Problemas clínicos II (5)==================
Ayer, cuando llevaba redactado más de la mitad de este mensaje, se perdió todo en el ciberespacio, así que trataré de reconstruirlo con los restos que queden en mi memoria.
La topología es la matemática adecuada a la vida. Veíamos en Canguilhem de dónde provenía la dificultad para hacer una matemática de la vida y qué dificultades había supuesto ese inconveniente aristotélico para la medicina. Dentro de la topología, la matemática del nudo es la más conveniente para la clínica. Hay que aprender a leer y a escribir nudos matemáticos del mismo modo que hemos aprendido a leer radiografías, análisis, ecografías o electrocardiogramas.
Quizás el mejor ejemplo de aprender a leer sea la electrocardiografía (ECG) Los impulsos eléctricos vectoriales del corazón, que se propagan de un modo muy tenue en tres dimensiones, son amplificados y registrados sobre la superficie de un papel, de dos dimensiones, y los médicos leemos sobre esa superficie de papel de dos dimensiones, más una dimensión temporal, el estado eléctrico de un corazón.
Hemos aprendido a leer electrocardiogramas mediante la adquisición de un lenguaje artificial, a partir de una semántica y de una sintaxis. Y lo hemos aprendido sin que nadie nos haya dicho que, en realidad, estábamos aprendiendo a utilizar un lenguaje artificial, que aprendíamos su semántica y su sintaxis.
Para leer un ECG disponemos de una serie cerrada y completa de elementos semánticos, o semas, que son letras mayúsculas o minúsculas, cada uno con una significación precisa a salvo de la ambigüedad o de la polisemia de los lenguajes naturales: P, seg PQ, Q, q, R, r, S, s, seg ST, T, seg QT, U, u, ángulo P, ángulo QRS, ángulo T. Estos son elementos semánticos, o palabras, que pertenecen al lenguaje artificial electrocardiográfico. En cambio, no pertenecen a ese lenguaje, por ejemplo, las palabras o semas G, g, F, f, A, a, coseno de a, etc.. Estos son los elementos de la semántica del ECG.
Estos elementos semánticos o semas, se combinan entre si para formar palabras bien escritas o bien formadas, de acuerdo con la exigencia de ciertas reglas sintácticas, como por ejemplo: PQ largo, RSR', Qr, ST infradesnivelado, etc. Cada una de estas articulaciones semánticas realizadas según un conjunto de reglas de combinación, es una construcción sintáctica bien hecha, según las reglas de la sintaxis del lenguaje artificial de los ECG, que prescribe qué combinaciones de letras son una oración bien hecha, porque pertenece al lenguaje de los electrocardiogramas, y qué construcciones no son válidas. Estas oraciones, que han combinado ciertos elementos semánticos merced a ciertas reglas sintácticas, se traduce a un lenguaje común, como por ejemplo: Qr = necrosis; RSR' = Bloqueo de Rama Derecha del haz de His; ST elevado = lesión de miocardio; ST infradesnivelado = isquemia de miocardio; etc.
Obviamente, hay muchas más combinaciones de letras posibles, pero que al no responder a las reglas sintácticas, son oraciones mal hechas y, en consecuencia, no pertenecen al lenguaje de los electrocardiogramas, como por ejemplo, la expresión SQ. Esta expresión está mal construida porque rompe la regla sintáctica de que la Q o q ha de ser anterior a la S o s en una palabra bien construida en ese lenguaje; o la expresión PS también sería una expresión mal construida, o sin sentido, porque después de P siempre ha de venir Q, q, R, r o QS, pero nunca S o s. Aunque la palabra P y la palabra S pertenecen al lenguaje de los ECG, la expresión PS no tiene sentido porque no hay ninguna regla que relacione la P con la S de un modo directo en la misma "frase" u "oración" electrocardiográfica.
Leer un ECG y su interpretación clínica es un ejercicio de lectura y de escritura que hay que aprender y que hemos aprendido hasta tal grado de velocidad y destreza que la acertada lectura diagnóstica del trazado del ECG se hace de un solo golpe de vista. Lo mismo ocurre con la radiología o con la "interpretación" de los análisis de sangre, que no son más que otros ejercicios de lectura en diversos lenguajes formales (el analítico o el radiológico) Vamos a intentar hacer lo mismo con la topología y, más concretamente, con la teoría de nudos dentro de la topología, que es la matemática que mejor se adecua al lenguaje de la vida y de la medicina. Es probable que cuando el nudo pase a formar parte de nuestro modo biopsicosocial de comprender la clínica, con un poco de entrenamiento al final seamos capaces de escribir un nudo y de leerlo con la misma, o parecida, velocidad y destreza con que leemos los ECG o las radiografías.
Dice Jean-Michel Vappereau en su libro Nudo. Editorial Kliné. 2006 (edición original: Noeud. Topologie en Extension. París. 1997), que es el libro que va a servir de guía, aunque, como iremos viendo, no es el único (página 17): "Dijimos que nos situábamos aquí en la geometría diferencial ( DIFF ) para dar esas definiciones [no entraremos para nada en la geometría diferencial]. Pero nuestro propósito no es arrastrar allí al lector que no hace matemáticas. Al contrario, queremos darle los medios de experimentar con el nudo manteniéndose cerca de las realizaciones obtenidas con la cuerda o ejercitándose en los dibujos, bien construidos, de esas configuraciones. Le proponemos que experimente con la topología, no que haga matemáticas, con la condición de seguir siendo lógico" (El fuerte destacado de esta última frase es mío)
Se trata de ejercitarse en la lectura y la escritura del nudo siendo lógicos. Se trata de lógica, de escribir la lógica de otro modo diferente a las representaciones de Euler-Venn, porque ya quedó demostrado en el hilo de este foro que titulé "¿Qué es lo psicosomático?", y más concretamente en el mensaje 11, que se trata de escribir la lógica biopsicosocial de la clínica de un modo tridimensional y no sobre la superficie de un plano bidimensional. Haciendo una metáfora, nuestros registros se dan, como la actividad eléctrica del corazón, en un espacio tridimensional (biológico, psíquico y social) No podemos reducir esa lógica al espacio bidimensional como hacemos con el ECG, aunque eso será posible si, y solamente si, llevamos a cabo ciertas operaciones de transformación, ciertos trucos. Vappereau no anima a dibujar nudos y a hacerlos con cordones, hilos, cuerdas, o con el material de nuestra preferencia, y a pensar con ellos.
El nudo, o el "cadenudo" (neologismo que significa cadena-nudo), es la matemática de la clínica biopsicosocial. No hay otra matemática para escribir los fenómenos biopsicosociales de un modo formal y riguroso. Y, además, nos proporciona el aparato lógico para pensar los fenómenos que somos capaces de identificar en la clínica, hasta el punto que podemos leer los fenómenos clínicos sobre el nudo con una diligencia similar a la que muchos hemos adquirido al leer un ECG, o cuando leemos una radiografía o unos análisis.
¿Por qué el nudo, o el "cadenudo"?
Nuestro espacio lógico en la clínica es tridimensional, es decir, que los fenómenos biopsicosociales ocurren en un espacio de tres dimensiones, y utilizamos tres registros para aprehenderlo, asirlo conceptualmente. Estos registros clínicos se entrelazan, se separan, se anudan, se orientan y se manifiestan clínicamente de determinadas maneras que hemos de aprender. Entonces, la matemática de los nudos, o de los cadenudos, es la única que se adapta a nuestras necesidades.
Gracias a que tenemos una matemática de los nudos, es posible tener una matemática de la clínica o, mejor dicho, tenemos una lógica de la clínica, si recordamos las palabras de Vappereau citadas más arriba: no vamos a hacer matemáticas, sino lógica de la clínica. Y tal como nos ocurrió con los ECG, no fue necesario hacerse físico o electrofísico para saber leer un registro electrocardiográfico: fue necesario, eso si, aprender unas cuantas cosas sobre el lenguaje formal de los ECG, y ejercitarse en el aprendizaje casi intuitivo de su lectura.
JM Gasulla