo desmesurado que ofrece a modo de
privilegio el capitalismo abusivo como parte de sus bondades más
extraordinarias. Y téngase en cuenta que sólo este 20% de la
población mundial en su afán de consumismo ha llevado al planeta al
deplorable umbral en el que nos encontramos, precisamente en el borde
del abismo de todos los sistemas naturales conocidos, en el punto
donde comienza a desencadenarse el desequilibrio irrefrenable del bio-
ecosistema a causa de la desintegración de las fuentes de los recursos
renovables, y en donde comienzan a fallar las políticas implementadas
para el usufructo de toda la materia prima planetaria.
Ahora bien, el 80% de la población mundial aún fuera del nivel más
rabioso del capitalismo, reclama con justa razón los mismos derechos
para participar del “confort ensalzado” que supuestamente otorga el
privilegio de hacer uso del consumismo que ofrece la máxima bondad
capitalista.
Por eso en el 2000 un 23% de la población mundial se ha incorporado al
rebaño de consumistas empedernidos que demandan más cantidad de
productos descartables, y descartables con el propósito poder hacer
uso de una mayor cantidad de productos que sostengan la industria del
consumo en un círculo vicioso asfixiante del que forma parte el poder
económico. Y en 2010 ya somos un 29% de la población mundial que
avanzamos en la dirección del consumo irrefrenable.
Cabe la aclaración que aunque el panorama es sombrío y los pronósticos
son drásticamente nefastos, la realidad es que el 71% restante de la
población mundial reclama más que nunca su inserción en el mercado
consumista y tener acceso a todos los productos que hasta ahora han
sido beneficiarios en gran medida los países del primer mundo
occidental, o ese mísero 29% a nivel global.
Por eso China e India, entre otros países, recién están entrando en
esta sacrosanta corriente del consumismo letal; le sigue muy de cerca
una gran masa Latinoamericana, y ya se está iniciándose África también
por este camino. Y no importa que tan mal esté el ecosistema
planetario, todos quieren entrar con todo derecho al estilo de vida
consumista que por décadas han “gozado” exclusivamente los habitantes
del primer mundo.
Se estima que para el año 2020 seremos un 38% de humanos inmersos en
el mercado de consumismo insaciable que gestiona y promueve el
capitalismo más radical; para el año 2030 seremos un 49%, y para el
2040 seremos la escalofriante proporción de un 62% de consumidores
cada vez más desesperados, porque para entonces estaremos almacenando
de todas las maneras posibles los objetos de consumo en vías de
agotamiento antes de que se terminen, de tal manera que podamos contar
con ellos en los años oscuros venideros de extinción capitalista.

La pregunta es, ¿llegaremos a este punto? o ¿hasta dónde podremos
mantener esta conducta enfermiza que agobia a los seres humanos.

Y considérese que cuando seamos un 62% de consumidores a nivel
mundial, todavía quedará un 38% de la población mundial (más que el
porcentaje que ha llevado al planeta a la situación actual) demandando
todavía su lugar en las filas de las hordas consumistas, aunque para
entonces ya no quede nada.

En fin, éste es más o menos el progreso y el “crecimiento sostenido”
que interesadamente el poder económico ha hecho merecedora a la
humanidad.
A esta altura que más podría agregar que mi más sentido dolor por la
edad oscura que se avecina, el que sólo se aliviana con la conciencia
de saber que después de todo fin de ciclo nace otro mucho mejor.


Este tema de los consumidores que faltan entrar en el mercado es
sumamente importante y no veo que las iluminarias occidentales estén
prestándole la debida atención.
La solución, según estimo... no es nada fácil.
Primero, los grandes monopolios deberían disolverse y la
manufacturación de los productos tendría que volver al pueblo; de este
modo se manufacturaría lo esencial para la vida. Por otro lado, un
monopolio tecnológicamente avanzado precisa pocos trabajadores para
producir una determinada cantidad de objetos, mientras que si esa
misma producción fuera desarrollada artesanalmente por el pueblo, pues
en este caso se requeriría cientos de miles de trabajadores, y hasta
millones según el número de población mundial que requiere esos
productos.
Este es el primer paso: abolir los monopolios, las multinacionales y
las empresas tecnológicamente sofisticadas. La humanidad debe volver
al trabajo artesanal comunitario. De este modo se detiene el círculo
vicioso de producir una enorme cantidad de productos inútiles para
sostener el mercado y deja de lesionarse al ecosistema, el cual
comenzará a recomponerse, y por otro lado, toda la humanidad tendría
una ocupación laboral y se terminaría la pobreza.
Este es el primer paso, y si ello no es posible, entonces carece de
sentido exponer los pasos subsiguientes puesto que se basan en este
primer cambio de paradigma.

Por ejemplo, los EEUU, entre otros países, ha salido a salvar estas
empresas monopólicas inyectando millonarias sumas de dólares para
rescatarlas, de modo que las economías no se vean resentida. Pero
esto sucederá una y otra vez, cientos de veces, y cuando no pueda
salvárselas más, finalmente estos monopolios caerán y con ellos la
mayor parte de la humanidad. Y cuanto más se lo dilate peor será para
todos, porque cuánto más avancemos por este camino más trágico será al
final.

Este el momento histórico de decidirse de una vez por todas. Hay que
dejar que caigan los grandes monopolios del consumo para entrar a
proyectar las nuevas sociedades basadas en el consumo básico para la
supervivencia de cientos de generaciones futuras. Este es el
principio de la nueva humanidad, que se inicia a partir del fin del
ciclo capitalista tal como lo conocemos. Es tiempo de ir entrando en
un nuevo sistema, quizás un capitalismo humanizado o algo
diametralmente diferente.

Sin el fin de un ciclo no habrá ningún reinicio evolutivo. Y siempre
se presentará la conclusión de todo ciclo por los efectos del mismo
orden natural de las cosas pero no impulsado por la necedad humana, lo
cual terminará siendo mucho más drástico.
No hay que temer al fin de los sistemas, porque ello implica una
transformación. Y si impedimos que los sistemas lleguen a su fin, a
la larga la civilización sucumbirá irremediablemente con el colapso de
tales sistemas. Podemos sobrevivir como especie si somos capaces de
adaptarnos a los ciclos, pero sucumbiremos si vamos en contra de
ellos.

Sabemos bien que donde hoy está la Antártida hubo un tiempo que
existieron frondosas praderas, donde se encuentran los Himalayas
estuvo alguna vez el océano profundo; todo cambia y todo se
transforma; el mundo muta sin cesar porque la existencia misma es
nueva cada día aunque no pueda ser detectado en el insignificante
tiempo de vida de los mortales.

Los datos en números vertidos aquí no son exactos, pero ello no afecta
a la gravedad del asunto, que seguramente es mayor a las cifras aquí
vertidas. Sólo expongo el panorama de los hechos sin que sea su base
los números, sino, antes bien, las realidades.

Para leer más sobre “el Tao de los Ciclos” consultar:
http://groups.google.com/group/neo-tao-com/browse_thread/thread/0919672da467ae0f?hl=es#

Aon, del Centro del Tao
(Fucentao)




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