La Presencia Visible de Jesús

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la verdad dice que

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Jan 27, 2010, 1:52:04 AM1/27/10
to Sin Sectas
La Presencia Visible de Jesús:

No, no fue siguiendo cuentos falsos artificiosamente tramados como les
hicimos conocer el poder y la presencia de nuestro Señor Jesucristo,
sino por haber llegado a ser testigos oculares de su magnifícencia.
2Pedro 1:16-.

La creencia que la presencia invisible de Jesús comenzó en 1914 es sin
duda alguna la parte fundamental en que se basan las enseñanzas de la
Sociedad Watchtower. La importancia de la Paraousia de Jesús en la
teología de los Testigos de Jehová no puede ser ignorada ni
minimizada, pues tal creencia es de hecho la base en que esa
organización fundamenta la gran influencia eclesiática que ella ejerce
sobre sus feligreses.

De hecho, tal creencia no es solo la base de las enseñanzas de los
Testigos de Jehová, sino que también es la razón que justifica la
mismísima existencia de la organización Watchtower.

No hay duda que esa creencia es en verdad vital y fundamental; después
de todo, ¿Qué podría ser más importante y profundo que el regreso
invisible del Señor Cristo Jesús? Pero, ¿Es verdad eso? ¿Es cierto que
la presencia de Jesús ya ha comenzado? Además, ¿Es biblica la
enseñanza que nos habla de una presencia invisible de Jesús?

Aunque muchos comentarios publicados en nuestros sitios de internet
han analizado y puesto en duda la veracidad de tal enseñanza, este
comentario tendrá como objetivo profundizar respecto a lo que
significa la verdadera presencia de Jesús, así como cuestionar una vez
más la enseñanza de la organización Watchtower que nos habla de la
presencia invisible de Jesucristo.

Además de las palabras pronunciadas por Jesús mismo respecto a su
presencia, nosotros también analizaremos lo que otros Cristianos
escribieron al respecto. De hecho, ellos nos hablan de la presencia de
Jesús en al menos una docena de veces. Nosotros consideraremos
brevemente cada una de esas instancias.

Primeramente debemos recordar que la palabra Parousia también es
utilizada en la Biblia de una manera que no tiene nada que ver con
Cristo Jesús. Desafortunadamente la gran mayoría de las traducciones
bíblicas no son consistentes a la hora de traducir la palabra Griega
Paraousia.- de hecho, Paraousia es sí una transliteración de una
palabra Griega con diferentes acepciones-. Esta palabra en ocasiones
es traducida como “Venida” y en ocasiones como “Presencia”. Sin
embargo, si analizamos detalladamente el contexto en que tal palabra
es utilizada llegamos a la conclusión que la Versión Nuevo Mundo de
las Santas Escrituras es la traducción bíblica que traduce tal palabra
de una forma más correcta, pues tal versión traduce la palabra
Paraousia como “Presencia” en todas las ocasiones. Sí, los traductores
de la Versión Nuevo Mundo de las Santas Escrituras sí fueron
consistentes en su labor.

No obstante, debido a que la gran mayoría de las Biblias traducen el
vocablo “Paraousia” como “Venida” y no como “Presencia,” muchas
personas han sembrado dudas respecto a la exactitud de la Versión
Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. Aparte de ello, también debemos
analizar si el concepto que los Testigos de Jehová tienen de una larga
y prolongada presencia de Jesús es siquiera válido.

Por favor, considere por un momento la forma en que la versión New
American Standard traduce 2 Corintios 7:6,7:

“Pero Dios, quien consuela al deprimido nos consoló con la venida de
Tito; y no solo con su venida, sino también por el consuelo que él
mismo recibió al verlos a ustedes, pues él nos habló de la añoranza y
de la tristeza de ustedes, así como de su celo por mí, en lo cual yo
me regocijé aún más”.

Por otra parte, la Versión Nuevo Mundo traduce este texto de la
siguiente forma:

“No obstante, Dios, que consuela a los abatidos, nos consoló con la
presencia de Tito; sin embargo, no únicamente con su presencia, sino
también con el consuelo con que él había sido consolado a causa de
ustedes, puesto que de nuevo nos trajo noticias del anhelo de ustedes,
de su lamentación, de su celo por mí; de modo que me regocijé todavía
más”.

El lector consciente sabe bien que no fue la “Venida” de Tito sino su
presencia lo que consoló a Pablo y a sus hermanos. En este contexto el
lector comprende el término “Venida” como algo que ya ha sucedido. Sí,
en este texto nosotros entendemos que “La venida de Tito” ya ha
sucedido, y también sabemos que Tito ya estuvo ahí como consuelo para
sus hermanos.

Sin embargo, la New American Standard- y de hecho, la gran mayoría de
las traducciones- no son consistentes a la hora de traducir la palabra
“Paraousia” como venida. Por ejemplo, en Filipenses 2:12 el vocablo
Paraousia no es traducido como venida sino como presencia:

¨Por lo tanto mis amados, tal y como siempre han obedecido; no solo en
mi PRESENCIA sino sobre todo en mi ausencia, les pido que con temor
trabajen para su salvación”.

Por su parte, esto es lo que nos dice la Versión Nuevo Mundo:

“Por consiguiente, amados míos, tal como siempre han obedecido, no
durante mi PRESENCIA solamente, sino ahora con mucha más prontitud
durante mi ausencia, sigan obrando su propia salvación con temor y
temblor”.

Otra inconsistencia entre los traductores bíblicos la encontramos en 1
Corintios16:17. La New American Standard traduce este pasaje de la
siguiente forma:

“Me regocijé por la VENIDA de Estéfanas, Fortunato y de Acaico, pues
ellos me proveyeron lo que ustedes no pudieron darme”.

Por su parte, la Version NIV Español traduce este mismo texto de la
siguente forma:

“Me alegré cuando LLEGARON Estéfanas, Fortunato y Acaico, porque ellos
han suplido lo que ustedes no podían darme”

Sin embargo, esto es lo que leemos en la Versión Nuevo Mundo:

“Pero me regocijo por la PRESENCIA de Estéfanas y de Fortunato y de
Acaico, porque ellos han compensado por la ausencia de ustedes”.

En todos estos ejemplos hemos hallado que independientemente de la
forma en que la palabra Paraousia es traducida - ya sea como venida,
presencia, o llegada- este término implica una duración de tiempo
indeterminado; es decir, un intervalo de tiempo en que alguien viene o
llega y se encuentra presente ante otras personas. Debido a ello, la
presencia de Jesús debe comprenderse como una venida, presencia, o
llegada, que ocurre en cierto intervalo de tiempo y no repentinamente
de un momento a otro. Esa es la razón por la cual la palabra presencia
es más apropiada que el término venida. En ese sentido la presencia de
Jesús adquiere cierta validez bíblica, aunque eso no significa que la
presencia de Jesús haya comenzado en 1914.

Aparte de los Evangelios, la primer referencia a la presencia de Jesús
la hallamos en 1 de Corintios 15:22-23, donde leemos

“Porque así como en Adán todos están muriendo, así también en el
Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su propia categoría:
Cristo las primicias, después los que pertenecen al Cristo durante su
presencia”.

En este texto la gran mayoría de las Biblias dicen “A la hora de su
venida” en vez de decir “Durante su presencia”. Esa es la razón por la
cual nos preguntamos nuevamente, ¿Cuál traducción es la más correcta?
Aún si permitimos cierta flexibilidad a la hora de traducir tales
frases, 1 de Tesalonicenses 4:15-17 nos revela cierta luz respecto a
la naturaleza de la presencia de Jesús:

“Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los
vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no
precederemos de ninguna manera a los que se han dormido [en la
muerte]; porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada
imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los que
están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. Después
nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados,
juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y
así siempre estaremos con [el] Señor”.

Aunque el capítulo 15 del libro de Corintios no entra en detalles, la
carta de Pablo a los Tesalonicenses nos dice que la resurrección a la
vida celestial no ocurre inmediatamente después de la llegada de
Jesús.

Sí, los muertos en Cristo resucitarán primero durante la etapa inicial
de la presencia de Jesús. Posteriormente, aquellos que están vivos y
que mueren durante la presencia de Jesús son resucitados. Por lo
tanto, estas palabras nos hacen inferir que la presencia de Jesús
sucede durante cierto intervalo de tiempo en el cual los santos son
resucitados a la vida celestial en dos etapas. Sí, aquellos que
murieron antes del inicio de la Paraousia son resucitados primero.
Después toca el turno a aquellos que viven y mueren durante la
presencia de Jesús.

En vista del hecho que Pablo usó el término “Paraousia” cuando habló
de las dos etapas en que se realiza la resurrección de los santos, es
evidente que el objetivo principal de la Paraousia es la recolección
de los hijos del reino para unirlos a una sola organización celestial.

Sí, los escritos de Pablo indican que Cristo Jesús logra la
glorificación de su “Iglesia”- la congregación ungida- durante la
Paraousia. El apóstol Pablo menciona la Paraousia de Jesús en 4
ocasiones en su primera carta a los Tesalonicenses; una de las cuales
ya la hemos mencionado.

Las otras referencias a la Paraousia de Jesús las hallamos en 1 de
Tesalonicenses 2:19, 3:12-13, y 1 Tesalonicenses 5:23.

Ahí leemos lo siguiente:

“Porque, ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de alborozo —
pues, de hecho, ¿no lo son ustedes?— delante de nuestro Señor Jesús al
tiempo de su presencia? Ustedes ciertamente son nuestra gloria y
gozo”.

“Además, que el Señor los haga aumentar, sí, que los haga abundar, en
amor unos para con otros y para con todos, así como nosotros también
lo hacemos para con ustedes; a fin de que él haga firmes sus
corazones, inculpables en santidad delante de nuestro Dios y Padre al
tiempo de la presencia de nuestro Señor Jesús con todos sus santos”.

“Que el mismo Dios de paz los santifique completamente. Y sanos en
todo sentido sean conservados el espíritu y el alma y el cuerpo de
ustedes [los hermanos] de manera exenta de culpa al tiempo de la
presencia de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y él
también lo hará”.

Los textos supracitados parecen decirnos que la presencia de Cristo
Jesús es el fin de la Era Cristiana; es decir, es el tiempo en que la
Paraousia logra el propósito del Nuevo Pacto, el cual tiene como
objetivo presentar ante Dios una congregación inmaculada y
santificada, la cual está compuesta por una santa congregación que
consta de 144000 personas que son tomadas de entre la humanidad. Eso
solo puede suceder durante el tiempo en que Jesús está presente, y
hace las veces de Refinador y Juez de la congregación de Dios. Es
durante este tiempo cuando Jesús juzga y expulsa a aquellos que Él
considera esclavos inicuos eindolentes. Será entonces cuando la
congregación ungida que aún se encuentra en la tierra reflejará a la
perfección las realidades invisibles del reino celestial.

El hecho que Jesús se encuentra junto con todos sus santos - tal y
como Pablo lo menciona en su carta a los Tesalonicenses,- nos hace
pensar que éste no será un largo periodo de tiempo en el cual ellos
habrán que predicar, enseñar y hacer discípulos a fin de edificar el
templo de Dios. Esa es la razón por la cual Jesús solo puede estar con
sus santos durante la conclusión del sistema de cosas; es decir,
durante la siega que Él mencionó en Mateo 13:39. Sí, es durante la
siega cuando todos los santos son reunidos y presentados ante Dios
como un consagrado templo de seres divinos. Es durante ese tiempo
cuando a todos los elegidos se les otorga la corona de la gloria y de
la vida. Sí, ese es el objetivo primordial de la Paraousia.

Aunque la Paraousia de Jesús no es una llegada o venida instantánea y
repentina, tampoco puede decirse que es un intervalo de tiempo que
abarca décadas y más décadas; tal y como enseñan los Testigos de
Jehová. La Paraousia o presencia de Jesús es un periodo de tiempo
relativamente corto que es un reflejo de los tres años y medio que
duró el ministerio terrenal de Jesús, y en el cual Jesús se presentará
y se hará evidente tanto a los santos que murieron y que han sido
resucitados, como a aquellos que se encuentren vivos durante el tiempo
del fin. Pero, ¿Cómo se presentará Jesús ante los santos que aún se
encuentren vivos durante su presencia?

Esta pregunta la consideraremos a continuación.

Cuidado Con la Falsa Presencia de Jesús.

El hecho que el propósito de la presencia de Jesús es el reunir a los
elegidos es confirmado por el mismo apóstol Pablo, quien nos habla de
la presencia de cierto “Hombre del Desafuero” que se encuentra
presente dentro del llamado Templo de Dios. Esto fue lo que Pablo
escribió:

“Sin embargo, hermanos, tocante a la presencia de nuestro Señor
Jesucristo y el ser nosotros reunidos a él, les solicitamos que no se
dejen sacudir prontamente de su razón, ni se dejen excitar tampoco
mediante una expresión inspirada, ni mediante un mensaje verbal, ni
mediante una carta como si fuera de nosotros, en el sentido de que el
día de Jehová esté aquí. Que nadie los seduzca de manera alguna,
porque no vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre
del desafuero quede revelado, el hijo de la destrucción”.

Sí, Pablo nos dice que antes que los elegidos fueran reunidos con el
Señor habría pronunciamientos mentirosos, los cuales dirían que la
presencia de Jesús ya había comenzado.

En su carta anterior a los Tesalonicenses Pablo usa la expresión
“Nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del
Señor,” incluyéndose a sí mismo entre aquellos que estarían vivos
antes del inicio de la Paraousia. No es necesario decir que Pablo no
se halla entre nosotros; sin embargo, por sus escritos inspirados es
como si él estuviera vivo durante un tiempo en que a los Cristianos se
les somete a una insidiosa campaña de propaganda que anuncia y
promueve una falsa presencia de Jesús. Sí, en sus escritos inspirados
el apóstol Pablo nos insta a estar alertas y a no sucumbir ante cartas
y pronunciamientos supuestamente escritos por apóstoles, o con la
autoridad de los apóstoles, -“Como si fuera de nosotros”-.

Jesús también nos advirtió acerca del peligro de ser engañados por
hombres que vendrían en su Nombre diciéndonos que el tiempo señalado
había llegado.

Aunque seguramente es difícil para muchos Testigos de Jehová aceptar
esto, la verdad de las cosas es que la Organización Watchtower
ciertamente llena los requisitos para ser considerada como aquella que
en el Nombre de Jesús nos ha enseñado que el tiempo señalado ha
llegado. De hecho, por más de cien años la Sociedad Watchtower ha sido
la fuente desde donde han provenido mensajes seudo inspirados que nos
hablan del tiempo del fin y del inminente fin de de este sistema de
cosas. Estos mensajes han sido transmitidos por medio de libros;
revistas; cartas, y discursos públicos, y han sido aprobados por la
institución que se autoproclama como la vocera oficial de Dios en la
tierra, declarando que “El día de Jehová está aquí”. Por ejemplo, el
segundo volumen de la colección llamada “Estudio de las Escrituras”
fue titualda “El Tiempo Se Ha Acercado”. Esta publicación insinúa que
el Día de Jehová comenzó hace más de cien años. De forma más reciente,
en el año 1973, la Sociedad Watchtower publicó un libro titulado “El
Reino Milenario de Dios se ha Acercado”.

No hay duda que la institución conocida como el Cuerpo Gobernante de
los Testigos de Jehová tiene como modelo la forma en que se
organizaron los superintendentes apostólicos del Primer Siglo, los
cuales residían en Jerusalén. Anteriormente a la creación del Cuerpo
Gobernante, los presidentes de la Sociedad Watchtower eran
considerados como los apóstoles modernos de Cristo Jesús.

Como ejemplo de su autoridad puedo mencionar una ocasión en que yo
personalmente escuché en una asamblea a un representante de la
Sociedad Watchtower presentarse a sí mismo ante el público, diciendo:
“El apóstol Pablo no pudo venir así que me envió a mí”.

Sí, no hay duda que a los escritos y pronunciamientos del Cuerpo
Gobernante se les otorga un peso y una credibilidad similares a los
escritos de los apóstoles de Jesús. Siendo ese el caso, ¿Quién puede
negar el hecho que tanto los primeros Estudiantes Internacionales de
la Biblia, y posteriormente los Testigos de Jehová han sido sacudidos
de su razón en muchas ocasiones, y se les ha hecho creer que el
Armagedón ha llegado debido a las enseñanzas y pronunciamientos de la
Sociedad Watchtower?

Como un ejemplo claro de aquellos que han sido prontamente sacudidos
de su razón podemos mencionar a ciertos individuos que en el otoño de
1914 se encontraban tan convencidos que el fin había llegado que
decidieron vender su ropa de invierno en el otoño, pensando que ellos
sería reunidos con Jesús antes del inicio del invierno. ¡¡No hay duda
que el año 1914 fue un año muy frío para ellos!!

Más recientemente, en el año 1975, muchos Testigos de Jehová fueron
engañados al creer ciertas expresiones que ellos consideraban como
inspiradas al provenir del Cuerpo Gobernante, al grado que muchos de
ellos vendieron sus casas y negocios pensando que el Día de Jehová
había llegado.

Obviamente, no hay nada malo en mantenerse alerta respecto al inicio
de Día de Jehová, ni tampoco puede criticarse a aquellos que repudian
el materialismo en aras de las riquezas espirituales. No obstante, la
organización Watchtower no puede considerarse inocente cuando ella
abusa su autoridad apostólica, y sus fieles feligreses toman
decisiones serias que afectan gravemente sus vidas al creer en
pronunciamientos que ellos consideran quasi inspirados, como en el
caso de las muchas personas que fueron afectadas por la creencia del
año 1975, y que fueron seducidos a poner su fe en un falso amanecer al
creer que el fin era inminente. Como resultado de esa creencia muchas
personas tropezaron o murieron desilusionadas. Pero, ¿No es esa
precisamente la advertencia que nos dio el apóstol Pablo?

El hecho que el engaño que tiene que ver con la falsa Paraousia de
Jesús está dirigido hacia los santos de Dios se hace evidente cuando
leemos las palabras de Pablo, quien nos dice que tal engaño proviene
de una fuente que goza de la confianza del pueblo de Dios. Esa es la
razón por la cual Pablo nos exhorta a estar alerta en contra de
expresiones inspiradas; mensajes verbales, o cartas que llevan el
sello oficial de aprobación de gente que se autoproclaman como
apóstoles de Jesús, los cuales nos dicen que el Día de Jehová está
aquí.

Dado el contexto en que se da la advertencia de Pablo, es evidente que
la campaña que se efectúa para convencer a los seguidores de Jesús que
la presencia del Señor ha comenzado proviene del Hombre del Desafuero
del cual Pablo hace referencia. Sí, Pablo nos advierte que el Hombre
del Desafuero se encuentra dentro del verdadero templo de Dios durante
el tiempo en que inicia la verdadera presencia de Jesús, y es
precisamente la presencia de Jesús lo que revela y descubre al Hombre
del Desafuero y lo destruye.

En vista de la obvia falsedad de la doctrina del año 1914, solo
podemos preguntarnos por qué una institución que afirma predicar la
verdad se aferra con tanto ahinco a semejante mentira. No hay duda que
al igual que la presencia del Hombre del Desafuero, la falsa Paraousia
de Jesús que se ha anunciado desde antes de 1914 es parte del plan de
Satanás, y tiene como objetivo engañar al pueblo de Dios.

Respecto a este asunto las Escrituras nos dicen lo siguiente:

“Pero la presencia del desaforado es según la operación de Satanás con
toda obra poderosa y señales y portentos presagiosos mentirosos, y con
todo engaño injusto para los que están pereciendo, como retribución
porque no aceptaron el amor de la verdad para que fueran salvos. Por
eso Dios deja que les vaya una operación de error, para que lleguen a
creer la mentira, a fin de que todos ellos sean juzgados por no haber
creído la verdad, sino haberse complacido en la injusticia”.

Una satánica operación de engaño ciertamente explica el porqué la
Primera Guerra Mundial y la Fiebre Española parecen ser de manera
convincente las señales de las cuales Cristo Jesús habló, y esas
señales también parecen coincidir con la críptica cronología de la
organización Watchtower, la cual señala al año 1914 como el año del
inicio de la Paraousia de Jesús. Otros acontecimientos que han
sucedido dentro de esa organización han sido presentados y
tergiversados de una manera muy astuta, al grado que se nos ha hecho
creer que docenas de profecías se han cumplido en nuestros días por
medio de las cosas que han sucedido dentro de la Sociedad Watchtower o
con referencia a ella. Sí, no hay duda que las palabras de Pablo se
han cumplido, pues él nos habla de “Obras poderosas y señales y
portentos presagiosos mentirosos que surten efecto sobre los que están
pereciendo como retribución porque no aceptaron el amor de la verdad
para que fueran salvos”.

No hay duda que los engaños de Satanás son verdaderamente astutos.
Aunque él preferiría hacer creer al mundo que el juicio de Dios jamás
llegará, y burlarse de la prometida presencia de Jesús y del Día de
Jehová, él sabe muy bien que esa tecnica no funciona con la gente de
fe genuina que cree en las Escrituras, y que añora el cumplimiento de
las promesas de Dios. Esa es la razón por la cual Satanás usa en ellos
la táctica de promover una falsa presencia de Jesús, y de esa manera
logra engañarlos e influir en ellos. Es por eso por lo que no debe
sorprendernos la preocupación del apóstol Pablo, quien nos advirtió a
no ser seducidos de ninguna manera. .

En vista del largo camino que muchos hemos andado para llegar a esta
conclusión, es imperativo que mostremos más aprecio a la exhortación
que nos da el apóstol Santiago en lo referente a la Paraousia de
Jesús:

“Ejerzan paciencia, por lo tanto, hermanos, hasta la presencia del
Señor. ¡Miren! El labrador sigue esperando el precioso fruto de la
tierra, aguardándolo con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana
y la lluvia tardía. Ustedes también ejerzan paciencia; hagan firme su
corazón, porque se ha acercado la presencia del Señor”.

Tal y como lo indica Santiago, la presencia de Jesús es el fin de
nuestra fe. La Paraousia de Jesús de ninguna manera da inicio a una
nueva espera en la que los Cristianos deben de ejercer paciencia. No,
la Paraousia de Jesús es el tiempo en que la maravillosa esperanza de
los Cristianos por fin se hace realidad.

Afortunadamente hay muchos indicios para creer que la presencia del
Señor verdaderamente está muy cerca. El simple hecho que los Testigos
de Jehová han tenido que esperar pacientemente por muchas décadas el
inicio de la siega, y han experimentado la lluvia temprana y la lluvia
tardía de la que nos habla Santiago es una buena razón para tener
esperanza. Sí, la instrucción que hemos recibido por parte de Jehová
es evidencia de la disciplina de Dios. Sí, no hay duda que Él
fortalecerá nuestros corazones.

El hecho que hemos sido seducidos por el canto de sirenas que nos
hablan de la seudo presencia de Jesús, y debido a que con frecuencia
se nos ha sacudido de nuestra razón por medio de expresiones que
presumen de ser inspiradas y que anuncian que el Día de Jehová está
aquí, podemos decir que en nosotros se ha cumplido la profecía que nos
habla de una operación de error. Sí, en este momento estamos a punto
de ser puestos a prueba, y demostrar con hechos nuestra fe durante la
verdadera presencia de Jesús.

Debido al hecho que los Testigos de Jehová creen firmemente en algo
que ha resultado ser una falsa presencia de Jesús, se hace necesario
reconsiderar y replantear todos los aspectos que tienen que ver con la
Paraousia del Señor y el supuesto inicio de ésta en el año 1914.

Primeramente preguntémonos lo siguiente: ¿Es la presencia de Jesús
visible o invisible?

Aunque el concepto de una Paraousia que dura cierto periodo de tiempo
es una enseñanza con apoyo en las Escrituras, en ningún lugar de la
Biblia hallamos referencia alguna a una presencia invisible de Jesús.
Por el contrario, aparentemente la transfiguración de la que nos habla
Pedro parece prefigurar algo que hasta ahora parece ser inconcevible;
es decir, que habrá testigos presenciales y oculares que verán no solo
la presencia de Jesús sino a la mismísima Persona de Jesús. Debido al
hecho que Pedro, junto con Juan y Santiago tuvieron el privilegio de
ser testigos oculares de la gloriosa transfiguración de Jesús, es
nuestro deber analizar el significado y las implicaciones que encierra
este hecho histórico.

Debido a que se les ordenó no mencionar esta visión a nadie hasta
después de la muerte de Jesús, tuvieron que pasar muchos años para que
Pedro hablara algo al respecto. En su segunda carta Pedro nos dice lo
siguiente respecto a esa experiencia:

“No, no fue siguiendo cuentos falsos artificiosamente tramados como
les hicimos conocer el poder y la presenciade nuestro Señor
Jesucristo, sino por haber llegado a ser testigos oculares de su
magnificencia”.

En armonía con los escritos inspirados de Pablo, quien nos advierte a
no ser seducidos prontamente a creer la anunciada llegada del Día de
Jehová, el apóstol Pedro también parece haber pronosticado la falsa
Paraousia proclamada por la Sociedad Watchtower y nos habla de ciertos
cuentos falsos artificiosamente tramados. No hay duda que una supuesta
presencia invisible de Jesús se presta a la perfección para fabricar
cualquier cuento falso que a uno se le ocurra; tal y como el dogma del
año 1914 enseñado por los Testigos de Jehová; dogma que contradice por
completo las enseñanzas del apóstol que nos hablan de la
transfiguración de Jesús. Pero, ¿Cómo contradice ese dogma las
enseñanzas del apóstol?

El apóstol Pedro hizo énfasis en el cuidado que los Cristianos
tendrían que tener respecto al estudio y al cumplimiento de las
profecías, y comparó a la Palabra Profética de Jehová con una lámpara
que resplandece en un lugar oscuro. No hay duda que una lámpara es muy
útil cuando nos encontramos en un lugar a oscuras; no obstante,
después que ha amanecido el uso de una lámpara es innecesario. La
ilustración del apóstol aplica específicamente a la presencia de
Jesús, siendo la transfiguración una prefiguración de ella. Es por eso
por lo que a los Cristianos se les exhorta a prestar especial atención
a las profecías y considerarlas como una lámpara que ilumina su
camino, hasta el momento en que inicia la presencia de Jesús. Sin
embargo, la presencia de Jesús es como el incio de un nuevo día. Una
vez que comienza la presencia de Jesús los Cristianos ya no necesitan
la lámpara de las profecías para poder caminar, pues las profecías se
habrán cumplido en su totalidad por medio de la presencia de Cristo
Jesús. Es durante la Paraousia de Jesús cuando los Cristianos ungidos
son iluminados por la magnífica presencia del Señor, y de esa manera
se levanta en el corazón de ellos la ascendente Estrella de la Mañana
de la que nos hablan las Escrituras.

Desafortunadamente los cuentos falsos artificiosamente tramados por
Betel han convencido a millones de Testigos de Jehová que la gloriosa
Estrella de la Mañana ya se ha levantado, y que el poder y la
presencia de Jesús puede verse claramente por medio de los astutos y
“Asombrosos” cálculos que han hecho los profetas oficiales de la
organización, quienes lograron predecir con precisión matemática el
día, la hora y la fecha en que daría inicio la presencia de Jesús- 1
de Octubre de 1914,- y quienes han contribuido con fotocopias de
periódicos de esa época que comprueban el significado histórico de la
Primera Guerra Mundial y la pandemia causada por la Fiebre Española de
1919, así como de otras efemérides y acontecimientos similares. Debido
a ello, los Testigos de Jehová están en la más completa oscuridad en
lo relacionado con el poder, el significado, y la presencia de Cristo
Jesús.

Aunque el apóstol Pedro escribió muy poco en lo referente a la
transfiguración de Jesús, lo que él escribió es muy profundo y
significativo. La transfiguración fue un vislumbre de lo que será la
Paraousia del Señor; es decir, un drama profético cuyo objetivo es
familiarizarnos con el poder y la presencia de Jesucristo.

Pero, ¿Qué significa el que Pedro, Juan y Santiago hayan sido testigos
oculares de la transfiguración de Jesús? El hecho que un pequeño
número de los apóstoles de Jesús hayan sido testigos oculares de la
transfiguración del Señor establece un patrón que se cumplirá en el
futuro, y eso significa que Cristo Jesús de manera visible se le
aparecerá a sus discípulos ungidos que aún estén con vida en la tierra
durante su presencia.
.
Sí, el testimonio de los apóstoles que fueron testigos de la
transfiguración de Jesús establece un patrón de cosas por venir, y
este patrón nos hace inferir que solo los santos de Jehová que se
encuentren en la tierra durante ese tiempo serán; no solo testigos de
la presencia y gloria de Jesús, sino también copartícipes de ella; tal
y como lo fueron los apóstoles de Jesús.

Él Vendrá a su Lado y les Servirá.

Jesús comparó el repentino inicio de su paraousia con la visita
inesperada de un ladrón por la noche. Sí, sería vital que sus
discípulos se mantuvieran a la expectativa de su silenciosa y sigilosa
llegada, o de otra manera serían tomados por sorpresa a la hora de su
inspección. Esa es la razón por la cual Cristo Jesús les ofreció este
amoroso consejo:

“Estén ceñidos sus lomos y encendidas sus lámparas, y sean ustedes
mismos como hombres que esperan a su amo cuando vuelve de las bodas,
para que, al llegar él y tocar, le abran al instante. Felices son
aquellos esclavos a quienes el amo al llegar halle vigilando!
Verdaderamente les digo: Él se ceñirá y hará que se reclinen a la
mesa, y vendrá a su lado y les servirá. Y si llega en la segunda
vigilia, sí, o en la tercera, y los halla así, ¡felices son ellos! Mas
sepan esto: que si el amo de casa hubiera sabido a qué hora vendría el
ladrón, hubiera seguido vigilando y no hubiera dejado que forzaran su
casa. Ustedes también, manténganse listos, porque a una hora que menos
piensen viene el Hijo del hombre”.

De acuerdo al libro Perspicacia Para Comprender las Escrituras, la
palabra griega Paraousia que suele traducirse por “Presencia”, se
forma con pa-rá (junto a) y ou-sí-a (derivada de ei-mí, -Ser” o
“Estar”-). Por consiguiente, pa-rou-sía significa literalmente la
“acción de estar junto a [algo]”, es decir, “Presencia”. En las
Escrituras Griegas Cristianas se usa esa palabra 24 veces, la mayoría
de ellas con relación a la presencia de Cristo en conexión con su
Reino mesiánico.

Aunque Jesús no utilizó la palabra paraousia en el texto supracitado,
Él aparentemente utilizó una expresión que ha sido traducida como
volver o estar a su lado, - es decir, al lado de sus discípulos-.

Aunque la gran mayoría de las traducciones solo dicen que el Amo
vendrá y les servirá, pues Jesús asegura a sus discípulos que Él
estará con ellos hasta la conclusión de este sistema de cosas, el
hecho que Él viene a sus discípulos y les sirve nos hace pensar que
eso es algo nuevo para los Cristianos ungidos; algo que ellos nunca
han experimentado. Debido a que el contexto de los textos posteriores
nos hablan de la recompensa a la que se hacen acreedores los esclavos
fieles y discretos, la venida de Jesús para ministrar a sus discípulos
es sin duda alguna un acontecimiento extraordinario.

Pero si la presencia de Jesús comenzó en 1914, ¿Qué evidencia hay que
Él ya ha venido a sus discípulos y les ha ministrado de una forma
significativa? Además, Jesús no estaba hablando de ministrar a
aquellos que ya habían sido resuscitados a la vida celestial. ¿Por qué
seres inmortales necesitarían que Jesús les ministrara?

Para anticipar la forma como Jesús tal vez ministre a sus esclavos
fieles en el futuro, podemos considerar la forma como Jesús vino a sus
discípulos después de su resurrección. En la noche de su arresto Jesús
dijo a sus discípulos: “No los dejo desamparados. Volveré a ustedes.
Un poco más de tiempo y el mundo no me verá ya más, pero ustedes me
verán porque yo vivo y ustedes también vivirán. En aquel día ustedes
sabrán que estoy en unión con mi Padre, y que ustedes están en unión
conmigo y yo estoy en unión con ustedes”.

Haciendo honor a sus palabras, después de su muerte el mundo nunca más
volvió a ver Jesús; no obstante, sus apóstoles y quinientos creyentes
más sí lo volvieron a ver. ¿De qué forma? Cristo Jesús se le reveló a
sus discípulos en numerosas ocasiones después de su resurrección.

Por ejemplo, en una ocasión Jesús se le reveló a dos de sus discípulos
como un caminante que viajaba por el camino junto a ellos. Él aparentó
no saber qué era lo que había sucedido en Jerusalén unos días antes,
pero momentos después aprovechó la oportunidad y comenzó a enseñarles
acerca de las Escrituras. Ellos le rogaron que se quedara a pasar la
noche con ellos. Fue entonces cuando Jesús, habiendo aceptado la
invitación de ellos, los hizo reclinarse en la mesa y comenzó a
ministrarles; tal y como Él había prometido hacer en la parábola que
encontramos en el capítulo doce del libro de Lucas. Aparentemente
Jesús partió el pan de una forma muy especial, tal vez de manera
similar a la forma que Él había partido el pan unos días antes, y
posiblemente de esa forma ellos se dieron cuenta que el hombre con el
que hablaban era Jesucristo mismo.

También hubo otra ocasión en que Jesús se le apareció a sus apóstoles
a las orillas del Mar de Galilea. Después de haber estado pescando
toda la noche sin el menor éxito, ellos escucharon la voz de un
extraño que les decía que tiraran la red hacia la derecha del bote en
que ellos estaban pescando. Cuando ellos hicieron eso de manera
repentina la red se llenó de peces. Al suceder eso ellos
inmediatamente se dieron cuenta que el hombre que les hablaba era
Jesús mismo, pues uno de los primeros milagros que Jesús efectuó con
ellos cuando lo conocieron tuvo que ver con peces. El relato nos dice
que cuando ellos volvieron a tierra ninguno de ellos tuvo el valor de
preguntarle si Él era Jesús, porque ellos sabían que eso era así. El
hecho que ellos tuvieron temor de preguntarle si Él era Jesús solo
tiene sentido si pensamos que Jesús no se le apareció a sus discípulos
de la forma como ellos lo habían conocido.

En cada uno de las ocasiones en que Jesús se apareció a sus discípulos
se hace evidente que ellos no lo reconocieron al principio. Ellos
tuvieron que ejercer fe en las cosas que Él dijo o hizo. Solo después
de haber ejercido fe se le permitió a los discípulos contemplar la
gloria de Jesús. En cada una de esas ocasiones Jesús ministró y sirvió
a sus discípulos al enseñarles; animarlos; fortalecerlos, y
alimentarlos literalmente.

Lo más notable de estos relatos es que se hace evidente que Jesús
estaba en control de la situación y Él decidía quien lo veía y quien
no. Para el resto del mundo Jesús era invisible; sin embargo, Él se
hizo visible únicamente a los hijos del reino. Esto fue lo que
escribió Pedro al respecto en el capítulo diez del libro de Hechos:

“Dios levantó a Este al tercer día y le concedió manifestarse, no a
todo el pueblo, sino a testigos nombrados de antemano por Dios, a
nosotros, que comimos y bebimos con él después que se levantó de entre
los muertos”.

Debido a que Jesús es ahora un Espíritu Inmortal, Él no está sujeto a
las limitaciones de los hombres terrestres. Él es capaz de revelarse
simultáneamente a numerosos individuos al mismo tiempo a lo largo y
ancho del planeta tierra. Por lo tanto, no es necesario que sus
discípulos sean reunidos físicamente en un solo lugar geográfico para
que ellos puedan ser testigos de la presencia de Jesús. Aparentemente
esa es una de las razones por las cuales Jesús nos advierte a no dar
crédito a las afirmaciones que nos dicen que Jesús se encuentra en
este o aquel lugar. La presencia supernatural de Jesús se manifestará
ante sus discípulos como un rayo que alumbra e ilumina todo el
firmamento; tal y como Jesús mismo explicó:

“Porque así como el relámpago sale de las partes orientales y
resplandece hasta las partes occidentales, así será la presencia del
Hijo del hombre. Dondequiera que esté el cadáver, allí se reunirán las
águilas”.

Es de notarse el hecho que en la última cena Jesús hizo que sus
discípulos se reclinaran sobre la mesa, y entonces “Jesús tomó un pan
y, después de decir una bendición, lo partió y, dándolo a los
discípulos, dijo: “Tomen, coman. Esto significa mi cuerpo”. También
tomó una copa y, habiendo dado gracias, la dio a ellos, diciendo:
“Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi ‘sangre del
pacto’, que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de
pecados. Pero les digo: de aquí en adelante de ningún modo beberé yo
de este producto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con
ustedes en el reino de mi Padre”.

Después de la cena Jesús actuó como si Él fuera un esclavo y lavó los
pies de sus discípulos. Esta ocasión nos recuerda las palabras que
Jesús mismo habló en Lucas 12:37, donde dijo: “¡Felices son aquellos
esclavos a quienes el Amo al llegar halle vigilando! Verdaderamente
les digo: Él se ceñirá y hará que se reclinen a la mesa, y vendrá a su
lado y les servirá”.

No es ninguna casualidad que Jesús haya traído a la mente de sus
discípulos las imágenes que evocan el recuerdo de la última cena al
tratar el tema que tiene que ver con su presencia. Debido al hecho que
las palabras que encontramos en el capítulo doce de Lucas están
dirigidas “Al rebaño pequeño”; es decir, a los herederos del reino, la
futura presencia de Jesús sucede cuando Jesús, de forma simbólica,
bebe una vez más con sus discípulos del vino del Nuevo Pacto, lo cual
significa que ellos por fin estarán juntos en su reino. ¡¡Qué
celebración tan gozosa será esa!!

Es muy apropiado que Jesús haya hecho referencia a la institución del
memorial de su muerte y a la inaguración del Nuevo Pacto, debido a que
es durante la Paraousia cuando el Nuevo Pacto llega a su conclusión;
culminando con la primera resurrección, y con el sellamiento de los
hijos del reino que aún se encuentran en la tierra. Sí, el sacrificio
y la mediación a favor del rebaño pequeño por fin habrá logrado su
propósito. Es por eso por lo que el apóstol Pablo nos dice en 1
Corintios 11:26 que la celebración de la Cena del Señor y la
proclamación de la muerte del Señor continuarán “Hasta que Él llegue”.

De cualquier manera, no debemos pensar que la manifestación de Jesús
ante sus discípulos se dará en la forma de un simple hombre; tal y
como sucedió después de su resurrección. Desde su ascenso a las
regiones celestiales Jesús es un glorioso Ser espiritual, por lo
tanto, la manifestación visible de Jesús será gloriosa y apoteótica;
tal y como Pedro la describió en la visión de la transfiguración.

Lo que sucederá, y el efecto que la Paraousia de Jesús tendrá sobre
aquellos que sean testigos de su presencia lo consideraremos en la
segunda parte de este comentario, el cual será titulado: “La
Revelación de Jesús y Los Dos Testigos”.
Paq. e watchman

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