En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios.
1 Corintios 2:11 - NVI
Ese mismo Espíritu que conoce hasta los más íntimos secretos es el que hizo habitar en nosotros para recordarnos todas las cosas y darnos la seguridad de lo que es la buena voluntad de Dios para con nosotros.