Producción agrícola / Campaña 2008-09
A pesar de la sequía, Córdoba produjo 35% de la soja del
país
Aportaría 11,5 millones de toneladas sobre una cosecha de
32,2 millones. Es la primera productora y contribuirá con U$S 1.400
millones por retenciones.
Alejandro Rollán
De nuestra Redacción
aro...@lavozdelinterior.com.ar
En la peor cosecha nacional de soja de los últimos siete años, a causa de
la sequía, Córdoba se consolidó como la mayor productora de la
oleaginosa. Con una producción estimada en alrededor de 11,5 millones de
toneladas, contra un total nacional de 32,2 millones de toneladas, de
acuerdo con datos de Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Córdoba aportará
el 35 por ciento del poroto producido en el país. Es decir, de cada tres
toneladas cosechadas, una sale del territorio cordobés.
Si bien el Ministerio de Agricultura de la Provincia aún no terminó de
procesar la información, cálculos preliminares oficiales ubican a la
producción cordobesa en un rango que oscilaría entre 10 y 11 millones de
toneladas, algo menos que la estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos
Aires. De cualquier manera y en el peor de los casos, Córdoba aportará
más del 30 por ciento de la producción total.
Primera. El liderazgo de Córdoba en el mapa sojero nacional
comenzó hace nueve años, cuando en la cosecha 00/01 desplazó a Santa Fe
del primer lugar en superficie implantada. La mejora en los rendimientos
le ha permitido encabezar el ranking de producción nacional durante las
últimas cinco cosechas.
En esta campaña y después de nueve años, Córdoba cedió el primer lugar en
superficie cultivada con soja a Buenos Aires. Según la Secretaría de
Agricultura de la Nación, en el territorio bonaerense se sembraron en
este ciclo 5,021 millones de hectáreas, por encima de las 4,9 de Córdoba.
No obstante, la sequía pegó fuerte en aquella provincia y se perdieron
175 mil hectáreas.
Apuesta. Al inicio de la campaña, los productores locales
decidieron destinar a la siembra 300 mil hectáreas más que durante el
ciclo pasado. Así, el área creció de 4,6 millones a 4,9 millones, de
acuerdo con cifras de la cartera agropecuaria nacional. En esta
determinación pesaron el fracaso en la implantación del trigo, que hizo
que varios lotes se destinaran directamente a la oleaginosa, y la
imposibilidad de hacer maíz debido a la falta de agua. A nivel nacional,
el crecimiento fue de 500 mil hectáreas: de 16,5 a 17 millones de
hectáreas.
De todo un poco En la región centro-norte de la provincia, el
rinde promedio fue de 22 quintales por hectárea, seis menos que en el
ciclo anterior debido a la sequía, según el Departamento de Estimaciones
de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. En su composición, hubo de todo.
En San José de la Dormida, por caso, algunos productores sólo levantaron
cuatro quintales. En la zona sur, el rinde promedio fue de 20 quintales y
en los departamentos Unión y Marcos Juárez –la región núcleo– llegó a 28,
lejos de los 33,5 de 2008.
Aporte Más allá de los números de Córdoba, la cosecha nacional
sufrirá una caída importante y eso impactará en los ingresos del Gobierno
por retenciones.
En el ciclo pasado, los 46,6 millones de toneladas aportaron por
retenciones 7.600 millones de dólares. Este año, si se confirman los
números privados, la merma será significativa. La recaudación sería de
cuatro mil millones de dólares. Córdoba aportaría unos 1.440 millones.
Ciudad de Córdoba / Medio ambiente
El agua subterránea, imposible de utilizar
Conforman
una invalorable reserva de agua dulce, pero la mayor parte de las napas
superficiales de la ciudad está contaminada.
Diego Marconetti
De nuestra Redacción
dmarc...@lavozdelinterior.com.ar
La mayor parte del agua subterránea que se encuentra por debajo de la
ciudad de Córdoba presenta contaminación moderada o alta. Así lo
determinó un estudio realizado por la Universidad Blas Pascal (UBP),
auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación,
la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Los sectores que tienen sus napas más contaminadas son las que coinciden
con los cursos de agua superficiales que atraviesan la Capital: el río
Suquía y el arroyo La Cañada.
Allí se detectó alta contaminación, con importante presencia de sólidos
totales, nitratos, nitritos, fosfatos y baja concentración de oxígeno. A
la altura de la planta de tratamiento de líquidos cloacales de Bajo
Grande, la contaminación es muy alta.
En el resto de la ciudad, la presencia de contaminantes es moderada. Sólo
en una pequeña superficie ubicada hacia el sudoeste, la contaminación es
baja.
Según lo explicado por Alberto Ferral, uno de los autores del estudio y
titular de la licenciatura en Gestión Ambiental de la UBP, eso obliga a
perforaciones de casi 200 metros para conseguir agua de calidad.
El estudio identifica como las principales fuentes de contaminación a los
conductos de desagües residuales, el agua de lluvia urbana y los sitios
de eliminación de residuos sólidos.
Los sedimentos que el río arrastra con las lluvias contaminan
automáticamente la primera napa, y hay posibilidades muy altas de que
suceda lo mismo con la segunda y la tercera.
"Donde se sufre más es donde hay terrenos más arenosos, en las áreas
de los countries ubicados hacia el noroeste", puntualizó Ferral.
Hasta no hace mucho tiempo, gran parte de la ciudad era abastecida con
agua proveniente de pozos. A tal punto que es muy fácil encontrar los
enormes tanques en numerosos barrios.
Pero la contaminación obligó a cerrarlos y conectar a esos vecinos a la
red de agua potable. Hoy quedan pocos lugares donde se provee agua de las
napas. Uno de ellos es Villa La Merced, en el este de la ciudad, y para
conseguir agua de buena calidad se tuvieron que alcanzar los 170 metros
de profundidad.
Pero hay un riesgo latente. Ferral sostiene que el agua de la primera
napa, que está muy contaminada, se utiliza para el riego de frutas y
hortalizas que luego se consumen en la ciudad.
Pensar el futuro. Ferral pronostica que en los próximos 50 años
las actuales fuentes de abastecimiento de agua de la ciudad no alcanzarán
para toda la población. Esas fuentes son los diques San Roque y Los
Molinos, que tienen una dependencia exclusiva de las lluvias para
mantenerse a nivel.
El origen de esa agua es una gran esponja que es la Pampa de Achala.
"Pero no se está cuidando. Se nota en cómo se está edificando en
todo ese sector", aseveró Ferral.
Si el régimen pluvial no mejorara, y la población siguiera aumentando, se
produciría un colapso en el abastecimiento.
"Dentro de 40 ó 50 años probablemente no veamos el agua circular por
el río Suquía", dijo el especialista.
Por otra parte, esos embalses ya se encuentran fuertemente comprometidos,
debido a los procesos de eutrofización que están sufriendo.
Ante este panorama, cobran una importancia vital las reservas de aguas
subterráneas ubicadas bajo la superficie capitalina, y junto con ello, la
necesidad de que se encuentren utilizables.
"Acá es muy buena el agua subterránea, a tal punto que empresas
dedicadas a la elaboración de bebidas compraron terrenos en la zona este
para obtener el agua a profundidades de más de 200 metros", afirmó
Ferral.
"Hay que imaginarse –agregó– si hay que abastecer a una ciudad con
agua a 200 metros de profundidad. La energía que se necesitaría para
extraerla le daría un costo similar a una gaseosa".
La única alternativa para que el abastecimiento sea sustentable es que se
extraiga el agua de las napas superiores: justamente las que se
encuentran con un alto nivel de contaminación.
Prevención. El problema, según Ferral, es que es muy difícil
revertir el estado en que se encuentran las primeras capas de agua
subterránea. "Tomaría unos 50 años", aseveró.
No obstante, considera que es indispensable comenzar a poner en práctica
políticas de prevención y monitorear las napas. "La prevención es
fundamental, y es central saber con qué la estamos contaminando",
manifestó.
Según lo expresado por Ferral, no existe ningún tipo de control sobre las
napas en ningún lugar del país. Por lo tanto, si no hay un cambio de
actitud, las aguas subterráneas serán un recurso valioso, pero imposible
de utilizar.
Aunque en ciudades como Mendoza ya se está comenzando a tomar en serio el
problema. "Los argentinos hemos tenido leyes importantes sobre el
manejo y conservación del agua, como en Mendoza, donde ya se está
discutiendo cómo se van a tomar los grados de contaminación a
futuro", dijo el especialista.
En cuanto al control, consideró que la única manera de poder realizarlo
es mediante el monitoreo. Sumado a eso, está el ahorro y conservación que
también se logra con la educación del pueblo.
Ficha del estudio
Participantes del proyecto. Universidad Blas Pascal (socio
guía/líder); Universidad Birzeit, Palestina (socio participante);
Instituto tecnológico de India (socio participante), Unesco-IHE, Delft,
Países Bajos (orientación técnica).
Investigadores de la UBP. Alberto Ferral, Eugenia Alaniz, Anabella
Ferral y Martín Sarmiento.
Conclusiones más importantes. El acuífero bajo la ciudad de
Córdoba consiste en sedimentos cuaternarios con moderada conductividad
hidráulica. La química de las aguas subterráneas muestra altas
concentraciones de sulfato y cloruro. En algunas zonas industriales las
concentraciones de nitratos, arsénico, fluoruro y bacterias coniformes
superan los límites tolerables.