¿Y si tú fueras el Gran Arquitecto del Universo? Tercera Parte

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Alcoseri Vicente

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Aug 30, 2025, 8:30:07 PM (7 days ago) Aug 30
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¿Y si tú fueras el Gran Arquitecto del Universo? Tercera Parte

¿Sería posible que tú fueras Dios el Gran Arquitecto del Universo viviendo un experimento en un cuerpo humano?

El concepto de un Dios interno

El concepto de un Dios interior, una chispa divina que nos conecta con el universo, no es exclusivo de la Masonería o el cristianismo; resuena en muchas filosofías y tradiciones esotéricas. Vamos a explorar algunas que refuerzan esta idea del Gran Arquitecto del Universo como nuestra propia conciencia divina, con citas específicas para respaldarlo, manteniendo ese tono masónico que busca el despertar interior.

 

 Primero, el Vedanta , una rama de la filosofía hindú, enseña que el Atman (el Yo verdadero) es idéntico a Brahman, la realidad suprema. En los Upanishads, como el Chandogya Upanishad, se dice: Tat Tvam Asi -Tú eres Eso . Esto significa que tu esencia más profunda es la misma que la inteligencia universal, el GADU. No hay separación; eres el creador y la creación. Esto alinea con la idea masónica de que somos arquitectos de nuestra realidad, olvidando nuestra divinidad para redescubrirla.

 

El Budismo Zen también apunta a esta verdad, aunque sin usar la palabra Dios. En el Zen, la iluminación es darse cuenta de que tu verdadera naturaleza es Buda, la conciencia pura. Dogen, un maestro zen, escribió: Estudiar el camino del Buda es estudiarse a uno mismo; estudiarse a uno mismo es olvidarse de uno mismo; olvidarse de uno mismo es ser iluminado por todas las cosas (Genjokoan).

Esto refleja el despertar masónico: olvidar el ego para reconocer que eres el GADU, moldeando la realidad con tu atención. En la filosofía hermética , basada en los textos del Corpus Hermeticum, se encuentra la misma idea. En el libro I, Poimandres dice: El hombre es un dios en formación… pues la Mente divina está dentro de él, y por ella conoce y crea. Aquí, la Mente (Nous) es el principio divino que reside en nosotros, el compás que da forma al cosmos. Esto es puro simbolismo masónico: somos constructores divinos, y nuestra tarea es recordar esa chispa.

 

El Estoicismo , aunque más práctico, también toca este tema. Marco Aurelio escribió: Vive con los dioses. Y vive con los dioses aquel que constantemente muestra que su alma está satisfecha con lo que le ha sido asignado, y que obedece a la chispa divina que Zeus ha puesto en cada hombre (Meditaciones, 5.27). Para los estoicos, esta chispa (logos) es la razón universal, una inteligencia divina que conecta todo, y que nosotros, como masones, podríamos llamar el GADU trabajando a través de nuestra conciencia.

Por último, el Sufismo , la rama mística del Islam, lo expresa bellamente. Rumi, el poeta sufí, dijo: Más allá de las ideas de lo correcto y lo incorrecto, hay un campo. Allí nos encontraremos. Cuando el alma se acuesta en esa hierba, el mundo está demasiado lleno para hablar de él (Poema: Más allá). Para los sufíes, Dios no está fuera, sino en el corazón, y el viaje espiritual es recordar esa unidad.

 

Esto resuena con el templo interior masónico, donde el GADU habita en nuestra propia conciencia. Para conectar con la ciencia, estas filosofías coinciden con hallazgos modernos, como el experimento de la doble rendija, que muestra que la conciencia afecta la materia, o los estudios de HeartMath sobre el campo electromagnético del corazón, que sugiere que nuestras emociones moldean la realidad.

 

Como en el Bhagavad Gita que dice:  Yo soy el Todo, de mí procede todo. Todas estas tradiciones, desde el Vedanta hasta el Sufismo, refuerzan la idea masónica de que tú, no eres un mero ser humano, sino el GADU mismo, despertando a tu poder creador.

 

Ese Dios que habita dentro de nosotros, hermano, es el Gran Arquitecto del Universo, no un ente lejano, sino la chispa divina que late en tu esencia. Es la conciencia eterna, el Yo soy que trasciende el cuerpo y la mente, como dice el Bhagavad Gita: No nacido, inmortal, antiguo, perpetuo y eterno (Parte II, Doctrina Interna). Es la fuerza que crea galaxias y sueños, que moldea la realidad con cada pensamiento y emoción, como nos enseña la física cuántica con el experimento de la doble rendija: tu observación da forma al mundo. En la Masonería, lo vemos como el principio ordenador, la inteligencia universal que tú reflejas cuando alzas la escuadra y el compás de tu voluntad.

Jesús lo señaló en Juan 10:34: Dioses sois, porque todos llevamos esa luz divina, olvidada tras la máscara de lo cotidiano. Este Dios no castiga ni juzga; es la creatividad infinita que eres tú, despertando a tu poder como arquitecto de tu universo.

¿Quieres profundizar en cómo manifestar esa divinidad en tu vida diaria?

 Cada deseo tuyo, cada miedo sostenido con suficiente fuerza, cada pensamiento repetido con emoción es una semilla que brota en el campo invisible de la existencia. Y no importa si lo crees o no, esta ley no depende de tu fe, así como la gravedad no necesita tu aprobación para funcionar. Pero si entiendes, si recuerdas que estás soñando, algo increíble comienza a suceder. El sueño obedece al soñador. Entonces, ¿quién eres tú sin la historia que te contaron? ¿Quién eres antes del nombre, del dolor, de las creencias? ¿Puedes sentirlo, esa inquietud en el pecho, esa llama queriendo encenderse? Esa es la chispa del recuerdo y está ardiendo para decirte algo urgente. El tiempo de la amnesia se está terminando. Pero, ¿qué pasa cuando comienzas a recordar el poder que tienes? ¿Será que esa fuerza olvidada puede moldear no sólo  tu destino, sino el mundo mismo?

 

¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas parecen materializar éxitos mientras otras viven rodeadas de frustración, miedo y escasez? La respuesta no está en la suerte ni en el azar, ni siquiera en algún karma inevitable. La respuesta está en una facultad que todos poseen, pero que casi nadie comprende, la imaginación. Pero atención, no estoy hablando de fantasía, ensoñación o evasión de la realidad. Estoy hablando del motor invisible que sostiene y construye la propia realidad. La imaginación no es un juguete de la mente. Es el mismo Dios operando a través de ti. Es el puente entre lo invisible y lo visible, entre lo potencial y lo real.

 

El Arte de Ensoñar y su idea de modificar conscientemente el mundo que nos rodea.

 

El Arte de Ensoñar es el noveno libro de Carlos Castaneda, publicado en 1993, donde explora las enseñanzas de su maestro, el chamán mexicano yaqui Don Juan Matus, sobre el concepto de "ensoñar". Este término no se refiere a soñar en el sentido común, sino a una práctica consciente y controlada de los sueños para acceder a otros estados de percepción y explorar realidades alternativas.

¿Qué es el arte de ensoñar?

Según Don Juan, ensoñar es "el acto de utilizar los sueños normales como puerta de entrada que conduce a la conciencia humana hacia otros ámbitos de la percepción". No se trata de tener sueños, soñar despierto, desear o imaginar, sino de un proceso disciplinado que implica controlar los sueños para desplazarse a otros "mundos" o niveles de conciencia. Don Juan describe estos mundos como reales, únicos y absorbentes, comparándolos con capas de una cebolla, donde nuestro mundo cotidiano es solo uno de muchos.

El ensoñar implica manipular el punto de encaje, un concepto central en la obra de Castaneda. Este punto es una posición energética en el cuerpo que determina cómo percibimos la realidad. Al desplazarlo conscientemente durante los sueños, el ensoñador puede acceder a otras realidades o "segunda atención", un estado de percepción más allá de lo cotidiano.

Principales ideas del libro

Las siete compuertas del ensueño: Don Juan enseña que existen siete barreras o "compuertas" para alcanzar la conciencia total a través del ensueño. En el libro, Castaneda describe las primeras cuatro, que involucran técnicas para lograr sueños lúcidos y controlarlos. Por ejemplo, una práctica inicial es fijar la atención en un elemento del sueño, como mirarse las manos, para fortalecer la "atención del ensueño".

Técnicas y prácticas: El arte de ensoñar requiere disciplina, imaginación y propósito. Don Juan propone ejercicios como establecer un "comando" antes de dormir (por ejemplo, decidir mirar una parte del cuerpo en el sueño) para mantener la atención y evitar que el sueño se desvanezca. También se menciona el uso de pases mágicos (movimientos corporales) y la recapitulación (un proceso para recuperar energía) como formas de acumular la energía necesaria para ensoñar.

Seres inorgánicos y el emisario del ensueño: Durante el proceso, Castaneda describe interacciones con "seres inorgánicos", entidades de otros planos que pueden actuar como guías o depredadores. El "emisario del ensueño" es una voz o energía que ofrece orientación, pero Don Juan advierte sobre los riesgos de estas interacciones, ya que estos seres pueden intentar atrapar la conciencia del ensoñador.

Filosofía y cosmovisión: Don Juan sostiene que el mundo cotidiano es solo una faceta de la realidad, y que los humanos tienen la capacidad de percibir otros mundos si superan el condicionamiento cultural que limita su percepción. El ensueño es, por tanto, una herramienta para expandir la conciencia y alcanzar lo que Don Juan llama "la entrada al infinito".

El Arte de Ensoñar no es un manual práctico en el sentido moderno, sino una narrativa que invita a reflexionar sobre la percepción, la realidad y el potencial humano. Su estilo es accesible pero denso, ya que mezcla anécdotas personales con conceptos abstractos. Para quienes están familiarizados con la obra de Castaneda, este libro profundiza en las prácticas energéticas y el papel del ensueño en el camino del "guerrero tolteca". Sin embargo, su carácter místico puede resultar desafiante para lectores escépticos o poco familiarizados con el chamanismo; ya que todas estas prácticas están destinadas a modificar la Realidad , a partir de que nosotros somos en realidad los diseñadores del mundo que nos rodea.

Imaginación Creadora

 Cuando imaginas con intensidad, con sentimiento y persistencia, no estás simplemente pensando positivo. Estás moldeando la estructura vibracional de tu universo. Y esto no es una metáfora, es ciencia y espiritualidad bailando juntas en el mismo escenario.

 Estudios en neurociencia ya han demostrado que el cerebro no distingue algo vívidamente imaginado de algo vivido físicamente. Las mismas áreas se encienden, el cuerpo reacciona, la química cambia, la emoción fluye, el universo escucha y tarde o temprano aquello que fue sembrado en el terreno fértil de la conciencia empieza a brotar en el jardín de la experiencia.

 

Pero aquí está el gran problema. Tú ya estás usando ese poder todo el tiempo, sólo  que de manera inconsciente. Cada vez que sostienes un miedo, alimentas un pensamiento de escasez, repites mentalmente que nada me sale bien, estás sembrando exactamente esas semillas y el universo impersonal y preciso responde sin juzgar, sin filtrar, sin dudar. Dices, "Mi vida es un caos y el caos se manifiesta con disciplina matemática." Afirmas, "Nunca tengo suerte." y la suerte se inclina ante tu convicción. Lo que sostienes cosechas es la ley inmutable de la siembra. San Pablo, el apóstol ya lo sabía. En su carta a los corintios menciona una sabiduría oculta escondida de los poderosos de este mundo, un tipo de conocimiento al que sólo  el espíritu de Dios puede acceder.

 ¿Y dónde está ese espíritu? En tu imaginación. San Pablo no hablaba de dogmas o creencias externas, sino de una ciencia interior. Él decía que todo lo que siembres mentalmente también lo cosecharás sin excepción. Esto no es una metáfora religiosa, es la ingeniería espiritual de la realidad. Y es precisamente por eso que tu imaginación es el territorio más disputado del planeta. Las guerras modernas ya no se libran sólo  por tierras o recursos, sino por narrativas, por tu atención, por el control de tu mente.

 

Cada titular de periódico, cada notificación en el celular, cada anuncio publicitario, todo intenta secuestrar tu imaginación porque quien controla lo que imaginas controla lo que creas. Prendes la televisión y ves miedo, abres el celular y ves escasez. Al deslizar en las redes sociales encuentras odio, comparación y ruido. Y sin darte cuenta comienzas a imaginar todo eso como real, como inevitable, como tuyo.

 

Pero aquí está el secreto que no quieren que sepas. Nadie puede controlar tu imaginación si aprendes a usarla conscientemente. Imagina con claridad. Sostén la imagen. Aliméntala con sentimiento. Siéntela como si ya fuera real. Ignora lo que los sentidos dicen por un momento. No se trata de negar la realidad, sino de crear una nueva. La realidad externa es sólo  el eco de lo que fue imaginado ayer. Pero hay una advertencia urgente. Si continúas inconsciente, seguirás siendo usado como herramienta para la creación ajena. Tus emociones, tu energía, tu imaginación serán drenadas para materializar el mundo de otra persona. Serás un extra en la historia de quien aprendió a ser autor y lo más trágico, creerás que eso es normal.

 

Tienes una elección, puedes seguir siendo moldeado por narrativas externas, repitiendo patrones que no son tuyos, cosechando frutos que no sembraste conscientemente, o puedes recuperar el dominio de tu imaginación y con ella moldear el mundo a tu alrededor. Pero eso exige valentía. Valentía para cerrar los ojos a lo obvio y ver lo invisible. Valentía para sostener la visión, aún cuando todo alrededor grite lo contrario. Valentía para decir yo soy incluso cuando todo dice tú no eres.

 

¿Estás listo para usar el poder que siempre fue tuyo? ¿Listo para dejar de ser un espectador y convertirte en el creador consciente de tu realidad? Porque la verdad es clara y al mismo tiempo aterradora. Ya estás creando. La única pregunta es, ¿qué?

Alcoseri 

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