Ave Verum Corpus Natum Gregoriano

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Kristee Summerford

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Aug 5, 2024, 7:00:07 AM8/5/24
to rilucfirmde
Aveverum corpus es un breve himno eucarstico que data del siglo XIV y se atribuye al papa Inocencio VI; diferentes compositores le han puesto msica: los ms conocidos son Mozart y Gounod. Se sola cantar en la misa, durante la consagracin, ms precisamente en el momento de la elevacin de la hostia.

El ttulo del himno significa Salve, verdadero cuerpo, aludiendo a la creencia catlica en la transubstanciacin. Se trata de una meditacin acerca de la presencia real de Jesucristo en la eucarista y el poder redentor del sufrimiento.


Salve, verdadero Cuerpo, nacido de la Virgen Mara, verdaderamente atormentado, sacrificado en la cruz por la humanidad, de cuyo costado perforado fluy agua y sangre: S para nosotros un anticipo en el trance de la muerte. Oh, dulce Jess! Oh, po Jess! Oh, Jess, hijo de Mara!


Ave verum Corpus natum de Mara Vrgine: Vere passum, immoltum in cruce pro hmine: Cujus latus perfortum fluxit aqua et snguine: Esto nobis prgusttum mortis in exmine. O Jesu dulcis! O Jesu pie! O Jesu fili Mar.


La presencia real de Jesucristo, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en la Eucarista, estfundada en las mismas palabras de Cristo en la cena: "este es mi cuerpo, esta es mi sangre".Expresin rotunda que es transmitida por los sinpticos y por Pablo, y testimoniada por losprimeros escritos de los Padres de la Iglesia, en el marco de la polmica docetista. Las primerasdificultades para aceptar la novedad del Evangelio no provenan de que Cristo fuera Dios: senegaba que Cristo fuera hombre, que tuviera cuerpo, o que ese cuerpo fuera real y que realmentehubiera sufrido la pasin. Los Padres Apostlicos, para remarcar la corporalidad de Cristo, ponenel acento en la realidad del Cuerpo presente en la Eucarista. La fe en la presencia real de Cristoen este Sacramento fue mantenida sin especiales problemas, hasta que en el siglo XI se planteala cuestin de cmo habra que interpretar esa presencia. Junto a la clarificacin doctrinal, quealeja tanto el peligro del mero smbolo como el del crudo realismo, brota por toda la Iglesia ungran movimiento de piedad eucarstica, que culminar con la institucin de la solemnidad delCorpus Christi, en 1264. No poco contribuy a esa devocin el rito de la elevacin de la hostiaconsagrada, al que corresponda el pueblo con la profunda emocin de ver a Dios, hecho carne,hecho pan.


"El deseo de ver la hostia, en un alarde de afectuoso transporte hacia la humanidad santsima deCristo, ha sido una de las devociones ms caractersticas y conmovedoras de los siglos XIV-XV.Los fieles esperaban con ansia el momento de la elevacin para contemplar el Cuerpo del Seor."(1)Cuando se acercaba aquel momento, sonaba una campana, y los fieles acudan presurosos a verla hostia santa.


En Almonaster la Real, una campana, fechada en 1535, siendo mayordomo Martn Fernndez,lleva la inscripcin "Ave verum corpus natum". Al avisar a los fieles de que en ese momentose estaba realizando la consagracin y la elevacin eucarstica, pareca repetir a los cuatro vientoslos versos de tan piadosa salutacin a Cristo presente en el altar.


Se introdujo tambin la costumbre de encender un cirio, colocado sobre un alto candelero, parauna mejor visibilidad. Con el tiempo, el cirio qued reducido a una palmatoria, que permanecaencendida desde la epclesis hasta la comunin, para significar la presencia real de Cristo en laEucarista. Junto con la piedad, se introdujo la supersticin: se crea que el que contemplaba lahostia no mora en ese da de muerte repentina. Es ms, toda la participacin de los fieles en lamisa quedaba reducida a asistir a ese momento. Pero, abusos aparte, nos interesa tener en cuentaque la piedad popular por la ostentacin de la hostia fue secundado por los obispos, quienesfomentaban la recitacin de oraciones o la entonacin de cnticos apropiados para ese momento.


Las primeras invocaciones eucarsticas aparecen atestiguadas hacia 1220. Son jaculatorias brevesdestinadas a recitarse mientras se efecta la elevacin, ante la presencia del Cuerpo de Cristo(2).Recordemos algunas de ellas:


-Anima Christi, Alma de Cristo, santifcame; Cuerpo de Cristo, slvame; Sangre de Cristo,embrigame; Agua del costado de Cristo, lvame...

-Adoro te devote, latens deitas, Te adoro con devocin, divinidad escondida...,composicin atribuida a Santo Toms de Aquino.

-Ave verum Corpus natum de Maria virgine, Salve, verdadero Cuerpo nacido de Mara laVirgen.


Ave verum Corpus

El Ave verum aparece en los manuscritos antiguos con el ttulo: "In elevatione corporis Christi",indicando que su momento apropiado es la elevacin del Cuerpo de Cristo(3). El texto ha llegadohasta nosotros sustancialmente idntico en su contenido, pero con diversas variantes en sus versosfinales. La forma litrgica comn es la siguiente:


Jean Lauand propone un nuevo mtodo para fijar el texto. Teniendo en cuenta que la escriturase haca sin separar las palabras, y, contando con que las m finales se abreviaban, descubre unaingeniosa combinacin de vocales en los versos, de modo que la primera vocal (A) aparece comoprimera letra del verso primero, la segunda (B) es la segunda letra del segundo verso, y assucesivamente. Pero es ms: en la letra vigesimocuarta de cada verso emerge la primera vocalpara el primer verso, la segunda para el segundo, y as sucesivamente.


De este modo J. Lauand reconoce que la versin oficial es la ms prxima al texto primitivo, salvoen el orden de las palabras "mortis in examine", que deberan decir "in mortis examine", lo que,por otra parte, no supondra alteracin en la meloda gregoriana.


En cuanto al tipo de composicin literario-litrgica, el Ave verum es considerado por MarcosCasquero como secuencia, por su desarrollo potico, rimado y ritmado, aunque no se interpretabaantes del evangelio junto con el alleluia. En su anlisis anota las caractersticas de la composicin:"Alternancia de dmetros trocaicos catalcticos y acatalcticos acentuados. Rima ab ab ab abcc".(6) Otros lo consideran como un tropo, un canto piadoso desarrollado a partir de una frase yculminado en una peticin(7). Sin embargo, comnmente se le califica de himno de salutacin aCristo presente en las especies sacramentales, para ser recitado o interpretado a continuacin delrito de la consagracin y elevacin(8).


Aunque no forma parte de la Liturgia de las Horas ni del Misal, el Ave verum se encuentra en casitodos los libros de piedad del medievo. Podemos atribuir los motivos de su xito al tono ntimoy personal con que se dirige a Cristo presente en el sacramento, y, no menos, al rico contenidoteolgico que encierran las mltiples relaciones entabladas entre la encarnacin y la redencin,entre el Cuerpo nacido y el Cuerpo entregado, entre Cristo redentor y Mara madre.


Volvemos a aquel acontecimiento histrico que marc el pleno cumplimiento de nuestrasalvacin. Nos arrodillamos como los pastores ante la cuna de Beln; como los magos quellegaron de Oriente, adoramos a Cristo, Salvador del mundo. Como el anciano Simen,lo estrechamos entre los brazos, bendiciendo a Dios porque nuestros ojos han visto lasalvacin que ha preparado ante todos los pueblos: luz para iluminar a los gentiles y gloriadel pueblo de Israel (cf Lc 2, 30-32). Recorremos las etapas de su existencia terrena hastael Calvario, hasta la gloria de su resurreccin [...] Iremos espiritualmente sobre todo alCenculo para volver a meditar cuanto Jesucristo hizo y sufri por nosotros.


Ave verum corpus... vere passum, inmolatum! Te adoramos, verdadero Cuerpo de Cristo,presente en el Sacramento de la nueva y eterna Alianza, memorial vivo del sacrificioredentor. T, Seor, eres el Pan vivo bajado del cielo que da vida al hombre! En la cruzdiste tu carne para la vida del mundo (cf Jn 6, 51): in cruce pro homine!


Con estas palabras, Juan Pablo II traza una apretada sntesis de las etapas de la vida de Cristo quemaduran en el sacrificio de la Cruz y en la entrega del Pan vivo bajado del cielo, el Pan de la vidaeterna que da la vida al mundo.


Glosar el misterio del cuerpo de Cristo, nacido de Mara, que se hace Eucarista y vida de laIglesia. Mostrar el Mysterium fidei, el misterio de la fe que da sentido a la existencia misma dela Iglesia y de la Dicesis (Ecclesia de Eucharistia)(10), y para el que la Iglesia crea un sinfn deobras de arte, de las que mostramos un selecto nmero, lo ms representativo del patrimoniodiocesano de Huelva. Tal es el contenido que se ha pretendido dar a la presente exposicin Aveverum Corpus, conmemorativa del Cincuentenario de la Dicesis onubense.


EUCARSTICA Y MARIANALa iniciativa de enmarcar las celebraciones del cincuentenario de la Dicesis onubense entre dosexposiciones, una mariana y otra eucarstica, viene a secundar la lnea que marc Juan Pablo IIen su alocucin del ngelus pronunciada en Sevilla el 13 de junio de 1993, el da antes de suvenida a Huelva. Igualmente, ha querido seguir el sentido netamente eucarstico que el Papa quisodar al ao 2000, Ao Santo de la Redencin(11). Como l, hemos asociado la Encarnacin con laEucarista. En efecto, hemos intentado situar la efemrides entre los dos pilares de la vidacristiana: Mara, la Madre, Estrella de la maana que anuncia el da de la salvacin, y Cristomismo, el Redentor del hombre, en cuyo mandato de perpetuar su sacrificio y anunciar elevangelio encuentra su razn de ser la Iglesia y la Dicesis de Huelva.


Pero tambin se ha querido hacer presente la herencia histrica sobre la que comienza su itinerariola nueva dicesis. La que por tantos aos fue benjamina de las dicesis espaolas, nace del senode la archidicesis hispalense. A partir de la Reconquista, toda la historia del cristianismoonubense es historia de la Iglesia de Sevilla. Y con la historia, la liturgia, la espiritualidad, el arte,el estilo y la mentalidad. Es algo ms que una zona de influencia: es una parte ms de laarchidicesis. De nuevo habra que plantearse la cuestin metodolgica de si se puede hablar deun arte onubense como de algo con entidad propia. Y viceversa, se puede hacer historia deSevilla como si Huelva no hubiera sido parte de ella? Preferimos optar por la va realista:hablemos de historia, de arte y de espiritualidad de Huelva como de una realidad de hecho, perodejando patente, con gratitud y hasta con orgullo, que hemos sido Sevilla, que hundimos nuestrasraces en la tierra hispalense. De ah que las glorias de Sevilla de aquellos siete siglos sean gloriasde Huelva, y viceversa.

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