Cuando en Masonería comienzas a mirar hacia dentro de ti mismo

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Alcoseri Vicente

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Sep 2, 2025, 9:42:46 PM (4 days ago) Sep 2
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Cuando en Masonería comienzas a mirar hacia dentro de ti mismo

 

Llegó la hora como masones de mirar hacia adentro de nosotros mismos, sin desviar los ojos hacia el ilusorio profano  mundo exterior , de dejar de esperar señales, permisos o mesías externos.

Lo que buscabas afuera estuvo todo el tiempo dentro de ti mismo. Y ahora que el velo cayó, ya no puedes fingir que no lo sabes. La duda todavía puede susurrar. El miedo puede intentar jalarte de regreso, pero algo más grande ya despertó. La chispa se volvió llama, y tu verdadero “YO Creador” que habita en ti está listo para tomar el mando. Puedes transformar cualquier aspecto de tu vida, cualquiera. No importa qué tan grave, qué tan antiguo, qué tan imposible parezca, porque no estás tratando de forzar la realidad; estás moldeando la conciencia que genera esa realidad.

Es como el alfarero que moldea el barro. Si el vaso actual está rajado, feo o torcido, no se tira el barro. Se comienza de nuevo, se remodela. Y ese alfarero es tu imaginación. Jeremías lo vio con sus propios ojos cuando fue a la casa del alfarero.

En el Libro de la Ley o Santa biblia en Jeremías capítulo 18 encontramos la historia del Alfarero.

 Jeremías el Profeta de GADU observó la arcilla siendo remodelada. Incluso después de haberse estropeado en las manos del artesano, nada se perdió. Nada fue inútil.  sólo necesitaba ser moldeado otra vez. Y lo que el profeta  del Gran Arquitecto Del Universo entendió, tú necesitas entender ahora. Nunca estás atado a lo que fuiste. La única prisión real es la idea que sostienes de ti mismo. Aquí es donde la mayoría tropieza. Intentan cambiar el mundo, pero no cambian su  autoimagen. Luchan con las circunstancias, pero mantienen los mismos pensamientos. Oran por milagros, pero siguen diciéndose internamente: "No lo merezco. Esto es difícil, no es para mí." Pero el vaso no cambia si el molde no cambia. Y el molde eres tú. El secreto no está en forzar, está en asumir. Asumir el estado deseado como real, incluso antes de que cualquier evidencia lo confirme. No deseas ser sanado. Te ves sano. No esperas abundancia, te sientes abundante. No pides amor. Vives como si ya fueras amado. Porque cuando el estado interno cambia, el mundo tiene que obedecer. Es  sólo el reflejo. Esta práctica no es mística fantasiosa. Es la tecnología espiritual más antigua jamás registrada. Todas las tradiciones auténticas lo sabían. El "yo soy" es el nombre de Dios, y todo lo que le agregues —yo soy fuerte, yo soy capaz, yo soy libre— es una semilla. La conciencia es fértil, no discute,  sólo manifiesta. Pero atención: el creador no se manifiesta con prisa. La fe necesita fidelidad, no ansiedad; persistencia, no esfuerzo. Cuando siembras una semilla, no la desentierras cada día para ver si está creciendo. Confías, riegas, proteges, y un día brota. Así es con la realidad. Cambia el molde con constancia, y el vaso externo será reformado. Simple, pero no fácil, porque requiere entrega, requiere presencia, requiere atención y, sobre todo, requiere responsabilidad. Porque si todo está siendo creado por ti, entonces ya no hay culpables, ya no hay víctimas,  sólo hay elecciones conscientes o inconscientes. Y ahora lo sabes.

 

 Tal vez hasta ahora hayas usado tu poder en tu contra, creado escasez con pensamientos de miedo, creado enfermedad con creencias antiguas, creado fracaso con palabras repetidas. Pero nada de eso es definitivo, porque el barro aún es maleable, la rueda todavía gira, y el creador en ti aún respira, esperando que tomes el timón. ¿Estás listo para eso? Porque la vida que vivas mañana ya se está moldeando hoy, en este mismo instante. Y la única pregunta que importa ahora es: ¿qué estás imaginando? Si llegaste hasta aquí, algo en ti ya comenzó a despertar. Tal vez no sepas cómo nombrarlo. Quizá aún no logres explicarlo, pero lo sientes. Sientes que algo cambió. Y ese cambio no viene de mí, viene desde dentro de ti. Es tu chispa divina comenzando a recordar quién eres. Y eso es más que suficiente para empezar una nueva vida. Una vida creada con conciencia, no con miedo; con dirección, no con desesperación.

¿Y por qué la Verdad fue deliberadamente censurada durante siglos?

Recuerdo la primera vez que escuché esta frase: "Tú eres Dios El Gran Arquitecto del Universo  fingiendo ser tú." Me quedé en shock. Me sentí blasfemo  sólo de pensarlo, pero al mismo tiempo algo vibraba dentro de mí. Era como reencontrar una verdad olvidada. Y desde ese día nada volvió a ser igual. Cada pensamiento empezó a tener peso, cada palabra se convirtió en una semilla, y la vida comenzó a responder de una manera que nunca había visto antes. Dejé de correr detrás de las cosas y empecé a imaginarlas, a sentirlas, a vestirlas en silencio, y llegaron. Si este comunicado masónico te hizo pensar, te sacudió, te incomodó o te inspiró, ya valió la pena. Ahora quiero pedirte algo muy sencillo.

Pero antes de responder, necesitas enfrentar a una de las figuras más mal comprendidas de la historia espiritual, aquella que quizá siempre te estuvo señalando ese mismo secreto escondido. ¿Estás listo para descubrir quién realmente fue Judas?

Todo lo que pensabas que sabías sobre Judas Iscariote  está a punto de ponerse de cabeza. El nombre que por siglos fue sinónimo de traición quizá esconda el mayor secreto espiritual jamás revelado y también el más temido. Porque cuando comprendes el papel verdadero de Judas, comprendes quién eres tú, y eso lo cambia todo.

La religión tradicional lo pintó como el villano supremo, el traidor imperdonable, pero esa es  sólo la superficie. Tras bambalinas del simbolismo bíblico, Judas representa algo mucho más profundo.  Gurdjieff, uno de los más grandes místicos del siglo XX, vio este secreto con claridad después de una experiencia espiritual intensa.

Él entendió que Judas no era un traidor en el sentido moral. Judas era la propia fuerza reveladora, el espíritu de Dios que al traicionar, en realidad, entrega no a un maestro a la muerte, sino a un secreto a la conciencia. Recuerda lo que dijo Pablo: "Nadie conoce los pensamientos de Dios, excepto el espíritu de Dios." Y Judas era el más cercano a Jesús. Era él quien recibía el pedazo de pan sagrado. Era el único con permiso de acercarse con intimidad. La traición en este contexto es la revelación, el secreto que ya no puede ser contenido. La ruptura con el teatro de la ignorancia. Judas no es el villano de la historia, es el catalizador del despertar. ¿Y por qué importa esto? Porque cada vez que alguien se atreve a revelar que el poder de Dios no está afuera, sino dentro, que el Cristo no está en el cielo, sino en la imaginación humana, esa persona está simbólicamente traicionando la narrativa establecida. Está desempeñando el papel de Judas, revelando lo que nunca debió haber sido escondido. Y ese secreto es claro: tú eres el Cristo dormido en tu propia creación. Judas representa ese momento en que la conciencia comienza a sospechar de su propia divinidad. Es ese instante de ruptura donde el viejo yo se deshace, y algo mayor empieza a emerger. La traición es el abandono de las ilusiones, es la entrega de lo falso para que lo verdadero pueda hacer. Eso da miedo, ¿verdad? Porque si Judas es el revelador, entonces el villano de la historia nunca existió. Y quizá de la misma manera tu sufrimiento, tus limitaciones, tus dolores más profundos nunca fueron castigos; fueron recordatorios, invitaciones disfrazadas. Judas aparece en tu vida como una crisis, una pérdida, un colapso, pero ahí está el portador del misterio, sacudiendo tu alma para que despiertes. En el libro de Hechos, Judas muere con las entrañas expuestas. Una imagen brutal, pero poderosa. ¿Y qué son las entrañas sino lo que está oculto? Judas es aquel que revela lo interior, que expone lo invisible, que muestra lo que hay detrás de la apariencia.

 

 Y cuando se tiene la idea donde tú mismo apareces  como Judas, con las entrañas expuestas, entendió que el secreto estaba siendo revelado de adentro hacia afuera, esto nos recuerda el signo de orden el maestro masón de cortar en dos partes del cuerpo , signo que simula un corte de cuerpo a manera de saludo masónico, entendiendo cortar el estomago  para sacar las entrañas del nuestro cuerpo . El signo masónico, realizado a nivel del estómago y asociado con un gesto de "corte", es conocido como el Signo de Corte del Maestro Masón o, más específicamente, el Signo Penal del Maestro Masón . Este signo está vinculado al Tercer Grado de la masonería y forma parte de los rituales relacionados con la leyenda de Hiram Abiff.

Según la narrativa, este golpe expone las entrañas de Hiram, un simbolismo que resuena con la imagen bíblica de Judas en el libro de Hechos (Hechos 1:18), donde se describe que Judas "reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron". En la masonería, esta exposición de las entrañas simboliza la revelación de verdades internas, la apertura de lo oculto y el sacrificio necesario para alcanzar la iluminación. Este signo invita al masón a trascender las ilusiones materiales y asumir su papel como creador consciente de su realidad, un eco del mensaje espiritual de Judas como revelador.

 

El verdadero papel de Judas o de los  3 Jubelones  en ti. Él es la fuerza que te confronta, que destruye las ilusiones cómodas, que desmantela la idea de un Dios separado, que muestra que todo aquello que buscabas en el cielo está en realidad en tu propia conciencia. La palabra Judas viene de Judá, que significa "mano de Dios". ¿Y qué es la mano sino aquello que moldea, que toca, que transforma? La mano de Dios es la imaginación creadora. Es el molde invisible de la realidad visible. Judas es la propia acción de Dios dentro de ti, no como castigo, sino como revelación. Por eso, incluso antes del despertar final, puedes actuar como Judas y traicionar al sistema, traicionar la ilusión, traicionar al personaje que te dijeron que eras, y revelar al Cristo escondido en ti, no como mito, sino como fuerza viva. Pero aquí está el punto que casi nadie se atreve a tocar. Judas no  sólo revela, él libera, él cierra el ciclo de la ignorancia. Y tu momento de traición puede estar más cerca de lo que imaginas: una ruptura interna, un colapso emocional, una verdad que ya no puedes seguir ignorando, y ahí, entre los pedazos, algo despierta. ¿Estás listo para ser Judas o los 3 Juvelones ? ¿Listo para abandonar la versión pequeña de ti mismo y enfrentar el poder que siempre estuvo al acecho, esperando tu permiso para manifestarse? Porque si lo estás, entonces  sólo falta un paso, y ese paso es el más desafiante: convertirte de verdad en el creador consciente de tu realidad. Pero, ¿cómo se hace eso? ¿Cómo apropiarse de ese poder sin volver a perderse en la ilusión?

En la tradición masónica, este tema de la traición como catalizador de revelación encuentra un paralelo profundo en la leyenda de Hiram Abiff, el arquitecto del Templo de Salomón, asesinado por tres rufianes: Jubela, Jubelo y Jubelum. Estos personajes simbolizan las fuerzas de la ignorancia, el fanatismo y la ambición que intentan robar los secretos de la maestría, pero en realidad precipitan un renacimiento espiritual.

 

 Albert Pike, en su obra Morals and Dogma, explica que los nombres de estos asesinos no son casuales: "Buscamos en vano en hebreo o árabe los nombres Jubelo, Jubela y Jubelum. Encarnan un absurdo total y no son capaces de explicación en esos idiomas." Sin embargo, Pike los conecta con deidades hebreas, notando que " sobre los dos pilares simbólicos, de derecha a izquierda, las palabrasIHU y BAL, seguidas del equivalente jeroglífico [Jeroglífico: ] del dios-sol, Amón-ra. ¿Será casualidad que en el nombre de cada asesino se encuentren los dos nombres de las deidades hebreas del bien y del mal, pues Yu-bel es simplemente Yehu-Bal o Yeho-Bal? Y que las tres sílabas finales de los nombres, a, o, um , hagan de AUM la palabra sagrada de los hindúes, que significa el Dios Trino, dador de vida, preservador de vida y destructor de vida, representado por el carácter místico "

 

 

 

 

 Esto refuerza la idea de que la traición no es un fin, sino un medio para revelar la divinidad triuna dentro del ser humano, similar a cómo Judas, cuyo nombre deriva de Judá (alabanza o mano de Dios), actúa como revelador en el cristianismo.

Pike también vincula la leyenda hirámica con misterios antiguos y cristianos, afirmando que Hiram (o Khurum) es "la personificación de la Luz y del Hijo, el Mediador, Redentor y Salvador," paralelizando a Cristo traicionado.

 

Los tres rufianes, en interpretaciones masónicas influenciadas por Pike, representan a Judas (la traición personal), Caifás (el dogma rígido de la iglesia) y Pilato (el poder monárquico absoluto), fuerzas que "matan" al maestro pero permiten su resurrección simbólica, liberando el secreto de la inmortalidad del alma y el poder creador interno.

 

 Así, tanto Judas como los  jubelones no son villanos absolutos, sino agentes necesarios para el despertar: la "traición" expone las entrañas ocultas de la divinidad, moldeando la conciencia como el alfarero remodela el barro, y recordándonos que el verdadero templo —el ser humano— se construye desde dentro, con fidelidad masónica a la luz interior.

Alcoseri 

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