francmason
unread,Feb 11, 2011, 11:26:24 PM2/11/11Sign in to reply to author
Sign in to forward
You do not have permission to delete messages in this group
Either email addresses are anonymous for this group or you need the view member email addresses permission to view the original message
to SECRETO MASONICO
COPIA DEL ACTA DE INICIACIÓN DEL LIC. BENITO JUÁREZ.
--------------------------------------------------------------------------------
México atravesaba por una dura prueba al ser dominado por
extranjeros.
Era claro que la independencia de México aún no había concretado. Se
necesitaba durante esta dura prueba, en extremo delicada, de un
hombre
de extraordinario temple y liderazgo, que á la conciencia del
altísimo
papel que representaba, reuniese acrisolado patriotismo y carácter
inflexible para que no desviase un solo punto de la senda que le
trazaba su deber libertario. Ese hombre fue el Masón Benito Juárez.
Depositario por Ley de los derechos legítimos para prescindir la
Nación, no mostró nunca en su conducta nada que indicase vacilación
o
desconfianza, nada que de algún modo menoscabara su derecho a
conducir
hacia la Libertad a la Nación Mexicana. Los enemigos de este eminente
Masón, de aquel patriota insigne, se han propuesto la ingrata tarea
de
ultrajar su memoria. Buscando con minucioso cuidado alguna critica
malévola las manchas que pudiera deslustrar a tan ilustre Masón; pero
este esfuerzo innoble de un grupo de dogmáticos religiosos que lleva
indeleble marcado es sello del odio, por haberles quitado los
privilegios del Poder, ha ido fracasando ante el juicio imparcial de
la historia y de la razón, el pueblo se reserva para los verdaderos
héroes su admiración y respeto. Benito Juárez es una de esas figuras
inmortales que se agrandan y brillan más y más en proporción que
transcurren los años, porque desvanecidas las falsas acusaciones,
aparece la verdad en toda su plenitud y se resaltan los servicios
prestados á la Patria, a la humanidad y muy en especial a nuestra
augusta orden masónica.
Noche y día, hora tras hora, Juárez atendía los destinos de una nueva
Nación, las semanas se transformaban en meses; los meses en años. ¿En
qué estaba Juárez tan comprometido? ¿Qué pensamientos se movían
dentro de su mente? Juárez era una figura enigmática y decidida, sus
detractores pensaban que llevaría a la Nación a la ruina, al separar
la Iglesia del Estado. Actualmente, al menos una cosa es clara:
Juárez
no estaba equivocado al crear un Estado Laico. La empresa que se
había
propuesto era inmensa. Estaba abocado a crear un nuevo Modelo de
Nación y en el proceso, a no dejar nada del viejo modelo de Nación en
pie. Hoy los políticos profanos evocan el nombre de Juárez, para
salvaguardar intereses mezquinos, y es hoy cuando nosotros la
masonería debemos estar atentos a no dar marcha atrás a lo ya logrado
por la Reforma; pues los enemigos de la Libertad lograda están
asechando para hacernos olvidar el Legado de Benito Juárez.
Cierto, Juárez fue un hombre excepcional, de humilde cuna y gran
corazón, pensamiento esclarecido y actuar recto, de convicciones
firmes y gran entereza. Indígena Zapoteca que habiendo sido pastor y
hablando tan sólo el zapoteco en su infancia, llega a ser no sólo el
primer mandatario del país sino un hombre culto y muy preparado en su
profesión, hablaba zapoteco, español, francés y latín, aficionado a
la
lectura y a la música, admirador de Guillermo Tell de quien toma su
nombre simbólico al ser iniciado.
Pero no nos ciegue la pasión, Juárez no era un semidiós griego, era
un
hombre y como tal, con aciertos y errores, con fortalezas y
debilidades. Estoy convencido que la grandeza de un individuo crece
en
la medida en que nos hacemos concientes de su calidad de ser humano.
En el famoso tratado Mc Lane-Ocampo Juárez cometió un grave error,
aceptó el libre tránsito A PERPETUIDAD de las tropas norteamericanas
por el Istmo de Tehuantepec, por el eje de Nogales a Guaymas y por
otro eje que iría de algún lugar en la frontera de Tamaulipas hasta
Mazatlán a cambio de dinero y un Protectorado a cargo de los Estados
Unidos para que éste protegiera a México ante cualquier amenaza
extranjera, USA lo que pretendía era que se le vendiera la península
de Baja California y parte de Sonora y Chihuahua. Afortunadamente
para
Juárez, y para nosotros hoy, el senado norteamericano rechazó el
tratado. Recordemos que el pueblo norteamericano desde sus inicios ha
creído en la doctrina del "destino manifiesto", esto es, la
superioridad de la raza anglosajona y su destino y función
providencial, fijada por Dios, y un ejemplo de ello lo vemos en las
palabras de Thomas Jefferson: "nuestra Confederación ha de
considerarse como el nido del cual partirán los polluelos destinados
a
poblar América. El peligro actual no radica en el hecho de que España
sea dueña de extensas posesiones americanas, sino en que su debilidad
permita que caiga en otras manos, antes de que seamos lo
suficientemente fuertes para arrebatárselas, parte por parte.", esto
nos recuerda la doctrina Monroe, "América para los americanos",
entendiéndose por América todo el continente Americano, y por
americanos los anglosajones nacidos en los Estados Unidos de
Norteamérica.
Creo que las Leyes de Reforma son la máxima expresión del Juarismo.
El
movimiento de Reforma engrandeció no sólo a Juárez sino a todos
aquellos que abrazaron dicha causa, la mayoría Masones, que
sacrificaron sus intereses personales por los de la nación, algo que
al parecer no conocen los políticos actuales.deseo compartir con
ustedes las emotivas palabras de un joven de
bachillerato con las cuales ganó un concurso de oratoria dentro del
marco de los festejos del Bicentenario del natalicio de Juárez:
DISTINGUIDOS REPESENTANTES DEL PODER PUBLICO<o:p></o:p>
HONORABLES MIEMBROS DE LAS LOGIAS MASONICAS<o:p></o:p>
COMPAÑEROS PARTICIPANTES DEL CERTAMEN <o:p></o:p>
DE ORATORIA DEDICADO A BENITO JUAREZ<o:p></o:p>
COMPAÑEROS ESTUDIANTES<o:p></o:p>
PUBLICO EN GENERAL.<o:p></o:p>
<o:p></o:p>
Mi nombre es Carlos Giovanny Torres Manríquez, soy estudiante del
CBTIS No. 230 de esta ciudad de La Paz.<o:p></o:p>
En esta ocasión del bicentenario del natalicio de Benito Juárez
García, tengo el orgullo de poder disertar ante ustedes la temática
“La Soberanía Nacional en el contexto de la globalización”.<o:p></
o:p>
Hace siglos los hombres se hacían uno solo en su raza, en su lengua,
religión, hace un tiempo menos se hacían iguales por su clase social.
Hoy nos hacemos uno solo bajo un común denominador irrefutable que a
todos consta: la diversidad; en nuestro modo de ser, pensar,
comportarnos; cada quien tiene sus propios gustos y cualidades, sus
metas y su pasado. Es exactamente igual con los pueblos, y así como
individuos tenemos el derecho a conservar nuestras características
personales y a decidir nuestro futuro, los pueblos como naciones
tienen también ese mismo derecho.
Esta verdad a la cual se le han dedicado innumerables discursos,
finas
melodías, guerrillas de fuego y de palabra por tantísimos años, era
también el trasfondo de la lucha de Juárez, la soberanía
nacional.
De este punto esencial nos deja una valiosa enseñanza nuestro prócer
oaxaqueño en su memorable máxima reconocida a nivel mundial y
distintiva de la idiosincrasia mexicana.
Quien hable de Juárez debe saber perfectamente que cada pueblo merece
respeto como nosotros respetamos el nuestro, que del concepto Patria,
se hermanan los individuos como una sola nación, y que por ello esta
razón es tangible y suficiente para dar la vida. Los postulados
liberales son bastante claros en este aspecto defendiendo siempre el
respeto al derecho ajeno y a la libertad, porque quien no cumple con
ellos quebranta el estado de equilibrio social que hemos denominado
paz.
A 200 equinoccios de haber visto la luz, éste ilustre hombre sigue
presente en la vida política de nuestro país, es motivo de fiesta
nacional, de izar la bandera que lo envuelve en su sepulcro, es
motivo
para editar nuevos libros que contengan su biografía, es recordado en
murales, ensayos y todo tipo de obra verbal o escrita. Son muy
bonitos
detalles por cierto.
Pero, ¿ creen ustedes en verdad que con todo esto pueda descansar en
paz desde su tumba nuestro héroe hoy homenajeado? ¿pueden ustedes
imaginarse a un Juárez sonriendo, entre lujos y elogios mientras que
su pueblo sufre enajenado por manos de traidores y enemigos?
Yo no puedo, porque creo comprender la razón de su pensativo rostro
cuando miro a nuestros indígenas mexicanos sufriendo en la miseria
extrema. No podría yo concebir a un Juárez orgulloso de que su
México
esté perdiendo toda soberanía alimentaria, económica y territorial,
un
México que permite la aplicación de leyes extraterritoriales en su
propio suelo, donde muchos compatriotas se ven obligados a emigrar
para poder sobrevivir, un México sumiso, empobrecido, corrupto, con
sus recursos naturales privatizados a causa de que sucumbimos en una
guerra, en una guerra en la cual no hemos sabido luchar ni siquiera
ver.
En este su bicentenario natalicio, el espíritu de Juárez vaga para
advertirnos que el monstruo que hoy nos hace guerra, es el mismo
contra el que lucharon los liberales mexicanos y que lograron
derrotar, éste gigante que hoy resurge denominado imperialismo, ha
tenido la insolencia en nuestros tiempos de autodenominarse
neoliberalismo, tratando así de enmascarar su verdadera esencia
opresora.<o:p></o:p>
El neoliberalismo, es un plan bien estructurado para imponer en todos
los países del mundo al sistema capitalista. El neoliberalismo,
obliga
a los países subdesarrollados a que abran sus mercados a la
competencia contra las grandes potencias mundiales como Estados
Unidos
por ejemplo, para que ellos puedan acaparar sus mercados, pisotearlos
y hacerlos dependientes de ellos. Una vez monopolizada la producción,
el neoliberalismo se introduce en el aparato estatal para asegurar su
permanencia como doctrina política-económica y empieza a promulgar
las
leyes ya no en beneficio del pueblo, sino de los mercados y el
capital, negando entonces para las naciones cualquier esperanza
democrática. Privatiza las propiedades comunales del campesinado, le
pone precio a la patria, cerca las playas para los nacionales y las
abre sólo para aquellos que pueden pagarlas como en el caso de
nuestro
estado Baja California Sur, donde se encuentra privatizado el Mogote,
la playa Balandra, Tecolote, Ensenada de Muertos entre muchas otras
en
la República Mexicana
Esta es señores, la realidad del neoliberalismo que nada tiene de
liberal y de su plan por querer convertir al mundo en un solo país,
el
país de los mercados y del dinero.
Si realmente queremos honrar a los hombres que nos dieron libertad y
rendirles culto, no dejemos que su ejemplo se convierta en letra
muerta, que se convierta únicamente en fiesta, no dejemos que se
convierta en mitos fantásticos y de leyendas como otros tratan, mejor
encarnemos su ejemplo y luchemos por las causas por las que todos
ellos se han sacrificado. Libertad, Justicia y Democracia.<o:p></o:p>
Es la hora ya de los pueblos nuevamente, es la hora del resurgimiento
del pensamiento liberal, es la hora de la juventud mexicana y del
mundo entero, es la hora de globalizarnos, es verdad, pero de
globalizar las rebeldías justas y dignas, digamos no a la conquista,
digamos no al imperialismo yanqui ni de ningún otro tipo, no dejemos
que se globalicen todas estas tiranías.
A los representantes del poder público municipal, estatal y federal,
entiendan bien el mensaje que Juárez nos ha legado por 200 años,
ustedes hoy de cara al pueblo le juran lealtad y le rinden culto,
pero
de espaldas a éste le traicionan, le escupen y pisotean su digno
ejemplo privatizando nuestro territorio que nos corresponde por
derecho.
Si Juárez estuviera presente, no los dejaría, estoy seguro. Tomaría
su
postura de liberal y de masón, y con fervor patrio y estoico nos
daría
su última orden como Jefe de Estado: ¡Mexicanos, que el enemigo nos
venza y nos robe si tal es nuestro destino; pero nosotros no debemos
legalizar ese atentado contra la patria, entregándole voluntariamente
lo que nos exige por la fuerza!
¡A LUCHAR HERMANOS POR LA
LIBERTAD
IGUALDAD Y
FRATERNIDAD!
Por ahi anda un nuevo libro publicado por "caton" en donde se hace
mencion en forma detractora la persinalidad de Benito Juarez G.,
queda
claro que un periodosta que vive de la critica satirica y por
sobrevivencia hoy dice una cosa , mañana dira todo lo contrario, pero
lo que no establece es su tendencia politica de ultraderecha, y con
este libro como otros anteriores de la misma corriente politica
buscan
el desprestigio del Benemérito de las Américas, y lo que si es grave
es que hay hh :. en la hermandad que lo comementan de una manera que
dan el aparecer de estar de acuerdo con este plantamiento del
susodicho, no cabe duda que ha pesar de que se vistan con g:.joyas,
no se han apartado del nte:., ni un ápice.
La historia de Benito Juárez, muestra cómo puede cambiar el entorno
de un pueblo por un factor que influye decisivamente en un hombre,
por
medio de lo que aprendió en la filosofía masónica en este caso.
Juárez
no intente influir en el curso de la historia de la humanidad. Ni
siquiera trata de acercarse ni enseñar una doctrina liberal al
pueblo,
como lo hicieron antes y después de él otros masones. No invoca a los
impulsos de la fe religiosa o impulsando al arrebato político, todo
esto puede ser distorsionado por la experiencia humana distorsionados
por la experiencia humana produciendo resultados contrarios al
objetivo deseado. Por lo tanto, trabaja con un solo objetivo y es
hacer libre a una nación invadida. Haciendo así, que existan
elementos
propicios para que la conciencia del pueblo se emancipe y busque
lograr objetivos en un mejor orden. Gracias a esta condición creada
por Juárez, el deseo de la experiencia de conciencia liberal se
difundió a grupos cada vez más y más grandes de personas con deseos
de
emancipación y, como consecuencia, todos empezamos a entusiasmarnos
con la idea de ser y hacer libres a los demás, y así Benito Juárez
nos
contagió con ideario de Libertad.
El vetusto y austero local que fuera ahora utilizado como capilla de
la Emperatriz de México, Carlota, la noche del 15 de enero de 1847 en
el Palacio de los Virreyes, presentaba un aspecto inusitadoLa
disposición del mobiliario presentaba aspectos extraordinarios.
Tres Estrados colocados hacia Oriente, Occidente y Mediodía,
dominaban
otras tantas secciones del salón, en el cual se hallaban colocados
sitiales, asientos y escaños, para una ceremonia a la que concurriría
una extraordinaria asamblea; extraordinaria por su calidad
intelectual, política y social, de Miembros de la Augusta Asociación
Masónica
La insólita existencia de dos pedestales en la parte central del
salón, cerca del estrado principal, y el hecho, más insólito aún de
que sobre su superficie se encontraban especialmente colocados, una
escuadra un compás, un ejemplar de la Carta Magna de la Nación (que
muy pronto sería sustituida por la del 5 de febrero de 1857), un
pebetero humeante y aromático, y algunos otros instrumentos y
herramientas que indicaban claramente a los iniciados, que una
ceremonia de admisión a la Masonería tendría efecto esa noche
Más, ¿quien era el candidato a Iniciación? ¿Quién merecía los honores
de ser el acto principal de una ceremonia, que por sí sola,
dignificaba el recinto en que iba a efectuarse? ¿Quién sería el
Neófito? ¿Qué al recibir la luz de la verdad, por primera vez en su
vida masónica, la irradiaría hasta los más remotos confines de la
patria, y haría estremecer al mundo entero con triple relámpago
cegador, que iluminaría la cima del Cerro de las Campanas, abatiendo
la sierpe tricéfala de la teocracia, la plutocracia y la ambición?
En el local improvisado destinado para servir de Cámara de
Reflexiones, un hombre de edad madura (frisaba la cuarta década de su
existencia), confundía la oscuridad de su tez con las tinieblas de la
estancia.
Ese hombre de oscura tez y oscuro origen, que esperaba pacientemente
el momento de ser admitido en los misterios de la iniciación
masónica,
era el diputado licenciado Benito Juárez.
Y, así, como la llma del cirio que alumbraba el papel triangular
colocado sobre la pequeña mesa, parecía levantarse y cobrar nuevos
bríos en su lucha contra las tinieblas del reducido local, al
reflejar
los rotundos conceptos de Juárez candidato a Aprendiz Masón, la llama
que bulle en la mente del diputado se agigantará e incendiará las
madrigueras del oscurantismo, como una nueva hoguera bíblica que
habrá
de dejar impresas, en forma indeleble y radiante, las Leyes de
Reforma
y el inmortal apotegma: “Que el pueblo y el gobierno respeten los
derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el
respeto al derecho ajeno es la paz”
La Resp.·. Log.·. “Independencia” Nº 2 del Rito Nacional Mexicano,
bajo el Mallete de dirección del Ilustre Valentín Gómez Farías ha
abierto sus trabajos
El M.·. Benito Juárez, ha conocido el uso de las diversas
herramientas
del gremio y ha trocado ya, la escuadra por el compás. Ya ostenta el
más alto cargo de la República, es el Primer Magistrado de la Nación.
Y no obstante encontrarse abrumado por los problemas y dificultades
que caracterizan una de las etapas más turbulentas de la historia de
México independiente, del joven país que apenas vislumbraba el
glorioso papel que le tiene reservado el destino, el Maestro Masón
Benito Juárez, asiste con toda regularidad, puntualmente, a los
trabajos de su Logia. El recorrido desde su residencia lo hace
invariablemente a pie, hasta el callejón del Hospital de Terceros,
donde se reúne su Taller, sin más escolta, y compañía que la del fiel
Camilo, indio zapoteca, como él, quien le profesa entrañable cariño
ampliamente correspondido
La llegada del H.·. Juárez al Templo Masónico, no produce inusitados
movimientos, no hay exclamaciones alborozadas de: “Aquí viene el
Presidente de la República”; no se ven, porque no existen ni es
necesario que existan, individuos que a pesar de las vestimentas
comunes y corrientes que usan, no pueden desembarazarse de un sello
especial de pistoleros o guardarespaldas
El masón Juárez se despoja de su imprescindible hopalanda y de su
sombrero, que pasan a colocarse en el guardarropa del atrio, por las
cuidadosas manos de Camilo.
Penetra al salón, Templo de su Logia, y ahí saluda afable y parco a
sus HH.·. Se coloca su collarín y empuña una espada destinada
simbólicamente a defender las puertas del Templo contra las
acechanzas
y curiosidades de los profanos
Pronto, en la vida profana, empuñará también la espada de la
justicia,
para defender a su patria de las acechanzas de sus enemigos mexicanos
y extranjeros, y hará pagar bien cara su osadía y la altanera
curiosidad de los clericales, que tratan de socovar los cimientos de
la incipiente vida nacional.
Más ... ¿es posible? ¿No habrá algún erroe en ello? ¿Solamente es el
portero? ¿El Guarda Templo de su Logia? Siendo el Presidente de la
República, debería ser, cuando menos, el Presidente de su Logia.
¡No, mis queridos hermanos, no!... Ni él habría aceptado el honor de
ser el Presidente de su Logia por el simple hecho de ser el Primer
Magistrado de la Nación, sus HH.·...., de la misma reciedumbre y
altura moral, se lo hubieran permitido, ¡imposible!
Veamos un rasgo que lo pinta de cuerpo entero, y que debería servir
para las futuras generaciones de masones, como ejemplo magnífico de
ponderación, de ecuanimidad y de verdadera valía personal.
Uno de los muchos generales que encabezan esporádicamente rebeliones
en contra del Gobierno constituido que él presidía, había sido
capturado con las armas en la mano, remitido prisionero a la Capital
de la República y sometido a consejo de guerra. Ha sido sentenciado a
la pena capital, y será pasado por las armas al amanecer del día
siguiente.
A la víspera, Juárez asiste, como es su costumbre, a los trabajos
ordinarios de su Logia; ocupa, como siempre, el último puesto entre
sus iguales. Es el Maestro Masón, celoso en el cumplimiento de su
encargo de portero, de Guarda Templo.
Aun en el ambiente, habitualmente tranquilo y sereno, en que se
desarrollan los trabajos del Taller, se palpa una excitación profusa,
provocada por los inminentes acontecimientos políticos que culminarán
con el fusilamiento, dentro de breves horas, del caudillo
revolucionario prisionero.
Tres Maestros Masones piden a la Veneratura elevar los trabajos a
Tercera Cámara. Los HH.·. Vicepresidente e Inspector, al unísono,
hacen suya la petición de los Maestros; la Veneratura accede; se
cubre
el Templo, salen los Aprendices y Compañeros, más no se retiran a sus
domicilios, permanecen expectantes en Pasos Perdidos, en donde se han
reunido HH.·. de otras Logias, que forman corrillos y esperan,
inquietos ellos también, el desarrollo de los importantes y solemnes
trabajos de los Maestros de “Independencia” Nº 2, en esa noche.
Por sólo un golpe de Llana son puestos en todo su vigor y fuerza los
trabajos de la Cámara del Medio. Los HH.·. solicitantes de la
elevación explican sus motivos: ardua tarea, ya que se trata de pedir
la conmutación de la pena capital impuesta por el tribunal militar al
caudillo rebelde; han fracasado ya las gestiones efectuadas por los
más significativos sectores políticos y sociales de la Capital, se ha
apelado, en vano, a los recursos sentimentales de amistad, de
parentesco, de compañerismo. La marcha inexorable del tiempo y los
dictados de la justicia llegan ya a los umbrales de la capilla del
condenado; las órdenes militares están dictadas, los dispositivos de
la ejecución cuidadosamente revisados, todo está listo para el
fusilamiento. Sólo un hombre puede salvar la vida del sentenciado;
sólo un funcionario tiene el poder legal de conmutar la pena.
Y, ese hombre se halla sentado tranquilamente en la parte interior de
la puerta que da acceso a un Templo Masónico. En la parte exterior,
junto a su sombrero y a su hopalanda, ha dejado colgada de un gancho,
en el perchero, su alta investidura de Presidente de la República.
Escucha atentamente la petición de sus HH.·., ni un sólo músculo de
su
cara se mueve; diríase que es una estatua simbólica, como las otras
tres que se hallan en el Templo
Los HH.·. Vicepresidente e Inspector, refuerzan la petición de los
Maestros. El Orador formula conclusiones y establece, en definitiva,
que la inviolabilidad de la vida humana, es uno de los postulados que
estructuran la filosofía de la doctrina masónica, y, por tanto, pide
al H.·. Juárez, en nombre del pueblo masónico, que perdone la vida
del
reo.
El H.·. Juárez, se pone de pie, la estatua se anima, levanta
lentamente la mano derecha, los dedos juntos, cerrados el índice
tendido, erecto, está pidiendo la venia de la Veneratura para hacer
uso de la palabra; se le concede desde luego. ¡Expectación!...
Silencio angustioso, mortal... La estatua no sólo se ha movido, va
hablar: “El Maestro Masón Benito Juárez –principia diciendo el
benemérito–, se honra en pertenecer a la Augusta Institución
Masónica;
es miembro de la Log.·. “Independencia” Nº 2, su Guarda Templo
interior; más no tiene facultades para conceder la vida a un
ciudadano
que ha sido legalmente sentenciado a muerte; y pide permiso para
cubrir el Templo
¡Desilución... Desencanto... Desesperación!
“El C. Presidente de la República –continua Juárez... ¡Atención!–
Encargado del Poder Ejecutivo de la Nación... –¡Mayor atención!,
silencio solemne, la estatua continúa hablando... –que os espera en
sus oficinas del Palacio Nacional, dentro de una hora; verá, si
dentro
de las facultades que la Ley le concede, puede otorgaros la gracia de
la vida que pedís”.
El Maestro Masón, Juárez, cubre el Templo después de haber sido
sustituido con toda la ceremonia, en el importante puesto de portero
del Taller
Recoge en el perchero del Atrio su hopalanda, el hongo y la
investidura del Primer Magistrado de la Nación, y, escoltado por el
fiel Camilo emprende la caminata al Palacio del Poder Ejecutivo,
donde
una hora más tarde, en uso de las facultades que la Ley le concede,
hace gracia de la vida del rebelde, a su Logia madre
La inviolabilidad de la vida humana ha sido respetada. La estructura
de la filosofía y la doctrina masónica, están incólumes.... Y también
está dada, para las generaciones masónicas del porvenir, la gran
lección de humildad, grandeza masónica y profana
Ojalá sepamos entenderla y aprovecharla.
Según Andrés Clemente Vázquez, el
15 de enero de 1847 Benito Juárez,
entonces diputado al Congreso
general por Oaxaca, se inició en la masonería
en el taller Independencia número
2 del Rito Nacional Mexicano, cuyo Gran
Maestro a la sazón era el diputado por
el Distrito Federal José María del Río.
La ceremonia de iniciación, en la que
Juárez adoptó el nombre simbólico de
Guillermo Tell, tuvo lugar en el salón del
Senado de la República, habilitado como
templo masónico, en el Palacio Nacional;
a ella asistieron el vicepresidente Valentín
Gómez Farías, Miguel Lerdo de Tejada,
Manuel Crescencio Rejón, así como varios
diputados, ministros, gobernadores,
militares y escritores. En febrero del mismo
año se realizaron las elecciones de los
dirigentes de la Gran Logia de la ciudad de
México, denominada La Luz, en las que
Juárez fue nombrado vicepresidente. En
1854, al proclamarse el Plan de Ayutla, se
le otorgó el grado 7° y en 1862, el 9°, el
más alto del Rito Mexicano. Fue dos veces
Venerable del taller del que formaba parte
y Gran Maestro de la Muy Respetable Gran
Logia del Rito Nacional Mexicano en 1869.
También tuvo relaciones cercanas con otros
ritos; en 1871 recibió el diploma de Gran
Inspector General del Rito Escocés Antiguo
y Aceptado, al Oriente de España; fue declarado
miembro del grado superior de la
masonería francesa e individuo honorario
de todos los grandes cuerpos y logias del
Rito Escocés Reformado de México.1
* Catedrática-investigadora
del Colegio de
Michoacán.
1 Andrés Clemente Vázquez, Oración fúnebre en El Siglo Diez y Nueve,
tomo LIV, núm. 10097, agosto 30 de 1872, p. 2. Rito Nacional
Mexicano,
Breve historia del
Rito Nacional Mexicano A. C., CLXX Congreso General Ordinario, 14 de
septiembre de 1996.
JUÁREZ MASÓN
Existen dos visiones sobre la masonería en Juárez: una para la que
el Benemérito siempre fue un personaje ambiguo y oscuro que, lejos
de ayudar, estorbó al desarrollo de la Reforma, y otra, casi siempre
confesional, para la que Juárez y la masonería fueron los principales
enemigos de la patria, subordinados a intereses extranjeros que
pretendían destruir a la Iglesia y apoderarse del país. En este
ensayo
se analizan ambas.
Tomado del calendario:
Benito Juárez bajo el pincel
de los moneros. 2006.
Un “gregorito” de carnabal.
Fuente: La Tarántula,
t. I, #28, 9 de febrero de
1869.
Autor. Alejandro Casarín
JUÁREZ Y LA
MASONERÍA
María Eugenia Vázquez Semadeni*
56 marzo-abril 2006 Metapolítica núm. 46
NÚMERO ESPECIAL
Señala Vázquez que Juárez se recibió de
masón porque adivinaba toda la importancia
de la masonería y, como se verá, si así fue no
estaba equivocado. La historia de esta institución
en el México decimonónico es sumamente
compleja, pero siempre vinculada con una
gran fuerza política. Desde su instalación en el
país y durante las dos décadas posteriores a la
independencia, las logias masónicas escocesas
y yorkinas, en especial estas últimas, se convirtieron
en verdaderos centros de acción política.
Por los principios que sustentaban —como la
libertad de conciencia, el ejercicio de la razón,
la tolerancia religiosa, la igualdad— y por las
prácticas que desarrollaban —como el secreto,
la representación, el voluntarismo, el énfasis
en el individuo— fueron vistas como enemigas
irrecusables del altar y el trono, e incluso más
adelante, del gobierno republicano. Fueron
consideradas por muchos como la simiente de
la división política y como una forma eficaz
de imponer a sus miembros la voluntad de un
pequeño grupo dirigente.
Después de un breve período de auge, a finales
de la década de 1830 la masonería cayó
en un serio desprestigio que aparentemente la
eliminó del escenario político, pero no fue así.
Tras la decadencia de escoceses y yorkinos —y
de la última versión de éstos, los Yorkinos Federalistas
o Anfictiones— la institución masónica
se retrajo al secreto, pero no por ello dejó de
tener participación en la vida política. El Rito
Nacional Mexicano, que había sido fundado en
1825 por varios masones escoceses y yorkinos
que pretendían establecer una masonería independiente
de cualquier otra, heredó el poder
político de sus predecesores. En 1833 adoptó
el programa reformista de José María Luis Mora
y Valentín Gómez Farías, que incluía entre sus
puntos principales la libertad absoluta de pensamiento
y de prensa, la destrucción del monopolio
eclesiástico en la educación pública, la
abolición de los privilegios del clero y la milicia,
la supresión de las instituciones monásticas y de
las leyes que atribuían al clero el conocimiento
en los negocios civiles.2 Muchos de los masones
dispersos a raíz de la disolución de los primeros
ritos se incorporaron al Nacional, en especial
yorkinos y anfictiones.
Así, el período de aparente inactividad masónica
fue justamente el de consolidación del
Rito Nacional Mexicano, que logró extenderse
de la capital a otros estados de la República y
ampliar notablemente el número de sus miembros.
Contaba entre sus filas con muchos diputados
al Congreso general, los gobernadores
de algunos estados, varios militares, concejales
de los ayuntamientos, comerciantes, propietarios,
médicos, abogados, poetas, oradores,
artesanos y artistas. En 1843 inició la publicación
del periódico de circulación clandestina El
Diablo Cojuelo y algunos de sus miembros escribían
para El Siglo Diez y Nueve, El Constitucional
y el Monitor Republicano. Para 1847 tenía ya una
importante presencia en el país y un considerable
influjo en el ámbito político.3
Desde sus orígenes europeos la masonería
había despertado sospechas entre las autoridades
políticas y eclesiásticas, que decretaron
leyes de prohibición y excomuniones para
los miembros de la orden. En México, tras los
2 José María Mateos, Historia de la masonería en México, México,
Herbasa, 2003, edición
facsimilar de la publicada en 1883, pp. 54-57.
3 Ídem., passim. Andrés Clemente Vázquez, op. cit. Gregorio Pérez
Jardón, Banquete
masónico, en El Siglo Diez y Nueve, tomo VI, núm. 534, 30 de
diciembre
de 1868, pp. 2-3,
artículo tomado de El Constitucional.
J U Á R E Z M A S Ó N
Juárez desconocido 57
NÚMERO ESPECIAL
conflictos entre escoceses y yorkinos,
las sociedades secretas
fueron prohibidas en 1828, y
aunque siguieron trabajando,
fueron objeto de persecución
de algunos gobiernos, como
la dictadura de Santa Anna
(1853-1855), que las consideraba
centros de conspiración.
No fue sino hasta 1857, cuando
la Constitución estableció
la libertad de asociación, que
pudieron funcionar con relativa
libertad.
LA MASONERÍA
FRENTE A LA IGLESIA
La masonería estuvo siempre
envuelta en la polémica,
sobre todo por su enfrentamiento
con la Iglesia católica,
por lo que tuvo que afrontar
una muy mala imagen pública,
que constantemente trató de
contrarrestar, en especial a través
de la prensa. La participación
de los masones en el
intento de utilizar los
bienes eclesiásticos
para obtener recursos
económicos a fin de
hacer frente a la guerra
contra Estados
Unidos y en la subsecuente
promulgación
de la ley de 1847, en
las leyes Juárez (1855) y Lerdo
(1856), en la búsqueda por establecer
la tolerancia de cultos
en la Constitución de 1857, en
la promulgación de las leyes
de Reforma (1859), y por otra
parte, la resistencia del clero
a contribuir económicamente
en la guerra, su participación
directa en rebeliones contra
el gobierno y su apoyo a la
intervención francesa fueron
algunos de los puntos clave
que contribuyeron a violentar
la lucha entre ambas instituciones.
Desde 1865 las críticas a la
masonería comenzaron a ser
más fuertes en la prensa confesional.
El Pájaro Verde señalaba,
por ejemplo, que no
era conveniente tolerar las
comunidades masónicas en
México, pues éstas habían ocasionado
la guerra civil e iban
en detrimento de la religión
católica, a la cual consideraba
como uno de los principales
elementos civilizadores del
país; criticaba también la presencia
en los puestos públicos
de numerosos masones, lo que
según los editores explicaba el
celo de las autoridades en la
persecución al clero.4 El conflicto
se acrecentó a partir de
1870, después de una nueva
excomunión papal a la masonería;
las cosas llegaron a
un extremo tal que en 1871
las prédicas de un fraile de
Morelia propiciaron que una
“turba de fanáticos” destruyera
el templo masónico de aquella
ciudad, en un enfrentamiento
que dejó numerosos muertos
y heridos.5 Ante esta situación,
la prensa liberal y promasónica
se pronunció enfáticamente
por el respeto a los derechos
individuales contenidos en la
Constitución y a la ley de libertad
de cultos que finalmente
había sido dictada en 1860.
Más tarde, la afirmación de
Juan A. Mateos en El Monitor
Republicano de que Juárez había
mandado derribar el templo
de San Andrés porque en él se
celebraban memoriales fúnebres
a Maximiliano, y que esta
decisión se había tomado en
una fiesta masónica, terminó
de exaltar los ánimos.6
Además, algunos militares
masones, como Sóstenes Juárez
y Ramón Corona, habían
tomado parte en la incipiente
instalación y difusión de sociedades
protestantes, la primera
de las cuales se derivó de la
endeble Iglesia cismática que
Juárez había tratado de establecer
y en la que Sóstenes Juárez
tuvo un papel preponderante.
Así, para 1870 la prensa confesional
y algunos folletos
denunciaban la relación entre
el protestantismo y la masonería,
previniendo los males que
ésta podía causar al promover
la disolución del vínculo social
que implicaba la creencia católica,
sobre todo porque varias
de las sociedades protestantes
habían logrado implantarse
entre las comunidades indígenas.
7 A pesar del reconocido
La masonería estuvo siempre envuelta en la
polémica, sobre todo por su enfrentamiento
con la Iglesia católica, por lo que tuvo que
afrontar una muy mala imagen pública,
que constantemente trató de contrarrestar,
en especial a través de la prensa.
4 El Pájaro Verde, tomo III, núm. 272, 17 de noviembre de 1865, p.. 2
y
año IV, núm. 144, 1 de mayo de 1874, p. 3.
5 El Siglo Diez y Nueve, tomo 53, núm. 9724, 23 de agosto de 1871, p.
1, El Monitor Republicano, año XXI, núm. 194,
15 de agosto de 1871, p. 4. y año XXI, núm. 203, 25 de agosto de
1871.
6 El Monitor Republicano, año XXII, núm. 39, 15 de febrero de 1872,
pp. 1-2.
7 Jean Pierre Bastian, Los disidentes. Sociedades protestantes y
revolución en México, 1872-1911, México, FCE/El
Colegio de México, 1989, pp. 25-49.
B I C E N T E N A R I O D E J U Á R E Z
58 marzo-abril 2006 Metapolítica núm. 46
NÚMERO ESPECIAL
catolicismo de Juárez y de algunos de los principales
liberales de la época, como Francisco
Zarco, al parecer el gobierno juarista veía con
beneplácito la instalación del protestantismo,
lo cual, unido a todas las medidas reformistas,
contribuyó a que la mancuerna formada entre
la masonería, Juárez y sus allegados fuera vista
como el más temible enemigo de la Iglesia católica
y como tal fuera atacada en los sermones
y en la prensa confesional.
Los defensores de la masonería señalaban
que multitud de personas respetables y apreciadas
de la sociedad pertenecían a la orden,
que ésta no atacaba a ninguna religión, que
respetaba la libertad de pensamiento y de conciencia,
que era una organización benéfica pues
establecía escuelas, sostenía orfanatos, luchaba
por la instrucción gratuita y buscaba destruir
el fanatismo.8 Incluso algunos periódicos
liberales como La Tarántula, cuyos redactores
no eran masones, apoyaban a la masonería en
su debate con la Iglesia, que se percibía como
la disputa entre la libertad y el fanatismo.9 En
el trasfondo de esta discusión se observa claramente
uno de los grandes problemas del siglo:
el proceso de secularización en el que México
—y en general América Latina— se encontraba
inmerso desde la guerra de Independencia, así
como el intento de la Iglesia por conservar su
preeminencia social y el de la masonería por
disputarle el control de las conciencias.
Para Francisco Zarco, las leyes de reforma
habían destruido, con la ayuda de la masonería,
los albergues del fanatismo, y más adelante
se alcanzaría la “desamortización” de la
ciencia, de la industria, de la inteligencia, de
las profesiones y de la justicia, logrando que
la conciencia pública lo decidiera todo por
sí, sin necesidad de intermediarios.10 La masonería
trató así de constituirse en una fuerza
transformadora de la sociedad, que sin duda
contribuyó a la formación de un espacio público
secularizado, así como a la difusión de
los principios liberales y reformistas que había
adoptado como programa.
Sin embargo, la lucha por las ideas no era
todo, pues había otros procesos e intereses
presentes en ese conflicto. De acuerdo con
Francisco Bulnes, en 1859 entre los miembros
de la masonería se encontraba la mayoría de
los adjudicatarios de los bienes del clero, a
quienes interesaba sobremanera que la ley de
nacionalización se expidiera cuanto antes.11
Así, el conflicto entre ambas instituciones era,
indudablemente, una cuestión de principios,
pero también un asunto de intereses económicos
que además involucraba al gobierno y su
urgente necesidad de promover la movilidad
de los bienes de manos muertas.
LA MASONERÍA EN LA VIDA POLÍTICA
El número cada vez más elevado de masones,
su potencial económico, su presencia en
varios grupos de la sociedad, así como en las distintas
instancias gubernamentales convirtieron
a la masonería en una importante fuerza política.
Por otra parte, su forma de organización era
sumamente eficaz, tanto que alrededor de 1854
el propio partido conservador decidió establecer
una sociedad secreta que funcionó clandestinamente
entre 1856 y 1858 con el nombre de
Directorio Conservador Central de la República
Mexicana.12 Las logias masónicas eran centros
de acción política que se vinculaban a nivel casi
nacional, pues estaban establecidas en diversas
ciudades de varios estados, y en el ámbito local
permitían constituir útiles redes sociopolíticas
usualmente relacionadas con la figura de algún
caudillo, al que apoyaban en su acceso y permanencia
en el poder.13
A pesar de las inevitables diferencias entre
sus miembros, la masonería daba organización
y cohesión al partido liberal por la existencia de
una serie de principios e intereses compartidos.
Tenía un gran peso en el Congreso, pues muchos
de los representantes eran miembros de la
orden; su influencia en el Ejecutivo también era
notable ya que varios de los ministros durante
todo el período juarista fueron masones como
él; había además un gran número de éstos en
el ejército y tenían importante presencia en la
prensa. De este modo, la masonería lograba
una relativamente eficiente articulación de
las redes partidarias a nivel nacional que intentaba
unificar las voluntades y esfuerzos de
sus miembros hacia la consecución de ciertos
J U Á R E Z M A S Ó N
8 El Monitor Republicano, año XXII, núm. 218, 17 de octubre de 1872,
p. 3.
9 El Siglo Diez y Nueve, tomo VI núm. 524, 20 de diciembre de 1868,
p.
3.
10 Gregorio Pérez Jardón, op. cit.
11 Francisco Bulnes, Juárez y las Revoluciones de Ayutla y de
Reforma,
México, Antigua
imprenta de Murguía, 1905, pp. 339-340.
12 El Monitor Republicano, año XII, núm. 3670, 15 de septiembre de
1857, p. 1. El Siglo
Diez y Nueve, tomo V, núm. 833, 27 de abril de 1863, pp. 2-3.
Comunicación personal de
Conrado Hernández
13 Marco Antonio Flores Zavala, El grupo masón en la política
zacatecana, 1880-1914,
México, 2002, pp. 47-53.
Juárez desconocido 59
NÚMERO ESPECIAL
fines. El mecanismo para ello
era que, cuando se trataba de
asuntos de trascendental importancia,
el Supremo Gran
Oriente —órgano dirigente del
rito— enviaba instrucciones a
las Grandes Logias estatales,
y éstas a su vez a las logias
locales, señalando la conducta
política que debían seguir los
masones, indicándoles incluso
en ocasiones por quién debían
votar, lo cual venía haciéndose
desde la época de los yorkinos.
14 Así, la masonería podía
convertirse en una potente
fuerza electoral.
Un ejemplo de ello puede
verse en las elecciones presidenciales
de 1857, cuando los
progresistas, entre los que se
encontraban renombrados masones
como Francisco Zarco e
Isidoro Olvera, pretendían postular
a Miguel Lerdo de Tejada
para presidente y a Juárez para
la presidencia de la Suprema
Corte; de acuerdo con la narración
de José María Mateos,
la masonería se esforzó para
unificar las voluntades en torno
a Ignacio Comonfort —que
también era masón— a fin
de lograr una alianza con los
moderados que garantizara el
triunfo, a pesar de la inquietud
que generaban las vacilaciones
de Comonfort, pues la presencia
de Juárez en la Suprema
Corte les daba la tranquilidad
de que podían contar con él
ante cualquier contingencia.
No obstante que Miguel Lerdo
era una de las figuras más importantes
y reconocidas en la
masonería nacional, optaron
por Comonfort para asegurar
el triunfo y confiaban en Juárez
para que los principios reformistas
fueran alcanzados.15
Puede entonces pensarse que
en este período, a diferencia
de lo que señalaba Mora respecto
a los primeros años de
actividad política de las logias
en México, la masonería se
preocupaba ya más por la consecución
de sus principios que
por las personas.16
Hubo otros momentos en
que la masonería prestó útiles
servicios a Juárez, en particular
tras el golpe de Estado de Comonfort.
Según Mateos, esta
institución intervino para que
la coalición de estados lo reconociera
como presidente de la
República y le proporcionara
su apoyo. Tras el triunfo liberal
en la guerra de Reforma, y ante
los ataques de que los liberales
seguían siendo objeto por
A pesar de las inevitables diferencias
entre sus miembros, la masonería daba
organización y cohesión al partido liberal
por la existencia de una serie de principios
e intereses compartidos.
parte del partido conservador,
las logias se convirtieron en
“servicios de inteligencia” que
intentaban captar el pensamiento
de la sociedad y mantener
informado al gobierno
nacional y a los funcionarios
locales de cualquier intento
de conspiración o de levantamiento.
Durante el imperio de
Maximiliano, tras el establecimiento
del gobierno juarista
en San Luis Potosí, los grupos
masónicos de aquel estado lo
pusieron en contacto con los
liberales de la zona, y muchos
militares de la región, también
masones, actuaron en las filas
del ejército juarista.17
La masonería fue así un
mecanismo para organizar y
articular a los grupos liberales;
además, fue tanto un medio
para acceder de manera directa
al poder político como
una fuerza indirecta que tenía
injerencia en las decisiones de
las autoridades y poseía una
personalidad colectiva mediante
la cual lograba imponer
candidatos en los diversos
niveles de gobierno. Fue un
puente entre los intereses de la
sociedad civil y los estatales, y
también contribuyó con Juárez
a la creación de la maquinaria
estatal, proporcionando un espacio
previo de organización y
conciliación, mediando entre
los tres poderes e incidiendo
en las acciones políticas de sus
miembros, colocados en diversos
sitios estratégicos del aparato
gubernamental, del ejército y
de la sociedad, siempre con la
intención de alcanzar sus fines
ideológicos, políticos, sociassles
y económicos.
J U Á R E Z
En la masonería, los hombres públicos se disputaban su
apoyo.18 A pesar de lo hasta aquí dicho, no debe
pensarse que la masonería funcionara como
una “máquina” que determinara de manera necesaria
las acciones de sus integrantes. Es cierto
que había influencia y una cierta coordinación,
pero la complejidad de la situación política, de
las alianzas personales, de los distintos intereses
en juego, y sobre todo la presencia de numerosos
masones en la contienda política, no permitían
que la actuación de toda la organización
masónica siguiera siempre una misma línea.
Así, Juárez recibió en ciertos momentos clave
el apoyo de la masonería como institución y de
algunos de sus miembros como individuos en el
Congreso, el ministerio, la prensa y el ejército,
pero también hubo masones que se le opusieron,
como Ignacio Manuel Altamirano, o que
contendieron con él por el poder, como el propio
Miguel Lerdo o Jesús González Ortega. En
la prensa, algunos masones que generalmente
apoyaban a Juárez en muchas ocasiones se vieron
precisados a criticar sus acciones o las de su
gobierno, y había otros que aun perteneciendo
a la orden no lo apoyaban, como los redactores
de El Constitucional. Por todo ello, es difícil
imaginar que Juárez haya sido un instrumento
de la masonería, o ésta de aquél.
Elías Palti ha hecho notar que la situación
política del período era mucho más compleja
de como se ha tendido a verla; los partidos no
votaban sistemáticamente en bloque y tampoco
lo hacía la masonería. La política se articulaba
más bien en pequeños círculos que se organizaban
en torno a la prensa, a la figura de algún
caudillo, a determinados intereses regionales o
grupales, y estas alianzas eran muchas veces efímeras
y endebles.19 Los periódicos, por ejemplo,
cambiaban sus lealtades de uno a otro candidato
durante una contienda electoral; El Siglo Diez
y nueve, que había sido juarista y promasónico,
se opuso enérgicamente a la última reelección
de Juárez, mientras El Monitor Republicano, que
fue considerado por muchos como el órgano
oficial de la masonería, estuvo en contra de su
elección en 1868 y terminó apoyándolo en la
de 1871. Valga comentar que El Siglo cambió
notablemente su postura tras la muerte de Zarco,
cuando al parecer ya no quedaron masones
en la redacción.
La importancia de la masonería no residía
entonces en que garantizara lealtades políticas,
pues no siempre lo hacía, sino en que contribuía
a obtener una cierta previsibilidad frente a un
panorama en el que el ejercicio de las prácticas
representativas, la fuerza que adquiría la prensa,
la posibilidad de acceder
al poder o de desestabilizar
al gobierno a través
de un movimiento armado,
la falta de mecanismos
establecidos de
organización política,
y muchos otros aspectos,
generaban un alto
grado de incertidumbre;
la masonería era un
me-dio que intentaba, aunque no siempre lo
conseguía, coordinar y unificar las voluntades
en torno a fines que iban muchas veces más allá
de las personas.
DIVISIONES EN LA
ORGANIZACIÓN MASÓNICA
La masonería también sufrió divisiones durante
el período juarista. Por muchos años,
a excepción de alguna logia formada principalmente
por extranjeros, el Rito Nacional Mexicano
había sido la única fuerza masónica actuante
en el país. En 1859 se formó la logia Unión
Fraternal, del Rito Escocés Antiguo y Aceptado,
el cual en poco tiempo se organizó y comenzó
a extenderse.20 Durante el Segundo Imperio las
logias del Rito Nacional fueron perseguidas
por los aliados de los franceses, vistas como
centros de conspiración liberales, pero no así las
escocesas.21 Ambos ritos estuvieron en buenos
La masonería parece haber cerrado filas
en torno a la figura de Juárez después de
su muerte. A la tenida fúnebre que le hizo
el Rito Nacional acudieron miembros de
todos los ritos e incluso representantes
de la masonería internacional.
19 Elías Palti, “Los diarios y el sistema político mexicano en
tiempos
de la República
Restaurada (1867-1876)”, en Paula Alonso (comp.), Construcciones
impresas. Panfletos,
diarios y revistas en la formación de los estados nacionales en
América Latina, 1820-
1920, Argentina, FCE, 2004, pp. 167-181.
20 José María Mateos, op. cit., p. 168.
21 Marco Antonio Flores Zavala, op. cit., p. 49; El Pájaro Verde,
tomo
III, núm. 272, 17 de
noviembre de 1865, p. 2.
J U Á R E Z M A S Ó N
Juárez desconocido 61
NÚMERO ESPECIAL
términos por algún tiempo,
pero en 1868 una división en
el interior del Rito Escocés dio
lugar al surgimiento del Rito
Escocés Reformado y a la ruptura
de relaciones del primero
con el Rito Nacional.
Tras el rompimiento, el Rito
Nacional reprochó al Escocés
sus relaciones con Maximiliano,
pues el primero se vanagloriaba
de haber defendido
la independencia mexicana,
pidiendo a sus miembros que
velaran por ella y apoyando
a Juárez, mientras que en
1866 el Supremo Consejo del
Rito Escocés había ofrecido
el protectorado de la orden
a Maximiliano y dos de sus
colaboradores más cercanos se
habían afiliado a dicho Consejo.
22 De acuerdo con algunas
narraciones, Maximiliano era
también masón y esto, junto
con su política liberal en materia
religiosa, dio pié a que
algunos personajes proclives
al Imperio pero cercanos a la
Iglesia terminaran por separarse
de él.23 La pertenencia de
Juárez y Maximiliano a la orden
masónica ha dado lugar a
especulaciones, pues se supone
que por ello Juárez debía haber
evitado que Maximiliano fuera
fusilado, dada la obligación de
los masones de protegerse entre
sí; incluso algunos grandes
dignatarios de la masonería
internacional, como Garibaldi
—siempre dentro de su postura
de aliado y simpatizante—,
pidieron a Juárez que salvara
la vida del emperador.
Según Jesús Vázquez Leos,
en San Luis Potosí se llevó a
cabo un juicio masónico en el
que, tras comprobar que los
documentos con que Maximiliano
pretendía acreditar
su pertenencia a la orden carecían
de valor por haber sido
emitidos por logias espurias
fundadas por Napoleón Bonaparte,
se decidió que el juicio
se realizaría libremente por el
ramo militar, sin que intervinieran
en él consideraciones
masónicas.24 Aunque no se han
localizado documentos que
confirmen lo anterior, no es
difícil que haya sido así, pues
este tipo de prácticas son usuales
en la masonería. Más difícil
parece, dada la situación, que
Juárez hubiera indultado a
Maximiliano, aun a pesar de la
intervención masónica.
Independientemente de esto,
es indudable que las divisiones
internas de la institución masónica
complicaron su actuación
política. Las orientaciones
de sus miembros comenzaron
a ser cada vez más diversas;
algunos masones del Rito Escocés
que luego integraron
el Escocés Reformado eran
juaristas, como Juan de Dios
Arias, mientras otros eran porfiristas,
pues el propio Díaz era
masón escocés y miembro del
Supremo Consejo —aunque
al parecer no muy activo—, y
tenía bastantes adeptos entre
los militares masones. Es muy
probable que estos conflictos
hayan impedido una participación
coordinada de la masonería
durante los últimos años
de vida de Juárez, de modo que
ésta se haya visto envuelta en
la compleja política de círculos
de que se hablaba arriba, sin
lograr organizarlos a un nivel
mayor. Además, algunos de
los principales representantes
del Rito Nacional se fueron
alejando cada vez más de Juárez,
como José María del Río,
quien como se recordará había
22 José María Mateos, op. cit., p. 173.
23 El Monitor Republicano, año XXII, núm. 291, 6 de diciembre de
1872,
pp. 2-3; Manuel García Aguirre, La Voz de México,
tomo III, núm. 275, pp. 2-3.
24 Jesús E. Vázquez Leos, op. cit., pp. 61-63.
B I C E N T E N A R I O D E J U Á R E Z
62 marzo-abril 2006 Metapolítica núm. 46
NÚMERO ESPECIAL
iniciado a Juárez en la masonería en 1847 pero
en los últimos años del gobierno juarista se
inclinó hacia Porfirio Díaz.
Lo que sí es muy probable es que la fuerza
electoral de la masonería se dividiera entre
Juárez y Díaz, pero no haya llegado a Sebastián
Lerdo de Tejada, pues éste parecía establecer
alianzas con el partido conservador y con el
ala clerical, que precisamente lo apoyaba, entre
otras cosas, por estar libre de vínculos masónicos.
Sin embargo, una vez muerto Juárez y tras
confirmarse que Sebastián Lerdo continuaba la
política reformista, el Rito Nacional le concedió
su apoyo.25
EL MITO JUARISTA
La masonería parece haber cerrado filas en
torno a la figura de Juárez después de su
muerte. A la tenida fúnebre que le hizo el Rito
Nacional acudieron miembros de todos los
ritos e incluso representantes de la masonería
internacional.26 En los discursos leídos por los
masones en las diversas ceremonias se pueden
ver ya varios elementos de los que durante el
porfiriato se consolidarían como el mito juarista
y sin duda también del gran relato masónico
sobre este período. Juárez aparece en ellos
como el hombre de la época, el fundador de
la Reforma, el redentor de la nación que dio su
vida por las instituciones republicanas y por la
independencia, siempre con la masonería como
su inspiración y sostén. Desde luego, no por ello
desaparecen los otros destacados personajes del
período; según Francisco Gordillo las voces de
otros grandes masones, como Gómez Farías,
Rejón, Zubieta, Ocampo, Degollado y de muchos
más florecieron en el corazón de Juárez,
el único que pudo llevar a cabo la idea de la
Reforma como medio de elevar al pueblo, de
dar estabilidad al gobierno y de hacer sucumbir
al retroceso.27
Fue así como desde el momento de su muerte
—e incluso antes, por ejemplo con la biografía
que escribió de Juárez Anastasio Zerecero, también
masón del Rito Nacional— la masonería
comenzó a forjar el mito juarista, en clara
tradición republicana de culto a los héroes. La
masonería legitima a Juárez y se autolegitima a
través de él y de muchos otros héroes que formaron
parte de sus filas, pues al exaltarlos se exalta
a sí misma como promotora de los grandes
cambios, y aprovecha las obras de sus miembros
para combatir su mala imagen. Obviamente,
esto dio lugar a la elaboración del antimito,
del que existen dos vertientes: una para la que
Juárez siempre fue un personaje ambiguo y oscuro
que, lejos de ayudar, estorbó al desarrollo
de la Reforma, y otra, casi siempre confesional,
para la que Juárez y la masonería fueron los
principales enemigos de la patria, subordinados
a intereses extranjeros que pretendían destruir a
la Iglesia y apoderarse del país.
Durante el porfiriato, dentro de la construcción
del mito unificador basado en el liberalismo,
Juárez se consolidó como la encarnación
del mismo y de la Reforma,28 y la masonería
con sus obras, sus ceremonias cívicas, sus discursos,
sus monumentos, contribuyó a difundir
y defender esta imagen. Incluso, después de
la aparición de El verdadero Juárez, de Bulnes, la
logia Ignacio Ramírez publicó una protesta
formal por la destrucción que hacía de la figura
juarista.29
En la actualidad Juárez sigue siendo uno
de los principales emblemas de la masonería
mexicana de todos los ritos. Con motivo del
bicentenario de su natalicio se creó una Comisión
Nacional para los festejos que hizo una
profesión de fe juarista, siempre con la clara
conciencia de que no es sólo la persona de
Juárez, sino lo que representa —el liberalismo,
la unidad nacional, la virtud, la honestidad, la
responsabilidad, el deseo de servir a México,
la equidad entre hombres y mujeres, la igualdad—,
lo que debe conmemorarse y mantenerse
vivo.30
J U Á R E Z M A S Ó N
25 Luis J. Zalce y Rodríguez, op. cit., p. 294.
26 Juvenal, Charla de los domingos, en El Monitor Republicano, año
XXII, núm. 204, 25 de agosto de 1872, p. 1.
27 Francisco T. Gordillo, Discurso, en El Siglo Diez y Nueve, tomo
LIV, núm. 10061, 25 de julio de 1872, p. 2.
28 Nora Pérez Rayón, “La modernidad y sus mitos: Juárez, el
Benemérito”, en Érika Pani y Alicia Salmerón (coords..),
Conceptualizar
lo que se ve. Françoise-Xavier Guerra, historiador,
homenaje, México, Instituto Mora, 2004, p. 216.
29 Logia Ignacio Ramírez, Protesta de la Logia Ignacio Ramírez,
contra
el libro de Francisco Bulnes “El Verdadero Juárez”, México, La logia,
1904.
30 Comisión nacional para los festejos del Bicentenario del natalicio
de Benito Juárez García, Profesión de fe juarista, hoja suelta s/e,
s/
f. Facilitada por el Ing. Humberto Rodríguez Lozano,
Director General de la Comisión y el C.P. Zeferino Aguilar Olivares,
Coordinador General de la misma.
Juárez desconocido 63
NÚMERO ESPECIAL
RITUAL FÚNEBRE POR JUÁREZ*
REVISITADO
El teatro de Iturbide presentaba el aspecto más lúgubre que pueda
imaginarse: en la mitad del patio se
alzaba un gran catafalco aplomado sobrepuesto de una pirámide negra;
el busto de Juárez miraba al
Norte, y a un lado un gigantesco esqueleto sostenía con su horrible y
descarnada mano el nivel, que
estaba suspendido sobre la cabeza del busto, como para indicar que la
muerte nivela a todos los humanos. (…)
El foro presentaba el aspecto de la logia preparada para los
trabajos;
la gran bambalina del telón de boca
estaba forrada de negro, y el triángulo dorado, con tres caudas de
cometas se miraba en el centro; en la segunda
bambalina se distinguía un gran letrero que decía lo siguiente:
A∴T∴D∴L∴V∴Y∴P∴D∴G∴H , que
quiere decir: “Al triunfo de la verdad y progreso del género humano;”
a la derecha e izquierda otras inscripciones
sobre fondo negro con letras blancas, con la siguiente leyenda: “Deus
mcunque jus”. “E pluribus unum”.
En el fondo se alzaba un dosel blanco con adornos negros rosetones de
donde se destacaba la estrella con
una letra G y el ojo de la Providencia, en significación de que la
masonería está bajo su inmediata protección.
A los lados del dosel estaban dos columnas de madera, una al Norte,
otra al Sur; después dos banderas, una
azul con un ancla, otra negra con figuras rojas; más adelante una
bandera con el sol, otra con un águila mexicana.
(…)
Bajando del foro estaba un sillón vacío, y sobre sus brazos las
insignias masónicas del C. Juárez. Los tres
maestros de ceremonias seguían inmediatamente con sus tres espadas
flamígeras.
Los sillones de la presidencia estaban ocupados por el Sr. Mateos, y
a
los lados los Sres. Vázquez y el
representante del Gran Oriente de España. Los dos vigilantes eran los
Sres. Obando y Alas, y los maestros de
ceremonia los Sres. Trigueros, Pérez y otra persona que no conocimos.
Todos los masones estaban ataviados de una manera rara; grandes
collares rojos, unos lisos y otros con
estrellas de oro realzadas. Tenían también un delantal de seda
ribeteado de rojo, y una especie de condecoraciones
que consistían en estrellas, triángulos y figuras masónicas. Otros
había con collares blancos, otros
los tenían azules con extremos rojos. Como tres o cuatro masones
había
en el patio cuando dieron las siete y
media, hora en que debía principiar la ceremonia.
El presidente dio tres toques con su mazo y preguntó al primer
vigilante cuál era su deber.
—Ordenar a los maestros de ceremonia que inquieran si hay entre
nosotros algún extraño.
Así se hizo, y los maestros de ceremonia fueron pidiendo el
tocamiento
y recibiendo de todos en el oído la
palabra sagrada.
Después el Sr. Mateos hizo un breve discurso encaminado a decir que
los masones, así como los pueblos
antiguos, habían formado a Juárez un juicio después de muerto; y que
resultando de él que sus virtudes superaban
a sus faltas, se le había honrado con aquel acuerdo a sus grandes
hechos.
En seguida hizo una peregrinación al derredor del túmulo seguido de
toda la logia, arrojando uno tras de
otro rosas, que según la fórmula tienden a evitar la corrupción.
Después quemaron perfumes, arrojando un
guante, y al último siemprevivas y más perfumes. Cada ceremonia iba
acompañada de un ruido de tambores
que iba apagándose y escuchándose poco a poco imitando perfectamente
el llanto, y los intermedios se
cubrían con marchas fúnebres perfectamente ejecutadas.
El presidente preguntó varias veces dónde estaba el hermano Juárez, y
como vieran sus insignias sobre el
sillón, los maestros de ceremonia dedujeron que estaba muerto, y las
guardaron en el interior del catafalco.
Concluidas las ceremonias, comenzaron las planchas (discursos). El
Sr.
D. Andrés Vázquez habló a nombre
del taller de Juárez [...] Siguieron otros discursos y una poesía y
en
seguida preguntó el presidente al primer
vigilante ¿a qué hora debe cerrar la logia sus trabajos?
—A las doce, contestó.
El Sr. Mateos dijo a los hermanos que se retiraran en paz, y que
antes
formaran la cadena eléctrica,
tomándose de los brazos.
La ceremonia concluyó a las once. (…)
Unos niños de cuatro o cinco años, masones también, con su delantal y
sus medallas, estaban sentado a
los pies del catafalco; el mayor orden, la mayor solemnidad reinó en
la ceremonia. Si las fórmulas son raras, si
tal vez no pertenecen ya a la época actual, lo repetimos, en la
Masonería no encontramos nada que se oponga
a la religión ni al catolicismo; por esto os he descrito aquellas
ceremonias: en los discursos se veneraba a Dios,
se alababa la virtud, se glorificaban las buenas acciones, y la
fraternidad era como el talismán que unía a
aquellos hombres, obreros de la verdad.”
•From: °illuminati° <hermetyx@xxxxxxxxxxx>
•Date: Fri, 15 Jan 2010 20:06:03 -0800 (PST)
--------------------------------------------------------------------------------