El Número 3 en Masonería

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Alcoseri Vicente

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Dec 18, 2025, 7:07:51 PM (2 days ago) Dec 18
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El Número 3 en Masonería
En el corazón de la enseñanza masónica, el número Tres se revela como el principio sagrado de toda creación y manifestación. Esta contundente  idea, simbolizada por el número tres que impregna todos los rituales, grados y emblemas de la Orden, establece que nada puede surgir ni materializarse sin la concurrencia de tres fuerzas indispensables. Estas fuerzas se corresponden con los tres pilares que sostienen la Logia: la Sabiduría (fuerza activa, que concibe y dirige), la Fuerza (fuerza pasiva, que resiste y soporta) y la Belleza (fuerza neutralizante, que armoniza y reconcilia). Las Tres Grandes Luces —el Volumen de la Ley Sagrada, la Escuadra y el Compás— reflejan esta misma tríada, y los tres grados simbólicos —Aprendiz, Compañero y Maestro— marcan el camino del iniciado a través de su acción conjunta.
Como enseñaba Gurdjieff: «Todo fenómeno, sea cual sea su escala, es el resultado de la concurrencia de tres fuerzas distintas: afirmadora, negadora y reconciliadora». Sin las tres, no hay obra posible. Un ejemplo simbólico en el taller: un profano busca la Luz masónica (fuerza activa, impulsada por la Sabiduría); pero encuentra resistencia en su piedra bruta, sus defectos y pasiones (fuerza pasiva, representada por la Fuerza). Sólo cuando interviene la tercera fuerza —la Belleza que armoniza, el trabajo paciente con las herramientas— se produce la iniciación, el aumento de salario  y la exaltación del Maestro Masón . Así, los tres golpes de batería anuncian la apertura de los trabajos: tres veces se llama a la puerta del templo, porque tres son las fuerzas que permiten la entrada a la Logia perfecta.
Cómo aplicar la Idea del Tres en la vida masónica
El primer paso para el francmasón es reconocer esta idea del 3 en todos los actos de la Logia y fuera de ella. Comprender que siempre opera, y que cuando un propósito elevado no se materializa, falta una de las tres fuerzas. Tendemos a concentrarnos en la Sabiduría (planear) y la Fuerza (ejecutar), pero olvidamos la Belleza que neutraliza y reconcilia. Como decía Ouspensky: «El hombre cree ser el hacedor, pero en realidad sólo facilita; la tercera fuerza es la que decide el resultado». En el grado de Aprendiz, si el iniciado sólo afirma su deseo de Luz sin aceptar la resistencia de su piedra bruta ni invocar la armonía de las herramientas, no avanza. La tercera fuerza —esa neutralizante que los masones representamos con los tres puntos en triángulo— debe invocarse conscientemente.
Es necesario aprender a ver la idea del Tres en cada símbolo masónico . Este conocimiento no es profano ni instintivo; una vez revelado en Logia, el masón se pregunta cómo pudo trabajar sin percibirlo. Los tres puntos tripunteados ::: recuerdan permanentemente esta verdad: unidad, dualidad y trinidad; el misterio del origen de toda creación.
Las tres fuerzas universales se nombran activa, pasiva y neutralizante. Las dos primeras son evidentes; la tercera, aunque llamada «neutral», es tan poderosa como las otras. Los tres pilares arquitectónicos de la Logia —Jónico (Belleza), Dórico (Fuerza) y Corintio (Sabiduría)— son igualmente esenciales: sin la Belleza que adorna y reconcilia, la obra carecería de armonía divina.
En las tradiciones orientales que resuenan con nuestra simbología, el Vedanta representa esta ley mediante las tres gunas: rajas (activa), tamas (pasiva) y sattva (neutralizante). Estas tres cuerdas vibran juntas para crear el universo percibido. Ouspensky, profundizando en la filosofía Samkhya, desarrolló el concepto hasta las seis actividades posibles del hombre, clasificando todos los fenómenos según el orden de las tres fuerzas. J. G. Bennett, continuador de esta enseñanza, insistía en que «las tríadas determinan la dirección y calidad de toda manifestación».
Las seis actividades masónicas derivadas de la Ley de Tres
Crecimiento o desarrollo
Orden: Activa – Pasiva – Neutralizante.
Corresponde al progreso del Aprendiz hacia el Compañero: la Sabiduría impulsa, la Fuerza resiste, la Belleza perfecciona. Todo ascenso en los grados sigue esta tríada.
Eliminación o destrucción
Orden: Activa – Neutralizante – Pasiva.
El desbastado de la piedra bruta: eliminar lo superfluo para revelar la forma perfecta.
Refinamiento
Orden: Pasiva – Activa – Neutralizante.
El trabajo del Compañero: pulir, destilar, elevar la materia bruta hacia la perfección. Requiere atención consciente, única actividad que exige cierto grado de despertar.
Curación o invención
Orden: Pasiva – Neutralizante – Activa.
Restaurar el equilibrio perdido o descubrir nuevas formas simbólicas para el templo interior.
Creación
Orden: Neutralizante – Pasiva – Activa.
La obra del Maestro: traer espíritu a la materia, construir el templo de la humanidad.
Corrupción o disolución
Orden: Neutralizante – Activa – Pasiva.
A escala cósmica, cumple su función en el ciclo de renovación; en lo humano, advierte contra la desviación de los principios.
Cada actividad forma una octava ascendente o descendente según el orden de las fuerzas. El refinamiento —trabajo central del masón— siempre asciende. Como decía Bennett: «El hombre que comprende las tríadas comienza a ver las cosas tal como son, no como parecen». Esta comprensión emocional, este «nuevo sentido» del que hablaba Ouspensky, distingue al Maestro verdadero: percibe el sabor inconfundible de cada tríada, incluso cuando las acciones parecen similares en lo exterior.
En la Masonería, todo gira en torno al sagrado número tres: tres grados, tres pilares, tres luces, tres golpes, tres puntos. La Idea del Tres no es mera teoría; es la clave operativa del Gran Arquitecto del Universo, reflejada en cada ritual, cada herramienta y cada paso del iniciado. Reconocerla y aplicarla conscientemente es el verdadero trabajo sobre la piedra bruta.
Alcoseri 
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