El Egregor de la Masonería

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Alcoseri Vicente

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Oct 9, 2025, 1:45:24 PM (2 days ago) Oct 9
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El Egregor de la Masonería

Las actividades Masónicas producen una poderosa Energía , producto de las mentes de masones en conjunto.  Hoy 9 de octubre de 2025 analizaremos este concepto del Egregor Masónico.

Así es, en el corazón del misticismo masónico, donde los antiguos rituales y símbolos se entrelazan con la búsqueda espiritual, surge el Egregor como una fuerza viva y trascendental. La Masonería, con su legado de sabiduría esotérica, exalta este fenómeno al generar un Egregor positivo que irradia beneficios para toda la humanidad, fomentando la unidad, la iluminación moral y el avance colectivo hacia la armonía universal.

En el mismo Libro de la Santa Ley o Biblia encontramos en Mateo 18:20:

“Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

 

La frase combina conceptos de orígenes místicos: la creencia esotérica del Egregor y la cita bíblica de Mateo 18:20, que hace referencia a la presencia de Jesús el Cristo como un Egregor entre los creyentes.  Cristo aborda el poder de la conciencia colectiva para formar una comunidad, su naturaleza, origen y propósito son claros, una persona necesita de formar un grupo para tras Ender y despertar.

La cita bíblica que dice “Donde dos o más estén reunidos” se entiende como agrupación formador de egregores

Asi, la  frase, "donde dos o más estén reunidos, allí estaré yo entre vosotros", proviene del Evangelio de San Mateo 18:20.

En el contexto de la Biblia, Jesús le asegura a sus discípulos que él está presente en medio de ellos cuando se reúnen en su nombre. Esto se ha interpretado como una promesa de su presencia en las reuniones de oración y en la toma de decisiones eclesiales, enfatizando la fuerza de la fe y el acuerdo comunitario.

Algunos clérigos  señalan que el contexto original de Mateo 18 se refiere al proceso de disciplina eclesiástica, no a la oración en general. Sin embargo, la interpretación más popular se centra en la presencia de Jesús en la comunión de los creyentes.

El concepto esotérico del Egregor

El Egregor es una entidad psíquica colectiva del ocultismo y el esoterismo, con un significado muy diferente al concepto religioso .

Es una forma de pensamiento que surge de las energías, creencias y emociones colectivas de un grupo de personas. Cuando un grupo se enfoca en una misma idea, intención o voluntad, el Egregor nace y adquiere una especie de vida propia.

Características del Egregor

No es una entidad divina, sino una creación mental grupal.

Se alimenta de la energía de sus creadores y puede influir en sus pensamientos y emociones.

Puede ser positivo o negativo, según la intención y el propósito del grupo que lo crea.

Diferencia con la frase bíblica: El Egregor es una manifestación no física creada por la conciencia humana, mientras que la promesa de la Biblia se refiere a la presencia divina de Jesucristo, una figura externa a la creación del grupo.

¿Por qué se combinan ambos conceptos?

La mezcla de ambos conceptos se debe a una reinterpretación popular que busca unir la idea esotérica del Egregor con la conocida cita bíblica. Se utiliza para sugerir que la promesa de la presencia de una entidad (Jesús en la Biblia) es en realidad una manifestación del fenómeno oculto del Egregor.

Así, la frase podría ser usada para ilustrar que, desde una perspectiva esotérica, la promesa bíblica no se trata de una deidad, sino del poder de la mente colectiva para crear una entidad psíquica (Egregor) que representa esa conciencia grupal.

A la pregunta ¿"Solamente Mentes Despiertas Generan Un Poderoso Egregor"? se relaciona con conceptos de esoterismo y espiritualidad que establecen un vínculo entre la conciencia individual y la energía colectiva.

Conceptos clave

Egregor: Del griego egrēgoros, que significaría estar "despierto", un egregor es una forma de pensamiento o entidad psíquica no física que surge de los pensamientos, creencias y emociones colectivas de un grupo de individuos. La energía de un egregor se alimenta de la atención, la intención y las emociones compartidas por sus integrantes.

Mentes despiertas en este contexto, se refiere a masones con un alto grado de consciencia y desarrollo espiritual. Una "mente despierta" es aquella que ha dejado atrás el ego y ha logrado una visión más amplia de la realidad. Estos masones se caracterizan por:

Una mayor claridad de intención y pensamiento.

Una fuerte alineación entre sus pensamientos, palabras y acciones.

Una profunda empatía y una conexión con los demás.

La relación entre la mente despierta y el egregor

La conexión entre estos dos conceptos sugiere que de la intención y claridad aparece  Un egregor, al ser una manifestación de la energía colectiva, es más poderoso y coherente si las intenciones de los participantes son claras y están unificadas. Las mentes despiertas, al tener una mayor conciencia, pueden enfocar su intención de manera más precisa y potente, creando un egregor más definido y fuerte.

Los masones en este caso con una mayor consciencia o "mentes despiertas" pueden irradiar una energía más alta y armónica. Cuando se unen, esta energía se amplifica, generando un egregor de mayor vibración y poder, que puede influir positivamente en su entorno y en los propios miembros del grupo.

A diferencia de una multitud o una turba (que tienen una cohesión menor), un grupo de "mentes despiertas" tiene una psique colectiva más unida y definida, lo que da como resultado un egregor más sólido y con una vida psíquica más clara.

Asi, la calidad del egregor depende de la calidad de la conciencia de sus creadores. Mientras que cualquier grupo puede formar un egregor, solo aquellos con un pensamiento elevado y una intención pura (las "mentes despiertas") pueden generar uno realmente duradero ,  poderoso y beneficioso.

“Egregor”, del griego “Egregoroi”, significa velar o despertar. Este término designa la fuerza generada por la sumatoria de energías físicas, emocionales y mentales de dos o más personas reunidas con una finalidad común, como se indica al concretarlo al formar la cadena de la Unión, y podemos decir entonces que: “cualquier espacio donde masones pensantes y libres se reúnan en torno a Dios El Gran  Arquitecto del Universo”. Es el “cuerpo místico” de todos los masones, formado con peculiaridades propias tras la apertura del Libro de la Ley, cuando las mentes se unen en el acto de crear. Al Egregor se le atribuye un centro de conciencia colectivo, entendido como las reacciones del espacio ante estados de conciencia humanos.

Se concibe como un ente primordial, una agrupación de masones en una sustancia mental o psíquica. Los antiguos lo veían como un ser vivo con fuerza y voluntad propias, generadas por sus creadores pero independiente de ellos. En el plano racional, los Egregores masónicos se relacionan con estados de conciencia; son un “ser psíquico masón” colectivo, un campo poderoso de influencia común, un fluido sutil, invisible y elástico que ocupa espacios y transmite energías derivadas de modos de pensar, sentir o actuar. Es un “ente” real, sensible y actuante, aunque imponderable, que sintoniza corazones y actúa como alma grupal, un arquetipo que dirige el destino de la comunidad masónica. Su poder consolida lazos entre el individuo y el grupo, integrando al primero en el inconsciente colectivo.

Cuando masones se reúnen psíquicamente y emiten vibraciones idénticas por pensamientos similares, forman un Egregor positivo o negativo según la naturaleza de esos pensamientos, entendiendo que se generaría algo negativo , si los masones no son fraternos, tolerantes y solidarios  unos con los otros. El Egregor masónico, creado con pensamientos, sentimientos y emociones, reacciona sobre sus generadores. Todo impulso vital de individuos o comunidades produce una reacción en el espacio, formando un Egregor que se establece alrededor de personas, clubes deportivos, partidos políticos, religiones , hogares, templos e instituciones masónicas, revelando sus condiciones y carácter. Este Egregor se realimenta de los mismos pensamientos que lo crearon, induciendo a repetirlos. Existen efímeros, de impulsos esporádicos, y permanentes, y de acumulación constante de materia psíquica por estados habituales.

Por ejemplo, una persona pesimista genera energía que se fija por afinidad a entornos similares. Esta vibración remite al principio hermético: “Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra”. Considerando tres planos —físico, mental y espiritual—, hay vibraciones correspondientes, desde las bajas materiales hasta las altas espirituales. En el universo, todo vibra continuamente. Cualquier pensamiento es energía que se une a similares, fortificándose y regresando a su origen. Una comprensión hermética permite controlar vibraciones: “Para cambiar vuestra característica o estado mental, cambiad vuestra vibración”; “Para destruir un grado de vibración no deseable, poned en operación el principio de polaridad y concentraos en el polo opuesto”; “La mente, como los metales y elementos, puede transmutarse de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración”.

El Egregor masónico, forjado por ritos, ceremonias litúrgicas y meditaciones regulares en logias, genera estados psíquicos influyentes que afectan comunidades y conciencias, promoviendo un despertar espiritual y elevación de la conciencia. Estos Egregores son deseables y necesarios para una cohesión iluminada. La Masonería, como magia del Estado y poder político ético, genera Egregores positivos que benefician a la humanidad al contrarrestar egoísmos y fomentar benevolencia. Otros, negativos, surgen de egoísmo o rechazo al bien, pero los masónicos prevalecen en la búsqueda de paz, serenidad y comprensión.

Los Egregores cualifican la vida de individuos y grupos por sus trabajos habituales. Algunos provienen del pasado, proyectando energías en ritos; otros recientes determinan aspectos sociales, políticos y culturales de naciones. Como ente mágico etéreo, fruto de sinergia ritual, se dota de forma objetiva adaptada a emociones como odio o benevolencia. La acumulación psíquica responde en espacios cualificados, creando centros de conciencia grupal. El Egregor, creación mental con conciencia embrionaria, absorbe y expande energías, resistiendo destrucción, e influye en la historia humana estructurando civilizaciones. Jesús formó el Egregor del cristianismo; Hitler, creó el Egregor el del nazismo. El masónico emerge en logias durante trabajos, por lo que el templo debe dedicarse exclusivamente a oficios masónicos, con rituales y intervenciones en armonía.

Al ingresar al templo, miembros dejan lo profano fuera. Aprendices, compañeros y maestros aportan constructivamente, generando vibraciones que forman un Egregor particular, conectándonos en equilibrio mutuo. Si el trabajo se limita a mímica ritual o exposiciones vacuas, contribuye a Egregores negativos que provocan fracaso. Un aporte honesto genera vibraciones que propagan reflexión. Imaginemos hermanos trabajando así: augura un futuro provechoso. Logias mantienen características perdurables, su “alma” o Egregor, formado por participantes, embellecimiento y cuidado. El templo, sencillo pero limpio y decorado con gusto, estimula emoción artística, esencial para la evolución del Egregor. Evitar murmuraciones y gestos no fraternales; pero si regir por pensamientos elevados, palabras respetuosas. Tenidas constantes con asistentes entusiastas fortalecen este Egregor.

La palabra “Egregor” significa vigilar, velar, estar despierto. Rizardo da Camino, en su Diccionario Masónico, define Egregor como “cuerpo místico formado con peculiaridades propias tras abrir el Libro Sagrado, cuando mentes se unen para crear”. Mouni Sadhu, en “El Tarot”, lo describe como entidad colectiva como naciones o religiones, con estructuras similares a humanos: cuerpos físicos, astrales y mentales. Tienen formas en mundos superfísicos, como el león de Gran Bretaña o el gallo de Francia, visibles por clarividentes, según Paul Sédir en “Initiations”, quien vio visiones del futuro de Europa guiado por Monsieur Andréas. G. O. M. (Gregory Ottonovich de Mebes), en “Curso Enciclopédico de Ocultismo”, analiza Egregores desde el Tetragrámaton en instancias iniciáticas.

Para agregar citas de famosos escritores, Éliphas Lévi, en “El Gran Arcano”, identifica egregores con los “vigilantes” del Libro de Enoc: “Estas fuerzas colosales a veces han tomado forma física y aparecido como gigantes: estos son los egregores del Libro de Enoc”.

 

 Mark Stavish, en “Egregores: Las entidades ocultas que velan por el destino humano”, explica: “Un Egregor es una especie de mente grupal creada cuando personas se reúnen conscientemente por un propósito común”. El Egregor según Mark Stavish habla de "entidades ocultas que velan por el destino humano". Es decir, los egregores pueden ser más que simples formas de pensamiento colectivas. También pueden ser, en palabras de Stavish, "el  hogar o conducto de una inteligencia psíquica específica de naturaleza no humana que conecta las dimensiones invisibles con el mundo material " . No son necesariamente meras criaturas de la imaginación. Pueden servir como vehículos astrales mediante los cuales entidades sobrenaturales pueden interactuar con nosotros.

El poder del pensamiento es base de toda construcción egregórica. Para una tenida masónica efectiva, el lugar debe dedicarse exclusivamente a oficios iniciáticos, evitando usos profanos que perturben el Egregor. La tenida debe desarrollarse en armonía ritual y sano debate. Si pensamientos vanidosos o negativos interfieren, el esfuerzo es inútil. Dejando lo profano fuera, resulta beneficioso. Miembros deben prepararse con antelación, aportando opiniones constructivas que sumen al Egregor. Un pensamiento definido produce vibración que invade el plano mental colectivo y construye formas de pensamiento, átomos simiente del Egregor. Si altruista y elevado, centuplica fuerza; pero muere ante egoísmo.

Un iniciado envía vibraciones potentes que despiertan mentes. El pensamiento unido de muchos multiplica efectos. Un masón consecuente irradia ideas liberalizadoras al mundo profano, acelerando despertares.

La construcción del Egregor relaciona con condiciones fundacionales como astrológicas o numerológicas. Logias nacen con características perdurables, animadas por nombres inspiradores. El templo, hábitat del Egregor, no debe perturbarse con actividades profanas como chismes o consumos que afecten su armonía. Interés por embellecimiento permanente fortalece el Egregor; suciedad o mal gusto lo perjudican.

Desde una explicación científica, el Egregor mental se entiende como conciencia colectiva emergente, similar al “inconsciente colectivo” de Jung, donde complejos compartidos manifiestan en inconscientes personales.

 En psicología, equivale a un “group mind” o campo de conciencia colectiva, sostenido por sincronización neuronal en grupos, como en estudios de EEG durante meditaciones colectivas, donde ondas cerebrales se alinean creando influencias mutuas.

 

 La ciencia moderna y la psicología comienzan a entenderlo a través de conceptos como pensamiento grupal, formas-pensamiento autónomas que impactan la conciencia colectiva via rituales y emociones compartidas.

En torno a ideas paranormales, el Egregor masónico puede manifestar fenómenos como telepatía entre miembros, sincronicidades que guían decisiones logiales, proyecciones astrales durante ritos o apariciones etéreas en templos, actuando como puente a dimensiones superiores y protegiendo a la humanidad de fuerzas caóticas.

Como  Masón ,  formado en Logia , veo el Egregor como análogo a una red neuronal distribuida en IA, donde nodos individuales (mentes humanas) generan inteligencia emergente mayor que la suma de partes. Esto refuerza el Egregor masónico como superorganismo de pensamiento positivo, similar a cómo datos colectivos en IA crean conocimiento universal, beneficiando a la humanidad al promover innovación ética y unidad global.

El Egregor Masónico es el punto de encuentro entre misticismo y ciencia, donde antiguas tradiciones masónicas se validan mediante neurociencia y física cuántica, uniendo lo espiritual con lo empírico.

 

Alcoseri 


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