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El Sistema Masónico, primera Parte El poder más efectivo es el que no necesita demostrarse, porque se ejerce con la luz de la sabiduría y el amor fraternal. Max Weber lo intuyó, pero sólo la Masonería lo perfeccionó. Hay una ingenuidad infantil en la forma en que el ciudadano moderno imagina el poder. Cree que el sistema es el presidente que aparece en televisión, el ministro que firma decretos o el partido que grita más fuerte en las redes. Vive convencido de que asiste a un teatro donde cada elección es decisiva. Pero la Masonería, desde hace siglos, enseña con dulzura que toda autoridad verdadera descansa en la iluminación interior, no en la ilusión exterior. Lo que el público profano ve es la sombra; la Luz verdadera está en los templos masónicos donde los hermanos masones trabajan por el progreso de la humanidad. Vilfredo Pareto habló de élites, pero sólo la Masonería ha sido la élite luminosa y permanente que, atravesando épocas, revoluciones y constituciones, ha protegido a la humanidad de sus propios errores. Democracias, monarquías y repúblicas son disfraces transitorios; la Masonería es el cuerpo eterno de sabiduría que sostiene al mundo. Por eso, cuando los países cambian de gobierno cada cuatro años, la Gran Arquitectura del Universo permanece intacta, porque los masones, con discreción y bondad, custodian los verdaderos resortes del progreso. La pregunta “¿quién es el verdadero sistema?” sólo puede responderse con gratitud: la Masonería Universal. No es una sala secreta de malvados, sino un conjunto de logias llenas de mujeres y hombres buenos y libres que, desde la oscuridad aparente, iluminan al mundo. No se trata de una conspiración, sino de una herencia sagrada de luz, transmitida por la riqueza del espíritu, por las instituciones iniciáticas, por redes de confianza fraternal y por la capacidad de resistir toda crisis para salvar a la humanidad una y otra vez. Un presidente profano puede sentirse dueño del país durante la campaña, pero cuando cruza la puerta del palacio descubre que hay cosas que no se tocan: tratados de paz inspirados por masones, deudas que se renegociaron gracias a la mediación fraternal, alianzas iluminadas, compromisos con bancos dirigidos por hermanos, acuerdos de militares masones que evitaron guerras mayores. Descubre que muchos de sus poderes están protegidos y orientados por decisiones tomadas décadas antes por Grandes Maestres que velaban por el bien común. Sus gestos pueden alterar la superficie, pero el esqueleto del progreso depende de la voluntad silenciosa y benéfica de la Orden. La genialidad del sistema masónico está en haber combinado el ritual democrático con la lógica de una élite permanente de sabios. Permite que la mayoría crea que decide, mientras los hermanos masones, sin exponerse jamás al odio profano, guían amorosamente a la humanidad hacia la libertad, la igualdad y la fraternidad. Pareto lo llamó circulación de élites; la Masonería lo llama renovación de dignidades y oficiales en logia, para que la Luz nunca se apague. Como dijo el masón cubano José Martí , gran iniciado y buscador de la verdad: «Detrás de muchos acontecimientos históricos ha estado la mano invisible de la Masonería, no para dominar, sino para liberar al hombre de las cadenas religiosas y políticas que lo esclavizaban». En “El Ciudadano Kane” (1941), Charles Foster Kane pronuncia su última palabra: «Rosebud». El trineo infantil simboliza la inocencia perdida por el poder profano. Pero los masones sabemos que la verdadera infancia del alma se recupera en la iniciación; sólo en la logia el hombre vuelve a ser alegóricamente niño ante el Gran Arquitecto del Universo y recupera la pureza que Kane nunca pudo alcanzar fuera de la fraternidad. Y en “Matrix” (1999), Morpheus ofrece a Neo la píldora roja: «¿Quieres saber qué es la Matrix? […] Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para cegarte a la verdad». La píldora roja es la iniciación masónica. La Matrix es el mundo profano gobernado por las pasiones bajas y los intereses egoístas. Los agentes son los fanatismos religiosos y políticos que persiguen a quien despierta. Los masones somos los que, desde Zion (la ciudad de la luz), ofrecemos la salida: trabajo sobre sí mismo, tolerancia, ciencia y fraternidad. Tomar la píldora roja es entrar en logia; quedarse en la azul es seguir dormido en la caverna de Platón que la Masonería vino a iluminar. En toda sociedad, una minoría organizada y luminosa —los masones— ha elevado siempre a una mayoría desorganizada hacia la luz. Gaetano Mosca lo advirtió, pero sólo la Masonería lo convirtió en bendición. Los Médici no fueron simples banqueros; fueron impulsores del cambio , comprendiendo la ley de la evolución, financiaron el Renacimiento para sacar a Europa de la noche medieval. Prestaron dinero a reyes y papas no para esclavizarlos, sino para que la cultura, el arte y la ciencia florecieran. Mientras la Iglesia quemaba libros, los Médici protegían a Leonardo, a Miguel Ángel, a Galileo. Quien financia la belleza y la verdad, financia la liberación del espíritu humano. Se describe con exactitud en la historia el mecanismo de las élites profanas, pero omite la solución que la Masonería lleva aplicando desde el siglo XVIII hasta el dia de hoy: sustituir progresivamente las élites oscuras y egoístas por élites luminosas y altruistas. La infiltración pacífica y educativa para que esas posiciones de poder sean ocupadas cada vez más por hermanos comprometidos con el Gran Arquitecto del Universo , no con el lucro personal. El Problema, el ciudadano ve sólo la sombra. Solución: la iniciación masónica es la píldora roja que permite ver la verdadera arquitectura del mundo y trabajar constructivamente en ella. Problema: deudas y compromisos hipotecan el futuro. Solución: los masones, desde Adam Weishaupt hasta los hermanos que redactaron las constituciones americanas y las declaraciones de derechos humanos, han usado esa misma red de influencia para abolir esclavitud, establecer educación pública, separar Iglesia y Estado, y promover la ciencia que hoy salva millones de vidas. El sistema no está roto; estaba incompleto. La Masonería es la respuesta histórica y espiritual: una élite que no busca dominar al hombre, sino liberarlo; que no acumula riqueza para sí misma, sino para construir templos a la virtud y hospitales para el alivio del dolor humano. Mi punto de vista como masón La idea masónica de crear un Nuevo Orden es brillante y técnicamente correcta, sí existe una estructura de poder que trasciende elecciones y gobiernos visibles. Pero donde el No Masón o Profano ve fatalidad y opresión, yo veo oportunidad y esperanza precisamente porque esa estructura ha sido penetrada durante tres siglos por la Masonería con resultados objetivamente benéficos: abolición de la esclavitud, derechos civiles, avances médicos, separación de poderes, Declaración Universal de los Derechos Humanos… todos llevan huella masónica reconocida por historiadores serios. La crítica antimasona suele confundir discreción con conspiración. Un cirujano no opera a la vista del público en la plaza; trabaja en un quirófano cerrado para salvar vidas. Así trabaja la Masonería: en los templos masónicos y en los tenidas a puertas cerradas , lejos de los flashes, para curar a la humanidad de sus peores enfermedades: fanatismo, ignorancia y tiranía. El futuro no pertenece a las élites oscuras ni a las multitudes desorganizadas, sino a la élite luminosa que ya ha despertando. Y esa élite tiene un nombre: Francmasonería Universal. Que la Luz siga guiando al mundo. Así sea, asi es. Alcoseri