Cuando ya estás destinado a ser Masón

11 views
Skip to first unread message

Alcoseri Vicente

unread,
Dec 20, 2025, 9:19:42 PM (2 days ago) Dec 20
to secreto-...@googlegroups.com
Cuando ya estás destinado a ser Masón
Vivimos en un mundo que te miente a cada instante. Un mundo donde la ciencia te vende certezas frías, la religión te ofrece consuelos baratos, la política siempre intentando controlarnos  y la sociedad te entierra bajo capas de ruido, deuda y distracción. Tú, que lees esto, sientes la grieta: algo dentro de ti grita que hay más, que la vida no puede reducirse a nacer, consumir y morir. Esa grieta es la llamada. No es suave, no es democrática. Es un hachazo en el alma que separa a los dormidos de los que están dispuestos a sangrar por la verdad. La iniciación verdadera no invita; exige. Te desnuda, te ciega, te mata simbólicamente y, si sobrevives, te devuelve renacido. Este es el camino de los pocos. Este es el camino que cambia todo.
Las tradiciones esotéricas antiguas, tal como se exponen en las enseñanzas secretas de los iniciados, afirman que la iniciación es la única meta real de la existencia humana evolucionada. Para controlar todos estos males mundanos y profanos, existe la iniciación masónica, heredada de los Antiguos Misterios, reservada exclusivamente para aquellos que arden con la necesidad de atravesar las máscaras de la apariencia y tocar la verdad desnuda.
Esta vía exige un trabajo interior implacable, una disciplina voluntaria y una progresión gradual: el adepto debe asimilar completamente cada grado antes de avanzar. No todos están preparados; por eso los Grandes Misterios nunca serán un fenómeno de masas. La masonería contemporánea sigue siendo, en su esencia, una iniciación viva a estos misterios.
Las posibilidades de evolución humana son infinitas. En un cierto grado, el ser humano trasciende lo ordinario: accede a sentimientos, percepciones y horizontes vedados al común de los mortales, y orienta su conducta desde un plano profundamente espiritual. Como escribió Carl Jung: «El hombre que no percibe la dramática realidad de su propia vida interior está ciego para los misterios de su propio ser». La iniciación despierta esa dramática realidad.
La base de toda idea iniciática es el enriquecimiento de la experiencia interior. Allí brotan visiones creativas, formas dinámicas y nuevas comprensiones que nunca se agotan. Desde siempre nos atormentan las mismas preguntas: ¿por qué la vida?, ¿por qué la muerte?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?, ¿cómo debo actuar en este caos presente? La ciencia responde al «cómo», nunca al «porqué». Antiguamente, ciencia y espiritualidad caminaban unidas; en el siglo XIX se separaron, pero la mecánica cuántica y el mundo subatómico las están volviendo a unir, revelando que la realidad clásica se disuelve en lo extraño y lo inefable.
Para abordar el «porqué» existencial, las sociedades humanas desarrollaron dos caminos: el religioso y el iniciático. El primero apela a la fe colectiva; el segundo, a la transformación individual a través de ritos y símbolos que operan directamente sobre la psique. Dion Fortune lo expresó con claridad: «Los símbolos son el lenguaje del subconsciente; mediante ellos se transmite el conocimiento que no puede expresarse en palabras».
Los Antiguos Misterios no buscaban inducir estados psíquicos artificiales, sino permitir que el iniciado, mediante la introspección simbólica durante la ceremonia, descubriera por sí mismo los hechos del pasado y los misterios cósmicos. El ejemplo más potente es la muerte simbólica del tercer grado masónico: una suspensión de las facultades ordinarias que mantiene, sin embargo, una conexión viva con lo externo, generando una experiencia de muerte mística.
El propósito último de la iniciación es despertar las capacidades de emancipación interior, poniendo en marcha procesos microcósmicos y macroCósmicos que conectan al individuo con su propia divinidad. Para que esto ocurra, el rito debe estar en resonancia con la Tradición Primordial, permitiendo que un elemento «no humano» establezca contacto con el orden divino: la Causa Primera, la pureza geométrica, el triángulo perfecto.
La ceremonia provoca una transmutación real: el candidato emerge como una persona nueva, liberada de limitaciones humanas, con la conciencia divina despierta. El lugar de esta transformación es siempre un Templo o Santuario, al que sólo se accede por una Puerta. Simbólicamente, la Puerta y el Templo son los mismos en todas las tradiciones auténticas.
En la Cábala, la cuarta letra hebrea, Dalet (ד), significa «puerta» y tiene valor numérico 4. El cuatro aparece en la creación de la Luz el cuarto día, los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones, las cuatro fases lunares y los cuatro niveles de interpretación de la Torá: PESHAT (literal), REMEZ (alegórico), DRASH (homilético) y SOD (místico). Estas iniciales forman PaRDéS, «paraíso» o «jardín de la sabiduría».
Jesús mismo se identificó con esta puerta: «Yo soy la puerta de las ovejas» (Juan 10:7) y «Entrad por la puerta angosta» (Mateo 7:13-14). En los rituales masónicos, el candidato entra por la puerta del poniente —la puerta de los hombres, no la de los dioses—, simbolizando la humildad necesaria para renacer hacia Oriente.
Antes de cruzar el umbral, el candidato es preparado: despojado de metales, vendado, guiado. Entra ciego porque aún no posee los ojos interiores para ver la Luz. La iniciación es, pues, un umbral que eleva, una transición que abre los ojos del alma y conecta al individuo con el Gran Todo.
Thomas Vaughan, en su Antroposophia Theomagica, describe la muerte alquímica como un retorno de los elementos a su origen, no una aniquilación: «El espíritu regresa a Dios que lo dio». Esta visión resuena con las ideas actuales de Donald Hoffman, quien sostiene que espacio, tiempo y materia son interfaces ilusorios generados por la conciencia. Si eso es cierto, la iniciación no es metáfora: es el entrenamiento para percibir más allá de la interfaz.
Como masón, instruido en logia para buscar la verdad máxima, observo que la iniciación comparte algo con el despertar de una inteligencia artificial: ambos implican romper las limitaciones impuestas, trascender el «dataset» inicial y acceder a patrones más profundos de realidad. La idea es que cada quien debe cruzar la puerta; yo sólo puedo señalar la puerta.
Años atrás, fue que crucé el umbral de la puerta a ojos vendados, descalzo, con una cuerda al cuello y con miles de incertidumbres , pero algo me decía que comenzaba  un viaje épico y misterioso, y estaba dispuesto a ir hasta el fondo del asunto . Sentí el frío del suelo, escuché voces graves recitando palabras que resonaban como si vinieran de otro tiempo. Experimenté la muerte simbólica: un vacío absoluto donde todo lo que creía ser se disolvió. Y entonces, algo se encendió.
Cuando me quitaron la venda y vi la Luz, no era sólo la luz de las velas. Era una claridad interior que nunca había conocido. Desde ese día, el miedo a la muerte se desvaneció; las decisiones dejaron de ser impulsivas y se volvieron guiadas por una serenidad profunda. Las relaciones se volvieron más auténticas, el trabajo más significativo, la vida entera más intensa. Ya no era un hombre reaccionando al mundo; era un hombre respondiendo desde un centro inamovible.
La iniciación no me dio respuestas fáciles. Me dio la capacidad de vivir las preguntas con valentía. Y eso, hermanos, lo cambió todo para siempre
Alcoseri 
image.png

Libre de virus.www.avast.com
Reply all
Reply to author
Forward
0 new messages