En un artículo anterior[1], centré mi atención en una mística ciudad uruguaya: Piriápolis. Pero las sorpresas trascendentes aparecen casi a cada paso en ese territorio.
Ya les había hablado del rugido. Mío, claro, cuando arrodillado frente al altar de la iglesia de La Candelaria (y no orando, precisamente) descubrí la famosa desviación de 52º de mi brújula. Allí estaba, como en cualquier centro a la par energético y esotérico (o forzosamente por eso) que se precie de tal. Uno más de los enigmas de este templo católico, relativamente reciente pero de arcanos secretos, ubicado en el extremo más oriental de la paradisíaca meca balnearia de buena parte del jet set internacional: Punta del Este.
El autor en Punta del Este, al fondo a la izquierda. A la derecha, Isla Gorriti.
Otra de las curiosidades de Punta del Este.
En este solar residió durante un año, en condiciones casi inhumanas,
Guillermo Marconi, por los extraños fenómenos electromagnéticos que se dice registraba el lugar.
Iglesia de La Candelaria.
Recorran conmigo el lugar. Como en Piriápolis, el ocho es omnipresente. Todas las pilas de agua bendita, las de pie y las adosadas a los muros, tienen ocho lados. En el suelo, cerca del acceso principal, dos cuadrados entrelazados (4 + 4). Tras el altar, ocho ángeles (seis formados de tres en tres y dos más que asoman tras la cruz). Luego, según dicen (no estuve allí para comprobarlo) cada equinoccio de primavera el sol penetra por la cruz celta sobre la entrada e impacta en otro rosetón simbólico en el piso, cerca del altar. Es en este lugar donde el especialista Julio C. Stelardo recomendaba trabajar la transmutación espiritual, de pie, realizando un cuenco (grial) con las manos, visualizando en él la confluencia de energías desde lo Alto y desde dentro de uno mismo.
Pila de agua bendita octogonal de pie.
Rosetón de cuadrados entrelazados.
Rosetón frente al altar.
Obsérvese que evoca una Rosa de los Vientos, en clara consonancia
simbólica con aquella a la intemperie a la que nos referiremos después.
En el frontispicio la cruz celta.
Bajo él, el rosetón frente al altar. Lugar de elevación.
Y en este punto otro dato de suma importancia: la orientación aproximada de la iglesia mirando hacia el altar es en dirección Este. Bien, pero, ¿qué tan aproximada? La brújula lo revela: con una desviación de 52º [2]. No quiero plagiarme a mí mismo, de modo que los invito a repasar ese artículo para comprender la importancia trascendente de este detalle.
La desviación de la brújula.
Pero los misterios continúan fuera de la iglesia. Frente a ésta se encuentra el tradicional faro de la península. Y junto al mismo, apenas separada por un muro, una plazoleta. Esta plaza tiene doce palmeras que inscriben un dodecágono, siendo la configuración general de aquella otra cruz celta. A tal punto es así, que los dos senderos enladrillados perpendiculares no sólo cuentan con otro, trazado en forma circular, sino que los desconocidos maso... perdón, albañiles, cuidaron de colocar unos listones que acentúan la continuidad del círculo no interrumpido por la intersección de aquellos senderos.
Y en el centro, una rosa de los vientos. Perfectamente orientada, como era de esperar. Bien, si tomamos su dirección cardinal desde el portón de La Candelaria, dicha Rosa se encuentra... a 52 grados.
La Rosa de los Vientos.
La Candelaria desde la Rosa de los Vientos.
Detalle del límite del círculo de la plazoleta.
Gustavo Fernández, tomando la deriva cardinal
desde el portón de La Candelaria.
¿Creyeron que esto era todo?. No se vayan, que ya viene lo mejor.
Al prospeccionar con mi péndulo, tres de los cuadrantes de la rosa lo hacen reaccionar en sentido dextrógiro y uno, levógiro. Ese cuadrante es el que mira hacia La Candelaria.
Al colocar mi brújula sobre la circunferencia de material que orla la Rosa, la aguja se desvía un poco. “Lógico” —pensé— “son las varillas de hierro que sostienen el concreto”. Luego, al apoyar el instrumento directamente sobre la tierra de los cuadrantes (donde hay césped y en uno de ellos una tupida planta) se desvió aún más. “¿Habrá gran cantidad de metal enterrado?” —me pregunté. Pero al colocar la brújula en el centro exacto de la Rosa, donde la desviación debería haber sido la más pronunciada de todas por la cantidad de varillas de hierro requeridas para dar forma a su relieve inclinado, la aguja se alineó perfectamente con el Norte.
Y entonces vino lo mejor.
Por indicación de mi amigo (que ya conocía el fenómeno) me puse de pie en el centro exacto de la Rosa y comencé a hablar en voz alta. El eco de mi propia voz me respondió... al absoluto aire libre. O, más bien, un efecto “cámara”. Asombrado, supuse que las ondas de aire desplazado podían estar rebotando sobre el muro que, a unos doce metros, ya dije separa este espacio del faro. Pero girara en la dirección que lo hiciera, hacia la calle, hacia el mar, hacia la iglesia, mis palabras sonaban con ese “eco” fácilmente audible. Y para más sorpresa: apenas me desplacé un paso del centro de la Rosa, el efecto dejó de producirse. Volví a la posición inicial y allí estaba nuevamente, una y otra y otra vez.
Llevaba conmigo una pequeña grabadora de microcassettes y tomé algún registro (para descargar el audio, clic aquí). ¡Ya sé! ¡Ya sé! Ustedes dirán: “Gustavo, ¿por qué no llevaste una buena grabadora digital?”. Permítanme recordarles que soy un mero obrero de la Parapsicología y algunos adminículos comunes a otras fronteras me son un tanto inaccesibles. Por cierto, es una buena oportunidad para convocar a la solidaridad de tantos lectores amigos con algo así:
Espacio cedido por gentileza de AFR
LLAMADO A LA SOLIDARIDAD
Para investigador paranormal tercermundista se solicita la donación de una (1) grabadora digital en aceptable estado, destinada a psicofonías y grabaciones psicofísicas varias. Ya que estamos, agradeceríamos también la donación de una (1) cámara digital y una (1) notebook o laptop con mínimas prestaciones (si vamos a pedir, pidamos bien). Quienes puedan colaborar dirigirse a: Gustavo Fernández. No es necesario que sea en ayunas.
Desde ya, muchas gracias.
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Bien, regresemos al punto. Perdí a Mariela y a Jorge que sucesivamente ocuparan mi lugar: tal como a ellos les ocurrió conmigo, este fenómeno es perfectamente audible desde cualquier punto de esta plaza.
En este peregrinar recorrí otras localidades: Maldonado, donde de la mano del maestro Richard Karlen y toda la gente linda de la Asociación Civil Sol dicté conferencias y talleres, y fui entrevistado por numerosos medios y hasta dicté una improvisada charla sobre OVNIs en la escuela primaria Nº 93 de Maldonado, junto a la maestra Directora, Sra. Ana Mariel Rodríguez; la maestra Secretaria, Mary Isabel Zort; la maestra de 6º grado, Sandra González (factótum de mi visita al lugar); la maestra de 4º grado, Liliana Villalba; y las maestras de 3º grado, Elisabeth Pomar y Magdalena Echartea. Hay testimonio fotográfico: ¡Nunca en mi vida me vi tan acosado firmando autógrafos! Fue un ventarrón de aire puro en mi vida interactuar con esos pequeños, asombrados, ansiosos, incisivos en sus preguntas como desearían ser muchos galanes conductores de programas de TV.
Gustavo Fernández en la Asociación Civil Sol.
En la escuela primaria.
Firmando autógrafos. Mejor que aproveche.
Habrá que ver cuánto tiempo pasa hasta otro momento como éste...
Gustavo Fernández y Marcelo Blinder, en Radio Cero, FM 101.5 .
Andrea de Armas con Gustavo Fernández,
en el programa "Con Rumbo Desconocido".
Canal 4: “Buen día, Uruguay”
Richard Karlen, Gustavo Fernández y Blanca Barreto,
en FM 106.5 Cadena del Mar.
Maldonado, como la pintoresca e histórica Colonia del Sacramento (sobre el Río de la Plata, a la altura de Buenos Aires), como Montevideo, presentan decenas de lugares tan cargados de vibraciones que auguro excelentes psicofonías futuras que realizar. Aquí señalo algunos de ellos desde la experiencia de zorro viejo en estas lides y cierta intuición que susurra la oportunidad fértil de investigaciones parapsicológicas a las que aliento a los locales.
Histórica puerta de la Ciudad Vieja
Maldonado. Ruinas del primitivo cuartel de Blandengues en esa ciudad.
Colonia. “Calle de los Suspiros”.
Colonia. “Calle de las Flores”.
Colonia. “Calle Mayor”.
Colonia. Primitivo muro defensivo de la ciudad.
Colonia. Portón de acceso y foso defensivo de la primitiva ciudad.
Puerto de Colonia desde el faro.
Plaza de armas de Colonia.
Foto tomada desde la cúspide del arco del portón colonial.
Y ya que de Montevideo hablo, quiero detenerme en un punto. Amén de pasar por varios medios periodísticos (FM Total, en el programa “Con rumbo desconocido”, conducido por Andrea de Armas, y en el popularísimo “Buen día, Uruguay”, por canal 4 TV, entrevistado por Sandra Da Silva y los buenos oficios y voluntad de su productor, el señor Rafael Arza) me detuve un par de horas en el monumento al patriota José Gervasio Artigas, que se encuentra en la plaza Independencia, sobre la avenida 18 de Julio. Tras el monumento ecuestre y entre éste y la remanente puerta de la primitiva Montevideo —donde comienza la Ciudad Vieja— y en subsuelo, se encuentra el hipogeo donde, en una urna, descansan eternamente los restos del prócer. Una penumbrosa sala subterránea donde la urna es custodiada día y noche por dos blandengues (cuerpo militar histórico del Uruguay). Al centro se ve, bajando desde el techo e interrumpida un par de metros por sobre la urna, una pirámide invertida truncada. Pues bien, arriba, en la plaza y en la mismísima vertical, otra gran pirámide truncada. No pude encontrar ninguna justificación, ni simbólica ni histórica. Dos pirámides truncadas, una antipirámide de la otra, con su eje pasando por la urna con los restos mortales...
Monumento a Artigas en la plaza Independencia de Montevideo.
Acceso al hipogeo donde reposa el patriota.
La pirámide truncada exterior.
Aún más: el propio monumento con Artigas a caballo encierra un enigma. Según relata el escritor Marciano Durán en “El Código Blanes” (hiperbólica referencia a “El Código Da Vinci” y cuyo “trailer” de presentación hiciera Jorge Guaraglia y que pueden ver aquí) se narra que un esotérico artista plástico de aquél apellido habría pintado dicho monumento en un lienzo... cuarenta años antes de que la estatua fuese planificada y erigida. ¿Simple premonición clarividente o en ciertos círculos metafísicos uruguayos ya se diseñaban, con tanta antelación, hitos referenciales con crípticos mensajes para las generaciones venideras? Otro capítulo sin final del gran misterio latinoamericano.