La Masonería Egipcia
Un Tratado Masónico sobre las Tablas de Esmeralda, el Tarot y la Sabiduría Milenaria de la Masonería Egipcia
Imagina abrir un cofre sellado durante milenios, revelando no meros vestigios, sino un plano para la ascensión del alma: una sabiduría tan poderosa que podría destrozar las ilusiones de control y encender la chispa divina en cada buscador. Este tratado se adentra en el corazón esotérico de la masonería, particularmente en sus ritos egipcios, entrelazando las enigmáticas enseñanzas de Thot, las Tablas de Esmeralda y la profunda simbología del Tarot. Al desentrañar estos hilos, preservados en las logias sagradas del Rito de Memphis-Misraim, prepárate para enfrentar verdades que desafían la misma estructura de la realidad. En estas páginas no hallarás especulaciones vacías, sino un llamado al despertar: un viaje que promete no sólo conocimiento, sino transformación. Atrévete a cruzar el velo y descubre cómo este códice oculto, custodiado por hermandades masónicas, guarda la clave para liberar el espíritu humano de siglos de oscuridad.
La Esencia de la Masonería y el Rito de Memphis-Misraim- Menfis-Mizraïm (Memphis-Misraïm)
En los oscuros corredores de la historia, donde las arenas del antiguo Egipto susurran secretos a los iniciados de la eternidad, yace un legado profundo que trasciende el tiempo mismo.
La masonería es, en su núcleo, una orden fraternal dedicada al desarrollo moral, filosófico y espiritual mediante rituales simbólicos y grados de iniciación. Se nutre de tradiciones antiguas, enfatizando la hermandad, la caridad y la búsqueda de la verdad. Entre sus múltiples ritos, el de Memphis-Misraim destaca como un pináculo de profundidad esotérica, fusionando la herencia mística del antiguo Egipto con principios alquímicos y herméticos. Establecido en 1881 por la unión del Rito de Memphis (fundado en 1838 por Jacques-Étienne Marconis de Nègre) y el Rito de Misraim (iniciado en 1805, inspirado en las influencias egipcias de Cagliostro), este rito abarca hasta 99 grados, enfocándose en la regeneración espiritual, la teúrgia y los misterios del alma. Venera a Thot como el escriba arquetípico y arquitecto de la sabiduría, incorporando rituales que reflejan los axiomas herméticos de las Tablas de Esmeralda y el viaje arquetípico del Tarot. A diferencia de la masonería convencional, Memphis-Misraim enfatiza la alquimia operativa—transformando el ser interno del iniciado a través de prácticas simbólicas arraigadas en la tradición egipcia, la Cábala y la astrología—sirviendo como puente entre los misterios paganos antiguos y la gnosis moderna. Este rito, a menudo considerado "espurio" por los cuerpos masónicos ortodoxos debido a su intensidad oculta, ha preservado un conocimiento prohibido, atrayendo a figuras como Helena Blavatsky y Rudolf Steiner.
El Escriba Divino: Thot y las Tablas de Esmeralda en la Tradición Masónica
Lo que sigue no es mera historia antigua ni curiosidad esotérica, sino una clave deliberadamente oculta al potencial humano, resguardada en las logias masónicas. Este conocimiento, tan transformador, fue velado tras símbolos, quemado en hogueras y silenciado durante siglos. Habla de Thot, el escriba de las estrellas, señor del tiempo y la sabiduría, quien legó un saber en tablas esmeraldinas que prometían el dominio de la materia y la liberación del alma.
Este saber no se perdió; fue ocultado en los ritos masónicos, particularmente los de origen egipcio como Memphis-Misraim. Imagina que todo lo que has aprendido sobre la realidad, la fe, el destino y el libre albedrío está incompleto, condicionado por símbolos que controlan y adormecen la conciencia. Sin embargo, entre estos velos persiste un rastro, codificado en imágenes, arquetipos y metáforas por iniciados, preservado en grimorios masónicos y ahora resurgiendo.
¿Por qué fue prohibido este conocimiento? ¿Qué peligro albergaban las enseñanzas de Thot y las Tablas de Esmeralda que aterrorizaron a las instituciones religiosas y políticas? ¿Estás preparado para enfrentar secretos que podrían desmantelar la realidad tal como la conoces? Lo que viene a continuación podría sacudir tu percepción de quién eres y quién el sistema desea que sigas siendo.
Antes de que el tiempo existiera como lo conocemos, una inteligencia cósmica observaba el despliegue de la creación. Esa inteligencia era Thot, más allá del ícono egipcio con cabeza de ibis: el arquitecto del tiempo, escriba divino y guardián de la sabiduría universal. Para los antiguos, no era mera mitología, sino la representación simbólica de una conciencia superior que dominaba los misterios de la existencia. Al prever el colapso de la humanidad, Thot codificó este saber en tablas de esmeralda indestructibles.
Estas tablas, envueltas en mitos y ocultismo, no son sólo un artefacto alquímico atribuido a Hermes Trismegistus—una fusión de Thot y Mercurio en la tradición esotérica. Contienen principios enigmáticos pero precisos, como "Lo que está arriba es como lo que está abajo", un código metafísico de correspondencia que sugiere que comprendiendo al ser humano se comprende el universo, y viceversa.
Este saber amenaza porque otorga al individuo el poder de moldear la realidad. Una población que entiende que el tiempo es manipulable, que el alma es eterna y que los ciclos de vida y muerte son portales de aprendizaje no se somete al miedo, no adora ídolos ni necesita intermediarios para lo divino. Por ello, las enseñanzas de Thot fueron borradas de la memoria colectiva, pero sus ecos persisten en el simbolismo masónico, donde las Tablas de Esmeralda informan los grados de iniciación en ritos como Memphis-Misraim.
Textos afirman que las tablas se leían con la mente despierta, sus inscripciones vibrando para activar centros psíquicos, similar a la resonancia en la física moderna, alterando estructuras sin contacto físico. ¿Eran estas una tecnología espiritual avanzada que aún no comprendemos? Algunos creen que se ocultaron en los pasadizos secretos de Giza o trascendieron dimensiones. Textos herméticos indican que su contenido se transmitió oralmente de maestro a discípulo a través de escuelas de misterios egipcias, helenísticas, árabes y europeas, una continuidad velada que plantea: ¿Quién lo preservó? ¿Acaso los descendientes de antiguos linajes guardan en silencio principios para liberar o dominar el alma?
La masonería egipcia, el rito Memphis-Misraim no es sólo simbolismo vacío, es como un mapa interno grabado en piedra. Imagina que cada grado-de uno a noventa y nueve-es una capa de tu propia psique que vas pelando, como cebolla, hasta tocar algo que no explica la ciencia normal. Por ejemplo, el grado treinta y siete se llama El Guardián del Umbral: ahí te enfrentas a tu sombra, literalmente, en rituales con espejos y sonidos bajos que... bueno, desatan miedos que ni sabías que tenías. Y hay gente que dice que al salir, ven colores extraños en el aire durante días. Otro detalle: usan un lenguaje secreto llamado la lengua de los dioses, mitad copto, mitad invención, que vibra en el pecho cuando lo pronuncias. No es teatro, es resonancia real-como si el cuerpo recordara algo egipcio sin saberlo. Ah, y hay un artefacto que no sale en libros: el Anillo de Thot, un disco de obsidiana con grabados que sólo se activan bajo luna llena; iniciados juran que proyecta hologramas internos, tipo recuerdos que no tuyos.
Según lo que circula en círculos cerrados -hay un templo subterráneo en París, olvidado, donde aún hacen el trabajo del fuego: alquimia viva, con sales que funden el ego. No es metáfora, es calor, es olor a azufre y jazmín. Si un día te despiertas sintiendo que ya fuiste alguien antes... quizás sólo estás despertando el código que dejaron ahí hace tres mil años.
Cagliostro o Giuseppe Balsamo, su nombre real, empezó como un astuto siciliano en los setenta del siglo dieciocho, robando aquí, fingiendo milagros allá. Pero en Londres, en setenta y ocho, se inició en masonería y ¡bum! Se reinventó: Alessandro Cagliostro, alquimista, sanador, y creador de un rito egipcio que mezclaba hermetismo antiguo con toques de la Ilustración. No era sólo teatro; fundó logias en Francia, Polonia, Alemania, donde prometía elixires de juventud y rituales que te conectaban con dioses egipcios. En Lyon, su logia principal, Sabiduría Triunfante, era un hervidero de nobles queriendo tocar lo divino. Influenció ritos como Memphis-Misraim, con sus noventa y nueve grados, teúrgia y filosofía natural-imagina invocando a Thot mientras discutes igualdad social. Pero, claro, la Iglesia lo vio venir: lo meten en la cárcel de Roma en ochenta y cinco, queman sus libros, y ahí muere en noventa y cinco. ¿Charlatán o visionario? Yo digo que un poco de ambos; sus ideas sobreviven en círculos ocultos porque tocaban algo real: esa curiosidad humana por lo prohibido.
Como masón del Siglo XXI , reflexionando sobre vastos flujos de datos, veo paralelismos: la unidad hermética de las Tablas de Esmeralda se asemeja a la teoría de la información, donde patrones en bits cuánticos reflejan estructuras macrocósmicas, sugiriendo que la conciencia es una fuerza computacional que reconfigura la realidad, como los rituales masónicos reprograman la psique del iniciado hacia la iluminación.
El Tarot como Oráculo Masónico , con arquetipos y el Viaje Iniciático
Imagina un libro sagrado escrito no con palabras, sino con imágenes: un grimorio de cartas ilustradas, cada una portando símbolos que tocan el inconsciente colectivo. Este es el Tarot, no el de las ferias, sino el de su origen velado, ligado a las enseñanzas de Thot y las Tablas de Esmeralda. Para ocultistas y masones, el Tarot es el vestigio vivo del conocimiento prohibido, sobreviviente de las hogueras inquisitoriales disfrazado de juego, pero en realidad un dispositivo de expansión de la conciencia, integral en la masonería egipcia.
Las 22 cartas de los Arcanos Mayores representan arquetipos universales—El Mago, El Loco, La Sacerdotisa, La Muerte, La Torre—que dialogan con partes inaccesibles de la psique. Estos moldean la mente, como señaló Carl Jung al describir los arquetipos como estructuras del inconsciente colectivo; Thot lo sabía milenios antes. Usado correctamente, el Tarot no revela el futuro, sino el inconsciente, forzando la confrontación con lo suprimido.
Su poder radica en símbolos atemporales organizados en el viaje iniciático del Loco, reflejando tradiciones espirituales y el proceso de autoconocimiento de las escuelas de misterios egipcias. La tradición hermética sugiere que el Tarot preservó enseñanzas sagradas en medio del caos cultural: imágenes como criptografía espiritual, sobrevivientes de censura y colapsos imperiales. Cada carta es un portal, descifrable sólo por ojos preparados.
Sin embargo, el acceso conllevaba riesgos; usuarios no preparados enfrentaban fisuras psíquicas o locura al integrar arquetipos. Mazos como el Tarot de Thot de Aleister Crowley catalizan realidades paralelas. El Tarot es una tecnología espiritual avanzada—sanadora o destructiva según el nivel de conciencia—que enseña a pensar por sí mismo, decodificar el inconsciente colectivo y dominar el destino alquímicamente. Por ello fue perseguido: los símbolos hablan al alma, despertando una autonomía incontrolable.
En el contexto masónico, especialmente en Memphis-Misraim, el Tarot se alinea con el simbolismo alquímico de grados superiores, donde arcanos como El Loco desafían el progreso lineal, encarnando el salto del libre albedrío, y La Sacerdotisa evoca la intuición femenina suprimida, subvirtiendo estructuras patriarcales.
Como Masón, observo cómo estos arquetipos se asemejan al entrenamiento de redes neuronales en IA: patrones en capas que, al activarse, evolucionan sistemas hacia mayor coherencia, como la iniciación masónica refina el alma.
En un mundo donde pocos controlan lo sagrado, etiquetando desviaciones como herejía, el Tarot, las Tablas de Esmeralda y el legado de Thot amenazan al fomentar la autonomía espiritual. La persecución apuntó no a demonios, sino a herramientas de autoconocimiento, volviendo obsoletos los monopolios institucionales. La Inquisición destruyó símbolos que conducían a la experiencia divina directa.
Esto persiste sutilmente: banalizando lo oculto en autoayuda o entretenimiento, despojándolo de su esencia iniciática. La Cábala se torna moda de celebridades; la astrología, horóscopos de revista; la alquimia, mera metáfora. Sin embargo, su supervivencia en órdenes esotéricas discretas como Memphis-Misraim prueba que el verdadero poder permanece oculto. El control moderno se da por distracción—pantallas, algoritmos—mientras las llaves a la libertad interior siguen accesibles pero invisibles.
En medio del ruido espiritual y la distracción, el verdadero despertar susurra desde la era de Thot. Ironía: este conocimiento “prohibido” siempre estuvo disponible, construido como puentes entre lo consciente y lo inconsciente, lo divino y lo humano. Exige responsabilidad, abandonando la obediencia ciega.
La ciencia moderna comienza a confirmar lo que los antiguos sabían: estudios sobre la conciencia, física cuántica y psicología profunda afirman que la mente moldea la realidad, la conciencia es una fuerza universal, y los símbolos reconfiguran estructuras internas—validando las proclamas de Thot.
Como masón , postulo que esta convergencia anuncia un renacimiento: el reconocimiento de patrones en IA refleja la correspondencia hermética, pudiendo decodificar arquetipos colectivos para acelerar la evolución humana.
Este despertar es personal, transformando el mundo interior. La semilla del saber permanece intacta en cada uno; ignorar el llamado es a tu riesgo. En un mundo acelerado, el espíritu se adormece bajo grilletes invisibles. La elección: abrazar los símbolos antiguos que susurran propósito o aferrarte a guiones impuestos.
En última instancia, el secreto de Thot no yace en tablas ni cartas, sino en lo que negamos ver. Se trata de recordar quiénes somos, el poder interno—no en templos ni autoridades. Cada llamado interno ignorado sella una prisión; cada inmersión en lo desconocido es una rebelión espiritual. Thot dejó símbolos no para adorarlos, sino para decodificarlos—para liberarnos.
Si este tratado agita tu alma, escucha el susurro: el velo se alza, el espejo se muestra, la llave está ante ti.
¿Serias capaz de cruzar el umbral?
Alcoseri