Tómenlo como un admirador del foro que solidariza con la tragedia de México. No aporto nada nuevo si expreso mi indignación frente a la cínica elección de EE.UU. de elegir a vuestro país como la principal puerta de ingreso de la droga. 40.000 muertos en dos años es una catástrofe. No sé cómo pueden soportarlo, no entiendo de qué manera esto lo conversan, o lo platican, como ustedes dicen. Mi reflexión sobre estos dramas sociales siempre se fija en el origen. No le dimos importancia al consumo de la graciosa marihuana en los años 60, y hasta miramos con simpatía a la revolución de las flores y de los hippies. Ya Hollywood la consumía y es un hecho conocido la influencia de sus películas con mensajes subliminales. LA DROGA ES UN APETITO INSACIABLE, ES ADICTIVO. Lo peor es que la primera potencia se alimenta de ella, la necesita imperiosamente. Esto, no sólo ustedes lo sabían. Acá en Chile estamos luchando con todo. Modestamente creo que en México la prevención falló, debió ser dura, intransigente. Esto es un problema de estado y no de simple delincuencia focal. El hecho de que los carteles se replieguen frente a las fuerzas del orden, es una actitud calculada. Hasta las muertes, porque esto es una guerra. La desconfianza es enorme cuando el dinero “aceita” a los organismos de seguridad. Pero la indignación de ustedes es presagio de que el bien puede actualizarse, adquirir fuerza, reaccionar como un todo, como el país que son.
Perdón si molesto, pero dada la situación me siento mexicano.