CONGREGACION DE LA FE

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Andaluz

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Nov 14, 2012, 11:34:46 PM11/14/12
to SECRETO MASONICO
Q.·. H.·.
Luis Juan:
Adjunto te estoy enviando el dictamen emanado por el entonces,
Cardenal Joseph Ratzinger (Papa Benedicto XVI) cuando ocupaba el cargo
de Rector de la Doctrina de la Fe de la Iglesia Católica en el
Vaticano, en el cual se afirma la incompatibilidad de la Iglesia
Católica con la Masonería, y desde SU punto de vista teológico y
filosófico, un católico no puede ser Masón. Te dejo a tu albedrío
el análisis, estudio e interpretación.
Recibe un T.·. A.·. F.·.
Ovidio Aguilar
M.·. M.·.
Resp.·. Log.·. Simb.·. “Libertad Española” Nº 101
Or.·. de Caracas, Venezuela.

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE
DECLARACIÓN SOBRE LA MASONERÍA
Se ha presentado la pregunta de si ha cambiado el juicio de la Iglesia
respecto de la masonería, ya que en el nuevo Código de Derecho
Canónico no está mencionada expresamente como lo estaba en el Código
anterior.
Esta Sagrada Congregación puede responder que dicha circunstancia es
debida a un criterio de redacción, seguido también en el caso de otras
asociaciones que tampoco han sido mencionadas por estar comprendidas
en categorías más amplias. Por tanto, no ha cambiado el juicio
negativo de la Iglesia respecto de las asociaciones masónicas, porque
sus principios siempre han sido considerados inconciliables con la
doctrina de la Iglesia; en consecuencia, la afiliación a las mismas
sigue prohibida por la Iglesia. Los fieles que pertenezcan a
asociaciones masónicas se hallan en estado de pecado grave y no pueden
acercarse a la santa comunión.
No entra en la competencia de las autoridades eclesiásticas locales
pronunciarse sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas con un
juicio que implique derogación de cuanto se ha establecido más arriba,
según el sentido de la Declaración de esta Sagrada Congregación del 17
de febrero de 1981
(cf. AAS 73, 1981, Págs. 230-241; L’Osservatore Romano, Edición en
Lengua Española, 8 de marzo de 1981, Pág. 4).
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la audiencia concedida al cardenal
Prefecto abajo firmante, ha aprobado esta Declaración, decidida en la
reunión ordinaria de esta Sagrada Congregación, y ha mandado que se
publique.
Roma, en la sede de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe,
26 de noviembre de 1983.
Cardenal Joseph Ratzinger
Prefecto
+ Fr. Jean Jerôme HAMER, O.P.

Arzobispo titular de Lorium
Secretario.


Relación con la Doctrina católica.

Entre la Iglesia Católica y la masonería se mantuvieron conversaciones
oficiales en los años 1974-1980, por encargo de la Conferencia
Episcopal Alemana. Se trató de constatar si la masonería ha
experimentado cambios, tales que consientan a los católicos a
pertenecer a ella. Se han estudiado los tres primeros estadios o
grados de pertenencia a la secta. Después de atento examen, la Iglesia
Católica ha constatado que existen contrastes fundamentales e
insuperables. En su esencia la masonería no ha cambiado, la
pertenencia a la masonería pone en duda fundamentos de la existencia
de Cristo; debido a que no ha sufrido cambios en la actualidad se
llegó a la conclusión obvia: No es compatible la pertenencia a la
Iglesia Católica y al mismo tiempo a la masonería.
Las razones son:
a. El relativismo y el subjetivismo son convicciones fundamentales en
las actitudes masónicas.
b. El concepto masónico de verdad niega rotundamente la posibilidad de
un conocimiento objetivo de la verdad.
c. El concepto masónico de religión es relativo: todas las religiones
serían para expresar la verdad sobre Dios.
d. El concepto masónico del gran arquitecto del Universo es deísta, un
Dios que no sería un ser personal, sino más bien neutral, un "algo".
e. El concepto masónico de Dios no admite la posibilidad de una
verdadera revelación o auto manifestación de Dios.
f. El concepto masónico de tolerancia no se relaciona solamente con
las personas sino también con las ideas, aunque sean contradictorias.
g. Los rituales masónicos dan la impresión de ser, pero no son
sacramentos.
h. El concepto masónico sobre el hombre perfecto: lo que vale no es la
gracia sino la virtud, y está en un sentido de auto redención, que no
deja lugar para la doctrina cristiana sobre justificación.
i. La espiritualidad masónica pide de sus adeptos una total y
exclusiva pertenencia, dedicación y entrega, que ya no deja lugar para
las exigencias espirituales de la Iglesia.

Organización.

Está organizado en ritos que se dividen en grados. Unos grupos tienen
más grados que otros. Así el de York tiene 10 y el escocés 33.
De esta forma presenta José Cabral los aspectos principales:

Los juramentos: Para cada grado de la masonería hay un juramento
específico con las promesas evangélicas. La realidad es que el masón
jura no revelar cosas que todavía no conoce.

El ritual de iniciación: Para el primer grado (aprendiz) se le pone
una venda en los ojos, y con vestimentas especiales se le conduce a la
puerta del templo, donde él afirma que es un profano que se está
allegando a la luz de la masonería. Y así, en forma semejante, se
suceden los rituales para cada grado.
Los símbolos: Se usan mucho los instrumentos del albañil y del
arquitecto, así como los que usaban los sacerdotes del Antiguo
Testamento. El delta -triángulo que tiene en el centro un ojo que
representa todos los atributos de la divinidad- se encuentra encima
del trono del venerable Maestro, entre el sol y la luna, que
representan las fuerzas del sumo Creador. La escuadra representa la
mortalidad; el nivel, la igualdad y la plomada, la rectitud

El culto: El segundo código masónico dice que el verdadero culto a
Dios consiste en las buenas obras. En el ritual empleado para el
candidato a Maestro Masón (grado 3), el venerable abre y cierra el
trabajo en nombre de Dios y de un patrono, digamos, "San Juan de
Escocia". El absurdo es evidente.
Las oraciones: Hacen oraciones; con todo, no las hacen en el nombre de
Jesús, como lo enseña la Biblia, ni tampoco lo mencionan a Él.

Ceremonias fúnebres: En los funerales hay una ceremonia en la logia,
sin la presencia del cuerpo del fallecido; otra en una iglesia o en
una residencia; y otra en el cementerio. En todas ellas se enfatiza la
salvación por las obras y se afirma que el fallecido está pasando de
la logia terrestre a la logia celestial. Lógicamente, esta manera de
hablar se fundamenta en que la masonería cree que su adepto está
salvo: una salvación sin Cristo y sin su sangre expiatoria.

En cuanto al funcionamiento concreto nos encontramos con una logia que
es una agrupación de masones, presidida por un maestro. Una obediencia
o Gran Logia que es una federación de logias presidida por un Gran
Maestro; estas son nacionales. Igualmente se llaman logias "a los
templos o locales donde se reúnen o trabajan; también se llaman
escuelas, talleres, templos o santuarios". El delantal es el símbolo
del trabajo y de la jerarquía tradicional de aprendices, compañeros y
maestros.

Documentos de apoyo | Base documental de Catholic.net

Declaración sobre la masonería
Autor: Joseph Cardenal Ratzinger


Capítulo 1:

Declaración sobre la masonería

Congregación para la Doctrina de la Fe.

Se ha solicitado que se altere el juicio de la Iglesia sobre la
masonería por el hecho de que en el nuevo Código de derecho canónico
no se hace mención explícita de ésta, tal como se hacía en el Código
anterior.

Esta S. Congregación juzga a bien responder que tal circunstancia se
ha debido a un criterio redaccional seguido también para las otras
asociaciones igualmente no mencionadas por el hecho de estar incluidas
en categorías más amplias.

Se mantiene, por tanto, inmutable el juicio negativo de la Iglesia
respecto a las asociaciones masónicas, ya que sus principios han sido
considerados siempre inconciliables con la doctrina de la Iglesia y
por ello la adscripción a las mismas permanece prohibida. Los fieles
que pertenecen a las asociaciones masónicas están en estado de pecado
grave y no pueden acceder a la Santa Comunión.

No le compete a las autoridades eclesiásticas locales pronunciarse
sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas, con un juicio que
implique la derogación de cuanto ha sido arriba establecido, según el
parecer de la declaración de esta Congregación dada el 17 de febrero
de 1981.

El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en el curso de la audiencia concedida
al infrascrito Cardenal Prefecto, ha aprobado la presente declaración,
formulada en la reunión ordinaria de esta S. Congregación, y ha
ordenado su publicación.

Roma, en la sede de la S. Congregación para la Doctrina de la Fe, 26
de noviembre de 1983.
Joseph Card. Ratzinger
Prefecto

Fr. Jérôme Hamer, O.P.

Secretario




www.es.catholic.net






Publicaciones de Joseph Cardenal Ratzinger

Autor: Joseph Card. Ratzinger

Capítulo 1:
Imposibilidad de conciliar Fe cristiana y Masonería

Reflexiones sobre la Declaración de la Congregación para la Doctrina
de la Fe.
Publicación de L´Osservatore Romano (1).

El 26 de noviembre de 1983 la Congregación para la Doctrina de la Fe
publicaba una declaración sobre las asociaciones masónicas. Poco más
de un año de su publicación puede ser útil ilustrar brevemente el
significado de este documento.
Desde que la Iglesia comenzó a pronunciarse acerca de la Masonería, su
juicio negativo sobre ésta ha estado inspirado en múltiples razones,
prácticas y doctrinales. La Iglesia no ha juzgado a la Masonería
solamente por ser responsable de actividad subversiva en contra suya,
sino que desde los primeros documentos pontificios sobre la materia,
en particular en la Encíclica Humanum Genus de León XIII (20-4-1884),
el Magisterio de la Iglesia ha denunciado en la Masonería ideas
filosóficas y concepciones morales opuestas a la doctrina católica.

Para León XIII se trataba esencialmente de un naturalismo
racionalista, inspirador de sus planes y de sus actividades en contra
de la Iglesia. En su carta al pueblo italiano Custodi (8-12-1892)
escribía: «Recordemos que el cristianismo y la Masonería son
esencialmente inconciliables, al punto de que inscribirse en una
significa separarse del otro».

No se podía, por tanto, dejar de tomar en consideración las posiciones
de la Masonería desde el punto de vista doctrinal, cuando en los años
1970-1980 la S. Congregación mantenía correspondencia con algunas
conferencias episcopales particularmente interesadas en este problema,
con motivo del diálogo sostenido entre personalidades católicas y
representantes de algunas logias que se declaraban no hostiles o
incluso favorables a la Iglesia.

Un estudio más a fondo ha llevado a la S. Congregación para la
Doctrina de la Fe a reafirmarse en la convicción de la imposibilidad
de fondo para conciliar los principios de la Masonería y los de la fe
cristiana.

Prescindiendo, por lo tanto, de la consideración del comportamiento
práctico de las diversas logias, de la hostilidad al menos en la
confrontación con la Iglesia, la Sagrada Congregación para la Doctrina
de la Fe, con su declaración del 26-11-83, ha intentado colocarse en
el nivel más profundo y, por otra parte, esencial del problema: esto
es, en el plano de la imposibilidad de conciliar los principios, y lo
que ello significa en el plano de la fe y de sus exigencias morales.

Partiendo de este punto de vista doctrinal, en continuidad con la
posición tradicional de la Iglesia -como lo testimonian los documentos
de León XIII arriba citados-, se derivan seguidamente las necesarias
consecuencias prácticas, que valen para todos aquellos fieles que
eventualmente estuvieren inscritos en la Masonería. En algunos
sectores se ha dado por objetar, respecto de las afirmaciones sobre la
imposibilidad de conciliar los principios, que sería esencial a la
Masonería precisamente el hecho de no imponer ningún «principio», en
el sentido de una posición filosófica o religiosa que sea obligatoria
para todos sus miembros, sino por el contrario de acoger a todos, más
allá de los límites de las diversas religiones y visiones del mundo,
hombres de buena voluntad basados en valores humanos comprensibles y
aceptados por todos.

La Masonería constituiría un punto de cohesión para todos aquellos que
creen en el Arquitecto del universo y se sienten comprometidos en la
lucha por aquellos ordenamientos morales fundamentales que están
definidos por ejemplo en el decálogo; la Masonería no alejaría a nadie
de su religión, sino por el contrario constituiría un incentivo para
un mayor compromiso.

Los múltiples problemas históricos y filosóficos que se esconden en
tales afirmaciones no pueden ser discutidos aquí. Después del Concilio
Vaticano II ciertamente no es necesario subrayar que la Iglesia
Católica alienta una colaboración entre todos los hombres de buena
voluntad. Sin embargo, asociarse a la Masonería va evidentemente más
allá de esta legítima colaboración y tiene un significado de mucha
mayor relevancia y especificidad.

Antes que nada se debe recordar que la comunidad de los «Liberi
Muratori» y sus obligaciones morales se presentan como un sistema
progresivo de símbolos de carácter extremadamente impositivo. La
rígida disciplina del secreto que allí domina refuerza a la postre el
peso de la interacción de signos e ideas. Para los inscritos este
clima reservado comporta, entre otras cosas, el riesgo de terminar
siendo un instrumento de estrategias para ellos desconocidas.

Incluso si se afirma que el relativismo no se asume como un dogma, sin
embargo se propone de hecho una concesión simbólica relativista, y por
lo tanto el valor relativizante de tal comunidad moral-ritual, lejos
de poder ser eliminado, resulta por el contrario determinante.

En tal contexto, las diversas comunidades religiosas a las que
pertenecen los miembros de las logias no pueden ser consideradas sino
como simples institucionalizaciones de un anillo más amplio e
inasible. El valor de esta institucionalización se muestra, por tanto,
inevitablemente relativo, respecto a esta verdad más amplia, la cual
se manifiesta más fácilmente en la comunidad de la buena voluntad,
esto es en la fraternidad masónica.

Aun así, para un cristiano católico no es posible vivir su relación
con Dios de una manera doble, es decir, escindiéndola en una forma
humanitario-supraconfesional y en una forma interior-cristiana. Éste
no puede cultivar relaciones de dos tipos con Dios, ni expresar su
relación con el Creador por medio de formas simbólicas de dos
especies. Ello sería algo completamente distinto a aquella
colaboración, que le es obvia, con todos aquellos que están
comprometidos en la realización del bien, aunque partan de principios
diversos. Por otro lado, un cristiano católico no puede al mismo
tiempo participar de la plena comunión de la fraternidad cristiana y,
por otra parte, mirar a su hermano cristiano, desde la perspectiva
masónica, como a un «profano»

Incluso si, como ya se ha dicho, no hubiese una obligación explícita
de profesar el relativismo como doctrina, aún así la fuerza
relativizante de una tal fraternidad, por su misma lógica intrínseca,
tiene en sí la capacidad de transformar la estructura del acto de fe
de un modo tan radical que no sea aceptable por parte de un cristiano
«que ama su fe» (León XIII).

Este trastorno en la estructura fundamental del acto de fe se da,
además, usualmente de un modo suave y sin ser advertido: la sólida
adhesión a la verdad de Dios, revelada en la Iglesia, se convierte en
una simple pertenencia a una institución, considerada como una forma
representativa particular junto con otras formas representativas, a su
vez más o menos posibles y válidas, de cómo el ser humano se orienta
hacia las realidades eternas.

La tentación de ir en esta dirección es hoy tanto más fuerte cuanto
que ésta corresponde plenamente a ciertas convicciones predominantes
en la mentalidad contemporánea. La opinión de que la verdad no puede
ser conocida es característica de su crisis general.

Precisamente considerando todos estos elementos, la declaración de la
S. Congregación afirma que la inscripción en la masonería «permanece
prohibida por la Iglesia» y los fieles que se inscriben en ella «están
en estado de pecado grave y no pueden acceder a la Santa Comunión».

Con esta última expresión, la S. Congregación indica a los fieles que
tal inscripción constituye objetivamente un pecado grave y, precisando
que los que se adhieren a una asociación Masónica no pueden acceder a
la S. Comunión, quiere iluminar la conciencia de los fieles sobre una
grave consecuencia a la que deben llegar en caso de adherirse a una
logia masónica.

La S. Congregación declara, finalmente, que «no le compete a las
autoridades eclesiásticas locales pronunciarse sobre la naturaleza de
las asociaciones masónicas, con un juicio que implique la derogación
de cuanto ha sido arriba establecido». Con este fin el texto hace
también referencia a la declaración del 17 de febrero de 1981, que ya
reservaba a la Sede Apostólica todo pronunciamiento sobre la
naturaleza de estas asociaciones que implicase la derogación de la ley
canónica entonces vigente (can. 2335).

Igualmente, el nuevo documento emitido por la S. Congregación para la
Doctrina de la Fe en noviembre de 1983 expresa idénticas intenciones
de reserva en relación a pronunciamientos que no coincidan con el
juicio aquí formulado sobre la imposibilidad de conciliar los
principios de la masonería con la fe católica, sobre la gravedad del
acto de inscribirse en una logia y sobre la consecuencia que de ello
se derive para el acceso a la Santa Comunión. Esta disposición indica
que, no obstante la diversidad que pueda subsistir entre las
obediencias masónicas, en particular en cuanto a su postura declarada
hacia la Iglesia, la Sede Apostólica vuelve a encontrar en ellos
principios comunes que piden una misma valoración por parte de todas
autoridades eclesiásticas.

Al hacer esta declaración, la S. Congregación para la Doctrina de la
Fe no ha pretendido desconocer los esfuerzos realizados por quienes,
con la debida autorización de este dicasterio, han buscado establecer
un diálogo con representantes de la Masonería. Pero, desde el momento
en que existía la posibilidad de que se difundiese entre los fieles la
errada opinión de que ahora ya era lícita la adhesión a una logia
masónica, ha considerado como su deber hacer de su conocimiento el
pensamiento auténtico de la Iglesia sobre este asunto y ponerlos en
guardia ante una pertenencia incompatible con la fe católica.

En efecto, sólo Jesucristo es el Maestro de la Verdad y sólo en Él
pueden los cristianos encontrar la luz y la fuerza para vivir según el
designio de Dios, trabajando por el verdadero bien de sus hermanos.

1. * L´Osservatore Romano, edición en italiano, 23 de febrero de 1985,
p. 1.

Publicaciones de Joseph Card. Ratzinger
Autor: Joseph Card. Ratzinger
Capítulo 54:
¿Dios existe? Debate entre Ratzinger y el filósofo ateo Flores D
´Arcais
El encuentro dialéctico suscitó un interés inusitado en Roma
El debate público sobre la existencia de Dios anunciado entre dos
destacados personajes, uno del mundo cristiano y otro de la esfera
laicista, despertó ayer una especial expectación en esta capital. Los
dos personajes eran el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, y Paolo Flores d´Arcais,
filósofo y director de la revista de pensamiento «MicroMega». Moderaba
la confrontación el periodista Gad Lerner, judío, y director de la
cadena televisiva RAI Uno.

La convocatoria se produce a raíz de la reedición del número especial
de la revista «MicroMega», de orientación de izquierda dialéctica,
curiosamente dedicado a «Filosofía y Religión», en el que colaboran
los mismos Ratzinger y D´Arcais. Inesperadamente la revista, que
circula en ámbitos intelectuales laicistas, ha vendido ya nada menos
que cien mil ejemplares, lo que da idea del interés que suscita el
tema.

Ayer, a las puertas del teatro Quirino, lugar del debate, se
congregaba un buen número de personas que no había podido entrar por
falta de sitio. En el interior, atestado, la gente estaba incluso
sentada en el suelo. Al público, que siguió el duelo dialéctico con
pasión, y aplausos a uno u otro de los ponentes, se le hicieron pocas
las dos horas y cuarto de intenso debate y probablemente hubiera
querido continuar.

El periodista Lerner se preguntó si son tan netos los confines entre
quien cree y quien no cree y si no habría algún rasgo en común. Y
respondió que el rasgo común que comparten los dos ponentes es «el
rechazo de una religiosidad acomodaticia, con un Dios hecho a la
propia medida, sin medirse con el problema de la verdad, que está muy
difundida hoy, como se ve en la "New Age" y en cierta idea de
budismo». Preguntó a los ponentes de qué nace la necesidad de discutir
sobre el tema.

El cardenal Ratzinger respondió que «nace del hecho de que los
creyentes creemos que tenemos algo que decir a los demás. Estamos
convencidos de que el hombre tiene necesidad de conocer a Dios. En
Jesús ha aparecido la verdad, que debe ser conocida. En esta época de
crisis es necesario que no vivamos sólo hacia el interior».

Por su parte Flores d´Arcais indicó que «en un debate de este tipo hay
una gran asimetría. El creyente está interesado en convertir. El ateo
no tiene esta necesidad». Y se preguntó por qué un ateo está
interesado en la fe. Respondió que «ser ateo significa mantener que
todo se juega aquí, en esta existencia finita. Sobre esta base se
establecen las alianzas, las solidaridades, los conflictos, los
choques. La convivencia basada en la tolerancia no es indiferente al
tipo de fe. Si la fe de un cristiano es la de las primeras
generaciones de cristianos, la fe escándalo para la razón, no hay
ningún conflicto con el no creyente. Pero si la fe pretende ser el
resumen y el cumplimiento de la razón, lo que es más característico
del hombre, se comprende que tenga la tentación de imponerse. ¿Por qué
no renunciáis los creyentes a la demostración de la verdad, por qué
pretendéis la racionalidad?».

El cardenal Ratzinger rebatió esta afirmación diciendo que «los
creyentes de las primeras generaciones no creían en la absurdidad de
la fe. Pablo habla en el Areópago. Pablo predica una fe que es por una
parte escándalo pero estaba convencido de que no anunciaba nada
absurdo, sino un mensaje que podía apelar a la razón, una religión que
no es inventada sino que está en consonancia con nuestra razón. Estoy
de acuerdo con Flores d´Arcais en que esto no se debe imponer».

A la pregunta de si se puede vivir sin fe, Flores d´Arcais respondió
que, «depende de lo que se entienda por fe». «Si se entiende como
profunda pasión existencial por ciertos valores que hagan de la vida
algo sensato, no. Pero si se entiende como creencia religiosa, sí se
puede vivir sin fe», confesó ofreciendo su opinión íntima.

«La fe --añadió-- es algo más pero también algo menos. La lucidez de
lo finito permite vivir con una pasión y una conciencia crecida las
vivencias de nuestra vida».

Respecto al tema de si hay algo común entre creyentes y no creyentes,
el cardenal Ratzinger indicó que «hay un terreno común. Puede haber
coincidencias sobre valores que hacen digna la vida: combatir la
intolerancia, los fanatismos, el compromiso por la dignidad del
hombre, la libertad, la ayuda a los necesitados. Es un terreno en el
que, a pesar de la división, tenemos una responsabilidad común. El
amor contra el odio, la verdad contra la mentira, es innato en el
hombre. La conciencia y el compromiso por la dignidad humana es una
presencia escondida de una fe más profunda, aunque no esté definida en
términos teológicos. Es una raíz común del bien contra el mal».

Siguió un animado debate sobre la Ilustración y el laicismo en el que
Flores d´Arcais, que se considera orgullosamente uno de los últimos
jacobinos, al oír hablar al cardenal de tolerancia, le dijo: «¡cuánto
os habéis dejado contaminar como Iglesia por el mundo laicista! El
término tolerancia es un término iluminista». El cardenal Ratzinger
respondió que el laicismo tiene un significado en Italia diverso en
otros países. Indicó que «el cristianismo quería ser una Ilustración
en un cierto sentido». «Es el momento --añadió-- de trascender estas
oposiciones. La Ilustración se oponía al cristianismo pero había
corrientes de Ilustración cristiana. El cristianismo debería
replantear sus raíces. Hay oposición sólo en ciertos modos de
Ilustración. Yo no hablaría de contaminación. Me parece positivo que
estas dos corrientes, que estaban separadas, se encuentren y que cada
una empiece a aprender de la otra». Palabras estas subrayadas por un
gran aplauso de los asistentes.

Respecto al terreno común entre un creyente y un ateo, Flores d´Arcais
indicó que «el terreno común es el Evangelio y los valores del
Evangelio. Hay dos valores fundamentales: la frase de Jesús: "que tu
decir sea sí, sí, o no, no", es la idea de que toda diplomacia
exagerada es obra del demonio. El segundo es que el pecado de los
pecados es el privilegio, la diferencia en las riquezas. Estos dos
valores a veces son más sentidos por muchos que no son creyentes que
por la mayoría de los cristianos». También en este caso aplaudieron
los asistentes. El debate se prolongó con otras cuestiones que
siguieron suscitando la apasionada intervención de los dos ponentes,
defendiendo cada uno su posición en una confrontación dialéctica que
no perdió interés en ningún momento.
* Zenit.org, 2004. Todos los derechos reservados. Para conocer las
condiciones de uso, puede visitar el sitio www.zenit.org o contactar a
infos...@zenit.org .

La Masonería

La Iglesia ha declarado que no se puede ser católico y masón porque
ambas se contradicen en lo esencial. Aquí presentamos las razones.

Por Padre Jordi Rivero, con permiso de Apologetica.org

Introducción

La Masonería es una seudo religión paralela e incompatible con el
cristianismo. Sus elementos religiosos incluyen: templos, altares,
oraciones, un código moral, culto, vestimentas rituales, días
festivos, la promesa de retribución después de la muerte, jerarquía,
ritos de iniciación y ritos fúnebres.

La Masonería tomó su nombre del antiguo gremio de los masones. Éstos
eran los artesanos que trabajaban la piedra en la construcción de
grandes obras. Con el declive de la construcción de las grandes
catedrales en Europa y la propagación del Protestantismo, los gremios
de masones comenzaron a decaer y para sobrevivir comenzaron a recibir
miembros que no eran masones de oficio. Con el tiempo, estos últimos
se hicieron mayoría y los gremios perdieron su propósito original.
Pasaron a ser fraternidades con el fin de hacer contactos de negocios
y discutir las nuevas ideas que se propagaban en Europa.

La fundación de la Masonería ocurre en 1717 con la unión en Londres de
cuatro gremios para formar la Gran Logia de Masónica como liga
universal de la humanidad. De aquí pronto pasó a Francia donde se
fundó "El Gran Oriente de Francia" en 1736.

La gran mezcla crea una nueva identidad anticatólica.

Los primeros masones fueron protestantes ingleses. Se sentían
"liberados" de una Iglesia dogmática que exige asentimiento a las
verdades reveladas. Con la nueva libertad creció la fascinación por la
especulación y el sincretismo. Tomaron como patrones a Adán y los
patriarcas y se acreditaron arbitrariamente las mayores construcciones
de la antigüedad, entre ellas el Arca de Noé, la Torre de Babel, las
Pirámides y el Templo de Salomón. Mezclaron las enseñanzas de las
antiguas religiones y tomaron libremente de los grupos cultistas, como
los rosacruces, los sacerdotes egipcios y las supersticiones paganas
de Europa y del Oriente. El objetivo era crear una nueva "gnosis" de
inmortalidad.

Como parte de su sincretismo, la Masonería no tiene reparo en poner
también la Biblia sobre su "altar". Las logias pueden también recibir
miembros de cualquier religión. Estos traen sus propios libros
sagrados a los que se les da el mismo valor que a la Santa Biblia. En
definitiva, todos ellos quedan relegados a un segundo plano.

La verdadera filosofía masónica es el "humanismo secular", una
ideología meramente humana proponente del racionalismo y el
naturalismo. Según ella, la "naturaleza" está guiada por la razón que
lleva por si sola a toda la verdad y, consecuentemente, a una utopía
de "libertad, igualdad y fraternidad". Este debía ser el "novus ordo
seculorum" (un nuevo orden secular). La Masonería se llega a percibir
como "la religión universal" mientras que las iglesias cristianas son
relegadas a la categoría de meras "sectas". Es decir, la Masonería se
presenta como la nueva Iglesia católica (católica = universal).

La Masonería no solo explota la animosidad contra la Iglesia y el
anticlericalismo sino que los fomenta e institucionaliza.

La Masonería no tiene lugar para el Dios de la revelación. Dios
aparece como un concepto y no como persona. Dios es el "Gran
Arquitecto" que fundó la Masonería. El hombre se convierte en su
propio dios, la misma seducción de la serpiente antigua: "Coman y
serán como dioses". De hecho, en 1887 la logia masónica del "Gran
Oriente" (de la que se inspira por lo general la Masonería en América
Latina) formalmente eliminó la necesidad de que sus miembros crean en
Dios o en la inmortalidad del alma. Los símbolos cristianos de la
cultura recibieron una interpretación secular. Así, la cruz pasó a ser
un mero símbolo de la naturaleza sin mayor trascendencia. Las letras
"INRI" sobre la cruz de Jesús, pasaron a significar "Igne Natura
Renovatur Integra" (el fuego de la naturaleza lo renueva todo), lo
cual es un absurdo. (Su verdadero significado es: "Iesus Nazarenus Rex
Iudaeorum", Jesús de Nazareth Rey de los Judíos).

Jesús según la Masonería.

Algunos masones dicen "creer" en Jesucristo pero, si son consecuentes
con la masonería, no creen en Él según el sentido cristiano que lo
reconoce como Dios. Ellos lo consideran simplemente como el apóstol
mayor de la humanidad por haber superado el fanatismo de los romanos y
de los sacerdotes. Jesús es "el Gran Maestro", pero, para no ofender a
otras religiones, el nombre de Jesús quedó prohibido en la logia.

El secretismo y los ritos de iniciación. Los antiguos masones
guardaban celosamente los secretos de su arte. Con la nueva Masonería,
el afán de secretismo aumentó y se le impuso estrictamente a los
miembros en los ritos de iniciación. Los candidatos deben hacer
juramentos de no revelar en absoluto los "secretos" de la masonería so
pena de auto-mutilación o de ser ejecutados. El masón expresa el deseo
de buscar "luz". Entonces se le asegura que recibirá la luz de la
instrucción espiritual que no pudo recibir en otra iglesia y que
tendrá descanso eterno el la "logia celestial" si vive y muere según
los principios masónicos.

La Masonería tiene una extensa jerarquía compuesta por 33 grados. El
masón "Aprendiz" (primer grado) jura: "No revelaré ninguno de los
secretos de la masonería, bajo pena de que me corten el cuello". El
masón "Compañero" (segundo grado) jura: "No revelaré jamás ninguno de
los secretos de la masonería a los que no son masones, ni siquiera a
los Aprendices, y esto bajo pena de que me arranquen el corazón y de
que mi cuerpo sea arrojado a los cuervos". Al llegar al treintavo
grado (llamado "Kadosh"), se debe pisar la tiara papal y la corona
real, simbolizando el repudio a sus mayores enemigos, la Iglesia y el
Estado. Entonces se jura liberar a la humanidad "de las ataduras del
despotismo" (que se refiere, sobre todo a la Iglesia católica).

Cada masón desconoce lo que enseñan y hacen en los grados superiores.
Aquí está la gran ironía y el engaño del demonio: Los masones se
consideran libres pensadores para opinar sin contar con la Biblia o la
Iglesia (a la que consideran una tiranía) y sin embargo están atados a
la logia bajo las más severas amenazas.

La influencia masónica es poderosa tanto en la política como en los
negocios. Cuando los masones han tomado control de un gobierno, como
en Francia en 1877 y en Portugal en 1910, han establecido leyes para
restringir las actividades de la Iglesia. El continente americano ha
sido también profundamente afectado por la Masonería. Muchos líderes
tanto de la corona española como de los movimientos independentistas
fueron masones. La Masonería sigue muy presente en los grupos de
poder.

La Masonería y Fátima.

Fue en un Portugal dominado por los masones en que se apareció la
Virgen de Fátima en 1917. Como consecuencia, las órdenes religiosas
fueron suprimidas, confiscaron las propiedades de la Iglesia y se
quiso cortar su contacto con Roma. Es de notar que la Virgen se
aparece en el bicentenario de la fundación de la Masonería. Ante un
mundo engañado por sociedades secretas, la Virgen nos ofrece sus
secretos.

La Virgen viene para advertirnos de los peligros en que se encuentra
la humanidad. Graves errores amenazan nuestra salvación. La Virgen nos
pide que renunciemos al pecado y volvamos a Dios. En 1917 toma poder
el Comunismo. Pero el aviso del cielo va más allá del mal del
comunismo. Va a la raíz que es la filosofía moderna que se revela
contra Dios y es conocida con el nombre general de Humanismo Secular.
Esta filosofía, primero produjo la Masonería. Mas tarde, y como
consecuencia lógica de la Masonería, aparece el Comunismo.

En 1917, año de las apariciones, ocurrieron las revueltas en Roma
inspiradas por la Masonería que clamaba por el fin del papado. En el
mismo año surgió el código de ley canónica que explícitamente condena
la Masonería. Mientras tanto, los pastorcitos estaban directamente
amenazados por la Masonería. Arturo de Oliveira Santos, quién arrojó
en la cárcel a Lucia, Jacinta y Francisco y amenazó con matarlos, era
miembro de la temida autoridad masónica que gobernaba Portugal.

Qué dice la Iglesia de la Masonería


La oposición de la Iglesia a la Masonería se fundamenta en:

-Su violación del Primer Mandamiento. Los masones tienen un concepto
de la divinidad opuesto al de la revelación judeo-cristiana. No
aceptan al Dios Trino, único y verdadero. Su deidad es impersonal. El
falso dios de la razón.

-Su violación del Segundo Mandamiento. El grave abuso de los
juramentos en nombre de Dios. Formalmente invocan la deidad en sus
ritos de iniciación para sujetar al hombre, bajo sanciones directas, a
objetivos contrarios a la voluntad divina,

-Su rechazo a la Iglesia Católica, la cual intenta destruir. (Su
objetivo de destruir la Iglesia está ampliamente documentado).

El 24 de abril, de 1738 (21 años después de la fundación de la
Masonería) Clemente XII escribió IN EMINENTI, la primera encíclica
contra la Masonería. Desde entonces ha estado prohibido para los
católicos entrar en la Masonería. (Los ortodoxos y algunos grupos
protestantes también han prohibido en diversas ocasiones la entrada de
sus miembros en la Masonería).

Otros documentos papales sobre la Masonería:
• Benedicto XIV, Providas, 18 Mayo, 1751
• Pío VII, Ecclesiam a Jesu Christo, 13 Sept., 1821.
• León XII, Quo Graviora, 13 Marzo, 1825.
• Pío VIII, Traditi Humilitati, encíclica, 24 Mayo, 1829.
• Gregorio XVI, Mirari Vos, encíclica, 15 Agosto, 1832.
• Pío IX, Qui Pluribus, encíclica. 9 Nov., 1846.
• León XIII, Humanum Genus, encíclica 20 abril, 1884.
• León XIII, Dall" Alto Dell" Opostolico, Seggio, encíclica
• León XIII, Inimica Vos, encíclica 8 diciembre, 1892.
• León XIII, Custodi Di Quella Fede, encíclica 8 diciembre, 1892.

Algunos puntos de la encíclica Humanum Genus, escrita por León XIII en
1884. Esta es la más extensa y reveladora de las encíclicas sobre la
Masonería. Desvela el engaño masónico y sus verdaderos objetivos:
El fin de la Masonería es derrocar todo el orden religioso y político
del mundo que ha producido la enseñanza cristiana y sustituirlo por un
nuevo orden de acuerdo a sus ideas.

Sus ideas proceden de un mero "naturalismo". La doctrina fundamental
del naturalismo es que la naturaleza y la razón humana deben ser
dueñas y guías de todo.

La Masonería reclama ser la religión "natural" del hombre. Por eso
dice tener su origen en el comienzo de la historia.

El concepto masón de Dios es opuesto al de la Iglesia Católica. No
aceptan de Dios sino un conocimiento puramente filosófico y natural.
(Dios es entonces imagen del hombre. Por eso no tienen una clara
distinción entre el espíritu inmortal del hombre y Dios)

Niegan que Dios haya enseñado algo.

No aceptan los dogmas de la religión ni la verdad que no puede ser
entendida por la inteligencia humana.

Poco les importa los deberes para con Dios. Los pervierten con
opiniones erradas y vagas.

La Masonería promulga un sincretismo que mezcla desde los misterios de
la cábala del antiguo oriente hasta las manipulaciones tecnológicas
del modernismo occidental.

El logos masónico del compás y el cuadrante son símbolos de un
racionalismo que pretende identificarse con todo lo que es "natural".

Su calendario numera los "Años de Luz" (del primer día de la creación
o "Años del Mundo".

Enseña que la Iglesia católica es una secta.

Su oposición a la Iglesia Católica antecede a la oposición de la
Iglesia contra ella.

Incompatibilidad entre el Catolicismo y la Masonería

El Catolicismo es una religión revelada y esencialmente sobrenatural.
Por eso la Iglesia debe enseñar con autoridad la doctrina revelada.

La Masonería promete la perfección por medio solo del orden natural y
ve el orden natural como el más alto destino.

De lo anterior se concluye que el Catolicismo y la Masonería son
esencialmente opuestas. Si una desistiera de su oposición a la otra,
dejaría de ser lo que es.

La Encíclica hace una reflexión basada en las "dos ciudades" de San
Agustín que representan dos reinos opuestos en guerra. En un lado
Jesucristo, en el otro está Satanás. La fuerza detrás de la Masonería,
causante de sus engaños y su odio a la Verdad de Jesús no puede ser
sino Satanás, el príncipe de la mentira.

El Papa enseña que el abandono de las virtudes cristianas es la
principal causa de los males que amenazan a la sociedad. (Ref.
Misericors Dei filius, 23 de junio, 1883)
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Otros pronunciamientos de la Iglesia referentes a la Masonería

El antiguo Código de Ley Canónica (ley oficial de la Iglesia) del año
1917, condena la Masonería explícitamente.

Canon 2335: "Personas que entran en asociaciones de la secta masónica
o cualquier otra del mismo tipo que conspire contra la Iglesia y la
autoridad civil legítima, contraen excomunión simplemente reservada a
la Sede Apostólica.

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Declaración sobre la Masonería de la Conferencia Episcopal Alemana

Publicado en L`Osservatore Romano, (periódico del Vaticano), 9 de
julio, 1980

Entre la Iglesia Católica y la Masonería se han mantenido
conversaciones oficiales en los años 1974-1980 por encargo de la
Conferencia Episcopal Alemana y de las grandes Logias reunidas.

En el curso de aquella se ha tratado de constatar si la Masonería ha
experimentado cambios a lo largo del tiempo, tales que consientan a
los católicos de pertenecer a ella actualmente. Las conversaciones se
han desarrollado en clima de cordialidad y con gran franqueza y
objetividad.

Se han estudiado los tres primeros estadios (grados) de pertenencia a
la secta. Después de atento estudio de esos tres estadios primeros, la
Iglesia Católica ha constatado que existen contrastes fundamentales e
insuperables. En su esencia la Masonería no ha cambiado. La
pertenencia a la Masonería pone en duda los fundamentos de la
existencia de Cristo; el examen minucioso de los rituales masónicos y
de las afirmaciones fundamentales, como también la constatación
objetiva de que hoy no ha sufrido ningún cambio la Masonería, lleva a
esta conclusión obvia:

No es compatible la pertenencia a la Iglesia católica y al mismo
tiempo a la Masonería
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La Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, el 17 de febrero,
de 1981, promulgó una clarificación sobre el estado de los católicos
que se asocian a la Masonería en la que se reafirma la posición
tradicional de la Iglesia acerca de la Masonería.
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El Código de Ley Canónica actual (promulgado en 1983) no habla
explícitamente de la Masonería sino que se limita a la siguiente
advertencia general contra ese tipo de asociación:

Canon 1374: "Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la
Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige
esa asociación, ha de ser castigado con entredicho".

Algunos obispos pensaron que este canon ya no aplicaba a la Masonería.

Estimaban que ésta había evolucionado y que ya no "maquinaba" contra
la Iglesia. Sugirieron que se podría abrogar la prohibición contra la
entrada de católicos en las logias masónicas. Las declaraciones
oficiales de la Iglesia desde el 1983 han dejado muy claro que esto no
es posible.
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La siguiente declaración expresa en resumen la posición oficial
vigente.

Declaración sobre las Asociaciones Masónicas, Quaesitum est.
Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe.
26 de noviembre, 1983.

Se ha cuestionado sobre si ha habido algún cambio en la decisión de la
Iglesia en respecto a las asociaciones masónicas ya que el Código de
Ley Canónica, a diferencia del anterior, no las menciona expresamente.
Esta sagrada congregación está en posición de responder que esta
circunstancia se debe al criterio editorial que se siguió también en
el caso de otras asociaciones que tampoco se mencionaron en cuanto que
están contenidas en categorías más amplias.

Por lo tanto, el juicio negativo de la Iglesia sobre las asociaciones
masónicas se mantiene sin cambios ya que sus principios siempre se han
considerado irreconciliables con la doctrina de la Iglesia ("earum
principia semper iconciliabilia habita sunt cum Ecclesiae doctrina") y
por lo tanto se continúa prohibiendo ser miembro de ellas.

Los fieles que se inscriben en asociaciones masónicas están en estado
de pecado grave y no pueden recibir la Santa Comunión. No está en la
competencia de las autoridades eclesiales locales el impartir un
juicio sobre la naturaleza de las asociaciones masónicas que implicase
una derogación de lo que se ha decidido arriba, y esto en línea con la
declaración de esta sagrada congregación promulgada el 17 de febrero
de 1981 (1).

En una audiencia concedida al subscrito cardenal prefecto, el Supremo
Pontífice Juan Pablo II aprobó y ordenó la publicación de esta
declaración que ha sido decidida en una reunión ordinaria de esta
sagrada congregación.

De la Oficina de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, 26
de Nov. de 1983.

Cardenal José Ratzinger, prefecto.
Padre Jerome Hamer, O.P., Titular Arzobispo de Lorium, Secretario.
1. Ref.. AAS 73 (1981) pgs. 240-241.
(traducción no oficial -SCTJM).

La declaración de 1983 (arriba) establece con toda claridad que la
condena a la Masonería por parte de la Iglesia es vigente. Las
opiniones contrarias no cambian la realidad de las cosas.

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¿Por qué la Masonería?

La Masonería es producto del alejamiento de Dios en que los hombres
han caído. Su influencia sobre los hispanos es favorecida por el
machismo que considera la práctica cristiana como propia solo de las
mujeres. La participación en la logia masónica se ha presentado como
una alternativa para los hombres, donde, en vez de someterse a Dios,
hablan de negocios y hacen contactos según sus intereses. Esto ha
profundizado la crisis de falsa identidad masculina. Las consecuencias
han sido graves tanto para la familia como para la sociedad.

Del sincretismo a la ceguera espiritual. Hay que tener en cuenta que
muchos entran en la masonería buscando favorecerse de su poderosa red
de contactos e influencias. Es una gran tentación el percibir las
oportunidades que se abren en los negocios y trabajos para los
miembros de la logia. Los masones suelen ayudarse entre ellos y tienen
algunas obras benéficas. Está también el atractivo para los hombres en
creerse que entran en un grupo élite de libres pensadores.

Sin duda, muchos están confundidos y creen que pueden ser católicos y
masones. Quedan sinceramente consternados al conocer la posición de la
Iglesia contra la Masonería. Cuando se les explican las razones no lo
pueden creer. Dicen que su logia no es así. Es cierto que algunas
logias ya no tienen la agresividad tradicional contra la Iglesia, pero
la filosofía sigue siendo la misma. Hay además que tomar en cuenta que
los miembros de bajo rango no saben la realidad oscura de la masonería
porque se les esconde hasta que suban de grado y estén más
influenciados y comprometidos.

Un masón que se llama católico escribió un artículo asegurando que los
grados de la Masonería son complementarios con las creencias de
"cualquier religión que crea en Dios". No podía comprender el
"fanatismo" de "algunos" en la Iglesia que condenan la Masonería
("algunos", lea: (Todos los papas desde el año 1738). Más adelante, en
el mismo artículo se lee: "la Masonería me ha inspirado a ser
tolerante y aprender de las otras religiones. He leído con gran
interés la Kabala, el Korán... todos los masones adoran al mismo
Dios."

Parece por este escrito que en su logia no atacan directamente a la
Iglesia católica, pero ocurrió algo que a veces es peor: lograron
confundirle de tal modo que no ve la diferencia entre leer la Biblia y
la Kabala (escritos del ocultismo). Busca ambas lecturas "con gran
interés". Ha confundido la tolerancia (respeto a las creencias ajenas)
con el sincretismo (mezcla de creencias uniendo la verdad y el
error).

En la masonería moderna, por lo general, hay menos agresividad abierta
contra la Iglesia. No se duda que hayan habido algunos cambios, pero
en todo caso continúan latentes los mismos principios. ¿Por qué seguir
en una asociación que está esencialmente errada y es dañina para el
alma?

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Jesucristo es El Camino, La Verdad y La Vida

Descubrir la realidad sobre la masonería es muy doloroso para sus
miembros y familiares. Pero el dolor puede llevar al bien si ayuda a
la conversión de vida.

Debemos amar a los masones sinceramente ya sean familiares, amigos o
desconocidos. Debemos también apreciar y reconocer lo bueno que
hagan.

La condena de la Iglesia no es falta de caridad sino una verdadera
expresión de amor. Enseñar la verdad y advertir el error es un gran
acto de amor. Por eso la Iglesia tiene el deber de alertar a sus hijos
sobre el peligro que los graves errores de la Masonería acarrean a su
alma y las consecuencias para la vida eterna. Eso mismo también es lo
que hizo Jesús. Vemos el ejemplo de Jesús con los recaudadores de
impuesto y con los pecadores en general. Ama al pecador mientras
condena el error y el pecado.
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Cardenal Pablo Poupard (Presidente del Consejo para la Cultura -
Vaticano):

"La francomasonería mete en un mismo paquete todas las visiones del
mundo. Es lo que yo denomino el "relativismo absoluto". Y el cristiano
no puede admitir eso porque sólo Jesucristo es la verdad. Había que
decirlo de forma clara. Ninguna visión del mundo puede situarse en el
mismo lugar que la verdad de Cristo."





Alcoseri Vicente

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Nov 15, 2012, 8:46:22 AM11/15/12
to A secreto masonico, Alcoseri Vicente, Candy Moor, cuarto camino, foro masoneria x enviar, francmasoneria, goetia, google alertas, maso rosa, Masoneria regular, masones mexicanos, nuevo foro masoneria, Nuevo Orden Mundial, red masonica, sufismo islam
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Fraternalmente Vicente Alcoseri

Fraternalmente 

> Date: Wed, 14 Nov 2012 20:34:46 -0800
> Subject: [Unión Masónica] CONGREGACION DE LA FE
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