luís Racionero. "El día que Wittgenstein le atizó a Popper"

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jmgasulla

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Mar 16, 2010, 3:52:24 PM3/16/10
to La enfermedad
Traigo aquí este recorte de prensa porque me parece que nos introduce
en una cuestión interesante. De momento, lo copio y luego discutimos,
si es que alguien se anima a discutir.

Está tomado de La Vanguardia 7 de marzo de 2010

El día que Wittgenstein atizó a Popper

Luis Racionero


Popper ha resultado ser mucho más efectivo que Wittgenstein para el
progreso del conocimiento

La ocurrencia que voy a relatar se ha convertido en un símbolo. Es
además un mito: la escenificación del momento en que la ciencia
sustituyó a la filosofía como método de conocimiento de la realidad.
Por eso Wittgenstein agitó, furioso e impotente, el atizador contra
Popper. Merece la pena contarlo para poner a cada uno en su sitio, ya
que Wittgenstein se ha llevado la fama y el glamur, mientras Popper
era el que tenía razón.

Corría el año 1946, el viernes 25 de octubre el Club de Ciencia Moral
de Cambridge celebraba su reunión semanal de profesores y alumnos de
Filosofía. El club se reunía en el King´s College a las ocho y media
de la tarde en el apartamento 43 del edificio Gibbs. El contertulio
invitado era Karl Popper, profesor de Lógica y Método Científico en la
London School of Economics. Popper era uno más de los vieneses judíos
exiliados por culpa de Hitler. El chairman del club era Ludwig
Wittgenstein, y entre los asistentes, Bertrand Russell.

En su autobiografía Unended quest de 1974, Popper cuenta que el tema
de la reunión tal como estaba redactado en la convocatoria era:
"¿Existen problemas filosóficos?" yque él enumeró una serie de
problemas filosóficos reales. Wittgenstein los rechazó todos
perentoriamente, mientras agitaba nerviosamente el atizador de la
chimenea, que "él usaba - dice Popper-como un director de orquesta la
batuta, para enfatizar sus opiniones". Cuando surgió una cuestión
sobre el estatus de la ética, Wittgenstein le desafió a presentar un
ejemplo de ley moral. "No amenazar a los conferenciantes invitados con
un atizador", replicó Popper. Entonces Wittgenstein, furioso, arrojó
el atizador al suelo y salió dando un portazo.

¿A qué venía esa furia? A que Wittgenstein se había perdido por el
camino, confundiendo los fines con los medios: los hechos con las
palabras, en tanto que Popper insistía en que los hechos son cruciales
y que todavía existen problemas filosóficos. La disputa venía de
Viena. En la Viena modernista, Schlick, Mach, Carnap, Kraft, Feigl,
Weismann, Von Mises y otros, habían creado el Círculo de Viena, un
grupo que adoptó el método filosófico del positivismo lógico, según el
cual el significado de una proposición era su método de verificación,
y por tanto que existen proposiciones - como "Dios existe" o "amo a
Pepita"-que no son verdaderas ni falsas, sino inverificables, o sea,
sin sentido.

Popper fue el primero de su generación vienesa que atacó el
positivismo lógico, que desde el principio le pareció absurdo, como
cuenta también en su autobiografía. Wittgenstein, en cambio, siguiendo
la pauta de los positivistas, fue un paso más allá y se dedicó a
estudiar el lenguaje, que es la herramienta de la filosofía
occidental. Es como si el carpintero en vez de hacer la mesa, se
pusiera a arreglar la sierra. A eso llegó la filosofía antes de
reconocer que "de lo que no se puede hablar, es mejor callarse",
Wittgenstein dixit. Por cierto, eso es lo que sugirió el Zen hace diez
siglos, pero eso sería otro artículo.

La filosofía europea fue un invento de los griegos que usa
definiciones, conceptos y silogismos para argumentar sobre la
realidad. Combinando palabras - que son las etiquetas de los conceptos-
se llega a un límite que se alcanzó con Kant y luego se degenera en el
bla, bla, bla. La salida más allá de las palabras está en la ciencia:
así la ontología, que es el estudio de ser, ha sido sustituida por la
física cuántica, que profundiza en la esencia de la materia - átomos,
partículas elementales-,así como la epistemología, que es la teoría
del conocimiento, ha sido sustituida por la neurofisiología. Cuando
conozcamos la estructura y funcionamiento del cerebro, quizás
deduzcamos cómo surgen las ideas, pero se requieren instrumentos de
precisión, microscopios, campos electromagnéticos y tecnologías aún no
inventadas, pero no palabras. Con palabras lo que sucede en la mente
ya lo explicó Hume y de ahí, con más palabras, es difícil profundizar
más.

Por eso los filósofos más inteligentes, como Fernando Savater, se han
dedicado a la ética, que ahí sí valen las palabras. Y por eso
Wittgenstein se dedicó a estudiar la herramienta, el lenguaje por ver
si analizando el lenguaje se podía llegar más lejos con él. Russell le
había dado la pauta con su lógica simbólica que era un intento de
matematizar la lógica. Ninguno llegó a nada. En cambio Popper se
especializó en metodología de la ciencia, donde ha sido decisivo. Su
idea de que la ciencia actúa por falsación de hipótesis ha sido
crucial para el método empírico y para el avance de la ciencia.

A toro pasado - con perdón-Popper ha resultado mucho más efectivo que
Wittgenstein para el progreso del conocimiento, si bien el divino

Ludwig irradia una figura más romántica y glamurosa entre la
intelectualidad sofisticada. Popper ha sido útil y Wittgenstein
superfluo. Quizá en ese seminario del 25 octubre de 1946 Wittgenstein
se percató de ello y arrojó, desesperado, el atizador por los suelos.

Por supuesto, existe un libro dedicado a dilucidar qué se dijo y se
hizo en la famosa reunión del Club de Ciencia Moral de Cambridge:
Wittgenstein´s poker o "la historia de un debate de diez minutos entre
dos grandes filósofos", donde se contrastan no menos de cinco
versiones diferentes del encontronazo. La de Popper se ha impuesto por
su patetismo, por resumir la encrucijada de la filosofía occidental,
que pasa a ser una "crítica de las cosmologías" y deja a la ciencia el
conocimiento del mundo real.

antonia mdjr

unread,
Jun 5, 2011, 10:53:09 AM6/5/11
to la-enf...@googlegroups.com
Será otro mundo neurofisiológico, otro tipo de personas. A mí, ya, solo me queda la palabra.

jmgasulla

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Jun 8, 2011, 6:25:09 AM6/8/11
to La enfermedad
"El día que Wittgenstein le atizó a Popper" (3)
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Pues te agradezco el haber rescatado del baúl de los recuerdos este
artículo, Antonia. Podemos pensar un poquito sobre él aunque no seamos
especialistas ni filósofos profesionales.

Creo ahora que Racionero señalaba en qué queda la dispersión de la
filosofía una vez se concluyó la pregunta que la inventó allá en la
Gecia de los filósofos. La pregunta que abrió siglos de discurrir
sobre ella fue la pregunta sobre el Ser. Esta andadaura sobre la
investigación del Ser acabó con Hegel y Heidegger le puso el punto
final.

Si la pregunta sobre el Ser quedó respondida en el interior de la
filosofía ¿qué otra materia de investigación le quedaba a los
filósofos? ¿Se había acabado, como muchos decían, la filosofía? ¿Se
habían quedado sin oficio los filósofos?

Racionero señala las opciones que quedaron: la epistemología, o teoría
de las condiciones del conocimiento es una, quizás la más kimportante,
y ahí la figura de Popper destaca de modo asombroso. La otra gran rama
en la que se dividió la filosofía tras la obtención de la pregunta
sobre el Ser (que quedó en manos de la ciencia, puesto que la
filosofía no puede ir más allá de las palabras) fue la ética. De ahí
la cita a Savater. Son, por decirlo así, campos propios de la
filosofía, porque se resuelven por entero en el interior de la lengua
sin necesidad de tener que acudir a otros elementos "externos" a la
filosofía, como, por ejemplo, las distintas "filosofías" que son las
reflexiones sobre ciertas ramas de la ciencia, como "filosofía de las
matemáticas", "filosofía del lenguaje", "filosofía de la lógica",
"filosofía de la ciencia".

Pero hay una cuestión que tú planteas: "A mí, ya, solo me queda la
palabra" Creo que la señaló Racionero en este artículo y tú también:
Finalmente, la cuestión del Ser ¿se ha convertido en una cuestión que
vayan a resolver los neurofisiólogos o los físicos cuánticos?

¿Todo lo que uno es se va a encontrar en las redes cerebrales? ¿Todo
lo que uno es se va a encontrar en el amasijo de dimensiones cuánticas
de alguno de los mundos posibles en los que se debaten los físicos? Yo
me rasco la cabeza, porque aposté por una cuestión que me parece que
no se va a poder resolver, y es que lo que uno es, deja de ser, sea, o
será, no es una cuestión que se enceuntre en uno, sino que se
enceuntra el el cuerpo social, y este no es diseccionable como un
cuerpo orgánico. El cuerpo social es un cuerpo inorgánico hecho de
lenguaje.

Defendí esta idea, en contra de los movimientos engendrados y
aplaudidos por Damasio y Bunge, apelando, precisamente, al lugar en el
que se originó la cuestión, esto es, en Descartes. No voy a repetir lo
que dije, pero Descartes plantea el problema del conocimiento en el
corte que existe entre el pensamiento, como lo que carece de
extensión, lo que no está en ningún lugar (porque no ocupa un espacio
medible, acaso se encuentre en otra dimensión oculta) y a la vez está
en el cerebro porque no se puede pensar sin el cerebro y no todos los
cerebros pueden pensar de igual modo, y la extensión, esto es, lo que
existe por fuera del pensamiento y que ocupando lugar, es susceptible
de aprensión por otros medios físicos que no son el pensamiento.

Pero de últimas, pensé yo que el pensamiento, para comprender la
realidad, precisa de aprehenderla mediante datos. Estos datos son
argumentos para el pensamiento. Por ejemplo, al medir la temperatura
de un cuerpo decimos: "38,5ºC, luego tiene fiebre". El dato "38,5ºC"
es un argumento que se obtiene de nuestras mediciones. La temperatura
de un cuerpo es, pues, un elemento del pensamiento que proviene de lo
extenso, lo mismo que el concepto de cuerpo (que puede ser orgánico o
inorgánico): son datos. Pero para que la temperatura de un cuerpo sea
un dato y funcione como argumento, es preciso que el pensamiento lo
identifique como dato, convierta en dato tanto el cuerpo como su
temperatura.

Una vez el cuerpo y un dato de ese cuerpo alcanzan al pensamiento (son
registrados por el pensamiento como formando parte de un sistema de
pensamiento), se emite un juicio: "tiene fiebre". Esto ya no es un
dato, sino un juicio, y el juicio es un acto del pensamiento que
afecta al ser, y no a los protones, muones y fotones cuánticos.

Así que el proceso global se ha dividido en dos partes; una, que es la
extensión, y otra que es el pensamiento. Pero es que ambas, extensión
y pensamiento, son de últimas, una y la misma cosa: actos de
pensamiento. El cuerpo no tiene 38,5ºC más que en un sistema de
pensamiento en el que es posible que los cuerpos tengan una
temperatura medible. Sin el concepto de cuerpo y de temperatura, no
existen cuerpos ni poseen una temperatura. Sin los conceptos, las
cosas no son: están. Para que las cosas sean ha de haber un sistema de
pensamiento que se pregunte sobre cómo son las coas. Un animal no sabe
si tiene fiebre o no: simplemente su sistema biológico lo aletarga.

Esa es mmi opinión sobre el asunto, muy resumida.

JM Gasulla

jmgasulla

unread,
Jun 8, 2011, 7:26:38 AM6/8/11
to La enfermedad
"El día que Wittgenstein le atizó a Popper" (4)
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Para refrescar un poco la memoria, el hilo en el que estamos
dialogando lo podéis actualizar haciendo clic en el hiperenlace -->
http://groups.google.com/group/la-enfermedad/browse_thread/thread/82b8c4497ad3dd6f

Pero ¿cuál es la relación entre el mundo y las matemáticas? ¿Cómo es
que, como pensó Pitágoras, el mundo está escrito en el lenguaje de las
matemáticas? ¿Cómo es posible que el Ser de los filósofos no es más
que, de últimas, un ser matemático? Y si las matemáticas son una
invención humana ¿cómo es que son el lenguaje con el que está escrito
el mundo? ¿De dónde salen las matemáticas?

Estas preguntas sobre las matemáticas son totalmente oportunas en este
hilo sobre "El día que Wittgenstein le atizó a Popper" tal como lo
dejó planteado Racionero. ¿Por qué? Pues porque la reflexión
filosófica sobre el ser se ha vuelto hacia la física y la ciencia.
Finalmente, lo que dará la última palabra sobre el ser de la
existencia no será la reflexión filosófica, sino la reflexión sobre
los conocimientos que proporciona la física.

La física, el conocimiento que proporciona la física, se obtiene de
las matemáticas. Esto fue el proyecto de Descartes: o matematizamos el
espacio conocido, o no es posible conocer nada con un poco de sentido.
A ver qué dicen los médicos a esto, puesto que para ser un buen
médico, parece que es condición necesaria ser un absoluto negado para
las matemáticas, y nigún médico que se precie utiliza las matemáticas
para nada en su práctica diaria. La medicina ¿escaparía a la regla
general de que todo conocimiento o es matemático o no es nada? De ser
así, ¿no son los avances de la medicina lo que maravilla a propios y
extraños, sin untilizar para nada las matemáticas?

Para responder a esas preguntas del párrafo anterior, hay que pararse
a pensar un poquitín y ver las cosas con mayor detenimiento. La
medicina no progresa, no experimenta ningún progreso en tanto
discurso. La medicina es la clínica, y esta permanece básicamente
idéntica a sí misma desde hace siglos. Lo que progresan son las
ciencias que pululan alrededor de la medicina, esto es, las ciencias
aplicadas a la medicina. La clínica, o sea, el conocimiento extraído a
partir de coleccionar síntomas y signos, es decir, el método clínico,
apenas ha experimentado variaciones a lo largo de los siglos. En este
sentido, en tanto no se ha matematizado ni se han puesto las bases
para su matematización, la clínica no es una ciencia, sino una
praxis.

Dejando un momento de lado lo de la medicina, vuelvo a la cuestión del
Ser.

En el número 165 de la revista "Mundo Científico" (La Recherce) de
Febrero de 1996 leí un artículo de Bernard d'Espagnat que me causó un
hondo impacto. El artículo se titulaba "El número y la esencia de las
cosas" (páginas 166 a 169) d'Espagnat fue director del laboratorio de
física teórica de partículas elementales de la Universidad de Orsay
(París) Este artículo me orientó bastante sobre estas cuestiones de
las relaciones entre el Ser y las matemáticas. No puedo reproducir
aquí todo el artículo, pero aporto algunas cosas.

El subtítulo del artículo es "La física, ciencia matematizada, ¿nos
permite realmente conocer la realidad?" La idea básica, para no
comlicar las cosas, es simmilar a la que traje en el hilo sobre la
identidad sexual: Es imposible conocer el mundo sin matematizarlo, y
las matemáticas son un lenguaje.

La creencia popular es que el mundo está escrito en el lenguaje de las
matemáticas. La gente es pitagórica sin saberlo. Para Pitágoras, el
número, las relaciones entre los números y las relaciones que
describen las relaciones entre las cosas, son matemáticas, decía el
sabio. Se escriben con fórmulas. Dejo para otro hilo de discusión el
tratar este asunto con un poco más de detalle y profundidad. La idea
que hay que retener acaso sea, según yo, que las matemáticas son un
lenguaje que utiliza las mismas bases que el lenguaje común, pero que
describen otro tipo de pensamiento distinto al pensamiento común. No
es que el lenguaje de las matemáticas sea un lenguaje distinto ni que
se pueda habalr de matemáticas sin utilizar ni una sola palabra de
lenguaje común: algunos dicen que bastaría escribir las fórmulas sin
añadir ni una sola palarba, para que la comprensión de un matemático
fuera inmediata, lo mismo que la comprensión de cualquier
hispanohablante le permite comprender al instante estas líneas. Dejo
para otro hilo de discusión esta cuestión.

JM Gasulla
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