-“Hoy he tenido una pesadilla horrible -me dijo al entrar- Me he angustiado mucho y me he despertado, pero me he tranquilizado y he podido seguir durmiendo”
-¿En qué ha soñado?
-“He soñado con el Demonio. Era un ser horrible. Me daba pánico. Su imagen era espantosa, tanto como su presencia. No tenía escapatoria: Él estaba por todas partes. Era terrorífico y he sentido una angustia espantosa. Pero inmediatamente he pensado: ¡Qué tonta soy! ¡Pero si no es el Demonio! ¡Es San Nicomedes!. Al instante, la imagen del Demonio se ha trasformado en la imagen de San Nicomedes. Todo lo que era angustia y miedo por la presencia del Demonio, se ha trasformado en paz y serenidad y la angustia ha desaparecido.”
Con el Demonio asocia lo malo, la maldad, el miedo; un ser que no tiene piedad y que es malo. Asocia también que a ella le decían, de pequeña, que si era mala el Demonio vendría por la noche y se la llevaría. Al soñar con el Demonio, la idea que le viene a la cabeza es que el Demonio se la venía a llevar. Por eso se angustia tanto en el sueño. Por el miedo y por la angustia de que se la lleve.
Con San Nicomedes no asocia nada. Ni tan siquiera sabe si ese santo existe. Lo único que se le ocurre es que con la trasformación de la imagen del Demonio en la del santo, la angustia le ha desaparecido. Con el santo puede asociar la bondad, el Cielo, el ser bueno, la ausencia de maldad; es decir, lo absolutamente opuesto a las propiedades que le atribuye al demonio.
La falta
de asociaciones sobre los elementos del sueño, conociendo de antemano la
historia previa de la paciente, no permitía, aparentemente, ninguna otra
interpretación que no fuera la trasformación de un elemento angustiante en otro
apaciguante, pues había sido la trasformación operada, tanto sobre la imagen
como sobre las palabras, lo que le había calmado la angustia que sintió durante
el sueño.
De hecho, lo que ofrecía el sueño era una imagen y un nombre que se trasformaba en otra imagen y otro nombre, pero contrarias a las primeras
Imagen del Demonio Imagen
del Santo
DEMONIO SAN NICOMEDES
Parecía claro que, trabajando ahora sobre las palabras, en realidad la palabra SAN cumplía la función de invertir una cosa en su contraria y que en la lectura
DEMONIO (SAN) NICOMEDES
El “SAN” autorizaba la lectura invertida de la palabra NICOMEDES. Esta lectura arrojaba:
Preguntada la paciente si podía asociar algo con la palabra Sedemocin, la palabra no le sugería nada ni podía asociar nada con ella.
Sin embargo, si se separaba por sílabas, podía deletrearse y adquiría pleno sentido: SE DE MO CIN
Siguiendo un
recorrido de lectura, introduciendo un retroceso y cierto arreglo posterior,
permitía leer libremente y sin obstáculos una frase:
SE DE MO CIN
La frase leída de forma lineal, dice:
SE + DEMONIO + C
de modo que tenemos la misma representación angustiante a ambos lados del functor (San), con la inversión de imagen, de letras y de afectos, todo ello vehiculizado por una ley del lenguaje, como la antonimia, tanto de palabras y conceptos como de imágenes.
En la operación final puede decirse que:
1: SAN cumple las funciones de invertir la palabra y la imagen en sus contrarias y, en consecuencia, autoriza la lectura invertida de la palabra Demonio.
2: La trasformación del Demonio en San Nicomedes, que es lo que aparentemente calma la angustia, encierra la afirmación de lo contrario: diríamos que es un santo que encierra en su seno el imperativo de ser el, o como el, demonio.
3: Lo que en verdad calma la angustia es la aparente trasformación de la maldad en santidad, pero llevando oculta en su seno la maldad.
4: La negación de la percepción (formada por la imagen del demonio y por un significante DEMONIO), arroja como resultado una partícula SE (o ES), la misma palabra DEMONIO para cuya lectura ha sido preciso un retroceso lineal, la eliminación de una letra y un empalme con una letra anterior (movimiento sugestivo de ser leído sobre una banda de Möbius) y un resto no significante, que es una letra (C); esto es, el imperativo "SE DEMONIO" que encierra NICOMEDES (basta leer al revés Nicomedes)
En este pensamiento se trata de la antonimia y de la conjunción de dos antónimos, uno que liga la angustia y actúa como representación angustiante (Demonio), y su antónimo (san) que hace desaparecer la angustia (Nicomedes).
El análisis puede extenderse más, pero mi pretensión no era más que mostrar cómo el pensamiento "liga" y tramita los afectos y comprobar que el pensamiento es un dispositivo "automático" que regula el goce humano.
El pensamiento que se muestra en este sueño muestra, también, sus leyes fundamentales en proceso. Podemos describir estas leyes de un modo muy complejo:
En el siguiente mensaje daré mi versión sobre qué son las "leyes de Freud" que aquí voy desarrollando.
JM Gasulla
JM Gasulla--
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Así que cuando uno se plantea qué es una ley, acaso no importan tanto las "leyes de Newton" como las "leyes de Montesquieu" y, aún, las "leyes de Freud" más que ningunas otras porque, además, las engloban.
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qué engloba a qué;
las leyes de Fr a las otras ¿¿, creo que no, a menos que quieras decir en un dibujo que las N y M son nucleares y las F rodean a N y M
2.-
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sino si se somete o no a las "leyes de Newton" que imperan en su cuerpo, tanto como en el nuestro. Y en su mente, dando como resultado lo que llamamos una personalidad, o una persona.
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an a N y M buen descubrimiento ese de que en el cuerpo y en la mente de uno imperan las leyes N, y uno debería someterse a ellas.
Pero, la personalidad es más que eso.
3.-
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cuando a un, o una, paciente afecta de fibromialgia, o de síndrome de hipersensibilidad química múltiple, le dejas hablar, o la tienes contigo en la consulta,
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le dejas hablar y lo escuchas, o ''estas'' con ella en la consulta,
4.-
Uno tiene la impresión de que con el diagnóstico se le ha proporcionado al paciente un elemento de represión de sí mismo: ya no se cuestiona su relación con la enfermedad, consigo mismo, la responsabilidad que tiene con lo que le sucede, etc.,[a tener en cuenta en la dirección de la cura !!!, uno huye de eso, porque enfrentarse a eso requiere un esfuerzo, asumir el papel de uno en eso] sino que se deja arrastrar por los mecanismos de tipo psicosocial que lo atrapan [ es que lo ''psicosocial'' es de un peso enorme ! ] y se pega al procedimiento médico una queja infinita imposible de satisfacer. Entonces, se muestra la enfermedad como las llagas de los estigmatizados; se muestra el estigma y se invoca al cielo y a los hombres para reclamar un lugar de privilegio por su sacrificio. [ quizá en estas patologías (y no solo en ellas) el pacinte se ''sabe'' ''NO_SER mas que escoria'', y con ese reclamo pretende negar eso que se sabe ]
Pero esos estigmas son estigmas sociales, una acusación social que pone de manifiesto la impotencia de los médicos, su vergüenza y los médicos, efectivamente, sentimos vergüenza ante [ nuestra ] impotencia [ ante ] esos estigmas, y nos escondemos tras explicaciones tan rocambolescas como increíbles a pesar de los esfuerzos de muchos por darles dignidad de ciencia a sus teorías sobre esos padecimientos y por tratar de imponer, contra toda evidencia, que lo que vale, la solución a todos esos los males proviene de la biomedicina. ¡Están locos! Esos médicos están tan locos como sus pacientes, y entre ambos se establece una locura a dos sin precedentes. Pero lo Real en juego insiste [ y cuanto !!! ] , y la cosa se complica al infinito. Muchos de estos pacientes "cientificados" andan como zombies, aturdidos a psicofármacos que les privan de un goce vital, un goce de la vida-a-pesar-de-todo, que nunca van a alcanzar de ese modo [ , ni probablemente nunca saldrán de la ausencia de ese goce, de su superación alcanzando un goce superior, de la reclamación del lugar de privilegio por su sacrificio ].