El Tabajo
Cuando le han sido comunicados al Compañero los misterios
tradicionales que le permiten hacerse reconocer, es conducido hacia
los H∴ H∴ Vig∴ que lo examinan. Sólo después de esta prueba se le
proclama Compañero. Pero, los “misterios” de que se trata no son sino
simplemente simbólicos. Para ser realmente reconocido como Iniciado
del segundo Grado, será necesario que haga sus pruebas en forma más
seria. Es al pie de la obra donde se conoce al Masón, y es por su modo
de trabajar como se confirma el Compañero.
Pero, ¿Qué es preciso entender por trabajo en Masonería?. Muy a menudo
los Masones confunden el símbolo con la realidad; se imaginan haber
trabajado masónicamente por el hecho de haber seguido con asiduidad
los trabajos de su Logia, haciendo honor, en su oportunidad, a los
“trabajos de masticación”. ¡Ay! los que piensan así no conocen de la
Masonería sino la letra muerta: todo lo ignoran del verdadero trabajo
iniciático.
Este “trabajo por excelencia”, al cual se consagraron los Sabios de
todos los tiempos, está muy lejos de limitarse al cumplimiento de
ceremonias simbólicas, por muy profundamente significativas que sean.
La “Gran Obra”, a la cual nos convida la Franc-Masonería, implica, en
efecto, participación efectiva de nuestra parte en la empresa más
sublime que se pueda concebir, puesto que se trata nada menos que de
la creación del Mundo o de su perfección, lo que viene a ser
exactamente lo mismo. Estamos llamados a conocer la marcha del
Progreso, a adivinar las intenciones de lo que se quiere hacer, a
descifrar, en otros términos, el plan de la Inteligencia constructiva
del Universo, a fin de poder intervenir útilmente con el fin de
favorecer en todas partes la aparición de lo mejor.
Obreros del perfeccionamiento general, debemos saber construir, con
nuestra inteligencia, nuestra alma y nuestra voluntad, un edificio
moral que será el Templo único de una Humanidad más y más esclarecida,
desplegando en todas partes una actividad armónica, por el sólo hecho
de estar libre de todos los males mantenidos por la ignorancia, por la
falta de inteligencia y de comprensión o, en otros términos, tontería
humana.
Esta tontería, esta incapacidad culpable de todos los sufrimientos que
los hombres se ocasionan entre sí, representa para el Iniciado el gran
enemigo, el adversario por excelencia. (Adversario se dice en hebreo,
Satán. Y el verdadero Satán que se opone a la luz creadora, es el
oscurantismo, que gusta a los que anatematizan la emancipación de las
inteligencias). Debe ser combatido sin descanso, desde luego, en
nosotros mismos, después a nuestro alrededor. Iluminarse a sí mismo, a
fin de poder alumbrar a los otros, tal es el verdadero objeto del
trabajo masónico. Nosotros trabajamos, luchamos, a fin de conquistar
la luz, para después esparcirla o difundirla. Somos Obreros de la luz
y colaboramos como tales en la Gran Obra del Grande Arquitecto del
Universo.
OSWALD WIRTH
http://tallermasonico.blogspot.com/2010/03/el-tabajo.html