El Poder de la
integración de lo masculino y femenino
Liliana Bernal
Pardo
En la mañana del 8 de marzo, Día internacional de la Mujer,
un círculo de hombres que conforman mi organización diseñaron un espacio
secreto y simbólico para entregarnos una sorpresa conmemorativa del día. Cada
uno de ellos, entregó a cada una de nosotras una rosa. Pero antes de
hacerlo, recordaban a las mujeres de su vida y nos contaron los nombres de sus
abuelas, hijas, esposas, mujeres y algunas historias femeninas de valentía,
coraje y corazón. La entrega de la rosa era el homenaje último a esas
mujeres que los antecedieron y a esas mujeres a quienes les legarán quienes
son.
En medio del círculo me sentí protegida y sentí que tenía mi lugar.
Sentí que los hombres de mi organización, tan profesionales y comprometidos con
nuestros resultados, pudieron integrar en ese ritual su fuerza con la
protección del grupo. Eso me conmovió y me sirvió para reflexionar acerca de lo
que hago como mujer en organizaciones y mi propio compromiso con la integración
de las energías masculinas y femeninas.
Coaching es la profesión a la que me dedico con entusiasmo desde hace ya 10
años, y uno de los temas que más trabajo con mis coachees es la recuperación de
la energía de lo femenino y su integración con lo masculino. Me apasiona
comprobar en la experiencia, que a través de conversaciones las personas que
quieren un cambio pueden abrir posibilidades a nivel individual que impactan
directamente en sus equipos y a los resultados de una organización.
El mundo de las organizaciones me encanta sobre todo porque es un lugar de encuentro,
donde convergen en un periodo de tiempo, las vidas, las historias, las
emociones, las contribuciones de gente que, de no haber sido convocada por esa
empresa, quizás no habría tenido la oportunidad de encontrarse. Y es el lugar
donde la energía de lo femenino y lo masculino convive en la coordinación de
acciones cotidiana.
Los coaches nos damos cuenta que los
seres humanos vivimos con ideas del mundo y de nosotros mismos que a
veces no nos dejan anhelar, ver o conseguir lo que queremos, y el coaching
precisamente lo que permite es darse cuenta de aquello que no está funcionando,
aprender y ponerle corazón a las acciones que se realizan para conseguir esos
resultados.
La energía de lo femenino no tiene que ver solo con el género. Es una energía
que da prioridad al mundo interior, a lo que se siente. Es una fuerza que
tiende a la integración, ve las cosas como un todo, genera contextos
protegidos, predispone a conectarse con los demás y a estar presente con
el otro de una manera atenta, que nutre. Conozco líderes hombres con energía
femenina, que son capaces de acoger y contener a sus equipos de trabajo, de
manera que ellos puedan desplegar su creatividad y ganas al servicio de la
organización.
Por otro lado, la energía masculina se manifiesta en las acciones que buscan
resultados, se orienta a lo individual, es una energía altamente enfocada y
orientada a un fin. Y es tremendamente valiosa. Nos ha ayudado por siglos al
progreso y a la capacidad de concretar lo que tenemos en la imaginación, ayuda
a cerrar y abrir negocios, a competir, a resolver y a dirigir. La energía
masculina crea los límites y ayuda a encontrar un equilibrio entre dar y
recibir.
En las organizaciones nos encontramos frecuentemente con que no basta ser un
profesional técnicamente impecable para tener una buena relación con los que
nos rodean; donde las habilidades emocionales se requieren para generar cambios
y mantener un clima laboral satisfactorio. Entonces se requiere integrar lo
técnico con lo emocional. Lo intuitivo con lo científico. Lo femenino y lo
masculino, algo a lo que yo llamo la dulce fuerza.
En estos años trabajado con mujeres ejecutivas con diferentes cargos, dos de
los quiebres mas recurrentes que he recogido de las conversaciones con ellas
son sentirse desprotegidas y sentirse sin lugar dentro de la
organización.
Esta desprotección se puede ver reflejada en el arduo camino de estas mujeres
hacia la búsqueda de puestos de liderazgo, un camino solitario parecido a una
carrera de obstáculos, donde “ser mujer” tiene todavía instalado el discurso de
debilidad o de generación de problemas.
Existen organizaciones que tienen culturas con enfoque en la tarea y que tienen
la creencia de que tomarse el post natal completo es signo de poco
profesionalismo, o que contratar mujeres en edad fértil es contraproducente
para los resultados de la organización y entonces se les paga menos o
directamente no se les contrata. Y aunque estas cosas pasan, también
están pasando otros ejemplos en organizaciones que están sintiendo, como
mantener jardines infantiles cerca de los lugares de trabajo, planes de dedicación
de tiempo a las familias de los empleados y programas de coaching para mejorar
la comunicación, el liderazgo o el trabajo en equipo.
La naturaleza de lo femenino y lo masculino es estar integradas. Requerimos
las dos fuerzas en momentos de nuestras vidas, dependen la una de la otra, se
complementan y se dan lugar mutuamente. Por eso, tener sólo una a nuestra
disposición, causa desequilibrios, y puesto que no son opuestas sino parte de
nosotros, nuestro gran trabajo es conocerlas para poder expresarlas. En
presencia de ambas energías, maduras y equilibradas, una organización puede
conseguir resultados satisfactorios al mismo tiempo que cuida a su gente.
El símbolo yin-yang, grafica muy bien y muestra que en lo masculino, siempre
hay un núcleo de lo femenino, y en lo femenino un núcleo de lo masculino,
exactamente como hay un punto blanco en lo negro y un punto negro en lo blanco.
¿Cómo nos ayudamos, hombres y mujeres a
integrar nuestras energías femenina y masculina? ¿qué sería tener las energías
integradas?
Las cualidades femeninas de la intuición, sensibilidad y conexión están siendo
más y más apreciadas, tanto individualmente como colectivamente.? Las mujeres y
hombres conectados con su energía femenina son integradores de ideas de
otros, generadores de identidad, se fijan en los detalles, tienen una escucha
complementaria a los temas técnicos, miran costos y beneficios mas allá de lo
inmediato, ven las repercusiones que tendrían las decisiones en las personas.
Crean contextos y ambientes contenedores.
El poder de escuchar lo femenino en la organización puede cambiar la manera
como se pueden enfrentar situaciones técnicas o adaptativas. Y para eso se
requiere tener espacios de auto-conciencia. Se trata de mirar cómo hacemos lo
que hacemos dentro de la organización y, como decía, escuchar el equilibrio
para hacer con corazón.
Las organizaciones hemos caído en la
trampa invisible de querer y valorar mucho el hacer todo al estilo de lo
masculino y las mujeres hemos pretendido querer parecernos a los hombres, en su
hacer, en lo técnico, en la forma de decir o decidir.
Mi sospecha es que lo hemos hecho para ganarnos un lugar en el que si fuéramos
todo lo “femeninas” que pudiéramos, no tendríamos acceso. El tema aquí no es
que existan los buenos y los malos. No estoy en la reivindicación de lo
femenino o en la desvalorización de lo masculino, sino en mostrar que la
importancia y el valor que tiene la integración y la complementariedad de ambas
fuerzas son las que hacen de una organización un lugar que genera resultados
ecológicos, resultados económicos que se condicen con la prosperidad de todos
los miembros de una organización. Por eso, los programas que apunten a la
mentoría en las organizaciones, al coaching individual y a los trabajos
colectivos donde toda la organización esté disponible para crear lugares que
sostengan la presencia de ambas energías, son parte de lo que como coaches
hacemos en las organizaciones, permitiendo y a veces abriendo estas
conversaciones a todo nivel de la organización, en otras palabras, que la
organización en su totalidad tenga personas con disposición a tener una fuerza
compasiva para hacer que las cosas pasen .
Creo que mis compañeros de trabajo este 8 de marzo, nos dieron una muestra
generosa de que integrar lo femenino y lo masculino ayuda a nuestra
organización completa, incluídos ellos, a generar pertenencia, a generar un
lugar protegido y lo mejor, nos dan ganas de seguir cuidando nuestra
organización y sus resultados.
La Divinidad nos bendice siempre.
La Divinidad es en nosotros/as
Somos la Divinidad
Somos Uno
Byron Picado Molina
SOCIEDAD BIOSÓFICA NICARAGUA (SBN)
Helena Petrowna Blavastky
"La Espiritualidad más expandida es el AMOR en VERDAD iluminado
con Valores aplicados"
Estelí,Nicaragua.
América Central
( Red Estelí Cultural)