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Los Arcángeles de
Sopó
En la iglesia Divino Salvador de Sopó, ubicada a 39 kilometros al norte de Bogotá-Colombia, se encuentra la venerable y famosa colección de Arcángeles de gran interés histórico, se constituye en uno de los ejemplos de mayor importancia en este género pictórico. Provenientes del más rico legado artístico del siglo XVII, sobre los cuales hay muchas incognitas, conjeturas, hipótesis y suposiciones. Se cree que fueron pintadas al rededor de 1.650 y que llegaron a esta población en el siglo XVII, pero hasta 1.843 aparecen en el inventario parroquial. Algunos investigadores y críticos atribuyen estos óleos a la paleta de quellos Figueroas de la colonia. Otros al quiteño Miguel de Santiago, hay quienes piensan con mayores razones, que los pintó Bernabé de Posadas. Estos Arcángeles contienen un algo misterioso que los hace atractivos: resulta dificil en esta colección, clasificar las actitudes como masculinas o femeninas, con todo, puede señalarse la presencia de cierta gracia femenina en Uriel, Jehudiel, Rafael y Esriel. La típica Morfología de los Arcángeles obedece, de hecho, a su doble condición divina y humana, a su oficio de guardianes, mensajeros y servidores de Dios..
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Esriel Justicia de Dios En este Arcángel se destaca su dulce expresón con sus ojos casi cerrados y la mirada lánguida y baja como siguiendo el movimiento de la espada. Su delicado rostro de facciones muy finas y alargadas y ojos adormecidos es uno de los más bellos de este pintor. Es la manifestación de un soldado que con su ademán militar expresa una actitud de severa disciplina. Representa los juicios de Dios sobre los comportamientos humanos. La espada que ostenta es simbolo de fuerza y libertad. Dios es justo y sabio. La justicia tiene las mismas características. Esriel, Arcángeles de Sopó Óleo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII. |
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Gabriel Fortaleza de Dios Es el ángel de la anunciación, el heraldo del nacimiento de Jesús, venerado no solo por los cristianos sino también por los hebreos y musulmanes. Sostiene un ramo de flores en las cuales se destacan los lirios, símbolo de la pureza de María. La cartelera exhibe las palabras salutatorias: AVE MARIA GRATIA PLENA ( Salve María llena de gracia), palabras con que el arcángel saludó a la virgen María para anunciarle el misterio de la encarnación del verbo. Sus ojos expresan la calma y la seguridad del respaldo Divino a la historia futura de la salvación del hombre. Gabriel, Arcángeles de Sopó Óleo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII |
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Jehudiel Penitencia de Dios Lo primero que atrae nuestra atención es su bello rostro de serena y lánguida mirada, que establece un equilibrio de majestad y armonía que contrasta tanto con su lujosa indumentaria y las vistosas joyas que lo engalanan como con los atributos que exhibe; La corona de rosas y el azote. Su representación es muy llamativa; expresa la contraposición entre lo celeste y lo terrestre, es una exhortación visual en la que se expone que, para obtener la gloria del cielo, simbolizada por la corona, se requiere hacer penitencia (látigo) en la tierra. Jehudiel, Arcángeles de Sopó Óleo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII |
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Laruel Misericordia de Dios Quizá como ningún otro Arcángel de esta colección, Laruel predomina por la maravillosa expresión de sus ojos que hablan de misericordia y compasión. Parece que su mensaje sea este: “Mientra que el hombre se pierde por la venganza, Dios triunfa por la misericordia”. Lleva como atrubuto una palma y una rama de laurel. En la simbología cristiana la palma evoca el tiempo del martirio sobre la muerte y el laurel significa el triunfo. El nombre de Laruel realmente no tiene ninguna asociación con los tributos y elementos iconográficos del Arcángel. Es uno de los ángeles menos ostentosos en cuanto a vestiduras y joyas. Laruel, Arcángeles de Sopó Ó leo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII |
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Lehad Potencia de Dios Fue imposible restaurarlo. Se desconoce la causa por la cual esta obra perdió parte de la capa pictórica. De acuerdo con los cánones en materia de restauración es preferible dejar como se encuestra la obra original. Este Arcángel plantea la mayor incognita en los nombres de esta serie. Tiene como atributos el sol resplandeciente, la palma y la espada. El sol que resplandece es uno de los símbolos de Cristo y la mano con el sol, es el sol de justicia. Lehad, Arcángeles de Sopó Óleo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII |
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Miguel ¿Quien como Dios? Se trata de uno de los cuatro grandes Arcángeles con Gabriel, Rafael y Uriel. Es el ángel más discreto en cuanto a vestuario. Es el único que no tiene inscripción por ser obvia su iconografía. Las telas que flotan muy “surbaranescas” constituyen lo mejor logrado por el maestro de Sopó. Es el triunfo de Dios contra el demonio y de la religión contra satanás. El casco y la lanza son atributos de este Arcangel guerrero. La lanza que empuña es al mismo tiempo estandarte y símbolo de redención, puesto que su extremo superior tiene una cruz. Miguel, Arcángeles de Sopó Ó leo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII |
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Rafael Medicina de Dios El grande arcángel, viajero de la Biblia, guía y maestro del jóven Tobías, se presenta aquí con todo su esplendor. Una de las pocas figuras frontales de esta colección, el claro-oscuro se utiliza aqui con modesta pero notoria maestría. Usa sobre sus vestidos la esclavina parda y lleva el bordón, prendas que utilizaban los peregrinos en la edad media; lleva sobre su pecho la concha que llegó a ser el distintivo de los peregrinos de Santiago de Compostela y sostiene en la mano un pez, que su vez fue la fuente para fabricar la medicina que curó al padre de éste; a su lado se encuentra el perro que acompañó a Rafael y a Tobías en su largo viaje el único perro que en la Biblia aparece como compañero del hombre. Los ojos de este arcángel expresan alegría por encontrar un remedio y un consuelo para su compañero de viaje. Rafael, Arcángeles de Sopó Óleo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII |
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Seactiel Oración de Dios Es una de las más apasibles representaciones de esta serie, contraste por su serenidad y el misterioso ademán con que posa de frente, con una ala desplegada y el manto desplegado para llamar la atención sobre el incensario de plata. Aquí también predomica el retorcimiento barroco. Los cadmios verdes, rojos y azules, gama dominante en esta colección de Arcángeles se atemperan a la vez se hacen más enfáticos sobre los misteriosos fondos en penumbra. Los ojos dan la idea de un espíritu en oración y contemplación mediante el recurso del incensario. Expresa también en la mirada del Ángel una tendencia o dirección mística casi independiente del incensario. Seactiel, Arcángeles de Sopó Óleo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII |
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Uriel Fuego de Dios Por su ademán de gran movimiento expresa lo que pudiéramos llamar idea-vida. Al designársele como “Fuego de Dios” no es forzado reconocer en esta figura, el mensaje de Cristo: “Fuego he venido a traer a la tierra, y qué he de querer sino que arda?”. Sus ojos expresan la pasión del movimiento. Aunque su nombre no se menciona el la Biblia, se le identifica por la espada de fuego, como el ángel que expulsó a Adán y Eva del paraíso y como el ángel de del fuego del Apocalipsis. Es un hermosísimo arcángel que blandiendo en alto la espada de fuego, irrumpe descendiendo y llenando el cuadro con su alegre y festoneante combinación de colores. Uriel, Arcángeles de Sopó Óleo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII |
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Ángel
Custodio
Es el Ángel guardián tradicional. El ninno que lleva en la mano simboliza el alma de los justos que va siendo guiada por el Ángel en el camino de la vida y posteriormente después de la muerte. Es este Ángel la dirección y expresión de solicitud y cuidado que tienen los ojos indican la asistencia celeste a las criaturas de la tierra. Es una de las más manidas representaciones de la pintura. El dibujo retorcido, imprime una virtual belleza a la figura del Ángel, aunque debe observarse cierta torpeza en el esbozo de las manos, peligrosa prueba para los pintores. Es la compañia auxiliadora de Dios que va por los mismos caminos de los hombres dándole su mano en las inciertas sendas de la existencia terrenal. Ángel Custodio, Arcángeles de Sopó Óleo sobre tela 2.38 x 1.67 mts. Siglo XVII. |