*Demasiados pétalos*
Leer Daniel 4:1-37
Caminaba por una comunidad del pueblo de Villalba y me detuve a contemplar el hermoso jardín de una residencia. Flores de todo tipo y colorido. Entre ellas había una que a pesar de tener muchos pétalos lucia seca…
Un corazón soberbio es precursor de todo mal. El orgullo es un arma de destrucción masiva y su impacto puede perdurar por generaciones. Cuando los hombres permiten que la soberbia haga huella en su paladar, las amarguras de ellos y los que le rodean han de tomar un papel principal en su rutina diaria. La gloria de un hombre, el culto a su propia grandeza se hacen evidentes en Nabucodonosor. Este rey, vivo ejemplo de este perfil, terminó arrastrándose sobre la tierra y devorando la hierba como una bestia por causa de su bien marcada arrogancia y soberbia. Sus uñas le crecen como garras de aves, y su pelo como plumas de águila (Daniel 4:33). Su orgullo le llevo de ser un poderoso rey, a una bestia del campo.
Amados, Dios odia la altivez en los ojos de los hombres. El no tolera a aquellos que por su poder o posición en la sociedad abusan de los más desventajados. Al fin del camino, Dios dirige todas sus flechas a los corazones orgullosos. Hermano, ¿es su corazón soberbio? Cristo intenta entrar en el corazón del orgulloso, así como en el del pecador. Pero, nos corresponde a cada uno de nosotros examinarnos bien y admitir que tal vez llevamos demasiado tiempo pensando de nosotros lo que tal vez no es. ¿Me entiendes?
Por Serafín Alarcón