Boris Mouravieff

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♣♥SEÑOR♥♣

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Jan 5, 2009, 9:49:08 PM1/5/09
to SECRETO MASONICO
De: Ladino7941 Enviado: 28/04/2006 11:10 p.m.

En visita al dentista me encontraba mirando las portadas de las
revistas de moda en la sala de espera. Los títulos de los artículos
del contenido eran risibles por su cinismo pero tristes por la
superficialidad que revelaban de la naturaleza humana: "¿Problemas
para disfrutar del sexo? Te damos 15 tips prácticos", "Exígele a tu
hombre 12 orgasmos diarios", "¿Te reprimes en la cama? ¡Te puedes
enfermar!", "Secretos sexuales de ellos que te sorprenderán".
Invariablemente al menos uno de los artículos de portada era para
promover una mayor actividad sexual. Otros, para fortalecer nuestro
deseo de éxito social o económico: "Consejos para conseguir trabajo",
"Cómo llamar la atención", etc. O sea, sexo, poder o dinero.

Lo que me llamó la atención fue la exactitud con la que estas revistas
reflejaban lo que el escritor ruso Boris Mouravieff ha llamado las
"Influencias A". En su libro Gnosis, Mouravieff explica que una
persona que se encuentra ante la encrucijada de asentar su alma en su
personalidad (siendo la personalidad el sistema formado por cuerpo,
intelecto y emoción) para adquirir verdadera Individualidad y
libertad, o continuar viviendo en el mundo exterior (o sea el mundo de
los actos mecánicos y las ilusiones que culmina en la muerte), se ve
atraído por influencias opuestas de dos tipos, que él llama
sencillamente Influencias "A" e Influencias "B".

Las influencias "A" corresponden a todo lo perteneciente a este mundo
terrenal y sus juegos: nacer, crecer, reproducirse y morir, sin
entender nunca por qué o para qué ocurre la vida, siempre cambiando de
dirección según cambia nuestro entorno, del mismo modo que una veleta
cambia con el viento. Por el otro lado, las Influencias "B" son de un
orden más sutil y provienen de nuestra alma (si es que tenemos una,
porque ¡oh misterio de misterios! al parecer no todos tenemos, ¡y eso
explica en gran medida por qué el mundo es como es!), y nos llaman a
resolver las contradicciones de nuestras vidas, cosa que sólo ocurre
por medio del trabajo interno que constituye el verdadero esoterismo.

Ahora, de esas Influencias "A", las más comunes y fuertes, según
Mouravieff, son el sexo, el miedo y el hambre. En ese sentido las
revistas de moda son burdas manifestaciones de las Influencias "A";
verdaderos evangelios de la religión de este mundo, y las
"personalidades del mundo del espectáculo" que pueblan sus páginas,
sus predicadores.

Debo aclarar, sin embargo, que no estoy sugiriendo que sexo, poder y
dinero son "malas influencias" que deberían ser evitadas como
imperativo moral. No; simplemente estoy señalando cómo me parece que
es nuestro mundo. Si esto es "bueno" o "malo" es enteramente
subjetivo, enteramente dependiente de los intereses y fines de quien
lo percibe. Para algunas personas los asuntos del alma no son
importantes. Es una elección de acuerdo con su naturaleza, y una que
el universo se ocupa de respetar. Pero para quienes, por el contrario,
sienten esa "espina en el alma" que les empuja a buscar y creer que
hay algo más (o como Morfeo dice en The Matrix, "siempre has sabido
que hay algo que no está bien en este mundo, Neo"), es una tragedia
que nuestras vidas se limiten a leer revistas de modas, ver la
televisión, ir al cine, buscar un mejor trabajo, confundir amor con
sexo, o evadirnos de la realidad del mejor modo que podamos. Correr
hacia el placer y huir de la incomodidad y el dolor, para un buen día
morir sin previo aviso. Qué soledad sentir que hay algo más que esto
pero vivir como animales de corral.

Por cierto, si no somos más que animales de corral, ¿se han preguntado
alguna vez quién es el granjero? He aquí una pregunta para ser tomada
con seriedad.



Respuesta
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De: Ladino7941 Enviado: 28/04/2006 11:12 p.m.
Desde la más alta antigüedad el hombre ha buscado resolver el problema
del Conocimiento absoluto. Una fórmula iniciática clásica dice: busca
de captar eso, aprehendiéndolo, lo sabrás todo. Se enseñaba a los
neófitos que para comprender todo es necesario saber muy poco, pero
para apresar ese poco es necesario aprender mucho. En este orden de
ideas, la noción de Gnosis representaba en el espíritu de los
Antiguos, no un simple conocimiento, sino el conocimiento vivificante,
superior a la Razón y la Fe.

La Gnosis aparece entonces como la Sabiduría misteriosa y oculta,
según la palabra de San Pablo, epígrafe de nuestra obra, de la cual es
el diseño, exponiendo diferentes aspectos de esa sabiduría, haciendo
percibir el sentido hermético de su título. El subtítulo se refiere no
más a la idea abstracta de Gnosis sino a su manifestación en el mundo,
especialmente el período crítico que precede y sigue al Advenimiento
del Cristo.

En el curso del Ciclo del Padre, la Gnosis divina había sido revelada
bajo la forma de misterios - misterios de Promesa - que encontrarán su
justificación en el misterio de la realización de Jesús.

Con el Advenimiento del Cristo, la consigna de silencio anteriormente
impuesta a los iniciados desaparece. Se libera entonces un flujo de
ideas gnósticas. En numerosos lugares del mundo antiguo aparecen
espontáneamente enseñanzas, teorías, sistemas, fundados a la vez sobre
la Tradición de los misterios de Promesa y sobre el misterio de Jesús,
que perturba el antiguo orden iniciático.

En la mezcla de ideas que resulta de ello, se puede distinguir
rápidamente dos corrientes divergentes, aunque partiendo del mismo
postulado de base; a saber, la constatación del mundo de los
fenómenos.

Ciertos gnósticos buscan explicar esta imperfección por la caída de la
Luz en la materia, catástrofe que se habría producido fuera de la
intervención de Dios Perfecto no manifestado, o todavía por un error,
o incluso por una intervención mal intencionada del Creador.

En la base de esos errores siempre se encuentra una confusión de los
planos.

El razonamiento atribuye a lo divino una actitud, una debilidad y más
todavía, motivos puramente humanos. Entre otras cosas, se reconoce
allí la marca del pensamiento helénico que tiende a humanizar las
divinidades. La Base Nueva anunciada por Jesús, reinvierte esa antigua
concepción, apelando a la divinización de lo humano en el hombre por
el segundo Nacimiento, puerta del Reino de Dios.

Esas luchas de ideas terminarán con la victoria de la Ortodoxia. Las
tendencias heréticas que se manifiestan fueron combatidas una tras
otra y reducidas por la obra de los apóstoles, después por los
doctores de la Iglesia ecuménica que se dedicaron a hacer resplandecer
en su Verdad la doctrina de Cristo, doctrina del Amor.

La Tradición esotérica, misteriosa y oculta, pudo así ser conservada
en su pureza original, especialmente en la Ortodoxia Oriental tal como
había sido transmitida por los Apóstoles y sus discípulos.

Boris Mouravieff

Boris Mouravieff nació en Cronstadt, en Rusia, el l8 de marzo de
1890. De su vida familiar, de su juventud y de sus estudios se sabe
muy poco: un curriculum vitæ y algunas fotografías. En su curriculum,
Mouravieff declara haberse graduado en la Escuela Superior de Marina y
haber servido en las fuerzas navales del Mar Negro durante la Primera
Guerra Mundial. En numerosos documentos suyos se encuentra, en efecto,
el título de "Comandante". En 1920 abandona definitivamente Rusia,
dejando tras de sí sus títulos y su fortuna familiar. Viaja por
Constantinopla y Bulgaria antes de establecerse en París en 1924.
Durante su prolongada estancia en Francia, se casa con una joven
bailarina rusa, Larissa Bassova. Durante este período, Mouravieff
trabaja como ingeniero en la rama de los combustibles, y consagra su
tiempo libre a la investigación y el estudio de la historia rusa y la
tradición esotérica.

Durante la Segunda Guerra Mundial es arrestado por la Gestapo, pero
logra fugarse y en 1944 se refugia en Suiza. A partir de esta fecha,
resulta más fácil reconstruir la historia de su vida hasta llegar a
1966, año de su muerte.

Después de haber dejado Rusia por Francia, Mouravieff recomienza su
vida como historiador y profesor, y da muestras de una energía poco
común. Trabaja primero en la Escuela de Estudios Superiores
Internacionales, y después, a partir de 1955, enseña en la Universidad
de Ginebra en calidad de libero docente, donde imparte cursos de
historia rusa y de filosofía esotérica. Publica numerosos trabajos
concernientes a sus dos materias predilectas --la historia rusa y el
esoterismo-- y, finalmente, agotado por el trabajo, muere después de
una crisis cardiaca el 28 de septiembre de 1966.

El trabajo principal de Mouravieff en el campo esotérico es Gnosis1,
obra compuesta en tres volúmenes en la que el autor expone los
fundamentos de la tradición esotérica de la ortodoxia oriental, al
menos por lo que se refiere a la parte teórica. Sus indagaciones,
antes de ser redactadas en forma de tratado destinado a publicarse,
fueron expuestas en el ámbito de sus cursos universitarios en la
Universidad de Ginebra entre 1955 y 1958 con el título de Introducción
a la filosofía esotérica según la tradición de la ortodoxia oriental.
El curso, compilado para facilitar el mejor aprovechamiento de los
estudiantes, comprende muchos elementos que están ausentes o apenas se
esbozan en el texto de Gnosis.

El propósito del presente artículo es proporcionar una exposición
articulada -aunque sumaria- de los contenidos específicos de la
doctrina de la Gnosis. Nos proponemos, además de dar algunas
indicaciones sobre la vida y el pensamiento de Mouravieff, delinear
brevemente algunos temas que pueden constituir -eso esperamos- otras
tantas pistas válidas de lectura que puedan servir de algo más que
solo de instrumentos críticos.

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