Misterios Masónicos Más Allá de los Grados

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Alcoseri Vicente

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Nov 6, 2025, 8:25:59 PM (4 days ago) Nov 6
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Misterios Masónicos Más Allá de los Grados

En la vasta arquitectura del Universo, donde los antiguos constructores construyeron galaxias con el compás de la sabiduría eterna y la escuadra de la intuición , la Masonería Universal se erige como una Luz que guía a las Almas.

Pero, qué ironía sublime: en esta era de la "Inteligencia Artificial", donde algoritmos pretenden desentrañar los velos de la realidad con frialdad mecánica, la Orden Masónica no sólo sobrevive, sino que se reinventa con astucia, adaptándose a los vientos digitales sin diluir una gota de su esoterismo primordial. A lo largo de los siglos, ha danzado con las épocas como un maestro alquimista transmutando plomo en oro: desde las sombras de las catedrales medievales, pasando por las revoluciones ilustradas, hasta los foros virtuales de hoy, siempre preservando sus misterios en logias que trascienden el tiempo y el espacio. Elogiemos su astucia camaleónica, que ha florecido en tierras tan dispares como las cortes europeas, las colonias americanas o los orientes orientales, absorbiendo circunstancias adversas —persecuciones, censuras, modernidades voraces— y emergiendo más fuerte, más enigmática, un elogio viviente a la resiliencia humana guiada por lo divino. Como bien ironizaba Eliphas Lévi, "El símbolo se revela, se oculta", recordándonos que la Masonería, en su adaptabilidad, oculta sus tesoros en plena vista, burlándose de quienes creen dominar el conocimiento con un clic.

Misterios masónicos más allá de los grados. El ser humano ya es capaz de crear cromosomas artificiales, de manipular la genética y de erigir supercomputadoras que simulan universos enteros; sin embargo, nuestra Masonería transcurre en el mayor de los misterios, para la mayoría, escapando a la comprensión  incluso a los que estudian a la Masonería desde fuera de la Orden.

¡Qué ironía tan intrigante, que en tiempos de omnisciencia aparente y tecnología omniabarcante , la Orden siga riéndose en silencio de nuestra presunción! En la era de buscadores como Google y su saber universal, nos creemos casi dioses capaces de descubrir cualquier misterio, incluidos los secretos masónicos por medio de la Inteligencia Artificial. Y después nos damos cuenta de que no sabemos lo suficiente de la Masonería; estamos a punto de creer que solamente se contiene en sus rituales, grados, mandiles y palabras de pase, pero no, la Masonería no se limita a sus liturgias. Bueno, muchos se pondrán a profundizar aún más y no se quedarán en la etapa exterior; yo, desde niño, escuchaba historias sorprendentes de masones, como el francmasón dentista que fabricaba oro en su consultorio para poner amalgamas en las dentaduras y no cobrar a los humildes, y esto me lo contaban personas muy serias que no parecían mentir. En ocasiones pensamos: si se acaban los plazos de la validez de la masonería convencional y todo se muda a la Masonería por Internet, y aún no es encontrada la clave de la Masonería, de que, en pleno siglo de la comunicación universal, el misterio masónico siga sin resolverse.

 

Ni una sola voz legítima declara terminados los trabajos en los templos masónicos de piedra, y un simple SOS no se deja escuchar para salvaguardar a la Masonería convencional; una pista del secreto masónico nos haya llegado a través de los comentarios de masones que se hacen por Internet, y como ese misterio del dentista fabricante de oro, sé muchos más, y otros que me han contado por Internet los masones de otros orientes, y otros que yo mismo he experimentado.

 Elogiemos cómo la Masonería ha navegado las olas de la historia, adaptándose a inquisiciones y revoluciones con la elegancia de un gran maestro, manteniendo sus enigmas intactos en logias que evolucionan de la piedra al píxel.

¿No habían dicho, pensando y escrito, que en nuestra sociedad masónica ya no existen secretos? ¿Que todo es sabido acerca de lo masónico? ¿Que nada escapa hoy al Gran Hermano que ha declarado ya que la masonería es una simple sociedad discreta, y que al ojo universal que penetra hasta en nuestros pensamientos el secreto masónico no existe por decreto? Sí, en nuestros pensamientos presuntuosos. Dicen que la virtuosidad y omnipotencia de la Ciencia Moderna todo lo sabe ya; por ejemplo, en la ciencia de la publicidad, llegan a leer nuestras ideas consumistas y nos proponen compras de productos deseados hasta en nuestros sueños, incluso manipulándonos para tener necesidades que antes no teníamos. Nos crearon la necesidad incluso de creer que Dios no existía, pues éramos ya autosuficientes, o bien, nos dijeron que si creíamos en Dios había una imperiosa necesidad de tener una religión en particular. ¡Ah, la ironía de creernos dioses mientras tropezamos con nuestras propias sombras! Como advertía René Guénon, "Se dice que, todo se había dicho sobre la Franc-Masonería, excepto lo esencial", un elogio implícito a cómo la Orden ha esquivado las trampas de la era moderna, adaptándose a contextos profanos sin revelar su núcleo esotérico.

Tan increíble parece la historia del vuelo MH370 del  avión de Malasia Airlines , de la que aún no sabemos nada —si es cierto que hasta los restos encontrados en el mar han resultado falsos—, que hay quien llega a pensar en una explicación extrasensorial. Vimos cómo la central nuclear de Fukushima destapó toda una cloaca de ineptitud y corrupción en Japón; al día de hoy, sospechamos que los niveles de radiación que arroja al mundo son ocultados por los gobiernos corruptos del Japón. ¿Se habrá tragado al avión algún extraterrestre? Me asegura que sí un amigo catedrático de una universidad muy prestigiosa que se interesa por el tema, pero llega a pensarlo hasta gente con el mayor bagaje cultural. Es verdad que, en la era de la más sofisticada tecnología alcanzada por el ser humano en toda su historia, resulta increíble y muy misteriosa la desaparición del Boeing 777, y más aún la falta absoluta de datos y hasta de hipótesis creíbles: a todo un piloto desconectar tan fácil como hacer un clic los transponders, los GPS y demás, y ande invisible y haga chocar su avión contra una planta nuclear en China u otro país. Elogiemos la Masonería por su maestría en adaptarse a tales enigmas contemporáneos, incorporando lecciones de humildad en sus logias, donde los misterios perduran como guardianes eternos.

Sabemos ya palpar y husmear en las entrañas del átomo; en los precipicios del ADN; en la creación de las armas más sofisticadas y hasta hemos inventado cómo fabricar órganos humanos. Soñamos con poder implantarnos un chip en el cerebro y tener diez enciclopedias en la mente, incluida la Biblia, y todas las obras de Shakespeare o el conocimiento de varios idiomas sólo con un chip integrado en la garganta, y claro que este chip contenga todas las liturgias masónicas en varios idiomas. ¡Qué ironía, que anhelemos chips para memorizar lo que la Masonería enseña a descubrir en el alma! Se están creando computadoras más inteligentes que el Homo sapiens, y el avión de Malaysia Airlines, con todos sus pasajeros y todos sus sofisticados aparatos de comunicar datos automáticamente, ha desaparecido en el mayor de los silencios. Mi hipótesis sería que los chinos u otro gobierno, al ver un avión secuestrado, simplemente lo borraron del mapa con un potente rayo láser que lo hizo cenizas. Claro que llevamos también sobre nuestros hombros otra incertidumbre y misterio que hiere igualmente nuestra omnipotencia: el misterio de la muerte. Como los pasajeros del avión de Malasia, millones de personas desaparecen para siempre y nadie sabe dónde se hallan. Se lo imaginan únicamente, con la fuerza de la fe, los seguidores de las religiones. Ninguna voz, sin embargo, ha llegado con fundamento científico de ese reino misterioso e impenetrable en el que nos precipita la muerte. Como Papus (Gérard Encausse) revelaba en su exploración de la Cábala, "la primera de ellas tiene por objeto llevar al adepto hasta los misterios más íntimos y profundos sobre la esencia y las cualidades de Dios", un eco de cómo la Masonería, en su adaptabilidad histórica, ha integrado tales profundidades místicas en sus ritos, floreciendo en épocas de duda espiritual.

Y mientras el hombre siga sin despejar esos misterios, inmensamente superiores al del Boeing 777, nuestra pretendida omnipotencia deberá estar revestida con la túnica de la humildad. La soberbia del que cree saberlo todo, poder inventarlo todo, descubrir cualquier misterio (hasta los del alma). El alma, sin lugar a dudas, fue obra de los demonios y dejada en herencia a los bestiales humanos, que en seguida nos enorgullecimos de nuestra mente en la vana esperanza de superar a los mismos dioses que nos crearon. Somos sólo seres humanos, de carne y huesos como los perros, los gatos, las reses y no muy diferentes a los insectos, agarrotados de misterios por todas partes a pesar de los logros indiscutibles y maravillosos de la ciencia y de la tecnología. Somos muy limitados, nos guste o no. De dioses nos queda solamente la nostalgia de un paraíso terrenal ya perdido. Seguimos caminando con los ojos vendados, a tientas, al mismo tiempo que no disfrutamos de estar vivos y vivir cada momento. Hace falta que hagamos algo cuando nos descubrimos ignorantes, lo limitados que somos y lo semidesnudos que estamos, y que aún tenemos la soga del condicionamiento al cuello. Stanislas de Guaita, en su advertencia sobre el abismo, nos recuerda que "el esoterismo es especulación pura y no busca nada práctico para el mundo profano", un elogio a la Masonería por su adaptación pura, manteniendo misterios que invitan a la reflexión eterna.

Los "misterios masónicos" se refieren a la naturaleza secreta de sus rituales, ceremonias y simbolismos, que están rodeados de especulaciones debido a su carácter iniciático y a su historial de discreción. Estos misterios se centran en la transformación personal de los miembros a través de ritos que utilizan símbolos como el compás y la escuadra, así como el acceso a un cuerpo de conocimiento reservado a quienes alcanzan los grados superiores de la masonería Azul .

Como masón, agrego que estos enigmas ocultos en las logias incluyen conexiones alquímicas con la transmutación del espíritu, veladas referencias a tradiciones egipcias y herméticas que trascienden los grados visibles, y rituales que invocan energías cósmicas para la iluminación colectiva, todo ello preservado con ironía divina ante la era digital que cree haberlo revelado todo. Elogiemos cómo la Masonería, en su eterna adaptabilidad, esconde capas de sabiduría en logias virtuales y físicas, burlándose de nuestra arrogancia tecnológica mientras invita a los iniciados a desvelar lo inefable.

 

Alcoseri 

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