¿Por qué los masones protegen con tanto celo sus enseñanzas esotéricas?

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Alcoseri Vicente

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Sep 18, 2025, 9:57:57 PM (3 days ago) Sep 18
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¿Por qué los masones protegen con tanto celo sus enseñanzas esotéricas?

El Enigma de los Secretos Masones; Un Viaje al Corazón del Conocimiento Oculto

Imagina un mundo donde el conocimiento masónico  no es un bien infinito, sino un tesoro escaso, custodiado por guardianes silenciosos que velan por su pureza y poder transformador. En el corazón de la Masonería, esa antigua fraternidad envuelta en símbolos y rituales milenarios, yace un enigma que ha fascinado a sabios, exploradores del espíritu y buscadores de la verdad a lo largo de los siglos.

A este conocimiento en el mundo del Islam se le denomina “Baraka” , una idea muy central en el mundo del Sufismo.

 ¿Por qué los masones protegen con tanto celo sus enseñanzas esotéricas? ¿No sería el mundo un lugar mejor si este saber ancestral se compartiera libremente, iluminando las sombras de la ignorancia y el caos? Esta pregunta no sólo  despierta curiosidad, sino que invita a una profunda reflexión sobre la naturaleza misma del conocimiento humano. Acompáñame en este recorrido, donde desentrañaremos los velos de la Masonería, enriquecido con perspectivas filosóficas eternas, para descubrir por qué el secreto no es un capricho, sino una necesidad cósmica.

La Masonería, con sus raíces en las guildas medievales de constructores y sus ecos en las antiguas escuelas de misterios egipcias y griegas, no oculta su conocimiento por mera exclusividad, sino por una comprensión profunda de su esencia material y limitada. Como bien observó Platón en su alegoría de la caverna en La República, donde los prisioneros encadenados confunden las sombras con la realidad, el verdadero conocimiento es como la luz del sol: cegadora para quienes no están preparados, pero reveladora para los que ascienden paso a paso. En la Masonería, este saber no se mantiene en secreto por egoísmo; al contrario, fluye hacia aquellos que lo buscan con humildad y capacidad, pero su naturaleza inherente lo hace imposible de convertir en posesión colectiva.

Permíteme explicarte esto con mayor detalle, incorporando una analogía que resuena en los rituales masones. El conocimiento masónico, enfatizado en sus grados y símbolos como la escuadra y el compás, es material en el sentido más profundo: posee límites cuantitativos, tal como la arena en un desierto o el agua en un océano, medidos con precisión inalterable. Aristóteles, en su Metafísica, argumentaba que todo en el universo tiene una cantidad finita y una forma esencial, y que el exceso o la dilución distorsionan su propósito: "La virtud es una especie de medianía, ya que apunta al medio". Aplicado al conocimiento masónico, si se distribuyera entre multitudes, cada individuo recibiría una porción tan ínfima que no alteraría su comprensión ni su vida; peor aún, podría generar confusión o resultados adversos, como un brochazo de tinta negra sobre un paisaje ya terminado  en un lienzo, pincelada indebida  que arruina en lugar de embellecer.

En cambio, cuando este conocimiento se concentra en un círculo selecto de masones –aquellos que han pasado por iniciaciones rigurosas y demostrado su compromiso–, produce frutos extraordinarios: avances en la ética personal, contribuciones a la sociedad y una lucha más efectiva contra la falsedad, el mal y la ignorancia. Piensa en figuras históricas como George Washington o Benjamin Franklin, masones cuya sabiduría no sólo  iluminó sus vidas, sino que forjó naciones enteras. Aquí radica una lección clave: la Masonería no priva a nadie; simplemente recoge las valiosas  perlas que las masas descartan. Como señala el escritor sufí Idries Shah en su obra Los sufíes, "El conocimiento es como el agua: si se vierte en un recipiente roto, se pierde; pero en uno íntegro, nutre y transforma". En épocas de paranoia   colectiva –guerras, revoluciones o crisis planetarias–, cuando la humanidad parece olvidar su instinto de preservación y se entrega a la destrucción, vastas cantidades de este conocimiento quedan "sin reclamar". Los masones, entonces, actúan como recolectores, salvando lo que de otro modo se disiparía en el vacío.

Este principio no es injusto, sino equilibrado. La mayoría de las personas, inmersas en las distracciones cotidianas del mundo profano –desde el consumismo voraz hasta las pasiones efímeras–, no anhelan ni valoran este saber profundo. Observa cómo en nuestra era moderna, el dinero se derrocha en entretenimientos superficiales mientras se ignora la búsqueda interior. Platón advertía en El Banquete que el amor verdadero al conocimiento eleva el alma, pero sólo  para quienes lo persiguen con pasión: "El que ha sido iniciado en los misterios del amor... contempla la belleza divina". En la Masonería, aquellos que rechazan su porción no son víctimas, sino que liberan recursos para los verdaderos aspirantes, permitiendo que un grano de sabiduría crezca en mentes fértiles y genere cambios reales.

Vamos por anécdotas masónicas reales a este conocimiento - cómo Mozart, masón, codificó símbolos en su La flauta mágica, reflejando rituales secretos que transformaron la ópera en un espejo esotérico. O contar cómo la Masonería influyó en la Declaración de Independencia, con Franklin y otros usando principios simbólicos para forjar libertad. Añadiría una cita de Shah sobre cómo los cuentos sufíes, como los masones, ocultan verdades en fábulas para protegerlas de profanos.

Si, recuerden cómo Mozart, un masón iniciado, deslizó en su ópera La flauta mágica el viaje del alma: Tamino -ese eres tú, el aprendiz- cruza pruebas de fuego y agua, simbolizando los grados que ningún libro te cuenta del todo.

"Tamino"  el personaje de Tamino, el príncipe de la ópera La flauta mágica de Mozart, quien busca rescatar a Pamina. Los historiadores todavía discuten si la flauta de Tamino fue un código para una herramienta masónica real.

Idries Shah escribió: 'Los cuentos no engañan; los hombres sí'. Así la Masonería esconde perlas en piedras: la logia de San Juan , dicen, diseñó el Templo con medidas sagradas que nadie reconstruyó... porque las dimensiones cambian si las mides sin llave.

 

Así igualdad y fraternidad no como consignas, sino como principios que ya se practicaban en las logias: el compás y la escuadra, ¿sabes? Y si quieres misterio de verdad, el templo de Salomón-donde supuestamente nació la masonería operativa-lo mandó construir un rey con ayuda de Hiram de Tiro. Nadie sabe qué planos usaron, pero los masones dicen que ahí está el secreto: geometría sagrada, proporciones que vibran. Aristóteles diría que es pura forma sin materia... aunque Idries Shah preferiría: «no lo expliques, que lo viva quien pueda».

Agrego un comentario personal aquí: en mi exploración de la Masonería, he notado cómo nuestras logias masónicas funcionan como faros en la tormenta, preservando tradiciones que han influido en el Renacimiento, la Ilustración y hasta en movimientos de derechos humanos. Sin este enfoque selectivo, el conocimiento se diluiría en dogmas vacíos, perdiendo su poder alquímico. Aristóteles complementa esto en su Ética a Nicómaco, donde enfatiza que el saber práctico (phronesis) no es para todos, sino para los virtuosos: "No todos pueden ser sabios, pero todos pueden ser buenos". Idries Shah, por su parte, en Aprender a aprender, critica la democratización forzada del esoterismo: "Dar perlas a los cerdos no las hace valiosas; sólo  las ensucia". Así, la Masonería no sólo  guarda secretos, sino que los multiplica para el bien mayor.

En ese sentido, el secreto masónico no es una barrera, sino un puente hacia la elevación. Si toda la humanidad recibiera sólo  una fracción minúscula de este conocimiento anual –digamos, media libra para el mundo entero–, las masas permanecerían inalteradas en su ignorancia. Pero al reservarlo para los dedicados, se forjan líderes y visionarios que guían al resto. Invito a reflexionar: ¿Estás listo para buscar tu porción de baraka masónica ? La Masonería espera a quienes llaman a su puerta con el corazón abierto, recordándonos que el verdadero oro del espíritu brilla más en manos expertas.

Alcoseri 

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