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La palabra Abraxas (o Abrasax o Abracax, del griego ἄβραξας) era un
término que se grababa en ciertas piedras antiguas, llamadas Piedras
Abraxas, y que las sectas gnósticas solían usar como talismán. Se
creía que Abraxas era el nombre de un dios que representaba el Bien y
el Mal, un dios y deidad adorada y un demonio y daimon temido en una
única existencia. Este término fue usado por los Basilideanos, una
secta gnóstica del siglo II, para nombrar al ser supremo o dios que
ellos adoraban. Abraxas fue también considerado un dios egipcio y un
demonio. Es probable que la mística palabra abracadabra fuera derivada
de tal nombre, aunque existen algunas otras explicaciones al respecto.
En demonología, ha pasado a ser un demonio coronado, con cabeza de
gallo, grueso vientre, pies de serpiente y cola raquítica, que lleva
un látigo.
Esta secta gnóstica creía que la tierra había sido creada por él.
Pensaban, de igual forma, que su nombre encerraba grandes misterios
debido en parte al hecho de que las siete letras griegas que lo
componen (ἄβραξας) suman un total de 365, la cifra de los días del
año. Se creía, además, que comandaba a sólo 3 dioses, cada uno de
ellos poseedor de una virtud,también se sabe que era adorado por los
cainitas.
Por otro lado, los mitologistas antiguos colocaban a Abraxas entre los
dioses egipcios, y algunos demonólogos lo suelen citar como un demonio
con la cabeza de un rey o de un gallo y con serpientes en lugar de
piernas (el Anguípedo). Ha sido representado en amuletos (que los
Basilideanos solían llevar) portando un garrote en sus manos e
incluyendo en ellos, a su vez, el número 365.
El símbolo de Abraxas aparece en multitud de libros. Siendo «Demian»,
del suizo de origen alemán Hermann Hesse, uno de los más conocidos.