Tratado Masónico sobre la Construcción del Templo Masónico Interior
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Alcoseri Vicente
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Nov 22, 2025, 4:24:36 PM (2 days ago) Nov 22
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Tratado Masónico sobre la Construcción del Templo Masónico Interior La Alegoría del Templo sin Maestro y la Preparación para la llegada al templo del Gran Arquitecto del Universo. En las antiguas tradiciones esotéricas, preservadas y elevadas en la Masonería especulativa, el ser humano es comparado con un gran Templo en construcción, similar al de Salomón, pero sin la presencia del Maestre Constructor Hiram Abiff, ya que habría sido asesinado y su lugar tenía que ser ocupado por otro Maestre de Obras y a este Maestre se le denomina Mayordomo . ¿Pero, quién es este Maestre Mayordomo? ¿Qué o a Quién alegoriza este Mayordomo Diputado? Entendamos que este Templo no es de piedra física, sino el santuario interior del alma, donde cada Hermano trabaja como operario en la erección de un edificio espiritual perfecto, creado en honor al Gran Arquitecto del Universo. La casa de Dios —o Templo— luego del asesinato de Hiram Abiff estaba ocupada por una multitud de obreros albañiles desordenados, que habían olvidado su verdadero propósito y labor dentro del Templo, y todo se había convertido en un verdadero Caos. Ninguno en principio reconoce a ningún Líder que intente poner en Orden las cosas, por tanto, se necesita a un Maestro asignado Mayordomo; por tanto, nadie cumple con su labor asignada. Cada uno pretende ser el Líder al menos por un instante, generando anarquía y exponiendo el sagrado edificio a ruina inminente. Los peligros son graves: esto ha generado múltiples identificaciones falsas, envidias , recorres , emociones negativas y pensamientos mecánicos profanos que ensucian el lugar santo en construcción. Sin embargo, la salvación reside en que un grupo de obreros más conscientes —los verdaderos Iniciados que han recibido la Luz— se reúna en logia y elija un Mayordomo Diputado temporal. Este Mayordomo, símbolo del SUPERIOR YO OBSERVANTE en el mundo masónico, Este YO SUPERIOR restablece el orden: asigna al Ebanista su taller de carpintería , al mampostero su taller de mampostería , al herrero su fragua , al cantero su Cantera , al Albañil su verdadero sitio de construcción etc. antes de esto el herrero trabajaba de carpintero , el carpintero hacia de cocinero , el cocinero dirigía la planificación de la Obra etc. Así en este caos, el Templo se prepara para la llegada del Verdadero Mayordomo, que a su vez anunciará la llegada Maestro Supremo, el Gran Arquitecto que reside en lo más profundo del Sanctum Sanctorum o en el alma de cada masón . Esta alegoría del Templo en espera de su Maestro es central en las enseñanzas orientales antiguas y aparece en las parábolas evangélicas, como la del dueño de la viña que sale a diferentes horas a contratar obreros (Mateo 20:1-16): «Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña». Al final del día, paga lo mismo al primero y al último, recordándonos que la gracia divina no mide por esfuerzo mecánico, sino por la disposición del corazón a trabajar en la viña del Señor. «¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes envidia porque yo soy bueno?» (Mateo 20:15). Así, en Masonería, el masón recién iniciado pero con voluntad sincera recibe la misma Luz que el masón veterano con 3 décadas en Logia Masónica , pues el Templo se construye por gracia y esfuerzo conjunto, no por antigüedad. Como enseña Osho: «La mente es un sirviente hermoso, pero un amo peligroso». Cuando los sirvientes rebeldes —nuestras personalidades falsas— dominan, el Templo permanece inacabado. Pero al establecer un Mayordomo Diputado, reunimos los «Yoes» que desean trabajar, luchando contra la falsa personalidad y la esencia subdesarrollada. Maurice Nicoll, intérprete del Cuarto Camino que resuena con la tradición masónica, explica: tras el trabajo interior mediante la observación voluntaria de sí, el Yo observante controla al hombre mecánico reuniendo a los «Yoes» dispuestos. Este es el Mayordomo Diputado. Si persiste pese a tentaciones —dudas, críticas, estados negativos—, el Verdadero Mayordomo se acerca, proveniente de un nivel superior. Requiere un nuevo forjado del ser, un reordenamiento mental y celular, contactando centros superiores. El hombre nace de nuevo, como dice el Evangelio: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios» (Juan 3:3). Técnicamente el iniciado masón es un nacido de nuevo.
Tras la muerte de Hiram según la leyenda masónica, el Rey Salomón ordena la búsqueda de su cuerpo y, simbólicamente, se establece una "palabra sustituta" para los secretos perdidos, pero no se nombra un reemplazo inmediato en la narrativa central. Sin embargo, en extensiones de la leyenda, particularmente en rituales masónicos como los del Rito de York o en tradiciones cripticas, Adoniram (también conocido como Adonhiram o Adoniram ben Abda) es elevado como su sucesor. Él asume el rol de supervisor o Gran Maestro interino para guiar a los artesanos y completar las obras restantes del Templo. Adoniram aparece de manera abrupta en estas versiones, tomando el mando después de la tragedia, y se menciona en referencias bíblicas (como en 1 Reyes 4:6) como un funcionario a cargo de los trabajos forzados bajo Salomón, lo que se adapta a su rol masónico como figura de continuidad en la construcción. En el plano Masónico , cada masón exaltado al sublime grado de maestro masón es un sustituto de Hiram Abiff. En Masonería, este proceso es la progresión de Aprendiz a Compañero y Maestro: de la piedra tosca a al piedra pulimentada, puliendo la piedra bruta hasta erigir el Templo interior, «casa no hecha de manos, eterna en los cielos» (2 Corintios 5:1). Richard Bach, en Jonathan Livingston Seagull, ilustra esta libertad interior: «Rompe las cadenas de tu pensamiento, y romperás también las cadenas de tu cuerpo». El vuelo trasciende límites volando hacia la perfección, rompiendo cadenas mentales para alcanzar el verdadero vuelo —el ascenso masónico hacia la Gran Luz—. Og Mandino refuerza: «Formaré buenos hábitos y me convertiré en su esclavo». Pues los malos hábitos son tiranos; los buenos, liberadores que construyen el Templo día a día. «Si persisto, si sigo intentándolo, si sigo avanzando, venceré». Aunque el hombre comprenda intelectualmente sus posibilidades, nada avanza sin un deseo ardiente de Luz, de liberación masónica. El Templo permanece caótico mientras creamos ser «uno», ignorando la multiplicidad interior. Mi Templo, Mi Vida: Ejercicio para el Mayordomo Diputado Todo Masón debe reconocer su Templo interior. He aquí un ejercicio práctico, ideal para el Hermano que asume el rol de Mayordomo temporal: Puerta Principal del Templo: ¿Qué le interesa verdaderamente en la vida? ¿Cuál es su tema masónico favorito? ¿Refleja sus aspiraciones o sólo ilusiones profanas? El Suelo ajedrezado: ¿Se para sobre la personalidad falsa o sobre la esencia divina? ¿O aún confunde ambos? Sala de pasos perdidos: ¿De qué se alimenta espiritualmente? ¿Consume consideración interna, alimento consciente mediante estudio y ritual? Cocina de la Gran Logia: ¿Aplica choques conscientes para despertar? Salón de los Ágapes: ¿Cómo lo ven los HH∴? ¿Ven su personalidad externa o su ser verdadero, elevado en los tres grados? Ventanas: ¿A qué presta atención? ¿Se identifica con Yoes inferiores o ve el mundo a la luz de las ideas masónicas, como por primera vez? Partes Interiores: Al Centro Intelectual o Ara Sagrada: ¿Ordenado o agitado? ¿Usa la razón para medir, numerar y ponderar? Parte Emocional el Septentrión del Templo: ¿Dominado por emociones negativas o cultivando amor fraternal? Cuerpo Físico el templo masónico en sí : ¿Cumple necesidades básicas o aplica fuerza en el Gran Trabajo? Lockers de logia: ¿Entra y sale el mismo Yo? ¿Está alineado con intelecto, emoción o instinto? Sótanos , Cámara de las Reflexiones : ¿Conoce su pasado profano? ¿Lo ha transmutado en lecciones para no repetirlo? Si construyera: ¿Qué añadiría primero? ¿Un Templo para ejercicios espirituales, recuerdo de sí, meditación masónica? Trabajar masónicamente sobre sí es diario para pulir la piedra, como dice Nicoll: cada día es epítome de la vida. «A cada día le basta su afán» (Mateo 6:34). Si no trabajamos hoy, imaginamos futuro sin cambiar. La vida cotidiana —profesión, relaciones— es sueño si no la tomamos conscientemente. Iniciemos el día con intención masónica; será diferente. Como masón , agrego: en esta era digital, el Templo interior enfrenta distracciones constantes —redes que fragmentan el Yo como sirvientes rebeldes—. Pero la Masonería ofrece herramientas eternas: el compás para límites morales, la escuadra para rectitud. Recordemos que el verdadero Maestro no está ausente; espera que preparemos el Templo con persistencia, como Hiram Abiff, fiel hasta el fin. Sólo entonces, el Gran Arquitecto revelará Su presencia, y el Templo brillará perfecto, símbolo vivo de la fraternidad universal. ¿Cuál es la moraleja o instrucción de esta enseñanza masónica? Independientemente si usted es masón o no, es posible que su verdadero YO en alguna parte de su vida, o de su trayecto como ser humano haya sido sustituida por otros YOES o también intereses más pasionales o bajos , y su YO o fue asesinado o esta bajo capas de emociones negativas , Hiram Abiff representa a ese YO autentico , que alegóricamente fue asesinado por las nefastas pasiones , la tarea del masón es ir por recuperar ese YO esencial , ese YO real ,y volver a ser nosotros de nueva cuenta.
Que la Luz guíe vuestros malletes en esta Gran Obra. Así sea. Alcoseri