Los mierdones
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Navarrete
May 8, 2009, 9:51:41 PM5/8/09
to Sangre Verde
El espacio social que nos ha tocado habitar está ocupado por un gran
número de grupos o tribús urbanas que se encargan de dar color a
nuestro entorno más cercano. Desde que era muy joven es algo que ha
llamado mi atención de forma persistente y me ha hecho reflexionar
durante largas horas.
Como decía antes, siempre he visto este fenómeno como algo
interesante. ¿Por qué tendemos a aborregarnos? ¿Necesidad de
pertenencia? ¿Identificación con unos valores? ¿Disfrute de relaciones
con personas afines? Seguro que un poco de todo.
Grupos los ha habido toda la vida. En el barrio, sin ir más lejos,
tenemos muy diversos. Sólo pondré dos ejemplos:
Los Yonas. Su seña de identidad es la posesión de coches con una
potencia en caballos que dobla su coeficiente intelectual. Suelen
estar acompañados de Las Yenis, jóvenes orgullosas de los coches de
sus Yonas.
Los Portas. Llevan gorras en la cabeza y siguen de cerca las
tendencias estipuladas por los jóvenes afroamericanos de los barrios
marginales de Estados Unidos. (?????????) Que me expliquen en que se
parece un chavalito criado a orillas del Mediterráneo bajo la
influencia de la cultura hispano catalana a un tío chungo del Bronx.
Ejemplificada en dos pinceladas la variedad de personajes que nos
rodean, paso a describir a los miembros de la comunidad que más me
sorprende de todas, la de Los Mierdones.
Los Mierdones son un grupo heterogéneo. Provienen de diferentes partes
de la província de Barcelona pero la gran mayoría están afincados en
Bellvitge. Su común denominador es la pertenencia a la Asociación
Deportiva Ramon Muntaner y su seña de identidad es la desidia por
contestar a los mensajes que les dejan sus compañeros para saber si
los jueves jugarán la pachanga correspondiente.
Los Mierdones abarcan un espectro de edad desde los dieciocho hasta
los cuarenta años y su lema es: Bufffff, qué palo!
Los Mierdones pueden parecer grandes amantes del fútbol pero, en
realidad, sólo aman a su propia polla, siendo capaces de tocarse
durante horas la susodicha, cojones incluidos.
No sé si esta semana me encontraré con algún mierdón. Espero que no.
número de grupos o tribús urbanas que se encargan de dar color a
nuestro entorno más cercano. Desde que era muy joven es algo que ha
llamado mi atención de forma persistente y me ha hecho reflexionar
durante largas horas.
Como decía antes, siempre he visto este fenómeno como algo
interesante. ¿Por qué tendemos a aborregarnos? ¿Necesidad de
pertenencia? ¿Identificación con unos valores? ¿Disfrute de relaciones
con personas afines? Seguro que un poco de todo.
Grupos los ha habido toda la vida. En el barrio, sin ir más lejos,
tenemos muy diversos. Sólo pondré dos ejemplos:
Los Yonas. Su seña de identidad es la posesión de coches con una
potencia en caballos que dobla su coeficiente intelectual. Suelen
estar acompañados de Las Yenis, jóvenes orgullosas de los coches de
sus Yonas.
Los Portas. Llevan gorras en la cabeza y siguen de cerca las
tendencias estipuladas por los jóvenes afroamericanos de los barrios
marginales de Estados Unidos. (?????????) Que me expliquen en que se
parece un chavalito criado a orillas del Mediterráneo bajo la
influencia de la cultura hispano catalana a un tío chungo del Bronx.
Ejemplificada en dos pinceladas la variedad de personajes que nos
rodean, paso a describir a los miembros de la comunidad que más me
sorprende de todas, la de Los Mierdones.
Los Mierdones son un grupo heterogéneo. Provienen de diferentes partes
de la província de Barcelona pero la gran mayoría están afincados en
Bellvitge. Su común denominador es la pertenencia a la Asociación
Deportiva Ramon Muntaner y su seña de identidad es la desidia por
contestar a los mensajes que les dejan sus compañeros para saber si
los jueves jugarán la pachanga correspondiente.
Los Mierdones abarcan un espectro de edad desde los dieciocho hasta
los cuarenta años y su lema es: Bufffff, qué palo!
Los Mierdones pueden parecer grandes amantes del fútbol pero, en
realidad, sólo aman a su propia polla, siendo capaces de tocarse
durante horas la susodicha, cojones incluidos.
No sé si esta semana me encontraré con algún mierdón. Espero que no.
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