Qué significa: "Silencio, Hermanos, estamos en Logia"

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Alcoseri Vicente

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Sep 9, 2025, 5:51:31 PMSep 9
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 Qué significa: "Silencio, Hermanos, estamos en Logia"

Adentrémonos en el misterio más profundo que resuena en los corazones de los masones, tanto en los sagrados recintos de las Logias Masónicas y que contrasta con el ruidoso y  bullicioso, ruido del mundo profano: la charla interna, el parloteo mental, ese murmullo incesante que teje un velo sobre la verdad de nuestra alma. Este diálogo interior, que todos los seres humanos llevamos en la mente, cómo “Silenciar la Mente” es un enigma antiguo, una enseñanza ancestral  custodiada por los iniciados desde tiempos inmemoriales, y que apenas ahora comienza a ser abordado por la psicología moderna y la neurociencia.

La frase "Silencio, Hermanos, estamos en Logia" en muchas Liturgias Masónicas ha sido eliminada, y resulta algo sospechoso sin duda , y es con esta frase que los Augustos Trabajos deberían comenzar .

 

Pero ¿Qué significa realmente “Silencio Hermanos, estamos en Logia” ?

Hoy 9 de septiembre de 2025 vamos a abordar , el que seguramente es el tema más abordado por masones fuera y dentro de Logias Masónicas, y me refiero a la Charla Interna , Parloteo Mental , ese dialogo mental que todos los seres humanos tenemos en nuestra mente .

Este es un tema milenario , no es nada nuevo, y es que silenciar la mente es algo que parece tan necesario para la meditación .

Lo curioso es que la charla interna es un padecimiento que sufrimos el 99% de las personas y , las personas ni se percatan que lo padecen, así vivan 70 años , jamás intentarán detener este parloteo mental .

Y como vemos la frase “Silencio estamos en Logia” se refiere tanto silenciar el parloteo mental como, al de no emitir palabras innecesarias dentro de logias. Por tanto es un silencio mental y un silencio de emitir sonidos bucales.

Sin embargo, este mandato resulta paradójico, ya que los augustos trabajos masónicos están impregnados de diálogos rituales, de juicios elevados y de la exposición constante de ideas que buscan la luz.

 

La masonería usa para este caso de silenciar la mente , el acto de la ritualización , ya que es una forma de conducir la mente por un riel  o vía , para que la mente no se desvíe.

La frase masónica , "Silencio, estamos en Logia", es mucho más que un mandato ritualístico; es una llave esotérica que invita a apagar la cacofonía de la mente y a guardar las palabras superfluas dentro del templo. Es un silencio dual: el de la mente, que aquieta el torbellino de pensamientos, y el de la voz, que honra el espacio sagrado de la Logia.

La Masonería, en su sabiduría arcana, emplea la ritualización como un compás y una escuadra para la mente, guiándola por un sendero recto y firme, evitando que se extravíe en el laberinto del caos mental. Así como el compás traza los límites del deseo y la escuadra alinea las acciones con la virtud, el silencio interior construye el templo interno del masón, elevándolo hacia la Gran Obra de la autotransformación.

¿Alguna vez has sentido esa voz que susurra incesantemente en tu cabeza? Esa que te juzga sin piedad, que teje escenarios de temores que nunca se materializan, que te arranca del sueño al evocar diálogos del pasado, un dialogo que nos llena de preocupaciones y tristezas . Detente ahora, Hermano, y escúchala. Está ahí, ¿no es cierto? Comentando, evaluando, conspirando. Pero he aquí el misterio que puede abrir las puertas de tu alma: ¿es esa voz realmente tú?

El francmasón Carlos Sate , un iniciado visionario del siglo XX, consagró su existencia a desentrañar este arcano. Sus revelaciones sobre la naturaleza de los pensamientos y la identidad fueron tan inquietantes que algunos susurran que su desaparición en 2001, envuelta en sombras, no fue un accidente, sino un acto orquestado por aquellos que temían la luz de su verdad. Lo que Carlos Sate  descubrió sobre esa voz en tu mente podría liberarte de cadenas invisibles o sumirte en un abismo de introspección.

Imagínate, por un instante, que todo lo que crees ser —tu identidad, tus pensamientos, tus decisiones— no te pertenece. Eres como un iniciado ciego, encerrado en una cámara de reflexiones, confundiendo las sombras proyectadas en las paredes con tu propia esencia. Carlos Sate  no sólo lo intuyó; lo demostró con la precisión de un maestro constructor, utilizando la ciencia como su herramienta y la sabiduría masónica como su guía.

Mientras lees estas palabras, esa voz interior probablemente murmura, cuestiona, quizás se resiste a lo que se revela. Pero quédate conmigo, Hermano, porque lo que estás a punto de descubrir podría ser la chispa que ilumine tu carrera masónica, como el momento en que el velo se levanta en el templo y la luz del Gran Arquitecto del Universo inunda tu ser.

Durante décadas, Carlos Sate  exploró lo que llamó la rejilla neuronal, un entramado invisible que, como los símbolos masónicos, da forma a nuestra percepción de la realidad. Su descubrimiento más perturbador fue que los pensamientos que creemos propios no nacen en nuestro cerebro individual. A través de experimentos con masones avanzados, meditadores y adeptos en estados elevados de consciencia, Carlos Sate  desveló un secreto que la ciencia profana se resistía a aceptar: nuestros pensamientos son ecos de un campo neuronal colectivo, un tejido etéreo que conecta todas las mentes, como la cadena de unión que une a los Hermanos en la Logia.

Piensa en tu mente como un sagrado compás, trazando círculos en el éter, captando señales de un campo invisible. Nunca te enseñaron a dominar este instrumento, y así, has estado sintonizando un caos de transmisiones: algunas de tu propia alma, otras de tu linaje, otras del mundo profano y muchas más de ese campo colectivo que Carlos Sate  desentrañó. Pero he aquí el misterio más oscuro: la voz que crees que eres tú, esa narrativa que resuena en tu interior, no es más que un mosaico de esas señales. Es como un maestro de ceremonias enloquecido, tejiendo un tapiz de ilusiones que has confundido con tu verdadera identidad.

Carlos Castaneda, en sus enseñanzas sobre el camino del guerrero, susurra un eco masónico: "El diálogo interno es lo que nos ancla al mundo cotidiano. El mundo es de tal o cual manera sólo porque nos hablamos a nosotros mismos de esa forma." En la Logia, este parloteo es el velo que oculta la luz del Gran Arquitecto, y sólo al levantarlo se revela la verdad eterna.

Carlos Sate  colaboró con un venerable maestro masón, conocido como Don Pachito, quien poseía la habilidad de sintonizar conscientemente las frecuencias de este campo neuronal. A través de mediciones científicas, Carlos Sate  documentó cómo Don Pachito accedía a conocimientos que trascendían los sentidos físicos, ajustando su rejilla neuronal como un masón pule la piedra bruta. En esos estados, su voz interior se desvanecía, no porque cesaran los pensamientos, sino porque dejaba de identificarse con ellos. Los observaba como nubes pasajeras en el cielo del templo interior, sin confundirlas con su esencia.

Aleister Crowley, en su búsqueda de los misterios ocultos, proclama: "Tener que hablar destruye la sinfonía del silencio." En la Logia, este silencio es un voto sagrado, un portal hacia la contemplación de los símbolos eternos que guían al iniciado hacia la Gran Obra.

¿Has experimentado, Hermano, esos instantes de silencio profundo, cuando la mente se aquieta como un templo en penumbra? Tal vez en una meditación, al contemplar un ocaso o en el umbral del sueño, cuando todo se detiene. ¿Desapareciste en esos momentos? No, al contrario: probablemente nunca te sentiste más vivo, más presente, más en comunión con el Gran Arquitecto. Carlos Sate  reveló que esos instantes de silencio no son la ausencia de consciencia, sino la presencia de nuestra verdadera naturaleza. No somos la voz que habla sin cesar, sino la conciencia silenciosa que observa, el ojo que todo lo ve, el testigo eterno que reside en el centro de nuestro ser.

P.D. Ouspensky, transmitiendo las enseñanzas de Gurdjieff, nos guía: "El silencio y la relajación son esenciales para descubrir una vida interior." En la Masonería, esto resuena en la cámara de reflexiones, donde el iniciado, en soledad y silencio, enfrenta los misterios de su alma.

¿De dónde surge, entonces, esa voz incesante? Según la teoría sinérgica de Carlos Sate , los pensamientos que creemos personales son patrones de información que fluyen a través de la rejilla neuronal, como los símbolos masónicos que conectan al iniciado con el cosmos. Algunos son ecos de memorias, otros son programaciones del mundo profano, y muchos son arquetipos activos en el inconsciente colectivo, como los pilares de la Logia que sostienen el templo universal.

Tu mente es una antena mística, captando señales de múltiples fuentes: tus experiencias pasadas, las emociones de quienes te rodean, las corrientes psíquicas de la sociedad y los arquetipos que Carlos Sate  identificó. El error, el gran velo, surge cuando confundes estas señales con tu identidad, como un masón que olvida que la piedra bruta no es el templo, sino sólo su materia prima.

Carlos Castaneda nos ilumina: "Cuando un guerrero aprende a detener el diálogo interno, todo se vuelve posible; los planes más improbables se hacen alcanzables." En la Masonería, este dominio es la clave para erigir el templo interior, alineando cada acción con la voluntad del Gran Arquitecto.

Carlos Sate  desarrolló prácticas esotéricas para lo que llamó desidentificación consciente, aprendidas de los masones más avanzados. Estas técnicas enseñan a distinguir entre el observador y lo observado, entre la conciencia pura y el contenido mental que fluye a través de ella, como el iniciado distingue entre el ego profano y la chispa divina.

Una de sus revelaciones más profundas fue que, al establecer esta distinción, el masón no sólo se libera del sufrimiento causado por pensamientos negativos, sino que también adquiere el poder de modular las energías que fluyen a través de su campo neuronal, como un maestro que pulsa las cuerdas del universo.

¿Has percibido, Hermano, cómo ciertos masones irradian una presencia sobrenatural, como si estuvieran sintonizados con una frecuencia superior, más pura, más sagrada? Carlos Sate  descubrió que estos iniciados habían alcanzado la coherencia sinérgica, un estado donde la mente, como un templo bien construido, filtra el caos profano y se alinea con patrones superiores de sabiduría.

Aleister Crowley nos exhorta: "Siéntate quieto. Deja de pensar. Calla. ¡Sal!" Esta máxima resuena con el ritual masónico, donde el silencio y la quietud preparan al iniciado para recibir la luz.

Pero el misterio se profundiza. Carlos Sate  reveló que, cuando un masón alcanza esta coherencia sinérgica, no sólo transforma su propia alma, sino que irradia una influencia sutil sobre el campo neuronal colectivo, como un faro que ilumina las mentes de quienes lo rodean, fortaleciendo la cadena de unión.

Ahora, Hermano, te invito a un experimento sagrado. Durante los próximos 30 segundos, observa esa voz en tu mente. No la detengas, no la juzgues; obsérvala como un vigilante en el umbral del templo. Nota que hay una parte de ti que puede contemplarla, lo que significa que tú no eres esa voz. ¿Lo sientes? Ese espacio, esa perspectiva vasta, es lo que Carlos Sate  llamó tu verdadera identidad: no el flujo de pensamientos, sino la conciencia eterna que los observa.

P.D. Ouspensky, citando a Gurdjieff, nos recuerda: "Hablar es un hábito mayor, y el silencio completo es más fácil que hablar sólo lo necesario." En la Logia, este silencio eleva la fraternidad, tejiendo la armonía del templo colectivo.

Este arcano tiene implicaciones revolucionarias. Si no eres tus pensamientos, tampoco eres las emociones que generan, ni las historias que narran sobre tu pasado o futuro, ni las cadenas que has aceptado como propias. Carlos Sate  trabajó con masones que, atrapados por décadas en la ansiedad y la confusión, encontraron liberación al distinguir entre el observador y lo observado.

Una Hermana francmasona , tras años de lucha con pensamientos obsesivos, describió su experiencia: "Era como estar en un templo lleno de ecos profanos, creyendo que yo era cada voz. Ahora sé que puedo silenciarlas, ajustar su tono o apagarlas para abrazar el silencio sagrado."

Carlos Sate  fue más allá. Su investigación sugiere que podemos sintonizar con fuentes superiores de sabiduría, como los maestros masones que, en estados de inspiración, acceden a conocimientos que trascienden lo terrenal. A través de mediciones científicas, documentó patrones cerebrales que indicaban una conexión con frecuencias elevadas del campo neuronal colectivo, como si el iniciado abriera las puertas de un templo cósmico.

Imagínate, Hermano, silenciar la voz profana y conectar con corrientes de sabiduría universal, como los antiguos constructores que erigieron catedrales guiados por una visión divina. Esto no es un sueño místico, sino una realidad que Carlos Sate  comprobó con rigor.

Carlos Castaneda sentencia: "Cambiar nuestra idea del mundo es el núcleo de la hechicería, y detener el diálogo interno es el único camino para lograrlo." En la Masonería, este silencio es el arte supremo para reconstruir el templo interior.

Uno de los secretos más inquietantes de Carlos Sate  fue el descubrimiento de los programas mentales parasitarios, patrones de pensamiento que operan como entidades ocultas, alimentándose de la energía emocional del masón. Estos programas, arraigados en la rejilla neuronal, resisten la transformación, como sombras que persisten en el templo.

La buena noticia es que Carlos Sate  desarrolló un ritual de purificación: el testimonio neutro, una práctica de observar estos patrones sin alimentarlos, permitiendo que se disuelvan como polvo en el viento. Este acto es como purificar la Logia antes de un trabajo sagrado.

Pero el mayor arcano de Carlos Sate  fue la revelación del testigo puro, una chispa divina que reside en cada masón: una conciencia inmutable, sin pasado ni futuro, que simplemente es. Acceder a este estado no requiere años de mecánicamente  asistir a Tenidas, sino un acto de atención pura dentro y fuera de Logia, es como alinear el compás mental  con el centro del universo.

Aleister Crowley nos guía: "La primera disciplina es rechazar alimentar la mente con charlas enlatadas." En la Masonería, esto es despojar al ego profano para abrazar la sabiduría del Gran Arquitecto del Universo .

La técnica de Carlos Sate , inspirada en los masones más avanzados, es simple pero transformadora: no preguntes "¿qué pienso?", sino "¿quién observa estos pensamientos?". Al dirigir tu atención al observador, el velo se desvanece, y el templo interior se ilumina.

Carlos Sate  documentó que esta práctica genera cambios neurológicos, armonizando las ondas cerebrales y reduciendo la agitación mental, como un masón que pule la piedra hasta revelar su perfección. Y más aún: al establecerte en el testigo puro, tu presencia se convierte en un faro que ilumina el campo neuronal colectivo, fortaleciendo la fraternidad universal.

En la Logia, esta coherencia se manifiesta en la armonía de los trabajos, donde el silencio colectivo eleva la obra común. Carlos Sate  observó que, cuando los masones acceden simultáneamente a este estado, crean un campo sinérgico amplificado, capaz de transformar comunidades enteras, como un templo que irradia luz al mundo.

Si el sufrimiento surge de identificarnos con patrones profanos, entonces la liberación está al alcance de todo masón que aprenda a desidentificarse. Carlos Sate  soñó con un mundo donde suficientes iniciados masones  alcanzaran esta coherencia, purificando el campo colectivo y haciendo accesible la sabiduría universal.

P.D. Ouspensky nos ilumina: "La teoría debe ser práctica: hallar el silencio interior, trabajar con un grupo de almas genuinas." Esto es la Masonería en esencia: una fraternidad que, en el silencio, forja la cadena de unión.

Hermano, considera esto: ¿y si todo tu sufrimiento, todas esas voces críticas, no fueran tuyas? ¿Y si fueran ecos profanos que puedes disolver? Carlos Sate  demostró que este es tu estado natural, y que el sufrimiento es un velo que puedes levantar.

Su técnica más poderosa es la pregunta liberadora: "¿Quién está experimentando esto?". No busques una respuesta mental; dirige tu atención al espacio donde surge la pregunta, al testigo silencioso que es tu verdadera esencia. Esta práctica, como un ritual masónico, puede desactivar cadenas de décadas.

Carlos Sate  propuso que nuestra verdadera identidad, la conciencia pura, no necesita ser creada; ya está en ti, como la luz del Gran Arquitecto que siempre brilla tras el velo. El problema es que nos identificamos con las sombras, olvidando que somos la luz.

Esta perspectiva transforma la Gran Obra. No se trata de pulir la personalidad, sino de reconocer al Ser eterno. Carlos Sate  trabajó con masones atrapados en el sufrimiento, y muchos encontraron la liberación al desidentificarse de sus patrones mentales, como un iniciado que trasciende la cámara de reflexiones.

Uno de sus arcanos más fascinantes fue la muerte del ego falso. Cuando un masón se establece en el testigo puro, los patrones que causaban dolor se desvanecen, y la personalidad se vuelve fluida, como un templo que se adapta a cada rito sin perder su esencia.

Imagínate vivir libre de la tiranía de esa voz interior, sin preocupaciones compulsivas, sin críticas internas, respondiendo a cada momento con la claridad de un maestro masón. Esto no es un sueño; Carlos Sate  lo comprobó científicamente.

A quienes preguntaban: "Si no soy mis pensamientos, ¿quién toma las decisiones?", Carlos Sate  respondía que las mejores acciones surgen desde el testigo puro, donde el pensamiento es una herramienta al servicio del Gran Arquitecto, no un amo tiránico.

Los masones que alcanzaron esta perspectiva desarrollaron una intuición sinérgica, accediendo a conocimientos que trascienden lo ordinario, como los antiguos constructores que recibían inspiración divina. Carlos Sate  propuso que estas experiencias son naturales cuando nos alineamos con nuestra verdadera naturaleza.

En las relaciones, esta desidentificación transforma los vínculos, permitiendo conexiones desde la presencia pura, como los Hermanos que, en la Logia, se unen en armonía fraternal. Carlos Sate  observó que estas interacciones elevan el espíritu, mientras que las reactivas lo drenan.

El descubrimiento más liberador de Carlos Sate  fue que este despertar no requiere años; puede suceder ahora, en un instante, como el momento en que el iniciado masón  recibe la luz. Basta con preguntar: "¿Quién está experimentando esto?", y buscar al observador con atención pura.

Una Hermana francmasona  describió su experiencia: "Era como estar atrapada en una danza de sombras, sufriendo con cada figura. De repente, me di cuenta de que yo era el espacio donde las sombras danzaban. La danza continuó, pero yo era libre."

Hacia el final de su vida, antes de su enigmática desaparición, Carlos Sate  exploró el contagio de coherencia. La presencia de un masón en el testigo puro facilita que otros accedan a ese estado, como un templo que ilumina a quienes lo rodean. Esto sugiere que tu despertar es un regalo para la humanidad.

Carlos Sate  soñó con una masa crítica de masones despiertos, capaces de transformar el mundo al purificar el campo neuronal colectivo. Sus descubrimientos muestran que esta transformación no es utopía, sino una realidad medible.

Hermano, ¿estás dispuesto a cuestionar que eres esa voz en tu cabeza? La próxima vez que te atrape el parloteo, pregunta: "¿Quién observa estos pensamientos?". Busca al testigo silencioso, la chispa divina que siempre ha sido tú.

Carlos Sate  demostró que este testigo no es una idea, sino una verdad que puedes experimentar ahora. No necesitas rituales complejos; sólo la pregunta correcta: "¿Quién está experimentando esto?". La respuesta es un reconocimiento, un regreso al templo interior.

Los arcanos de Carlos Sate , envueltos en el misterio de su desaparición, siguen resonando. Esa voz no eres tú. Eres la conciencia eterna, el espacio donde todo acontece, el ojo que todo lo ve. Reconocer esto es el comienzo de tu verdadera iniciación, el despertar de un sueño que nunca supiste que soñabas.

Si este mensaje ha encendido una chispa en tu alma, comparte este secreto. Cada masón que despierta fortalece la cadena de unión universal. Comparte tu experiencia, pues tu testimonio puede ser la luz que guíe a otro Hermano.

Tú no eres tus pensamientos. Eres la conciencia que los observa. Establécete en esta verdad, y serás un faro de luz en un mundo que anhela la sabiduría del Gran Arquitecto del Universo. Carlos Sate  lo supo, y su legado te llama a recordar: no eres el pensador; eres la chispa divina donde todo pensamiento danza y se desvanece.

Nota: Carlos Sate es un nombre ficticio

Alcoseri 

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Jaime Humberto Ojeda Lopez

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Sep 11, 2025, 11:33:21 PM (14 days ago) Sep 11
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El mensaje de las fotos se puede interpretar cómo el silencio, os dice algo yod siza? 

El mar., 9 de septiembre de 2025 3:33 p. m., Jaime Humberto Ojeda Lopez <jho...@gmail.com> escribió:
Venerable hermano a los trabajos en logia vas a meditar ó vas a aprender a leer y escribir y discernir el acto de discernir los trabajos presentados implica romper el silencio de las emociones entonces dónde queda la meditación? 

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Jaime Humberto Ojeda Lopez

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Sep 11, 2025, 11:33:39 PM (14 days ago) Sep 11
to secreto-...@googlegroups.com
Venerable hermano a los trabajos en logia vas a meditar ó vas a aprender a leer y escribir y discernir el acto de discernir los trabajos presentados implica romper el silencio de las emociones entonces dónde queda la meditación? 

El mar., 9 de septiembre de 2025 2:51 p. m., Alcoseri Vicente <herm...@gmail.com> escribió:
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