Masonería Cristiana y de Tradición

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Oct 26, 2008, 5:28:50 PM10/26/08
to SECRETO MASONICO
Masonería Cristiana y de Tradición

J.B. Willermoz- SU OBRA - por Jean François Var ( I )



Libro escrito por una de las mentes más preclaras y lúcidas en la
metafísica del pensamiento masónico y en especial del Régimen Escocés
Rectificado, comienzo aquí la publicación de varios de sus capítulos
de está única e irrepetible obra del H.: y Maestro J.F.Var.
Clave de bóveda y "alma mater" del Rectificado, la figura de Jean-
Baptiste Willermoz es el emblema y ejemplo a seguir por excelencia de
nuestra Orden. Que sirva como guía a quien lo precise, y a modo de
herramienta precisa, para un más profundo conocimiento del significado
simbólico del R.E.R.

JEAN-BAPTISTE WILLERMOZ
Y SU OBRA
Jean-François Var
Joseph de Maistre, hace poco más de dos siglos, en su Memoria al Duque
de
Brunswick, exponía, sobre la Francmasonería, ciertas cuestiones que
ningún masón
puede en toda conciencia eludir: "Posiblemente no existe ningún masón
con cierta
capacidad de reflexión, que no se haya preguntado una hora después de
su recepción:
"¿Cuál es el origen de todo esto que he visto? ¿De dónde vienen estas
ceremonias
extrañas, toda la pompa y boato, estas grandes palabras, etc...?" Pero
después de
haber vivido durante algún tiempo en la orden, se hace otras
preguntas: "¿Cuál es el
origen de estos misterios que no encubren nada, de esos tipos que no
representan
nada?. ¿Por qué tantos hombres de todos los países que se reúnen
(posiblemente
desde hace varios siglos) para situarse ordenadamente en dos líneas,
jurar no revelar
jamás un secreto que no existe, llevar la mano derecha al hombro
izquierdo, volver a
ponerla en su lado derecho, y sentarse a la mesa? ¿No es extravagante,
comer y beber
en exceso, sin hablar de Hiram, del Templo de Salomón, y de la
estrella llameante, etc.
etc...?" 9
A estas preguntas, Willermoz -masón eminentemente con "capacidad de
reflexión"- buscó durante largo tiempo y con obstinación la respuesta.
Nos la ha legado;
y he aquí su obra, objeto del presente trabajo.
WILLERMOZ Y LOS SUYOS
9Mémoire au duc de Brunswick (1782), de J. de Maîstre, Ecrits
maçonniques (Geneve, Slatkine, 1983)
págs. 80-81. Se trata de una memoria dirigida como respuesta a la
consulta general organizada por
Ferdinand de Brunswick en el marco de la preparación del convento de
Wilhelmsbad.
13
¿Quién era Jean-Baptiste Willermoz? Nacido el 10 de julio de 1730, en
Lyon,
muerto en la misma ciudad después de 94 años, el 29 de mayo de 1824,
era el menor
de una familia de trece hermanos, de los cuales solamente tres cuentan
en la historia
masónica (al igual que en la historia a secas, puesto que, salvo su
existencia, no
sabemos nada más de los otros, excepto que, parece ser, uno de ellos
era clérigo):
1º - Su hermana mayor, la futura Sra. Provensal, con la cual su vida
transcurrirá
extrechamente ligada. Viuda a los pocos años de su matrimonio, cuidó
del gobierno de
la casa a lo largo de un celibato prolongado hasta que se produjo el
matrimonio de
Willermoz en 1796 con una huérfana, Jeanette Pascal: el esposo tenía
por aquel
entonces 65 años y la esposa 24... La estrecha relación entre los dos
hermanos
prosiguió hasta la muerte de la Sra. Provensal en 1810, y todos
aquellos que
frecuentaron el hogar de Willermoz o residieron en el algunos días,
han guardado de
ella el mejor recuerdo, caluroso y agradecido; como es el caso de
Saint-Martín, y
muchos otros. Privilegiada confidente de Willermoz, este no le
ocultaba nada y lo
compartía todo con ella, hasta la hizo entrar en la Orden de los
Elegidos Coens de
Martínez de Pasqually, donde fue recibida como "maestro coen", ya que
esa Orden era
mixta.
2º - El futuro doctor Pierre-Jacques Willermoz (1735-1799), del que
volveremos a
hablar más adelante.
3º - Y finalmente Antoine Willermoz (1741-1793), ejecutado durante el
Terror que
siguió a la toma de Lyon por la Convención, después de que la ciudad
se sublevara
para defender a los Girondinos. De los dos, Pierre-Jacques parece
haber sido el más
próximo a Jean-Baptiste. No obstante, ambos estuvieron asociados de
cerca -se quiera
o no, todo prueba que Willermoz tenía una fuerte personalidad
dominadora, por no decir
despótica- en sus empresas masónicas y para-masónicas.
Para terminar con su entorno familiar, apuntamos que el matrimonio de
Jean-
Baptiste Willermoz, aparentemente desequilibrado (cuarenta años de
diferencia entre
los esposos, aunque la cosa no era tan rara por aquel entonces) le
aportó grandes
pesadumbres. No porque fuera desdichado en su vida matrimonial, antes
al contrario,
pero al cabo de siete años, en 1804 (Willermoz tenía entonces 74 años)
la Sra.
Willermoz dio a luz una niña que sólo vivió algunos días; al año
siguiente alumbró un
niño; y, en fin, en 1808 un parto prematuro le quitó la vida. Así
pues, "después de doce
años de felicidad sin queja" (según sus propias palabras), Willermoz
se encontró viudo
a los 78 años con la carga de un niño de 3 años (había nacido el 20 de
septiembre de
1805) en quien depositó todas sus esperanzas.
Con vistas a la instrucción futura de su hijo, Willermoz redactó a la
sazón
importantes documentos: nueve cuadernos clasificados en sus archivos
bajo el título
general siguiente: "Instrucción particular y secreta a mi hijo, para
serle comunicada
cuando tenga la edad de perfecta virilidad, si es que entonces se
muestra digno de
recibirla" (en la actualidad en el fondo Kloss de la biblioteca del
Gran Oriente de
Holanda, en La Haya). Estos textos, en los que Willermoz expone sus
concepciones
religiosas y metafísicas -las cuales, como veremos, están
estrechamente ligadas- son
14
de un interés capital, en tanto que se expresa tal como él es, al no
tener necesidad de
disfrazar su pensamiento por razones de política masónica.
Pero he aquí, que el 23 de octubre de 1812, es decir contando
solamente 7 años
de edad, el pequeño Jean-Baptiste-François de Sales-Claudius, que
parecía lleno de
vida (en su carta del 10 de septiembre de 1810 a Charles de Hesse,
Willermoz lo
describía como "muy bien constituido"), muere súbitamente sin que nada
lo dejara
preveer. ¡Qué golpe!, para ese anciano de 82 años que, en el espacio
de cuatro años,
había perdido a su querida esposa, a su hermana no menos querida, y
finalmente a su
hijo, "la niña de sus ojos" como él gustaba decir.
Por tanto, sólido como una roca, casi ignorante de las enfermedades -
salvo un
temblor nervioso de sus manos, aparecido hacia los 70 años y que se
fue agravando
hasta el punto de dejarlo prácticamente incapaz de escribir por sí
mismo y obligarlo a
recurrir a los buenos oficios de su sobrino- sobrevivió aún doce años,
hasta la edad,
como antes hemos dicho, de casi 94 años.
A partir de aquel momento, ya sin descendencia directa, volvió su
afecto y sus
esperanzas, principalmente masónicas, hacia su sobrino, hijo de
Antoine, y que debería
ser su ahijado, puesto que también se nombraba Jean-Baptiste. Este le
sirvió a menudo
de secretario: él fue, por ejemplo, quien redactó bajo el dictado de
su tío la larga carta
de fecha 10 de septiembre de 1810 por la cual este último vuelve a
ponerse en
contacto, después de quince años de interrupción, con Charles de
Hesse, y le da
noticias (preciosas para nosotros) del Régimen Rectificado en Francia:
"Mi mano, después de las fuertes sacudidas morales que he sufrido, me
niega su
servicio para toda escritura continuada. Estoy obligado a tomar
prestada la de mi
sobrino (a Lilio Albo) hijo de mi hermano (a Concordia), para escribir
bajo mi dictado;
siendo Caballero y Gran Profeso, es del único de quién me puedo servir
para mis
escritos confidenciales; pero encontrándose excesivamente ocupado en
sus asuntos
todo el día, sólo me puede dedicar de tanto en tanto ciertos momentos
siempre
demasiado cortos".
Sin embargo, su sobrino no tenía realmente la fibra masónica, y es de
suponer
que había aceptado el dejarse iniciar en todos esos secretos por
complacer a su tío. Lo
cierto es que éste último debería verse defraudado en sus esperanzas,
puesto que a fin
de cuentas, su heredero masónico fue Antoine-Joseph Pont (hijo de un
amigo de su
hermano Antoine, y al único que junto a su sobrino Jean-Baptiste,
inició Willermoz
después de la Revolución Francesa). Es a él, en efecto, a quién hará
legatario de todos
sus archivos y documentos.
Para terminar con la familia Willermoz, y enlazar por ahí con su
profesión, es
preciso decir algunas palabras de su padre. Claude-Catherine
Willermoz, oriundo de
Saint-Claude, en el futuro departamento del Jura, había emigrado a
Lyon a principios de
siglo y ejercía la profesión de "comerciante de mercería". Los
Willermoz son, pues,
modelados por esa "atmósfera" lionesa, de ahí las características que
se revelaron en el
15
carácter de Jean-Baptiste: obstinación, gusto por el secreto, pero a
la vez don de
gentes, sentido para los negocios y para las relaciones...


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