SU PALABRA para hoy.

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Catedral de Vida

未读,
2009年4月28日 20:13:282009/4/28
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1 Samuel 12:

1 Dijo Samuel a todo Israel: He aquí, yo he oído vuestra voz en todo
cuanto me habéis dicho, y os he puesto rey.
2 Ahora, pues, he aquí vuestro rey va delante de vosotros. Yo soy ya
viejo y lleno de canas; pero mis hijos están con vosotros, y yo he
andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día.
3 Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su
ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno,
si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno, o si de alguien he
tomado cohecho para cegar mis ojos con él; y os lo restituiré.
4 Entonces dijeron: Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado
algo de mano de ningún hombre.
5 Y él les dijo: Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también
es testigo en este día, que no habéis hallado cosa alguna en mi mano. Y
ellos respondieron: Así es.
6 Entonces Samuel dijo al pueblo: Jehová que designó a Moisés y a Aarón,
y sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto, es testigo.
7 Ahora, pues, aguardad, y contenderé con vosotros delante de Jehová
acerca de todos los hechos de salvación que Jehová ha hecho con vosotros
y con vuestros padres.
8 Cuando Jacob hubo entrado en Egipto, y vuestros padres clamaron a
Jehová, Jehová envió a Moisés y a Aarón, los cuales sacaron a vuestros
padres de Egipto, y los hicieron habitar en este lugar.
9 Y olvidaron a Jehová su Dios, y él los vendió en mano de Sísara jefe
del ejército de Hazor, y en mano de los filisteos, y en mano del rey de
Moab, los cuales les hicieron guerra.
10 Y ellos clamaron a Jehová, y dijeron: Hemos pecado, porque hemos
dejado a Jehová y hemos servido a los baales y a Astarot; líbranos,
pues, ahora de mano de nuestros enemigos, y te serviremos.
11 Entonces Jehová envió a Jerobaal, a Barac, a Jefté y a Samuel, y os
libró de mano de vuestros enemigos en derredor, y habitasteis seguros.
12 Y habiendo visto que Nahas rey de los hijos de Amón venía contra
vosotros, me dijisteis: No, sino que ha de reinar sobre nosotros un rey;
siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey.
13 Ahora, pues, he aquí el rey que habéis elegido, el cual pedisteis; ya
veis que Jehová ha puesto rey sobre vosotros.
14 Si temiereis a Jehová y le sirviereis, y oyereis su voz, y no fuereis
rebeldes a la palabra de Jehová, y si tanto vosotros como el rey que
reina sobre vosotros servís a Jehová vuestro Dios, haréis bien.
15 Mas si no oyereis la voz de Jehová, y si fuereis rebeldes a las
palabras de Jehová, la mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo
contra vuestros padres.
16 Esperad aún ahora, y mirad esta gran cosa que Jehová hará delante de
vuestros ojos.
17 ¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará
truenos y lluvias, para que conozcáis y veáis que es grande vuestra
maldad que habéis hecho ante los ojos de Jehová, pidiendo para vosotros
rey.
18 Y Samuel clamó a Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día;
y todo el pueblo tuvo gran temor de Jehová y de Samuel.
19 Entonces dijo todo el pueblo a Samuel: Ruega por tus siervos a Jehová
tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos
añadido este mal de pedir rey para nosotros.
20 Y Samuel respondió al pueblo: No temáis; vosotros habéis hecho todo
este mal; pero con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino
servidle con todo vuestro corazón.
21 No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran,
porque son vanidades.
22 Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque
Jehová ha querido haceros pueblo suyo.
23 Así que, lejos sea de mí que peque yo contra Jehová cesando de rogar
por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto.
24 Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro
corazón, pues considerad cuán grandes cosas ha hecho por vosotros.
25 Mas si perseverareis en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis.
1 Samuel 13:

1 Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos años sobre
Israel,
2 escogió luego a tres mil hombres de Israel, de los cuales estaban con
Saúl dos mil en Micmas y en el monte de Bet-el, y mil estaban con
Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo cada uno a sus
tiendas.
3 Y Jonatán atacó a la guarnición de los filisteos que había en el
collado, y lo oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar trompeta por todo
el país, diciendo: Oigan los hebreos.
4 Y todo Israel oyó que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los
filisteos; y también que Israel se había hecho abominable a los
filisteos. Y se juntó el pueblo en pos de Saúl en Gilgal.
5 Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta
mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la
arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al
oriente de Bet-avén.
6 Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el
pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en
peñascos, en rocas y en cisternas.
7 Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de
Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él
temblando.
8 Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero
Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.
9 Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el
holocausto.
10 Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que
venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle.
11 Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que
el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado,
y que los filisteos estaban reunidos en Micmas,
12 me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no
he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.
13 Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el
mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora
Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre.
14 Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón
conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe
sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.
15 Y levantándose Samuel, subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl
contó la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres.
16 Saúl, pues, y Jonatán su hijo, y el pueblo que con ellos se hallaba,
se quedaron en Gabaa de Benjamín; pero los filisteos habían acampado en
Micmas.
17 Y salieron merodeadores del campamento de los filisteos en tres
escuadrones; un escuadrón marchaba por el camino de Ofra hacia la tierra
de Sual,
18 otro escuadrón marchaba hacia Bet-horón, y el tercer escuadrón
marchaba hacia la región que mira al valle de Zeboim, hacia el desierto.
19 Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los
filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o lanza.
20 Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a los filisteos
para afilar cada uno la reja de su arado, su azadón, su hacha o su hoz.
21 Y el precio era un pim por las rejas de arado y por los azadones, y
la tercera parte de un siclo por afilar las hachas y por componer las
aguijadas.
22 Así aconteció que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza
en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto
Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían.
23 Y la guarnición de los filisteos avanzó hasta el paso de Micmas.
Salmos 3:

1 !!Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí.

2 Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios. /Selah/

3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.

4 Con mi voz clamé a Jehová,
Y él me respondió desde su monte santo. /Selah/

5 Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová me sustentaba.

6 No temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí.

7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
Los dientes de los perversos quebrantaste.

8 La salvación es de Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu bendición. /Selah/
Salmos 4:

1 Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia.
Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar;
Ten misericordia de mí, y oye mi oración.

2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia,
Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? /Selah/

3 Sabed, pues, que Jehová ha escogido al piadoso para sí;
Jehová oirá cuando yo a él clamare.

4 Temblad, y no pequéis;
Meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. /Selah/

5 Ofreced sacrificios de justicia,
Y confiad en Jehová.

6 Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien?
Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.

7 Tú diste alegría a mi corazón
Mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.

Catedral de Vida

未读,
2009年4月29日 20:28:102009/4/29
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1 Samuel 14:

1 Aconteció un día, que Jonatán hijo de Saúl dijo a su criado que le
traía las armas: Ven y pasemos a la guarnición de los filisteos, que
está de aquel lado. Y no lo hizo saber a su padre.
2 Y Saúl se hallaba al extremo de Gabaa, debajo de un granado que hay en
Migrón, y la gente que estaba con él era como seiscientos hombres.
3 Y Ahías hijo de Ahitob, hermano de Icabod, hijo de Finees, hijo de
Elí, sacerdote de Jehová en Silo, llevaba el efod; y no sabía el pueblo
que Jonatán se hubiese ido.
4 Y entre los desfiladeros por donde Jonatán procuraba pasar a la
guarnición de los filisteos, había un peñasco agudo de un lado, y otro
del otro lado; el uno se llamaba Boses, y el otro Sene.
5 Uno de los peñascos estaba situado al norte, hacia Micmas, y el otro
al sur, hacia Gabaa.
6 Dijo, pues, Jonatán a su paje de armas: Ven, pasemos a la guarnición
de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es
difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos.
7 Y su paje de armas le respondió: Haz todo lo que tienes en tu corazón;
ve, pues aquí estoy contigo a tu voluntad.
8 Dijo entonces Jonatán: Vamos a pasar a esos hombres, y nos mostraremos
a ellos.
9 Si nos dijeren así: Esperad hasta que lleguemos a vosotros, entonces
nos estaremos en nuestro lugar, y no subiremos a ellos.
10 Mas si nos dijeren así: Subid a nosotros, entonces subiremos, porque
Jehová los ha entregado en nuestra mano; y esto nos será por señal.
11 Se mostraron, pues, ambos a la guarnición de los filisteos, y los
filisteos dijeron: He aquí los hebreos, que salen de las cavernas donde
se habían escondido.
12 Y los hombres de la guarnición respondieron a Jonatán y a su paje de
armas, y dijeron: Subid a nosotros, y os haremos saber una cosa.
Entonces Jonatán dijo a su paje de armas: Sube tras mí, porque Jehová
los ha entregado en manos de Israel.
13 Y subió Jonatán trepando con sus manos y sus pies, y tras él su paje
de armas; y a los que caían delante de Jonatán, su paje de armas que iba
tras él los mataba.
14 Y fue esta primera matanza que hicieron Jonatán y su paje de armas,
como veinte hombres, en el espacio de una media yugada de tierra.
15 Y hubo pánico en el campamento y por el campo, y entre toda la gente
de la guarnición; y los que habían ido a merodear, también ellos
tuvieron pánico, y la tierra tembló; hubo, pues, gran consternación.
16 Y los centinelas de Saúl vieron desde Gabaa de Benjamín cómo la
multitud estaba turbada, e iba de un lado a otro y era deshecha.
17 Entonces Saúl dijo al pueblo que estaba con él: Pasad ahora revista,
y ved quién se haya ido de los nuestros. Pasaron revista, y he aquí que
faltaba Jonatán y su paje de armas.
18 Y Saúl dijo a Ahías: Trae el arca de Dios. Porque el arca de Dios
estaba entonces con los hijos de Israel.
19 Pero aconteció que mientras aún hablaba Saúl con el sacerdote, el
alboroto que había en el campamento de los filisteos aumentaba, e iba
creciendo en gran manera. Entonces dijo Saúl al sacerdote: Detén tu mano.
20 Y juntando Saúl a todo el pueblo que con él estaba, llegaron hasta el
lugar de la batalla; y he aquí que la espada de cada uno estaba vuelta
contra su compañero, y había gran confusión.
21 Y los hebreos que habían estado con los filisteos de tiempo atrás, y
habían venido con ellos de los alrededores al campamento, se pusieron
también del lado de los israelitas que estaban con Saúl y con Jonatán.
22 Asimismo todos los israelitas que se habían escondido en el monte de
Efraín, oyendo que los filisteos huían, también ellos los persiguieron
en aquella batalla.
23 Así salvó Jehová a Israel aquel día. Y llegó la batalla hasta Bet-avén.
24 Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuro aquel día; porque
Saúl había juramentado al pueblo, diciendo: Cualquiera que coma pan
antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos,
sea maldito. Y todo el pueblo no había probado pan.
25 Y todo el pueblo llegó a un bosque, donde había miel en la superficie
del campo.
26 Entró, pues, el pueblo en el bosque, y he aquí que la miel corría;
pero no hubo quien hiciera llegar su mano a su boca, porque el pueblo
temía el juramento.
27 Pero Jonatán no había oído cuando su padre había juramentado al
pueblo, y alargó la punta de una vara que traía en su mano, y la mojó en
un panal de miel, y llevó su mano a la boca; y fueron aclarados sus ojos.
28 Entonces habló uno del pueblo, diciendo: Tu padre ha hecho jurar
solemnemente al pueblo, diciendo: Maldito sea el hombre que tome hoy
alimento. Y el pueblo desfallecía.
29 Respondió Jonatán: Mi padre ha turbado el país. Ved ahora cómo han
sido aclarados mis ojos, por haber gustado un poco de esta miel.
30 ¿Cuánto más si el pueblo hubiera comido libremente hoy del botín
tomado de sus enemigos? ¿No se habría hecho ahora mayor estrago entre
los filisteos?
31 E hirieron aquel día a los filisteos desde Micmas hasta Ajalón; pero
el pueblo estaba muy cansado.
32 Y se lanzó el pueblo sobre el botín, y tomaron ovejas y vacas y
becerros, y los degollaron en el suelo; y el pueblo los comió con sangre.
33 Y le dieron aviso a Saúl, diciendo: El pueblo peca contra Jehová,
comiendo la carne con la sangre. Y él dijo: Vosotros habéis prevaricado;
rodadme ahora acá una piedra grande.
34 Además dijo Saúl: Esparcíos por el pueblo, y decidles que me traigan
cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y
no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre. Y trajo todo
el pueblo cada cual por su mano su vaca aquella noche, y las degollaron
allí.
35 Y edificó Saúl altar a Jehová; este altar fue el primero que edificó
a Jehová.
36 Y dijo Saúl: Descendamos de noche contra los filisteos, y los
saquearemos hasta la mañana, y no dejaremos de ellos ninguno. Y ellos
dijeron: Haz lo que bien te pareciere. Dijo luego el sacerdote:
Acerquémonos aquí a Dios.
37 Y Saúl consultó a Dios: ¿Descenderé tras los filisteos? ¿Los
entregarás en mano de Israel? Mas Jehová no le dio respuesta aquel día.
38 Entonces dijo Saúl: Venid acá todos los principales del pueblo, y
sabed y ved en qué ha consistido este pecado hoy;
39 porque vive Jehová que salva a Israel, que aunque fuere en Jonatán mi
hijo, de seguro morirá. Y no hubo en todo el pueblo quien le respondiese.
40 Dijo luego a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y Jonatán
mi hijo estaremos al otro lado. Y el pueblo respondió a Saúl: Haz lo que
bien te pareciere.
41 Entonces dijo Saúl a Jehová Dios de Israel: Da suerte perfecta. Y la
suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo salió libre.
42 Y Saúl dijo: Echad suertes entre mí y Jonatán mi hijo. Y la suerte
cayó sobre Jonatán.
43 Entonces Saúl dijo a Jonatán: Declárame lo que has hecho. Y Jonatán
se lo declaró y dijo: Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de
la vara que traía en mi mano; ¿y he de morir?
44 Y Saúl respondió: Así me haga Dios y aun me añada, que sin duda
morirás, Jonatán.
45 Entonces el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, el que ha hecho
esta grande salvación en Israel? No será así. Vive Jehová, que no ha de
caer un cabello de su cabeza en tierra, pues que ha actuado hoy con
Dios. Así el pueblo libró de morir a Jonatán.
46 Y Saúl dejó de seguir a los filisteos; y los filisteos se fueron a su
lugar.
47 Después de haber tomado posesión del reinado de Israel, Saúl hizo
guerra a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos
de Amón, contra Edom, contra los reyes de Soba, y contra los filisteos;
y adondequiera que se volvía, era vencedor.
48 Y reunió un ejército y derrotó a Amalec, y libró a Israel de mano de
los que lo saqueaban.
49 Y los hijos de Saúl fueron Jonatán, Isúi y Malquisúa. Y los nombres
de sus dos hijas eran, el de la mayor, Merab, y el de la menor, Mical.
50 Y el nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Ahimaas. Y el
nombre del general de su ejército era Abner, hijo de Ner tío de Saúl.
51 Porque Cis padre de Saúl, y Ner padre de Abner, fueron hijos de Abiel.
52 Y hubo guerra encarnizada contra los filisteos todo el tiempo de
Saúl; y a todo el que Saúl veía que era hombre esforzado y apto para
combatir, lo juntaba consigo.
1 Samuel 15:

1 Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey
sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová.
2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec
a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.
3 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te
apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho,
vacas, ovejas, camellos y asnos.
4 Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos
mil de a pie, y diez mil hombres de Judá.
5 Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle.
6 Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de
Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros
mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de
Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec.
7 Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que
está al oriente de Egipto.
8 Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de
espada.
9 Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del
ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo
bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y
despreciable destruyeron.
10 Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo:
11 Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de
mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a
Jehová toda aquella noche.
12 Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue
dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se
levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a
Gilgal.
13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová;
yo he cumplido la palabra de Jehová.
14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas
es este que yo oigo con mis oídos?
15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó
lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu
Dios, pero lo demás lo destruimos.
16 Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha
dicho esta noche. Y él le respondió: Di.
17 Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido
hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre
Israel?
18 Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de
Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.
19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al
botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?
20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová,
y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec,
y he destruido a los amalecitas.
21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del
anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.
22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y
víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente
el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la
grosura de los carneros.
23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e
idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová,
él también te ha desechado para que no seas rey.
24 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el
mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a
la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado,
25 y vuelve conmigo para que adore a Jehová.
26 Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la
palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre
Israel.
27 Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y
éste se rasgó.
28 Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de
Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.
29 Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá,
porque no es hombre para que se arrepienta.
30 Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los
ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que
adore a Jehová tu Dios.
31 Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.
32 Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él
alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.
33 Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu
madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos
a Agag delante de Jehová en Gilgal.
34 Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.
35 Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a
Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.
Salmos 5:

1 Escucha, oh Jehová, mis palabras;
Considera mi gemir.

2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío,
Porque a ti oraré.

3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz;
De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.

4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad;
El malo no habitará junto a ti.

5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos;
Aborreces a todos los que hacen iniquidad.

6 Destruirás a los que hablan mentira;
Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.

7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa;
Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.

8 Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos;
Endereza delante de mí tu camino.

9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad;
Sus entrañas son maldad,
Sepulcro abierto es su garganta,
Con su lengua hablan lisonjas.

10 Castígalos, oh Dios;
Caigan por sus mismos consejos;
Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera,
Porque se rebelaron contra ti.

11 Pero alégrense todos los que en ti confían;
Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes;
En ti se regocijen los que aman tu nombre.

12 Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo;
Como con un escudo lo rodearás de tu favor.
Salmos 6:

1 Jehová, no me reprendas en tu enojo,
Ni me castigues con tu ira.

2 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo;
Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.

3 Mi alma también está muy turbada;
Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?

4 Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;
Sálvame por tu misericordia.

5 Porque en la muerte no hay memoria de ti;
En el Seol, ¿quién te alabará?

6 Me he consumido a fuerza de gemir;
Todas las noches inundo de llanto mi lecho,
Riego mi cama con mis lágrimas.

7 Mis ojos están gastados de sufrir;
Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.

8 Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;
Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.

9 Jehová ha oído mi ruego;
Ha recibido Jehová mi oración.

10 Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;
Se volverán y serán avergonzados de repente.

Catedral de Vida

未读,
2009年4月30日 21:34:112009/4/30
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1 Samuel 16:

1 Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás a Saúl, habiéndolo yo
desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite, y
ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey.
2 Y dijo Samuel: ¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría. Jehová
respondió: Toma contigo una becerra de la vacada, y di: A ofrecer
sacrificio a Jehová he venido.
3 Y llama a Isaí al sacrificio, y yo te enseñaré lo que has de hacer; y
me ungirás al que yo te dijere.
4 Hizo, pues, Samuel como le dijo Jehová; y luego que él llegó a Belén,
los ancianos de la ciudad salieron a recibirle con miedo, y dijeron: ¿Es
pacífica tu venida?
5 El respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y
venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los
llamó al sacrificio.
6 Y aconteció que cuando ellos vinieron, él vio a Eliab, y dijo: De
cierto delante de Jehová está su ungido.
7 Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de
su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el
hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová
mira el corazón.
8 Entonces llamó Isaí a Abinadab, y lo hizo pasar delante de Samuel, el
cual dijo: Tampoco a éste ha escogido Jehová.
9 Hizo luego pasar Isaí a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha elegido
Jehová.
10 E hizo pasar Isaí siete hijos suyos delante de Samuel; pero Samuel
dijo a Isaí: Jehová no ha elegido a éstos.
11 Entonces dijo Samuel a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él
respondió: Queda aún el menor, que apacienta las ovejas. Y dijo Samuel a
Isaí: Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él
venga aquí.
12 Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos,
y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste
es.
13 Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus
hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre
David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.


David toca para Saúl


14 El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu
malo de parte de Jehová.
15 Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de
parte de Dios te atormenta.
16 Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que
busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti
el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio.
17 Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora alguno que
toque bien, y traédmelo.
18 Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a
un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y
hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con
él.
19 Y Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David tu hijo, el
que está con las ovejas.
20 Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y un cabrito,
y lo envió a Saúl por medio de David su hijo.
21 Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, y
le hizo su paje de armas.
22 Y Saúl envió a decir a Isaí: Yo te ruego que esté David conmigo, pues
ha hallado gracia en mis ojos.
23 Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David
tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor,
y el espíritu malo se apartaba de él.


1 Samuel 17:

1 Los filisteos juntaron sus ejércitos para la guerra, y se congregaron
en Soco, que es de Judá, y acamparon entre Soco y Azeca, en Efes-damim.
2 También Saúl y los hombres de Israel se juntaron, y acamparon en el
valle de Ela, y se pusieron en orden de batalla contra los filisteos.
3 Y los filisteos estaban sobre un monte a un lado, e Israel estaba
sobre otro monte al otro lado, y el valle entre ellos.
4 Salió entonces del campamento de los filisteos un paladín, el cual se
llamaba Goliat, de Gat, y tenía de altura seis codos y un palmo.
5 Y traía un casco de bronce en su cabeza, y llevaba una cota de malla;
y era el peso de la cota cinco mil siclos de bronce.
6 Sobre sus piernas traía grebas de bronce, y jabalina de bronce entre
sus hombros.
7 El asta de su lanza era como un rodillo de telar, y tenía el hierro de
su lanza seiscientos siclos de hierro; e iba su escudero delante de él.
8 Y se paró y dio voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para
qué os habéis puesto en orden de batalla? ¿No soy yo el filisteo, y
vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que
venga contra mí.
9 Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros
siervos; y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis
nuestros siervos y nos serviréis.
10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel;
dadme un hombre que pelee conmigo.
11 Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y
tuvieron gran miedo.
12 Y David era hijo de aquel hombre efrateo de Belén de Judá, cuyo
nombre era Isaí, el cual tenía ocho hijos; y en el tiempo de Saúl este
hombre era viejo y de gran edad entre los hombres.
13 Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la
guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra eran:
Eliab el primogénito, el segundo Abinadab, y el tercero Sama;
14 y David era el menor. Siguieron, pues, los tres mayores a Saúl.
15 Pero David había ido y vuelto, dejando a Saúl, para apacentar las
ovejas de su padre en Belén.
16 Venía, pues, aquel filisteo por la mañana y por la tarde, y así lo
hizo durante cuarenta días.
17 Y dijo Isaí a David su hijo: Toma ahora para tus hermanos un efa de
este grano tostado, y estos diez panes, y llévalo pronto al campamento a
tus hermanos.
18 Y estos diez quesos de leche los llevarás al jefe de los mil; y mira
si tus hermanos están buenos, y toma prendas de ellos.
19 Y Saúl y ellos y todos los de Israel estaban en el valle de Ela,
peleando contra los filisteos.
20 Se levantó, pues, David de mañana, y dejando las ovejas al cuidado de
un guarda, se fue con su carga como Isaí le había mandado; y llegó al
campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, y daba el grito
de combate.
21 Y se pusieron en orden de batalla Israel y los filisteos, ejército
frente a ejército.
22 Entonces David dejó su carga en mano del que guardaba el bagaje, y
corrió al ejército; y cuando llegó, preguntó por sus hermanos, si
estaban bien.
23 Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que se ponía
en medio de los dos campamentos, que se llamaba Goliat, el filisteo de
Gat, salió de entre las filas de los filisteos y habló las mismas
palabras, y las oyó David.
24 Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su
presencia, y tenían gran temor.
25 Y cada uno de los de Israel decía: ¿No habéis visto aquel hombre que
ha salido? El se adelanta para provocar a Israel. Al que le venciere, el
rey le enriquecerá con grandes riquezas, y le dará su hija, y eximirá de
tributos a la casa de su padre en Israel.
26 Entonces habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué
harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de
Israel? Porque ¿quién es este filisteo incircunciso, para que provoque a
los escuadrones del Dios viviente?
27 Y el pueblo le respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará
al hombre que le venciere.
28 Y oyéndole hablar Eliab su hermano mayor con aquellos hombres, se
encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has descendido acá? ¿y a
quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu
soberbia y la malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.
29 David respondió: ¿Qué he hecho yo ahora? ¿No es esto mero hablar?
30 Y apartándose de él hacia otros, preguntó de igual manera; y le dio
el pueblo la misma respuesta de antes.
31 Fueron oídas las palabras que David había dicho, y las refirieron
delante de Saúl; y él lo hizo venir.
32 Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de ninguno a causa de él;
tu siervo irá y peleará contra este filisteo.
33 Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear
con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su
juventud.
34 David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su
padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la
manada,
35 salía yo tras él, y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se
levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo
mataba.
36 Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo
incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del
Dios viviente.
37 Añadió David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de
las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y
dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.
38 Y Saúl vistió a David con sus ropas, y puso sobre su cabeza un casco
de bronce, y le armó de coraza.
39 Y ciñó David su espada sobre sus vestidos, y probó a andar, porque
nunca había hecho la prueba. Y dijo David a Saúl: Yo no puedo andar con
esto, porque nunca lo practiqué. Y David echó de sí aquellas cosas.
40 Y tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del
arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó
su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo.
41 Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su escudero
delante de él.
42 Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en poco; porque era
muchacho, y rubio, y de hermoso parecer.
43 Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con
palos? Y maldijo a David por sus dioses.
44 Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves
del cielo y a las bestias del campo.
45 Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y
jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el
Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.
46 Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la
cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a
las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.
47 Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con
lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.
48 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir
al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de
batalla contra el filisteo.
49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la
tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó
clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra.
50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo
y lo mató, sin tener David espada en su mano.
51 Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la
espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con
ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.
52 Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron
a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y
cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat
y Ecrón.
53 Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y
saquearon su campamento.
54 Y David tomó la cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero las
armas de él las puso en su tienda.
55 Y cuando Saúl vio a David que salía a encontrarse con el filisteo,
dijo a Abner general del ejército: Abner, ¿de quién es hijo ese joven? Y
Abner respondió:
56 Vive tu alma, oh rey, que no lo sé. Y el rey dijo: Pregunta de quién
es hijo ese joven.
57 Y cuando David volvía de matar al filisteo, Abner lo tomó y lo llevó
delante de Saúl, teniendo David la cabeza del filisteo en su mano.
58 Y le dijo Saúl: Muchacho, ¿de quién eres hijo? Y David respondió: Yo
soy hijo de tu siervo Isaí de Belén.


Salmos 7:

1 Jehová Dios mío, en ti he confiado;
Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame,

2 No sea que desgarren mi alma cual león,
Y me destrocen sin que haya quien me libre.

3 Jehová Dios mío, si yo he hecho esto,
Si hay en mis manos iniquidad;

4 Si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo
(Antes he libertado al que sin causa era mi enemigo),

5 Persiga el enemigo mi alma, y alcáncela;
Huelle en tierra mi vida,
Y mi honra ponga en el polvo. /Selah/

6 Levántate, oh Jehová, en tu ira;
Alzate en contra de la furia de mis angustiadores,
Y despierta en favor mío el juicio que mandaste.

7 Te rodeará congregación de pueblos,
Y sobre ella vuélvete a sentar en alto.

8 Jehová juzgará a los pueblos;
Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia,
Y conforme a mi integridad.

9 Fenezca ahora la maldad de los inicuos, mas establece tú al justo;
Porque el Dios justo prueba la mente y el corazón.

10 Mi escudo está en Dios,
Que salva a los rectos de corazón.

11 Dios es juez justo,
Y Dios está airado contra el impío todos los días.

12 Si no se arrepiente, él afilará su espada;
Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.

13 Asimismo ha preparado armas de muerte,
Y ha labrado saetas ardientes.

14 He aquí, el impío concibió maldad,
Se preñó de iniquidad,
Y dio a luz engaño.

15 Pozo ha cavado, y lo ha ahondado;
Y en el hoyo que hizo caerá.

16 Su iniquidad volverá sobre su cabeza,
Y su agravio caerá sobre su propia coronilla.

17 Alabaré a Jehová conforme a su justicia,
Y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.
Salmos 9:

1 Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón;
Contaré todas tus maravillas.

2 Me alegraré y me regocijaré en ti;
Cantaré a tu nombre, oh Altísimo.

3 Mis enemigos volvieron atrás;
Cayeron y perecieron delante de ti.

4 Porque has mantenido mi derecho y mi causa;
Te has sentado en el trono juzgando con justicia.

5 Reprendiste a las naciones, destruiste al malo,
Borraste el nombre de ellos eternamente y para siempre.

6 Los enemigos han perecido; han quedado desolados para siempre;
Y las ciudades que derribaste,
Su memoria pereció con ellas.

7 Pero Jehová permanecerá para siempre;
Ha dispuesto su trono para juicio.

8 El juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con rectitud.

9 Jehová será refugio del pobre,
Refugio para el tiempo de angustia.

10 En ti confiarán los que conocen tu nombre,
Por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.

11 Cantad a Jehová, que habita en Sion;
Publicad entre los pueblos sus obras.

12 Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos;
No se olvidó del clamor de los afligidos.

13 Ten misericordia de mí, Jehová;
Mira mi aflicción que padezco a causa de los que me aborrecen,
Tú que me levantas de las puertas de la muerte,

14 Para que cuente yo todas tus alabanzas
En las puertas de la hija de Sion,
Y me goce en tu salvación.

15 Se hundieron las naciones en el hoyo que hicieron;
En la red que escondieron fue tomado su pie.

16 Jehová se ha hecho conocer en el juicio que ejecutó;
En la obra de sus manos fue enlazado el malo. Higaion. Selah

17 Los malos serán trasladados al Seol,
Todas las gentes que se olvidan de Dios.

18 Porque no para siempre será olvidado el menesteroso,
Ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.

19 Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre;
Sean juzgadas las naciones delante de ti.

20 Pon, oh Jehová, temor en ellos;
Conozcan las naciones que no son sino hombres. /Selah/


Catedral de Vida

未读,
2009年5月1日 17:32:222009/5/1
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1 Samuel 18:

1 Aconteció que cuando él hubo acabado de hablar con Saúl, el alma de
Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó Jonatán como a sí mismo.
2 Y Saúl le tomó aquel día, y no le dejó volver a casa de su padre.
3 E hicieron pacto Jonatán y David, porque él le amaba como a sí mismo.
4 Y Jonatán se quitó el manto que llevaba, y se lo dio a David, y otras
ropas suyas, hasta su espada, su arco y su talabarte.
5 Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba
prudentemente. Y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los
ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl.
Saúl tiene celos de David

6 Aconteció que cuando volvían ellos, cuando David volvió de matar al
filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando
y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de
alegría y con instrumentos de música.
7 Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían:
Saúl hirió a sus miles,
Y David a sus diez miles. m
8 Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A
David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino.
9 Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.
10 Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a
Saúl, y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como
los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano.
11 Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero
David lo evadió dos veces.
12 Mas Saúl estaba temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él, y
se había apartado de Saúl;
13 por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de mil; y salía y
entraba delante del pueblo.
14 Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová
estaba con él.
15 Y viendo Saúl que se portaba tan prudentemente, tenía temor de él.
16 Mas todo Israel y Judá amaba a David, porque él salía y entraba
delante de ellos.
17 Entonces dijo Saúl a David: He aquí, yo te daré Merab mi hija mayor
por mujer, con tal que me seas hombre valiente, y pelees las batallas de
Jehová. Mas Saúl decía: No será mi mano contra él, sino que será contra
él la mano de los filisteos.
18 Pero David respondió a Saúl: ¿Quién soy yo, o qué es mi vida, o la
familia de mi padre en Israel, para que yo sea yerno del rey?
19 Y llegado el tiempo en que Merab hija de Saúl se había de dar a
David, fue dada por mujer a Adriel meholatita.
20 Pero Mical la otra hija de Saúl amaba a David; y fue dicho a Saúl, y
le pareció bien a sus ojos.
21 Y Saúl dijo: Yo se la daré, para que le sea por lazo, y para que la
mano de los filisteos sea contra él. Dijo, pues, Saúl a David por
segunda vez: Tú serás mi yerno hoy.
22 Y mandó Saúl a sus siervos: Hablad en secreto a David, diciéndole: He
aquí el rey te ama, y todos sus siervos te quieren bien; sé, pues, yerno
del rey.
23 Los criados de Saúl hablaron estas palabras a los oídos de David. Y
David dijo: ¿Os parece a vosotros que es poco ser yerno del rey, siendo
yo un hombre pobre y de ninguna estima?
24 Y los criados de Saúl le dieron la respuesta, diciendo: Tales
palabras ha dicho David.
25 Y Saúl dijo: Decid así a David: El rey no desea la dote, sino cien
prepucios de filisteos, para que sea tomada venganza de los enemigos del
rey. Pero Saúl pensaba hacer caer a David en manos de los filisteos.
26 Cuando sus siervos declararon a David estas palabras, pareció bien la
cosa a los ojos de David, para ser yerno del rey. Y antes que el plazo
se cumpliese,
27 se levantó David y se fue con su gente, y mató a doscientos hombres
de los filisteos; y trajo David los prepucios de ellos y los entregó
todos al rey, a fin de hacerse yerno del rey. Y Saúl le dio su hija
Mical por mujer.
28 Pero Saúl, viendo y considerando que Jehová estaba con David, y que
su hija Mical lo amaba,
29 tuvo más temor de David; y fue Saúl enemigo de David todos los días.
30 Y salieron a campaña los príncipes de los filisteos; y cada vez que
salían, David tenía más éxito que todos los siervos de Saúl, por lo cual
se hizo de mucha estima su nombre.
1 Samuel 19:

1 Habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que matasen
a David; pero Jonatán hijo de Saúl amaba a David en gran manera,
2 y dio aviso a David, diciendo: Saúl mi padre procura matarte; por
tanto cuídate hasta la mañana, y estate en lugar oculto y escóndete.
3 Y yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo donde estés; y
hablaré de ti a mi padre, y te haré saber lo que haya.
4 Y Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el
rey contra su siervo David, porque ninguna cosa ha cometido contra ti, y
porque sus obras han sido muy buenas para contigo;
5 pues él tomó su vida en su mano, y mató al filisteo, y Jehová dio gran
salvación a todo Israel. Tú lo viste, y te alegraste; ¿por qué, pues,
pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?
6 Y escuchó Saúl la voz de Jonatán, y juró Saúl: Vive Jehová, que no
morirá.
7 Y llamó Jonatán a David, y le declaró todas estas palabras; y él mismo
trajo a David a Saúl, y estuvo delante de él como antes.
8 Después hubo de nuevo guerra; y salió David y peleó contra los
filisteos, y los hirió con gran estrago, y huyeron delante de él.
9 Y el espíritu malo de parte de Jehová vino sobre Saúl; y estando
sentado en su casa tenía una lanza a mano, mientras David estaba tocando.
10 Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se
apartó de delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y
David huyó, y escapó aquella noche.
11 Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y
lo matasen a la mañana. Mas Mical su mujer avisó a David, diciendo: Si
no salvas tu vida esta noche, mañana serás muerto.
12 Y descolgó Mical a David por una ventana; y él se fue y huyó, y escapó.
13 Tomó luego Mical una estatua, y la puso sobre la cama, y le acomodó
por cabecera una almohada de pelo de cabra y la cubrió con la ropa.
14 Y cuando Saúl envió mensajeros para prender a David, ella respondió:
Está enfermo.
15 Volvió Saúl a enviar mensajeros para que viesen a David, diciendo:
Traédmelo en la cama para que lo mate.
16 Y cuando los mensajeros entraron, he aquí la estatua estaba en la
cama, y una almohada de pelo de cabra a su cabecera.
17 Entonces Saúl dijo a Mical: ¿Por qué me has engañado así, y has
dejado escapar a mi enemigo? Y Mical respondió a Saúl: Porque él me
dijo: Déjame ir; si no, yo te mataré.
18 Huyó, pues, David, y escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo
lo que Saúl había hecho con él. Y él y Samuel se fueron y moraron en Naiot.
19 Y fue dado aviso a Saúl, diciendo: He aquí que David está en Naiot en
Ramá.
20 Entonces Saúl envió mensajeros para que trajeran a David, los cuales
vieron una compañía de profetas que profetizaban, y a Samuel que estaba
allí y los presidía. Y vino el Espíritu de Dios sobre los mensajeros de
Saúl, y ellos también profetizaron.
21 Cuando lo supo Saúl, envió otros mensajeros, los cuales también
profetizaron. Y Saúl volvió a enviar mensajeros por tercera vez, y ellos
también profetizaron.
22 Entonces él mismo fue a Ramá; y llegando al gran pozo que está en
Secú, preguntó diciendo: ¿Dónde están Samuel y David? Y uno respondió:
He aquí están en Naiot en Ramá.
23 Y fue a Naiot en Ramá; y también vino sobre él el Espíritu de Dios, y
siguió andando y profetizando hasta que llegó a Naiot en Ramá.
24 Y él también se despojó de sus vestidos, y profetizó igualmente
delante de Samuel, y estuvo desnudo todo aquel día y toda aquella noche.
De aquí se dijo: ¿También Saúl entre los profetas?
Salmos 10:

1 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
Y te escondes en el tiempo de la tribulación?

2 Con arrogancia el malo persigue al pobre;
Será atrapado en los artificios que ha ideado.

3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma,
Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.

4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios;
No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.

5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
Tus juicios los tiene muy lejos de su vista;
A todos sus adversarios desprecia.

6 Dice en su corazón: No seré movido jamás;
Nunca me alcanzará el infortunio.

7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude;
Debajo de su lengua hay vejación y maldad.

8 Se sienta en acecho cerca de las aldeas;
En escondrijos mata al inocente.
Sus ojos están acechando al desvalido;

9 Acecha en oculto, como el león desde su cueva;
Acecha para arrebatar al pobre;
Arrebata al pobre trayéndolo a su red.

10 Se encoge, se agacha,
Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados.

11 Dice en su corazón: Dios ha olvidado;
Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.

12 Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano;
No te olvides de los pobres.

13 ¿Por qué desprecia el malo a Dios?
En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.

14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación, para dar la
recompensa con tu mano;
A ti se acoge el desvalido;
Tú eres el amparo del huérfano.

15 Quebranta tú el brazo del inicuo,
Y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna.

16 Jehová es Rey eternamente y para siempre;
De su tierra han perecido las naciones.

17 El deseo de los humildes oíste, oh Jehová;
Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,

18 Para juzgar al huérfano y al oprimido,
A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.

Catedral de Vida

未读,
2009年5月2日 22:05:082009/5/2
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1 Samuel 20:

1 Después David huyó de Naiot en Ramá, y vino delante de Jonatán, y
dijo: ¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi maldad, o cuál mi pecado contra tu
padre, para que busque mi vida?
2 El le dijo: En ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre
ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la descubra; ¿por qué,
pues, me ha de encubrir mi padre este asunto? No será así.
3 Y David volvió a jurar diciendo: Tu padre sabe claramente que yo he
hallado gracia delante de tus ojos, y dirá: No sepa esto Jonatán, para
que no se entristezca; y ciertamente, vive Jehová y vive tu alma, que
apenas hay un paso entre mí y la muerte.
4 Y Jonatán dijo a David: Lo que deseare tu alma, haré por ti.
5 Y David respondió a Jonatán: He aquí que mañana será nueva luna, y yo
acostumbro sentarme con el rey a comer; mas tú dejarás que me esconda en
el campo hasta la tarde del tercer día.
6 Si tu padre hiciere mención de mí, dirás: Me rogó mucho que lo dejase
ir corriendo a Belén su ciudad, porque todos los de su familia celebran
allá el sacrificio anual.
7 Si él dijere: Bien está, entonces tendrá paz tu siervo; mas si se
enojare, sabe que la maldad está determinada de parte de él.
8 Harás, pues, misericordia con tu siervo, ya que has hecho entrar a tu
siervo en pacto de Jehová contigo; y si hay maldad en mí, mátame tú,
pues no hay necesidad de llevarme hasta tu padre.
9 Y Jonatán le dijo: Nunca tal te suceda; antes bien, si yo supiere que
mi padre ha determinado maldad contra ti, ¿no te lo avisaría yo?
10 Dijo entonces David a Jonatán: ¿Quién me dará aviso si tu padre te
respondiere ásperamente?
11 Y Jonatán dijo a David: Ven, salgamos al campo. Y salieron ambos al
campo.
12 Entonces dijo Jonatán a David: !!Jehová Dios de Israel, sea testigo!
Cuando le haya preguntado a mi padre mañana a esta hora, o el día
tercero, si resultare bien para con David, entonces enviaré a ti para
hacértelo saber.
13 Pero si mi padre intentare hacerte mal, Jehová haga así a Jonatán, y
aun le añada, si no te lo hiciere saber y te enviare para que te vayas
en paz. Y esté Jehová contigo, como estuvo con mi padre.
14 Y si yo viviere, harás conmigo misericordia de Jehová, para que no
muera,
15 y no apartarás tu misericordia de mi casa para siempre. Cuando Jehová
haya cortado uno por uno los enemigos de David de la tierra, no dejes
que el nombre de Jonatán sea quitado de la casa de David.
16 Así hizo Jonatán pacto con la casa de David, diciendo: Requiéralo
Jehová de la mano de los enemigos de David.
17 Y Jonatán hizo jurar a David otra vez, porque le amaba, pues le amaba
como a sí mismo.
18 Luego le dijo Jonatán: Mañana es nueva luna, y tú serás echado de
menos, porque tu asiento estará vacío.
19 Estarás, pues, tres días, y luego descenderás y vendrás al lugar
donde estabas escondido el día que ocurrió esto mismo, y esperarás junto
a la piedra de Ezel.
20 Y yo tiraré tres saetas hacia aquel lado, como ejercitándome al blanco.
21 Luego enviaré al criado, diciéndole: Ve, busca las saetas. Y si
dijere al criado: He allí las saetas más acá de ti, tómalas; tú vendrás,
porque paz tienes, y nada malo hay, vive Jehová.
22 Mas si yo dijere al muchacho así: He allí las saetas más allá de ti;
vete, porque Jehová te ha enviado.
23 En cuanto al asunto de que tú y yo hemos hablado, esté Jehová entre
nosotros dos para siempre.
24 David, pues, se escondió en el campo, y cuando llegó la nueva luna,
se sentó el rey a comer pan.
25 Y el rey se sentó en su silla, como solía, en el asiento junto a la
pared, y Jonatán se levantó, y se sentó Abner al lado de Saúl, y el
lugar de David quedó vacío.
26 Mas aquel día Saúl no dijo nada, porque se decía: Le habrá acontecido
algo, y no está limpio; de seguro no está purificado.
27 Al siguiente día, el segundo día de la nueva luna, aconteció también
que el asiento de David quedó vacío. Y Saúl dijo a Jonatán su hijo: ¿Por
qué no ha venido a comer el hijo de Isaí hoy ni ayer?
28 Y Jonatán respondió a Saúl: David me pidió encarecidamente que le
dejase ir a Belén,
29 diciendo: Te ruego que me dejes ir, porque nuestra familia celebra
sacrificio en la ciudad, y mi hermano me lo ha mandado; por lo tanto, si
he hallado gracia en tus ojos, permíteme ir ahora para visitar a mis
hermanos. Por esto, pues, no ha venido a la mesa del rey.
30 Entonces se encendió la ira de Saúl contra Jonatán, y le dijo: Hijo
de la perversa y rebelde, ¿acaso no sé yo que tú has elegido al hijo de
Isaí para confusión tuya, y para confusión de la verg:uenza de tu madre?
31 Porque todo el tiempo que el hijo de Isaí viviere sobre la tierra, ni
tú estarás firme, ni tu reino. Envía pues, ahora, y tráemelo, porque ha
de morir.
32 Y Jonatán respondió a su padre Saúl y le dijo: ¿Por qué morirá? ¿Qué
ha hecho?
33 Entonces Saúl le arrojó una lanza para herirlo; de donde entendió
Jonatán que su padre estaba resuelto a matar a David.
34 Y se levantó Jonatán de la mesa con exaltada ira, y no comió pan el
segundo día de la nueva luna; porque tenía dolor a causa de David,
porque su padre le había afrentado.
35 Al otro día, de mañana, salió Jonatán al campo, al tiempo señalado
con David, y un muchacho pequeño con él.
36 Y dijo al muchacho: Corre y busca las saetas que yo tirare. Y cuando
el muchacho iba corriendo, él tiraba la saeta de modo que pasara más
allá de él.
37 Y llegando el muchacho adonde estaba la saeta que Jonatán había
tirado, Jonatán dio voces tras el muchacho, diciendo: ¿No está la saeta
más allá de ti?
38 Y volvió a gritar Jonatán tras el muchacho: Corre, date prisa, no te
pares. Y el muchacho de Jonatán recogió las saetas, y vino a su señor.
39 Pero ninguna cosa entendió el muchacho; solamente Jonatán y David
entendían de lo que se trataba.
40 Luego dio Jonatán sus armas a su muchacho, y le dijo: Vete y llévalas
a la ciudad.
41 Y luego que el muchacho se hubo ido, se levantó David del lado del
sur, y se inclinó tres veces postrándose hasta la tierra; y besándose el
uno al otro, lloraron el uno con el otro; y David lloró más.
42 Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, porque ambos hemos jurado por el
nombre de Jehová, diciendo: Jehová esté entre tú y yo, entre tu
descendencia y mi descendencia, para siempre. Y él se levantó y se fue;
y Jonatán entró en la ciudad.
1 Samuel 21:

1 Vino David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y se sorprendió Ahimelec de
su encuentro, y le dijo: ¿Cómo vienes tú solo, y nadie contigo?
2 Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un
asunto, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y
lo que te he encomendado; y yo les señalé a los criados un cierto lugar.
3 Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas.
4 El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a la mano,
solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado
a lo menos de mujeres.
5 Y David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han
estado lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los vasos
de los jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no
serán santos hoy sus vasos?
6 Así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro pan
sino los panes de la proposición, los cuales habían sido quitados de la
presencia de Jehová, para poner panes calientes el día que aquéllos
fueron quitados.
7 Y estaba allí aquel día detenido delante de Jehová uno de los siervos
de Saúl, cuyo nombre era Doeg, edomita, el principal de los pastores de
Saúl.
8 Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque
no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey
era apremiante.
9 Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, al que tú
venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás del
efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y
dijo David: Ninguna como ella; dámela.
10 Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se
fue a Aquis rey de Gat.
11 Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la
tierra? ¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo:
Hirió Saúl a sus miles,
Y David a sus diez miles? m
12 Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis
rey de Gat.
13 Y cambió su manera de comportarse delante de ellos, y se fingió loco
entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba correr
la saliva por su barba.
14 Y dijo Aquis a sus siervos: He aquí, veis que este hombre es demente;
¿por qué lo habéis traído a mí?
15 ¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído a éste que hiciese de
loco delante de mí? ¿Había de entrar éste en mi casa?
Salmos 11:

1 En Jehová he confiado;
¿Cómo decís a mi alma,
Que escape al monte cual ave?

2 Porque he aquí, los malos tienden el arco,
Disponen sus saetas sobre la cuerda,
Para asaetear en oculto a los rectos de corazón.

3 Si fueren destruidos los fundamentos,
¿Qué ha de hacer el justo?

4 Jehová está en su santo templo;
Jehová tiene en el cielo su trono;
Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.

5 Jehová prueba al justo;
Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece.

6 Sobre los malos hará llover calamidades;
Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.

7 Porque Jehová es justo, y ama la justicia;
El hombre recto mirará su rostro.


Catedral de Vida

未读,
2009年5月3日 22:55:052009/5/3
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1 Samuel 22:

1 Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él.
2 Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fue hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
3 Y se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí.
4 Los trajo, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en el lugar fuerte.
5 Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Y David se fue, y vino al bosque de Haret.
Saúl mata a los sacerdotes de Nob

6 Oyó Saúl que se sabía de David y de los que estaban con él. Y Saúl estaba sentado en Gabaa, debajo de un tamarisco sobre un alto; y tenía su lanza en su mano, y todos sus siervos estaban alrededor de él.
7 Y dijo Saúl a sus siervos que estaban alrededor de él: Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos vosotros jefes de millares y jefes de centenas,
8 para que todos vosotros hayáis conspirado contra mí, y no haya quien me descubra al oído cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni alguno de vosotros que se duela de mí y me descubra cómo mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí para que me aceche, tal como lo hace hoy?
9 Entonces Doeg edomita, que era el principal de los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo vi al hijo de Isaí que vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob,
10 el cual consultó por él a Jehová y le dio provisiones, y también le dio la espada de Goliat el filisteo.
11 Y el rey envió por el sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob; y todos vinieron al rey.
12 Y Saúl le dijo: Oye ahora, hijo de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, señor mío.
13 Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy día?
14 Entonces Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, yerno también del rey, que sirve a tus órdenes y es ilustre en tu casa?
15 ¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí; no culpe el rey de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este asunto, grande ni pequeña.
16 Y el rey dijo: Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre.
17 Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Volveos y matad a los sacerdotes de Jehová; porque también la mano de ellos está con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Pero los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová.
18 Entonces dijo el rey a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y se volvió Doeg el edomita y acometió a los sacerdotes, y mató en aquel día a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino.
19 Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada; así a hombres como a mujeres, niños hasta los de pecho, bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada.
20 Pero uno de los hijos de Ahimelec hijo de Ahitob, que se llamaba Abiatar, escapó, y huyó tras David.
21 Y Abiatar dio aviso a David de cómo Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová.
22 Y dijo David a Abiatar: Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edomita, él lo había de hacer saber a Saúl. Yo he ocasionado la muerte a todas las personas de la casa de tu padre.
23 Quédate conmigo, no temas; quien buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a salvo.
1 Samuel 23:

1 Dieron aviso a David, diciendo: He aquí que los filisteos combaten a Keila, y roban las eras.
2 Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Iré a atacar a estos filisteos? Y Jehová respondió a David: Ve, ataca a los filisteos, y libra a Keila.
3 Pero los que estaban con David le dijeron: He aquí que nosotros aquí en Judá estamos con miedo; ¿cuánto más si fuéremos a Keila contra el ejército de los filisteos?
4 Entonces David volvió a consultar a Jehová. Y Jehová le respondió y dijo: Levántate, desciende a Keila, pues yo entregaré en tus manos a los filisteos.
5 Fue, pues, David con sus hombres a Keila, y peleó contra los filisteos, se llevó sus ganados, y les causó una gran derrota; y libró David a los de Keila.
6 Y aconteció que cuando Abiatar hijo de Ahimelec huyó siguiendo a David a Keila, descendió con el efod en su mano.
7 Y fue dado aviso a Saúl que David había venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha entregado en mi mano, pues se ha encerrado entrando en ciudad con puertas y cerraduras.
8 Y convocó Saúl a todo el pueblo a la batalla para descender a Keila, y poner sitio a David y a sus hombres.
9 Mas entendiendo David que Saúl ideaba el mal contra él, dijo a Abiatar sacerdote: Trae el efod.
10 Y dijo David: Jehová Dios de Israel, tu siervo tiene entendido que Saúl trata de venir contra Keila, a destruir la ciudad por causa mía.
11 ¿Me entregarán los vecinos de Keila en sus manos? ¿Descenderá Saúl, como ha oído tu siervo? Jehová Dios de Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y Jehová dijo: Sí, descenderá.
12 Dijo luego David: ¿Me entregarán los vecinos de Keila a mí y a mis hombres en manos de Saúl? Y Jehová respondió: Os entregarán.
13 David entonces se levantó con sus hombres, que eran como seiscientos, y salieron de Keila, y anduvieron de un lugar a otro. Y vino a Saúl la nueva de que David se había escapado de Keila, y desistió de salir.
14 Y David se quedó en el desierto en lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos.
15 Viendo, pues, David que Saúl había salido en busca de su vida, se estuvo en Hores, en el desierto de Zif.
16 Entonces se levantó Jonatán hijo de Saúl y vino a David a Hores, y fortaleció su mano en Dios.
17 Y le dijo: No temas, pues no te hallará la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti; y aun Saúl mi padre así lo sabe.
18 Y ambos hicieron pacto delante de Jehová; y David se quedó en Hores, y Jonatán se volvió a su casa.
19 Después subieron los de Zif para decirle a Saúl en Gabaa: ¿No está David escondido en nuestra tierra en las peñas de Hores, en el collado de Haquila, que está al sur del desierto?
20 Por tanto, rey, desciende pronto ahora, conforme a tu deseo, y nosotros lo entregaremos en la mano del rey.
21 Y Saúl dijo: Benditos seáis vosotros de Jehová, que habéis tenido compasión de mí.
22 Id, pues, ahora, aseguraos más, conoced y ved el lugar de su escondite, y quién lo haya visto allí; porque se me ha dicho que él es astuto en gran manera.
23 Observad, pues, e informaos de todos los escondrijos donde se oculta, y volved a mí con información segura, y yo iré con vosotros; y si él estuviere en la tierra, yo le buscaré entre todos los millares de Judá.
24 Y ellos se levantaron, y se fueron a Zif delante de Saúl. Pero David y su gente estaban en el desierto de Maón, en el Arabá al sur del desierto.
25 Y se fue Saúl con su gente a buscarlo; pero fue dado aviso a David, y descendió a la peña, y se quedó en el desierto de Maón. Cuando Saúl oyó esto, siguió a David al desierto de Maón.
26 Y Saúl iba por un lado del monte, y David con sus hombres por el otro lado del monte, y se daba prisa David para escapar de Saúl; mas Saúl y sus hombres habían encerrado a David y a su gente para capturarlos.
27 Entonces vino un mensajero a Saúl, diciendo: Ven luego, porque los filisteos han hecho una irrupción en el país.
28 Volvió, por tanto, Saúl de perseguir a David, y partió contra los filisteos. Por esta causa pusieron a aquel lugar por nombre Sela-hama-lecot.
29 Entonces David subió de allí y habitó en los lugares fuertes de En-gadi.
Salmos 12:

1 Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos;
Porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.

2 Habla mentira cada uno con su prójimo;
Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.

3 Jehová destruirá todos los labios lisonjeros,
Y la lengua que habla jactanciosamente;

4 A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos;
Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros?

5 Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos,
Ahora me levantaré, dice Jehová;
Pondré en salvo al que por ello suspira.

6 Las palabras de Jehová son palabras limpias,
Como plata refinada en horno de tierra,
Purificada siete veces.

7 Tú, Jehová, los guardarás;
De esta generación los preservarás para siempre.

8 Cercando andan los malos,
Cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.


Catedral de Vida

未读,
2009年5月4日 20:33:172009/5/4
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1 Samuel 24:

1 Cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le dieron aviso,
diciendo: He aquí David está en el desierto de En-gadi.
2 Y tomando Saúl tres mil hombres escogidos de todo Israel, fue en busca
de David y de sus hombres, por las cumbres de los peñascos de las cabras
monteses.
3 Y cuando llegó a un redil de ovejas en el camino, donde había una
cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y sus hombres
estaban sentados en los rincones de la cueva.
4 Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te
dijo Jehová: He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él
como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla
del manto de Saúl.
5 Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la
orilla del manto de Saúl.
6 Y dijo a sus hombres: Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi
señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque es
el ungido de Jehová.
7 Así reprimió David a sus hombres con palabras, y no les permitió que
se levantasen contra Saúl. Y Saúl, saliendo de la cueva, siguió su camino.
8 También David se levantó después, y saliendo de la cueva dio voces
detrás de Saúl, diciendo: !!Mi señor el rey! Y cuando Saúl miró hacia
atrás, David inclinó su rostro a tierra, e hizo reverencia.
9 Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira
que David procura tu mal?
10 He aquí han visto hoy tus ojos cómo Jehová te ha puesto hoy en mis
manos en la cueva; y me dijeron que te matase, pero te perdoné, porque
dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Jehová.
11 Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano; porque yo
corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay
mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; sin embargo, tú
andas a caza de mi vida para quitármela.
12 Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no
será contra ti.
13 Como dice el proverbio de los antiguos: De los impíos saldrá la
impiedad; así que mi mano no será contra ti.
14 ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un
perro muerto? ¿A una pulga?
15 Jehová, pues, será juez, y él juzgará entre tú y yo. El vea y
sustente mi causa, y me defienda de tu mano.
16 Y aconteció que cuando David acabó de decir estas palabras a Saúl,
Saúl dijo: ¿No es esta la voz tuya, hijo mío David? Y alzó Saúl su voz y
lloró,
17 y dijo a David: Más justo eres tú que yo, que me has pagado con bien,
habiéndote yo pagado con mal.
18 Tú has mostrado hoy que has hecho conmigo bien; pues no me has dado
muerte, habiéndome entregado Jehová en tu mano.
19 Porque ¿quién hallará a su enemigo, y lo dejará ir sano y salvo?
Jehová te pague con bien por lo que en este día has hecho conmigo.
20 Y ahora, como yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de
Israel ha de ser en tu mano firme y estable,
21 júrame, pues, ahora por Jehová, que no destruirás mi descendencia
después de mí, ni borrarás mi nombre de la casa de mi padre.
22 Entonces David juró a Saúl. Y se fue Saúl a su casa, y David y sus
hombres subieron al lugar fuerte.
1 Samuel 25:

1 Murió Samuel, y se juntó todo Israel, y lo lloraron, y lo sepultaron
en su casa en Ramá. Y se levantó David y se fue al desierto de Parán.
2 Y en Maón había un hombre que tenía su hacienda en Carmel, el cual era
muy rico, y tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y aconteció que estaba
esquilando sus ovejas en Carmel.
3 Y aquel varón se llamaba Nabal, y su mujer, Abigail. Era aquella mujer
de buen entendimiento y de hermosa apariencia, pero el hombre era duro y
de malas obras; y era del linaje de Caleb.
4 Y oyó David en el desierto que Nabal esquilaba sus ovejas.
5 Entonces envió David diez jóvenes y les dijo: Subid a Carmel e id a
Nabal, y saludadle en mi nombre,
6 y decidle así: Sea paz a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto
tienes.
7 He sabido que tienes esquiladores. Ahora, tus pastores han estado con
nosotros; no les tratamos mal, ni les faltó nada en todo el tiempo que
han estado en Carmel.
8 Pregunta a tus criados, y ellos te lo dirán. Hallen, por tanto, estos
jóvenes gracia en tus ojos, porque hemos venido en buen día; te ruego
que des lo que tuvieres a mano a tus siervos, y a tu hijo David.
9 Cuando llegaron los jóvenes enviados por David, dijeron a Nabal todas
estas palabras en nombre de David, y callaron.
10 Y Nabal respondió a los jóvenes enviados por David, y dijo: ¿Quién es
David, y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de
sus señores.
11 ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado
para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son?
12 Y los jóvenes que había enviado David se volvieron por su camino, y
vinieron y dijeron a David todas estas palabras.
13 Entonces David dijo a sus hombres: Cíñase cada uno su espada. Y se
ciñó cada uno su espada y también David se ciñó su espada; y subieron
tras David como cuatrocientos hombres, y dejaron doscientos con el bagaje.
14 Pero uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo:
He aquí David envió mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo,
y él los ha zaherido.
15 Y aquellos hombres han sido muy buenos con nosotros, y nunca nos
trataron mal, ni nos faltó nada en todo el tiempo que anduvimos con
ellos, cuando estábamos en el campo.
16 Muro fueron para nosotros de día y de noche, todos los días que hemos
estado con ellos apacentando las ovejas.
17 Ahora, pues, reflexiona y ve lo que has de hacer, porque el mal está
ya resuelto contra nuestro amo y contra toda su casa; pues él es un
hombre tan perverso, que no hay quien pueda hablarle.
18 Entonces Abigail tomó luego doscientos panes, dos cueros de vino,
cinco ovejas guisadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de
uvas pasas, y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo en asnos.
19 Y dijo a sus criados: Id delante de mí, y yo os seguiré luego; y nada
declaró a su marido Nabal.
20 Y montando un asno, descendió por una parte secreta del monte; y he
aquí David y sus hombres venían frente a ella, y ella les salió al
encuentro.
21 Y David había dicho: Ciertamente en vano he guardado todo lo que éste
tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es
suyo; y él me ha vuelto mal por bien.
22 Así haga Dios a los enemigos de David y aun les añada, que de aquí a
mañana, de todo lo que fuere suyo no he de dejar con vida ni un varón.
23 Y cuando Abigail vio a David, se bajó prontamente del asno, y
postrándose sobre su rostro delante de David, se inclinó a tierra;
24 y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas
te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las
palabras de tu sierva.
25 No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque
conforme a su nombre, así es. El se llama Nabal, y la insensatez está
con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú enviaste.
26 Ahora pues, señor mío, vive Jehová, y vive tu alma, que Jehová te ha
impedido el venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean,
pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi
señor.
27 Y ahora este presente que tu sierva ha traído a mi señor, sea dado a
los hombres que siguen a mi señor.
28 Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová de
cierto hará casa estable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las
batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días.
29 Aunque alguien se haya levantado para perseguirte y atentar contra tu
vida, con todo, la vida de mi señor será ligada en el haz de los que
viven delante de Jehová tu Dios, y él arrojará la vida de tus enemigos
como de en medio de la palma de una honda.
30 Y acontecerá que cuando Jehová haga con mi señor conforme a todo el
bien que ha hablado de ti, y te establezca por príncipe sobre Israel,
31 entonces, señor mío, no tendrás motivo de pena ni remordimientos por
haber derramado sangre sin causa, o por haberte vengado por ti mismo.
Guárdese, pues, mi señor, y cuando Jehová haga bien a mi señor,
acuérdate de tu sierva.
32 Y dijo David a Abigail: Bendito sea Jehová Dios de Israel, que te
envió para que hoy me encontrases.
33 Y bendito sea tu razonamiento, y bendita tú, que me has estorbado hoy
de ir a derramar sangre, y a vengarme por mi propia mano.
34 Porque vive Jehová Dios de Israel que me ha defendido de hacerte mal,
que si no te hubieras dado prisa en venir a mi encuentro, de aquí a
mañana no le hubiera quedado con vida a Nabal ni un varón.
35 Y recibió David de su mano lo que le había traído, y le dijo: Sube en
paz a tu casa, y mira que he oído tu voz, y te he tenido respeto.
36 Y Abigail volvió a Nabal, y he aquí que él tenía banquete en su casa
como banquete de rey; y el corazón de Nabal estaba alegre, y estaba
completamente ebrio, por lo cual ella no le declaró cosa alguna hasta el
día siguiente.
37 Pero por la mañana, cuando ya a Nabal se le habían pasado los efectos
del vino, le refirió su mujer estas cosas; y desmayó su corazón en él, y
se quedó como una piedra.
38 Y diez días después, Jehová hirió a Nabal, y murió.
39 Luego que David oyó que Nabal había muerto, dijo: Bendito sea Jehová,
que juzgó la causa de mi afrenta recibida de mano de Nabal, y ha
preservado del mal a su siervo; y Jehová ha vuelto la maldad de Nabal
sobre su propia cabeza. Después envió David a hablar con Abigail, para
tomarla por su mujer.
40 Y los siervos de David vinieron a Abigail en Carmel, y hablaron con
ella, diciendo: David nos ha enviado a ti, para tomarte por su mujer.
41 Y ella se levantó e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu
sierva, que será una sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor.
42 Y levantándose luego Abigail con cinco doncellas que le servían,
montó en un asno y siguió a los mensajeros de David, y fue su mujer.
43 También tomó David a Ahinoam de Jezreel, y ambas fueron sus mujeres.
44 Porque Saúl había dado a su hija Mical mujer de David a Palti hijo de
Lais, que era de Galim.
Salmos 13:

1 ¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?

2 ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma,
Con tristezas en mi corazón cada día?
¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?

3 Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío;
Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte;

4 Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.
Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.

5 Mas yo en tu misericordia he confiado;
Mi corazón se alegrará en tu salvación.

6 Cantaré a Jehová,
Porque me ha hecho bien.


Catedral de Vida

未读,
2009年5月5日 20:18:172009/5/5
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1 Samuel 26:

1 Vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa, diciendo: ¿No está David
escondido en el collado de Haquila, al oriente del desierto?
2 Saúl entonces se levantó y descendió al desierto de Zif, llevando
consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el
desierto de Zif.
3 Y acampó Saúl en el collado de Haquila, que está al oriente del
desierto, junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendió que
Saúl le seguía en el desierto.
4 David, por tanto, envió espías, y supo con certeza que Saúl había venido.
5 Y se levantó David, y vino al sitio donde Saúl había acampado; y miró
David el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su
ejército. Y estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo estaba
acampado en derredor de él.
6 Entonces David dijo a Ahimelec heteo y a Abisai hijo de Sarvia,
hermano de Joab: ¿Quién descenderá conmigo a Saúl en el campamento? Y
dijo Abisai: Yo descenderé contigo.
7 David, pues, y Abisai fueron de noche al ejército; y he aquí que Saúl
estaba tendido durmiendo en el campamento, y su lanza clavada en tierra
a su cabecera; y Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él.
8 Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu
mano; ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en
la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe.
9 Y David respondió a Abisai: No le mates; porque ¿quién extenderá su
mano contra el ungido de Jehová, y será inocente?
10 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día
llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca,
11 guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero
toma ahora la lanza que está a su cabecera, y la vasija de agua, y vámonos.
12 Se llevó, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de
Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que viese, ni entendiese, ni velase,
pues todos dormían; porque un profundo sueño enviado de Jehová había
caído sobre ellos.
13 Entonces pasó David al lado opuesto, y se puso en la cumbre del monte
a lo lejos, habiendo gran distancia entre ellos.
14 Y dio voces David al pueblo, y a Abner hijo de Ner, diciendo: ¿No
respondes, Abner? Entonces Abner respondió y dijo: ¿Quién eres tú que
gritas al rey?
15 Y dijo David a Abner: ¿No eres tú un hombre? ¿y quién hay como tú en
Israel? ¿Por qué, pues, no has guardado al rey tu señor? Porque uno del
pueblo ha entrado a matar a tu señor el rey.
16 Esto que has hecho no está bien. Vive Jehová, que sois dignos de
muerte, porque no habéis guardado a vuestro señor, al ungido de Jehová.
Mira pues, ahora, dónde está la lanza del rey, y la vasija de agua que
estaba a su cabecera.
17 Y conociendo Saúl la voz de David, dijo: ¿No es esta tu voz, hijo mío
David? Y David respondió: Mi voz es, rey señor mío.
18 Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor a su siervo? ¿Qué he hecho?
¿Qué mal hay en mi mano?
19 Ruego, pues, que el rey mi señor oiga ahora las palabras de su
siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte él la ofrenda; mas si
fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en presencia de Jehová,
porque me han arrojado hoy para que no tenga parte en la heredad de
Jehová, diciendo: Ve y sirve a dioses ajenos.
20 No caiga, pues, ahora mi sangre en tierra delante de Jehová, porque
ha salido el rey de Israel a buscar una pulga, así como quien persigue
una perdiz por los montes.
21 Entonces dijo Saúl: He pecado; vuélvete, hijo mío David, que ningún
mal te haré más, porque mi vida ha sido estimada preciosa hoy a tus
ojos. He aquí yo he hecho neciamente, y he errado en gran manera.
22 Y David respondió y dijo: He aquí la lanza del rey; pase acá uno de
los criados y tómela.
23 Y Jehová pague a cada uno su justicia y su lealtad; pues Jehová te
había entregado hoy en mi mano, mas yo no quise extender mi mano contra
el ungido de Jehová.
24 Y he aquí, como tu vida ha sido estimada preciosa hoy a mis ojos, así
sea mi vida a los ojos de Jehová, y me libre de toda aflicción.
25 Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú, hijo mío David; sin duda
emprenderás tú cosas grandes, y prevalecerás. Entonces David se fue por
su camino, y Saúl se volvió a su lugar.
1 Samuel 27:

1 Dijo luego David en su corazón: Al fin seré muerto algún día por la
mano de Saúl; nada, por tanto, me será mejor que fugarme a la tierra de
los filisteos, para que Saúl no se ocupe de mí, y no me ande buscando
más por todo el territorio de Israel; y así escaparé de su mano.
2 Se levantó, pues, David, y con los seiscientos hombres que tenía
consigo se pasó a Aquis hijo de Maoc, rey de Gat.
3 Y moró David con Aquis en Gat, él y sus hombres, cada uno con su
familia; David con sus dos mujeres, Ahinoam jezreelita y Abigail la que
fue mujer de Nabal el de Carmel.
4 Y vino a Saúl la nueva de que David había huido a Gat, y no lo buscó más.
5 Y David dijo a Aquis: Si he hallado gracia ante tus ojos, séame dado
lugar en alguna de las aldeas para que habite allí; pues ¿por qué ha de
morar tu siervo contigo en la ciudad real?
6 Y Aquis le dio aquel día a Siclag, por lo cual Siclag vino a ser de
los reyes de Judá hasta hoy.
7 Fue el número de los días que David habitó en la tierra de los
filisteos, un año y cuatro meses.
8 Y subía David con sus hombres, y hacían incursiones contra los
gesuritas, los gezritas y los amalecitas; porque éstos habitaban de
largo tiempo la tierra, desde como quien va a Shur hasta la tierra de
Egipto.
9 Y asolaba David el país, y no dejaba con vida hombre ni mujer; y se
llevaba las ovejas, las vacas, los asnos, los camellos y las ropas, y
regresaba a Aquis.
10 Y decía Aquis: ¿Dónde habéis merodeado hoy? Y David decía: En el
Neguev de Judá, y el Neguev de Jerameel, o en el Neguev de los ceneos.
11 Ni hombre ni mujer dejaba David con vida para que viniesen a Gat;
diciendo: No sea que den aviso de nosotros y digan: Esto hizo David. Y
esta fue su costumbre todo el tiempo que moró en la tierra de los
filisteos.
12 Y Aquis creía a David, y decía: El se ha hecho abominable a su pueblo
de Israel, y será siempre mi siervo.


Salmos 14:

1 Dice el necio en su corazón:
No hay Dios.
Se han corrompido, hacen obras abominables;
No hay quien haga el bien.

2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido,
Que buscara a Dios.

3 Todos se desviaron, a una se han corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

4 ¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad,
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
Y a Jehová no invocan?

5 Ellos temblaron de espanto;
Porque Dios está con la generación de los justos.

6 Del consejo del pobre se han burlado,
Pero Jehová es su esperanza.

7 !!Oh, que de Sion saliera la salvación de Israel!
Cuando Jehová hiciere volver a los cautivos de su pueblo,
Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.

Catedral de Vida

未读,
2009年5月6日 21:07:072009/5/6
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1 Samuel 28:

1 Aconteció en aquellos días, que los filisteos reunieron sus fuerzas para pelear contra Israel. Y dijo Aquis a David: Ten entendido que has de salir conmigo a campaña, tú y tus hombres.
2 Y David respondió a Aquis: Muy bien, tú sabrás lo que hará tu siervo. Y Aquis dijo a David: Por tanto, yo te constituiré guarda de mi persona durante toda mi vida.

Saúl y la adivina de Endor
3 Ya Samuel había muerto, y todo Israel lo había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, su ciudad. Y Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos.
4 Se juntaron, pues, los filisteos, y vinieron y acamparon en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y acamparon en Gilboa.
5 Y cuando vio Saúl el campamento de los filisteos, tuvo miedo, y se turbó su corazón en gran manera.
6 Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas.
7 Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación.
8 Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere.
9 Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir?
10 Entonces Saúl le juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por esto.
11 La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel.
12 Y viendo la mujer a Samuel, clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo:
13 ¿Por qué me has engañado? pues tú eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la tierra.
14 El le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia.
15 Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas ni por sueños; por esto te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer.
16 Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo?
17 Jehová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tu mano, y lo ha dado a tu compañero, David.
18 Como tú no obedeciste a la voz de Jehová, ni cumpliste el ardor de su ira contra Amalec, por eso Jehová te ha hecho esto hoy.
19 Y Jehová entregará a Israel también contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus hijos; y Jehová entregará también al ejército de Israel en mano de los filisteos.
20 Entonces Saúl cayó en tierra cuan grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; y estaba sin fuerzas, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan.
21 Entonces la mujer vino a Saúl, y viéndolo turbado en gran manera, le dijo: He aquí que tu sierva ha obedecido a tu voz, y he arriesgado mi vida, y he oído las palabras que tú me has dicho.
22 Te ruego, pues, que tú también oigas la voz de tu sierva; pondré yo delante de ti un bocado de pan para que comas, a fin de que cobres fuerzas, y sigas tu camino.
23 Y él rehusó diciendo: No comeré. Pero porfiaron con él sus siervos juntamente con la mujer, y él les obedeció. Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama.
24 Y aquella mujer tenía en su casa un ternero engordado, el cual mató luego; y tomó harina y la amasó, y coció de ella panes sin levadura.
25 Y lo trajo delante de Saúl y de sus siervos; y después de haber comido, se levantaron, y se fueron aquella noche.
1 Samuel 31:

1 Los filisteos, pues, pelearon contra Israel, y los de Israel huyeron delante de los filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa.
2 Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.
3 Y arreció la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de ellos.
4 Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella.
5 Y viendo su escudero a Saúl muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él.
6 Así murió Saúl en aquel día, juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones.
7 Y los de Israel que eran del otro lado del valle, y del otro lado del Jordán, viendo que Israel había huido y que Saúl y sus hijos habían sido muertos, dejaron las ciudades y huyeron; y los filisteos vinieron y habitaron en ellas.
8 Aconteció al siguiente día, que viniendo los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus tres hijos tendidos en el monte de Gilboa.
9 Y le cortaron la cabeza, y le despojaron de las armas; y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos, para que llevaran las buenas nuevas al templo de sus ídolos y al pueblo.
10 Y pusieron sus armas en el templo de Astarot, y colgaron su cuerpo en el muro de Bet-sán.
11 Mas oyendo los de Jabes de Galaad esto que los filisteos hicieron a Saúl,
12 todos los hombres valientes se levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el cuerpo de Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-sán; y viniendo a Jabes, los quemaron allí.
13 Y tomando sus huesos, los sepultaron debajo de un árbol en Jabes, y ayunaron siete días.


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