El Candidato

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Jun 4, 2009, 4:54:04 PM6/4/09
to SECRETO MASONICO
El Candidato
Hay un periodo en el desarrollo de toda cosa individual viviente en
que el ser se
da cuenta, con naciente conciencia, de que es un prisionero. Aunque
aparentemente libre
de moverse y desenvolver su personalidad, la fugaz vida reconoce, por
medios cada vez
mayores sus propias limitaciones. En ese instante es cuando el hombre
clama con más
insistencia que nunca por su liberación de las opresivas ataduras que,
aun cuando
invisibles para los ojos mortales, lo siguen encadenando con
servidumbres muchísimo
peores que las de cualquier cárcel material.
Muchos han leído, sin duda, el relato del prisionero de Chillón, quien
paseaba de
arriba abajo, dentro de los estrechos confines de su celda, mientras
que las azules aguas
se agitaban sin cesar sobre su cabeza, y el único ruido que rompía el
silencio de su
eterna noche era el constante chapoteo de las filtraciones.
Compadecemos al prisionero
en su prisión material, y nos entristecemos hasta lo más íntimo del
corazón, puesto que
sabemos cuan ardientemente la vida ama la libertad. Pero hay un
prisionero cuya pena es
mucho peor que, las terrenales. No tiene siquiera los estrechos
confines de una celda en
torno suyo, pues no puede, por lo menos, pasear incesantemente, de
arriba abajo y tejer
surcos sobre los guijarros de su inmundo suelo. Ese eterno prisionero
es la Vida,
encarnada en los sombríos y pétreos muros de la materia, sin que un
solo rayo ilumine la
negrura de su destino. Eternamente lucha, entre los negros ámbitos de
tenebrosos muros,
pidiendo luz y una oportunidad de inspiración. Ese es el eterno
Prisionero que, a través
de las infinitas etapas de desarrollo cósmico, a través de
innumerables formas y
desconocidas especies, pugna eternamente por liberarse a sí y
conquistar la libertad de
expresarse a sí mismo, derecho natural que toda creatura posee.
Siempre en espera del
día en que, irguiéndose sobre las rocas que por ahora cierran su
informe tumba, pueda
alzar los brazos al cielo, sumergirse en el resplandor celeste de la
libertad espiritual, ser
libre de unirse a los burbujeantes átomos y danzar alegremente,
después de romper las
cadenas de su prisión y de su tumba.
En torno de la Vida, ese maravilloso germen que hay en el corazón de
toda
creatura, ese sagrado Prisionero en Su lóbrega celda, ese Maestro
Constructor yacente en
el sepulcro de la materia, se ha levantado la maravillosa leyenda del
Santo Sepulcro.
Bajo innumeras alegorías, los filósofos místicos de todos los tiempos
han perpetuado
aquel trascendente relato, que, para el Gremio de los Francmasones,
consiste en el
místico ritual de Hiram, el Maestro Constructor, victimado en su
templo por los propios
obreros que lo secundaban, mientras se hallaba afanado en crear la
morada de su Dios.
La tumba es la materia. La materia es el muro letal de la sustancia,
aún no
despierta bajo las latentes energías del Espíritu.
Existe en muchas formas y grados. No sólo en los elementos químicos
que dan
solidez a nuestro universo, sino en mejores y más sutiles esencias.
Estas, aunque
expresándose por medio de la emoción y el pensamiento, siguen siendo
seres
Manly Palmer Hall – Las Claves Perdidas de la Francmasonería
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pertenecientes al mundo de la forma aun dentro de su sutilidad. Tales
sustancias (o
esencias) constituyen la gran cruz de la materia, que se opone al
crecimiento de todas las
cosas, aun cuando, por oposición, hace que dicho crecimiento sea
posible. Es la gran
cruz de hidrógeno, nitrógeno, oxígeno y carbono, sobre la cual hasta
el germen vital del
protoplasma es crucificado y sacrificado, agonizante. Tales sustancias
son incapaces de
darle una expresión adecuada. El espíritu encerrado en ellas, clama
por libertad; libertad
de ser, de expresar, de manifestar su verdadero puesto en el Gran Plan
de la evolución
cósmica.
Los grandes anhelos dentro del corazón del hombre son los que lo
empujan
suavemente hacia las puertas del Templo; es la creciente urgencia de
un mayor
entendimiento y de más luz lo que da vida, merced a la ley de la
necesidad, a la gran
Logia cósmica, dedicada a aquellos que, buscando fundirse con los
Poderes de la Luz,
quieren que los muros de su prisión sean derribados. Esta envoltura no
puede ser
descartada; debe ser puesta en contacto, solidariamente, con la Vida.
Cada átomo
cristalizado, muerto, del cuerpo humano, debe ser puesto en vibración
y movimiento
hasta que alcance el más alto grado de conciencia. A través de la
purificación, a través
del conocimiento, y a través de los servicios a sus compañeros, el
candidato desarrolla
consecuentemente, estas propiedades místicas, y construye mejores y
más perfectos
cuerpos, a través de los cuales su Vida más alta alcanza
manifestaciones todavía
mayores. La expresión del hombre, a través del pensamiento, la emoción
y la acción
constructivas, libera a lo más alto de su naturaleza de cuerpos que, a
causa de su estado
de cristalización, son incapaces de proporcionarle sus naturales
oportunidades.
En la Francmasonería, esta permanencia en la materia recibe el nombre
de
tumba, y representa el Santo Sepulcro de la mística leyenda. Es la
tumba dentro de la
cual yace el perdido Arquitecto, y con él, los planos del Templo y la
Palabra del
Maestro; y es a ese Arquitecto, nuestro Gran Maestro, a quien debemos
buscar y rescatar
de la muerte. Ese noble Hijo de la Luz clama en nosotros en cada
expresión de la
materia. Todo, todo señala su lugar de reposo, y la ramita de acacia
anuncia que, a través
del largo invierno de tinieblas espirituales, cuando el sol no brilla
ya para el hombre, esa
Luz sigue aún esperando el día de su liberación, en que cada uno de
nosotros se levante
hacia Él, mediante la garra o apretón de manos del Gran Maestro, la
verdadera garra de
un verdadero Maestro Francmasón. No podemos, cierto, oír esa Voz que
clama
eternamente, pero sí sentir su interno llamado. Algo grande y
desconocido conmueve las
fibras de nuestro corazón. A medida que avanza el tiempo, un gran
deseo se intensifica
en el maestro por vivir mejor y por cultivar pensamientos dignos de
grandeza,
moldeando en sí mismo las características del candidato que, al ser
preguntado por qué
emprende tal camino, pueda, en verdad, contestar, si mentalmente
pudiera interpretar lo
que siente: “Oigo una voz que dama a mí en la flora y en la fauna,
desde las piedras,
desde las nubes, desde el propio cielo. Cada átomo ígneo que gira y
vibra en el Cosmos,
clama a mí con la voz de mi Maestro. Puedo escuchar a Hiram Abiff, mi
Gran Maestro,
clamando en su agonía, la agonía de la vida cubierta de tinieblas
entre los muros de su
prisión material, tratando de hallar la expresión que yo le había
negado, pugnando por
adelantar el día de la liberación de su espíritu de cuya clausura soy
únicamente yo el
responsable. Mi mundo material y sus reacciones de primario nivel
fueron los
victimarios de mi alma irredenta”.
Manly Palmer Hall – Las Claves Perdidas de la Francmasonería
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Hay muchas leyendas acerca del Santo Sepulcro que, por tantos siglos,
ha estado
en manos infieles, y que por su errónea interpretación el mundo
cristiano trató de
recapturar en época de las Cruzadas. Sin embargo, pocos Francmasones
aún se dan
cuenta de que ese Santo Sepulcro, o tumba, es, en realidad, negación y
cristalización,
materia cerrada y sellada, en la que se contiene el Espíritu de Vida,
que permanecería en
tinieblas hasta que el progreso de cada ser individual le otorgue
muros de
resplandeciente oro, y trasmute en vibrante luz sus pétreos muros. A
medida que
desarrollemos más y mejor nuestros medios de expresión, esos muros se
dilatarán
lentamente hasta que, por fin, el Espíritu surja triunfante de su
tumba y, después de
bendecir los tremendos muros que lo cercaban, se eleve sobre ellos
para unirse consigo
mismo a niveles no por menos densos más efectivos y reales.
Consideremos primero lo trágico de la leyenda de Hiram. Citaré tres
malvados
que, en los momentos en que el Arquitecto trataba de abandonar su
templo, lo golpearon
con sus propias herramientas hasta dejarlo examine, derribando
seguidamente ese
templo sobre sus propias cabezas. Simbolizan esos tres malvados las
expresiones de
nuestra baja naturaleza, expresiones que son los verdaderos oponentes
de cuanto bueno
llevamos dentro. Esos tres malhechores pueden ser llamados Ignorancia,
Fanatismo y
Ambición, que después de ardua labor trasmutados en Sabiduría,
Tolerancia y Amor, se
convierten en gloriosas vías a través de las cuales se manifestará el
gran poder vital de
los tres regentes, los deslumbrantes constructores de la Logia
Universal, que se
evidencian en este mundo como Pensamiento Espiritual, Emoción
Constructiva y Útil
Trabajo Cotidiano, en las variadas formas y lugares que solemos usar
para llevar a cabo
el trabajo de los Maestros. Esos tres elementos constituyen el
Triángulo Flamígero a que
rinde homenaje todo Francmasón; pero que pervertidos y cristalizados,
sujetos aún al
instinto primario, constituyen una prisión triangular a la que no
puede llegar la luz y en
donde la Vida languidece entre las tinieblas de la ignorancia, hasta
que el hombre
mismo, por medio de lo más alto de su entendimiento, logra poner en
libertad el poder y
las energías que, por cierto, son solidez y gloria del Ser que nos dio
la luz.
Ahora, permítasenos analizar de qué manera aquellos tres refulgentes
reyes de la
aurora se convirtieron, gracias a la perversión e interpretación que
de sus
manifestaciones hace el hombre, en los delincuentes que asesinaron a
Hiram - las
dinámicas potencias del cosmos que circulan por las venas de todo ser
viviente -,
tratando de hermosear y perfeccionar el templo, que ellos construirían
según el plan
abandonado en el cuarto de trabajo por el Gran Arquitecto del
Universo.
Primeramente, tenemos a uno de los tres reyes, o, mejor, deberíamos
decir, un
canal a través del cual se manifiesta: porque el rey Salomón es el
poder de la mente que,
cuando se corrompe, se vuelve un destructor que deshace los poderes
que alimentan y
construyen. La recta aplicación del pensamiento, cuando busca
respuesta al cósmico
problema del destino, liberta el espíritu del hombre que se remonta
sobre lo concreto a
través del maravilloso poder de la inteligencia, con sus ensueños e
ideales.
Cuando el pensamiento del hombre agita las alas de la inspiración,
cuando
destruye las tinieblas de la ignorancia con la fuerza de la razón y de
la lógica, entonces,
ciertamente, todo el ser se ve liberado de su miseria, y se inunda de
luz, bañándose en
las aguas del poder y de la vida. Esa luz nos permite investigar con
mayor claridad el
misterio de la creación y hallar, con la mayor certidumbre, nuestro
puesto en el Gran
Manly Palmer Hall – Las Claves Perdidas de la Francmasonería
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Plan, puesto que a medida que el hombre desarrolla sus cuerpos
adquiere mayores
talentos con los cuales le es posible explorar los Misterios de la
Naturaleza y ahondar en
la búsqueda de las ocultas obras de la Divinidad. El Constructor es
liberado por medio
de tales poderes y su conciencia continúa adelante, de conquista en
conquista. Esos altos
ideales, esos espirituales conceptos, esas aplicaciones altruistas,
filantrópicas y
educadoras del poder del pensamiento, glorifican al Constructor.
Porque ellas
proporcionan el poder de expresar, sea en pensamiento, sea en
palabras, sea en acción, y
todo el que puede expresarse por sí mismo es, desde ese instante,
libre. Cuando el
hombre puede moldear sus pensamientos, sus emociones y sus más altos
ideales,
entonces él es la libertad, porque la ignorancia representa las
tinieblas del Caos,
mientras que el conocimiento es la luz del Cosmos.
A pesar de que muchos de nosotros vivimos, aparentemente, para
satisfacer los
deseos primarios del cuerpo como servidores de lo más bajo de la
naturaleza, siempre
queda en cada uno un poder latente y perdurable, una verdad
desconocida. Ese poder
vive, en esta condición, acaso por eternidades, pero durante nuestro
crecimiento suele
surgir con gran anhelo de manifestación en el momento en que
descubrimos que la
satisfacción del placer de los sentidos es eternamente fugaz, efímera
e insatisfactoria, y
nos examinamos a nosotros mismos comenzando a darnos cuenta de que
existen
mayores alicientes para nuestro ser. A veces es la razón, a veces el
sufrimiento, a veces
un profundo deseo de ser útiles, lo que hace que se manifiesten esos
poderes latentes, lo
cual patentiza que un gran sueño en medio de las sombras está a punto
de tomar el
camino de la Luz. Después de haber vivido todas las experiencias, el
hombre aprende a
darse cuenta de que todas las manifestaciones del ser, todas esas
variadas experiencias a
través de las cuales pasa, son pasos que conducen a una sola dirección
que, consciente o
inconscientemente, todas las almas son dirigidas hacia el pórtico del
Templo en donde,
por vez primera, ven y comprueban la gloria de la Divinidad. Es
entonces cuando se
comprende la alegoría gloriosa del martirizado Constructor, y se
siente el poder dentro
de uno mismo, clamando contra la cárcel de la materia. Nada tiene ya
importancia desde
entonces y sin consideración a precio y sacrificio y aun sufriendo el
vilipendio del
mundo, asciende el candidato lentamente las gradas del Templo eterno.
Él conoce la
razón que rige al Cosmos, no conoce las leyes que moldean su ser, pero
sabe que en
alguna parte, tras el velo de la humana ignorancia, hay una luz eterna
hacia la cual
debemos acercarnos, paso a paso. Con los ojos fijos en el cielo, allá
arriba, y las manos
juntas en plegaria, sube lentamente las gradas como candidato.
Temeroso, temblando
todavía por la divina comprobación de lo bueno, llama a la puerta y
aguarda, en silencio,
la respuesta que vendrá desde el interior.
LAS CLAVES PERDIDAS
DE LA
FRANCMASONERÍA
O EL SECRETO DE HIRAM ABIFF

Manly Palmer Hall

Kadyr

unread,
Dec 30, 2015, 2:57:16 PM12/30/15
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Kadyr

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Jul 29, 2017, 4:33:38 PM7/29/17
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Comentarios
Orlando Galindo
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      A las Puertas del Eterno Oriente 
      Un Hermano Masón llega a las puertas del Eterno Oriente, donde lo recibe el Maestre Hiram Abiff , el Maestre luego de consultar en su Laptop , le dice: Veamos según este registro, no has hecho nada especialmente bueno por la Orden Masónica, pero tampoco has hecho nada especialmente reprochable contra la Orden Masónica. La Verdad eres un masón tibio. Y sabes te diré un secreto, le dice Hiram al Masón el Eterno Oriente sólo está reservado par...

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    El jueves, 4 de junio de 2009, 15:54:04 (UTC-5), Alcoseri Francmasón escribió:

    SECRETO MASONICO

    unread,
    Sep 25, 2021, 9:55:09 PM9/25/21
    to SECRETO MASONICO
    FABULA:
    EL PUENTE FRATERNO
    Había una vez dos hermanos, Tomás y Javier, que vivían uno al frente del otro en dos casas de una hermosa campiña.
    Por problemas pequeños, que se fueron haciendo grandes con el tiempo, los hermanos dejaron de hablarse y evitaban cruzarse en el camino.
    Cierto día llegó a una de las casas un carpintero y le preguntó a uno de los hermanos si tendría trabajo para él. Tomás le contestó:
    —¿Ve usted esa madera que está cerca de aquel riachuelo? Pues la he cortado recientemente.
    Mi hermano Javier vive al frente y, a causa de nuestra enemistad, desvió ese arroyo para separamos definitivamente. Así que yo no quiero ver más su casa. Le dejo el encargo de hacerme una cerca muy alta que me evite la vista del frente.
    Tomás se fue al pueblo y no regresó sino hasta bien entrada la noche.
    Cuál no sería su sorpresa cuando, en vez de una cerca, encontró que el hombre había hecho un hermoso puente que unía las dos partes de la campiña.
    Sin poder hablar, de pronto se vio al frente de su hermano, que en ese momento estaba atravesando el puente con una sonrisa:
    —Tomás, hermano mío, no puedo creer que hayas sido tú el que haya hecho el puente, habiendo sido yo el que te ofendió. Vengo a pedirte perdón.
    Y los dos hermanos se abrazaron.
    Cuando Tomás se dio cuenta de que el carpintero se alejaba, le dijo:
    —Buen hombre, ¿cuánto te debo? ¿Por qué no te quedas?
    —No, gracias —contestó el carpintero—. ¡Tengo muchos puentes que construir!
    ¿Cuántas veces podemos ayudar a perdonar y servir de puentes entre nuestros hermanos?

    DIEGO IVÁN BETANCUR LONDOÑO

    unread,
    Oct 3, 2021, 5:30:07 AM10/3/21
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