EL SER
Imagínate la nada. Imagínate el todo. Uno no puede imaginarse
completamente ni lo uno ni lo otro. Imagínate, entonces, una bola,
una
esfera de pura luz, de perfecta armonía, de energía pura. Imagina que
eso es todo lo que existe. Es al mismo tiempo todo y nada. Debido a
que es todo, no puede existir ninguna otra cosa.
En la nada no existe el tiempo, ni la forma, ni el espacio, ni la
distancia. Sólo existe el Ser. En el Ser no existe la experiencia, ni
siquiera de sí mismo. Es decir que el Ser no puede experimentarse a
sí
mismo porque es todo lo que existe, y porque no hay nada que lo pueda
reflejar, nada que lo pueda describir. El Ser, Dios -si así desean
llamarlo- se dividió en millones y miles de millones de partes de sí
mismo, para experimentarse. Cada una de esas partes puede imaginarse
como una chispa, un holograma de la totalidad, que todo lo refleja y,
sin embargo, se halla separada. Y en la separación el Ser puede
experimentarse a sí mismo. Puede conocerse. Puede jugar un juego. El
juego que concibió incluye a la Tierra. Comprende miríadas de otras
realidades físicas y millones de miríadas de realidades no físicas
(que según algunas doctrinas, con frecuencia se llaman Bardos), otros
campos de conciencia, áreas de la creación que están más allá de los
términos físicos normales.
Cada parte del Ser, cada una de estas chispas, eligió caminos y
juegos
para conocerse a sí misma. La Tierra es una manifestación. Es, en sí,
una chispa. Tiene su propia conciencia y su propia forma. Esto sucede
con todos los planetas y con todas las realidades físicas. Esto
sucede
con Todo, ya que en última instancia, no existe nada más que el Ser.
Algunas de las chispas se manifestaron como almas humanas. Las almas
humanas están ligadas al planeta Tierra. Tú, que estas leyendo este
libro, te decidiste a manifestar tu propio ser como ser humano, como
una forma humana que existe sobre el planeta Tierra. Elegiste venir
aquí. Este es el lugar que elegiste para manifestarte y darte forma a
través de tu propio juego. Tú generas esta realidad ahora.
En esta realidad hay muchos, muchos niveles de conciencia. Este libro
debería ampliar tu conciencia a otro nivel, un nivel que va más allá
de los que experimentas al leer estas palabras. Al final de este
libro, esa conciencia (la conciencia de tu propio ser) se habrá
ampliado y comprenderá una manifestación multidimensional de lo que
llamas Verdad o Realidad Superior.
En el juego que eligieron los seres humanos, en su tiempo hubo un
lugar que se llamó Tierra. El tiempo, la distancia y la forma surgen
y
se relacionan todos con la experiencia humana sobre el planeta
Tierra.
Cada uno de los tres son vividos, experimentados o vivenciados de
manera única y particular por cada uno de los seres humanos. Es
decir,
que tu percepción de la realidad no puede jamás ser igual, o
manifestarse de la misma manera que la de otro ser. Esa es la alegría
de las miríadas y miles de millones de chispas. Cada chispa refleja y
complementa a las demás. Entonces, mientras tú puedes descubrir
partes
o aspectos de tu propia chispa -de tu propio Ser- en todas las demás
manifestaciones físicas y quizás también en las no físicas, aquellas
chispas, que tú defines como "no yo", en realidad son partes tuyas,
que reflejan aspectos tuyos, que no podrías ver de ninguna
otra manera salvo a través de sus reflejos. Los reflejos (como los
del
espejo) completan tu conocimiento acerca de quién eres, y si los
incorporas, eso implica una ampliación y un ensanchamiento de tu ser,
y así puedes manifestar más íntegramente y más completamente las
miríadas de posibilidades multidimensionales a las que tienes derecho.
En ese juego que los seres humanos están jugando sobre la Tierra, hay
una nube, una nube de sufrimiento, una nube de dolor, una nube de
miedo, que rodea la experiencia humana. Ese sufrimiento, ese dolor y
ese miedo han alcanzado un punto crítico. Un punto en que se hace
necesario un cambio. Este cambio se describe a veces como salto de
los
polos:
es decir, como un desplazamiento de la polaridad, de la polaridad
entre el mal y el bien. De acuerdo con las bases del juego de la
dualidad, que fue concebido por el pensamiento humano, pareció
necesario que para poder conocer el bien, había que concebir su
opuesto, o dicho de otra manera, dentro del sistema de pensamiento
humano se creyó que para poder conocer a Dios o lo bueno, era
necesario concebir el mal. Era necesario para transitar o atravesar
la
vida. Se demostró varias veces que lo malo es la lectura inversa de
vivir**, y esto constituye una inversión del verdadero sentido de la
vida, lo que trajo el mal a la experiencia humana sobre el planeta
Tierra. El verdadero sentido de la vida, de la forma, del espacio, de
la conciencia individual es alegrarse, festejar y regocijarse de todo
lo que es posible en todas las dimensiones.
En el pensamiento humano se concibió la necesidad de la dualidad
bueno-
malo. El miedo, el sufrimiento y el dolor se alinean todos bajo el
polo que llamamos malo. No es necesario experimentar el mal para
conocer el bien. El desplazamiento del eje polar que le fuera
predicho
a la Tierra hace ya mucho tiempo, se trata en realidad de un
desplazamiento en la polaridad, es decir, un alejarse de la
polaridad,
un desprenderse de la aparente necesidad de experimentar el mal y por
lo tanto, de hecho, manifestarlo, como lo han hecho los seres
humanos,
para poder conocer el
bien, o a Dios. Este desplazamiento se está acercando muy, muy
rápidamente.
Si se eleva la conciencia del planeta -y el potencial para ello está
dado y se está haciendo evidente sobre el planeta de muchísimas
formas
y bajo muchísimos sistemas- cuando este desplazamiento ocurra y las
personas dejen de reclamar y buscar el mal (en una mal entendida
esperanza de así poder conocer el bien), entonces no habrá ninguna
destrucción, ninguna catástrofe, ningún aniquilamiento masivo, ningún
Armagedón, ninguna ruptura. Sin embargo, es una elección que cada una
de las chispas debe hacer por sí misma. Es muy cierto que si una gran
cantidad de chispas, o almas, o conciencias sobre este planeta
deciden
alejarse o separarse del polo descrito como malo, la destrucción
puede
evitarse. Este libro tiene como meta el darte la posibilidad de hacer
esta elección conscientemente, de enfrentarte a tí mismo con esa
decisión y seguirla, llevándote hacia Dios.
Hay muchos, muchos sistemas de pensamiento que fueron difundidos en
este planeta. Existen muchos sistemas de pensamientos religiosos,
filosóficos, psicológicos y populares que han manifestado y han
marcado tu concepción del mundo. Te pedimos que escuches estas
palabras que estás leyendo, más allá de estos sistemas; que te eleves
por encima de los filtros normales de tu experiencia para permitirle
a
aquella parte en ti, que yace más profundamente en tu esencia, que al
leer estas palabras pueda escuchar la Verdad.
Si eres católico, entonces te pedimos que por este instante
experimentes el verdadero catolicismo, la universalidad del bien. Si
eres budista, te pedimos que le abras tu corazón al amor de Buda y
así
puedas escuchar la Verdad en estas palabras. Si eres confucionista,
entonces te pedimos que dejes a un lado ese sistema que quiere
proscribir tu experiencia y permitas que Confucio le hable a tu
corazón. Te pedimos que pongas a un lado todos los sistemas a través
de los cuales has percibido generalmente la realidad. Te pedimos que
escuches con mayor profundidad, más profundamente que con cualquier
sistema que se haya hecho parte de tu conciencia en tu experiencia
como ser humano sobre este planeta.
Y así, déjanos emprender juntos el viaje desde la luz, desde el todo,
desde la nada en ese instante en que comenzaron el tiempo, el espacio
y la forma, a este instante preciso en que sostienes este libro entre
tus manos.
Parte del juego, que ustedes como seres humanos han concebido, es el
de vencer el sufrimiento, el dolor y el miedo. Estas experiencias
sobre el planeta eran parte de las lecciones que eligieron aprender.
Estas experiencias se hallan unidas a la regla de juego que ustedes
eligieron jugar. Ya no son necesarias. La Tierra grita, gime, aúlla.
La Tierra misma ya ha tenido más que suficiente de estas
experiencias,
y desea ahora cambiar su polaridad, desplazar el eje, retirarse de la
dualidad de bueno-malo.
No te asustes. El desplazamiento tendrá lugar en la conciencia o como
manifestación física. El desplazamiento en sí mismo es inevitable. De
qué manera se manifieste, depende de ti y de tus hermanos y hermanas,
de las demás chispas de luz aquí, que se manifiestan en forma física.
Existen algunos entre ustedes que han venido a este planeta sólo para
cooperar en el desplazamiento. Tú has venido (o fuiste enviado) para
estar disponible para el desplazamiento de la conciencia. Tu estadía
sobre este planeta comenzó hace muchos, muchos millones de años.
El plan para el planeta Tierra ha sido concebido muy cuidadosamente.
Recién ahora recibes una idea de tu rol en este plan. Aquellos de
ustedes que se hallan aquí para cooperar en el desplazamiento de la
conciencia perciben, al leer estas páginas, un tono muy familiar.
Este
conocimiento les estuvo vedado en su total extensión hasta ahora.
Esto
también forma parte del plan, parte del juego que ustedes y nosotros
inventamos en el comienzo del tiempo.
Al dividirse, al separarse del todo, cada chispa vivió, sintió,
experimentó su propio aislamiento. En ese aislamiento yacía la
experiencia del dolor, de la separación (ya que el dolor y la
separación van de la mano). Cuando uno se experimenta como separado
del todo, en ese aislamiento uno experimenta el dolor y el
sufrimiento. La ilusión del dolor es la ilusión de la separación.
Esperamos que a través de estas páginas, descubras que tu experiencia
personal de separación (y con ella el dolor y el sufrimiento), sólo
fue una ilusión.
La fuente de todo sufrimiento es estar separado de Dios. Los seres
humanos se separaron ellos mismos de Dios en su interior. Le
corresponde a este tiempo el abrir totalmente vuestra conciencia para
experimentar la esencia de vuestro propio ser. Esta esencia es Dios.
Ninguna dualidad, ninguna experiencia del mal es necesaria para poder
llegar a conocer la Verdad acerca de lo que ustedes son. Son una
chispa de Dios, un holograma que comprende todo, que existe en todos
lados, que refleja todo. Ustedes son conciencia, energía pura, luz.
Nosotros, los del planeta Venus y otros de nosotros en miríadas de
diferentes dimensiones, físicas y no físicas, hemos seguido la
evolución del planeta Tierra y de la conciencia humana. El
experimento
de la dualidad ha llegado a su máxima expresión. La prueba de ello es
la amenaza de una destrucción atómica que se halla presente ahora.
Esta catástrofe tendrá lugar si el distanciamiento o el alejamiento
del polo del mal no se completa en este siglo.
La manera en que colectivamente decidan manifestarlo sobre la Tierra
no puede considerarse ni buena ni mala. Es más ventajoso si eligen un
desplazamiento en la conciencia en vez de elegir una catástrofe
física. Si sobreviene la catástrofe, es decir, si una porción lo
suficientemente grande de la conciencia colectiva no elige el
desplazamiento de la conciencia hacia Dios, hacia el Bien, hacia la
Energía Pura, entonces esa energía -que el ser humano, aferrándose a
la dualidad, ha sintetizado y comprimido dentro de la bomba-, será la
manifestación de la opción por la dualidad.
Cuando suceda el desplazamiento, como manifestación del mismo, es
posible que grandes zonas del planeta cambien su fisonomía. Es
posible
que desaparezcan en el mar ciudades enteras a lo largo de la costa
americana y asiática. Aunque parezca terrible visto desde todos los
aspectos, esto será la manifestación de la purificación de la
conciencia. Aquellos que colaboran con la purificación elevando la
conciencia, no tienen que temer los desplazamientos físicos de la
superficie de la Tierra.
La extensión del desplazamiento aún no está determinada. Es por eso
que no concuerdan las profecías al respecto. Los desplazamientos
sobre
la superficie del planeta reflejarán el grado logrado de
distanciamiento de la dualidad, la distancia a recorrer hacia el polo
de Dios, hacia aquel polo llamado Dios. Si la conciencia sobre el
planeta decide aferrarse a la dualidad, entonces la destrucción será
total y la Tierra misma se desintegrará.
La dualidad es la experiencia de la separación. La dualidad es la
fuente del dolor. El aislamiento que se vive en el ámbito de la
dualidad es el dolor de la separación de Dios. El mal no es necesario
para conocer a Dios. Todo lo que es necesario es Unidad, Ser. Este
conocimiento del Ser, de la Unidad o del Todo, es propagado por
varias
escuelas y grupos que están apareciendo ahora. Estos grupos son una
parte de lo que se llamó la dulce conspiración. Es una conspiración
porque fue planeada hace eones de años, cuando comenzó el juego. Si
perteneces a esta confabulación, si eres parte de la conciencia que
eligió como misión venir en este tiempo al planeta para asistir y
cooperar en la elección que debe hacer la conciencia humana en este
momento, entonces lo sabrás al final de este libro. Te invitamos a
descubrirte.
> > > > > del limite que hemos dado a lo evidente.- Ocultar texto de la cita -
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