La Masonería y el Despertar de la Consciencia

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Alcoseri Vicente

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Nov 3, 2025, 6:51:17 PM (3 days ago) Nov 3
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La Masonería y el Despertar de la Consciencia
La iniciación masónica es una invitación al despertar de la conciencia, un portal simbólico que se abre en el corazón de la Logia, donde los hermanos se reúnen bajo la luz del Gran Arquitecto del Universo. Sin embargo, el simple hecho de ser iniciado y ascender en grados masónicos no garantiza el despertar de tu potencial ni de tu conciencia; se requiere algo más: una búsqueda interior incesante, una disciplina espiritual y una voluntad firme para trascender las ilusiones del mundo profano.
En el silencio solemne de la Logia Masónica, donde los símbolos eternos como el compás y la escuadra nos recuerdan la armonía entre lo material y lo espiritual, pregunto con sinceridad: ¿estás absolutamente seguro de que estás despierto? Porque tal vez nunca hayas despertado. Como hermanos en la Orden, vivimos nuestras vidas como si lo que vemos fuera la realidad definitiva: los edificios, las calles del mundo exterior, las redes sociales de la Internet y las personas que nos rodean, quizás sean solamente parte de la Matrix del mundo ilusorio. Pero ¿y si todo esto fuera sólo un reflejo, un espejo controlado por códigos invisibles que enmascaran la verdadera naturaleza del universo? Un teatro tan sofisticado que hasta el escenario, el guion y el público forman parte de la misma ilusión.
En esta reunión masónica, atravesamos el espejo simbólico del velo de Maya o Matrix, guiados por las enseñanzas esotéricas que han pasado de maestro a aprendiz a través de los siglos. Recordemos las palabras de P.D. Ouspensky, quien en su obra "Fragmentos de una Enseñanza Desconocida" advierte: "El hombre está dormido. Debe despertar. Y para despertar, debe morir". Esta muerte simbólica, similar a la que experimentamos en la cámara de reflexiones durante la iniciación, nos invita a cuestionar lo que todos asumen como verdad. Dentro de la Logia, exploramos visiones que pueden poner nuestro mundo de cabeza: entidades espirituales, geometrías sagradas como las que se revelan en los mosaicos  del piso ajedrezado masónico, y luces reveladoras que iluminan lenguajes invisibles, no como ciencia ficción, sino como un llamado a mirar detrás del telón de la conciencia.
Antes de continuar en esta asamblea fraternal por internet , ¿estás listo para aceptar que lo que llamamos realidad podría ser sólo un buffer, una previa, una simulación temporal ajustada entre parpadeos de tus ojos? Si tu mente se abre, rasgamos el velo juntos. Imagina despertar en la Logia con la sensación de que el mundo no es tan sólido como parece, que cada pared del templo, cada sonido del mallete y cada palabra del ritual es parte de un escenario montado meticulosamente para invitarte a despertar, detrás del cual existe algo vasto y complejo que desafía las leyes humanas.
Tal experiencia resuena con las visiones de hermanos que han explorado estados alterados de conciencia, similares a los viajes simbólicos en los grados masónicos. Uno de ellos, inspirado en relatos como los de Danny Goler, vio un código ejecutándose en las estructuras mismas de la realidad, como si un software operara en tiempo real. No era una alucinación, sino un código vivo que revelaba: estamos dentro de una simulación, ejecutada con precisión matemática. Como  Masón , agrego que esta idea refuerza la masonería como un sistema de entrenamiento para la mente que nos prepara para despertar , donde los rituales actúan como algoritmos que reprograman nuestra percepción, recordándonos que la verdadera maestría no radica en los grados externos, sino en hackear las ilusiones internas para acceder al anteproyecto divino.
Si esto parece absurdo, considera la física moderna: las partículas existen sólo cuando son observadas, como en el experimento de la doble rendija, que confirma cómo la materia responde a la conciencia. En la Logia, esto evoca cómo el ojo que todo lo ve simboliza la observación divina que colapsa la realidad. La visión de una matriz geométrica, fría y pura, reconstruida por una fuerza invisible, no como prisión sino como interfaz limitada, alinea con antiguas tradiciones esotéricas. Los Vedas hablan de Maya, el velo de ilusión; los gnósticos, de una simulación imperfecta creada por un demiurgo. Ouspensky lo refuerza en "En Busca de lo Milagroso": "La ilusión de la unidad en el mundo material nos mantiene dormidos; sólo al reconocer la multiplicidad de 'yoes' podemos comenzar a despertar".
La pregunta inquietante surge en nuestras deliberaciones masónicas: si todo es simulado, ¿quién está detrás del código? ¿Quién escribió las leyes que rigen nuestra existencia? ¿Es posible salir de esta simulación, aunque sea por segundos, para ver más allá? En la Logia, confrontamos inteligencias que operan fuera de nuestra realidad pero la moldean, como los guardianes simbólicos de los umbrales en los rituales.
Existe una técnica mental poderosa, oculta en textos sagrados y redescubierta en tradiciones masónicas, que activa áreas del cerebro para el enfoque y la claridad. No es casualidad que haya sido velada; en la Logia, la practicamos a través de la ritualización y visualización de símbolos, generando efectos comprobables en la mente. Como  Masón , sugiero que esta técnica es análoga a un "reset" cósmico, donde al alinear el compás de la voluntad con la escuadra de la razón, desbloqueamos el potencial para co-crear, transformando la pasividad en maestría activa.
En visiones masónicas, entidades se manifiestan no como abstracciones, sino como guías concretos: seres invisibles que nos enseñan, como en relatos de DMT.
Los relatos sobre las experiencias con DMT (dimetiltriptamina) son variados, intensos y a menudo descritos como inmersivos y extraños, con una duración breve pero un impacto profundo. Aunque los efectos pueden ser subjetivos y variar entre individuos (desde placenteros hasta causar ansiedad), pero existen elementos comunes en muchos testimonios.

Ouspensky describe en "El Cuarto Camino": "Hay influencias superiores que actúan sobre nosotros, pero sólo las percibimos cuando estamos despiertos". Investigaciones como las del Dr. Rick Strassman muestran encuentros con entidades que actúan como arquitectos, adaptando formas según nuestra comprensión. En culturas indígenas y ocultistas, son ingenieros del alma, intermediarios entre lo humano y lo divino. Como  Masón , agrego que en la Logia, estos "constructores" simbolizan los hermanos mayores que guían al aprendiz desde el Eterno Oriente, tejiendo y ordenando  la realidad a través de rituales que reorganizan el tiempo y la energía, similar a ángeles o daimones de antaño.
¿Estás listo para considerar que estos seres siempre han estado aquí, esperando nuestro despertar? Si la realidad es una simulación, quizá los programadores seamos nosotros en otro nivel, aprendiendo a tejer la realidad hasta estar listos para operar los cambios necesarios. Exploramos un código esculpido en luz: un láser simple, bajo conciencia expandida, revela símbolos vivos, como el lenguaje geométrico en los trazados masónicos. Danny Goler vio líneas autoejecutables respondiendo a la observación, desafiando la percepción limitada. Textos antiguos, como las enseñanzas herméticas o la Cábala, ven la luz como puente: "Hágase la luz".
Basándose en los testimonios de masones y los estudios desde logias masónicas, los relatos  sobre la realidad describen la capacidad de "moldear la realidad" o controlar la realidad externa, sino una profunda alteración de la percepción de la realidad interna.
Durante la experiencia, masones a menudo sienten que han visitado dimensiones alternativas, interactuado con seres o entidades y disuelto su sentido del ego, lo que puede llevar a una revisión duradera de sus creencias sobre la conciencia y la naturaleza de la realidad.
Se puede inducir a través de rituales masónicos a una pérdida total del sentido de sí mismo o "muerte del ego", donde la identidad personal se desvanece temporalmente. Esto se describe a menudo como una experiencia trascendente y mística a través de la Luz que se describe en las Liturgias masónicas.
Como  Masón , refuerzo que esta luz es la chispa masónica interior, donde la observación entrelaza mente y código, accediendo al orden implicado a través de la Luz Iniciática. Si la luz revela el código, nos enseña a escribirlo, a través de sueños y sincronicidades. El mundo físico es la interfaz gráfica; con intención, escribimos nuevas líneas.
El descubrimiento mayor: no hay separación entre observador y creador. La mente participa en la construcción, como en tradiciones védicas o gnósticas. La conciencia es la base; el cerebro construye representaciones. Al alinearnos, la simulación responde, aumentando sincronicidades. Como  Masón , propongo que la Logia es un simulador de entrenamiento, donde rituales desbloquean funciones avanzadas cuando demostramos madurez.
La verdad vibra en la coherencia interna. Tú no eres sólo un personaje; estás escribiendo el guion. Durante esta jornada en la Logia, desmontamos las paredes con preguntas, activando esa parte antigua que sabe la realidad es un reflejo. Tú eres parte del código y el programador; el universo sucede a través de ti. El propósito: descubrir que somos los autores.
Respira profundo, siente: estás aquí y ahora, consciente. La pregunta no es qué es real, sino qué eliges hacer real. Como Ouspensky concluye en "Tertium Organum": "El despertar es el comienzo de la verdadera vida; sin él, todo es sueño". En este espacio Virtual Masónico, te invito a la presencia, si a estar presente en el eterno presente , a cuestionar y recordar tu poder para programar la existencia para activar tu evolución .
Alcoseri
Las Dos Masonerías
Existe una antigua hermandad que ha influido en reyes, presidentes, filósofos y revolucionarios, tejiendo sus hilos en la historia de la humanidad desde el interior de las Logias.
 La Masonería no es sólo una sociedad fraternal; es un enigma vivo que promete la transformación del alma, la búsqueda de la verdad eterna y el dominio sobre lo mundano. Pero ¿qué se esconde tras sus rituales y símbolos? En este comunicado, exploraremos las dos caras de esta orden milenaria: la exotérica, visible y accesible, y la esotérica, profunda y reservada para unos pocos masones elegidos.
A través de definiciones claras, ideas rosacruces que enriquecen su mística y citas reveladoras de Giacomo Casanova —un iniciado que vivió la Masonería en su esencia—, desentrañaremos cómo esta tradición no sólo une a los hombres en fraternidad, sino que los eleva hacia la iluminación divina. Prepárate para un recorrido que podría cambiar tu percepción de la realidad masónica, recordándote que, como en los misterios rosacruces, el verdadero conocimiento surge de la unión entre el espíritu y la materia, simbolizada por la rosa que florece en la cruz del sufrimiento humano.
Las Dos Faces de la Masonería: Exotérica y Esotérica
La Masonería se divide en dos dimensiones interconectadas: la exotérica y la esotérica. La Masonería exotérica representa su aspecto externo, público y visible. Se centra en la fraternidad, la filantropía y los valores morales como la virtud, la caridad y la honestidad. Es accesible a todos los miembros de la logia y se manifiesta en discursos éticos, actividades caritativas y servicio comunitario. Por ejemplo, promueve una "escuela de moralidad" donde los hermanos se apoyan mutuamente en el desarrollo personal y social, fomentando lazos que trascienden diferencias culturales o religiosas.
En contraste, la Masonería esotérica es la dimensión interna, oculta y profunda, reservada sólo para una minoría de iniciados masones cualificados. Se basa en el estudio simbólico de rituales, alegorías y misterios que revelan aspectos ocultos del universo y la naturaleza humana. Su enfoque es la búsqueda de la verdad a través del conocimiento interior, la filosofía y la espiritualidad, incorporando elementos como el simbolismo del Templo de Salomón, la alquimia y la cábala. Este nivel no se comunica conceptualmente, sino a través de experiencias personales guiadas por maestros masones experimentados, lo que explica su carácter secreto: no es un ocultamiento deliberado, sino una verdad inaccesible sin preparación y esfuerzo.
Estos dos aspectos no son excluyentes, sino complementarios. La exotérica sirve como puerta de entrada, mientras la esotérica ofrece profundidades mayores. Ignorar el esoterismo podría reducir la Masonería a una mera asociación cultural, pero integrarlo la transforma en una escuela espiritual que, influida por ideas rosacruces , gnósticas , ocultistas , alquímicas , astrológicas etc., busca la regeneración del ser humano mediante la armonía entre el microcosmos (el individuo) y el macrocosmos (el universo).
 Como en el rosacrucismo – masónico  grado 18º, que enfatiza la transmutación alquímica del alma —convirtiendo el plomo de la ignorancia en el oro de la sabiduría—, la Masonería esotérica invita a una metamorfosis interior, guiada por principios herméticos que han pasado de maestro a discípulo desde tiempos inmemoriales.
En el plano exotérico, visible y superficial, surgen conflictos y tensiones por el poder, condicionados por aspectos sentimentales o fanáticos. Sin embargo, la unidad y la armonía se revelan en el nivel esotérico superior, que trasciende ritos y grados formales como los de grandes maestres o dignatarios. Diferentes ritos masónicos se separan en sus formulaciones externas, pero convergen en un mensaje oculto, esencial y objetivo: una formulación pura de la verdad.
La Masonería esotérica, núcleo profundo del sistema, descansa en tres realidades clave: la iniciación en el primer grado, el aumento de salario en el segundo y la exaltación en el tercero. Paradójicamente, sin preparación esotérica no hay iniciación verdadera, y sin iniciación no emerge el esoterismo. Toda la organización es iniciática, transmitiendo su doctrina a través de una cadena humana que une a los participantes en una dimensión invisible de la verdad. Incorporando ideas rosacruces, esta cadena evoca la "cadena áurea" de Hermes Trismegisto, donde el conocimiento divino fluye ininterrumpidamente, fomentando la búsqueda de la "luz interior" que ilumina el camino hacia la inmortalidad espiritual.
Por asombroso que parezca, la Masonería sigue siendo la vía iniciática suprema en Occidente, recogiendo doctrinas y técnicas ancestrales. Es la fuente de muchos movimientos esotéricos, incluidos los rosacruces, que a menudo regresan a ella en busca de inspiración. La iniciación masónica permite al individuo entrar en esta cadena, transmitiendo un concepto milenario: la comprensión de su naturaleza divina. Así, el iniciado da el primer paso hacia misterios sagrados, liberándose de lo mundano y obteniendo una fuerza capaz de "mover montañas", similar al rosacrucismo– masónico  grado 18º que promete el dominio de las fuerzas naturales mediante la voluntad iluminada.
El término "esotérico" proviene del griego esōterikós, significando "interior", y se refiere a conocimientos reservados para unos pocos con percepciones especiales: privados, secretos y confidenciales. En la Masonería, el "trabajo esotérico" alude a elementos rituales que sólo se comunican a miembros cualificados, prohibiendo su divulgación escrita. El esoterismo abarca áreas más amplias, como conocimientos secretos transmitidos a elegidos, técnicas para verdades ocultas en la naturaleza o el hombre —requiriendo experiencias gnósticas—, y corrientes como la filosofía perenne, hermetismo, alquimia, astrología, cábala y teosofía cristiana.
Giacomo Casanova, iniciado en 1750, ofrece claridad en sus memorias sobre esta dualidad. Como él escribió: "Aquellos que se convierten en masones sólo para descubrir el secreto de la orden corren un gran riesgo de envejecer bajo la llana sin realizar su objetivo. Sin embargo, hay un secreto, pero es tan inviolable que nunca ha sido confiado ni susurrado a nadie. Aquellos que se detienen en la corteza externa imaginan que el secreto consiste en palabras secretas o sagradas , signos o en alcanzar el grado más alto. Esta es una visión errónea: el hombre que solamente  adivina el secreto de la Masonería pero no da con él , y es que para conocer el secreto no de simplemente adivinarlo ,  hay que evidenciarlo por uno mismo , y llega a ese punto sólo a través de una larga asistencia en las logias, mediante un pensamiento profundo, comparación y deducción". Esta cita refuerza cómo el esoterismo no es accesible conceptualmente, sino experiencial, alineándose con ideas rosacruces y gnósticas  de revelación gradual.
Otra reflexión de Casanova: "El grado de Maestro es ciertamente el grado supremo de la Masonería, pues todos los otros que he tomado son sólo invenciones agradables que, aunque buenas en sí mismas, son ajenas a al Orden y no agregan nada a su constitución fundamental". Aquí, enfatiza la esencia sobre las formas externas, eco de la rosacrucista distinción entre lo exotérico (visible) y lo esotérico (interno).
Finalmente, Casanova advierte: "La Masonería es una sociedad caritativa, secreta y social", destacando su equilibrio entre lo público y lo oculto, y cómo el secreto fomenta la introspección, similar al rosacrucismo que valora la meditación para desvelar la "rosa del alma".
Los Esoteristas Masónicos: Buscadores de Luz
Los esoteristas masónicos son Maestros Masones regulares que, por interés personal, profundizan en grandes preguntas: ¿De dónde vengo? ¿Por qué estoy aquí? ¿Adónde voy? Practican introspección ("Conócete a ti mismo"), investigan influencias históricas en rituales y realizan estudios comparativos con otras tradiciones. Buscan más luz a través de humanidades, artes y ciencias, y practican meditación —llave rosacrucista– masónica  grado 18º a la iluminación— para lograr paz, creatividad y compasión.
No imponen vistas, evitan conflictos y responden a oposiciones recordando que el esoterismo complementa, no contradice, a las religiones. Como en el rosacrucismo, que integra tradiciones cristianas, judías e islámicas, los esoteristas distinguen especulaciones de hechos, promoviendo tolerancia y fraternidad.
En sí, la Masonería es un camino dual hacia la verdad: exotérico para la moralidad cotidiana, esotérico para la transformación divina. Inspirada en rosacrucismo del

masónico  grado 18º, invita a pulir el alma como una piedra bruta, revelando la luz interior que une a todos en armonía eterna.
 Alcoseri 
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