La zoofilia (del griego zoon, "animal", y philia, "afinidad") o
bestialismo es una parafilia que consiste en la atracción sexual de un
humano hacia un animal no humano. Las personas que sienten esta
afinidad o atracción sexual son conocidas como zoófilos o zoofílicos.
Para mayor claridad, en este artículo se utilizará el término zoofilia
para la atracción sexual, y el término bestialismo para el acto
sexual. Las dos tendencias son independientes: no todos los actos
sexuales con animales implican a zoófilos, ni todos los zoófilos
practican el sexo con animales.
La zoofilia es considerada en muchas ocasiones como antinatural, y el
acto sexual con animales como un abuso de éstos o como un "crimen
contra la naturaleza". Algunas personas, por ejemplo el filósofo y
autor Peter Singer (involucrado en movimientos por los derechos de los
animales), defienden que esto no es así. Aunque la investigación de la
zoofilia se muestra optimista y apoya a los zoófilos en su mayor
parte, la cultura general se muestra hostil al concepto de la
sexualidad animal-humana.
La actividad o el deseo sexual zoófilo no es considerado como
patología por el DSM-IV (TR) (cuarto manual diagnóstico y estadístico
de la American Psychiatric Association, asociación estadounidense de
psiquiatría), a no ser que vaya acompañado de angustia o que
interfiera en el funcionamiento normal de la persona en cuestión.
Críticos alegan que dichos comentarios en el DSM-IV no dicen nada
sobre la salud mental y física del animal que tome parte en actos
sexuales con personas; sin embargo, defensores de este tratado
sostienen que la relación entre un humano y un animal puede ir más
allá del mero acto sexual, que los animales son capaces de formar una
relación amorosa duradera con otro animal o con un humano, y que tal
relación no es funcionalmente diferente de ninguna otra relación
sexual o amorosa.
Leda y el Cisne, una copia del siglo XVI de un cuadro desaparecido de
Miguel Ángel de 1530 (Galería Nacional de Londres).Contenido [ocultar]
1 Terminología
2 Frecuencia de tendencias zoofílicas
3 Estatus legal
4 Zoofílicos
4.1 La zoofilia como forma de vida
4.2 La zoofilia no bestialista
4.3 Los zoófilos en relación a otros grupos
5 Perspectivas de la zoofilia
5.1 Perspectivas psicológicas y de investigación
5.2 Perspectivas religiosas
5.3 Perspectivas de los estudios del comportamiento animal
6 Referencias en la cultura
7 Actualidad
8 Enlaces externos
Terminología
El término "zoofilia" fue introducido por primera vez en el estudio de
la sexualidad por Krafft-Ebing (1894). Los términos zoosexualidad y
zoosexual se utilizan desde 1980 aproximadamente, en correlación con
las orientaciones sexuales homosexualidad y heterosexualidad. Personas
con una fuerte afinidad por los animales, pero sin un interés sexual
por ellos, pueden ser consideradas como zoófilos sin deseo sexual,
aunque en muchos casos puede que no estén de acuerdo en ser llamados
así.
El ambiguo término sodomía ha sido empleado en algunas ocasiones en un
contexto legal para referirse a actos bestialistas. En pornografía,
aquel material con prácticas sexuales entre humanos y animales lleva
el nombre de zoofilia o bestialismo, nombre extraído de dichas
tendencias.
Entre la comunidad zoófila, el término "bestialismo" ha adquirido una
connotación negativa, dando a entender un impetuoso deseo sexual sin
interés por los derechos de los animales. Esto ha llevado a algunos
zoófilos a querer distinguir entre la zoofilia (una entera relación de
mutuo amor) y el simple acto sexual o bestialismo. Otros se definen a
sí mismos como zoófilos y como bestialistas.
Frecuencia de tendencias zoofílicas [editar]No se sabe con exactitud
la frecuencia con la que ocurren sentimientos de atracción sexual
hacia animales; primero, debido a que sentimientos de este tipo, sin
un comportamiento externo, no pueden ser registrados con facilidad;
segundo, a causa de la imprecisa diferencia entre un comportamiento
zoófilo y uno de cariño corriente hacia la mascota; y tercero, a
consecuencia también de la contención por parte de muchas personas de
ligeros sentimientos zoófilos. Por ello, la mayoría de las
investigaciones se centran más en las características propias de la
zoofilia, y no en cuantificar los casos en los que ocurre.
Encuestas científicas y otras informales estiman que un 1-2% o incluso
hasta un 8-10% de la población sexualmente activa ha tenido alguna
experiencia sexual destacable con un animal alguna vez en su vida. Un
mayor número de personas (entre un 10% y un 30%, dependiendo de la
zona) han tenido alguna fantasía sexual o experiencia corta de este
tipo. El porcentaje sube hasta un 50% al preguntar a jóvenes de zonas
rurales cercanos a granjas. Sin embargo, estas cifras son dudosas.
Como anécdota, My Secret Garden (1973), libro de sexualidad femenina
de la autora Nancy Friday, contiene la contribución de unas 180
mujeres; de éstas, un 10% afirmaron tener un serio interés o una
participación activa en la zoofilia.
Gente que no desea tener experiencias bestialistas en la vida real a
veces tienen fantasías sexuales sobre actos de este tipo, por simple
curiosidad o imaginación. Las tendencias zoófilas latentes pueden ser
comunes; un frecuente interés y excitación sexual en ver a animales
copulando es una prueba de ello según Massen (1994).
Estatus legal
Europa y Júpiter transformado en toro.Los actos de bestialismo son
considerados ilegales en muchas legislaciones, mientras que en otras
no se hace referencia directa al bestialismo (únicamente se remarca
como delito el abuso de animales). En muchos países las leyes no
estipulan si las relaciones sexuales con animales son implícitamente
abusivas o un maltrato. Ello provoca que el bestialismo no esté
claramente contemplado en sus legislaciones.
Casi la mitad de los Estados Unidos condenan explícitamente el acto
sexual con animales (a veces bajo el nombre de "sodomía"). Seis
estados adoptaron recientemente una nueva legislación en contra:
Oregon, Maine, Iowa, Illinois, Indiana y Missouri. Una equivocación
que floreció en muchos estados fue la creencia de que al rechazar las
cortes leyes que prohibían la "sodomía" (generalmente en el contexto
de homosexualidad masculina), el bestialismo no volvería a ser ilegal.
Sin embargo, la convicción de un hombre en Florida demostró que,
incluso en estados sin leyes específicas en contra del bestialismo, se
puede recurrir a estatutos en contra del maltrato de animales para
condenarla (véase el caso de Randol Mitchell).
En Australia las leyes de abuso general a animales están incluidas en
la legislación nacional, a excepción del territorio perteneciente a la
capital de Australia y al de la bahía de Jervis, donde el sexo con
animales está especificado como ilegal.
En Alemania, el sexo con animales no es ilegal explícitamente. Sin
embargo, el material pornográfico que lo contenga, sí §184a StGB. La
República Federal de Alemania tenía una ley que lo prohibía, pero fue
suprimida en 1969 (Paragraph 175). La Alemania oriental, antes de la
reunificación de las dos Alemanias, no poseía ninguna ley en contra
del bestialismo; de todas formas, la pornografía bestialista estaba
restringida fuertemente. Hubo leyes a favor de la protección de
animales ("Tierschutzgesetz").
En el Reino Unido la sección 69 del Acta de Ofensas Sexuales de 2003
prohíbe el bestialismo, reduciendo la sentencia a un máximo de 2 años
en prisión por penetración del pene humano en animales y viceversa.
En Canadá el bestialismo está prohibido (la sección 160 de su
legislación lo prohíbe; nótese que no concreta más, por tanto el tema
no queda del todo claro).
En algunos países han existido durante la historia leyes prohibiendo a
humanos varones vivir con animales hembra. Por ejemplo, en Perú una
antigua ley prohibía tener llamas a solteros varones.
En los Países Bajos, en el año 2004, periódicos del país informaron
acerca de la preocupación de un legislador de que un hombre que había
sido pillado fornicando con el caballo de un vecino no pudiera ser
perseguido por no haber ninguna ley que prohibiera esto. El caballo no
presentó ningún daño visible.
En España no hay ninguna ley que prohíba explícitamente las prácticas
sexuales con animales, ni casos jurídicos registrados en los que se
condenen. Sí hay, no obstante, leyes poco elaboradas en contra del
maltrato animal.
Zoofílicos
Muchacha con un ciervo. Pintura de Franz von Bayros. La zoofilia como
forma de vida [editar]En contraposición con aquellos que sólo buscan
pornografía o sienten curiosidad por la zoofilia, están aquellos que
la consideran una forma de vida u orientación sexual. La edad en la
que ocurre esto según estadísticas es generalmente a los 9-11 años,
durante la pubertad. Aquellos que despiertan un gran interés por la
zoofilia a edades menos tempranas normalmente se remiten también a la
pubertad o antes.
Los zoófilos tienden a ver menos diferencias entre los animales y los
humanos que el resto de la gente, e incluso en muchas ocasiones ven en
los animales algunas virtudes de las cuales los humanos carecen (por
ejemplo, honestidad). Tienden a pensar que la sociedad humana no
comprende el bestialismo y que está mal informada sobre ella. Aunque
algunos se sienten culpables por sentir atracción sexual hacia los
animales, otros no se ven influenciados en su vida privada por morales
ajenas.
La mayor dificultad que encuentran muchos zoófilos es la incapacidad
de poder hablar libremente con amigos, familiares o conocidos sobre
sus relaciones con animales, y el miedo a ser rechazados, agredidos, o
a que hagan daño a sus compañeros sentimentales si se llegara a saber
su condición. Otros problemas comunes son extrema soledad (por la
imposibilidad de dar a conocer su condición o por creer que son los
únicos), y las repetidas muertes de los animales a quienes consideran
compañeros del alma (debido a que la mayoría de los animales tienen un
periodo de vida menor que el de un humano, y a que no pueden expresar
sus sentimientos de pérdida con nadie). Los zoofílicos no citan a
creencias religiosas como mayor preocupación, quizá porque, aunque
muchas religiones condenan la zoofilia, ésta no es un tema del que se
hable con frecuencia.
Las relaciones sexuales zoófilas varían según la persona o el momento,
y pueden estar basadas en relaciones similares a las parejas entre
humanos (en particular, parejas monógamas), en relaciones amorosas
entre animales (ambos participantes hacen sus elecciones en cuanto a
pareja sexual se refiere, y el humano permanece como protector), y en
variaciones de las mismas.
Los zoófilos pueden tener o no tener pareja humana o familia. Algunos
zoófilos sienten atracción hacia los animales como segunda opción,
después de la atracción hacia humanos. Otros zoófilos sienten lo
contrario. En algunos casos la familia y los amigos son conscientes de
las relaciones que mantiene un zoófilo; en otros casos, no. Esto puede
llevar a sentimientos de culpa (es decir, el zoófilo no consigue
decidir a cuál de sus múltiples relaciones será fiel) o celos entre
los amantes humanos. A veces los zoófilos inician relaciones humanas
para evitar sospechas sobre su orientación, o a causa de querer
cumplir expectativas más tradicionales. Otros eligen formar relaciones
menos serias con otras personas (como compañeros de piso o relaciones
con otros zoófilos) o vivir solos.
La zoofilia no bestialista [editar]Aunque el término zoofilia se
asocia regularmente con el interés sexual por los animales, éste no
implica deseo sexual en todos los casos. En psicología y sociología en
ocasiones se utiliza la palabra "zoofilia" en un sentido no sexual.
Varias otras definiciones del término aparte de la dicha anteriormente
son:
"Afinidad o afección por los animales."
"Atracción erótica hacia los animales o contacto sexual con éstos."
"Atracción hacia los animales o afinidad por éstos."
"Fijación erótica en los animales que puede llevar a la excitación
sexual por el contacto real o imaginario con éstos."
La característica común de los diferentes casos y definiciones de la
zoofilia es alguna forma de enlace afectivo fuera de lo común con los
animales; emocional, sexual o ambas cosas. La zoofilia no bestialista
o amor (no sexual) por los animales es normalmente tolerada y aceptada
por la sociedad. Son ejemplos de zoofilia no bestialista la página
w3.in-memory-of-pets.com (en inglés) y otras parecidas.
Los zoófilos en relación a otros grupos [editar]A los zoófilos
muchas veces se les confunde con los "furries" en sociedades donde
dicha subcultura existe. Los furries son gente con un interés por el
arte antropomórfico animal. Sería falso afirmar que todos los furries
sienten deseo sexual por los animales. Muchos furries aprecian la
compañía de animales y gustan de poseer arte erótico animal-
antropomórfico. Sin embargo, la mayoría no desean extender su interés
por los animales hacia el campo de la sexualidad. Existe, no obstante,
un reducido grupo de furries que también se consideran zoófilos, que
se estima en un 5% del total (porcentaje similar al de la población
zoófila entre el resto de la gente). Formas de fetichismo, tales como
llevar disfraces de animales u otras tendencias, no suelen tener
relación directa con la zoofilia.
La zoofilia no está relacionada con la caracterización animal de
juegos y fantasías sexuales, donde una persona toma el rol de perro,
caballo u otro animal mientras el compañero actúa de jinete,
entrenador, criador o montador. Estas actividades son juegos de rol
sexuales y no tienen conexión implícita ni están asociados con la
zoofilia. En vez de con la zoofilia, normalmente se asocian con
prácticas sexuales de dominación y sumisión, como en el
sadomasoquismo. La actividad bestialista no pertenece a este grupo de
actividades, normalmente sería considerada como actividad
extremadamente extravagante en caso de que los participantes de este
tipo de prácticas sumisivas llegaran a ponerla en práctica.
Perspectivas de la zoofilia [editar] Perspectivas psicológicas y de
investigación [editar]El DSM-III-R (APA, 1987) afirmaba que el
contacto sexual con animales casi nunca es un problema en sí mismo
(Cerrone, 1991), y por esa razón este tratado (y también el que habría
de venir a continuación, el DSM-IV; APA, 1994) lo sitúa bajo la
clasificación de "parafilia no especificada".
Los primeros estudios detallados que incluían la zoofilia datan de
1910, mientras que los primeros en tener la zoofilia como tema
principal son de alrededor de 1960. Todos los estudios significativos
sobre el tema, desde Masters (1962) hasta Wienberg (2003), tienen unos
principios y unas conclusiones comunes:
El aspecto principal a estudiar son los sentimientos, las relaciones y
las causas de todo ello, no únicamente el acto sexual aislado o el
deseo impulsivo. (Masters, Miletski, Beetz)
La mayoría de los zoófilos tienen relaciones humanas. (Masters, Beezt)
La sociedad en general está mal informada sobre la zoofilia. (Masters,
Miletski, Weinberg, Beetz)
Los sentimientos y el cariño de los zoófilos por los animales pueden
ser auténticos y, dentro de las capacidades del animal, recíprocos.
(Masters, Miletski, Weinberg, Beetz)
Al contrario de lo que piensa la gente, hay un cierto interés por la
zoofilia "latente" en la sociedad, en forma de fantasías, cópula entre
mascotas, o de forma real y consciente. (Nancy Friday, Massen,
Masters)
La zoofilia y el zoosadismo no son lo mismo y están diferenciados
claramente en cada uno de los estudios.
Masters (1962), Miletski (1999) y Weinberg (2003) afirman que se está
haciendo un daño social significativo al pensar que la zoofilia
implica zoosadismo: "Esto destruye la vida de muchos ciudadanos."
En ocasiones se han hecho estudios relacionados con la cantidad de
bestialismo o zoosadismo existente entre criminales y gente con
problemas psicológicos graves. Estos estudios no son profesionalmente
aceptados como válidos en la investigación de la zoofilia, ya que sus
resultados están condicionados por la preselección de personas a
quienes se entrevista. Esta forma de enfocar el tema, usada en
estudios antiguos con la intención de demostrar que la zoofilia es una
patología, se considera no representativa y desacreditada.
Un ejemplo de estas estadísticas incriminatorias es el comentario de
PETA [1], sacado de un estudio independiente [2]: "El 96% de las
personas que practican el acto sexual con animales cometen a
continuación crímenes contra humanos". Lo que no dice PETA es que en
el mismo estudio se afirma lo siguiente: "Es difícil decir qué actitud
es normal en un estudio donde los 381 participantes involucrados son
delincuentes juveniles... Es posible que entre otras poblaciones...
las actividades sexuales con animales sean hechas por amor, necesidad
de consuelo u otras causas. En otras poblaciones, puede que no haya
ninguna relación entre las prácticas bestialistas y los crímenes
contra humanos."
Perspectivas religiosas [editar]La mayoría de las religiones
organizadas critican negativamente o condenan la zoofilia y el
bestialismo, con algunas excepciones.
Teólogos judíos y cristianos citan los versículos 18:23 ("Y no debes
acostarte con bestias, haciéndote inmundo por ello, y tampoco mujer
alguna debe acostarse con bestias; es perversión") y 20:15-16
("Cualquiera que tenga cópula con bestia alguna, debe ser matado; y
mataréis también a la bestia. Y cuando una mujer se acerque y tenga
cópula con cualquier bestia, ambos deben ser matados; su sangre estará
sobre ellos") del Levítico para denunciar el bestialismo. Algunos
teólogos (en especial cristianos) extienden estos fragmentos, de forma
que los pensamientos lujuriosos sobre animales también son pecado. Por
otra parte, muchos cristianos y judíos no ortodoxos creen que las
leyes del Levítico son exageradas o irrelevantes. Algunos zoofílicos
defienden que estos versículos especifican que la postura sexual del
misionero con animales está prohibida, mientras que las otras no lo
están.
El Islam tiene diferentes posturas frente al bestialismo. Esto se debe
a que ello no se menciona en el Corán, o a que el sexo y la sexualidad
se trataban menos como tabú en la sociedad musulmana que en la
cristiana. Algunos musulmanes afirman que el sexo con animales es
detestable; otros, que a pesar de ser condenable, se ha de tratar con
cierta indulgencia, como el lesbianismo o la masturbación (Bouhdiba:
La Sexualidad en el Islam, Capítulo 4). El libro Tahrirolvasyleh, en
el que Ayatolá Ruhollah Jomeini aprueba el sexo con animales bajo unas
ciertas condiciones.
Hay diversas referencias en las escrituras hindúes de figuras
religiosas teniendo relaciones sexuales con animales (por ejemplo, el
dios Brahmā copulando con un oso, o un sabio semihumano nacido de una
madre cierva). En el arte védico también hay evidencias de bestialismo
(la religión que la civilización védica ejercía es la precursora del
hinduismo) y de figuras de personas practicando sexo con animales
entre las miles de esculturas que describen "eventos de la vida" en el
exterior del templo de Khajuraho. La doctrina hindú ortodoxa defiende
que el sexo debería ser restringido a permitirlo únicamente en parejas
casadas, prohibiendo el bestialismo. Practicar el zoosexo con vacas
sagradas se castiga más fuertemente que el zoosexo con otros animales.
El budismo trata las conductas sexuales según si éstas hacen daño a
uno mismo o a otros. Los consejos o amonestaciones en contra de una
mala conducta prohíben actos bestialistas, así como la pederastia, el
adulterio, la violación o la prostitución. Algunas conductas sexuales,
incluyendo aquellas con animales, están explícitamente prohibidas para
los monjes y monjas budistas.
Perspectivas de los estudios del comportamiento animal [editar]La
creencia extendida de que los animales son universalmente
heterosexuales y de que sólo se interesan en su propia especie es
científicamente imprecisa. Etólogos tales como Desmond Morris, así
como estudios formales, han documentado consistentemente
comportamientos homosexuales en cientos de especies animales,
aparentemente pudiendo elegir el sexo del compañero o en presencia del
sexo opuesto. También hay pruebas de parejas animales homosexuales,
crianza por parte de padres homosexuales, y comportamiento sexual
interespecie. Peter Singer describe el siguiente incidente atestiguado
por Biruté Galdikas (notable etóloga, considerada por muchos como la
mayor autoridad en el estudio de los primates):
"Mientras andaba por el campamento con Galdika, un gran orangután
macho embistió a una auxiliar suya, siendo las intenciones del
orangután claras (tenía el pene erecto). Luchar contra el fuerte
animal no era una opción, y por tanto Galdika dijo a la mujer que se
calmara, que el orangután no le haría daño. Para mayor calma, le dijo
que los orangutanes tienen un pene muy pequeño. Mientras esto pasaba,
el orangután perdió el interés antes de penetrar a la persona. Aquello
que más me sorprendió de este suceso fue que a ojos de alguien que ha
vivido gran parte de su vida junto a orangutanes, que uno de ellos te
vea como objeto de deseo sexual no es sorprendente ni horroroso. La
aparente violencia con la que el orantugán se abalanzó fue, para
Galdika, inquietante; pero el hecho de que fuera el orangután quien
iniciara el acto, no." [3]
Para más información, provisionalmente rediríjase al artículo de la
Wikipedia en inglés sobre la sexualidad animal [4].
Referencias en la cultura [editar]La más conocida es la que hace
referencia a la emperatriz Teodora de Bizancio, que se servía de
animales en sus bacanales.
En la obra Las mil y una noches, se relatan dos escenas manifiestas de
zoofilia.
En la mitología de la Isla de Chiloé existe la leyenda del mítico
perro Trehuaco, criatura que mantiene relaciones sexuales con las
mujeres.
En Francia, en 1601, Claudine de Culam, una joven de 16 años, fue
ahorcada junto con su perro tras un juicio que la encontró culpable en
el cargo de zoofilia.
En 1973, el dramaturgo Peter Shaffer escribió la obra Equus en la que
uno de los protagonistas es un adolescente que siente fascinación
sexual y religiosa por los caballos.
"Sleeping Dogs Lie" es una película que se estrenó en 2006 en España,
en que una mujer le hace una felación a su perro. Tras esa acción,
tendrá que a aprender a vivir con ese secreto por miedo al rechazo de
su familia, por el miedo a la soledad.
Actualidad [editar]El informe Kinsey realizado en 1950 indica que
una población del 4% al 7% de estadounidenses había tenido al menos un
contacto sexual con un animal.
En 1969, Linda Lovelace participó en el primer film comercial que
presentaba escenas de zoofilia.
En 1973, Nancy Friday, en My Secret Garden, aborda fantasmas femeninos
acerca de zoofilia y declara que esta clase de relaciones son bastante
frecuentes.
En 2001, Marjorie Knoller, abogada de Los Ángeles, fue investigada: su
perro había matado a su vecina de 33 años. Las averiguaciones
condujeron al descubrimiento de fotografías de ella en pleno acto
sexual con su mascota, por lo que además fue procesada por
bestialismo.
En 2006, en una barriada en Bhubaneswar (la capital de Orissa), una
muchacha se casó con un perro.
El 2 de julio de 2006, en el estado oriental indio de Orissa, una
mujer enamorada de una serpiente se casó con el reptil en un ceremonia
tradicional hindú a la que asistieron 2.000 personas.
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