Cordoba en problemas...

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Tonio Blanco

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May 25, 2009, 9:01:05 AM5/25/09
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Producción agrícola / Campaña 2008-09

A pesar de la sequía, Córdoba produjo 35% de la soja del país

Aportaría 11,5 millones de toneladas sobre una cosecha de 32,2 millones. Es la primera productora y contribuirá con U$S 1.400 millones por retenciones.
Alejandro Rollán
De nuestra Redacción
aro...@lavozdelinterior.com.ar

En la peor cosecha nacional de soja de los últimos siete años, a causa de la sequía, Córdoba se consolidó como la mayor productora de la oleaginosa. Con una producción estimada en alrededor de 11,5 millones de toneladas, contra un total nacional de 32,2 millones de toneladas, de acuerdo con datos de Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Córdoba aportará el 35 por ciento del poroto producido en el país. Es decir, de cada tres toneladas cosechadas, una sale del territorio cordobés.

Si bien el Ministerio de Agricultura de la Provincia aún no terminó de procesar la información, cálculos preliminares oficiales ubican a la producción cordobesa en un rango que oscilaría entre 10 y 11 millones de toneladas, algo menos que la estimación de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. De cualquier manera y en el peor de los casos, Córdoba aportará más del 30 por ciento de la producción total.

Primera. El liderazgo de Córdoba en el mapa sojero nacional comenzó hace nueve años, cuando en la cosecha 00/01 desplazó a Santa Fe del primer lugar en superficie implantada. La mejora en los rendimientos le ha permitido encabezar el ranking de producción nacional durante las últimas cinco cosechas.

En esta campaña y después de nueve años, Córdoba cedió el primer lugar en superficie cultivada con soja a Buenos Aires. Según la Secretaría de Agricultura de la Nación, en el territorio bonaerense se sembraron en este ciclo 5,021 millones de hectáreas, por encima de las 4,9 de Córdoba. No obstante, la sequía pegó fuerte en aquella provincia y se perdieron 175 mil hectáreas.

Apuesta. Al inicio de la campaña, los productores locales decidieron destinar a la siembra 300 mil hectáreas más que durante el ciclo pasado. Así, el área creció de 4,6 millones a 4,9 millones, de acuerdo con cifras de la cartera agropecuaria nacional. En esta determinación pesaron el fracaso en la implantación del trigo, que hizo que varios lotes se destinaran directamente a la oleaginosa, y la imposibilidad de hacer maíz debido a la falta de agua. A nivel nacional, el crecimiento fue de 500 mil hectáreas: de 16,5 a 17 millones de hectáreas.

De todo un poco En la región centro-norte de la provincia, el rinde promedio fue de 22 quintales por hectárea, seis menos que en el ciclo anterior debido a la sequía, según el Departamento de Estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. En su composición, hubo de todo. En San José de la Dormida, por caso, algunos productores sólo levantaron cuatro quintales. En la zona sur, el rinde promedio fue de 20 quintales y en los departamentos Unión y Marcos Juárez –la región núcleo– llegó a 28, lejos de los 33,5 de 2008.

Aporte Más allá de los números de Córdoba, la cosecha nacional sufrirá una caída importante y eso impactará en los ingresos del Gobierno por retenciones.

En el ciclo pasado, los 46,6 millones de toneladas aportaron por retenciones 7.600 millones de dólares. Este año, si se confirman los números privados, la merma será significativa. La recaudación sería de cuatro mil millones de dólares. Córdoba aportaría unos 1.440 millones.


Ciudad de Córdoba / Medio ambiente

El agua subterránea, imposible de utilizar

Conforman una invalorable reserva de agua dulce, pero la mayor parte de las napas superficiales de la ciudad está contaminada.

Diego Marconetti
De nuestra Redacción
dmarc...@lavozdelinterior.com.ar

La mayor parte del agua subterránea que se encuentra por debajo de la ciudad de Córdoba presenta contaminación moderada o alta. Así lo determinó un estudio realizado por la Universidad Blas Pascal (UBP), auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Los sectores que tienen sus napas más contaminadas son las que coinciden con los cursos de agua superficiales que atraviesan la Capital: el río Suquía y el arroyo La Cañada.

Allí se detectó alta contaminación, con importante presencia de sólidos totales, nitratos, nitritos, fosfatos y baja concentración de oxígeno. A la altura de la planta de tratamiento de líquidos cloacales de Bajo Grande, la contaminación es muy alta.

En el resto de la ciudad, la presencia de contaminantes es moderada. Sólo en una pequeña superficie ubicada hacia el sudoeste, la contaminación es baja.

Según lo explicado por Alberto Ferral, uno de los autores del estudio y titular de la licenciatura en Gestión Ambiental de la UBP, eso obliga a perforaciones de casi 200 metros para conseguir agua de calidad.

El estudio identifica como las principales fuentes de contaminación a los conductos de desagües residuales, el agua de lluvia urbana y los sitios de eliminación de residuos sólidos.

Los sedimentos que el río arrastra con las lluvias contaminan automáticamente la primera napa, y hay posibilidades muy altas de que suceda lo mismo con la segunda y la tercera.

"Donde se sufre más es donde hay terrenos más arenosos, en las áreas de los countries ubicados hacia el noroeste", puntualizó Ferral.

Hasta no hace mucho tiempo, gran parte de la ciudad era abastecida con agua proveniente de pozos. A tal punto que es muy fácil encontrar los enormes tanques en numerosos barrios.

Pero la contaminación obligó a cerrarlos y conectar a esos vecinos a la red de agua potable. Hoy quedan pocos lugares donde se provee agua de las napas. Uno de ellos es Villa La Merced, en el este de la ciudad, y para conseguir agua de buena calidad se tuvieron que alcanzar los 170 metros de profundidad.

Pero hay un riesgo latente. Ferral sostiene que el agua de la primera napa, que está muy contaminada, se utiliza para el riego de frutas y hortalizas que luego se consumen en la ciudad.

Pensar el futuro. Ferral pronostica que en los próximos 50 años las actuales fuentes de abastecimiento de agua de la ciudad no alcanzarán para toda la población. Esas fuentes son los diques San Roque y Los Molinos, que tienen una dependencia exclusiva de las lluvias para mantenerse a nivel.

El origen de esa agua es una gran esponja que es la Pampa de Achala. "Pero no se está cuidando. Se nota en cómo se está edificando en todo ese sector", aseveró Ferral.

Si el régimen pluvial no mejorara, y la población siguiera aumentando, se produciría un colapso en el abastecimiento.

"Dentro de 40 ó 50 años probablemente no veamos el agua circular por el río Suquía", dijo el especialista.

Por otra parte, esos embalses ya se encuentran fuertemente comprometidos, debido a los procesos de eutrofización que están sufriendo.

Ante este panorama, cobran una importancia vital las reservas de aguas subterráneas ubicadas bajo la superficie capitalina, y junto con ello, la necesidad de que se encuentren utilizables.

"Acá es muy buena el agua subterránea, a tal punto que empresas dedicadas a la elaboración de bebidas compraron terrenos en la zona este para obtener el agua a profundidades de más de 200 metros", afirmó Ferral.

"Hay que imaginarse –agregó– si hay que abastecer a una ciudad con agua a 200 metros de profundidad. La energía que se necesitaría para extraerla le daría un costo similar a una gaseosa".

La única alternativa para que el abastecimiento sea sustentable es que se extraiga el agua de las napas superiores: justamente las que se encuentran con un alto nivel de contaminación.

Prevención. El problema, según Ferral, es que es muy difícil revertir el estado en que se encuentran las primeras capas de agua subterránea. "Tomaría unos 50 años", aseveró.

No obstante, considera que es indispensable comenzar a poner en práctica políticas de prevención y monitorear las napas. "La prevención es fundamental, y es central saber con qué la estamos contaminando", manifestó.

Según lo expresado por Ferral, no existe ningún tipo de control sobre las napas en ningún lugar del país. Por lo tanto, si no hay un cambio de actitud, las aguas subterráneas serán un recurso valioso, pero imposible de utilizar.

Aunque en ciudades como Mendoza ya se está comenzando a tomar en serio el problema. "Los argentinos hemos tenido leyes importantes sobre el manejo y conservación del agua, como en Mendoza, donde ya se está discutiendo cómo se van a tomar los grados de contaminación a futuro", dijo el especialista.

En cuanto al control, consideró que la única manera de poder realizarlo es mediante el monitoreo. Sumado a eso, está el ahorro y conservación que también se logra con la educación del pueblo.

Ficha del estudio

Participantes del proyecto.
Universidad Blas Pascal (socio guía/líder); Universidad Birzeit, Palestina (socio participante); Instituto tecnológico de India (socio participante), Unesco-IHE, Delft, Países Bajos (orientación técnica).

Investigadores de la UBP. Alberto Ferral, Eugenia Alaniz, Anabella Ferral y Martín Sarmiento.

Conclusiones más importantes. El acuífero bajo la ciudad de Córdoba consiste en sedimentos cuaternarios con moderada conductividad hidráulica. La química de las aguas subterráneas muestra altas concentraciones de sulfato y cloruro. En algunas zonas industriales las concentraciones de nitratos, arsénico, fluoruro y bacterias coniformes superan los límites tolerables.
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