La palabra gnosis es de origen griego, significa conocimiento y es la raíz del término gnosticismo. Por medio de la gnosis, se arriba al gnosticismo.El gnosticismo procede de antiguas civilizaciones que transmitieron sus conocimientos esotéricos al Antiguo Egipto. Los egipcios asimismo transmitieron esos conocimientos esotéricos a los hebreos con la cábala, a los griegos con el hermetismo, a los árabes con la alquimia, a los hindúes con el yoga en su aspecto tántricoLa llama de la Gnosis recorre esas tradiciones milenarias. El gnosticismo busca ofrecer “la Salvación por medio del conocimiento” (gnosis), considerando la Salvación la culminación de un proceso evolutivo que sitúa al ser humano por encima de la ignorancia, lo libera del triste deambular por la faz de la tierra, y lo ayuda a descubrir y utilizar su dios interior, para que finalmente pueda unirse a Dios. Ese es el Hombre plenamente desarrollado, Salvado. El gnosticismo también considera que puede lograrse el contacto directo con Dios u otras realidades sin la intercesión de un sacerdoteTales planteamientos son sumamente revolucionarios y libertarios. Como el conocimiento salva, resulta lícito buscarlo en cualquier teoría o pensamiento. Sin sacerdotes, la manipulación es más difícil para los cultos esclavistas.Como hemos dicho, el gnosticismo procede de antiguas civilizaciones que transmitieron sus conocimientos esotéricos al Antiguo Egipto. Los egipcios transmitieron esos conocimientos a los hebreos con la cábala, a los griegos con el hermetismo, a los árabes con la alquimia, a los hindúes con el yoga en su aspecto tántrico… Uno de los momentos de mayor gloria del gnosticismo fueron los primeros siglos del cristianismo (s. I a III N. E.), cuando éste recogió su inspiración espiritual en una gran variedad de fuentes: Egipto, los misterios griegos y romanos, los hebreos, la tradición hermética, los cultos de la fertilidad de Oriente Medio, el cristianismo…Los gnósticos de los siglos I-III N. E. afirmaban que existía un Dios trascendente e incognoscible, que no intervenía en la formación del mundo; un Demiurgo que había creado el mundo material, considerando a éste como algo malo; unos eones que contactaban a Dios con los hombres; y un maestro, Jesús, que había sido un hombre normal “tocado” en principio por el espíritu de Dios, para luego convertirse en el Cristo, del término griego “cristos”, que significa “el ungido”. Los gnósticos afirmaban poseer las enseñanzas auténticas de Jesús, manipuladas por la Iglesia católica debido a su inclinación hacia el poder y el esclavismo de sus fieles, y rechazaban la idea de que un sacerdote fuera necesario para el contacto con la divinidad, la trascendencia o la Salvación. Algunos personajes del gnosticismo antiguo fueron Valentín, Basílides, Marción, Simón el Mago, mientras que sus textos más importantes resultaron ser “Pistis Sophía”, “El Misterio del Gran Logos”, etc. En 1946, se encontraron en Nag-Hammadi, a unos cien kilómetros al norte de Luxor (Egipto), 53 textos gnósticos de sumo interés. En siglos posteriores, el gnosticismo influyó en Mani y los maniqueos, en los cátaros del sur de Francia, en Los Templarios, en los masones operativos de la Edad Media, en las escuelas gnósticas alquímicas del medioevo de Alberto Magno, Ramón Llull, Paracelso, Nicolás Flamel, en los rosacruces, en la masonería... En la actualidad, gracias a un renacer del gnosticismo a finales del siglo XIX, existen diversas “ecclesias gnósticas” y “movimientos gnósticos”, extendidos por medio mundo, la mayoría de ellos inspirados en el gnosticismo de los primeros siglos del cristianismo. El gnosticismo moderno, así pues, nació en el año 1867 o en el año 1889, aunque, por los hechos históricos y la manera de proceder de los implicados, da la impresión de que fue en la segunda fecha. Y resultó obra del francés Jules-Benoit Doinel (1842-1902) y de su Ecclesia Gnóstica. Jules Doinel fue Venerable Maestro de su logia masónica (1892), miembro del Consejo de su Obediencia masónica (1890-1893), archivero del Gran Oriente de Francia, bibliotecario de su museo masónico y Obispo Gnóstico de Montségur, autoproclamado por él mismo. Poco después de la fundación de la Ecclesia Gnóstica de Doinel, éste “consagró” a los tres primeros obispos gnósticos, entre ellos el célebre ocultista español Papus. Ya en 1892, se reunió el Supremo Sínodo de la Ecclesia Gnóstica, en el cual Doinel se proclamó Patriarca con el nombre de Valentín II, algo que lo “unía” a Valentín I, el famoso gnóstico del siglo II. Doinel retomó una parte importante del gnosticismo antiguo, aunque dándole una impronta y una jerarquía algo distintas. Gracias a la labor de Doinel, la aparición de diversas “ecclesias gnósticas” o “movimientos gnósticos” resultó una constante a lo largo del siglo XX.
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