LIBIA: LA DESINFORMACION ES UN CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD Por: Stella Calloni
La desinformación sobre lo que sucede en Libia es una de las más emblemáticas de los últimos años, porque en esta ocasión -y quizás sólo valga recordar la ilegalidad de la guerra contra la ex Yugoslavia y la liviandad de alguna prensa e intelectuales “progresistas”- la mentira y falsedades no sólo son transmitidas por los medios, mayoritariamente en manos del poder hegemónico mundial, sino por muchos de los llamados alternativos.
Incluso curiosamente se habla de que se está transmitiendo “informativamente en forma directa” los acontecimientos en Libia, pero se lo hace desde París, por ejemplo, sin que nadie haga una observación objetiva sobre esto. ¿Es posible transmitir los gravísimos sucesos en Libia desde París, Madrid o cualquier capital europea?
Es imposible. Sólo estando en el terreno es que se pueden seguir las alternativas de la guerra o en todo caso informarse por quienes están en el lugar, incluyendo diplomáticos de todos los países, a los que hay que recurrir para evitar dar sólo la versión de los “aliados”.
Un ejemplo. Leo hoy en un medio local que la oposición dice que el gobierno libio ha matado ocho mil personas. ¿Quién lo dice? ¿Cuáles y dónde están los líderes de los rebeldes, que aparecen por primera vez en su historia y que no se conocen? Es esta la rebelión más curiosa a la que se le adjudica ser mayoritaria en el país, y “popular”. Se habló en el escaso tiempo de unos días de este “levantamiento” en zona clave petrolera y de los bombardeos libios contra los “rebeldes”, pero China y Rusia han advertido que no han sido registrados en ninguna pantalla, ni celular, ni cámaras de esas que en manos rebeldes podían registrar plenamente un bombardeo. Un día alguien aparece como líder del Comité de Transmisión, pero a los pocos días desaparece y de repente aparece otro y estos “grupos de oposición” fantasma hacen conferencias con el gobierno de Francia y otros. Nadie conoce el objetivo, las demandas de “los rebeldes” salvo que quieren derrocar a Khadafi, como quieren hacerlo precisamente sus aliados en esta causa y no sólo por el petróleo, sino que es también un avance geoestratégico en una zona que Estados Unidos y su socio cercano Israel intentan poner definitivamente bajo su control.
En la historia de los “levantamientos populares” nunca habíamos registrado una situación parecida. Y ¿en que se basan los medios para informar precisiones tales como los supuestos muertos en las filas de los llamados rebeldes? He leído en otro medio que el gobierno de Muanmar El Khadafi seguía bombardeando a los “rebeldes”, mientras la coalición bombardeaba distintos lugares en Libia. ¿De dónde les llega la información? ¿De Francia, de Roma, de Londres, de Washington? Porque entonces precisamente los aliados no estaban asegurando el lugar convenido con la ONU , en una zona de exclusión para los aviones libios. ¿Y qué se espera que digan los periodistas ubicados en esos estratégicos” lugares?
Lo que tienen que decir es lo que abunda, la necesaria desinformación de los aliados en esta Odisea del Amanecer, que lamentablemente sepultó lo poco que quedaba de esperanza en Naciones Unidas. Estos “aliados” necesitan como el agua sostener sus argumentos falsos.
Porque es falso, absolutamente falso, que no tenían otra alternativa para los sucesos de Libia. Y porque ni siquiera tenían una precisión de lo que realmente estaba sucediendo y, como han señalado varios diplomáticos entre ellos turcos, no esperaron a tener mayores datos fidedignos sobre la situación y apresuraron la resolución de la ONU.
Luego, como si hubieran estado esperando en el pasillo con todas sus armas en las manos, en horas lanzaron sus ataques. El esquema para una zona de exclusión, especialmente en una conjunción de “aliados”, no es cosa de minutos. Cualquier militar lo sabe y especialmente si se va a actuar con responsabilidad. No la hubo en ningún momento. Los ataques contra objetivos en Libia, que alcanzaron mayoritariamente a zonas civiles comenzaron sin haber probado siquiera el funcionamiento de la zona de exclusión. Y no se habían arbitrado los medios necesarios para evitar tomar medidas más drásticas.
Qué cambio de humor europeo cuando hacía tan poco tiempo sus gobernantes habían recibido a Khadafi, después de años de enfrentamientos y no como dicen algunos “analistas” -inventados por la circunstancia- que siempre fueron “amigos” del gobernante libio. Todo lo contrario.
La diplomacia europea y la confusión y las diferencias dentro del propio gobierno libio posibilitaron una relación ventajosa entre los gobiernos europeos y Khadafi, a los que este vendía la mayor cantidad de petróleo comparado con lo que exportaba a Estados Unidos. Y si el petróleo está detrás de esta diligencia con que se actúa contra un país, sin tener mayo cantidad de información, ni tomarse el tiempo para el análisis, vuelve a repetirse un hecho que será gravitante para los pueblos europeos en el futuro.
Y repito aquí los párrafos de una nota que escribí anteriormente. A principios de 2004 el analista estadounidense Paul Harris (Soberanía, Info. 2004) establecía que “El verdadero objetivo de la guerra de Estados Unidos contra Irak es la competencia de ese país contra el euro. Hay muchas razones para la obsesión de George Bush” Harris ya había mencionado que la acción contra Irak, era en realidad contra Europa. “Siempre que una nación decide ir a la guerra se hacen planes sobre quién ganará y quién perderá; nadie va a la guerra esperando perder, pero no siempre el blanco obvio de la agresión es el verdadero motivo de la guerra. A veces no se trata de lo que esperas ganar de una guerra sino, más bien, de lo que otro pierde; y no tiene por qué ser tu enemigo declarado quien cargará con las pérdidas” En ese caso pronosticaba Harris la víctima esperada por Bush era la economía europea, “la cual es robusta y probablemente se haga más fuerte en el futuro cercano”
Y analizaba que la entrada de Gran Bretaña en la Unión Europea era inevitable, que Escandinavia se unirá más temprano que tarde. Ya, incluso en esos países, habrá diez nuevas naciones miembros en Mayo de 2004, lo cual inflará el PIB de la Unión Europea a cerca de $9.6 trillones, con 450 millones de personas, en contraste con $10.5 trillones y 280 millones de personas en los EE.UU. Esto representa un bloque formidable de competencia para los EE.UU. pero la situación es mucho más compleja de lo que revelan estos números y mucho de ello depende del futuro de Irak”..
Recordaba que si bien el control del petróleo estaba detrás de la guerra contra Irak, el impulso real no eran las enormes reservas sin explotar en ese país ni “tanto el deseo de EE.UU. de poner sus sucias manos sobre ese petróleo. Es mas bien por las sucias manos que los norteamericanos quieren mantener alejadas de él”. Tampoco habían precipitado estas acciones los sospechosos atentados que derrumbaron o implosionaron las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, ni que Washington considerara que Saddam Hussein era un monstruo, sino que “lo que precipitó esto es que el 6 de Noviembre de 2000 Irak decidió cambiar al euro la moneda con la cual hacía sus transacciones petroleras. Esta declaración política se hizo y la depreciación constante del dólar contra el euro desde entonces, significó que Irak obtuviera buenas ganancias al cambiar sus reservas y su divisa para hacer transacciones”.
La pregunta que surgió y que se hizo George Bush, es: “¿Qué pasaría si la OPEP , de repente se cambia al euro? Si la OPEP siguiera el ejemplo de Irak y empezara a negociar petróleo en euros sucedería una explosión económica y las naciones consumidoras de petróleo tendrían que hacer salir sus dólares de las reservas de sus bancos centrales y reemplazarlos por euros. El valor del dólar se vendría abajo y las consecuencias serían las que podrían esperarse de cualquier colapso de divisa e inflación masiva. Los fondos extranjeros podrían salir atropelladamente del mercado de valores norteamericano y habría una huida de los bancos de los activos en dólares como la de 1930; el déficit presupuestario s incumpliría y así sucesivamente”. En suma la debacle afectaría a Japón, lo que a su vez arrastraría más duramente a Estados Unidos.
También el objetivo de la guerra de Bush fue amenazar con tomar acciones significativas contra cualquiera de los productores de petróleo que pudieran cambiarse al euro. “Era el euro y por supuesto, Europa el objetivo. USA no va a cruzarse de brazos tranquilamente y dejar a esos advenedizos europeos tomar las riendas de su destino y mucho menos de las finanzas del mundo” concluía Harris, quien hizo un estudio detallado de cómo se había impuesto el dólar desde el final de la Segunda Guerra Mundial y como “la fuerza del dólar desde 1945” residió en ser la divisa internacional para las transacciones petroleras globales (es decir, "petro-dólar").
La invasión en Irak encerró detrás este otro golpe encubierto para impedir el rotundo fortalecimiento de Europa y también la idea de debilitar organismos desafiantes en manos nuevas, como sucede con la OPEP y los esfuerzos del presidente venezolano Hugo Chávez, para independizar la política petrolera. Hay demasiado detrás de cualquier acción bélica tan brutal como esta. Ya se conocen las mentiras y falsos argumentos que se usaron para invadir y ocupar Irak, incluso Afganistán. Pero ¿a quien le importa? ¿Acaso a la ONU le preocupó el genocidio que continúa en Afganistán e Irak? La ocupación es un “hecho consumado” al estilo Hitler.
Nadie pregunta porqué se comenzó bombardeando y no estableciendo la zona de exclusión, todo lo cuál también es ilegal en esta circunstancia, pero usando la lógica de los guerreristas -y su obligación de cumplir al menos para la galería de observadores- el primer y exclusivo paso que era establecer el corredor aéreo que impediría los presuntos bombardeos libios sobre “los rebeldes”. Es absolutamente falso el “humanitarismo” de los que torturaron despiadadamente, mataron, asesinaron y violaron a niños, mujeres y hombres en Irak y Afganistán. Es falso el “humanitarismo” de los que mantienen una cárcel de experimentos que degrada la condición del ser humano en la base militar de Guantánamo, territorio cubano usurpado por Estados Unidos.
Y mientras todo eso sigue sucediendo y el “humanitarismo” de Washington y sus aliados, Estados Unidos corre, como lo hicieron en toda la historia de América Latina a apoyar y financiar a los terroristas de Estado de todas las dictaduras, y lo siguen haciendo como en Honduras, donde disfrazan un gobierno nacido del golpismo como una democracia, mientras se continúa asesinando a decenas de campesinos, trabajadores, profesionales, maestros y entre ellos 11 periodistas en pocos meses. Pero también en Colombia, donde Estados Unidos oculta a su pueblo que ellos arman a los paramilitares y un ejército como el colombiano que ejerce terrorismo de Estado en el territorio de su país.
En Colombia se denuncian 250 mil desapariciones forzadas bajo esos terrorismos de Estado encubiertos y cada semana mueren más personas de las que murieron en todo el tiempo que duró la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, como demostraron organismos de Derechos Humanos en Ginebra. Sería largo enumerar los siniestros “humanitarismos” del imperio, y también la impunidad que les asiste. No hay un solo condenado en Estados Unidos por estos crímenes. En reemplazo de la justicia verdadera, cada tanto se condena a uno o dos soldados como autores de crímenes como los que se han conocido por fotografías en Irak y Afganistán.
Estos soldados y oficiales jugando con los cadáveres de sus víctimas o posando junto a los muertos en torturas sonriendo, lo que es de una perversión sobrecogedora, están entrenados para eso. Oficiales de Estados Unidos declaran públicamente que finalmente han logrado que "el reflejo condicionado de sus soldados sea matar”. ¿Investiga alguien cómo es el entrenamiento brutal de las tropas en Estados Unidos? ¿Se interesa alguien por los documentales que incluso suelen exhibirse en la TV común, para constatar que estos entrenamientos suponen humillaciones y torturas para los soldados propios con el fin de “fortalecerlos”, según dicen los manuales?
¿Cómo son las siluetas que se usan para los entrenamientos de tiro en los cuarteles estadounidenses? Son figuras de árabes, negros, mestizos, indios, y junto a ellos gorilas y otros animales. Y este es el mensaje. Lo que están matando sus soldados no son seres humanos, somos el mundo del bestiario que el colonialismo brutal nos ha designado. Es por todo esto que, la irresponsabilidad por una parte y la complicidad por la otra, en la información que se transmite es tan criminal como el disparo que mata. Y por eso se da entidad de “rebeldes” a grupos cuyos orígenes y objetivos no se conocen. Se puede estar defendiendo a mercenarios que son la última “moda” de la guerra preventiva, sin fronteras y sin fin, Mercenarios reunidos por los caminos del mundo, como los que mandaron contra Angola, que eran revindicados como héroes o contra Nicaragua en los años 80. Esos hombres, soldados de fortuna, perros de la guerra, que usan las tropas de ocupación en Irak y Afganistán, contra una población indefensa no le preocupan a "los humanitarios" de la ONU.
La hipocresía salvaje de estos tiempos es una afrenta para la humanidad, que mientras esto siga sucediendo está bajo una grave amenaza y por eso recuperar la palabra y agitarla es una cuestión de resistencia contra el salvajismo y la muerte. |
LIBIA RECORDANDO A IRAK UN MILLÓN DE MUERTOS DESPUÉS
http://laterceraguerramundial.blogspot.com/2009/09/el-caso-de-la-enfermera-de-kawait.htmlhttp://www.analitica.com/bitblio/ramonet/mentiras.asp http://www.youtube.com/watch?v=TJee02Elrkk http://www.voltairenet.org/article155249.html
http://www.youtube.com/watch?v=KQ0w8kI_OsU&feature=related
http://www.veoh.com/watch/v20535841ae7kB5cD
DESTRUCCION DE COMPLEJO MILITAR EN LIBIA http://www.youtube.com/watch?v=KeSbNB8a6OQ
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LIBIA, DÉJAME BOMBARDEARTE EN PAZ Por: Pepe Escobar
Si el anterior supremo del Pentágono, el “conocido desconocido” Donald Rumsfeld, estuviera aún en el negocio, no pararía de quejarse de que Libia no ofrezca objetivos bombardeables, al igual que Afganistán en 2001. Por muy lejos que se apreste a llegar el atolladero estadounidense, Libia es mucho más grande que Vietnam, Iraq y Afganistán juntos. Aunque los posibles “objetivos” se concentran en unas cuantas ciudades a lo largo de la costa mediterránea.
El despliegue de Tomahawks que Barak Obama lanzó sobre las fuerzas de Muamar Gadafi (y sobre unas cuantas instalaciones) se acabó; ahora le toca a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) imponer la “acción militar cinética” (neolengua de la Casa Blanca) para así forzar el “cambio de régimen”. Y en un perfecto momento Tag Heuer, el desastre está servido. A la OTAN le encantaría bombardear todo lo que aparezca ante su vista al estilo “conmoción y pavor”, pero no puede. No puede, ni siquiera, identificar en sus rádares a las fuerzas de Gadafi.
Tú no permaneces en el poder a lo largo de cuatro décadas en un país en desarrollo sin aprender uno o dos trucos militares de ilustres predecesores, como el chino Mao Zedong y el vietnamita Ho Chi Minh, por no mencionar a chapuceros como Sadam Husein en Iraq. Gadafi, tras aprender la lección de que no debía dejar sus tanques como patos sentados al sol en el desierto para que la “coalición de los bien dispuestos” (unos cuantos miembros de la OTAN + Qatar) los bombardearan a placer, está ahora combatiendo contra los “rebeldes” al estilo guerrilla con blindaje ligero
La respuesta de la OTAN era más de prever que esos puntos muertos multilingües de cada día en Bruselas: acusaciones de que Gadafi está utilizando escudos humanos, o que han “dispersado” sus tanques de un extremo a otro dentro del perímetro de la ciudad. Traducción: la guerra aérea de los Tornado/Rafale de la OTAN es inútil, a menos que puedas bombardear una columna de tanques resplandecientes bajo el sol del desierto.
Si la OTAN está furiosa, esa variopinta pandilla conocida como los “rebeldes” está aún más furiosa, acusando a la OTAN de ser incapaces de un bombardeo en alfombra de sus propias ciudades. Esto prueba que a esos mismos “rebeldes” -que están prácticamente mendigándole a Occidente que haga el trabajo sucio- les importa un ardite los “daños colaterales” entre ellos mismos. Una cosa es verdad: si la OTAN hiciera lo que los “rebeldes” quieren que haga, los daños colaterales serían de espanto. Y la opinión pública europea se desactivaría ante esa acción “cinética” de cambio de régimen.
El circo montado es un ejemplo más de cómo esta guerra no es una guerra sino una farsa en realidad. Los franceses y los británicos han comprado especialmente su propio bombo y platillo de que el régimen de Gadafi se está desmoronando. También han comprado su propia alharaca de que toda esa mezcolanza de ex leales a Gadafi, exiliados de poco fiar,yihadistas vinculados con al-Qaida, oportunistas de los negocios y jóvenes verdaderamente revolucionarios tienen coherencia militar y política y que son realmente representativos de toda Libia.
En Londres, Religare Capital Markets apuntó hace pocas semanas que había una probabilidad de un 75% de llegar a un punto muerto en Libia (con el crudo Brent alcanzando los 130$ USA por barril). Parece que el libertador francés de los árabes, el Presidente Nicolas Sarkozy, y su cohorte británico, el Primer Ministro David Cameron, no figuran en su lista de lecturas recomendadas.
Y así aparece la brillante nueva idea de que la OTAN no tenga un papel central y que sean antiguas fuerzas especiales británicas las que entrenen a los rebeldes para que se conviertan en una máquina de combate ágil y eficiente, como si esto pudiera lograrse en cuestión de días o semanas, antes de un alto el fuego.
La guerra que en efecto nadie quiere, excepto Sarko y Cameron, se está esfumando como si fuera una espantosa nueva versión de “Los Tres Chiflados” (se abre la veda para nominar al tercer chiflado). Eso es lo que se consigue cuando tomas parte en una guerra civil africana donde incluso los “buenos” son más turbios que las aguas del Golfo de México. El condominio Pentágono/administración Obama ha eliminado del campo todo su hardware último grito. “Misión ¡uy, qué yuyu!” es el nombre del juego.
Al menos en Serbia, la OTAN sabía lo que estaba haciendo. Apoyaba a un “ejército de liberación” (el ELK, Ejército de Liberación de Kosovo) infectado de asesinos y traficantes de la droga; bombardearon compañías estatales (no privadas), bombas de racimo y uranio empobrecido incluidos, para que las corporaciones multinacionales pudieran abrirse paso y que el Pentágono levantara una inmensa base militar (Campo Bondsteel) para vigilar su protectorado.
Teóricamente, la resolución 1973 de las Naciones Unidas no permite que la OTAN vaya mucho más lejos. Los miembros occidentales de esa “coalición de los bien dispuestos”, sobre todo los británicos y franceses, por no mencionar al Pentágono, no paran de rezar para que al final del túnel se encuentren con un montón de petróleo y una base estratégica del AFRICOM/OTAN en el norte de África. Pero no hay nada seguro.
La última esperanza de cordura en todo este caos podría venir de la mano de Turquía. Su Primer Ministro, Recep Tayyip Erdogan, ha propuesto su versión de hoja de ruta para la paz, estableciendo corredores de ayuda humanitaria y que la democracia vaya avanzando por etapas. Turquía está conversando con ambas partes y no postula abiertamente el cambio de régimen. En Qatar -que, como ya hemos informado, está profundamente implicado en guiar la “transición” en Libia-, el próximo miércoles, unos cuantos europeos, EEUU, unos pocos estados clientelistas de EEUU de Oriente Medio y otras tantas entidades internacionales serán quienes discutan la mencionada hoja de ruta.
Vamos a esperar. Actualmente, cualquier hoja de ruta acabaría con los bombardeos de la OTAN.
LA GUERRA HUMANITARIA EN LIBIA VER: http://youtu.be/_T9LACYb8Hw |
DEMONIZANDO A LIBIA Por: Mumía Abú-Jamal
Es una medida del poderío militar de los Estados Unidos y de lo pobre que son los medios de comunicación, que el país desata guerras contra pueblos y países de los cuales no sabe nada.
Aparentemente todo lo que se necesita es una campaña de los medios llamando a alguien, monstruo, o asesino, o llamarlo con ese nombre que lo justifica todo: Hitler; y bombarderos empiezan a cruzar los cielos.
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ESTADOS UNIDOS Y ALIADOS COMETEN CRÍMENES MONSTRUOSOS EN LIBIA
Por: Miguel Urbano Rodrigues
Los Estados Unidos y sus aliados repiten en Libia crímenes contra la humanidad similares a los cometidos en Irak y Afganistán.
Michel Chossudovsky, James Petras y otros escritores progresistas -citando fuentes confiables- revelaron en sucesivos artículos que la rebelión de Benghazi fue concebida con mucha antelación, muy minuciosamente, y alertaron sobre el papel decisivo desempeñado en ella por los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y del Reino Unido.
La supuesta duda de los Estados Unidos en apoyar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que creó la llamada «zona de exclusión aérea», y posteriormente en asumir la «coordinación de las operaciones militares» fue también una grosera mentira. Farsa idéntica caracterizó el debate en torno a la transferencia hacia la OTAN del comando de operación llamado «Amanecer de Odisea», título que ofende el nombre y la epopeya del héroe de Homero.
El Pentágono tenía elaborado planes de intervención militar en Libia mucho antes de las primeras manifestaciones en Benghazi, cuando allí aparecieron las banderas de la monarquía fantoche inventada por los ingleses después de la expulsión de los italianos. Todo eso se estima está descrito en documentos (algunos contenidos en correspondencia diplomática divulgada por Wikileaks) que ahora comienzan a hacerse públicos por webs alternativas.
LOS CRÍMENES ENCUBIERTOS
Los discursos de los responsables de la agresión al pueblo libio y la torrencial y ominosa campaña de desinformación montada por los grandes media occidentales, empeñados en la defensa y apología de la intervención militar, son diariamente desmentidos por la tragedia que se abate sobre Tripolitania, o sea el occidente del país controlado por el gobierno.
Hoy ya no es posible desmentir más que el texto de la resolución del Consejo de Seguridad -que no hubiera sido aprobada sin la cómplice abstención de Rusia y China– fue violado desafiantemente por los estados agresores.
Los ataques aéreos no estaban previstos. Pero fueron inmediatamente desencadenados por la fuerza aérea francesa y por los buques de guerra de los Estados Unidos y del Reino Unido que, en un tiempo mínimo, dispararon más de una centena de misiles Tomahwac sobre blancos muy diferenciados.
Repetidamente los gobernantes de los Estados Unidos y del Reino Unido, de Francia y de Italia han afirmado que la «intervención es humanitaria» para proteger a la población, y que los «daños colaterales» por ella provocados son mínimos.
Mienten consciente y descaradamente.
Las «bombas inteligentes» no son ciegas. Con gran precisión han alcanzado depósitos de combustibles y de productos tóxicos, puentes, puertos, edificios públicos, cuarteles, fábricas, centrales eléctricas, sedes de televisoras y de periódicos. Redujeron a escombros la residencia principal de Muamar El Gadafi.
Un objetivo transparente fue la destrucción de la infraestructura productiva de Libia y de su red de comunicaciones.
Otro objetivo prioritario fue sembrar el terror entre la población civil de las áreas bombardeadas.
Repetidas veces el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, y el de Asuntos Exteriores del Reino Unido, William Haggue, han afirmado que las fuerzas de aquello que llaman la «coligación» mandatada por el Consejo de Seguridad, no se desviará de las metas humanitarias de «Odisea». Garantizan que el número de víctimas civiles ha sido mínimo y, en la mayoría de los bombardeos quirúrgicos, inexistente.
Según Al Jazeera y periodistas italianos, el «bombardeo humanitario» de Adhjedabya fue en realidad una matanza sanguinaria, ejecutada con crueldad.
Otros reporteros utilizan la palabra tragedia para definir los cuadros dantescos que presenciaron en barrios residenciales de Trípoli.
Generales y almirantes norteamericanos y británicos insisten en negar que hayan sido alcanzadas instalaciones no militares o afines. Es otra mentira. Las ruinas de un hospital de Trípoli y de dos clínicas de Ain Zara, que apuntan al cielo azul del desierto libio, expresan mejor que cualquier palabra la praxis de los «bombardeos humanitarios». Periodistas que los contemplaron y hablaron con sobrevivientes de la masacre afirman que en Ain Zara no había un solo militar, ni blindados. Y ni siquiera armas.
En una tirada de humor negro, el primer día de la agresión, un oficial de los Estados Unidos declaró que la artillería antiaérea libia, al abrir fuego contra los aviones aliados que bombardeaban Trípoli, estaba «violando el cese al fuego» declarado por Gadafi.
El dirigente libio no me inspira hoy respeto. Creo que muchos de sus compatriotas que participan en la rebelión de Cirenaica y exigen el fin de su régimen despótico actúan movidos por objetivos loables.
Sin embargo, invocar la personalidad y los desmanes de Muamar El Gadafi en el esfuerzo por presentar la criminal agresión al pueblo de un país soberano como exigencia de principios y valores de la humanidad es el objectivo repugnante de una ambiciosa estrategia imperialista.
El subsuelo libio encierra las mayores reservas de petróleo (el doble de las norteamericanas) y de gas de África. Tomar posesión de ellas es el objetivo inconfesado de la falsa intervención humanitaria.
Es deber de todas las fuerzas progresistas que luchan contra la barbarie imperialista desenmascarar el engranaje que, en el mundo, califica de salvadora y democrática la monstruosa agresión a Libia.
Siria puede ser el próximo blanco. Eso, mientras no hay una palabra de crítica a las monarquías teocráticas de Arabia Saudita, de Bahrein, de los Emiratos.
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LIBIA FRENTE AL IMPERIALISMO HUMANITARIO. ENTREVISTA A JEAN BRICMONT
Kosovo, Irak, Afganistán : los partidarios de una intervención en Libia ¿no han aprendido la lección ? Jean Bricmont, autor de una obra sobre el imperialismo humanitario, nos explica porqué el derecho de injerencia es incompatible con la paz en el mundo y perjudica a las causas humanitarias. A menos, evidentemente, que dichas causa no sean más que pretextos…
Por: : Grégoire Lalieu
¿Puede recordarnos en qué consiste el imperialismo humanitario ?
Es una ideología que pretende legitimar la injerencia militar contra países soberanos en nombre de la democracia y de los derechos del Hombre. La motivación siempre es la misma : una población es víctima de un dictador y por lo tanto hay que actuar. Entonces nos sacan las referencias a la Segunda Guerra mundial, a la guerra de España y otras. Se trata de hacer aceptable la intervención. Es lo que pasó en Kosovo, Irak o Afganistán.
Y ahora ¿es el turno de Libia ?
Hay una diferencia, porque en este caso está autorizada por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Pero esa resolución ha sido votada en contra de los principios mismos de la Carta de las Naciones Unidas. Efectivamente, no veo ninguna amenaza exterior en el conflicto libio. Se ha recurrido a la noción de la “responsabilidad de proteger” a la población, pero quemando un poco las etapas. Además, no hay pruebas de que Gadafi masacre a la población simplemente con el objetivo de masacrarla. Es algo más complicado : se trata más bien de una insurrección armada y no sé de ningún gobierno que no reprima este tipo de insurrección. Evidentemente, hay daños colaterales y muertos entre los civiles. Pero si los Estados Unidos saben cómo evitar tales daños, que vayan a explicarlo a los israelíes y que se lo apliquen a sí mismos en Irak y en Afganistán. Tampoco hay ninguna duda de que los bombardeos de la coalición también van a provocar pérdidas civiles. Por lo tanto, pienso que desde un punto de vista estrictamente legal, la resolución del Consejo de Seguridad es discutible. En realidad, es el resultado de años de presión para el reconocimiento del derecho de injerencia que en este caso se legitima.
Sin embargo, incluso entre las izquierdas mucha gente piensa que había que intervenir en Libia para detener la masacre. ¿Cree que es un error de juicio ?
Sí, y por varias razones. En primer lugar, esta campaña establece el reino de la arbitrariedad. En efecto, el conflicto libio no tiene nada de excepcional. Hay muchos otros en el mundo, ya sea en Gaza, Bahrein o, hace algunos años, en el Congo. En este último caso estábamos ante el cuadro de una agresión exterior por parte de Rwanda y de Burundi. La aplicación del derecho internacional habría permitido salvar millones de vidas pero no se hizo. ¿Por qué ? Además, si se aplican los principios de injerencia que subyacen en el ataque contra Libia, esto significa que todo e mundo puede intervenir en todas partes. Imaginemos que los rusos intervinieran en Bahrein o los chinos en Yemen : sería la guerra generalizada y permanente. Una gran característica del derecho de ingerencia es, en consecuencia, el no respetar el derecho internacional clásico. Y si hubiera que modificar el derecho internacional con nuevas reglas que legitimaran el derecho de ingerencia, ello desembocaría en la guerra de todos contra todos. Es un argumento al que los partidarios del derecho de ingerencia nunca responden. Finalmente, estas ingerencias refuerzan lo que yo llamo el “efecto barricada” : todos los países que están en el punto de mira de los Estados Unidos van a sentirse amenazados y van a intentar reforzar su armamento. Hemos visto lo que pasó con Saddam. Por cierto, Gadafi declaró a la liga árabe : “Acaban de ahorcar a un miembro de esta liga y no habéis dicho nada. Pero lo mismo puede ocurriros a vosotros, ya que, aunque todos vosotros seáis aliados de los Estados Unidos, Saddam también lo fue anteriormente”. Actualmente se reproduce lo mismo con Gadafi y la amenaza que pende sobre muchos Estados puede relanzar la carrera armamentística. Rusia, que no es precisamente un país desarmado, ya ha anunciado que iba a reforzar sus tropas. Pero esto puede ir incluso más lejos : si Libia tuviera armamento nuclear jamás habría sido atacada. Desde luego, esta es la razón por la que no se ataca a Corea del Norte. La izquierda que apoya la intervención en Libia debería pues darse cuenta de que la consecuencia de la ingerencia humanitaria es el relanzamiento de la carrera armamentística y a largo plazo, la creación de lógicas de guerra.
Sin embargo, esta intervención militar contra Gadafi ¿no podría considerarse un mal menor ?
Hay que pensar en las consecuencias. Ahora que las fuerzas occidentales están comprometidas es evidente que tendrán que llegar hasta el fin, derrocar a Gadafi e instalar a los rebeldes en el poder. ¿Qué va a pasar entonces ? Libia parece dividida. Si hay resistencia en Trípoli ¿Occidente va a ocupar el país y embarcarse en una guerra sin fin como en Irak o Afganistán ? Pero, imaginemos que todo va bien : la coalición se deshace de Gadafi en unos cuantos días, los rebeldes toman el poder y el pueblo libio está unido. Todo l mundo está contento ¿y después ? No creo que Occidente vaya a decir : “Ya está, hemos hecho esto porque somos buenos y respetamos los derechos del Hombre. Ahora podéis hacer lo que queráis”. ¿Qué pasará si el nuevo gobierno libio parece demasiado musulmán o no limita correctamente los flujos migratorios ? ¿Creéis que se les va a dejar actuar ? Es evidente que después de esta intervención el nuevo gobierno libio será prisionero de los intereses occidentales.
Si la intervención militar no es la solución, entonces ¿qué hacer?
En primer lugar habrían debido ensayarse honestamente todas las soluciones pacíficas. Quizás no habría funcionado, pero respecto ha habido una voluntad manifiesta de rechazar estas soluciones. Es desde luego una constante en las guerras humanitarias. Por lo que respecta a Kosovo habían propuestas serbias muy detalladas para llegar a una solución pacífica pero fueron rechazadas. Occidente incluso impuso condiciones que hacían imposible cualquier negociación, como la ocupación de Serbia por tropas de la OTAN. En Afganistán, los talibanes propusieron hacer juzgar a Ben Laden por un tribunal internacional si se les aportaban pruebas de su implicación en el atentado del World Trade Center. Estados Unidos lo rechazaron y bombardearon. En Irak, Saddam había aceptado el retorno de los inspectores de la ONU así como numerosas condiciones enormemente apremiantes. Pero nunca era suficiente. En Libia, Gadafi había aceptado un cese el fuego y había propuesto el envío de observadores internacionales. Los observadores no fueron enviados y se ha dicho que Gadafi no había aceptado el cese el fuego. Occidente también rechazó la propuesta de mediación de Chávez, que sin embargo fue aprobada por numerosos países latinos así como por la Organización para la Unidad Africana. Respecto a esto me enfurezco cuando oigo a gente de izquierda, en Europa, denunciar la horrible Alianza Bolivariana que sostiene al dictador Gadafi. ¡Esta gente no ha comprendido nada ! Los dirigentes latinos son personas en el poder con importantes responsabilidades. No son izquierdistas insignificantes que parlotean en su rincón. Y el gran problema de estos dirigentes es la ingerencia de los Estados Unidos ; cuanto menos puedan los Estados Unidos hacer lo que quieran en cualquier parte del mundo, mejor será para todos los países que intentan emanciparse de su tutela y para todo el mundo.
El hecho de rechazar sistemáticamente las soluciones pacíficas ¿significa que la ingerencia humanitaria es un pretexto?
Sí, pero funciona con respecto a los intelectuales, tengo más dudas con respecto a la reacción de los pueblos europeos. ¿Van a apoyar a sus dirigentes en el ataque contra Gadafi ? A nivel de los pueblos son las guerras por la seguridad las que gozan de una mayor legitimidad ; cuando hay, por ejemplo, una amenaza contra nuestras poblaciones, neutras formas de vida, etc. Pero aquí y en Francia, con todo este clima islamofóbico que hay (que no apruebo, pero que existe) ve a explicarles que vamos a luchar en Cirenaica por unos insurgentes a los que vemos gritando “« Allah U Akbar »… ¡es contradictorio ! A nivel político la mayoría de partidos apoyan la intervención. Incluso en la izquierda, trotskistas como Mélenchon. Todos andan con la flor en el fusil. Los más moderados apoyaban únicamente una zona de exclusión aérea, pero si Gadafi envía sus tanques hacia Benghazi ¿qué hacemos ? Durante la Segunda Guerra mundial los alemanes perdieron muy rápidamente l control aéreo, pero resistieron todavía varios años. Sin lugar a dudas los moderados debían pensar que, en la medida en que el objetivo es el derrocamiento de Gadafi, se iría más allá del establecimiento de una zona de exclusión aérea. La izquierda, incapaz de apoyar verdaderas soluciones alternativas, está atrapada por la lógica de la ingerencia humanitaria y se ve obligada a apoyar a Sarkozy. Si la guerra se termina rápido y bien, el presidente francés se encontrará en buena posición para 2012 y la izquierda le habrá allanado el camino. Puesto que esta izquierda no asume un discurso coherente opuesto a las guerras, se ve obligada a ir a remolque de la política de ingerencia.
¿Y si la guerra va mal?
Es penoso, pero el único partido francés que se ha opuesto a la intervención en Libia es el Frente Nacional. Ha invocado especialmente la amenaza de los flujos migratorios y lo ha aprovechado para desmarcarse de la UMP y del PS diciendo que el nunca había colaborado con Gadafi. Si la guerra en Libia no funciona como está previsto ello podría beneficiar al Frente Nacional en 2012.
Si la injerencia humanitaria no es más que un pretexto ¿cual es el objetivo de esta guerra?
Las revoluciones árabes han sorprendido a los occidentales que no estaban suficientemente bien informados de lo que ocurría en el Magreb y en Oriente Medio. No pongo en entredicho que haya buenos especialistas de la cuestión, pero con frecuencia no son suficientemente escuchados a un cierto nivel de poder y desde luego se quejan de ello. Ahora pues, puede que los nuevos gobiernos egipcio y tunecino no se alineen con los intereses occidentales y, por consiguiente, podrían ser hostiles a Israel. Para asegurarse el control de la región y proteger a Tel-Aviv, los occidentales probablemente quieran deshacerse de los gobiernos ya hostiles a Israel y a los occidentales. Los tres principales son Irán, Siria y Libia. Puesto que este último es el más débil se le ataca.
¿Puede funcionar eso ?
Occidente soñaba con dominar el mundo, pero desde 2003, con el fiasco irakí, se ve que no es capaz de ello. Antes, los Estados Unidos podían permitirse derrocar dirigentes que ellos mismos habían llevado al poder, como Ngô Dinh Diêm en Vietnam del Sur en los años 60. Pero Washington ya no tiene la posibilidad de hacer esto hoy en día. En Kosovo, Estados Unidos deben arreglárselas con un régimen mafioso. En Afganistán todo el mundo dice que Karzaï es un corrupto pero no tienen alternativa. En Irak también deben acomodarse con un gobierno que está lejos de convenirles totalmente. De bien seguro que el problema también se presentará en Libia. Un irakí me dijo una vez : “En esta parte del mundo no hay liberales en el sentido occidental del término, excepto algunos intelectuales bastante aislados”. Como Occidente no puede apoyarse en dirigentes que compartan sus ideas y defiendan totalmente sus intereses, intenta imponer dictaduras por la fuerza. Pero evidentemente esto crea un desfase con las aspiraciones de la base popular. Además, este procedimiento resulta un fracaso y la gente no debería engañarse acerca de lo que pasa. Occidente, que creía poder controlar al mundo árabe con marionetas como Ben Alí y Mubarak, se diría de pronto : “Todo era falso ¿vamos ahora a apoyar la democracia en Túnez, en Egipto y en Libia ? “ Es tanto más absurdo teniendo en cuenta que una de las grandes reivindicaciones de las revoluciones árabes es el derecho a la soberanía. Dicho de otra forma ¡no a la injerencia ! Occidente debe resignarse : el mundo árabe, lo mismo que África y el Caribe, no le pertenece. De hecho, las regiones donde Occidente interviene más son las menos desarrolladas. Si se respeta su soberanía estas regiones podrán desarrollarse, como lo ha hecho Asia y como sin duda lo hará América latina. La política de injerencia es un fracaso para todo el mundo.
¿Cuál es la alternativa entonces ?
En primer lugar hay que saber que la política de injerencia necesita un presupuesto militar importante. Sin el apoyo de Estados Unidos y su presupuesto militar delirante, Francia y Gran Bretaña no se habrían comprometido. Bélgica, todavía menos. Pero todos estos medios puestos a disposición no caen del cielo. Este presupuesto se basa en préstamos de la China que conllevan déficits US y todo tipo de problemas económicos. Raramente se piensa en ello. Además, se nos repite constantemente que no hay dinero para la educación, la investigación, las pensiones, etc. ¡Y de repente aparece una gran cantidad de dinero para hacer la guerra en Libia. Una cantidad ilimitada, puesto que no se sabe cuanto tiempo va a durar esta guerra ! Por otra parte ya se está gastando dinero para nada en Afganistán. Hace falta, por lo tanto, otra visión política y, a mi parecer, suiza es un buen ejemplo. Este país consagra su presupuesto militar únicamente a la protección de su territorio. Los suizos tiene una política de no intervención coherente, puesto que su ejército, por principio no puede salir de su territorio. Podría decirse que Suiza deja que Gadafi masacre a los insurgentes pero, en primer lugar, ella nunca ha cometido un genocidio u otras masacres, incluso si su política puede ser criticada a otros niveles (banca o inmigración). Y, en segundo lugar, si todo el mundo hiciera como Suiza, por las razones que ya he explicado anteriormente, el mundo iría mucho mejor. Las guerras y los embargos siempre tienen consecuencias desastrosas. A mi parecer, la mejor alternativa es la cooperación con distintos países, sean cuales sean sus regímenes. A través del comercio, pero no el de armas evidentemente, las ideas circulan y las cosas pueden evolucionar, sin guerra. Se pueden discutir las modalidades : comercio justo, ecológico, etc. Pero el comercio es una alternativa mucho menos sangrienta que las sanciones y los embargos, que son la versión soft de las guerras humanitarias.
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GADDAFI REIVINDICADO Por: Freddy J. Melo
Nunca la peligrosidad de la fiera herida ha sido tan evidente como en los tiempos que corren, y está tocando a Libia, ribereña del que fuera “mare nostrum” de otros arrogantes depredadores convertidos en cenizas, recibir los más recientes zarpazos y ver despedazados sus derechos y soberanía por la acción sin control de la fuerza aterrorizada.
Como escribí alguna vez, la Carta de las Naciones Unidas (obviemos la triste impotencia de esa institución mediatizada) y los demás instrumentos que conforman el entramado jurídico internacional, postulan que todos los países, indistintamente de su tamaño o poderío, son pares en dignidad y poseen atributos iguales para darse el sistema de gobierno que cada pueblo desee y contar con la intangibilidad de su espacio geográfico y el respeto a su lengua, tradición y cultura. Es ése el reconocimiento de la soberanía de las naciones, que se abroquela en los principios de autodeterminación y no intervención; es ésa la consagración en términos nacionales del celebrado apotegma según el cual el derecho de cada uno llega hasta donde comienza el de los otros, y de la sentencia del gran Benito Juárez relativa a que “el respeto al derecho ajeno es la paz”. La soberanía (definida por la doctrina como “la autoridad suprema del poder público”) no se discute, se defiende con todo –palabra de Sandino–, y defenderla es una atribución y un deber de todo ciudadano bien nacido.
Mas ya sabemos cómo esa soberanía nunca dejó de estar bajo la espada de Damocles de los imperios, sólo que las agresiones de éstos para despojar de sus riquezas y muchas veces de sus territorios a los países débiles, se vistieron siempre de nobles principios. Ahora ya ni eso. Bajo el reino del imperio único rodeado de subimperios obsecuentes, el ejercicio de mentira, cinismo e hipocresía preludiando genocidio y crueldad ilimitados, carece de tapaderas para acompañar las acciones de rapiña y bandidaje (ponga usted las expresiones de miseria moral que se le ocurran, de todos modos se quedará corto). Irak y Afganistán estrenaron la modalidad, con lo de las “armas de destrucción masiva”, que se sabía inexistentes y se sabía que el mundo lo sabía. ¡Pero con Libia! El Consejo de Seguridad, parapeto de la dictadura mundial, autoriza bombardear a discreción para salvar a los civiles. No hay más allá en desvergüenza. (Nota: la arremetida iba igual, con autorización o sin ella, porque se trata de recomponer y afianzar la hegemonía sobre toda la zona: ¿no habrá que considerar esto a la hora de enjuiciar el no uso del veto por parte de Rusia y de China?).
Quienes dicen que el petróleo no es el móvil, tienen razón en parte pese a su intención encubridora: también hay un subyacente mar de agua dulce, con ñapa de millardos en divisas y muchas barras de oro en el Banco Central; y encima, los EE.UU. quieren revertir la proporción distributiva del aceite libio, que hoy favorece a Europa y aun a China, y de ahí la extremada “diligencia” precautoria europea. Pero el principal acicate del imperio –como lo señala el analista paquistaní Lal Kahn–, en este caso y en los que puedan venir, es el miedo, el terror de los cazadores y supremos aplicadores de terrorismo ante sus descubiertas debilidades: la crisis del capitalismo estadounidense, que “ha provocado caos político y destruido la confianza de los gobernantes norteamericanos”, con enorme desempleo, 35% bajo el nivel de pobreza, aumento de la criminalidad y otros signos. La “guerra contra el terrorismo” está programada “para asustar a la clase obrera (y a los pueblos en general, acoto) y culpar a la amenaza terrorista de la crisis”. Además, “no hay una sola región del planeta que no esté sumida en una crisis social, económica o política”. Y añado: uno, la superespecialización usense en la producción armamentista ha menoscabado su antes casi inagotable capacidad manufacturera de bienes útiles (junto a muchos inútiles); dos, el imperialismo está hoy desnudo ante los pueblos. Condenado. La agresión a Libia, la mayoría de cuyo pueblo resiste, ¿terminará en un holocausto? Sea lo que fuere, su muestra de horror y cobardía está teniendo el efecto de reivindicar a Gaddafi. Representa él en estos momentos el honor, la unidad nacional y la soberanía de su patria. Si se mantiene, habrá vuelto. |
EL URANIO EMPOBRECIDO: EL ARMA DE DESTRUCCIÓN MASIVA QUE LA OTAN USA EN LIBIA COMO LO HIZO EN KOSOVO
¿Qué es el uranio empobrecido?
En este proceso, se produce una gran cantidad de material, de residuos. Esto es lo que se llama uranio empobrecido (U-238) que es también radiactivo y que tiene una vida media de ¡4.500 millones de años! Almacenar este tipo de residuos contaminantes resulta, por tanto, extremadamente caro. Se da la circunstancia de que EE.UU., después de medio siglo produciendo armas atómicas y energía nuclear, tiene almacenadas más de 500.000 toneladas de uranio empobrecido. ¿Qué es lo que ocurre? Pues que, con el fin de ahorrar dinero y vaciar sus depósitos, el Gobierno de los EE.UU. cede gratis el uranio empobrecido a las empresas de armamento norteamericanas y extranjeras. Así, hoy en día, además de EE.UU., países como Gran Bretaña, Francia, Canadá, Rusia, Grecia, Turquía, Israel, las monarquías del Golfo, Taiwán, Corea del Sur, Pakistán o Japón, compran o fabrican armas y municiones con uranio empobrecido.
Aparte de su gratuidad, el uranio empobrecido ofrece otras ventajas adicionales que lo hacen muy atractivo para la tecnología militar. En primer lugar, es el elemento natural más pesado que puede encontrarse; debido a su densidad, los proyectiles con cabeza de uranio empobrecido pueden perforar el acero blindado de carros de combate y de edificios. Y, en segundo lugar, resulta además un material pirofórico natural, es decir, que se inflama al contacto con el aire, provocando el estallido del objetivo alcanzado. Antes de explicar como actúa el uranio empobrecido conviene detenerse en una personalidad que aparece en casi todos los informes a los que yo he tenido acceso.
Este doctor en Física fue director del Proyecto sobre Uranio Empobrecido del Pentágono durante diez años. En febrero de 1991, durante la guerra del Golfo, se encontraba al frente de un equipo médico encargado de limpiar de vehículos contaminados la famosa “autopista de la muerte” que une Basora con Bagdad, donde se dispararon casi un millón de proyectiles de uranio contra los carros de combate de la Guardia Presidencial iraquí que emprendían la huida hacia la capital. Después de esta misión, el ejército de EE.UU., al que pertenecía, tardó cuatro años en informarle de los resultados de sus análisis.
¿Existían informes previos que alertasen del peligro contaminante de este tipo de munición? Aquí se pone, una vez más, de manifiesto el cinismo y la sangrante hipocresía de Estados Unidos y de la OTAN: el Pentágono conocía los riesgos para la salud que entrañan estas municiones y no informó a nadie.
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LOS INTERESES EN JUEGO EN LA GUERRA DE LIBIA Por: Pepe Escobar
Un repaso a los actores del juego en el ajedrez libio da cuenta que el afán por derrocar a Gadafi tiene razones más de pe$o que el tema humanitario y que el apoyo que está dando la OTAN a una de las partes del conflicto, los denominados ‘rebeldes’, beneficia a la larga al Frente Nacional por la Salvación de Libia, financiado Por Arabia Saudita , la CIA y los servicios de inteligencia franceses.
Mentira, hipocresía y programas secretos. De eso no habló el presidente de EE.UU., Barack Obama, cuando explicó su doctrina libia a EE.UU. y al mundo. La mente se aturde con tantos agujeros negros que engullen esta espléndida guerrita que no es una guerra (una “acción militar, limitada en el tiempo, limitada en su alcance”, según la Casa Blanca), combinada con la incapacidad del pensamiento progresista de condenar, al mismo tiempo, la inclemencia del régimen de Gadafi y los bombardeos “humanitarios” anglo-franceses-estadounidenses.
La Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha funcionado como un caballo de Troya, al permitir que el consorcio anglo-francés-estadounidense –y la OTAN– se convirtieran en la fuerza aérea de la ONU en apoyo a un levantamiento armado. Aparte de no tener nada que ver con la protección de civiles, esta acción es absolutamente ilegal según el derecho internacional. La fase final incorporada, como ya lo saben incluso niños africanos desnutridos, pero que nunca ha sido reconocida, es el cambio de régimen.
El teniente general Charles Bouchard de Canadá, comandante de la OTAN para Libia, podrá insistir todo lo que quiera en que la misión sólo se propone proteger civiles. Pero esos “civiles inocentes” que operan tanques y disparan Kalashnikovs como parte de un salvaje montón variopinto son en realidad soldados en una guerra civil, y el enfoque debe ser si la OTAN seguirá siendo desde ahora su fuerza aérea, siguiendo los pasos del consorcio anglo-francés-estadounidense. A propósito, la “coalición de los dispuestos” que combate contra Libia consiste únicamente en 12 de los 28 miembros de la OTAN más Qatar. No tiene absolutamente nada que ver con una “comunidad internacional”.
El veredicto final sobre la zona de exclusión aérea acordada por la ONU tendrá que esperar a la emergencia de un gobierno “rebelde” y al final de la guerra civil (si termina pronto). Entonces será posible analizar cómo se llegó a justificar el disparo de Tomahawks y los bombardeos; por qué se “protegió” a los civiles de Cirenaica mientras se atacaba a los de Trípoli con Tomahawks; qué tipo de grupo abigarrado de “rebeldes” era “salvado”; si todo el asunto fue legal para comenzar; cómo la resolución fue una cobertura para cambio de régimen; cómo el amorío entre los “revolucionarios” libios y Occidente podría terminar en un sangriento divorcio (recordad Afganistán); y qué protagonistas occidentales se pueden beneficiar inmensamente de la riqueza de una nueva Libia unificada (o balcanizada).
Por el momento por lo menos, es fácil identificar a los logreros:
El jerarca del Pentágono Robert Gates dijo este fin de semana, manteniendo una cara seria, que sólo hay tres regímenes opresivos en todo Medio Oriente: Irán, Siria y Libia. El Pentágono está eliminando al eslabón débil, Libia. Los otros fueron siempre partes cruciales de la lista de eliminación de los malvados de los neoconservadores. Arabia Saudí, Yemen, Bahréin, etc., son modelos de democracia. En cuando a esta guerra “ahora la ves, ahora no la ves”, el Pentágono se las arregla para librarla no una vez, sino dos. Comenzó con Africom establecido bajo el gobierno de George W Bush, reforzado con Obama y rechazado por numerosos gobiernos africanos, eruditos y organizaciones de derechos humanos. Ahora la guerra pasa a la OTAN, que es esencialmente la dirección del Pentágono sobre sus acólitos europeos. Es la primera guerra africana de Africom, realizada hasta ahora por el general Carter Ham desde su cuartel en el no tan africano Stuttgart. Africom, como lo describe Horace Campbell, profesor de estudios estadounidenses africanos y de ciencias políticas en la Universidad Syracuse, es un engaño: “fundamentalmente es una fachada para contratistas militares de EE.UU. como Dyncorp, MPRI y KBR que operan en África. Los planificadores militares estadounidenses que se benefician con la puerta giratoria de la privatización de la guerra están deleitados por la oportunidad de otorgar credibilidad a Africom bajo la fachada de la intervención en Libia.”
Los Tomahawks de Africom también alcanzan –metafóricamente– a la Unión Africana (UA) que, a diferencia de la Liga Árabe, no puede ser comprada fácilmente por Occidente. Las petromonarquías del Golfo Árabe aclamaron todas el bombardeo, pero no Egipto y Túnez. Sólo cinco países africanos no están subordinados a Africom; Libia es uno de ellos, junto con Sudán, Costa de Marfil, Eritrea y Zimbabue. El plan general de la OTAN es controlar el Mediterráneo como un lago de la OTAN. Desde esta “óptica” (jerga del Pentágono) el Mediterráneo es infinitamente más importante actualmente como teatro de operaciones bélicas que AfPak. Solo tres de las 20 naciones del Mediterráneo no son miembros plenos de la OTAN o aliados de sus programas de “cooperación”: Libia, el Líbano y Siria. Que no quepa la menor duda: ahora le toca a Siria. El Líbano ya está sometido a un bloqueo de la OTAN desde 2006. Ahora también se aplica un bloqueo a Libia. EE.UU. –a través de la OTAN– está a punto de lograr la cuadratura del círculo.
ARABIA SAUDITA Perfecto. El rey Abdullah se libra de su eterno enemigo Gadafi. La Casa de Saud –a su abyecta menera característica– hace lo imposible por beneficiar a Occidente. La atención de la opinión pública mundial es desviada de la invasión de Bahréin por los saudíes para aplastar un movimiento de protesta pacífico pro democracia. La Casa de Saud vendió la ficción de que “la Liga Árabe” en su conjunto votó por una zona de exclusión aérea. Es mentira: de 22 miembros, sólo hubo 11 presentes en la votación; seis son miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC), en el cual Arabia Saudí es el mandamás. La Casa de Saud sólo necesitó presionar a tres más. Siria y Argelia estaban en contra. Traducción: Sólo nueve de los 22 países árabes votaron por la zona de exclusión aérea. Ahora Arabia Saudí incluso puede ordenar al jefe del GCC, Abdulrahman al-Attiyah, que diga con cara seria: “el sistema libio ha perdido su legitimidad”. En cuando a la “legítima” Casa de Saud y los al-Khalifa en Bahréin, alguien debiera incorporarlos al Salón de la Fama Humanitaria.
QATAR Los anfitriones de la Copa del Mundo de Fútbol de 2022 son expertos en cerrar un negocio. Sus Mirage ayudan a bombardear Libia mientras Doha se prepara para vender el petróleo de Libia oriental. Qatar se convirtió rápidamente en la primera nación árabe en reconocer a los “rebeldes” libios como único gobierno legítimo del país sólo un día después de asegurarse el negocio de la venta del petróleo. A pesar de todas las dignas aspiraciones democráticas del movimiento juvenil libio, sucede que el grupo de oposición más organizado es el Frente Nacional por la Salvación de Libia –financiado durante años por la Casa de Saud, la CIA y los servicios de inteligencia franceses-. El “Consejo Nacional de Transición Interino” rebelde es poco más que el buen Frente Nacional más unos pocos desertores militares. Es la elite de los “civiles inocentes” que la “coalición” está “protegiendo”. En el momento justo, el “Consejo Nacional de Transición Interino” consiguió un nuevo ministro de Finanzas, el economista educado en EE.UU. Ali Tarhouni. Reveló que un grupo de países occidentales les dio crédito respaldado por el fondo soberano de Libia y los británicos les permitieron tener acceso a 1.100 millones de dólares de los fondos de Gadafi. Esto significa que el consorcio anglo-francés-estadounidense –y ahora la OTAN– sólo tendrán que pagar las bombas. En cuanto a timos bélicos éste es invaluable; Occidente utiliza el propio dinero de Libia para financiar a un montón de rebeldes oportunistas libios para combatir al gobierno libio. Y para colmo los estadounidenses, británicos y franceses sienten el amor por todos esos bombardeos. Los neoconservadores deben estarse pateando: ¿por qué al ex secretario adjunto de defensa de EE.UU., Paul Wolfowitz, no se le ocurrió algo semejante para Iraq 2003?
Oh la la, esto podría ser material para una novela de Proust. La principal pasarela de primavera en París es el desfile de modas del presidente Nicolas Sarkozy –un modelo de zona de exclusión aérea con accesorios de ataques aéreos Mirage/Rafale-. Este desfile de modas fue ideado por Nouri Mesmari, ex jefe de protocolo de Gadafi, quien desertó a Francia en octubre de 2010. El servicio secreto italiano filtró a medios noticiosos seleccionados cómo lo hizo. El papel de la DGSE, el servicio secreto francés, lo ha explicado más o menos en el sitio pagado en la web Maghreb Confidential.
Esencialmente el coq au vin de la revuelta en Bengasi había estado hirviendo a fuego lento desde noviembre de 2010. Los cocineros fueron Mesmari, el coronel de la fuerza aérea Abdullah Gehani y el servicio secreto francés. A Mesmari le llamaban “el WikiLeak libio”, porque virtualmente reveló todos los secretos militares de Gadafi. Sarkozy lo adoró –furioso porque Gadafi había anulado jugosos contratos para comprar Rafales (para reemplazar sus Mirage que ahora se bombardean) y plantas francesas de energía nuclear.
Eso explica por qué Sarkozy se ha mostrado tan agresivo para presentarse como el nuevo libertador árabe, fue el primer dirigente de una potencia europea que reconoció a los “rebeldes” (para molestia de muchos en la Unión Europea) y fue el primero que bombardeó a las fuerzas de Gadafi. Esto deja al desnudo el papel del desvergonzado filósofo y especialista del autobombo, Bernard Henri-Levy, quien ahora se vanagloria frenéticamente en los medios del mundo de que llamó a Sarkozy desde Bengasi y despertó su vena humanitaria. O Levy es un mentecato o es una conveniente guinda “intelectual” agregada al pastel de bombas prefabricado.
El terminator Sarkozy es incontenible. Acaba de advertir a todos y cada uno de los gobernantes árabes que se enfrentarán a bombardeos al estilo de Libia si reprimen a los manifestantes. Incluso dijo que “el próximo” es el de la Costa de Marfil. Exceptuando, claro está, a Bahréin y Yemen. En cuanto a EE.UU., de nuevo está apoyando un golpe militar (no funcionó con Omar “Jeque al-Tortura” Suleimán en Egipto, tal vez funcione en Libia).
Y vuelve a aparecer el tan conveniente espantajo. El consorcio anglo-francés-estadounidense –y ahora la OTAN– están (de nuevo) combatiendo junto a al-Qaida, representado por al-Qaida en el Magreb (AQM). El dirigente rebelde libio Abdel-Hakim al-Hasidi –quien combatió junto a los talibanes en Afganistán– confirmó ampliamente a los medios italianos que reclutó personalmente a “unos 25” yihadistas del área de Derna en Libia oriental para combatir contra EE.UU. en Iraq; “ahora están en las primeras líneas en Adjabiya”.
Esto después de que el presidente de Chad, Idriss Deby, subrayara que AQM había atacado arsenales militares en Cirenaica y que ahora posee bastantes misiles tierra-aire. A principios de marzo, AQM apoyó públicamente a los “rebeldes”. El fantasma de Osama bin Laden debe de estar sonriendo de oreja a oreja; una vez más consigue que el Pentágono haga su trabajo.
Es posible que poca gente en Occidente sepa que Libia –junto con Egipto– se encuentra sobre el Sistema Acuífero de Piedra Arenisca de Nubia; es decir, un océano de agua fresca extremadamente valiosa. De modo que sí, esta guerra “ahora la ves ahora no la ves” es una guerra crucial por el agua. El control del acuífero es invaluable, como el “rescate” de valiosos recursos naturales de los “salvajes”.
Este Ductistán del Agua –enterrado en lo profundo del desierto a lo largo de 4.000 kilómetros– es el Gran Proyecto Fluvial Hecho por el Hombre (GMMRP) que Gadafi construyó por 25.000 millones de dólares sin pedir un solo centavo al FMI o al Banco Mundial (¡qué pésimo ejemplo para el mundo en desarrollo!). El GMMRP provee a Trípoli, Bengasi y a toda la costa libia. Los científicos calculan que la cantidad de agua es el equivalente al agua que fluye por el Nilo en 200 años.
Hay que comparar esto con las denominadas tres hermanas –Veolia (antes Vivendi), Suez Ondeo (antes Generale des Eaux) y Saur– las compañías francesas que controlan más de un 40% del mercado mundial del agua. Todos los ojos deben concentrarse imperativamente en si se bombardean estos acueductos son bombardeados. Un panorama extremadamente posible es que si lo son, los jugosos contratos “de reconstrucción” beneficiarán a Francia. Será el paso final para privatizar toda esa agua, por el momento gratuita. De la doctrina del shock a la doctrina del agua.
Bueno, ha sido sólo una breve lista de logreros. Nadie sabe quién acabará obteniendo el petróleo, y el gas natural. Mientras tanto el espectáculo (de los bombardeos) tiene que continuar. No hay negocio como el de la guerra.
http://www.youtube.com/watch?v=7V2MnHhU444&feature=player_embedded
http://www.youtube.com/watch?v=CT31pauWRjY
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Los argumentos humanitarios lógicos de la OTAN no encajan en la ayuda militar a los rebeldes en Libia
Según el periodista ruso Efim Anbilivin los argumentos humanitarios de la OTAN no encajan en el conflicto libio, tampoco sus razones. ¿Por qué para los lideres norteamericanos y europeos de repente, y con tanta pasión, afloró ese odio visceral hacia Muammar el Kaddafi?¿Por qué precisamente ahora, cuando el «carismático» coronel reducía una de las habituales revueltas tribales en su país con un mínimo de víctimas, Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea se han propuesto deponer su régimen? Presentamos el análisis de nuestro colega ruso.
¿Por qué para los lideres norteamericanos y europeos de repente, y con tanta pasión, afloró ese odio visceral hacia Muammar el Kaddafi? ¿Por qué precisamente ahora, cuando el «carismático» coronel reducía una de las habituales revueltas tribales en su país con un mínimo de víctimas, Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea se han propuesto deponer su régimen?
Respuestas para estas preguntas no tiene ningún analista occidental.
Todas las extrañas e ilógicas declaraciones anteriores de los líderes occidentales, muy dispuestos a defender a una «población civil libia», que a su vez, no ha tenido que sufrir en lo absoluto ni por culpa de la revolución, ni por las incursiones aéreas del gobierno, no las acepta prácticamente nadie. En relación a ello, el Profesor Peter Fiver, un ex asesor de seguridad nacional de George Bush, ha señalado que: «…la nación en lo absoluto está dispuesta para esta nueva guerra, al pueblo norteamericano nadie le ha explicado nada ni se ha promovido ningún tipo de acciones movilizativas en dicha dirección…».
Sería pues muy bueno conocer, que tipo de política exterior propugna el actual inquilino de la Casa Blanca, que ha empujado a los líderes europeos a comprometerse en un complejísimo juego en el norte de África. Y he aquí otra ficha que no encaja, de ninguna manera, pero que le conceden credibilidad a lo dicho por el coronel Kaddafi, es algo que anteriormente no siempre era considerado como cierto en este mundo tan dudoso. Lo cierto que el líder libio en cada una de sus declaraciones repite sistemáticamente, que su enemigo fundamental es Al-Qaeda, sin embargo, paralelo a esto era considerado el sustituto número 1 de Osama Bin Laden tanto por el egipcio Aiman al Zavajiri como por el líder espiritual de dicha agrupación en Afganistán, el libio Abu Yahey al Libi.
Y esto ¿por qué?, es un hecho que el coronel Kaddafi le asestó en varias ocasiones importantes golpes morales y reales a la agrupación Al-Qaeda y hasta prometió convertir a Libia en el lugar más inhóspito para sus combatientes donde sólo podrían encontrar su lecho de muerte, ayudando con esta posición, como ningún otro, a los norteamericanos que combaten en Irak.
Por otra parte resulta, que según un informe del Centro de Investigaciones sobre el Terrorismo, anexo a la Academia Militar de West Point, de cuya existencia estaban muy al tanto desde antes del 2007 en la Casa Blanca, que la abrumadora mayoría de los combatientes extranjeros de la yihad, llegados al territorio de Irak, resultaron originarios de la «patria» de Al-Qaeda, es decir, Arabia Saudita; pero en segundo lugar se encuentran los llegados desde…Libia. Es decir, que la principal fuente de reclutamiento de muyahidines, los mismos que asesinan a soldados norteamericanos en Irak, se encuentra en Libia, pero no entre los partidarios de Kaddafi, proceden más bien de las regiones orientales de ese país que circundan la ciudad de Bengasi, de donde son las tribus que se oponen al régimen de Kaddafi y con las cuales él se ha enfrentado, tanto por la vía de las armas, que mediante sus políticas sociales de beneficio popular, arrebatándole los recursos financieros a los extremistas islámicos, los mismos que abogaban por recortar el suministro de petróleo a Europa y convertir el país en un Califato ortodoxo.
De esa manera, desde el pequeño poblado de Darna, ubicado al este de Libia, ingresaban en Irak a través de la frontera con Siria más combatientes yidahistas que desde una urbe como Riad [capital de Arabia Saudí]. En sólo un año, desde agosto de 2006 hasta el mismo mes del año siguiente, solamente en uno de los destacamentos de Al-Qaeda, que estaba integrado por 700 combatientes y cuyos documentos cayeron en manos de los norteamericanos, se constató que 112 de ellos, uno de cada cinco de los que declararon su origen nacional, procedía del este de Libia.
«…tengo la esperanza de que estos datos, recopilados como parte de la documentación ocupada a este grupo de combatientes en Irak en la frontera con Siria, expliquen porque no se puede ayudar, y mucho menos entregar armas, a los oponentes de Kaddafi…»declaraba en días pasados el experto de West Point y ex Ranger Andrew Exum, quien además subrayó, que una invasión a Libia tendrá muy graves consecuencias. Exum recordó, que a principios de la década del 90, Kaddafi se vio obligado a aplastar un levantamiento similar en la región del este, sólo que entonces fue considerada una «revolución de islamistas» y ahora han decidido proclamarla como «revolución de demócratas»
Y ¿Quiénes eran los que enviaban combatientes a Irak desde los alrededores de Bengasi?, pues nada menos que una célula local de Al-Qaeda, la «Libyan Islamic Fighting Group» ((LIFG)), la misma que en el año 2009 Kaddafi consiguió literalmente arrancarle al islam carismático y volverla en su contra, al punto de que el líder del LIFG llamó apostatas a Bin Laden y sus seguidores y a Ayman al-Zawahiri lo tildó de tergiversador de las sagradas escrituras, acción con la que Kaddafi redujo literalmente, en un 20%, la fuente de reclutamiento de muyahidines para Irak.
Pero al parecer esto es historia pasada y de muy poca relevancia para Hillary Clinton, la que se reunió en París el 14 de febrero con el líder islamista libio Mahmoud Yibril, un prófugo de la justicia en su país que reside en la capital gala, y quien es uno de los más enconados enemigos del «Coronel». Este encuentro se celebró inmediatamente después de la reunión de representantes del G-8, donde se había decidido la suerte del «antidemocrático» Muammar Kaddafi.
El presidente Nikolás Sarkozy había organizado este encuentro a petición de la Secretaria de Estado, luego de lo cual, el mismo se reunió el 10 de marzo con una representación de la oposición islamista del «Consejo Nacional Libio», residentes igualmente en París, a los que prometió, entre otras cosas, el reconocimiento de París al «gobierno revolucionario» de Bengasi y todo el apoyo político posible. Con promesas del mismo tipo, las autoridades de Gran Bretaña se dirigieron a los opositores de Kaddafi. El 19 de marzo se hizo muy evidente a que tipo de «apoyos» se referían estos gobiernos.
Mientras tanto, ¿qué podría ocurrir en Trípoli? Sin la presencia allí, como ocurrió en Irak, de las tropas norteamericanas o de otros países europeos. Los «demócratas» de seguro se van a dedicar a saquear los bancos y a cometer cualquier tipo de fechoría, sobre todo, contra los fondos personales de Kaddafi, y si estamos hablando, como mínimo, de cientos de millones de dólares en diferentes divisas, metales preciosos y otros tipos de valores, entonces es un peligro. ¿Hacia qué «actividad» se dirigirá este botín «revolucionario»?
¿Por qué ocurren estas cosas? La respuesta parece ser evidente y tiene que ver con el papel que se propuso jugar desde la presidencia Barack Obama a partir del mismo momento de su llegada a la Casa Blanca.
Pero sólo ahora, cuando se comienza a «asentar el polvo» que levantaron estas explosiones, se pueden observar los resultados de esas revoluciones y el espectador sobrio difícilmente pueda considerar que lo que ha ocurrido es una victoria de fuerzas democráticas; y tanto en Egipto como en Túnez, los resultados de la revolución no se inclinan hacia la democracia, lo hacen hacia el Islam radical.
Pero esa información no está al alcance ni de Obama ni de la señora Clinton, la cual anda más preocupada y considera más conveniente dedicarse a que se le recuerde como una «estadista» y no como la esposa de un tal Bill Clinton, cosa que no desea ni considerar, aunque otros lo ignoren.
Por eso la Secretaria de Estado estrecha tranquilamente la mano del representante libio de Al-Qaeda, la misma organización que es responsable de la muerte violenta de más de 3000 ciudadanos estadounidenses, sólo el 11 de septiembre 2001.
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LIBIA O UN VIEJO MUNDO EN GUERRA
Por: Gianni Vattimo
Escribir algo sensato sobre la guerra en Libia es difícil. Y es difícil escribir algo sensato en general sobre guerras como ésta, ahora más que nunca. Se podía quizás en vísperas de las primeras intervenciones militares posteriores a la Guerra Fría, Irak, etcétera. Pero ahora, con la carga de esas experiencias, no podemos hacer otra cosa que leer y releer el artículo de Massimo Fini, publicado por el Fatto Quotidiano (ilfattoquotidiano.it) y retomado por MicroMega, y estar sustancialmente de acuerdo con él.
Estamos en guerra, con la bendición (justamente...) de la ONU, del presidente napolitano y de todos los intervencionistas humanitarios. Y a toda velocidad, con una facilidad desarmante (la guerra se apodera también del vocabulario) nos deslizamos en ella sin darnos cuenta. A tal punto que, pensándolo bien, los resultados reales que obtendremos son los señalados por Fini: crearemos un precedente sin precedentes, justamente, el de una intervención dentro del ámbito reservado de un Estado que no invadió a ningún vecino, pero cuyo poder central se rebela contra la rebelión de una parte del país que nunca asimiló la unidad.
Reavivaremos el terrorismo, feliz con la evolución de la crisis, legitimando por otra parte cualquier venganza libia. Protegeremos nuestros intereses, haciéndonos como de costumbre portadores de un ideal de democracia que es tal, precisamente, porque nos queda cómodo, es más, nos permite hacer lo que se nos da la gana cómodamente.
Intervenimos con fines humanitarios, contentos de no haber sido cuestionados por Egipto –actuar contra Mubarak habría sido francamente demasiado, para Estados Unidos y los numerosos proveedores del tirano– pero conscientes de la imposibilidad de ver pasar los cadáveres sobre las orillas –las playas– libias. Si el pueblo se arregla solo, exultamos. De lo contrario, intervenimos. Imponiendo en los dos casos –porque siempre es posible después lamentarnos del peligro del extremismo islámico– la norma democrática occidental como regla del “ Brave New World ”.
El problema principal, como ocurre siempre en estos casos, es que habrá que esperar para saber qué deberíamos haber hecho. Tendríamos que haber aplaudido cuando Vietnam invadió la Camboya de Pol Pot, y en cambio, en esos tiempos, nos escandalizamos por la primera guerra entre dos países comunistas. Tendríamos que haber detenido la masacre en Ruanda, y seguramente tendríamos que haber intervenido para frenar la guerra en Yugoslavia. Pero habríamos podido (debido) actuar antes, no después: tendríamos que haber discutido públicamente, como Europa, en vez de limitarnos a observar atónitos, el inmediato reconocimiento por parte de Alemania y los países europeos, de las reivindicaciones nacionales de Eslovenia y compañía.
Tal vez habríamos comprendido que la adopción de una estrategia pura de interés personal económico produce consecuencias no deseadas, y no sólo la feliz mano invisible smithiana, sino también el fortalecimiento de nacionalistas estilo Milosevic. Pero aquí y ahora (en Libia) ¿qué hacer? Protestar, sobre todo, por el sometimiento exagerado de la política internacional a los intereses económicos: donde estos intereses no existen, el problema de los derechos humanos no se plantea. Indignarnos por la cómoda excusa, la de los derechos humanos (que lamentablemente, aun cuando se la emplea de buena fe, sigue siendo un pretexto en la Realpolitik internacional), utilizada para bombardear un país –perdón, para salvaguardar una “zona de exclusión”– y no simplemente para bloquear, y en rigor incluso deponer, a un tirano.
Avergonzarnos por el espectáculo obsceno de la diplomacia internacional –el aterrador Sarkozy y el arribista Cameron; la OTAN invocada por quienes la forman pero no la dirigen, porque quien la dirige tiene miedo de los efectos que provocaría la bandera; la nuestra, incalificable, cruza de profesor de esquí y cantante de crucero; la formación de la santa alianza anti-BRIC (Brasil, Rusia, China, India) y, como recordaba Paolo Ferrero, incluso la inserción de un verdadero y auténtico campeón de la democracia, Qatar, en el grupo de los cruzados.
En resumidas cuentas: ¿No sería hora de dejar de usar a Naciones Unidas como pantalla? ¿Qué legitimidad puede derivar de la ONU, hoy? De un acuerdo aprobado en 1945, que asigna explícitamente a las potencias vencedoras de una guerra mundial el deber de mantener la paz, y que como tal nunca funcionó (la paz fue asegurada por el régimen de terror frío dirigido por las dos superpotencias, y cuando éste acabó, la ONU terminó autorizando guerras que no podían contar con el consenso de la parte derrotada, la Rusia post-soviética).
El Consejo de Seguridad es un órgano no democrático y, lisa y llanamente, vetusto. Una Europa iluminada debería preocuparse sobre todo por rediscutir los organismos de cooperación internacional con los países BRIC. Entonces sí, podremos preguntarnos legítimamente qué hacer con Libia y su régimen. No tener una guerra mundial y sus vencedores sobre las espaldas puede ser una debilidad, pero también una fuerza, si se aprovecha para crear una institución que realmente sea supranacional, que pueda velar (un poco más) por el interés general.
En cualquier caso, la cuestión es urgente. Las tecnologías envejecen, como enseña Fukushima. Todo nuestro mundo es demasiado viejo: es viejo el FMI, es vieja Europa, es vieja la ONU. Y, en la próxima crisis, los BRIC no se quedarán mirando.
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