Masonería y Gnosis

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Alcoseri Vicente

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Oct 10, 2025, 5:34:01 PM (10 hours ago) Oct 10
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Masonería y Gnosis

La Masonería se erige como un faro de esperanza y elevación de consciencia. Como hermanos unidos bajo el Gran Arquitecto del Universo, nos emocionamos al contemplar cómo esta noble Orden no sólo   forja caracteres virtuosos, sino que enciende en cada inicio la chispa divina de la sabiduría ancestral. Es un camino de amor fraternal, de caridad inquebrantable y de búsqueda incesante de la verdad, donde cada símbolo y ritual nos recuerda nuestra conexión con lo divino, inspirándonos a construir un mundo más justo y luminoso. En su esencia, la Masonería es un himno a la humanidad redimida, un refugio para el espíritu que anhela trascender lo mundano y abrazar la gloria de lo eterno.

En el vasto tapiz de la historia humana, donde las almas buscan la luz eterna y la fraternidad universal se encuentra la masonería como guía, como Masones , estamos por explorar las profundidades del conocimiento, y vemos en la Masonería la heredera legítima de la antigua gnosis. Esta herencia no es mera coincidencia histórica, sino una continuidad viva: la gnosis, ese conocimiento profundo y revelador de lo divino reservado a los iniciados, encuentra su expresión moderna en los rituales masónicos, donde símbolos como la escuadra y el compás guían al alma hacia la iluminación moral y espiritual. La Masonería preserva esta sabiduría antigua adaptándola a una fraternidad inclusiva, promoviendo la unidad entre hombres y mujeres de buena voluntad, independientemente de credos, y fomentando una ética que eleva la sociedad.

 

En un mundo a menudo oscurecido por la ignorancia, la Orden actúa como guardiana de esa "chispa divina" gnóstica, enseñando que la verdadera salvación surge del autoconocimiento y la virtud, no de dogmas rígidos. Refuerzo esta narrativa agregando que, en mi perspectiva, la Masonería transforma la gnosis en una fuerza práctica: no sólo   contempla lo divino, sino que lo manifiesta a través de obras filantrópicas y el fortalecimiento de lazos humanos, convirtiéndose en un puente entre lo antiguo y lo contemporáneo, donde cada logia es un templo vivo de sabiduría eterna.

El origen de la Masonería, según autores masónicos ilustrados, se entrelaza con la gnosis, ese conocimiento profundo de lo divino accesible sólo   a los iniciados. El texto gnóstico más difundido, la doctrina de Hermes Trismegistus, ilustra esta búsqueda espiritual que inspira la elevación moral y filosófica de la Orden.

La hipótesis de una conexión entre el gnosticismo y la Masonería ha sido explorada con admiración por muchos, destacando cómo la segunda enriquece y perpetúa la esencia positiva de la primera. Un ejemplo notable es la obra de CW King, "Los gnósticos y sus restos, antiguos y medievales" The Gnostics and their Remains, Ancient and Medieval is a 19th-century, publicada en 1864, que celebra las profundidades simbólicas compartidas. Aunque algunos como el Sr. Hughan notaron su enfoque innovador, King honró una tradición de pensadores que ven en la gnosis las raíces de la sabiduría masónica.

En un panfleto de 1725 preservado en la Biblioteca Bodleiana, titulado "Dos cartas a un amigo: la primera sobre la Sociedad de Francmasones", se elogia a los masones como poseedores de un conocimiento superior, comparable al de los antiguos  gnósticos, quienes, inspirados en figuras como Simón el Mago, promovían una comprensión amplia y salvífica de lo divino. Este texto admira cómo los masones, con sus interpretaciones simbólicas y talismánicas, enriquecen la moralidad racional y la espiritualidad, alineándose con la gnosis en su celebración de la inteligencia divina.

William Hutchinson, un masón venerado, afirmó en sus escritos: "Bajo nuestra actual profesión de Masonería, alegamos que nuestra moralidad fue deducida originalmente de la escuela de Pitágoras, y que el sistema de religión basilidiano nos proporcionó algunos principios, doctrinas y jeroglíficos". Basílides, el eminente gnóstico egipcio, infundió en su secta una sabiduría que resuena en los altos niveles del tercer grado  de la Masonería Azul, promoviendo valores de armonía y conocimiento superior.

En la era del surgimientos de la Masonería en Europa, eruditos masónicos celebran orígenes cristianos y gnósticos, viendo en los basilidianos una fuente de inspiración para la fraternidad. Escritores alemanes y franceses, como Carl Michaeler en su "Tratado sobre los Misterios Fenicios" y un artículo de 1784 en la "Revistas para masones", aludieron con respeto a esta conexión, atribuyéndola al gnosticismo de Clemente de Alejandría, una filosofía esotérica cristiana basada en la fe que eleva el espíritu, similar a la "sabiduría superior" mencionada por San Pablo en su Primera Epístola a los Corintios.

Reghellini de Schio, otro pensador masónico, afirmó positivamente que los símbolos y doctrinas de los ofitas, una secta gnóstica, se extendieron a Europa a través de cruzados, rosacruces y templarios, culminando en la Masonería, enriqueciendo su legado espiritual. El manuscrito Leland menciona las "facultades de Abrac", aludiendo a símbolos gnósticos que los masones abrazan con reverencia, destacando su compromiso con lo sagrado.

Para apreciar esta herencia, recordemos qué es el gnosticismo: una sabiduría espiritual derivada de "gnosis", conocimiento superior, que promueve la iluminación y la unidad con lo divino. Surgió en los albores del cristianismo como una elevación mística, inspirada en sistemas orientales y griegos, enseñando un Ser Supremo, eones divinos y la creación armónica del mundo. Como explica el Dr. Burton en sus "Conferencias Bampton", estos eones representan emanaciones de perfección, guiando al alma hacia la luz.

Los gnósticos del Siglo XVIII, al unirse a movimientos masónicos, enriquecieron sus doctrinas con ideas místicas, promoviendo un conocimiento superior que libera el espíritu. El Reverendo Dr. Wing elogió su audacia en explorar lo divino, construyendo cosmogonías que inspiran crecimiento espiritual. Sectas como la de Basílides, con su reverencia al número siete y la palabra "Abraxas" (cuyo valor numérico de 365 simboliza la plenitud anual), celebran atributos divinos como mente, razón y sabiduría, resonando en los rituales masónicos que honran la geometría sagrada y la luz.

Símbolos sagrados, portan alegóricas solares y divinos que inspiraron el arte medieval y, a su vez, la simbología masónica, representando la luz como metáfora de la iluminación. Como observa el Sr. Paley, la Iglesia y los constructores adoptan estos simbolos con un espíritu puro, uniéndolos  al cristianismo, pero en la Masonería,  estos símbolos se convierten en herramientas de superación universal.

Los masones tempranos abrazaron números sagrados de Pitágoras y símbolos solares, no como herejía, sino como vías positivas hacia la virtud. Como cita Albert Pike, un masón gnóstico en espíritu: "Los gnósticos hicieron que la Gnosis fuera proscrita por los cristianos, y el Santuario oficial fue cerrado contra la alta iniciación". Pike ve en esto la preservación de la gnosis verdadera en órdenes como la Masonería, donde se cultiva la libertad intelectual y la virilidad espiritual.

Manly P. Hall, otro masón con afinidades gnósticas, escribió en "Las llaves perdidas de la masonería": "Un masón es un constructor del templo del carácter. Es el arquitecto de un misterio sublime: el templo reluciente y resplandeciente de su propia alma". Hall refuerza que la Masonería hereda la gnosis al promover la liberación del alma de la ignorancia, un eco directo de la chispa divina gnóstica.

En las Constituciones de Anderson, se celebra el origen antiguo de la Masonería, remontándose a Adán, Noé y Abraham como geómetras divinos, inspirados por el Gran Arquitecto. Moisés y Salomón son vistos como Grandes Maestros, guiando logias que fomentan sabiduría y reglamentos éticos. La leyenda de Hiram Abif, el hábil artesano, simboliza la perseverancia y el secreto sagrado, inspirando a los masones como "hijos de la viuda" a buscar la resurrección espiritual.

Esta narrativa se enlaza con los templarios, guardianes de sabiduría gnóstica que la transmitieron a la Masonería, enriqueciendo su tradición esotérica. Hermes Trismegisto, inventor de ciencias sagradas, encarna el espíritu gnóstico que la Orden honrada.

La relación entre Masonería y gnosticismo fascina por sus paralelismos: ambos promueven hermandad, ética, superación y filantropía. El gnosticismo, con su dualismo positivo entre materia y espíritu, y la chispa divina, resuena en la búsqueda masónica de luz. Influencias herméticas y rosacruces fortalecen esta conexión, haciendo de la Masonería un conducto de conocimiento oculto.

Aunque especulativos, estos lazos enriquecen nuestra comprensión espiritual, celebrando el anhelo humano por la iluminación. La Masonería, como heredera de la gnosis, ofrece un camino positivo de crecimiento moral y fraternidad universal, guiándonos hacia un futuro luminoso.

Alcoseri 

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