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Actualizada: 15/12/2019


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RSI Martianos: acciones, proyecciones y reflexiones
Por Orestes Martí.

La Red Social Integrada (RSI) Martianos, es una de las principales redes sociales que forman parte de la Coordinadora Internacional TESORO (entidad internacional donde se integran entidades del Tejido social universal, diversas redes físicas y virtuales y otras organizaciones de diverso tipo) y fue una de las tres primeras en organizarse a nivel mundial a partir del Servicio de Información y Comunicación HERMES Internacional.

Son muchas las acciones llevadas a cabo por la Red Martianos desde su creación y -obviamente- por sus características de ser una Red y de ser “integrada”, es decir de contar en su seno tanto con redes virtuales -de las conocidas en el ámbito de las denominadas “tecnologías de la información y la Comunicación”- como físicas, constituidas principal aunque no únicamente por asociaciones y entidades de diverso tipo- tales acciones abarcan un inmenso abanico de actividades.

Es ese enorme universo histórico de actividades llevadas a cabo por la RSI Martianos, se destacan:
-el desarrollo del asociacionismo, con la creación y/o desarrollo de instituciones de carácter patriótico y cultural;
-la organización y desarrollo de redes temáticas, mediante la vinculación dinámica y operativa de diversas entidades que forman parte -o no- de TESORO.
-la divulgación y promoción del pensamiento y la obra del más universal de los cubanos;
-el estudio práctico -a distancia y presencial- de la vida del Héroe Nacional de Cuba.

Las proyecciones de la RSI Martianos no han dejado de incrementarse desde su creación y ya para el próximo año 2020 se proyecta un Programa de actividades que en su momento daremos a conocer y en el cuál participarán otras redes sociales integradas de TESORO, como la Red de Educación, Ciencia y Cultura y la de Comunicación Popular (RedFICP); así como algunas redes sociales territoriales, como la RST TESORO de Canarias, la RST TESORO de Cuba y la RST TESORO NorAm (Norteamérica).

En cuanto a las Reflexiones, Martianos sigue apostando por la diseminación de información -y el correspondiente debate, si necesario- que contribuya de modo significativo al empoderamiento ciudadano, a su desarrollo cultural según la visión martiana de que “ser cultos es la única forma de ser libres” y que … “la madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la República y el remedio de sus vicios, es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura”.

En este sentido, muchos han sido los debates impulsados desde la RSI Martianos, incluyendo el que durante años fue la negativa de algunas personas a aceptar la pertenencia masónica de José Martí aduciendo falta de documentación específica, a pesar de la existente sobre el particular, incluyendo documentos y “joyas masónicas” donadas en su momento por la viuda de Fermín Valdés Domínguez -el “hermano del alma”- de Martí.

En este punto queremos hacer referencia a la decisiva aportación del Doctor en Ciencias Históricas, Profesor Titular y ensayista Eduardo Torres Cuevas.

Y precisamente con una interesante entrevista al Dr. Torres Cuevas, vamos a continuar la “Reflexión” que la RSI Martianos inicia hoy. Compartimos -como de costumbre- texto completo


Doctor en Ciencias Históricas, Profesor Titular y ensayista Eduardo Torres Cuevas.

Torres Cueva: Tengo el sueño y la esperanza de que dentro de muy poco tendremos en Cuba un pensamiento nuevo, fuerte y crítico
Por: Astrid Barnet


Tengo ante mí a un hombre con una sabiduría que desborda a mares; con un sentido amplísimo del análisis y de la investigación y, ante todo, de la observación en cada uno de los enfoques que realiza cuando parte de materias académicas diversas. Con él pareciera que cada momento y cada personaje de la Historia, la Filosofía, la Literatura o de las Ciencias Políticas (por citar algunas disciplinas), han emprendido juntas un camino — para nunca desprenderse — , ante tanto ingenio, y a la vez para continuar cimentando una obra grande: la de Educador, por profesión y convicción, y la de Cubano genuino, por amor. Es el Doctor en Ciencias Históricas, Eduardo Torres Cuevas, quien me atrevería a afirmar que, hoy por hoy, es uno de los más acuciosos estudiosos de nuestra Cubanidad.

— El profesor Juan Nicolás Padrón destacó recientemente en nuestro sitio web que “después de la invasión de Europa en 1492, el racismo de los colonialistas españoles trajo consigo tres variantes a América: la aplicación de “la limpieza de sangre”, para los súbditos de la Corona, la discusión de si los indígenas americanos poseían o no alma, y una oprobiosa discriminación racial hacia los esclavos africanos. Partiendo de estas tres variantes, ¿cuál es su criterio?

“Estoy de acuerdo con la observación del profesor Padrón. Me gustaría precisar que el tema tiene una periodicidad histórica, es decir, que los motivos y las fundamentaciones del racismo — como aspecto del problema racial — , hay que analizarlos también desde el punto de vista de su evolución en Nuestra América. En un primer período, del siglo XVI al XVIII, el debate es teológico-medieval, en el cual lo civilizatorio no es más que un aspecto de la cristianización; la cristianización combate, con todas sus armas espirituales y materiales, a paganos, herejes y salvajes, enemigos o desconocedores de su Dios; el objetivo de teólogos y religiosos es la salvación de las almas y la conquista del paraíso celestial; detrás de ello está el de los conquistadores: segregar para dominar. Sobre la base de la fundamentación teológico-religiosa, del derecho canónico y del derecho civil, se estructura, paso a paso y según las circunstancias modificadoras, un sistema de dominación en América. La España que llega a nuestro continente es la que ha concluido la conquista –que en la historiografía tradicional fue llamada Reconquista — de la península Ibérica al ocupar, en un proceso de siglos, los territorios que durante generaciones habían estado en manos musulmanas, los llamados “moros” por los castellanos. Hasta entonces, habían convivido tres culturas –tres religiones- en suelo hispano, la cristiana, la musulmana y la judía. Por medio de la fuerza, y apelando al derecho de conquista, los reinos cristianos, no solo despojaron de sus territorios a “moros” y judíos, sino que, además, les ocuparon sus riquezas y, en el mismo año del descubrimiento de América, expulsaron a los judíos y, unos años después, a los “moros”. Todo a nombre de Dios. Solo pudieron quedarse en la península los que se cristianizaron. Por estas razones, para distinguir a los cristianos “viejos” de los “nuevos”, se instauró la “limpieza de sangre”. El traslado a América de este instrumento castellano fue una hipóstasis que sirvió para excluir a indios, negros, mestizos y a otras razas, del acceso a la cultura, a cargos significativos de gobierno civil o eclesiástico y a medios de riquezas. Ello tuvo un efecto estructurante en las sociedades nacientes: la formación de una élite cultural, política, social y económica; de una élite hegemónica.
“(…) El otro tema, señalado por el profesor Padrón, el de si los indios tenían alma o no, fue el centro de uno de los debates más enconados de los primeros tiempos. Las tendencias simplificadoras suelen ser fatales a la hora de comprender los procesos históricos. Toda época está llena de nichos en los cuales se refugian y actúan las tendencias que las historias-paradigmas precisan olvidar u ocultar. El debate sobre la condición del indio, cruzó todos los aspectos jurídicos, religiosos, culturales y económicos de los primeros tiempos. Señalaré aquí, solo como ejemplo, que una de las primeras polémicas que tuvo lugar, en 1516, fue entre el primer obispo designado para Cuba, fray Bernardo de Mesa, y fray Bartolomé de Las Casas quien, con posterioridad, sería conocido como Protector de los Indios. Para Mesa, los indios eran inferiores a los hispanos –era la etapa de la conquista insular en Las Antillas; aún no se avanzaba en la conquista del continente- porque eran hijos de la luna y el mar, débiles, incapaces de trabajar, lo que los excluía del tratamiento salvador; Las Casas le riposta indicando ¿qué dirían los habitantes de Bretaña, Sicilia y otras islas europeas, con las mismas condiciones que las del Caribe, ante tal tratamiento? Aquí se observa ya un doble rasero para Europa y para América.
“(…) Desde los orígenes de la presencia hispana en América, varios sacerdotes, entre ellos Antón de Montesinos y Bartolomé de Las Casas, se opusieron al trato inhumano que recibían los indios. Este último elaboró varios Memoriales en los que proponía un cambio del régimen de colonización-cristianización. Pocos años después, en México, tendría lugar una de las polémicas más trascendentes para el futuro cristiano de nuestra América, la sostenida por Las Casas (dominico) con el franciscano Toribio de Motolinia. Para el primero era necesaria una catequización individual, previa al bautismo, de modo que el asumir la fe cristiana fuese un acto de consciencia. Motolinia actuaba de un modo contrario; recorría el territorio mexicano efectuando bautizos masivos aunque los recién cristianizados desconocieran las bases mismas de su fe. Para Las Casas era una falsa cristianización; sin embargo, la evangelización masiva de Motolinia, permitió una recepción mística del catolicismo a partir de la cual se produjo una sustitución de los “dioses vencidos”, por el que, indiscutiblemente, había demostrado ser el más poderoso, el “todo poderoso”, el Dios cristiano. Este proceso no fue racional; fue más profundo, fue mental; se expresó en formas y rituales pero su contenido se refugió en el interior del espíritu: era lo trascendente. Cuando en 1542, la Corona dictó las Leyes Nuevas de Indias, que reconocían al indio como vasallo del rey, ya el daño estaba hecho. En Cuba la medida fue resistida por los encomenderos y, cuando se aplicó, en los pequeños pueblos en que se recogieron algunos pocos indios –Jiguaní y El Caney en Oriente y Guanabacoa en La Habana-, solo se movía en ellos el fantasma de lo que había sido la población pre-hispana de la Isla. Entonces, la “limpieza de sangre” entre los vasallos del rey, jugó un nuevo y discriminatorio papel.
“(…) A este período de nuestra historia le corresponde toda una etapa de la esclavitud en Cuba pero no se puede reducir el problema del negro al problema de la esclavitud. En primer lugar, la esclavitud ya existía en Europa, y en especial en España y Portugal, antes del encuentro con América. Era una institución bien establecida sobre la base del derecho de conquista. Lo más importante es que no tenía motivaciones raciales sino que estaba sustentada en razones religiosas, de conquista o de comercio. Los primeros esclavos ingleses en el Caribe lo son los prisioneros de las guerras de religión en Gran Bretaña. En Sevilla, en los momentos de la llegada de Colón a América, un 7 % de la población era esclava. Por tanto, la esclavitud no fue una consecuencia de la conquista de América ni exclusiva para los negros africanos. El proceso que se inició, a partir de entonces, es el que explica los resultados. Los árabes habían desarrollado un fructífero comercio de esclavos en África con la compra de prisioneros de las guerras intertribales y la creación de grupos especializados en la caza humana.


Como tenían una porción del territorio ibérico, desarrollaron redes comerciales desde África a estos territorios. Conquistada Andalucía por los castellanos, estos mantuvieron ese comercio. En el momento de la conquista, los reyes hispanos operaron con una clasificación de los esclavos; para venir a América solo autorizaron a los llamados esclavos ladinos, es decir, que entendían el español, estaban cristianizados y podían desempeñar trabajos de cierta complejidad. Estos no venían directamente de África sino de la propia España. Poco después se comenzaron a introducir los llamados bozales (no entendían el español ni estaban cristianizados), que provenían directamente de las costas africanas. Durante el siglo XVI, surgió otro tipo de negros esclavos o libres, los que nacían en América, por lo que fueron llamados criollos (“el pollo criado en casa”, el que nace o se cría aquí, en Cuba). Los hubo libres y esclavos. Los primeros se destacaron por ser excelentes artesanos. A su desarrollo contribuyó la mentalidad hidalga de los castellanos para quienes el trabajo manual era una degradación social y dañaba el honor. Por cierto, en la “limpieza de sangre” había que jurar y demostrar que no eras tampoco hijo de obrero o artesano. ¿Tendrá algo que ver con la lucha de clases? Es importante observar que este proceso, de bozal a criollo a rellollo, implica dos aspectos de sumo interés: la pérdida de la memoria de los padres y, por tanto, el modo en que desdibuja “la tierra lejana”; la diferencia de patrias del bozal a la del criollo. Esta última implica algo más, mucho más, que un problema de territorio o espacio geográfico; es, ante todo, el surgimiento de hábitos, costumbres, sicologías sociales e individuales, sentimientos e historias nuevas y diferenciadoras.
España no poseía factorías en África por lo que los esclavos introducidos en Cuba lo fueron por los sistemas de asientos y licencias. Estos eran documentos legales por medio de los cuales la Corona concedió, a través de los siglos coloniales, a comerciantes genoveses, portugueses, alemanes, holandeses, ingleses o franceses, la autorización para introducir esclavos en sus colonias. Por estas razones en nuestro país fueron introducidos esclavos de las más diversas etnias subsahariana. En mi cuenta, más de 87. No menos importante es tener presente el intenso comercio de contrabando, una de cuyas más preciadas mercancías eran las “piezas de ébano”, eufemístico nombre que alguien acuñó para referirse a los negros esclavos.
“(…) Dos aspectos importantes. Todos los negros en África tenían el mismo color, lo que los diferenciaba y enfrentaba eran las rivalidades étnicas. En América, ante el blanco, surge una identidad-igualdad del color que supera la división étnica, todos son negros. Por otra parte, existía un tronco común desde el punto de vista religioso, de costumbres, artístico… Traían entre ellas elementos diferenciadores pero también comunes. Si, por un lado, existía diversidad, por otro, esas culturas tenían un fondo común que le daba cierta unidad a la par que una gran riqueza de matices. Todas estas etnias se inscribían en una cosmovisión que las integraba en esquemas culturales básicos… con el tiempo, con el aprendizaje obligado entre ellos, con la relación con el blanco diferente, con el ocultamiento de sus prendas más preciadas –religión, costumbres, memoria, entre otras- estas culturas se transculturaron entre sí hasta conformar un nuevo tejido social y cultural. Lo que está aún por estudiar más a fondo es, cómo del nuevo medio natural, social y cultural americano, en el cual nacen y actúan los afrodescendientes, provoca los cambios que los hacen, ante todo, americanos, con un determinado patronímico nacional. Es el americanismo ¿latinoamericano? multicolor, multiétnico y multicultural en vigorosa brotación. Es la brotación americana de una raza cósmica, hecha de todas las razas y de todos los ingredientes universales. (1)
“Lo otro, que no puede pasarse por alto, es que los siglos del XVI al XVIII constituyen el período de la acumulación de capital por las emergentes potencias-imperios europeos. Es el capital comercial y manufacturero el que construye el gigantesco comercio triangular Atlántico (Europa-África-América). Europa acumuló el capital, África aportó la mano de obra y América la materia prima para la manufactura europea. Capital y desarrollo técnico manufacturero crean las vías para la era industrial del capital de las metrópolis que marcará el siglo XIX. Sin el desarrollo del comercio esclavo Atlántico y de la esclavitud en América no se hubiera formado la era del capitalismo. Por tanto, la esclavitud del negro en América tiene un basamento económico. En el universo hispano se le añade el prejuicio contra el trabajo manual. Es, durante este proceso, que la esclavitud oscurece su piel.
“Las estructuras económicas que provocan ciertas tendencias sociales pueden desaparecer una vez transformadas las causas que las crearon pero lo que más lentamente cambia, la “larga duración” de los procesos sociales, es la mentalidad. Esta actúa como resistencia al cambio y conforma los pre-juicios que pre-juzgan. En estos casos, el juicio y la racionalidad, ya están pre-definidos. Actúan para fundamentar y justificar el pre-juicio. En consecuencia, las ideas no son un resultado del libre ejercicio del pensar sino de las cadenas impuestas y ocultas en lo profundo de las mentalidades. Lo racional se convierte, en estos casos, en justificaciones pre-juiciadas. Su permanencia, la del pre-juicio, sutil y, a veces, inadvertido, es asombrosamente larga aunque ya no tenga el sustento originario; en nuevas condiciones, se mueve, oculto en el interior del cerebro, en busca de nuevas bases de sustentación… y las encuentran… y muta como las bacterias frente al antibiótico de nueva generación.
“ (…) Tu pregunta me motiva a explicar, aunque sea de modo somero, la evolución posterior del tema. En un segundo período, desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX, se introduce una nueva cosmovisión nacida del debate de la Ilustración, con la conceptualización de la sociedad laica y republicana sobre la base de la soberanía del pueblo y el desarrollo del constitucionalismo. Fundamental para el tema es el debate filosófico sobre la condición humana y el jurídico sobre el derecho de propiedad. La separación de la Iglesia y el Estado, con la consecuente pérdida de poder terrenal de la primera, incrementa los mecanismos jurídicos de compartimentación social. Durante este período, la esclavitud adquiere sus formas más intensas y el comercio Atlántico de esclavos sus cifras más elevadas, ambos procesos, producto del desarrollo de la plantación esclavista. En Cuba, en lo fundamental, esta institución fue azucarera o cafetalera. La plantación esclavista constituye una unidad que, a diferencia de los hatos y corrales medievales anteriores, funciona con conceptos del capitalismo como ganancia, pérdida, préstamo, inversión, productividad. El esclavo es una inversión, una propiedad mercantil. A él debe extraérsele la mayor productividad por lo que se calcula, desde el tiempo de vida útil hasta su rendimiento por jornada. Este tipo de empresa capitalista desarrolla la explotación intensiva del trabajo esclavo pero, a la vez, promueve el desarrollo tecnológico azucarero, el ferrocarril y las complejas actividades de las ciudades-puertos. En estas últimas, surge un activo artesanado de blancos y negros y mulatos libres. Lo más significativo del debate jurídico es que el esclavo se compra y se vende como una mercancía más; por tanto, su dueño tiene un derecho de propiedad. De ello se derivan dos consecuencias, una filosófica: el esclavo es un objeto no es un sujeto, en consecuencia, no posee la condición humana; la otra, jurídica: toda abolición debe ser indemnizada. Este racismo que fundamentó el sistema plantacionista era más despiadado que todos sus precedentes. A fines del siglo XVIII, unido con el inicio de la fase industrial del capital, surge el movimiento abolicionista, con una raíz religiosa y otra económica (la necesidad de consumidores en los mercados; el esclavo no tiene capacidad económica). Es en Haití donde el propio negro, sin paternalismos, conquista su libertad y, con ella, demuestra su condición humana. Pero, lo imperdonable, fue que “no respetaron el derecho de propiedad”. Demostraron que, no eran un objeto, propiedad de “alguien”, sino sujetos de su propia historia.
“Las independencias americanas se producen en este contexto internacional e ideológico. En ellas, existe otra historia y es aquella de cómo las oligarquías latinoamericanas logran convertirse en la élite hegemónica de las nacientes repúblicas a partir de esa vieja historia de la “limpieza de sangre”, de la segregación legal del indio, de la destrucción de su cultura, de la discriminación social y de la explotación económica. Hubo conquistas y represiones, tan sangrientas como las coloniales. La conquista, por ejemplo, del Arauca, en Chile, o de la Patagonia, en la Argentina, son acontecimientos de extrema crueldad para someter o extinguir a aquellas poblaciones existentes en dichos lugares. Son reproducción y continuación de los métodos de la conquista solo que modernizados y con una justificación decimonónica.
“(…) En un tercer período, trascendental para el tema, de mediados del siglo XIX a mediados del siglo XX, el positivismo, la antropología y la antropometría, fundamentan el racismo. Ahora, no será ni desde una concepción teológico-medieval ni desde una jurídico-filosófica; será desde una concepción pseudocientífica de las razas y de sus características. En la nueva propuesta, junto al surgimiento de la conceptualización y división moderna de las razas surgen las fundamentaciones de las razas superiores e inferiores. Se establecen las cuatro razas –blanca, amarilla, negra y mongólica- y sus características –medición de cráneos y huesos para determinar superioridad o inferioridad-. El darwinismo, una de cuyas tesis más importantes es el evolucionismo, apoya, en ciertas tendencias, una especie de evolución racial y antropológica asociada al llamado darwinismo social. Sobre este paradigma, los tratados teóricos, históricos y científicos desarrollan las tesis que servirán a las nuevas guerras de conquistas, no contra herejes sino contra razas inferiores necesitadas de tutelaje. En consecuencia, se fundamenta la contraposición Civilización vs. Barbarie, en la que la inferioridad de las razas negra, amarilla y mongólica, las hacen incapaces de alcanzar el pensamiento abstracto y complejo de la civilización moderna. Todas estas corrientes fundamentaban la exclusión de lo diferente, descalificándolo como expresión cultural y social, base de toda dominación, dentro y fuera de una misma nación; base del colonialismo, del imperialismo, del neocolonialismo, del fascismo, de la división y segregación social (algo más, más que algo, que la división de clases, porque el racismo es, también, una división al interior de una misma clase social).
“Entre los hechos más trascendentes de la historia intelectual cubana está la inteligente argumentación martiana contra el esquema de civilización frente a barbarie. Utilizado por Domingo Faustino Sarmiento, como base del predominio civilizatorio del criollo blanco en las nacientes sociedades latinoamericanas, era, también, el argumento “científico” para la fundamentación de una “cubanidad blanca”, excluyente y racista. Martí, previsor del peligro, afirma que no hay verdadera batalla entre civilización y barbarie sino, y obsérvese la profundidad de la idea, entre “la falsa erudición” y la “verdadera naturaleza”; de ahí, su otra idea fundacional, cubano es más que cualquier división de colores pero, la justicia hay que comenzarla por reconocer que el negro ha tenido que vencer y tendrá que vencer mayores obstáculos para ocupar el lugar que le corresponde, que lo que ha tenido que vencer y tendrá que vencer el blanco humilde. La igualdad de los desiguales no es igualdad, es una falacia ignorante.
“Es importante destacar que, cuando estas tendencias del racismo científico estaban en boga, se estaba produciendo la extinción de la esclavitud en Cuba (el decreto final se promulgó en 1886). Era necesario sustituir la frontera legal que significaba la esclavitud, por una nueva, la social, que sirvió de base para la república enajenada surgida en 1902. Agregaría un cuarto período, de los años 30 del siglo XX a los 70, donde destacaría la obra de Fernando Ortíz, en particular El engaño de las razas, y los debates de los años de las décadas de los 40 y 50, y lo que significaron la La Antropología estructural y El pensamiento salvaje de Levi Strauss, el funcionalismo y otras escuelas de pensamiento social. Y, por último, el período actual, donde los pueblos de diversos orígenes, hasta ahora sin voz sonora y con intérpretes externos, ganan el espacio social, político e intelectual del que estaban excluidos. No es un tiempo triunfal; es un tiempo de debates y luchas inteligentes donde no se pueden subestimar los refugios oscuros en los cuales se preparan los dominadores de hoy, herederos de los que construyeron imperios, para la recuperación de espacios perdidos, contando a su favor con una acumulación de inteligencias, capitales y altas tecnologías. Ello exige la responsabilidad del debate porque todo presente no es más que un acumulado selectivo de lo histórico con el cual se pueden construir nuevas historias, historias distintas pero siempre con intención desde un saber limitado, intereses reales y actuantes y cosmovisión ya estructurada.

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Miembro de la Coordinadora Internacional TESORO y de la Federación Internacional de Comunicadores Populares (FICP)

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