“Señor, sananos de cualquier amargura o enojo que nos haya enfermado.; Señor, cada mañana Tú me das nuevas fuerzas”.
Desayunar es la más importante comida del día. Si empezamos nuestro diario vivir bien, seguro el resto será mejor. Las Palabras que desde temprano hablamos con Dios nos llevan a ese inevitable contexto. Y es que no hay otro mejor alimento para el ser. Su Palabra sanadora nos recuerda a cada instante que hay una mejor forma de vivir. Una forma de vivir sabia y piadosa. Cristo y la persona del Espíritu Santo anhelan que podamos alcanzar todo su potencial desde temprano en la mañana. Solo leyendo las escrituras y abriendo el corazón logramos VER ESE PLAN de Dios con claridad.
Para mí, esto se ha convertido en una bendita rutina. Hablar con CRISTO es lo primero que hago en el día. Temprano, a las cinco de la madrugada entro en un INSUPERABLE conversatorio con mi Dios. Sí, una tertulia en donde el tiempo no tiene límites, en donde los afanes pasan a un segundo plano. Allí, en esa dimensión mi alma es libre plenamente. A través de los años he visto el múltiple impacto que ha tenido esta dinámica. Y es que amados, encontrarnos con Jesús en la mañana nos da la oportunidad de meditar profundamente sobre lo que hacemos mal y bien. Nos da la oportunidad de presentar nuestras peticiones y recibir esa gracia que nos ilumina para enfrentar el resto del día.
Te digo y con esto culmino; escapar de Dios en la mañana es un riesgo que amenaza la estabilidad de nuestras familias. Un tiempo a solas, hablando y leyendo la Palabra son la clave del éxito en todo lo que te propongas. Solo imagina que puedes hacer si en verdad y con certidumbre de fe te hicieras AMIGO de DIOS. Encontrarse con El desde temprano es tu desayuno espiritual, es tu comida más importante, es lo que hará que puedas sanar y enfrentar con gallardía todos los retos de esta vida.
Amós 5:4 - Pero así dice el Señor a la casa de Israel: Buscadme, y viviréis…
Serafín Alarcón Carrasquillo