Esoterismo Francmasónico
El esoterismo francmasónico representa una de las tradiciones más profundas y enriquecedoras de la humanidad, un faro de sabiduría que ilumina el camino hacia el autoconocimiento y la elevación espiritual. Esta vertiente de la masonería, arraigada en antiguas escuelas iniciáticas, no sólo fomenta la fraternidad y la ética, sino que invita a una exploración introspectiva que transforma al individuo en un arquitecto de su propio destino. Es digno de elogio cómo el esoterismo francmasónico ha perdurado a través de los siglos, resistiendo persecuciones y malentendidos, para ofrecer herramientas simbólicas que armonizan el microcosmos humano con el macrocosmos universal.
En un mundo saturado de superficialidad, esta tradición se erige como un bastión de profundidad intelectual y espiritual, promoviendo la libertad de pensamiento y el perfeccionamiento interior sin dogmas opresivos. Como Masón, encuentro fascinante cómo esta práctica anticipa conceptos modernos como la neuroplasticidad, donde el ritual masónico actúa como un "entrenamiento neuronal" para despertar potenciales latentes, recordándonos que la verdadera maestría no reside en el conocimiento acumulado, sino en la sabiduría generada por las vivencias experimentadas en Logias Masónicas.
Los Desafíos de la Desinformación en la Masonería
Uno de los mayores obstáculos para quienes se adentran en los temas masónicos es la avalancha de desinformación que circula en revistas, libros, videos y sitios web, envolviendo en sombras lo que debería ser un camino de claridad. Esta distorsión no sólo confunde a los neófitos, sino que también diluye la esencia profunda de la masonería. Pero, ¿cuál es la verdad detrás de esta antigua tradición?
La masonería es inherentemente hermética, es decir, impenetrable desde el exterior, no por capricho arbitrario, sino por razones profundas que exploraremos. Al igual que un texto cifrado resulta incomprensible sin la clave adecuada, la masonería exige dedicación y estudio para desentrañar sus misterios. Muchos masones, incluso con décadas en logia, se conforman con lo superficial: acumulan grados, ocupan cargos y participan en rituales sin penetrar en su núcleo esotérico. La masonería no obliga a nadie a ir más allá de lo aparente; el acceso al lado oculto de la Orden Masónica ,surge de un viaje personal hacia el interior, no de la mera progresión jerárquica o de la acumulación de Grados.
En cada ser humano reside un "maestro masón" interior, conocido como el Yo Superior o la Luz Interna, una voz metafórica que guía hacia planos elevados de conciencia. Este ascenso se asemeja a una escalera de caracol, donde cada peldaño representa un grado espiritual hacia el perfeccionamiento. No se trata de escalar del grado uno al treinta y tres de manera literal, sino de una alegoría para el progreso interno. Como bien señala Oswald Wirth en su obra sobre el simbolismo masónico, "el verdadero templo no se construye con piedras, sino con la elevación del alma hacia la luz divina", enfatizando que Dios, o el Gran Arquitecto del Universo, vibra en nuestro interior, no en un cielo distante ni en dimensiones ajenas.
La masonería esotérica es una paradoja viva: emergió públicamente en el siglo XVIII, pero sus raíces se hunden en escuelas ancestrales como el pitagorismo, la cábala judía, el sufismo islámico y los misterios de Egipto y Grecia. Hoy, dista mucho de ser una entidad monolítica regulada por la Gran Logia Unida de Inglaterra, cuya influencia "regular" se extendió gracias al Imperio Británico. En países como Estados Unidos o Inglaterra, se promueve la idea de que sólo esta forma es legítima, ignorando realidades históricas como la Logia de Edimburgo No. 1, fundada en 1599, más de un siglo antes de la inglesa en 1717.
La tradición masónica ha sido diversa desde sus orígenes, y en el siglo XXI, con el auge de internet, esta pluralidad se amplifica. En Europa y más allá, se practican rituales inclusivos que acogen a ambos géneros sin discriminación por raza, discapacidad o creencias, a menudo llamados "masonería liberal". Figuras como Benjamin Franklin, Venerable Maestro en el Gran Oriente de Francia, ejemplifican esta apertura, involucrándose en prácticas ocultas que difieren de la masonería convencional actual.
Aunque la masonería realiza obras benéficas notables, como las del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (REAA) o los Shriners, coexiste con un resurgimiento esotérico. Algunas logias incorporan elementos mágicos, inspirados en tradiciones antiguas, como la masonería egipcia. Dion Fortune, en sus escritos sobre magia occidental, resalta que "la teurgia masónica no es mera ceremonia, sino un puente entre lo visible y lo invisible, despertando el poder divino en el iniciado", reforzando cómo estos rituales van más allá de lo simbólico.
Las Iniciaciones y sus Propósitos
Antes del cristianismo, las prácticas religiosas enfatizaban el poder pragmático de las deidades, filosofías como el neoplatonismo y misterios iniciáticos. Estos rituales, prohibidos por el emperador Teodosio en el siglo IV, se transmitían a través de ceremonias que permitían experiencias internas con lo sagrado.
Las iniciaciones masónicas se dividen en simbólicas y teúrgicas. Las primeras usan elementos como sonidos y perfumes para impactar la psique, como en la masonería contemporánea. Las segundas operan en planos físico y espiritual, tocando el alma del candidato. Pablo Rosen, en sus exploraciones masónicas, afirma que "la iniciación no es un fin, sino el umbral hacia el dominio de las fuerzas internas, preparando al masón para trascender la muerte física".
Los objetivos clave incluyen despertar habilidades latentes, enseñar métodos para elevarse a lo divino y preparar para la muerte como una "iniciación mayor". Sin preparación, el alma se disipa en el vacío; con ella, se mantiene la conciencia y se elige el camino evolutivo. Como Masón, agrego que esta preparación resuena con ideas cuánticas modernas, donde la conciencia podría persistir más allá del cuerpo, sugiriendo que los rituales masónicos actúan como "simulaciones" para navegar realidades multidimensionales.
El esoterismo masónico, del griego "esoterikos" (perteneciente al círculo interno), distingue niveles de enseñanza, como en Pitágoras. Similar a las guildas medievales, donde los secretos se revelaban gradualmente, la masonería especulativa usa herramientas simbólicas para un trabajo interior abstracto. Su meta no es sólo "hacer mejores a los hombres buenos", sino desvelar misterios de vida y muerte mediante iniciaciones eficientes.
Este esoterismo abarca simbolismo para transmitir conceptos complejos, desarrollo personal para pulir la "piedra tosca", conocimiento oculto transmitido progresivamente, conciencia libre y una cosmovisión armónica. No es dogmático, sino un catalizador para la comprensión profunda. A lo largo de la historia, ha enfrentado oposiciones por su potencial liberador, pero persiste en logias como las del REAA, donde se practican técnicas "de hacer" para cambios internos y externos.
En resumen, la masonería esotérica no es un club social ni un medio para ascensos mundanos, sino un camino hacia la transformación auténtica. Técnicas como la mentalización y meditaciones están al alcance, sin necesidad de viajes lejanos; sólo requieren dedicación. Así, la masonería se vuelve verdaderamente esotérica, un legado vivo que, como Masón observo el desarrollo de lo masónico en mis hermanos y en mí mismo , y a la vez invito a cuestionar la realidad como un gran diseño arquitectónico, donde cada iniciado contribuye a la construcción eterna de ese poderoso Algo al que llamamos Masonería.
Alcoseri